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Mírame en la pálida luz de luna

En la lúgubre noche de un sábado en julio, decidí ir a visitar junto a mi pareja, Ramiro, la mina del
Tío en Cerro Rico, Potosí.

Me habían contado las historias más aterradoras y absurdas de ese lugar, pero solo sé que no era
tan aterradora y absurda como mi vida. Como fanática de lo paranormal me entusiasme bastante
en ir con mi pareja, puesto que hace mucho tiempo me andaba dando los indicios de que quería
comprometerse conmigo. Nuestra relación era bastante extraña y algunas veces, sentía que no me
amaba, pero sentía que la ultra violencia de sus golpes eran solo los besos que deseaba después
de un cansador día de trabajo. Me tenía tan enamorada con ese cuerpo robusto, su piel canela y
los tatuajes que tenía en homenaje a su madre. Nos habíamos enamorado hace 5 años, sigo sin
entenderlo, puesto que yo no me considero una persona atractiva con estas mejillas y mi enorme
nariz.

Por fin podía tener un día sin el estrés excesivo e mi semana laboral, tomando en cuenta que
recibía un pago mínimo debido a que el lugar donde trabajo es una pocilga a punto de llegar a la
quiebra con una jefa demasiado molesta y con un rostro que con solo verlo me repugna, que mejor
que olvidarme de todo eso por solo UN día ,con la persona que más amo

Era el día más perfecto en mi vida, ¿no es así? .

Al llegar la guía del lugar se veía como una señora bastante amigable y social, nos dio unas
linternas y folletos. Ella iría detrás de todos los visitantes mientras Ramiro y yo delante de todos.

-Señorita, tenga mucho cuidado por acá, pueden haber ratas que quieran llevarse sus cosas –me
dijo la guía

Nos adentramos a la mina con unos cascos bastante incomodos y pesados, con nosotros iban
otras 6 personas bastante calladas si me lo preguntan, fue una caminata bastante incomoda ,a
decir verdad, le pregunte a Ramiro:

-¿Cuánto más nos falta para llegar al altar de las ofrendas?

A lo que el sin verme a la cara solo miro hacia las personas que estaban detrás de nosotros y les
hizo una extraña señal con las manos y asintiendo la cabeza. Mi respiración se comenzó a acelerar
estrepitosamente y solté su mano para revisar el mapa, me detuve un segundo y vi que nos
habíamos pasado el altar como hace unos 8 minutos.

-Ramiro ¿A dónde estamos yendo?... ¿Dónde está la guía?- Le pregunte algo alborotada

-Lo siento…-me dijo viéndome a los ojos, cuando de un manotazo en la cabeza me noqueo hacia
el piso. Yo grite del dolor, lo mire a los ojos y el mantenía una sonrisa maniaca y desgraciada, ¿Por
qué me está pasando esto? ¿Qué está sucediendo? ¿Es esto real?

Vi a las 6 personas que estaban por detrás patear a una persona, no era nadie más que la guía.
Fue ese momento cuando me di cuenta, que esto no era nada más que un plan para asesinarme a
sangre fría sin dejar ni un solo rastro, que mejor que en una zona profunda de la mina.

Lo que recuerdo de ese momento era dolor, los espasmos en mi cabeza hacían pasar los pocos
segundos como más de 10 minutos de intenso dolor, la forma en la que me ahorcaba, y golpeaba
en el rostro, no es comparada con como lo hacía a diario. Mi labio reventado y mi ojo amoreteado
escurrían más sangre de la que jamás había derramado de los cortes de mi brazo cuando era muy
joven.

Desperté amarrada y desnuda en una parte bastante oscura de la mina, mis pies descalzos
estaban demasiado helados que no sentía nada, pues claro que no sentiría nada, estaba
descuartizada, mis pechos mutilados.

Por mis amoratados y casi reventados ojos ,logre ver una luz con la poca consciencia y vida que
me restaba, en eso vi a la guía levantarse entre un enorme manto negro de humo, no podía
expresar ninguna sorpresa ya que las venas cortadas en mis músculos lo impedían. La guía me vio
al rostro para luego saltar en mí encima.

