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Técnicas Proyectivas I

Lectura
Estudio psicométrico de la Sánchez, M. y Pirela, L. (2012). Estudio
psicométrico de la prueba de la
figura humana. Telos, 14(2), 210-222.
prueba de la figura humana Recuperado de: https://www.redalyc.
org/articulo.oa?id=99323311004
T écnicas P royectivas I

TELOS. Revista de Estudios Interdisciplinarios en Ciencias Sociales


UNIVERSIDAD Rafael Belloso Chacín
ISSN 1317-0570 ~ Depósito legal pp: 199702ZU31
Vol. 14 (2): 210 - 222, 2012

Estudio psicométrico de la prueba


figura humana*
Psychometric Study of the Human Figure Test

Marhilde Sánchez de Gallardo** y Ligia Pírela de Faría***

Resumen
La investigación tuvo como objetivo determinar las propiedades psicomé-
tricas de la prueba proyectiva “Test de la figura humana” (Machover, 1976), ad-
ministrada en la exploración aptitudinal de los aspirantes a cursar estudios en la
mención orientación, una de las diez menciones de la carrera Educación, en La
Universidad el Zulia, Venezuela. Se utilizaron como autores principales Cohen y
Swerdlik (2006), Hogan (2004), Larsen y Buss (2005) y Shaughnessy,
Zechmeister y Zechmeister (2007). La metodología fue descriptiva, de campo,
diseño no experimental. La prueba se aplicó a 559 personas, 484 de sexo femeni-
no y 75 de sexo masculino, con edades entre 17 a 47 años. El coeficiente de fiabili-
dad obtenido con el método de la división por mitades fue de 0,77 interpretado
medio alto, lo cual indica que el test es fiable, es decir existe correlación entre las
mitades y los ítemes de cada una de las partes de la prueba. La confiabilidad inte-
robservadores, efectuada por tres evaluadores independientes, resultó en un coe-
ficiente de 0.87 la cual se interpreta como alta. Para determinar la validez de la

Recibido: Enero 2012  Aceptado: Mayo 2012

* Este trabajo corresponde al proyecto de Investigación: Estudio Psicométrico de las


pruebas de Inteligencia, personalidad y emocional social utilizadas para la selección
de estudiantes de educación mención orientación de la Universidad del Zulia, ads-
crito al Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CONDES) a través del
Centro de Investigaciones Pedagógicas (CEDIP).
** Doctora en Ciencias Gerenciales. Magíster en Orientación. Psicóloga. Profesora Ti-
tular de la Universidad del Zulia. PEI Investigador C. Maracaibo, Venezuela. Co-
rreo electrónico: marsanchezg@gmail.com
*** Doctora en Ciencias Humanas. Magíster Gerencia de Empresas. Psicóloga.
Profesora Titular de la Universidad del Zulia. PEI Investigador Categoría B.
Maracaibo, Venezuela. Correo electrónico: ligiapirela@hotmail.com, ligia.pirela@
gmail.com.

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prueba se utilizó la de constructo, con el índice de consistencia interna, encon-


trándose un valor de 0,51, que indica poca relación entre los diferentes aspectos
medidos por la prueba, lo cual demuestra heterogeneidad de estos elementos. Se
construyó un baremo local y se obtuvieron las normas de interpretación para la
población mencionada. Se concluye que el test de la figura humana tiene fiabili-
dad y validez, sus resultados son consistentes y el instrumento mide el constructo
que se pretende medir, recomendándose la utilización de las normas obtenidas
para la interpretación de resultados.
Palabras clave: Pruebas psicológicas, pruebas de inteligencia, propiedades psi-
cométricas.

Abstract
This research aimed to determine the psychometric properties of the pro-
jective test, “The Human Figure Test” (Machover, 1976), given to explore the
aptitudes of applicants for guidance studies, one of the ten education majors at
the University of Zulia, Venezuela. Cohen and Swerdlik (2006), Hogan (2004),
Larsen and Buss (2005) and Shaughnessy, Zechmeister and Zechmeister (2007)
were used as the main authors of reference. The methodology was descriptive,
with a non-experimental, field design. The test was applied to 559 people, 484 fe-
male and 75 male, aged 17 to 47 years. The reliability coefficient obtained by the
split-half method was 0.77, interpreted as medium high, which indicates that the
test is reliable; that is, correlation exists between the halves and the items for each
part of the test. Interobserver reliability, evaluated by three independent review-
ers, resulted in a coefficient of 0.87, interpreted as high. To determine validity of
the test, the construct with the index of internal consistency was used, finding a
value of 0.51, which indicates little relationship among the different aspects
measured by the test and demonstrates the heterogeneity of these elements. A lo-
cal scale was constructed and interpretation standards were obtained for the
aforementioned population. Conclusions are that the human figure test has reli-
ability and validity, its results are consistent and the instrument measures the con-
struct being measured, recommending use of the standards obtained for inter-
preting results.
Key words: Psychological tests, intelligence tests, psychometric properties.

Introducción
La prueba del dibujo de la Figura humana, es una técnica proyectiva de eva-
luación de la personalidad y rasgos emocionales-sociales, que implica la produc-
ción de un dibujo por parte del evaluado, el cual es analizado en base a su conteni-
do o a las características del dibujo. Según Aiken (2003) el término técnicas pro-
yectivas fue creado por Lawrence Frank para estímulos ambiguos que sirven
como base para que las personas puedan “proyectar” sus necesidades y sentimien-
tos internos. Ortet y Sanchís (1999) también lo definen como la presentación de

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estímulos relativamente poco estructurados y ambiguos, como manchas de tinta,


dibujos que representan diferentes escenas, inicios de frases o hacer dibujos, entre
otros, ante los cuales el individuo tiene que hacer descripciones, explicar una his-
toria, completar o responder de alguna otra forma.
Cuando se le solicita a una persona estructure los estímulos ambiguos, ex-
plicando una historia o haciendo un dibujo, se parte de la premisa que manifesta-
rá su propia percepción sobre personas y situaciones y revelará aspectos impor-
tantes de su personalidad.
Tomando en cuenta que las técnicas proyectivas son relativamente no es-
tructuradas en su contenido y abiertas en torno a las respuestas a ofrecer, la estruc-
tura expuesta en el material de estímulo o la tarea realizada, se supone es una pro-
yección o reflejo de la percepción personal que el individuo tiene del mundo.
Así mismo, como son menos obvias en su objetivo, se suponen están menos
sujetas a la falsificación y a los grupos de respuestas. Sus seguidores, destacan que
pueden revelar partes más profundas de la personalidad, de las cuales hasta la perso-
na podría estar no consciente. Cohen y Swerdlik (2006), señalan que dichas técni-
cas, aunque se consideran con valiosa utilidad clínica, han tenido una historia con-
flictiva en relación con su solidez psicométrica. Son utilizadas de manera entusiasta,
por muchos psicólogos clínicos, quienes las describen como instrumentos de gran
apoyo al momento de tomar decisiones importantes en la vida de las personas,
como diagnósticos, ingresos a la universidad, a organizaciones laborales; capacita-
ción y ascensos en empresas de todo tipo, mientras otros psicólogos, los critican se-
veramente y destacan las limitaciones y dificultades de las mismas.
Hogan (2004) también plantea esa polémica, destacando que en general las
técnicas proyectivas constituyen uno de los temas más fascinantes, no solo en psi-
cometría, sino en toda la psicología, siendo uno de los símbolos con el cual se re-
conoce la psicología en la sociedad contemporánea y también se encuentran entre
los temas psicométricos más controvertidos, vilipendiado que algunos como una
pseudociencia, sin sentido, de lo que hay que deshacerse; mientras que para otros
es una ciencia rica en conocimientos.
Sin embargo, las pruebas proyectivas y específicamente la del Dibujo de la
figura humana, se consideran instrumentos de apoyo, una de las fuentes de infor-
mación, que complementadas con una entrevista individual, deben utilizarse para
las decisiones antes mencionadas y no como un único y exclusivo insumo para ge-
nerar resultados de gran relevancia, decisivos en la vida de las personas. Dicha
opinión coincide con Waehler (1997), citado por Cohen y Swerdlik (2006),
quien declara “los dibujos pueden ser considerados más que pruebas, implican ta-
reas que también pueden servir como punto de partida para que los evaluados y
los examinadores discutan y hagan aclaraciones acerca del dibujo”
Cuando se relatan a las limitaciones y dificultades, las pruebas son vulnera-
bles en cuanto a la suposición de que los dibujos son descripciones personales, y
que fundamentalmente miden las habilidades para dibujar. También se mencio-
na, la vinculación con la cultura de quienes las diseñan, en cuanto a palabras e ins-

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trucciones utilizadas, pudiendo llegar a penalizar a aquellas personas que no per-


tenecen a esa cultura. Además, una de las críticas más significativas, está referida a
las consideraciones psicométricas, de manera notable, la escasez de datos para
apoyar su confiabilidad y validez.
Pese a estas severas críticas, en diversos estudios sobre el uso de pruebas, las
proyectivas desde hace bastante tiempo se han utilizado con gran frecuencia, por
ejemplo Archer, Maruish, Imhof y Piotrowski (1991, citado por Hogan, 2004)
en una indagación sobre psicólogos que trabajan con adolescentes, encontraron
que 7 de cada diez utilizaban con gran frecuencia pruebas que eran técnicas pro-
yectivas.
También al observar a psicólogos escolares, Kennedy, Faust, Willis y Pio-
trowski (1994, citado por Hogan, 2004) descubrieron que 6 de las 10 principales
pruebas eran técnicas proyectivas. Así mismo, Warkins, Campbell, Nieberding y
Hallmark (1995, citado por Hogan, 2004) evidenciaron que 5 de cada 7 psicólo-
gos clínicos empleaban con mayor frecuencia pruebas que eran técnicas proyecti-
vas. Estudios más recientes, como el llevado a cabo por Camara, Nathan y Puente
(2000, citado por Hogan, 2004) demuestran que las pruebas proyectivas siguen
utilizándose en forma generalizada.
Dentro de esas técnicas proyectivas específicamente reciben calificaciones
elevadas en su utilización 8 pruebas: la prueba de Manchas de tinta de
Rorscharch, el test de Apercepción temática (TAT), el test de Apercepción temá-
tica infantil (CAT), las pruebas de frases incompletas, los dibujos de la Figura hu-
mana, el test Guestáltico viso-motor de Bender, la técnica del dibujo proyectivo
Árbol, Casa, Persona y la prueba Kinética del dibujo de la familia. También en en-
cuestas a psicólogos clínicos, consejeros psicológicos y psicólogos escolares, los
dibujos de la Figura Humana, se ubican entre las pruebas de uso más frecuente
(Camara, 2000).
El propósito de esta investigación fue analizar la solidez psicométrica del
instrumento Test de la Figura Humana, administrado junto a una prueba de inte-
ligencia estandarizada y otra de índole proyectiva (esta última se utiliza sólo con
carácter complementario) en forma grupal a los estudiantes de último año de edu-
cación media general o quienes ya han culminado su paso por el subsistema de
educación básica, que desean ingresar a la mención orientación de la escuela de
Educación, de La Universidad del Zulia.
Al considerar la solidez psicométrica se desprenden dos aspectos clave: la
confiabilidad y la validez; tal como lo plantean Cohen y Swerdlik (2006), “poner
a prueba las pruebas”; así mismo, se requiere comparar el desempeño de un indi-
viduo con el de otros evaluados y con normas adecuadas, por lo que se generaron
normas de referencia, con el propósito de identificar la posición de cada uno res-
pecto a otros, pertenecientes a un grupo similar en características como edad y
educación.

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Cuerpo
Propiedades Psicométricas
Hernández et al. (2006) definen la medición como el proceso de vincular
conceptos abstractos con indicadores empíricos. Dicha definición incluye dos
vertientes, la primera, desde el punto de vista experimental, se refiere a que el cen-
tro de atención es la respuesta observable y la segunda, desde la perspectiva teóri-
ca, se vincula con que el interés se sitúa en el concepto subyacente no observable,
representado por la respuesta.
Complementariamente, Shaughnessy et al. (2007) exponen que con el fin
de investigar sucesos y fenómenos, se utilizan instrumentos para obtener medi-
ciones. Las mismas suministran un registro de las observaciones cuidadosas y
controladas que caracterizan el método científico.
Por lo general, se emplean mediciones físicas, que involucran dimensiones en
las cuales existe un acuerdo sobre su estándar y un instrumento para hacer la medi-
ción. No obstante, la mayoría de las dimensiones medidas en la investigación psico-
lógica, requieren otro tipo de medición, ya que se cuantifican constructos como la
agresión, la bondad, la inteligencia, para las cuales se deben utilizar un segundo tipo
de medición, la medición psicológica, donde el observador humano es el instru-
mento para efectuar dicha medición. Más específicamente, el acuerdo entre un nú-
mero de observadores provee las bases para la medición psicológica.
Pelekais et al. (2005) expresan que en toda prueba o instrumento de carác-
ter científico, es de fundamental importancia cumplir con el proceso técnico de
confiabilidad y validez.
Ningún instrumento de medición puede tener valor a menos que mida algo
en forma consistente o confiable. Por ello, un aspecto que debe determinarse es si
las pruebas son lo suficientemente confiables o no para medir aquello para lo cual
se crearon.
Ríos (2008, p. 378) define la confiabilidad como “la consistencia y estabili-
dad en las mediciones de una prueba o instrumento”. Si una prueba es confiable
produce el mismo resultado cada vez que se administra a una persona o grupo de-
terminado. Por el contrario, según Feldman (2006, p. 413) las pruebas sin con-
fiabilidad dan resultados diferentes cada vez que las aplican.
Chávez (2007) señala que si en ausencia de cualquier cambio permanente en
una persona (producto del crecimiento, aprendizaje, enfermedad o accidente) las
calificaciones de las pruebas varían en gran medida, de tiempo en tiempo o en dife-
rentes situaciones, es probable que la prueba no sea confiable y no pueda utilizarse
para explicar o realizar predicciones sobre el comportamiento de las personas.
También Shaughnessy et al (2007) refieren que la confiabilidad de un ins-
trumento indica si el instrumento funciona consistentemente. Las observaciones
hechas por dos o más observadores independientes, se consideran confiables, si
muestran acuerdo, es decir, si las observaciones son consistentes de un observa-
dor a otro.

