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Voces: CASACION ~ HOMICIDIO ~ HOMICIDIO CON OCASION DEL ROBO ~ HOMICIDIO CRIMINIS

CAUSAE ~ PRUEBA ~ RECURSO DE QUEJA


Tribunal: Cámara Nacional de Casación Penal, sala I(CNCasacionPenal)(SalaI)
Fecha: 26/08/2002
Partes: Tiberievich Kepych, Yuriy
Publicado en: LA LEY2003-C, 376 - Sup. Penal2003 (abril), 27
Cita Online: AR/JUR/2116/2002

Hechos:
El tribunal criminal condenó al imputado a la pena de prisión perpetua por el delito de robo agravado por el
empleo de arma en grado de tentativa, en concurso real con homicidio criminis causa, al concluir que las
lesiones que presentaba la víctima -propietario de un comercio- no fueron accidentales porque el cuchillo
utilizado penetró la pleura y los pulmones con una profundidad de ocho a nueve centímetros. La defensa
interpuso recurso de casación afirmando que se trató de un homicidio en ocasión de robo. Rechazado el recurso,
fue en queja, la que es desestimada por la casación.

Sumarios:
1. La configuración del delito de homicidio en ocasión de robo del art. 165 del Cód. Penal requiere que la
muerte resultante esté conectada, como en los demás delitos preterintencionales, bajo la forma de
responsabilidad culposa, pues de exigirse el dolo en la acción de matar, se desplazaría a la figura del homicidio
criminis causa -en el caso, el imputado fue condenado por este delito porque las múltiples heridas que
presentaba la víctima de la tentativa de robo no fueron accidentales- del art. 80, inc. 7, del mismo ordenamiento.
2. Es improcedente el recurso de queja por denegación del recurso de casación si los agravios del recurrente
encubren una mera discrepancia con la selección de las pruebas y con la entidad que se les atribuyó en el fallo -
en el caso, dichos de testigos que permitieron condenar al imputado a prisión perpetua por el delito de robo
agravado por el empleo de arma en grado de tentativa, en concurso real con homicidio criminis causa-, pues la
vía intentada no es la adecuada para provocar un nuevo examen crítico de las pruebas que dan base a la
sentencia.

Texto Completo:
Buenos Aires, agosto 26 de 2002.
Considerando: 1°. Que el Tribunal Oral en lo Criminal N° 10 de esta ciudad, condenó a Yuriy Tiberievich
Kepych a la pena de prisión perpetua, accesorias legales y al pago de las costas, en calidad de autor penalmente
responsable del delito de robo agravado por el empleo de arma, en grado de tentativa, en concurso real con
homicidio "criminis causa" (arts. 45, 166, inc. 2, 42, 55 y 80, inc. 7, Cód. Penal).
Contra esa decisión interpuso recurso de casación la defensa particular del nombrado y su denegación
motivó la presente queja (fs. 1/5; 9/48; 49/60; 62/67).
2°. Que la parte recurrente fincó sus agravios en el inc. 1° del art. 456 del Código instrumental.
Se agravió, en primer término, de que la sentencia exhibe una deficiente valoración de la prueba debido a la
incorrecta aplicación de las reglas de la sana crítica, lo que convierte la decisión en arbitraria. Señaló que se
valoró erróneamente la declaración del médico forense de la justicia nacional cuando manifestó que: "...La
sinéctica de la declaración no tiene verosimilitud con las lesiones verificadas en la autopsia realizada. No
explica por qué la víctima no tiene lesiones de defensa. Esto invalida este tipo de declaración. Creo que el
imputado no tenía lesiones de tipo cortante, ni en el cuerpo ni manos. Esto descarta la posibilidad de lucha con
arma blanca...". Manifestó que de acuerdo con estos dichos, el médico forense emitió un juicio de valor sobre la
declaración de su defendido, toda vez que no le corresponde realizar esa clase de valoración, la que es propia del
tribunal y no de un auxiliar técnico. Dijo, además, que se invirtió la carga de la prueba al preguntarse el médico
forense el por qué de la falta de explicación por parte de su defendido, en su declaración, de la ausencia de
lesiones defensivas en el cuerpo de Lang, arrogándose nuevamente el papel de juzgador y excediendo su
competencia. Ello no obstante, el tribunal tomó en cuenta dicha declaración viciada del facultativo para fundar
su pronunciamiento.
Asimismo se agravió de la calificación impuesta a Kepych en el decisorio, porque partió de un subjetivismo
manifiesto al no admitir, de inicio, el supuesto de homicidio en ocasión de robo (art. 165, Cód. Penal) y sólo
tomar en cuenta el supuesto de la acusación fiscal en orden al delito calificado por el empleo de arma en grado
de tentativa y el homicidio "criminis causa". Señaló el recurrente que el tribunal, al inferir que la conducta del
acusado se dirigió a calcular el resultado para consumar, asegurar y procurar su impunidad, no tuvo en cuenta
que, de acuerdo con las constancias de las actuaciones, ya había consumado el desapoderamiento con
anterioridad a la muerte acaecida y que no necesitó de una acción posterior, porque el resultado ya se había
asegurado y que la ulterior muerte de Lang fue incidental, no querida. En cuanto a la mención hecha en el fallo
de que su asistido decidió matar al comerciante para procurar su impunidad, expresó que ello no es cierto, ya
que para poder escapar del negocio Kepych necesitaba las llaves, porque la puerta de salida del local disponía de