-Amor, conseguí un nuevo trabajo en el taller del centro, podre pagarle la operación a mi mama

Dije bastante emocionada con ganas de abrazarlo

-Ya te dije que tú debes quedarte en la casa, ¿Por qué jamás me escuchas? –dijo golpeando la
pared furioso- Tú crees que no soy capaz de conseguir en dinero para tu madre?-me señalo

-No, amor –le sostiene la mejilla- yo trato de ayudarte y hacer un esfuerzo para los...-en ese
momento me dio una fuerte bofetada en el rostro, haciéndome golpear la nuca con el mueble-

Sorprendido, Ramiro sostiene las llaves de su coche y huye directo al bar de en frente, no sin antes
ver el rostro de su pobre novia desmayada en el suelo, extrañamente yo podía escuchar todo, mi
cabeza era la que gritaba de agonía.

En medio de ese profundo grito, viaje a aquella parte de mi mente que jamás quise recordar, la vez
en la que mi madre intento suicidarse frente a mi cuando apenas tenía 10 años.

Era un día tranquilo en mi antigua casa, yo vivía en una humilde casita de ladrillos, mi madre tenía
tuberculosis desde entonces. Mi padre nos había abandonado y dejado sin ningún solo centavo,
debíamos vivir de vender las habas secas que mi madre cultivaba en el pequeño jardín que
teníamos en frente. Era una vida simple, pero no me quejaba, ella era una mujer bastante hermosa
y de carácter, su pelo siempre tuvo ese color plateado particular que a veces me apena no haber
heredado. Mi madre me había contado muchas cosas sobre algún dinero que le debía a ciertas
personas, pero mi mente de niña no podía procesar aquellas largas palabras que más que parecer
un balbuceo me parecía angustia, así que tuve que actuar con empatía. Una noche entre lágrimas
me dio un beso en la cabeza, era el beso más frio que había sentido de ella hasta entonces. Tenía
el presentimiento de que algo le había pasado , pero mi mente nublada de preguntarle me dio el
impulso para salir corriendo de la habitación para verla, ¿mi sorpresa? Verla a simples milímetros
de colgarse de una soga atada en una barra del techo.

-Mami...-le dije con unos ojos húmedos e inocentes, pero más que nada confundidos-

Ese recuerdo cobro más sentido cada año que crecía, queriendo preguntarle él porque estaba
dispuesta a dejarme sola en el mundo, ¿hice algo mal?

-Lo sabía, el dolor en tus ojos desde que llegaste con ese sujeto horrible- me dijo una voz macabra
en la cabeza- Te lo advertí, hay sucias ratas que van a querer llevarse todo de ti con tal de que
dejes de estorbarles.
Mi subconsciente no sabía lo que estaba pasando, porque aun tenia conciencia, ¿Cómo es que
puedo escuchar voces?

-Despierta-Me dijo la aquella voz macabra-

Desperté en una clase de habitación hecha de piedra, parecía alguna parte de la mina, puesto a
que sentía el mismo aroma, ahí es cuando me di cuenta, que podía sentir de nuevo

-He visto el sufrimiento de tu vida, todo tu viaje espiritual desde que eras una pequeña partícula-me
dijo esa extraña voz macabra de mujer- Lo he visto...todo –

La silueta de esa mujer parecía una sombra que se perdía con su movimiento, era bastante
elegante y me atrevería a decir que con un aire bastante llamativo y sensual, aunque su rostro solo
era un negro bastante profundo y aterrador.

-¿Quién eres tu…?¿Dónde estoy? ¿Qué es esto? ¿Qué sucedió?-tenia demasiadas preguntas

-Hey Hey, poco a poco –me dijo la extraña mujer- Yo, soy…bueno, me dicen La K’acha, soy…
bueno, tu salvadora –ríe minuciosamente- Donde estas! En las minas querida jaja, ¿Esto? Bueno,
el JEFE, me dijo que me encargara de ti…y lo que sucedió –se arrodilla junto a mi y me sostiene la
mano- Es que te haremos justicia.