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Magnusson (2005) expone como los métodos más comunes para estimar la
confiabilidad: el método de test-retest, el método de test paralelos, el método de
división por mitades y el método de Kuder-Richardson. También Hogan (2004)
destaca la confiabilidad entre calificadores, o interobservadores.
El método test-retest requiere la aplicación de la misma prueba a los mis-
mos individuos, en dos oportunidades diferentes. El margen de tiempo, según
Hogan (2004) suele ser desde un día hasta un mes. Siendo el coeficiente de con-
fiabilidad la correlación entre las puntuaciones en la primera y segunda evaluacio-
nes. Por lo general, se le denomina coeficiente de estabilidad.
Magnusson (2005) refiere que el método de test paralelos, consiste en la
construcción de dos test procurando cumplir lo mejor posible las condiciones de
estricto paralelismo. Ambos test se aplican con un intervalo de tiempo dado y la
confiabilidad se calcula como la correlación entre los resultados de las dos medi-
das. Por lo general, se enuncia como coeficiente de equivalencia.
Otro método, utilizado en esta investigación, es el de las dos mitades, mitades
partidas o split-halves; el cual requiere una sola aplicación, especificado por Her-
nández et al. (2006) como la comparación entre las dos mitades del conjunto total
de ítems o componentes, específicamente consiste en calcular una “r” de Pearson
entre las puntuaciones de las dos mitades equivalentes de la prueba, e implica un
paso adicional: ajustar la confiabilidad utilizando la fórmula Spearman –Brown.
Así mismo, el coeficiente alfa consiste en la media de todos los posibles coe-
ficientes por mitades, corregidos según la fórmula Spearman – Brown, la cual es
un índice de consistencia interna de los reactivos, es decir, la tendencia a correla-
cionarse en sentido positivo entre sí. Generalmente, el test se divide en dos partes,
correspondientes a las preguntas pares e impares, generando una medida de con-
sistencia interna del test.
Magnusson (2005) señala que el método de división por mitades se basa en
que las dos partes del test pueden considerarse como test paralelos. No obstante,
se puede dividir un test en más de dos partes. Si un test se considera integrado por
tantos test paralelos como ítems posea, de manera que cada ítem es tratado como
paralelo de cada uno de los demás ítems, es posible utilizar el método Kuder-Ri-
chardson, suponiendo que todos los ítems tienen la misma media y varianza.
La confiabilidad entre observadores o entre calificadores, de acuerdo a lo ex-
puesto por Hogan (2004), se refiere a cuando una prueba a la que se somete un
grupo de examinados, se califica por lo menos dos veces. El coeficiente de confiabi-
lidad entre calificadores es la correlación entre las puntuaciones que asignan el pri-
mer y el segundo calificador. Se destaca que los dos (o más) calificadores deberán
trabajar de manera independiente, sin influir uno sobre el otro. Este método es par-
ticularmente importante cuando el juicio interviene en el proceso de calificación.
La confiabilidad es un elemento necesario, pero no suficiente, de una buena
prueba; de manera que, además de ser confiables, las pruebas deben ser precisas
de una manera razonable; es decir, deben ser válidas (Cohen y Swerdlik, 2006).

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En lo que respecta a la validez, Hernández et al. (2006, p. 277) la definen


como “el grado en el que un instrumento realmente mide la variable que pretende
medir”. Hogan (2004) refiere que la validez es un asunto de grado, no de todo o
nada, por lo que es pertinente revisar si la validez es suficiente para hacer uso de la
prueba analizada.
La validez presenta distintos tipos de evidencia, la vinculada con el conteni-
do, la relacionada con el criterio y la referida al constructo.
La validez relacionada con el criterio, según Cohen y Swerdlik (2006) es un
juicio de cuán adecuadamente puede ser utilizada la puntuación de una prueba
para inferir la posición más probable de un individuo con respecto a cierta medida
de interés, siendo el criterio esa medida de interés. También Hernández et al.
(2006) señalan que se mide dicha validez comparándola con algún criterio exter-
no; el cual es un estándar con el que se juzga la validez del instrumento. Mientras
los resultados del instrumento de medición se relacionen más al criterio, la validez
de criterio será mayor.
Se exponen dos tipos de evidencia de la validez relacionada con el criterio: la
concurrente y la predictiva. La validez concurrente, exponen Cohen y Swerdlik
(2006) consiste en un índice del grado en que se relaciona la puntuación de una
prueba con alguna medida de criterio obtenida al mismo tiempo que la puntua-
ción. Las declaraciones de validez concurrente indican el grado en que las puntua-
ciones de una prueba pueden servir para estimar la posición actual de un indivi-
duo frente a un criterio. Una vez que se ha establecido la validez de inferencia de
las calificaciones, la prueba puede proporcionar una forma más rápida y menos
costosa para ofrecer una decisión de clasificación o un diagnóstico, lo cual la hace
atractiva para usuarios futuros.
En cuanto a la validez predictiva, para los autores Cohen y Swerdlik (2006)
consiste en un índice del grado en que las puntuaciones de una prueba pronosti-
can alguna medida de criterio. Hernández et al. (2006) la definen cuando el crite-
rio se fija en el futuro.
En torno a la validez de constructo, según Aiken (2003) se refiere al grado
en el cual el instrumento es una medida de un constructo en particular, o concep-
to psicológico. Comprende un conjunto de investigaciones y otros procedimien-
tos diseñados para determinar si un instrumento de evaluación que mide cierta
variable de personalidad en realidad cumple con su propósito.
Según Feldman (2006) la validez y la confiabilidad de una prueba son re-
quisitos para cualquier medición que realicen los psicólogos. Reseña que admi-
tiendo una prueba como válida y confiable, se necesita interpretar el significado
de la puntuación: el establecimiento de normas. Las normas son criterios de de-
sempeño en las pruebas que permiten comparar la puntuación de una persona en
una prueba, con las puntuaciones de otras personas a quienes se les administró la
misma prueba. Aquellas pruebas para las que se han desarrollado normas, se de-
nominan pruebas estandarizadas.

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El autor plantea que para el desarrollo de las normas, los diseñadores de


pruebas calculan la puntuación promedio de un determinado grupo para el cual se
elaboró el instrumento y determinan en qué grado difiere la puntuación de cada
persona con respecto a las puntuaciones de los demás que se sometieron anterior-
mente a la prueba, de manera que, las personas evaluadas, están en posibilidades
de considerar el significado de sus puntuaciones naturales en relación con la de
otros quienes también hicieron la prueba, lo cual brinda una idea cualitativa de su
desempeño.

Técnicas Proyectivas
En torno a las técnicas proyectivas, Larsen y Buss (2005) exponen que se
basan en la denominada hipótesis proyectiva, la cual enuncia que las personas
proyectan sus propias personalidades en lo que informan sobre un estímulo ambi-
guo. Por ejemplo, cuando se le pide a una persona, efectuar el dibujo de una per-
sona, lo que dibuja podría revelar los propios conflictos inconscientes e impulsos
y deseos reprimidos, rasgos, formas de ver y enfrentar el mundo, evitando el cen-
sor consciente del paciente.
Gregory (2001) también señala que las técnicas proyectivas describen una
categoría de pruebas donde la persona examinada se enfrenta a estímulos vagos,
ambiguos y responde con sus propias construcciones. Los estímulos desestructu-
rados proporcionan la circunstancia ideal para que se revelen los aspectos inter-
nos. El reto de las pruebas proyectivas consiste en descifrar los procesos de la per-
sonalidad subyacentes con base en las respuestas individualizadas, únicas y subje-
tivas de cada persona examinada.
Así mismo, Frank (1939, citado por Aiken, 2003) expuso el término de téc-
nica proyectiva para referirse a los procedimientos de evaluación psicológica en
los cuales la persona “proyectan” sus necesidades y sentimientos internos en estí-
mulos ambiguos. Refiere que los estímulos, como materiales y/o tareas relativa-
mente no estructurados, se supone están menos sujetas a la simulación y los gru-
pos de respuesta. Como los materiales o tareas de estímulo son de un contenido
relativamente no estructurado y flexibles en términos de respuestas provocadas,
se presume que la estructura impuesta por la persona que responde es un reflejo o
proyección, de sus percepciones individuales de las cosas. También se supone que
estos materiales menos estructurados tienen mayor probabilidad de revelar face-
tas importantes de la personalidad que los más estructurados.
En las pruebas proyectivas, la interpretación de las respuestas que suscitan
ha recibido una gran influencia de la estructura psicoanalítica. Se concibe que se
puedan apreciar o descubrir aspectos que podrían ser más difíciles de detectar con
técnicas de evaluación más estructuradas. Los evaluadores, para poder efectuar
dichas estimaciones de la manera más exacta posible, requieren una amplia expe-
riencia en la práctica clínica.
El dibujo de la figura humana se encuentra dentro de las técnicas proyecti-
vas y consiste en presentarle al examinado una hoja de papel en blanco y un lápiz

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con borrador; pidiéndole que dibuje una persona. Cuando se completa el dibujo,
en general se pide al individuo que dibuje a una persona del sexo opuesto a la del
primer dibujo. Por último, se pide a la persona que invente una historia sobre la
persona como si el o ella fuera un personaje de una novela o de una obra de teatro.
Aiken (2003) señala también que en el Dibujo de la figura humana, al suje-
to dibujar personas de su mismo sexo y del sexo opuesto, los mismos se interpre-
tan en términos de ubicación de las diversas características del dibujo. Se conside-
ra que “los aspectos particulares de los dibujos son indicadores de ciertas caracte-
rísticas de la personalidad o condiciones psicopatológicas” (p.416).
Inicialmente, la primera prueba utilizada del dibujo de la figura humana, de
uso extendido fue la de “Dibuje una persona” planteada por Florence Goode-
nough, la cual se ideó como un indicador no verbal de la inteligencia. Sin embar-
go, posteriormente varios psicólogos empezaron a utilizar el instrumento como
una prueba proyectiva de personalidad, entre los que se destacan Elizabeth
Koppitz y Karen Machover. En esta investigación, los dibujos de Figura Humana
se corrigieron según el protocolo planteado por Machover (1976).

Metodología
Se realizó una investigación de tipo descriptiva, con un diseño no experi-
mental, de campo, transeccional. Se llevó a cabo en Maracaibo, Venezuela, con la
participación de 559 personas, aspirantes a ingresar a la mención orientación, de
la Escuela de Educación, aptos y no aptos, 484 de sexo femenino y 75 de sexo
masculino, con edades entre 17 a 47 años, quienes habían culminado o estaban
por culminar en el subsistema de educación básica el nivel de educación media ge-
neral. Es importante destacar que no se discriminó en los participantes el género
ni el nivel socioeconómico.
En cuanto a la técnica e instrumento de recolección de datos, se administró
de manera grupal, en salones destinados para tal fin, la prueba proyectiva test de la
Figura humana (Dibuje una persona), de la siguiente manera: Se entrega una
hoja blanca, colocada de manera vertical y se expresa la siguiente instrucción: “Di-
buja una persona completa”. Ante cualquier pregunta efectuada se responde “Lo
que tú quieras”, con el propósito de no facilitar o propiciar alguna orientación en
la realización del dibujo. Asimismo, se explica la no existencia de tiempo límite
para culminar la prueba. Se constató que los participantes comprendieran las ins-
trucciones.
Luego de realizados los dibujos por los participantes, 3 calificadores inde-
pendientes de amplia experiencia profesional, corrigieron dichos dibujos, con el
propósito de obtener la confiabilidad interobservadores, utilizando el criterio de
corrección de Machover (1976).
Es importante destacar que se construyó una lista de cotejo con los indica-
dores establecidos por Machover (1976), donde los evaluadores registraron la
presencia o ausencia de dichos indicadores, cuantificándose con 1 para la presen-
cia y 0 para la ausencia, en los diferentes rubros como: aspectos generales, que in-

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cluyen acción o movimiento, sucesión, simetría, línea media, tamaño y coloca-


ción, postura, perspectiva, tipo de línea; indicadores de conflicto, referidos a un
tratamiento diferenciado de cualquier área del dibujo; tratamiento diferenciado
de las figuras de hombre y mujer; análisis fragmentado, que contiene cabeza, cara,
expresión facial, boca, labios, barbilla, ojos, cejas, orejas, pelo, nariz, cuello, tron-
co, senos, caderas y glúteos, línea de la cintura, indicaciones anatómicas, articula-
ciones, brazos, dedos de la mano, piernas y pies, dedos del pie, ropas, botones,
bolsillos, sombrero, cigarrillos, tabacos, pistola, pipa, bastón, portafolio. En total
162 indicadores, donde el puntaje total se determinó a través del número de indi-
cadores presentes en las pruebas aplicadas.
Se efectuaron los procedimientos estadísticos requeridos, mediante un aná-
lisis inferencial, utilizándose el programa SPSS 10.0 para Windows. La validez de
la escala fue evaluada por medio del coeficiente de correlación de Pearson. La
confiabilidad se determinó por el método de partición por mitades, con el proce-
dimiento de Spearman-Brown (longitudes iguales) y por el de consistencia inter-
na con la fórmula de Kuder Richardson para alternativas dicotómicas como en
este caso (presencia – ausencia del indicador). De igual forma, se obtuvo la con-
fiabilidad interobservadores al calificar las pruebas proyectivas mencionadas.

