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CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LAMBAYEQUE

PRIMERA SALA PENAL DE APELACIONES

EXPEDIENTE : 06497-2013-36-1706-JR-PE-01
SENTENCIADO : JESÚS DE NAZARETH CORONEL MANAY
DELITO : ROBO AGRAVADO
AGRAVIADO : LUIS FELIPE REYES CHUÑE
SECRETARIO DE SALA : PEDRO S. SANTA MARÍA VERGARA
ESP. DE AUDIO : CLAUDIA AMARILIS ECHEVERRY CASTRO

SENTENCIA N° 89 - 2015

Resolución número: ocho

Chiclayo, treinta de junio de dos mil quince.

En mérito al recurso de apelación presentado por el sentenciado JESÚS DE NAZARETH


CORONEL MANAY, es materia de revisión por esta sala, la sentencia contenida en la
resolución número tres, del diez de abril de dos mil quince, emitida por el Juzgado
Penal Colegiado Transitorio de Lambayeque, mediante la cual se condenó al apelante
como autor del delito contra el patrimonio, en su modalidad de robo agravado,
tipificado por el artículo 188, con las agravantes previstas en el artículo 189, incisos 2 y
3, del código penal; en agravio de Luis Felipe Reyes Chuñe; imponiéndosele nueve
años de pena privativa de libertad y fijándose la reparación civil en la suma de
trescientos nuevos soles que deberá pagar al agraviado y CONSIDERANDO:

Primero: El abogado del sentenciado apelante alegó que se atribuye a su patrocinado


haberle robado al agraviado la suma de ciento cincuenta nuevos soles; hecho ocurrido
el catorce de julio de dos mil trece, aproximadamente a las veintiuno y treinta horas, a
inmediaciones de la avenida Jorge Chávez y la calle San Cristóbal, pueblo joven San
Antonio, Chiclayo. Precisó que en realidad se trató de una pelea; siendo falso que le
haya robado dicha suma y que para lograrlo utilizara un cuchillo, pues fue para
defenderse que tomó un vidrio del suelo. Añadió que el agraviado, según la data del
certificado médico legal, sólo dijo que fue agredido. Señaló que éste no probó la
preexistencia del dinero; siendo inidóneo para ello la declaración de su madre. Agregó
que el agraviado es abogado, así como que la pelea duró treinta minutos y que no
quisieron recibirle la denuncia en la comisaría porque se trató de una pelea.
Argumentos por los que pidió revocar la apelada y sancionar al apelante por el delito
de lesiones.

Segundo: El representante del Ministerio Público adujo que el agraviado desde el


inicio sindicó al apelante como la persona que premunido de un arma blanca, con la
cual le causó lesiones en la cabeza y el tórax, le robó la suma de ciento cincuenta
nuevos soles que llevaba en su bolsillo derecho. Añadió que el agraviado presentó su
denuncia ante la fiscalía, la primera hora del día siguiente, porque en la comisaría no
quisieron hacerlo, debido a que no conocía el nombre del apelante; pretendiendo,
incluso, que sindique a otras personas. Precisó que al médico legista se le debe referir,
como data, una lesión no un robo. Señaló que el agraviado narró que el hecho duró de
tres a cinco minutos. Agregó que una testigo del propio apelante señaló que el
agraviado le dijo que él le estaba robando. Sostuvo que el agraviado sí acreditó la
preexistencia del dinero. Precisó que el médico legista explicó que las lesiones del
agraviado fueron causadas con arma punzo cortante. Argumentos por los que pidió
confirmar la apelada.

Tercero: Conforme la pretensión impugnativa, corresponde a la sala verificar si la


prueba actuada fue suficiente1 para acreditar la responsabilidad penal de sentenciado
apelante como autor del delito de robo agravado, tipificado por el artículo 188, con las
agravantes previstas en el artículo 189, incisos 2 y 3, del código penal; referidas a la
sustracción violenta de la cosa ajena, pero durante la noche y a mano armada. Al
respecto, la sala está convencida que la prueba actuada sí fue suficiente para formar
convicción sobre la responsabilidad penal del sentenciado apelante como autor del
delito de robo agravado; pues, como exige el Acuerdo Plenario 02-2005/CJ-116,
fundamento jurídico diez; la declaración incriminadora del agraviado se encuentra
exenta de incredibilidad subjetiva, es verosímil y persistió durante todo el proceso.

