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PSICOLOGÍA POSITIVA

Niño, C.

Universidad Central de Venezuela

Septiembre, 2016

ANTECEDENTES.

Hervás (2009) explica que desde la época de la Grecia clásica y hasta podría ser un poco
antes hay un interés sobre estudiar el bienestar y la vida satisfactoria. Aristóteles escribió sobre la
eudaimonia (felicidad o plenitud), y cómo tener una vida virtuosa podría ser la vía para llegar a
ella. Entre otros filósofos se encuentra Spinoza, quien él así como otros, escribieron ensayos
sobre diversos aspectos humanos y su relación con el bienestar.

También se pueden encontrar en la historia otros antecedentes de la psicología positiva,


siendo uno de ellos el movimiento humanista, liderado por Abraham Maslow y Carl Rogers,
quienes recuperaron una visión positiva del ser humano frente a otras corrientes psicológicas de
la época que eran más reduccionistas como el conductismo y el psicoanálisis (Hervás, 2009).

Otros antecedentes importantes expuestos por Hervás (2009) son los de autores como
Robert Sternberg, Albert Bandura, Howard Gardner, Carol Ryff o Ed Diener, entre otros, quienes
realizaron grandes contribuciones y dedicaron parte de su vida académica profundizando en
aspectos positivos del ser humano.

PSICOLOGÍA POSITIVA.
Cuando Martin Seligman fue nombrado presidente de la Asociación Americana de
Psicología en 1998, propuso dar una nueva dirección a la investigación en la psicología
enfocándose en los aspectos del ser humano (Hervás, 2009).

Según García (2012) en los últimos años se han venido desarrollando propuestas con el
objetivo de impulsar a la Psicología Positiva, es decir, buscan “explorar los diversos factores del
desarrollo positivo de las personas, cambiando el paradigma tradicional de la clínica del
diagnóstico y de detección de déficits cognitivos y emocionales por una mayor preocupación por
enfoques centrados en la prevención, la salud y la intervención psicológica que buscan
fundamentalmente un equilibrio cognitivo, volitivo, afectivo, valorativo y espiritual en el
desarrollo personal, y que permita un funcionamiento saludable y de bienestar psicológico” (p.
29).

Casullo (2005) comenta que las propuestas de la psicología positiva ofrecen una
oportunidad para reorientar y reconstruir ciertas concepciones o perspectivas psicológicas,
incluyendo las relacionadas en el quehacer del campo clínico (Maddux, 2002). Paradigma el cual
propone superar una ideología hegemónica rechazando:

1. La patologización de los comportamientos humanos en tanto se diferencian o


distancian de un supuesto término medio considerado normal.
2. La consideración de los denominados trastornos o enfermedades psicopatológicas sólo
en términos de su dimensión subjetiva y personal, desvinculados de los aspectos tanto
biológicos como sociales y culturales que los constituyen.
3. La importancia otorgada a la comprensión y explicación de las debilidades y carencias
personales en detrimento de la consideración de las capacidades y posibilidades que
todos los seres humanos poseen en algún grado o medida.

Martin Seligman sugirió en su presentación de la psicología positiva que los temas


esenciales del campo se podían agrupar en tres grandes bloques: el estudio de las emociones
positivas, el estudio de los rasgos positivos y el estudio de las organizaciones positivas. A los
cuales muchos autores añaden un bloque más que son las relaciones positivas. Otra parte
fundamental en esta psicología es el estudio de otros aspectos más positivos del ser humano,
como la resiliencia, que pueden conllevar incluso experiencias de intenso sufrimiento, o el
estudio de fortalezas humanas o cualidades positivas, como la valentía, la sabiduría o el altruismo
(Hervás, 2009).

Romero et al (2013) dice que esta psicología en su interés por ser reconocida presenta
varios hallazgos científicos enfocados en las cualidades y emociones positivas humanas, además
se valida de ciencias ya establecidas y sus técnicas e instrumentos como las encuestas,
autoinformes, el muestreo de experiencias, listas de pensamientos diarios, los ensayos
experimentales e informes de terceras personas.

Según Hervás (2009) entre las áreas básicas de la psicología positiva se encuentra el
estudio de las emociones positivas, sus precursores y consecuencias, su funcionamiento
específico y su relación con otras áreas psicológicas. Explica que las emociones positivas generan
una sensación placentera y las negativas generan malestar, pero de igual forma las emociones
negativas son útiles para la supervivencia y para prevenir otras dinámicas negativas al margen del
peligro vital directo como el rechazo interpersonal, el aislamiento o la pasividad. La teoría de la
ampliación y construcción plantea que las emociones positivas podrían tener como función
principal el desarrollo de habilidades y comportamientos nuevos (Fredrickson, 1998).

Entre las cualidades y emociones del ser humano se encuentran el optimismo y la


felicidad.