Resultados
En cuanto a los resultados obtenidos, respecto a la confiabilidad, se obtuvo
un coeficiente de fiabilidad con el método de la división por mitades de 0,77 cate-
gorizado como correlación positiva media alta, lo cual indica que el test es fiable,
es decir existe correlación entre las mitades y los ítems de cada una de las partes de
la prueba.
En torno a la confiabilidad interobservadores, la totalidad de las pruebas
fueron corregidas por tres evaluadores independientes, resultando un coeficiente
de 0.87 la cual se interpreta como alta.
Para determinar la validez de la prueba se utilizó la de constructo, con el ín-
dice de consistencia interna, observándose un valor de 0,51, que indica poca rela-
ción entre los diferentes aspectos medidos por la prueba, lo cual demuestra hete-
rogeneidad de estos elementos. Se construyó un baremo local y se obtuvieron
las normas de interpretación para la población mencionada.

Tabla 1
Resultados de la confiabilidad de la prueba
de Inteligencia Figura humana
Prueba División por mitades Consistencia Interna
FH 0.77 0.51
Fuente: Elaboración propia.

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Tabla 2
Resultados de la validez de constructo de la prueba
de personalidad y emocional social figura humana

Validez de constructo - Consistencia interna 0.51


Fuente: Elaboración propia.

También se construyó un baremo a partir de los resultados alcanzados por


los estudiantes de la mención orientación y dichos baremos sirven para ser utiliza-
dos posteriormente por este grupo, ubicándose en el nivel superior (>90) rango
I, a los individuos que obtengan puntajes mayores a 21. En el nivel superior al tér-
mino medio (70-90), rango II a quienes revelen puntuaciones entre 18 y 21. En,
término medio (30-70), rango III a quienes muestren puntajes entre 14 y 17. En
el inferior al término medio (30-10) rango IV, a quienes evidencien puntuaciones
entre 11 y 13 y por último, inferior (<10) rango V a puntajes menores a 11.
Este baremo construido servirá en el futuro para diferenciar a los alumnos
en función de la cantidad de indicadores emocionales, y elaborar estrategias para
los estudiantes con mayor número de indicadores emocionales, es decir aquellos
que estén en los rangos I (Superior) y II (superior al término medio). Asimismo
para seleccionar estudiantes a ingresar en la carrera considerando a aquellos que
tengan menor cantidad de indicadores emocionales, en este caso los que estén por
debajo del término medio, es decir no más de 17 indicadores.

Tabla 3
Baremo para la interpretación del puntaje total de la prueba
de personalidad y emocional-social para los estudiantes
de Educación mención Orientación
Rango Nivel Figura Humana
I Superior (>90) >21
II Superior al termino medio (70- 90) 18-21
III Termino medio (30-70) 14-17
IV Inferior al término medio (30 – 10) 11-13
V Inferior (<10) <11
Fuente: Elaboración propia.

Conclusiones
Tomando en cuenta los resultados obtenidos, se concluye que en las últimas
décadas, ha existido un interés por analizar las propiedades psicométricas de los test
utilizados con carácter científico, para confirmar su pertinencia en la evaluación de las
capacidades emocionales-sociales y de personalidad, destacando el aporte de dicha in-
formación en la toma de decisiones sobre las personas. Entre dichas pruebas, se en-

220
T écnicas P royectivas I bloque dos

Estudio psicométrico de la prueba figura humana

cuentra la denominada Test de la Figura Humana, utilizada en el proceso de selec-


ción, de gran relevancia, tomando en cuenta las consecuencias de los resultados en el
futuro profesional de los aspirantes a ingresar en la mención orientación.
En la actualidad, existen instrumentos diversos para la medición de estos as-
pectos, utilizados fundamentalmente en la práctica clínica, sin embargo poco se
estudia respecto a su confiabilidad, validez y normas, los cuales son requisitos im-
portantes que debe cumplir toda prueba. De ahí, la importancia de indagar sobre
los instrumentos de medición que se utilizan en la exploración aptitudinal de los
aspirantes a ingresar a la mención y a la escuela de educación.
Tomando en cuenta la naturaleza de la mención orientación, y de acuerdo al
diseño curricular de la carrera de educación, resulta imperioso evaluar aspectos de
la personalidad y el área emocional social, y por ello, indagar las propiedades psi-
cométricas de estas pruebas (confiabilidad y validez) y utilizar normas actualiza-
das generadas de los resultados obtenidos.
La información producida al examinar las propiedades psicométricas, de la
prueba, lo determinan como un instrumento confiable, válido y con normas loca-
les, los cuales son requisitos importantes que debe cumplir toda prueba.
A través de esta investigación se pudo comprobar que la técnica proyectiva
Figura humana, presenta confiabilidad y validez, más explícitamente es consisten-
te y mide el constructo que se pretenden medir. Se elaboró un baremo local, por
lo cual se sugiere continuar su aplicación en el contexto educativo para evaluar a
estudiantes preferiblemente de la carrera educación.
En consecuencia, se recomienda continuar su aplicación para la exploración
aptitudinal de los aspirantes a estudiar la mención orientación de la educación de
la Universidad del Zulia, utilizando las normas obtenidos para la interpretación
de los puntajes, producto de esta indagación.
Esto podría servir de insumo para proponer su implementación en la carrera
Educación, tomando en cuenta el urgente requerimiento de docentes, en cualquiera
de las menciones, de características emocionales, sociales y de personalidad que ga-
ranticen un desempeño óptimo en las importantes labores de enseñanza-aprendizaje.
Se propone incluir la elevada cantidad de datos recopilados de investigacio-
nes previas (personas aptas y no aptas para ingresar a la mención) desde los años
1997 y obtener información psicométrica que confirme su uso en el proceso de
exploración aptitudinal de los estudiantes a la mención orientación.
Se plantea continuar administrando dicha prueba en diferentes grupos de la
población, así como contactar con otras universidades e investigadores interesa-
dos y con datos de aplicaciones grupales de la prueba de Figura Humana (F.H.) a
fin de establecer normas regionales y nacionales.
Asimismo, se expone la inquietud de continuar explorando con la prueba,
en estudiantes de la mención orientación, efectuando posteriores aplicaciones a
este grupo de estudiantes, con el propósito de realizar un estudio longitudinal,
que complemente la información suministrada por esta investigación transversal.

221
T écnicas P royectivas I

Marhilde Sánchez de Gallardo y Ligia Pírela de Faría


Telos Vol. 14, No. 2 (2012) 210 - 222

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222
Técnicas Proyectivas I
Lectura
La interpretación de las Febbraio, A. (s.f.). La interpretación de
las pautas formales y de contenido
en las técnicas gráficas (pp. 1-19).
pautas formales y de
contenido en las técnicas
gráficas
T écnicas P royectivas I

LA INTERPRETACIÓN DE LAS PAUTAS FORMALES Y DE CONTENIDO


EN LAS TÉCNICAS GRÁFICAS
(Actualizaciones)

Autor: Prof. Lic. Andrés Febbraio

Se seguirán para ello los criterios enunciados por E. Hammer (1961), Karen Machover
(1968), Joseph Di Leo (1974), Elizabeth Koppitz (1976), M. R. Caride (1982), Elsa
Grassano (1984), M. Esther Arzeno (1993) y Graciela Celener (1997). Se intentará
ampliarlos en base a investigaciones posteriores y a mi propia experiencia clínica.

Hammer establece por primera vez pautas para el análisis de las técnicas gráficas que se
intentará explicar y ampliar en este texto:

1) Pautas formales o expresivas


2) Pautas de contenido

1) PAUTAS FORMALES:

Se denomina pautas formales a aquellos aspectos que forman parte del cómo se expresa
un sujeto en la realización de un determinado gráfico. Implican directamente las
características de personalidad y el estilo propio de ejecución. Es decir el modo de
organizar el mundo y representarlo en “formas” que hacen referencia a la estructura de
los objetos y su organización intrínseca.
En este sentido se pueden discriminar dentro de las pautas formales los siguientes items:

Adecuada realización de lo graficado (Gestalt)


Tamaño de la figura
Ubicación de la figura en la hoja (Emplazamiento)
Calidad del trazo
Tipo de presión
Grado de simetría
Secuencia de la graficación
Grado de dinamismo (Movimiento)

Se debe hacer previamente una aclaración antes de introducirse directamente sobre los
aspectos formales: Los mismos están íntimamente ligados a las pautas evolutivas
gráficas. Es decir que el tamaño, el trazo, la presión, la ubicación, etc., varían de
acuerdo a la edad cronológica de un sujeto y esto se debe a un crecimiento y desarrollo
neuromotor. Tal desarrollo se produce, como se explicó anteriormente, desde los dos
años aproximadamente que es el momento en el cual se inicia el desarrollo motriz fino
hasta la finalización de la adolescencia (21 años aproximadamente).

Adecuada realización de la figura: (Gestalt)


La Gestalt de una figura se refiere a la percepción definida o confusa de determinado
objeto. Permite captar el concepto de “si mismo”, la percepción global e integradora de
una expresión o comunicación. Un dibujo caracterizado por la precisión, nitidez,
delimitación, intelegibilidad y pureza de líneas implica un intento exitoso de equilibrio
en dinámico movimiento.
T écnicas P royectivas I bloque dos

Características psicológicas de esta tendencia:

-Adecuada función sintética del yo


-Grado de integración de las funciones psíquicas
-Objetividad
-Organización y método
-Planificación

Tamaño de la figura:
El tamaño de un dibujo se relaciona con varios aspectos del
desarrollo y la personalidad de un sujeto.

a) Evolutivamente y por causa de un desarrollo motriz aún torpe los primeros dibujos
tienden a ser grandes y desproporcionados. Impera un aspecto neurológico.
b) A medida que el desarrollo avanza un sujeto puede controlar mejor su motricidad y
lograr dibujos más pequeños, proporcionados y reconocibles. Impera un aspecto
neuromotriz y un aspecto psicológico de control y diferenciación de los objetos en la
realidad (espacio).
c) En la adultez se espera que la figura principal de un dibujo (HTP) abarque ¾ partes
de la hoja y el resto de graficaciones constituyan un escenario proporcionado y
adecuado al motivo. Impera el principio de realidad.

Tamaño grande: Se considera tamaño grande cuando la figura principal abarca más de
¾ partes de la hoja. Figuras que llegan a los límites de la hoja o bien los sobrepasan.
También en aquellas figuras que no les alcanza la hoja para terminar de realizarlas
completas. Se acompañan generalmente de una presión del trazo fuerte.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Impulsividad y tendencias transgresoras


-Sobrecompensación de sentimientos de inferioridad
-Sobrecompensación de miedos e inseguridad
-Dificultades en la organización o planificación previa al trabajo

Tamaño pequeño: Se considera tamaño pequeño cuando los dibujos ocupan menos de
¼ de la hoja. Generalmente se acompañan de una presión del trazo débil. El escenario
que rodea la figura principal puede corresponder a un tamaño similar o bien ser más
grande haciendo más evidente la pequeñez de la figura central. Generalmente se
emplazan en la zona superior y en menor medida en la zona inferior de la hoja. Los
dibujos extremadamente pequeños y con fallas en la forma son característicos de las
psicosis.

Características psicológicas de esta tendencia:

- Introversión
- Inseguridad, miedos (fobias)
- Bajo nivel de auto - estima
- Sentimientos de minusvalía
T écnicas P royectivas I

- Necesidad de pasar desapercibido

Tamaño Adecuado: Se considera un tamaño adecuado cuando los dibujos ocupan ¾


partes de la hoja y manifiestan una clara proporcionalidad y simetría.

Características psicológicas de esta tendencia:

- Sentimientos de seguridad
- Fortaleza yoica
- Adecuación a la realidad
- Control adecuado de los impulsos

Ubicación de la figura en la hoja: (Emplazamiento)

Al igual que con el “tamaño” la ubicación en la hoja nos permitirá entender distintos
momentos del desarrollo y ciertas características de personalidad.

a) Evolutivamente el emplazamiento no aparece como una categoría conocida por los


niños, por el contrario los dibujos más primitivos suelen ubicarse indistintamente en
cualquier lado de la hoja y hasta fuera de ella.
b) Progresivamente el emplazamiento se hace central como una manera más ordenada
de realizar la tarea aunque las figuras son grandes y desproporcionadas.
c) Recién para la época de la latencia los dibujos no solo se reducen en tamaño sino
que también suelen emplazarse en la zona inferior izquierda de la hoja. Tal
modificación es motivada por el acceso a la lecto–escritura, que en occidente es de
izquierda a derecha, y también en función al desarrollo de la organización espacial
donde la zona inferior comienza a implicar la “tierra” y la zona superior el “cielo”.
d) Progresivamente los dibujos van creciendo en tamaño y también van rotando sobre
la hoja en función de lo que se grafica. Es decir que el tema pictórico exige distintas
necesidades gráficas. Por ejemplo si vamos a dibujar el mar en el atardecer, el sol
tomará una posición central en la hoja y con un tamaño grande, en tanto que el mar
ocupará la zona media inferior.

Emplazamiento zona superior: Se denomina emplazamiento en la zona superior a


aquellos dibujos que se ubican del punto medio de la hoja hacia arriba y a aquellos que
se ubican en la zona central pero con tendencia a la zona superior.

Características psicológicas de esta tendencia:

- Alto nivel de ideación (Los dibujos deben estar acompañados de buena forma)
- Refugio en la fantasía (Dibujos generalmente infantiles)
- Características fóbicas (Dibujos pequeños y FH de perfil con tendencia izquierda)
- Predominio del pensamiento lógico – abstracto o pensamiento mágico

Emplazamiento zona inferior: Se denomina emplazamiento en la zona inferior a


aquellos dibujos que se ubican del punto medio de la hoja hacia abajo y aquellos que se
apoyan directamente sobre el canto de la misma.
T écnicas P royectivas I bloque dos

Características psicológicas de esta tendencia:

- Bajo nivel de ideación (Dibujos pobres)


- Disminución del nivel de fantasía (Dibujos sencillos o esquemáticos)
- Necesidad de aferrarse a la realidad (Pensamiento concreto)
-Temor a perder el contacto con la realidad (Fallas en el Principio de Realidad)

Emplazamiento zona izquierda: Se denomina emplazamiento en la zona izquierda a


aquellos dibujos que se ubican del punto medio de la hoja hacia el lado del margen
izquierdo o con una marcada tendencia hacia ese lado. A su vez podemos diferenciar
aquellos dibujos con una tendencia izquierda superior o aquellos dibujos con una
tendencia izquierda inferior.