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un sistema eléctrico que permitía abrirla desde adentro del negocio, defensa predispuesta que, si hubiera querido
matar a Lang, le hubiera imposibilitado su huida. Señaló que en el lugar del hecho se verificó un gran desorden,
resultado indicativo de la existencia de lucha, y que debido a ésta se produjeron las lesiones que le provocaron la
muerte a Lang. Afirmó que Kepych había luchado por su integridad física, aserto que sustentó en la existencia
de lesiones en su rostro. Sostuvo que, por ello, no existió conexión entre el fin y la causa, o que; por lo menos,
no se había podido probar que Kepych hubiese querido quitarle la vida a Lang para asegurar el robo o procurar
su impunidad.
3°. Que la sentencia recurrida tuvo por acreditado que: "el día 16 de enero del presente año,
aproximadamente a las veinte y quince horas, el imputado Yuri Tiberievich Kepych, ingresó con fines de robo a
la peletería 'L'Blang', localizada en la calle Gurruchaga de esta ciudad, lugar en donde se encontraba su
propietario Mirko Lang; que una vez en el interior intentó sustraer -empleando a tal fin el arma que portaba, un
cuchillo de mango negro, con la inscripción 'stainless', de aproximadamente veinte centímetros de diámetro-
ciento treinta pesos ubicados en la caja fuerte del local y treinta pesos de la billetera de la víctima, intimidando a
tales fines a Lang. Que el mismo reaccionó, dado el despojo del que era objeto, produciéndose un forcejeo,
razón por la cual el imputado Kepych, a fin de lograr la impunidad de su proceder y asegurar el fruto de la
sustracción tentada, le asestó cinco heridas, con el arma de referencia..."; "...que las tres lesiones descriptas en
tórax y abdomen, le provocaron un shock hipovolémico -a raíz del cual se descompensó para, luego de ser
atendido en los Hospitales Fernández e Italiano de esta ciudad, padecer una dificultad respiratoria y, 'a
posteriori', sufrir un paro cardio-respiratorio- que le ocasionó la muerte, deceso que se produjo el día veintiséis
del mismo mes y año en el aludido Hospital Italiano...".
4°. Que la presentación directa que se examina no puede prosperar. Ello así, por cuanto el recurrente no
rebatió mínimamente los fundamentos expuestos por el tribunal a quo en el auto denegatorio del recurso de
casación en cuanto a que: "...en definitiva se entiende que mediante el escrito interpuesto no se pudo demostrar
la existencia de ilogicidad alguna en el desarrollo de los argumentos expuestos por el tribunal al momento de
dictar sentencia o alguna clase de valoración absurda de las probanzas colectadas en autos que permitiesen
descalificar el pronunciamiento jurisdiccional en definitiva dictado..."; "...así, no se ha acreditado que el tribunal
haya efectuado un análisis jurídico de los elementos probatorios allegados a las actuaciones desajustado en
relación a las reglas de la sana crítica racional y, como contraposición, en el escrito no aparecen ni se consideran
estructurados lógicamente los análisis de aquellas supuestas inobservancias y erróneas aplicaciones de las
normas sustantivas que se mencionan...". Lo expuesto por el a quo es exacto, pues el recurrente sólo intenta una
diferente valoración de la prueba, pretensión ésta incompatible con la vía casatoria deducida. Es así que los
agravios expuestos encubren una mera discrepancia con la selección de las pruebas y con la entidad que se les
atribuyó en el fallo, cuando -como es sabido- por la vía recursiva que se intenta no se puede provocar un nuevo
examen crítico de los medios probatorios que dan base a la sentencia. Ello priva a este tribunal de la posibilidad