Cuarto: La declaración del agraviado se encuentra libre de incredibilidad subjetiva,


simple y llanamente porque el propio sentenciado no alegó, menos probó, que aquél
tuviera algún motivo para acusarlo falsamente; máxime si, según ambos, no se
conocieron antes del hecho. Además, la declaración incriminadora del agraviado es
verosímil no sólo por la coherencia y solidez de su relato, sino porque éste fue
corroborado con prueba adicional; tal es el caso de la pericia médico legal, explicada
en juicio, según la cual, el agraviado presentó heridas punzocortantes en la cabeza y
tórax; del testimonio de la señora Lourdes Elizabeth Chuñe Mendoza, madre del
agraviado; quien en juicio explicó que ella le dio a su hijo la suma de ciento cincuenta
nuevos soles para la medicina de su suegro; dinero que a su vez lo obtuvo de su
actividad como comerciante desde hace veinticinco años en el Mercado Modelo de
Chiclayo.

Quinto: La declaración incriminadora del agraviado es igualmente verosímil porque fue


confirmada en parte por la propia testigo del apelante, señora Martha Chávez Flores;
quien en juicio narró que ella le preguntó al agraviado: ¿Qué pasa? Y éste le respondió
que el apelante le quería robar. Asimismo, la declaración incriminadora del agraviado
es verosímil, porque fue corroborada indirectamente por el propio apelante; quien, si
bien no admitió haberle robado al agraviado; sin embargo, aceptó que fue él el

1
En la sentencia del Expediente Nº 728-2008- HC/TC del trece de Octubre de 2008, el Tribunal
Constitucional estableció lo siguiente: “La presunción de inocencia como el indubio pro reo inciden sobre
la valoración probatoria del juez ordinario. En el primer caso, que es algo objetivo, supone que a falta de
pruebas aquella no ha quedado desvirtuada, manteniéndose incólume, y en el segundo caso, que es
algo subjetivo, supone que ha habido prueba, pero esta no ha sido suficiente para despejar la duda (la
suficiencia no se refiere a la cantidad de pruebas incriminatorias, sino a la entidad y cualidad que deben
reunir estas). La sentencia, en ambos casos, será absolutoria, bien por falta de pruebas (presunción de
inocencia), bien porque la insuficiencia de las mismas - desde el punto de vista subjetivo del juez - genera
duda de la culpabilidad del acusado (indubio pro reo), lo que da lugar a las llamadas sentencias
absolutorias de primer y segundo grado, respectivamente” (fundamento 37).
causante de las lesiones que el médico legista describió; sin poder explicar, menos
probar, de manera convincente, por qué se las causó; siendo inverosímil que sostenga
que lo hizo porque el agraviado lo agredió primero, por haberse topado con él de
manera casual; más aún si es que no probó en forma alguna, ni siquiera con la
declaración de sus dos testigos, que fue lesionado por el agraviado.

Sexto: Finalmente, en observancia de lo establecido por el citado acuerdo plenario, la


declaración incriminadora del agraviado persistió en lo sustancial durante todo el
proceso; pues desde el inicio sindicó al apelante como la persona que le robó ciento
cincuenta nuevos soles y que, para conseguirlo, le causó lesiones en diferentes partes
de su cuerpo con un arma punzocortante; sin que el apelante probara en forma alguna
su coartada, según la cual, sólo sostuvo una pelea con el agraviado; más aún si es que
no acreditó cuál fue el origen de esa pelea, a pesar que, según su testigo Cecilia
Mercedes Llanos Cárdenas, en la escena se encontró su tío, de cuya mototaxi, según su
propio dicho, bajó y se chocó de manera casual con el agraviado. Todo lo cual, sumado
al hecho que, según él y sus testigos, la pelea habría durado media hora, frente a una
delegación de policía; hace que su relato sea más inverosímil todavía.