Características psicológicas de la tendencia izquierda superior:

- Alto nivel de resguardo en la fantasía


- Tendencias predominantemente fóbicas
- Tendencias regresivas
- Impulsos agresivos volcados sobre el propio yo

Características psicológicas de la tendencia izquierda inferior:

- Alto nivel de resguardo en la realidad concreta con bajo grado de ideación


- Tendencias regresivas e impulsivas
- Tendencias depresivas
- Falta de vitalidad y energía

Emplazamiento en la zona derecha: Se denomina emplazamiento en la zona derecha


a aquellos dibujos que se ubican del punto medio de la hoja hacia la derecha o con una
marcada tendencia hacia ese lado. A su vez podemos diferenciar aquellos dibujos con
una tendencia derecha superior, aquellos dibujos con una tendencia derecha central y
finalmente con una tendencia derecha inferior.

Características psicológicas de la tendencia derecha superior:

- Alto grado de ideación e idealización


- Tendencia a planificar objetivos elevados
- Tendencias a la creatividad

Características psicológicas de la tendencia derecha central:

- Grado medio de ideación


- Necesidad de concreción de objetivos a mediano y largo plazo
- Posibilidad y necesidad de adecuación a la realidad

Características psicológicas de la tendencia derecha inferior:

- Grado bajo de ideación


- Necesidad de aferrarse a la realidad
- Necesidad de sostén o auxilio exterior
T écnicas P royectivas I

Calidad del trazo:


A través de los trazos es la forma en que se puede producir una
figura gráfica. El tipo de trazo corresponderá a varios aspectos de dicha figura. Las
personas más diestras en los movimientos del lápiz lograrán una producción clara y
estéticamente reconocible. Por ejemplo: Si vamos a realizar un vaso de cristal con vino
en forma tridimensional, debemos saber que las líneas de contorno exterior serán más
fuertes y claras que aquellas que forma el interior de ese vaso y a su vez que la líneas
ondulantes que intenten producir un efecto de líquido suspendido en el interior del
mismo. Es decir que una persona debe reconocer que al realizar un objeto o figura
determinada en forma gráfica, tendrá que pensar en los trazos que lo ayudaran a
finalmente poder lograrla. Es por ello que gracias a los trazos percibiremos las
capacidades del sujeto para poder controlar el impulso básico al movimiento y el grado
de destreza durante la realización del mismo para otorgarle al dibujo la calidad plástica
que requiere.

a) Evolutivamente el trazo comienza siendo indiferenciado, corto, largo, grueso, fino,


entrecortado o difuso.
b) A medida que el niño crece aprende a controlar mejor la dirección del trazo y la
posibilidad que la dirección le otorga para poder diseñar objetos de la realidad
exterior (círculo = sol, dos circulitos pequeños dentro de uno mayor = cara con
ojos).
c) Finalmente un adulto alcanza la posibilidad de mantener un trazo firme y constante,
capaz de darle la dirección elegida conscientemente. La aparición de trazos
entrecortados, difusos, sombreados, etc., son signos de conflicto o patologías físicas
o psicológicas graves.

Trazo recto y firme:


Es aquel trazo que esperamos en toda producción gráfica adulta.
Implica la posibilidad de manejar y sostener la dirección del trazo

Características psicológicas de esta tendencia:

-Estabilidad emocional
-Fortaleza yoica
-Control de los impulsos
-Capacidad de planificación y concreción

Trazo fino o inestable:


Es aquel trazo poco perceptible y que tiende a perderse en la
integración total de la figura.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Inseguridad
-Debilidad yoica
-Desvitalización
-Tendencia a la depresión
-Posible alcoholismo
T écnicas P royectivas I bloque dos

Trazo grueso o remarcado:


Se trata de un trazo fácilmente perceptible aún a distancia.
Muchas veces remarcado y que puede verse por detrás de la hoja porque la deja
marcada.
Características psicológicas de esta tendencia:

-Agresividad
-Falla en el control de los impulsos
-Tendencia a la acción
-Irritabilidad
-Problemas neurológicos

Trazo entrecortado:
Es aquel trazo que no mantiene una línea continua y firme, por el
contrario está realizado con pequeñas líneas una al lado de la otra.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Inseguridad
-Probables problemas neurológicos
-Utilización de fármacos
-Gerontes

Trazo entreabierto:
Es aquel trazo donde claramente para realizar una línea o un
contorno vemos la presencia de pequeñas rayitas separadas unas de las otras para formar
un todo.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Dificultades en la diferenciación yo-noyo


-Fragilidad yoica
-Generalmente en patologías psicoticas

Trazo espigado:
Es aquel trazo donde una linea está constituída por infinitas rayitas en
forma de espigas.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Epilepsia
-Otros trastornos neurológicos

Tipos de presión:
La presión se refiere al cuantum energético utilizado por un sujeto en
la producción de un trazo. Dicho nivel de energía está relacionado con la vitalidad y el
grado de control de los impulsos que una persona tiene de sí mismo. En ello participan
funciones neuromotoras, el desarrollo de la inteligencia y aspectos emocionales. Las
T écnicas P royectivas I

patologías psicológicas pueden provocar desde una disminución energética importante


(depresión) hasta un aumento o falla del control impulsivo (psicopatías).

a) Evolutivamente la presión en el niño pequeño es fuerte debido a la ausencia de


ciertos desarrollos neuromotores que aún no están maduros.
b) Progresivamente el niño adquiere la capacidad de controlar su impulsividad y
energía a través de aspectos cognitivos (nuevos aprendizajes). Aprende a medir sus
fuerzas y a dirigirlas en función a objetivos y normas.
c) En la edad adulta se espera un control adecuado de la energía y una distribución
energética equilibrada. La presión directamente evaluada por el trazo nos muestra
dicho control y organización.

Presión normal:
La presión normal es aquella donde le permite al trazo ser definido y
claro.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Seguridad
-Equilibro energético
-Buena organización y distribución energética
-Buen grado de integración yoico

Presión fuerte:
La presión fuerte es aquella donde el trazo se engrosa y marca la hoja
del lado de atrás. Es notorio y llamativo por la fuerza y la exageración.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Impulsividad
-Fallas en el control de los impulsos agresivos
-Tendencias manifiestas de agresividad
-Agresividad manifiesta
-Tendencias anti-sociales

Presión débil:
La presión débil es aquella donde el trazo se hace casi imperceptible.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Debilidad
-Depresión
-Enfermedades crónicas de debilitamiento (Esclerosis múltiple. Distrofias musculares,
etc.)

Presión alternada:
La presión alternada es aquella donde se observan trazos irregulares,
tanto débiles como más fuertes en forma constante, tanto en la producción de una figura
y que se mantiene en la secuencia de otros dibujos.
T écnicas P royectivas I bloque dos

Características psicológicas de esta tendencia:

-Sujetos ambivalentes
-Tendencias maníaco-depresivas
-Algunos trastornos neurológicos
-Personalidades límite (Borderlain)

Grado de Simetría:
La simetría en una figura implica la armonía guestáltica, el
equilibrio de sus partes y la integración en un todo. Sabemos que la percepción se
organiza en función a leyes. Una de ellas tiende a producir el equilibrio (simetría
bilateral) entre las partes. Esta posibilidad se logra en el curso de la maduración
neuromotríz y del desarrollo psicológico. A través de ella podemos determinar el grado
de integración del yo y del objeto que ha alcanzado un sujeto.

a) Evolutivamente el niño pequeño no tiene una noción de simetría del espacio. Dicha
diferenciación se va logrando con la integración del objeto progresivamente.
b) A medida que crece aprende determinadas categorías mentales (espacio, tiempo,
volumen, tamaño, profundidad, etc.) que le permitirán acceder lentamente a una
figura cada vez mas integrada y completa.
c) Recién a partir de la adolescencia se logra una simetría gráfica totalmente adecuada.

Simetría adecuada:
Implica la realización de una figura equilibrada y armoniosa.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Integración yoica y objetal


-Grado adecuado de discriminación y diferenciación de la realidad

Fallas en la simetría:
Implica la realización de una figura desequilibrada y sin armonía.
(Por ejemplo: un brazo más corto que el otro, la ausencia de un ojo, una pierna más
engrosada que la otra, etc.)

Características psicológicas que esta tendencia:

-Dificultades en la integración objetal y yoica


-Dificultades en la discriminación de la realidad
-Trastornos neurológicos

Falta de simetría:
La falta de simetría implica una falla grave en el curso del desarrollo.
Generalmente aparece en patologías como la psicosis infantil y adulta.

Características psicológicas de esta tendencia:


T écnicas P royectivas I

-Dificultades graves en la integración objetal y yoica


-Retraso mental severo

Exceso de simetría:
Implica un sistema defensivo primario contra la sensación de
desestructuración o descompensación yoica. La necesidad de control excesivo refleja el
grado de preocupación del individuo por su integridad estructural.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Dificultades graves para mantener la integración yoica y objetal


-Estados previos a descompensación psicótica

Secuencia de la graficación:
Se entiende por secuencia de la graficación la manera
particular de un sujeto de organizar y planificar la realización de su dibujo. La secuencia
gráfica nos informa sobre la capacidad de planificación de un sujeto y el estado en que
se encuentran las funciones mentales que están involucradas en la acción de planificar.
La secuencia esperable de graficación en el dibujo de la figura humana es: cabeza –
tronco – extremidades. En la graficación de la casa es: techo – paredes – accesorios.
Finalmente en el caso del árbol es: tronco – copa – ramas. En este caso vemos una
diferencia ya que no se empieza por la copa (=cabeza o techo) sino por el tronco
(=paredes o cuerpo).

Secuencia esperable:
Como se dijo anteriormente existen secuencias esperables en la
realización de los dibujos y especialmente han sido estudiadas las de la casa, el árbol y
la persona.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Capacidad de planeamiento y organización


-Buen grado de diferenciación e integración

Secuencia atípica:
Se denomina secuencia atípica a aquella producción realizada de
manera contraria a lo esperable. La secuencia más atípica se encuentra en los niños
autistas que pueden llegar a dibujar una figura humana desde los pies hasta terminar por
la cabeza. Otras secuencias atípicas implican comenzar por el tronco, luego las
extremidades y finalmente la cabeza.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Fallas en la capacidad de planeamiento y organización


-Dificultades en la capacidad de diferenciación y discriminación
-Fallas severas en la estructura del yo

Grado de dinamismo: (Movimiento)


T écnicas P royectivas I bloque dos

El grado de dinamismo se refiere a la posibilidad de otorgarle a


los dibujos cierto movimiento o plasticidad. Dicha posibilidad se logra con los años y lo
que se considera verdadero movimiento o dinamismo sólo está dado por personas con
tendencias estéticas y pictóricas fuertes. El común de la gente sólo proyecta en sus
dibujos cierta plasticidad o vitalidad. El extremo opuesto a esta característica es la
rigidez o la desvitalización.

a) Al inicio de la evolutiva gráfica no existe el movimiento o dinamismo.


b) En el transcurso de la latencia veremos los primeros intentos de otorgarle
movimiento a las figuras (brazos alzados, piernas separadas, figuras de perfil, etc.).
c) Recién en la adolescencia aparecen las verdaderas posibilidades motoras para
transmitir a una figura la sutileza de un movimiento (pliegues de la ropa, cabellos al
viento, personas abrazadas, figuras saltando, etc.).

Alto grado de dinamismo:


Esta característica solo se encuentra en personas con
tendencias pictóricas evidentes o por estudio.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Alto grado de plasticidad


-Tendencias fóbicas encubiertas
-Tendencias maníacas encubiertas
-Tendencias narcisistas

Bajo grado de dinamismo:


Esta característica implica cierto grado de rigidez en las
figuras. Parecen figuras estáticas, como pegadas a la hoja, generalmente infantiles y
sencillas.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Exceso de represión
-Tendencias infantiles o regresivas
-Dificultades intelectuales

Falta de dinamismo o exceso de rigidez:


Esta característica implica figuras claramente
estáticas, rigidizadas, muertas o enfermas. El extremo de estos dibujos son las figuras
robóticas. Implican siempre patología grave.

Características psicológicas de esta tendencia:

-Exceso de disociación
-Fallas en la integración yoica
-Tendencias depresivas o melancólicas
T écnicas P royectivas I

2) PAUTAS DE CONTENIDO:

Denominamos pautas de contenido a “qué expresa un sujeto en sus dibujos”. La


información nos la brinda en el tratamiento especial que hace de sus producciones
gráficas. Es decir, que ponemos el acento en el “que destaca u omite de sus figuras”
(detalles, omisiones, remarcados, realces, borroneado, sombreado, emocionalidad, etc.).
Sabemos que toda graficación es una proyección del “sí mismo”, o sea que las
diferentes partes de dicha figura implican entonces distintas partes de la vida interior de
un sujeto. Es por eso que cada parte de esa producción gráfica nos estará hablando de
situaciones internas (intrapsíquicas) en dinámico juego.
Para realizar una adecuada interpretación de las pautas de contenido (simbólicas)
debemos separar las diferentes partes que componen la figura conociendo el tipo y
grado de significación que poseen y evaluar el tratamiento que el sujeto le dio a la
misma durante su realización.