de apreciar la fundamentación mínima que debe exhibir la presentación directa incoada, conforme con lo
requerido de manera constante por esta sala ("in re": "Cayulo Traico, Daniel y otro s/rec. de queja", c. 814, reg.
1001, rta. el 30 de abril de 1996 y "Morán, José Luis s/rec. de queja", c. 961, reg. 1134, rta. el 11 de septiembre
de 1996, entre muchas otras).
En efecto, el tratamiento dado por el tribunal a quo al dicho de los testigos y demás medios probatorios, y su
comparación con las objeciones del recurrente no evidencia otra cosa que el disenso de aquél con respecto a la
selección y valoración de la prueba, cuestión --como lo ha sostenido la sala reiteradamente- que es propia el
tribunal de mérito y que resulta ajena a esta instancia casatoria, salvo arbitrariedad o absurdo, que no se ha
demostrado ni advertido en el caso.
5°. Que la calificación jurídica adoptada en la sentencia es cuestionada sólo como consecuencia de que se
pretende modificar la plataforma fáctica recreada por la instancia de mérito cuyo respeto es, por cierto, el primer
requisito para cuestionar ese aspecto del fallo con base en el motivo de casación previsto por el art. 456, inc. 1
del C.P.P.N.
Sin perjuicio de ello, cabe destacar que en lo referente a la aplicación del supuesto establecido en el art. 165
del Cód. Penal esta sala tiene dicho que: "...la muerte resultante debe estar conectada, como en los demás delitos
preterintencionales, bajo la forma de responsabilidad culposa, porque lo que sea resultado de un puro caso
fortuito no es un resultado de la acción desplegada para robar; de exigirse el dolo en la acción de matar, se
desplazaría a la figura de homicidio "criminis causae" (art. 80, inc. 7, Cód. Penal)..." ("Grieco, Guillermo P.
s/recurso de casación", reg. 2628 rta. el 3 de marzo de 1999). Y el tribunal, en los fundamentos de la sentencia
descartó la producción accidental de las lesiones sufridas por Lang -las que determinaron su posterior
fallecimiento- basándose en el peritaje realizado por el doctor C., quien determinó que las heridas -dada su
multiplicidad- no se podrían haber causado en forma accidental, ya que se ocasionaron con una fuerza tal que
penetró la pleura y los pulmones con una profundidad de ocho a nueve centímetros.
6°. Que, por fin, la invocación del principio "in dubio pro reo" -cualquiera que fuese la ubicación sistemática
que se le asigne- no guarda relación directa con lo decidido, ya que su eventual aplicación debió argumentarse
mediante una critica concreta y razonada de todos y cada uno de los fundamentos empleados por los jueces de la
instancia anterior para declarar, con la certeza exigible a una sentencia, que existió entre el robo tentado y el

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homicidio la relación subjetiva que doctrina y jurisprudencia reconocen en la interpretación del art. 80, inc. 7 del
Cód. Penal. No es ello, precisamente, lo que se desprende del escrito que contiene el recurso de casación
copiado a fs. 49/60, el que, esmerado en los aspectos técnico jurídicos, no transcribe ni confuta aquellos
fundamentos, así como tampoco vincula tales aspectos con todas las circunstancias comprobadas en la causa,
defecto éste que, junto con otros que igualmente se señalan, en abundancia ha destacado en forma que se
comparte el tribunal que ha emitido el primer juicio sobre la admisibilidad de la impugnación.
Por todo ello, y de conformidad con los arts. 478, primer párr., 530 y 531 del C.P.P.N., el tribunal resuelve:
Desestimar la presente queja, con costas. - Alfredo B. Bisordi. - Juan C. Rodríguez Basavilbaso. - Liliana E.
Catucci.

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