El optimismo es un rasgo disposicional que parece mediar entre los eventos externos y su
interpretación personal, rasgo que varía en su magnitud. Esta puede ser considerado como una
característica cognitiva (una meta, una expectativa o una atribución causal) sensible a la creencia
en ocurrencias futuras sobre las cuales los individuos tengan fuertes sentimientos (González,
2004).

La felicidad, según González (2004), puede plantearse como rasgo o como estado e
implica dos perspectivas para abordarla, una seria considerar a la felicidad como un estado que se
consigue a través de estados parciales o situacionales de felicidad, y otro sería considerarla como
un sentimiento general que hace ver las diferentes situaciones de la vida de manera positiva.

García (2012) comenta que Ryan y Deci (2000) postulan una teoría de la
autodeterminación en la que hablan de la motivación autónoma, y en la que explican que los seres
humanos son organismos activos con tendencias innatas hacia el crecimiento personal y a
implicarse de forma óptima y eficaz en el entorno que les ha tocado vivir. Esta teoría a su vez ha
evolucionado a través de cuatro mini-teorías:

 Teoría de la Evaluación Cognitiva: especifica los factores que explican la variabilidad de


la motivación intrínseca (competencia, autonomía).
 Teoría de la integración orgánica: explica formas de motivación extrínseca y los factores
contextuales que promueven o impiden la interiorización e integración de estos. Esta
motivación es regulada por valores, recompensas, autocontrol, intereses, diversión,
satisfacción, entre otros. Las personas interiorizan las distintas regulaciones y las asimilan
a través del ego.
 Teoría de las necesidades básicas: las necesidades psicológicas básicas son autonomía,
competencia y relación, son un aspecto natural de los seres humanos que se aplican a
todas las personas, sin tener en cuenta el género, grupo o cultura. En la medida en que las
necesidades son satisfechas continuamente, las personas funcionarían eficazmente y se
desarrollarán de una manera saludable pero, si no lo consiguen, las personas mostrarán
evidencia de enfermedad o funcionamiento no óptimo. Son las necesidades los
mediadores psicológicos: a) sentirse autónomo, deseo de elección y sentimiento de ser el
iniciador de las propias acciones; y b) sentirse relacionado con los demás, deseo de
sentirse conectados con los otros y sentirse respetado por ellos. Esto sin lugar a dudas
produce bienestar psicológico.
 Las teorías de las orientaciones de causalidad: que guían la regulación de los individuos:
la orientación de control, la orientación de autonomía y la orientación impersonal. Cuando
predomina la orientación de control, las personas realizan la conducta porque piensan que
“deben hacerla” en la orientación autónoma, las personas tienen alto grado de capacidad
de elección, de iniciación, un predominio del locus del control interno. La orientación
impersonal incluye a las personas que experimentan su control más allá del control
intencional de la misma; las personas se sienten incapaces de regular esta conducta.

Hervás (2009) explica que también conocer y comprender el origen de las fortalezas del
carácter es algo esencial, porque permite poner nombre y comenzar a disponer de teorías sobre
los aspectos del ser humano que de otra forma se ignorarían o se interpretarían en base de rasgos
o procesos negativos (Avia y Vázquez, 1998).
Entre el estudio de las fortalezas, se encuentra el de la resiliencia, lo que implica la
capacidad de un individuo a enfrentar situaciones adversas o potencialmente traumáticas y
afrontarlas como retos en vez de como amenazas (Hervás, 2009).

CRÍTICAS.

Hervás (2009) comenta que en los primeros años del surgimiento de esta psicología se
produjeron algunas polémicas y malentendidos, alegando a que ésta podría caer en un futuro en la
autocomplacencia, la simplificación o el dogmatismo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

Casullo, M. (2005). El capital psíquico: aportes de la psicología positiva. Recuperado en http://


http://www.palermo.edu/cienciassociales/publicaciones/pdf/Psico6/6Psico%2005.pdf

García, V. (2012). Psicología positiva. Publicación electrónica disponible en


http://www.unife.eu.pe/publicaciones/psicologia/libro21.html

González, C. (2004). La psicología positiva: un cambo en nuestro enfoque patológico clásico.


Liberabit. Revista de Psicología (10) 82-88. Recuperado en
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=68601009

Hervás, G. (2009). Psicología positiva: una introducción. Revista Interuniversitaria de Formación


del Profesorado, 66 (23,3) 23-41. Recuperado en http://
http://www.aufop.com/aufop/uploaded_files/articulos/1258587094.pdf

Romero et al. (2013). Psicología positiva: un estilo de vida llevado a la educación. Venezuela:
Universidad de los Andes. Recuperado en http://
http://www.unife.edu.pe/publicaciones/psicologia/publicacion_psicologia_positiva_virtua
l.pdf

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