A) Significación psicológica de las partes que componen una figura:

Tomaremos como ejemplo los tres elementos gráficos del HTP

Figura Humana Casa Arbol

Cabeza Área ideática y de la fantasía Copa Techo

Rostro Identificaciones. Sistema Detalles Frutos o


emocional actual flores

Tronco Área afectiva y emocional Tronco Paredes

Extremidades Instrumentos del yo en función Ramas Puertas y


superiores de la acción ventanas

Extremidades Bases yoicas. Contacto con la Raíces Base


inferiores realidad.

B) Posibles tipos gráficos en la producción:

Figura Humana:

Cabeza: Grande Indica: Exceso de producción ideativa (fantasías)


Presencia de malformaciones o enfermedades
neurológicas.
Sobrecompensación de bajo nivel de rendimien-
to intelectual.

Pequeña Indica: Temores. Inseguridad.


Disminución de la capacidad intelectual.
Sensaciones de pobre rendimiento intelectual.
T écnicas P royectivas I bloque dos

Perfil Indica: Temores exacerbados. Fobias


Izquierdo Negación
Tendencias regresivas

Sin pelo Indica: Pobreza yoica


Dificultades graves en la identidad.

Solo ca- Indica: Tendencia excesiva a la ideación.


beza Dificultades corporales.
Conflictos emocionales actuales.
Necesidad excesiva de distancia con el otro.

Rostro: Vacío Indica: Dificultades graves de la identidad..

Enojo, alegría Indica: Posibilidad de expresión afectiva.


y otros senti- (Expresiones bizarras o altamente agresivas)=
mientos Dificultades emocionales graves.

Ojos cerrados Indica: Negación. Temores

Ojos vacíos Indica: Signo patognomónico de la psicosis

Rasgos Feme- Indica: Identificación sexual.


ninos o mas-
culinos

Cuerpo: Musculoso Indica: Exhibicionismo. Tendiente a la acción

Seductor Indica: Caracterísitcas histéricas. Necesidad de ser


mirado

Infantil Indica: Exceso de represión. Tendencias regresivas.

Robótico Indica: Desvitalización, deshumanización. (Psicosis)

Medio cuerpo Indica: Disponibilidad estética cuando se acompaña de


alto nivel gráfico
Represión cuando se acompaña de sencillez
Gráfica o tendencias seductoras

Desnudo Indica: Exhibicionismo. Psicopatía

Brazos: Largos Indica: Tendencias impulsivas cuando se acompaña de


otros indicadores agresivos
Ambición

Cortos Indica: Retraimiento. Inhibición


Falta de ambición o proyecto
T écnicas P royectivas I

Ausentes Indica: Dificultades graves para resolver situaciones de


la realidad. Restricción del yo

En forma Indica: Tendencias de extroversión.


de cruz Características maníacas

Pegados Indica: Dificultades para resolver situaciones de la


al cuerpo realidad. Sensación de inhibición. Rigidez

Manos: Muñón o Indica: Tendencias agresivas contenidas. Tendencia a


puño la acción

Dentadas Indica: Tendencias agresivas manifiestas

Manopla Indica: Torpeza. Dificultades para diferenciar los instru-


mentos adecuados para resolver problemas

Ausentes Indica: Dificultades graves para tomar decisiones

Grandes Indica: Torpeza. Sobrecompensación


Tendencia a la resolución de problemas por la
medio de la acción

Escondidas: Indica: Tendencias delictivas. Vergüenza.


Tendencias onanistas

Piernas: Largas Indica: Inestabilidad. Inseguridad.


Debilidad yoica

Cortas Indica: Necesidad de contacto concreto con la realidad

Pegadas Indica: Inseguridad. Temor. Rigidez

Ausentes Indica: Represión (zona genital)


Debilidad yoica. Dificultades adaptativas cuando
se acompaña de otros indicadores graves.

Pies: Hacia Indica: Claridad mental. Confianza en sí mismo.


adelante Necesidad de progreso. Capacidad de acción.

Hacia la- Indica: Confusión. Ambivalencia


dos opuestos

Ausentes Indica: Dificultades de adaptación a la realidad

Grandes Indica: Sobrecompensación frente a sentimientos de


inseguridad
T écnicas P royectivas I bloque dos

Pequeños Indica: Inestabilidad. Fragilidad yoica.

Vestimenta:

Adecuada Indica: Represión. Adaptación a la realidad y a la


etapa vital.

Ausente Indica: Fallas de la represión. Perversión.

Detallada Indica: Tendencias obsesivas o histéricas

Rota o de- Indica: Deterioro del yo. Tendencias psicoticas o


teriorada melancólicas

Semi-desnudo Indica: Exhibicionismo. Tendencias seductoras.

Histórica Indica: Tendencias omnipotentes. Exceso de fantasía

Cabello: Confuso: Indica: Confusión mental. Fallas en la discriminación.

Largo Indica: Predominantemente aspectos femeninos.


Seducción.
Corto Indica: Predominantemente aspectos masculinos.

Casquete Indica: Temor a no poder controlar la producción de ideas


Fallas del control

En forma Indica: Tendencias agresivas manifiestas en el área


de puntas ideacional.

Otros elementos a tener en cuenta en el dibujo de la FH:

Presencia de orejas remarcadas


Indica: Presencia de características paranoides.
Presencia de dientes
Indica: Tendencias agresivas manifiestas verbales y motoras
Figuras payasescas
Indica: Tendencias maníaco - depresivas
Caricaturas
Indica: Tendencias maníacas
Mascaras
Indica: Tendencias de despersonalización. Deshumanización.
Sombreado total
Indica: Conflicto grave
Sombreado parcial
Indica: Conflicto en el área
T écnicas P royectivas I

Cuerpos totalmente remarcados


Indica: Posible descompensación yoica
Cuerpos parcialmente remarcados
Indica: Generalmente en referencia a la región de la cabeza: temor a perder el control
de los pensamientos.
Contorno de un cuerpo sin contenido
Indica: Situaciones graves de despersonalización. Estados Borderlain
Nombres y edades asignadas a las FH
Indica: Identidad sexual. Etapa vital
Escenario
Indica: Necesidad de ubicarse en contextos conocidos. Temor a lo desconocido.
Línea de base remarcada
Indica: Necesidad de apoyo. Inseguridad. Temor.
Figuras enmarcadas
Indica: Control obsesivo. Aislamiento

Arbol:

Copa: Grande Indica: Alto nivel de ideación


Tendencia a la fantasia. Capacidad de imagina-
ción.

Pequeña Indica: Bajo nivel de ideación.


Pensamiento concreto. Necesidad de ajustarse
a la realidad.

Confusa Indica: Confusión mental. Conflictos intrapsiquicos.

Ausente Indica: Pobreza yoica. Debilitamiento yoico.


Desvitalización.

Detallada Indica: Tendencias obsesivas. Alto grado de control


a través del pensamiento.

Ramas:

Unidimensionales Indica: Pobreza de los recursos yoicos. Fragilidad de


Acción y producción.

Bidimensionales Indica: Mayor fortaleza de los recursos de acción.

En punta Indica: Agresividad de acción.

Troqueladas Indica: Confusión en la utilización de recursos yoicos.


Mala canalización y distribución de dichos recursos.

Confusas Indica: Extrema confusión en la organización y utilización


de los recursos yoicos.
T écnicas P royectivas I bloque dos

Tronco: Grueso Indica: Fortaleza yoica


Sobrecompensación por sentimientos de
inseguridad.

Delgado Indica: Debilidad yoica. Fragilidad

Veteado Indica: Sufrimiento corporal o psíquico en la infancia

Con nudos Indica: Conflictos o puntos de fijación en alguna de las


etapas psicosexuales.

Raíces: Media Indica: Necesidad de aferrarse a elementos de la realidad


presencia

Transpa- Indica: Extrema necesidad de aferrarse a la realidad.


rencia Conflictos graves de identidad

En punta Indica: Necesidades de aferrarse a la realidad con tendencia


a acciones o toma de decisiones con alto grado de
agresividad.

Otros elementos a tener en cuenta en el dibujo del Arbol:

Relación de proporción entre la copa y el tronco


Indica: Una copa grande con un tronco delgado puede implicar un exceso de ideación
que no está sustentado adecuadamente en la realidad. Por el contrario un tronco grueso
con una copa pequeña puede implicar un bajo nivel ideativo y un mayor desarrollo
emocional y un comportamiento más concreto a la realidad.

El árbol disociado
Indica: Este tipo de árbol que falla claramente en la integración general de la figura
implica la presencia de conflictos graves de la personalidad (Psicosis o Estados
Borderlain).

El árbol cerradura
Indica: Generalmente determina conductas oposicionistas y negativistas. Dificultades
en la relación con la autoridad.

Presencia de flores o frutos


Indica: Posibilidades de producción, creación, imaginación. Elementos generalmente
femeninos.

El árbol muerto
T écnicas P royectivas I

Indica: Tendencias claramente depresivas, melancólicas o psicóticas.

La perennidad o caducidad del árbol dibujado


Indica: El grado de fortaleza yoica y el proyecto de vida. Sin embargo no debe
confundirse muchas veces la elección de árboles muy perennes con las tendencias
narcisistas y omnipotentes basadas en el mecanismo de la negación como forma de
eludir la muerte y los límites de la vida.

Casa:

Techo: Puro techo Indica: Tendencias regresivas. Pobreza yoica.


Retraso mental.

A dos aguas Indica: Característica esperable y general.

Con tejas Indica: Características obsesivas. Control. Persevera-


ción.

Plano Indica: Bajo nivel intelectual. Dificultades para pensar o


elaborar situaciones.

Paredes: Lisas Indica: Fortaleza yoica. Seguridad. Estabilidad

Ladrillos Indica: Necesidad de control. Detallismo.

Rotas o Indica: Debilidad yoica. Inseguridad exacerbada.


destruídas Dificultades emocionales graves

Puerta: Grande Indica: Necesidad de comunicación y contacto con


Otros. Extroversión.

Chica Indica: Reticencia en el vínculo con otros. Timidez.


Introversión.

Abierta Indica: (Muy poco frecuente). Necesidad extrema de


dependencia a los otros. Necesidad afectivas pri-
marias.

Cerrada Indica: (Lo más frecuente). Diferenciación entre interior y


Exterior. Seguridad. Precaución. Previsión. Nece-
sidad de preservación. Control obsesivo.

Entre- Indica: (Poco frecuente). Necesidad de comunicación con


abierta exterior. Intentos de vinculación.

Solo el Indica: Pobreza yoica. Perturbaciones graves de la


T écnicas P royectivas I bloque dos

contorno personalidad. Tendencias regresivas.

Ausente Indica: Perturbaciones graves de la personalidad.


Introversión exacerbada. Mutismo.

Ventanas: Grande Indica: Idem puerta.

Chica Indica: Idem puerta

Abierta Indica: (Frecuente). Capacidad de comunicación el


Exterior. Diferenciación interior – exterior.

Cerrada Indica: Temor, inseguridad.

Con rejas Indica: Temor exacerbado. Necesidad de control.


Tendencias obsesivas.

Ausente Indica: Idem puerta.

Otros accesorios al dibujo de la Casa:

Paisaje
Indica: Cuando se acompaña de dibujos elaborados implica creatividad y organización
espacial. Frente a un dibujo sencillo y clisé puede implicar un estado infantil y
regresivo.

Camino
Implica: Conexión con el exterior. De acuerdo a su forma, anchura y tipo puede
implicar el tipo de conexión con el exterior. Los caminos en semicírculo que finalmente
apuntan a la casa implican un estado de introversión, en cambio aquellos que tienden
abrirse hacia los extremos implican extroversión.

Cerca
Indica: Necesidad de defenderse y protegerse. Temor, inseguridad. Necesidad de
control del espacio propio. Dificultades inconscientes para delimitar adentro – afuera.

En perspectiva
Indica: Alto nivel gráfico y estético. Pensamiento lógico (Tridimensionalidad).

Alpina
Indica: Tendencia regresiva. Infantilismo. Tendencia a la ensoñación.

Clishé
Indica: Pobreza yoica. Represión. Regresión. Inmadurez.

Plano de la casa
Indica: Dificultades graves a nivel adaptativo.
T écnicas P royectivas I

Transparencia de las paredes


Indica: Dificultades graves adaptativas. Características psicoticas de la personalidad.

Bibliografía:

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Arzeno, M. E. (1993) “Nuevas aportaciones al psicodiagnóstico clínico”. Buenos Aires.


Editorial Nueva Visión.

Celener, G; Febbraio, A. y otros. (2000) “Actualizaciones e Interpretación en las


Técnicas Proyectivas en los ámbitos clínico, laboral y forense. Tomo I. Cap I y III.
Buenos Aires: Lugar Editorial.

Realizado en 1999
Para la Cátedra de Psicodiagnóstico Clínico
Facultad de Psicología
Museo Social Argentino.
Prof. Titular: Lic. Andrés Febbraio
Técnicas Proyectivas I
Lectura
Evaluación de los indicadores Brizzio, A., López, L. y Luchetti, Y.
(2012). Evaluación de los indicadores
emocionales del dibujo de emocionales del dibujo de la figura
humana en niños en consulta
la figura humana en niños psicológica ambulatoria. Revista
Evaluar, 12(1), 21-42. Recuperado de:
en consulta psicológica https://revistas.unc.edu.ar/index.php/
revaluar/article/view/4696
ambulatoria
T écnicas P royectivas I

Laboratorio de Evaluación
Psicológica y Educativa
Evaluar, 12 (2012), 21 – 42
ISSN 1667-4545

Evaluación de los Indicadores Emocionales del Dibujo de la Figura Humana en Niños

en Consulta Psicológica Ambulatoria

Analía Brizzio*1, Lucila López** & Yanina Luchetti**


* Directora Proyecto PROINPSI (UBA). Investigadora formada UBACyT. Docente Universidad de Buenos
Aires
** Investigadora en formación PROINPSI (UBA). Docente Universidad Buenos Aires.

