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TEXTOS CORTOS

Maneras de vivir

Un hombre de cierta edad llego a la clínica donde trabajo muy temprano


para hacerse curar una herida leve, se le notaba que tenia prisa, preguntando
en demasía cuanto quedaba para terminar, así que le pregunté cual era el
motivo por el cual tenia tanta prisa.
 Me dijo que tenía que ir a una residencia para desayunar con su mujer
como todos los días, que vivía allí, me contó que llevaba ya tiempo en ese
lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado.
 Terminando la cura de la herida, le pregunté de nuevo si ella se
inquietaría mucho al llegar tarde esa mañana.
 -No, me dijo, ella ya no sabe quién soy, hace ya casi cuatro años que
no me reconoce.
 Entonces le pregunté extrañado.
 -Y si ya no sabe quién es usted ¿Por qué esa necesidad de estar con
ella todas las mañanas?
 Me sonrió y dándome la mano me dijo: -Ella no sabe quién soy yo, pero
yo si sé muy bien quién es ella.

Anónimo

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DESPERTE A MEDIA
NOCHE.

Desperté a media noche con la sensación de que he escuchado tu voz y


una tristeza me atrapa, al caer en la cuenta que estas lejos de mí.

Intento que mi corazón sea como la coraza de una tortuga y que mi alma
ruja como un león.

Entraste sin llamara no te esperaba y el azar inocente como un niño


travieso te puso en mi camino.

Se cruzo tu vida y la mía, como se cruzan dos carreteras para después


volver a separarse. ¿Por qué se cruzan las vidas que se tocan y luego vuelven
a separarse?. Son filones de suerte que se mezclan en un punto disolviéndose
posteriormente.

En este momento me encuentro ante el abismo más pequeño que por el


contrario es el mas difícil de salvar.

He pasado tanto tiempo callado que hasta me he olvidado guardar


silencio.

He querido decir tantas cosas que todas acuden al unísono a mi mente y


no se comenzar.

Eres espuma de mar, brisa de aire fresco en una noche calurosa. Agua
fresca de manantial que calma mi sed.

Eres hierba de Asia de mil aromas. Te espero como un rey de ajedrez


torpe y absurdo sin la compañía de su reina.

Son tus ojos; Con tan solo mirarlos entras en el jardín del edén. En el cual
en cada paso dado encuentras una especie nueva de perfumadas flores, de las
cuales no te atreves ni tan siquiera a rozar para no entorpecer su perfección.

Me marchare cuando duermas sin hacer ruido para que me recuerdes.

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TE VI PERO NO SE
DONDE.

Te vi pero no se donde. Quizás fue en medio de una gran fiesta, en el


interior de un gran tumulto de gente, como un eslabón mas de una larga
cadena. Excepto para mi. Como la esmeralda que reposa en el lecho de un río,
la cual se mantiene tranquila y apacible hasta que un recolector la ve entre
cientos, quizás miles de cantos que reposan junto a ella. Recogiéndola para
tallarla, pulirla y engarzarla para formar la joya mas preciada.

Un día subí al monte mas alto, solo y solitario sin nada a mi alrededor.
Creí oír tu voz. Un susurro dulce y melancólico, que atrapaba mis
pensamientos. Fijándolos en una cautiva y única reflexión. Apreciando la
inmensa soledad por no encontrarte junto a mi. El no poder observar el vuelo
de tus cabellos oscilando por la leve brisa que en este lugar se ofrecía sin pedir
nada a cambio. Contemplar como el sol ilumina tus mejillas, acariciándolas y
sonrojándolas con sus rallos. El no poder mecer tus labios con la yema de mis
dedos. Saborear las mieles que de ellos se derraman, dulces y sanadoras. Tan
solo comparables con el néctar de los dioses.

Ordenando mis viejas fotos encontré un retrato en blanco y negro.


Estaba formado por un grupo de escolares en el patio del colegio. Todos
estaban uniformados y bien peinados. Estabas en una esquina del grupo,
mostrando tu carita risueña e infantil. Me vienen a la cabeza multitud de
recuerdos de la niñez. Como dos niños inocentes y traviesos jugaban en el
patio del colegio sin ningún tipo de pudor. Cuando el podía hablar con ella sin
que un rayo cayera y le fulminase el corazón. Podía mirarla a los ojos sin
quedar encantado por su mirada cálida y profunda. Coger su mano al jugar sin
temor a quedar cautivo por la dulzura de su piel. Entre estas antiguas fotos
encontré un pañuelo doblado. Comienzo a recordar levemente la fragancia del
perfume con el que fue impregnado. Sentados en aquel banco de madera al pie
de un gran roble, una tarde luminosa de otoño. Nos cogimos las manos y

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sucedió lo inesperado. En mi corazón comenzó a brotar una grata sensación.


En un primer momento cálida pero décimas de segundo mas tarde fría. En un
instante acogedora y al siguiente inhóspita. Un estado de cordura para pasar a
la extrema locura. Una sensación apaciguadora y poco después alborotadora.

Hay descubrí mi amor por ti.

Año: 1996

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