Sétimo: La conclusión obtenida no se ve enervada por el hecho que, según la data del
certificado médico legal del agraviado; éste le dijo al médico legista que fue agredido
físicamente por un sujeto desconocido; dando a entender que, al no haber referido
que fue objeto de robo, se trataría en realidad de un delito de lesiones; pues al médico
legista le interesa la lesión y al policía, así como al Ministerio Público, el delito;
situación que explica por qué el agraviado, según el acta de denuncia verbal,
presentada a las tres horas, relató en detalle el robo de que fue objeto y al ser
auscultado por el médico legista, trece horas después aproximadamente, refirió que
fue agredido por un sujeto desconocido, que ahora se sabe es el sentenciado apelante.
Conclusión que tampoco se ve enervada porque, según éste, el agraviado no probó el
origen del dinero, pese a la declaración de su madre; pues se trata sólo de ciento
cincuenta nuevos soles que una persona puede llevar consigo; máxime si el agraviado,
según el defensor del apelante, es abogado.

Octavo: Como se ve, en detrimento de la presunción de inocencia 2 del apelante, la


prueba actuada demostró, más allá de toda duda razonable 3, su responsabilidad penal
2
El Tribunal Constitucional ha establecido que el derecho fundamental a la presunción de inocencia, en
tanto que presunción iuris tántum, implica que “(...) a todo procesado se le considera inocente mientras
no se pruebe su culpabilidad: vale decir, hasta que no se exhiba prueba en contrario. Rige desde el
momento en que se imputa a alguien la comisión de un delito, quedando el acusado en condición de
sospechoso durante toda la tramitación del proceso, hasta que se expida la sentencia definitiva”.
Sentencia del Exp. Nº 0618-2005-PHC/TC, fundamentos 21 y 22.

3
Este Tribunal ha sostenido en la STC 010-2002-AI/TC, el principio de presunción de inocencia se
despliega transversalmente sobre todas las garantías que conforman el derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva. Y, mediante él, se garantiza que ningún justiciable pueda ser condenado o declarado
responsable de un acto antijurídico fundado en apreciaciones arbitrarias o subjetivas, o en medios de
prueba, en cuya valoración existen dudas razonables sobre la culpabilidad del sancionado. El contenido
esencial del derecho a la presunción de inocencia, de este modo, termina convirtiéndose en un límite al
principio de libre apreciación de la prueba por parte del juez, puesto que dispone la exigencia de un
mínimo de suficiencia probatoria para declarar la culpabilidad, más allá de toda duda razonable. Cfr.
como autor del delito de robo agravado. Por tanto, no puede ser otro el corolario de la
revisión efectuada que la ratificación de la sentencia impugnada; por cuya razón el
apelante, según lo dispuesto por el artículo 504, inciso 02, del código procesal penal;
está obligado al pago de las costas que el juicio de apelación le hubiera ocasionado al
agraviado; costas que, de ser el caso, serán liquidadas en ejecución de sentencia, tal
como lo dispone el artículo 506, inciso 01, del citado código penal adjetivo.

Razones por las que la Primera Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de
Justicia de Lambayeque RESUELVE: CONFIRMAR la sentencia emitida por el Juzgado
Penal Colegiado Transitorio de Lambayeque, mediante la cual se condenó al apelante
JESÚS DE NAZARETH CORONEL MANAY como autor del delito contra el patrimonio, en
su modalidad de robo agravado, tipificado por el artículo 188, con las agravantes
previstas en el artículo 189, incisos 2 y 3, del código penal; en agravio de Luis Felipe
Reyes Chuñe; imponiéndosele nueve años de pena privativa de libertad y fijándose la
reparación civil en la suma de trescientos nuevos soles que deberá pagar al agraviado;
con costas; devolver la carpeta de apelación al juzgado de origen.

Señores:

Zapata López

Burga Zamora

Zapata Cruz

Sentencia del Exp. Nº 1172-2006 HC/TC, de nueve de Enero de 2004, fundamento

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