Resumen. El presente trabajo se propone examinar la utilidad que brindaría en Atención Primaria de la Salud, el Test del
Dibujo de la Figura Humana. Específicamente, se hará referencia a los Indicadores Emocionales (IEs) (Koppitz, 1984)
analizando su uso como herramienta para la identificación de niños con problemas afectivos, así como para discriminar
dentro de ellos, aquellos que presentan trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad o problemas paterno filiales.
Se plantea comparar la presencia de estos IEs en una muestra de 44 niños de 6 a 12 años, residentes del Área Metropolitana
de Buenos Aires, que reciben asistencia psicológica, con un grupo control compuesto por 44 niños de población general,
equiparados según variables sociodemográficas. Del análisis de datos se desprende, que la cantidad de IEs presentes no
permite diferenciar producciones de niños que padecen problemática emocional. A su vez, dentro de la población
consultante no discriminan tipos de trastornos.
Palabras clave: DFH, Indicadores Emocionales, Problemas Emocionales, Trastornos de Ansiedad, Trastornos del Estado
del Ánimo, Problemas Paterno Filiales.

Assessment of emotional indicators of The Human Figure Drawing in children at psychological


ambulatory consultation
Abstract:
This paper aims to examine the possible usefulness of the Test of Human Figure Drawing in Primary Health Care.
Specifically, it will refer to the Emotional Indicators (EIs) (Koppitz, 1984) by analyzing its use as a tool for identifying
children with emotional problems, and to discriminate among them, those with Mood Disorders, Anxiety Disorders and
Parent-child problems. We propose to compare the presence of these IEs in a sample of 44 children aged between 6 to 12
years, residents of Metropolitan Area of Buenos Aires, who receive psychological assistance, with a control group of
children from the general population, balanced according to sociodemographic variables. Data analysis shows that the
number of EIs proposed (Koppitz, 1984) does not dicriminate productions of children with emotional problems. Also, in the
consulting population does not discriminate between types of disorders.
Key Words: HFD, Emotional Indicators, Emotional Problems- Anxiety Disorders, Mood Disorders, Parent-Child Problems

Introducción
Uno de los desafíos a los que se enfrentan las organizaciones e instituciones dedicadas
a los temas de salud, se enmarca dentro de la Atención Primaria de la Salud (APS) (OMS,
1978, 2002) como estrategia de promoción y prevención. El informe publicado por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2008, se dedica enteramente a esta temática,
reforzando el impulso que le dio la Declaración de Alma-Ata (1978) al movimiento en pro de

1 La correspondencia relacionada con este artículo debe enviarse a Tomás M. de Anchorena 1191 9º36 (1425).
Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Teléfono: 54 11 4961-4090. E-mail: abrizzio@psi.uba.ar
T écnicas P royectivas I bloque dos

22 Brizzio, A., López, L. Luchetti, Y. - Evaluar, 12 (2012), 21 – 42

la atención primaria de la salud que intenta afrontar una situación política, social y
económicamente adversa, orientándose a defender los valores de justicia social y salud para
todos. Uno de los aspectos a tener en cuenta en APS es la salud mental en niños, y la
detección precoz de perturbaciones en su desarrollo evolutivo y emocional.
Según estudios de la OMS (2012), los índices de mortalidad no brindan una imagen
de la carga de discapacidad que generan determinadas enfermedades en las personas que las
padecen en las diferentes comunidades. La medida de resumen utilizada para dar una
indicación de la carga de discapacidad causada por una enfermedad es el DALYs (Disability
Adjusted Life Years) o AVAD (Años de Vida Ajustados por Discapacidad). Un AVAD
representa la pérdida del equivalente de un año de plena salud. En este sentido, se observa en
un estudio epidemiológico realizado por la OMS (2004), que los trastornos psiquiátricos
(depresión unipolar y bipolar, esquizofrenia, retardo mental, trastornos por pánico, trastorno
obsesivo compulsivo), constituyen la principal causa de DALYs o AVAD, en niños y niñas
entre 5 y 14 años de edad en el continente americano, superando a las enfermedades
infecciosas y parasitarias, las deficiencias nutricionales, las infecciones respiratorias, las
condiciones perinatales, entre otras.
Al tratarse de un fenómeno de tamaña magnitud, su atención implica un elevado
impacto en el sistema sanitario del continente. Sería fundamental, entonces, incluir dentro de
la atención precoz alguna herramienta que facilite la detección temprana de la posible
presencia de estas psicopatologías, o que sea útil para discriminar entre quienes requieran una
terapéutica especializada y aquellos que no la necesiten.
Además, en relación a la población infantil, el relevamiento de estas problemáticas se
complejiza si se considera que la palabra no siempre es la herramienta que utilizan los niños
para expresar sus sentimientos y preocupaciones (Cayssials, 2004; Murphy, 2004). No
obstante, disponen de otros recursos para expresar su malestar y es el profesional de la salud
quien deberá comprender y dilucidar el modo particular con que el niño se encuentra
construyendo su infancia y la manera que tenga de expresarlo (Cayssials, 2004). En este
sentido, se ha presentado al dibujo como uno de los modos de comunicación para los niños y
material de posible interpretación para los profesionales de la salud (Driessnack, 2005; Gross
& Hayne, 1998; Weinle, 2002; Wesson & Salmon, 2001), constituyéndose así como una
herramienta potencial de screening acerca de la salud mental de los niños (Tielsch & Jackson
Allen, 2005).
El objetivo fundamental del presente artículo es examinar la utilidad que podría
T écnicas P royectivas I

Indicadores Emocionales en el Dibujo de la Figura Humana 23

brindar en Atención Primaria de la Salud (APS) una de las técnicas gráficas más utilizadas en
nuestro medio, el Test del Dibujo de la Figura Humana (DFH). Específicamente, se hará
referencia a los Indicadores Emocionales (IEs) descriptos y validados por Koppitz (1984) y
se analizará su uso como herramienta que posibilite la identificación de niños con problemas
emocionales, así como la identificación de indicadores relacionados con distintos tipos de
trastornos y problemas psicológicos.

Los Indicadores Emocionales del Test del Dibujo de la Figura Humana


El Dibujo de la Figura Humana (DFH) fue primariamente presentado como
instrumento de evaluación por Ebenezer Cooke (1885), quien lo utilizó para describir los
estadios evolutivos que había observado en dibujos infantiles (Casullo, 1991; Fernández
Liporace, 1997).
A partir de esta publicación, se ha empleado considerablemente en todo el mundo,
para detectar aspectos madurativos, evolutivos (Casullo, 1991; Goodenough, 1926, 1928;
Harris, 1963; Koppitz, 1968) cognitivos, intelectuales (Wechsler, 1996, 1999; Koppitz,
1968; Naglieri, Mc Neish & Bardos, 1991) y/o emocionales (Machover, 1949; Hammer,
1958; Koppitz, 1968) en población infanto - juvenil, por ser la silueta humana uno de los
primeros y más frecuentes dibujos que realizan los niños de todas las culturas (Taborda de
Velasco, 2002).
A su vez, se han publicado revisiones científicas que han observado y teorizado la
relación entre el dibujo de la figura humana y el diagnóstico psicológico en niños así como
su uso en la práctica clínica con este grupo etáreo (Di Leo, 1978; Lukash, 2002; Malchiodi,
2009). En este sentido, son de destacar las publicaciones en las que se ha hecho referencia a
la utilidad del DFH ya sea la detección de maltrato y abuso infantil (Abreu & Vanja, 2006;
Aldridge et al., 2004) para la detección y posterior intervención en el alivio del dolor, el
estrés y ansiedad en niños hospitalizados (Kortesluoma, Punamäki & Nikkonen, 2008;
Unruh, McGrath, Cunningham, & Humphreys, 1983); para detectar factores de riesgo de tipo
emocional (auto-aislamiento, pobre controles internos, timidez, etc.) que podrían influir en el
desarrollo de problemas de aprendizaje (Zambrano Sánchez, Martínez Wbaldo & Poblano,
2010); para verificar cambios a nivel emocional en pacientes con enfermedad orgánica
(Mota, Neri, López & Lugo, 2011); para obtener signos de depresión o ansiedad en
población infantil (Hamrin & Pachler, 2005; Kohn, 2002; Murphy, 2004; Tielsch & Jackson
Allen, 2005); para identificar la relación entre aspectos emocionales y la ansiedad y los
T écnicas P royectivas I bloque dos

24 Brizzio, A., López, L. Luchetti, Y. - Evaluar, 12 (2012), 21 – 42

miedos autorreportados en niños (Carrol & Ryan-Wenger, 1999); o para verificar si se


observan diferencias en la presentación de indicadores emocionales según variables
sociodemográficas (Brizzio, López, Luchetti & Grillo, 2011; Elif Daglioglu & Umit Deniz,
2010; Kern & Moreno, 2010; Özer, 2009).
Por su parte, Koppitz (1968), estableció que el Test del Dibujo de la Figura Humana
podía ser analizado en base a, por lo menos, dos criterios diferentes. El primero de ellos hace
referencia a la edad y nivel de maduración, a los que denomina Indicadores Evolutivos y el
segundo refiere a las ansiedades, preocupaciones y actitudes a los que da en llamar
Indicadores Emocionales (IEs). Estos últimos, son definidos por la autora como signos
objetivos en el DFH, que difieren de los primeros, dado que no están relacionados
primariamente con la edad y maduración del niño. Asimismo, especifica que deben poder
cumplir tres criterios, a saber:
a) Deben tener validez clínica, es decir, deben poder diferenciar los DFH de niños con
problemas emocionales, de los DFH de los que no los tienen.
b) Deben ser inusuales y darse con escasa frecuencia en los DFH de los niños normales
que no consultan por problemáticas de índole emocional, es decir, el signo debe estar
presente en menos del 16 por ciento de los niños de un nivel de edad dado.
c) No deben estar relacionados con la edad y la maduración. Su frecuencia de
ocurrencia en los DFH no debe aumentar sólo sobre la base del crecimiento cronológico del
niño.
La autora propone un listado de treinta signos objetivos que cumplirían estos tres
supuestos (descarta ocho por no verificar alguna de estas premisas). Según sus estudios
normativos, sostiene que la presencia de dos o más indicadores emocionales en un DFH
podría ser sugerente de problemas emocionales en el niño (Koppitz, 1966, 1976, 1984).
Siguiendo esta línea investigativa, Maganto y Garaigordobil (2009, 2011), en
estudios llevados a cabo en España, identificaron 42 IEs para la evaluación de dibujos de
figuras humanas, confirmando la utilidad de algunos de los IEs propuestos por Koppitz, al
igual que agregando indicadores nuevos. A su vez, los resultados de esa investigación
verifican la capacidad de los IEs identificados para discriminar entre sujetos con y sin
problemas emocionales.
Sin embargo, a partir de la clasificación propuesta por Koppitz, la eficacia del DFH
también ha sido sometida a prueba, hasta incluso puesta en cuestión en otros trabajos. Dentro
de éstos, se ubican los trabajos que se ocuparon de replicar los estudios de validación de los
T écnicas P royectivas I

Indicadores Emocionales en el Dibujo de la Figura Humana 25

IEs en diferentes regiones geográficas. Hibbard y Hartman (1990) observaron que algunos
signos emocionales aparecían con mayor frecuencia de lo esperado en niños y niñas
normales. Resultados similares obtuvieron Barros y Ison (2002), verificando que existen
diferencias entre la propuesta de Koppitz (1976) y sus propios hallazgos, al constatar que
indicadores que se suponía debían ser inusuales, se observaban con similar frecuencia tanto
en niños con perturbación como en aquellos sin esa condición, en una muestra recogida en la
Provincia de Mendoza, Argentina. A su vez, en un estudio previo al presente trabajo, no se
encontraron diferencias de significación en la cantidad de indicadores emocionales presentes
en el DFH de niños del Área Metropolitana de Buenos Aires, según se trate de un grupo de
niños en consulta psicológica ambulatoria por problemáticas de índole emocional o del
grupo de población general (Brizzio et al., 2010). Otro trabajo respalda el uso del DFH para
la evaluación del nivel cognitivo en niños pero advierte sobre su eficacia para la evaluación
del desarrollo socioemocional (Laak, de Goede, Aleva & Van- Rijswijk, 2005).
No obstante los resultados adversos respecto de la utilidad del instrumento, incluso en
estudios anteriores de este equipo de investigación, la práctica profesional cotidiana
pareciera darle relevancia a través de su uso asiduo. Es por esto que se considera importante
continuar indagando si localmente es pertinente utilizar los Indicadores Emocionales del
DFH como elementos que permitan discriminar entre niños con y sin problemática
emocional, tal como lo señala Koppitz (1984) para población norteamericana, así como su
potencial uso para diferenciar distinto tipo de trastornos y problemas de atención clínica.

Los trastornos mentales en la infancia


Según la OMS (2006), un trastorno mental se caracteriza por una perturbación de la
actividad intelectual, el estado de ánimo o el comportamiento que no se ajusta a las creencias
ni a las normas culturales. Un trastorno mental es un patrón comportamental o psicológico de
significación clínica que provoca un malestar o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo (APA, 2002).
Dentro de los cuadros de mayor prevalencia a nivel mundial que afectan a la salud
mental infanto-juvenil se encuentran los trastornos del estado de ánimo y los trastornos de
ansiedad (Hamrin & Pachler, 2005; Murphy, 2004; Tielsch & Jackson Allen, 2005). Tal
como se ha desarrollado previamente, la OMS (2004) informa que dentro de todos los
desórdenes psiquiátricos infantiles, la depresión unipolar constituye la principal causa de
años perdidos de vida saludable en niños y niñas de entre 5 y 14 años de edad en el mundo.
T écnicas P royectivas I bloque dos

26 Brizzio, A., López, L. Luchetti, Y. - Evaluar, 12 (2012), 21 – 42

Algunas de las características relevantes de este tipo de trastorno en la infancia son: tristeza
persistente o humor irritable, pérdida de interés en actividades que antes resultaban
placenteras, cambio en el apetito o en el peso corporal; dificultad para conciliar el sueño o
hipersomnia, agitación psicomotora o enlentecimiento psicomotor, sentimientos de
inferioridad, culpa o autorreproches, dificultad para concentrarse, bajo rendimiento escolar o
ausentismo escolar, manifestación de aburrimiento, pérdida de interés en jugar con amigos y
aislamiento social (APA, 2002; NIHM, 2004). Según el Manual Diagnóstico y Estadístico
de los Trastornos Mentales en su cuarta versión revisada –DSM IV-TR- (APA, 2002), los
trastornos del estado de ánimo, además de incluir la depresión unipolar, incluyen también al
trastorno distímico y a los trastornos bipolares.
En cuanto a los trastornos de ansiedad de inicio en la infancia, este mismo manual
diagnóstico, especifica dos entidades propias de este grupo etario: el trastorno de ansiedad
por separación y el trastorno reactivo de la vinculación. El resto de los trastornos de ansiedad
se delimitan según los mismos criterios diagnósticos que para población adulta. Los
trastornos de ansiedad incluyen los trastornos de angustia, las fobias, el trastorno obsesivo
compulsivo, las reacciones a estrés agudo, el trastorno por estrés postraumático y el trastorno
de ansiedad generalizada. Algunas de las características de estos tipos de trastornos en la
infancia son: preocupaciones excesivas por cosas antes de que sucedan; preocupaciones
excesivas por la familia, amigos, la escuela u otras actividades, quejas somáticas, dificultad
para dormir, dificultad para concentrarse o sentir la mente en blanco, irritabilidad y/o
constante estado de alarma (APA, 2002; University of Utah Health Sciences Center, 2003).
Para la realización del presente trabajo, se tomarán en consideración los DFH de niños
de 6 a 12 años, por los cuales se ha realizado una consulta psicológica en forma ambulatoria
(que han sido derivados a servicios de atención psicológica), y cuyo diagnóstico presuntivo
psicopatológico se encontraba dentro de algunas de las categorías diagnósticas establecidas
para definir un Trastorno del Estado de Ánimo o Trastorno de Ansiedad, según el DSM IV-
TR.
Es importante aclarar y destacar que la categoría nosográfica elegida permite ubicar al
niño, en un momento determinado, dentro de alguna opción diagnóstica, lo cual no implica
desconocer ni la originalidad de cada sujeto, ni las circunstancias evolutivas que lo rodean
(AFAPSAM, 2004). Asimismo, no puede entenderse el diagnóstico en la infancia como una
entidad estanca ni definitiva.
A su vez, hemos incluido, de acuerdo a la relevancia y frecuencia con que en nuestra
T écnicas P royectivas I

Indicadores Emocionales en el Dibujo de la Figura Humana 27

experiencia clínica se presentan, los DFH de niños que han sido diagnosticados como
padeciendo Problemas Paterno Filiales, tal como define el DSM IV-TR a estos problemas, es
decir, aquellos casos en los que el objeto de atención clínica es el patrón de interacción entre
padres e hijos por estar asociado ya sea a un deterioro clínicamente significativo de la
actividad individual o familiar, o a la aparición de síntomas en padres o hijos, y donde el
problema es de gravedad suficiente para merecer un examen clínico independiente (APA,
2002). En todos los casos seleccionados para la realización del presente trabajo, el objeto de
atención clínica es el niño.
En suma, el trabajo de investigación que se plasma en este artículo tiene como
objetivo evaluar a los Indicadores Emocionales (IEs) del Test del Dibujo de la Figura
Humana formalizados por Koppitz (1984), para proveer evidencia empírica acerca de su
utilidad como un posible instrumento de screening en la detección de perturbaciones
emocionales en niños. Se busca identificar de forma preliminar si cada uno de estos
indicadores puede presentarse de modo diferenciado en los dibujos de niños con
problemáticas emocionales que requieren atención psicológica y en niños que se enmarcan
dentro de población general (no consultante). A su vez, se intenta comprobar si los IEs
permiten realizar algún tipo de diferenciación entre tres problemáticas distintas de posible
presencia en la infancia, a saber los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad y los
problemas paterno filiales (APA, 2002). Asimismo, se analiza el comportamiento de los IEs
en relación con variables sociodemográficas especificadas para cada grupo, así como se
comparan los grupos entre sí en relación a estas variables. La utilidad del planteo de estos
objetivos se fundamenta en la amplia difusión de esta técnica en nuestro ámbito y la
pretensión de proveer datos locales que estén al servicio de una adecuada interpretación de
los dibujos.

Método
Participantes
Descripción de la muestra A (muestra consultante):
Se empleó un muestreo intencional simple. Participaron de la investigación 44 niños
(63.6%) y niñas (36.4%), residentes en el Área Metropolitana (Ciudad Autónoma de Buenos
Aires y Gran Buenos Aires), que al momento de la administración del Dibujo de la Figura
Humana (DFH) estaban realizando entrevistas de consulta psicológica ambulatoria. El rango
de edad osciló entre los 6 y los 12 años (Mediaedad=8.9; DE= 1.8). En la Tabla 1 se detallan
T écnicas P royectivas I bloque dos

28 Brizzio, A., López, L. Luchetti, Y. - Evaluar, 12 (2012), 21 – 42

los valores de frecuencia y porcentaje por cada grupo de edad. El total de los niños
participantes se encontraba escolarizado formalmente (desde preescolar hasta 7º grado). El
mayor porcentaje de niños reportó vivir con ambos padres y hermanos (n=23; 52.3%). El
11.4% (n=5) indicó que su grupo de convivencia eran solo sus padres, así como similar
proporción de encuestados (n=6; 13.7%) reportó vivir con alguno de sus padres y hermanos.
Respecto del nivel educativo informado por los padres de los niños y niñas en consulta, la
mayoría de los padres contaba con nivel terciario completo (n=26; 59.1%) o secundario
completo (n=15; 34.1%), mientras que sólo el 6.8% (n=3) manifestó haber completado nivel
primario solamente. En el caso de las madres, se evidencia una proporción análoga ya que el
50% (n=22) declara haber completado estudios terciarios/universitarios y el 47.7% (n=21),
nivel secundario. En este grupo, sólo una madre (2.3%) comenta haber alcanzado nivel
primario completo. Asimismo, se solicitó información acerca de la ocupación de los padres.
Los resultados descriptivos de esta variable se informan en las Tablas 2 y 3.
Por último, en relación con el diagnóstico presuntivo según las categorías diagnósticas
del DSM IV TR (2002), el 36,4% (n=16) de los niños consultantes presentaba trastorno de
ansiedad al momento de la consulta; el 27, 3% (n=12), trastorno del estado de ánimo y el 36,
4% (n=16) problemas de tipo paterno-filiales.
Descripción de la muestra B (grupo control, no consultante):
Con el objetivo de comparar la muestra A (niños consultantes a dispositivos de
atención psicológica) con un grupo control de niños y niñas que no estén bajo tratamiento
psicológico, se conformó una muestra de 44 niños, equiparados según variables
sociodemográficas nombradas en parágrafo anterior, de modo de lograr grupos lo más
homogéneos posibles en este sentido y evitar así sesgos que pueden controlarse.
Se empleó un muestreo intencional. También en este caso, los participantes de la
muestra acreditaron consentimiento informado de su padre/madre. Participaron 44 niños
(61.4%) y niñas (38.6%), residentes en el Área Metropolitana, que al momento de la
administración del Dibujo de la Figura Humana (DFH) no se encontraban realizando ningún
tipo de consulta o tratamiento por problemáticas emocionales. El rango de edad fue de 6 a 12
años (Mediaedad =8.9; DE= 1.9). El total de los niños participantes se encontraba escolarizado
formalmente (desde 1º hasta 7º grado). El mayor porcentaje de niños consignó estar viviendo
con ambos padres y hermanos (n=27; 61.4%). El 18.2% (n=8) indicó que su grupo de
convivencia eran sólo sus padres, mientras que el 9% (n=4) de los participantes señaló vivir
con alguno de sus padres y hermanos.
T écnicas P royectivas I

Indicadores Emocionales en el Dibujo de la Figura Humana 29

Al relevar la variable nivel educativo de los padres de los niños y niñas, en esta
muestra se buscó que también la mayor proporción especificara haber concluido estudios
terciarios o universitarios (n=21; 47.7%) o secundario completo (n=19; 43.2%), mientras que
sólo el 6.8% (n=3) manifestó haber completado nivel primario solamente o haber dejado ese
ciclo incompleto. En el caso de las madres, la proporción evidenciada en esta muestra replica
de modo idéntico la distribución porcentual de la muestra A. Por último, se informan los
datos descriptivos sobre la ocupación de los padres en las Tablas 2 y 3.

Tabla 1.
Frecuencias y Porcentajes de variable Edad para Muestras A y B
Edades Frecuencia Muestra Porcentaje Muestra Frecuencia Porcentaje
A A Muestra B Muestra B
6 años 6 13.6% 6 13.6%
7 años 4 9.1% 6 13.6%
8 años 9 20.5% 5 11.4%
9 años 8 18.2% 13 29.5%
10 años 5 11.4% 3 6.8%
11 años 9 20.5% 7 15.9%
12 años 3 6.8% 4 9.1%
Total 44 100% 44 100%
T écnicas P royectivas I bloque dos

30 Brizzio, A., López, L. Luchetti, Y. - Evaluar, 12 (2012), 21 – 42

Tabla 2.
Frecuencias y Porcentajes de variable Ocupación del Padre para Muestra A y B
Tipo de empleo Frecuencia Muestra Porcentaje Frecuencia Frecuencia
A Muestra A Muestra B Muestra B
Albañiles, peones, - - 1 2.3%
obreros, porteros

Choferes, obreros 11 25% 12 27.3%


calificados, vendedores,
administrativos

Docentes, enfermeros, 7 15.9% 13 29.5%


bancarios, comerciantes

Directivos, gerentes, 26 59.1% 17 38.7%


profesionales,
empresarios

Desocupados - - 1 2.3%
Total 44 100% 44 100%

Tabla 3.
Frecuencias y Porcentajes de variable Ocupación de la Madre para muestra A y B
Tipo de empleo Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje
Muestra A Muestra A Muestra B Muestra B
Empleadas domésticas, 1 2.3% ----- -----
porteras

Choferes, obreras 10 22.7% 10 22.7%


calificadas, vendedoras,
administrativas

Docentes, enfermeras, 11 25% 10 22.7%


bancarias, comerciantes

Directivos, gerentes, 10 22.7% 13 29.5%


profesionales,
empresarias

Jubiladas, amas de casa 12 27.3% 10 22.7

Desocupadas
- - 1 2.3%
Total 44 100% 44 100%
T écnicas P royectivas I

Indicadores Emocionales en el Dibujo de la Figura Humana 31

Variables e Instrumentos
Indicadores emocionales del Test del Dibujo de la Figura Humana (Koppitz, 1984):
son signos objetivos que difieren de los indicadores madurativos al no relacionarse
primariamente con la edad y la maduración del niño, sino que reflejan las ansiedades,
preocupaciones y actitudes de los mismos. Cada indicador implica una variable en sí misma.
Instrumento de recolección de datos: Test del Dibujo de la Figura Humana (Goodenough-
Harris).
Variables sociodemográficas: edad, sexo, grupo de convivencia del niño, nivel
educativo del adulto a cargo. Instrumento de recolección de datos: Encuesta
sociodemográfica diseñada para esta investigación.
Variables de registro clínico: diagnóstico presuntivo que define el profesional tratante
del niño que consulta por problemas emocionales, según criterios de Manual Diagnóstico y
Estadístico de Trastornos Mentales. Versión IV – Revisada. (DSM IV-TR; APA, 2002).
Instrumento de recolección de datos: hoja de registro de datos clínicos diseñada para la
investigación.

Procedimiento
En primer lugar, se administró el Test del Dibujo de la Figura Humana (versión
Goodenough-Harris) a niños de población general (no consultante) y a niños que asistían a
consulta psicológica al momento de la evaluación, por presencia de algún tipo de problema
emocional. En ambos casos, se solicitó consentimiento informado de los padres para poder
hacer uso de los protocolos de sus hijos en la investigación. Se aclaró que la inclusión de los
mismos en dicho proceso era confidencial y anónima. Asimismo, se registraron los datos
sociodemográficos especificados en el punto referido a Variables e Instrumentos, tanto para
el Grupo A como para el Grupo B (ver Participantes). Se consignó la variable de registro
clínico que se describe en el apartado Variables e Instrumentos, para el Grupo A (ver
Participantes). Los datos recogidos fueron analizados con el procesador SPSS 15.0. Se
realizaron análisis con la prueba Chi cuadrado por tratarse de comparaciones entre variables
dicotómicas, así como pruebas de diferencia de medias como t de Student y ANOVA de un
factor, cuando se presumía la posible existencia de diferencias significativas en una variable
continua, según variables de dos o más categorías.
T écnicas P royectivas I bloque dos

32 Brizzio, A., López, L. Luchetti, Y. - Evaluar, 12 (2012), 21 – 42

Resultados
A continuación se detallan los datos obtenidos en función de los objetivos propuestos
para este estudio. En primer lugar, se describen los resultados específicos respecto de los
propósitos centrales de esta investigación. Luego, se presentan aspectos generales de las
muestras trabajadas, en función de algunas de las variables sociodemográficas relevadas
(sexo y edad), ya que el resto de estas variables relevadas se utilizaron sólo para la
descripción muestral.
A partir de la bibliografía consultada, se esperaba como hipótesis de investigación que
los Indicadores Emocionales propuestos por Koppitz (1984) permitieran diferenciar entre
grupos de niños que consultan a profesionales de salud mental por perturbaciones
emocionales y aquellos que no lo hacen, como así también que pudieran establecer
diferencias entre distintos cuadros psicopatológicos que los niños puedan presentar. La
evidencia empírica hallada en este estudio preliminar, no alcanza a verificar dichas hipótesis,
ya que luego de los análisis realizados con el estadístico Chi cuadrado (Tabla 4), dada la
particularidad de las variables, no se manifiesta dependencia significativa entre cada IE y la
pertenencia del niño al grupo consultante (Muestra A) o de población general (Muestra B).
En la misma línea, tampoco se encuentran datos empíricos concluyentes que sostengan la
presunción de que los IEs pueden funcionar como signos diferenciales entre diagnósticos
presuntivos disímiles, como aquellos relevados en este estudio: trastornos del estado de
ánimo, trastornos por ansiedad y problemas paterno-filiales (Tabla 5).
Por otro lado, se realizaron pruebas de diferencia de medias entre los grupos para
indagar si la cantidad de IEs presentes en los dibujos de los evaluados introducía distinciones
significativas entre ambos, aunque no se evidenciaron dichas diferencias, según si se trataba
de grupo consultante o general (t= -.61; p=.54) o si se comparaban las puntuaciones promedio
de los diagnósticos presuntivos comprometidos en este estudio (F=.88; p=.42).
T écnicas P royectivas I

Indicadores Emocionales en el Dibujo de la Figura Humana 33

Tabla 4.
Análisis de dependencia o independencia de Indicadores Emocionales y grupo de pertenencia del niño
(consultante vs. no consultante)
Indicador Emocional χ2 gl Sig.
Integración pobre de las partes de la figura .00 1 1.00
Sombreado de la cara o parte de la misma 2.48 1 .11
Sombreado del cuerpo y/o extremidades .34 1 .55
Sombreado de las manos y/o cuello 1.01 1 .31

Pronunciada asimetría de las extremidades 2.59 1 .10


Inclinación de la figura en 15 grados o más 1.04 1 .30
Figura pequeña, de 4 cm o menos de altura .15 1 .69
Figura grande, de 17 cm o más de altura 2.04 1 .15
Transparencia 2.04 1 .15
Cabeza pequeña, un décimo de la altura total de la figura 1.01 1 .31

Ojos bizcos: ambos ojos vueltos hacia adentro 2.04 1 .15


Dientes .00 1 1.00
Brazos cortos, no llegan hasta la altura de la cintura 1.39 1 .23
Brazos largos, que podrían llegar hasta debajo de la línea 1.01 1 .31
de las rodillas
Brazos pegados, adheridos a los costados del cuerpo .12 1 .72
Manos grandes, del tamaño de la cara .00 1 1.00
Manos omitidas, brazos sin manos ni dedos 1.11 1 .29
Piernas juntas .00 1 1.00
Genitales*

Figura monstruosa o grotesca 1.011 1 .315


Dibujo espontáneo de tres o más figuras 1.011 1 .315
Nubes, lluvia, nieve*

Omisión de los ojos*

Omisión de la nariz (varones, 6 años; niñas, 5 años) .812 1 .367


Omisión de la boca*

Omisión del cuerpo*

Omisión de los brazos (varones, 6 años; niñas, 5 años) 1.011 1 .315


Omisión de las piernas*

Omisión de los pies (varones, 9 años; niñas, 7 años) 3.106 1 .078


Omisión del cuello (varones, 10 años; niñas, 9 años) .723 1 .395
2
*Nota: No se calculó el χ dado que el número de casos de IE presentes era insuficiente
T écnicas P royectivas I bloque dos

34 Brizzio, A., López, L. Luchetti, Y. - Evaluar, 12 (2012), 21 – 42

Tabla 5.
Análisis de X2 entre Indicadores Emocionales y Diagnósticos Presuntivos: Trastornos del estado de
ánimo, Trastornos por ansiedad y Problemas paterno-filiales
Indicador Emocional χ2 gl Sig.
Integración pobre de las partes de la figura 1.19 1 .27
Sombreado de la cara o parte de la misma .58 1 .44
Sombreado del cuerpo y/o extremidades .58 1 .44
Sombreado de las manos y/o cuello*

Pronunciada asimetría de las extremidades 1.84 1 .17


Inclinación de la figura en 15 grados o más 1.27 1 .25
Figura pequeña, de 4 cm o menos de altura 1.27 1 .25
Figura grande, de 17 cm o más de altura 1.19 1 .27
Transparencia 1.19 1 .27
Cabeza pequeña, un décimo de la altura total de la figura*

Ojos bizcos: ambos ojos vueltos hacia adentro 1.19 1 .27


Dientes .013 1 .91
Brazos cortos, no llegan hasta la altura de la cintura 1.04 1 .30
Brazos largos, que podrían llegar hasta debajo de la línea
de las rodillas*
Brazos pegados, adheridos a los costados del cuerpo .35 1 .55
Manos grandes, del tamaño de la cara .16 1 .68
Manos omitidas, brazos sin manos ni dedos 1.16 1 .28
Piernas juntas .319 1 .57
Genitales*

Figura monstruosa o grotesca .58 1 .44


Dibujo espontáneo de tres o más figuras .58 1 .44
Nubes, lluvia, nieve*

Omisión de los ojos*

Omisión de la nariz (varones, 6 años; niñas, 5 años) 2.40 1 .12


Omisión de la boca*

Omisión del cuerpo*

Omisión de los brazos (varones, 6 años; niñas, 5 años) .58 1 .44


Omisión de las piernas*

Omisión de los pies (varones, 9 años; niñas, 7 años) .01 1 .91


Omisión del cuello (varones, 10 años; niñas, 9 años) .04 1 .83
2
*Nota: No se calculó el χ dado que el número de casos de IE presentes era insuficiente
T écnicas P royectivas I

Indicadores Emocionales en el Dibujo de la Figura Humana 35

Diferencias en la presencia de indicadores emocionales, según variables sociodemográficas,


en el grupo de niños no consultante
De forma de caracterizar el funcionamiento de los indicadores emocionales en ambas
muestras, se efectuó para la muestra B (no consultante) una prueba Chi cuadrado, a fin de
comprobar la dependencia o independencia de variables Presencia/Ausencia de IEs y sexo,
encontrándose dependencia estadísticamente significativas en el Indicador Piernas Juntas
(²= 5.38; gl= 1; p= .02), [Varones nIEpresente=2 (7,4%varones); Mujeres nIEpresente=7
(41,2%mujeres)], a favor de las mujeres.
A fin de analizar la dependencia o independencia de las variables Presencia/Ausencia
de IEs y edad, se decidió re-categorizar la variable edad, originalmente de 7 categorías, en
dos [6 a 8 años (40,8%) y 9 a 12 años (59,2%)], de modo que todas las casillas de la tabla de
contingencia contengan suficiente número de casos. A partir de los resultados hallados, se
encontró dependencia de las variables en los indicadores Pronunciada asimetría de las
extremidades (²= 7.48; gl= 1; p= .006), [6 a 8 años nIEpresente=7 (41,2%6a8años); 9 a 12 años
nIEpresente=1 (3,7%9a12años)]; Omisión de nariz (²= 6.27; gl= 1; p= .01), [6 a 8 años nIEpresente=5
(29,4%6a8años); 9 a 12 años nIEpresente=0 (0%9a12años)] y Omisión de cuello (²= 3.87; gl= 1; p=
.04), [6 a 8 años nIEpresente=5 (29,4%6a8años); 9 a 12 años nIEpresente=1 (3,7%9a12años)],
evidenciándose en todos los casos mayor presencia de los IEs en los protocolos de los niños
de menor edad (6 a 8 años).

Diferencias en la presencia de indicadores emocionales, según variables sociodemográficas,


en el grupo de niños consultante
Para este grupo también se resolvió realizar los cálculos estadísticos correspondientes
por medio de Chi cuadrado. En primer lugar, en el grupo de niños que consultan por
problemática emocional, no se evidenció dependencia de variables entre presencia de IEs y
variable sexo.
Por su parte, sí se observa dependencia estadísticamente significativa en función de la
edad, en el Indicador Emocional Brazos cortos (²= 6.67; gl= 1; p= .01), [6 a 8 años
nIEpresente=11 (57,9%6a8años); 9 a 12 años nIEpresente=4 (16%9a12años)], a favor de los niños
consultantes de menor edad (6 a 8 años).
T écnicas P royectivas I bloque dos

36 Brizzio, A., López, L. Luchetti, Y. - Evaluar, 12 (2012), 21 – 42

Discusión

En función de los resultados descriptos en el parágrafo anterior, se concluye que, en lo


que respecta a la variable sexo, el grupo de niñas de población general presenta el indicador
emocional piernas juntas con mayor asiduidad que los varones del mismo grupo. Según lo
descripto por Koppitz (1976) este indicador puede implicar tensión y un rígido intento de
control de los propios impulsos sexuales por parte del niño. En el estudio de esta autora,
coincidente con nuestros resultados, este indicador se lo estudia fundamentalmente en
relación con las niñas.
Respecto de la edad, son los indicadores pronunciada asimetría de las extremidades,
omisión de nariz y de cuello, los que se identifican con mayor frecuencia en los niños y niñas
de menor edad (6 a 8 años). No se descarta en estos resultados la influencia de los aspectos
madurativos para la explicación de los valores obtenidos. Según Koppitz (1976), la omisión
de nariz comienza a ser significativa como indicador emocional a partir de los 6 años para los
varones y los 5 años para las mujeres, mientras que la omisión del cuello es significativa
como IE a los 10 años en varones y a los 9 en mujeres. En el grupo de niños consultantes, el
indicador brazos cortos es el que funcionó de forma diferenciada en los distintos grupos de
edad, también en este caso a favor de los menores. Este último resultado es coincidente con
un estudio realizado por este mismo equipo de investigación (Brizzio et al., 2011).
En lo atinente a los objetivos centrales de este trabajo y, a diferencia de los hallazgos
informados por otros estudios (Koppitz, 1968; Maganto & Garaigordobil, 2009, 2011;
Murphy, 2004), a partir de los datos empíricos relevados en esta presentación, ninguno de los
indicadores emocionales que propone Koppitz (1984) permite diferenciar si un niño que
padece problemática emocional, es decir, que se supondría que requiere atención psicológica,
se diferencia de aquel que no la sufre. Estos datos son congruentes con los hallazgos de
Hibbard y Hartman (1990), y los obtenidos en nuestro país por Barros e Ison (2002).
Asimismo, entre aquellos niños que presentan alguna categoría de diagnóstico presuntivo
relativa a los trastornos del estado del ánimo, los trastornos de ansiedad, así como las
problemáticas paterno-filiales, tampoco los IEs permiten detectar diferencias entre las
producciones gráficas de los distintos grupos.
T écnicas P royectivas I

Indicadores Emocionales en el Dibujo de la Figura Humana 37

En este estudio no se evidenció que la cantidad de IEs sea una variable de distinción
entre los niños que consultan y los que no. Esta conclusión coincide con la que hemos
obtenido en un estudio anterior (Brizzio et al., 2010).
En primer término, es importante destacar que los resultados hallados son
preliminares ya que este trabajo forma parte de una investigación mayor, la cual se encuentra
en curso. En este sentido, el número de niños participantes del presente trabajo podría
ampliarse en futuras investigaciones con la intención de replicar este mismo estudio,
asumiendo que ésta podría ser una variable de relevancia para el tratamiento de los datos.
Por otro lado, según define Koppitz (1984), un indicador emocional es un signo
objetivo por medio del cual el niño puede expresar sus ansiedades, preocupaciones y
actitudes. Surge el interrogante, si nos circunscribimos a esta definición, y a pesar de que la
autora sostiene que los IEs deberían discriminar entre población consultante y población
general (1976, 1984), de pensar si la potencialidad de los dibujos (a través de los IEs) para
reflejar ansiedades, preocupaciones y actitudes parecería no circunscribirse exclusivamente a
aquellos niños con problemática emocional que demandan asistencia, sino que también
podría conjeturarse que los niños que no están en consulta psicológica pueden también
utilizar la expresión gráfica como forma de manifestar ansiedades, preocupaciones y actitudes
que, tal vez, no sean lo suficientemente problemáticas como para demandar asistencia
psicológica. Es en este sentido que se considera relevante sostener la suposición de que la
diferencia más importante entre el grupo consultante y el grupo de población general podría
encontrarse en la mayor cantidad de IEs que presenten los dibujos de los primeros, más que
en el tipo particular de IE que los diferenciaría. Se hipotetiza entonces que los niños que
concurren a consulta psicológica serán aquellos que presenten en su vida cotidiana mayor
nivel de ansiedades y preocupaciones.
Por otro lado, estudios recientes (Maganto Mateo & Garaigordobil Landazabal, 2009,
2011) dan cuenta de la validación de otros indicadores emocionales en población española
para la evaluación de dibujos de figuras humanas. Es también el objetivo de futuras
investigaciones comprobar la existencia de nuevos IEs y poder validarlos clínicamente para la
evaluación de niños en nuestro contexto sociocultural.
Por último, a la luz de los resultados y su discusión, es importante considerar la
relatividad de la función de los indicadores emocionales del DFH como herramienta de
despistaje para su aplicación en Atención Primaria de la Salud, así como la posibilidad de que
la utilidad de estos indicadores sea mayor si se aborda desde una evaluación holística e
T écnicas P royectivas I bloque dos

38 Brizzio, A., López, L. Luchetti, Y. - Evaluar, 12 (2012), 21 – 42

integrada, pensada como técnica proyectiva en su relación con otros instrumentos de


evaluación (Cayssials, 2010). Koppitz (1984) también afirma que el dibujo debe ser evaluado
en su totalidad y en su combinación de signos e indicadores, así como en su relación con los
datos del sujeto evaluado en relación con otros tests.
No obstante, se propone continuar los estudios con objetivos similares al presente,
tomando un mayor número de participantes en las muestras utilizadas, de modo de corroborar
o rechazar las nuevas hipótesis de trabajo que surgen del análisis de los datos del este trabajo.

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