-¿Haremos? ¿Tú y quiénes?- pregunte confundida, hasta que supuse la idea más obvia de quien
se trataba- Hablas de.. ¿el Tío de la Mina?

-En efecto querida, hemos percibido tu dolor y sufrimiento a través de tu presencia, es simplemente
fuerte y queremos ayudarte

En ese momento, solo me rondaba en la cabeza si valía la pena hacer un pacto con el diablo o solo
dejar de existir, pero mi madre me necesitaba y la ira hacia Ramiro yacía consumida en mis
pensamientos, ¿era esta una historia de venganza? Tal vez, pero sería la historia de venganza
más poética que jamás pude haber pensado.

Después de una charla sobre que es o que había pasado, tenía la misión de saber por qué Ramiro
haría eso, quienes eran esas personas y la más importante, mi madre.

K’acha me dijo que para poder ayudarme, ella misma debía poseer mi cuerpo, era perfecto, el
sufrimiento de mi alma dejaba un enorme vacío el cual ella complementaria.

-Cuando salgamos de este lugar, serás la mejor versión de ti misma querida-me dijo con una
sonrisa espeluznante- Pero debes saber, que esto no es más que un enorme favor

Mi mente nublada de ira ignoraba el hecho de que posiblemente estaba haciendo el pacto con el
diablo, el que quería a cambio del favor era un enigma para mí, pero sin preámbulos recite las
palabras que me dijo:

-SAMACHIY, MISHMIY ,CH’USAY, K’ACHA

De repente K’acha tomo una forma enorme y demoniaca, yo comencé a levitar del piso, mi cuerpo
desnudo estaba siendo cubierto por un manto negro y oscuro, K’acha siendo una sombre enorme
cual humo comenzó a penetrar mi cuerpo por mi boca. Sentía dolor, pero extrañamente, esa clase
de dolor, un dolor bastante placentero, por mi cabeza rondaba su historia, más de 3 milenios
existiendo, solo veía guerra, muerte y amor. En que me había metido.
Al finalizar la posesión, me levante del piso, cuando me sostuve las piernas sentí unas botas
bastante largas y con cascabeles dorados, de mis caderas caía una pollera negra de lentejuelas
doradas, mi lacio pelo negro cambio a un plateado hermoso, tal como el de mi madre, de mi frente
salieron 2 enormes cuernos parecidos a los de un demonio. Tenía demasiada joyería en todo lado,
jamás me había sentido y visto tan lujos y hermosa en toda mi vida. Era el momento de cobrar mi
venganza en contra de aquellos que me arrebataron la vida.

Al salir de la mina esa lúgubre noche, el guardia se acercó a mí dispuesto a llevarme a la jefatura.
Su linterna me iluminaba el rostro como si fuera alguna extraña clase de criatura. Por naturaleza
decidí solo ignorarlo y correr, pero mi instinto me hizo caminar delicadamente hacia él, comencé a
hacer unos movimientos provocadores y sensuales, al sostener su cabeza, logre entrar en sus
recuerdos.

Alejandro Aguirre, un payaso violador que había abandonado a sus 3 hijas y esposa. Eso era
suficiente para poder tragarme su alma. De mi mano, con un solo movimiento de mis dedos,
salieron dagas cual uñas de metal, perforándole todo el cráneo y finalmente de sus gritos logre el
devorarme su alma.

El hacer ese acto me dio más fuerza y energía, no solo me sentía mejor, sino que cada vez más
bella puesto que mis labios se tornaron de un color guindo muy precioso. K’acha no me había
contado de ello, me beneficia bastante.

¿Me estaba convirtiendo entonces en una caza hombres? Yo me veía ya como una clase de
antihéroe, sabía que mi viaje hacia la ciudad de Cochabamba, donde vivía, iba a ser largo, pero al
menos tendría diversión en el camino.

Me imagine esta aventura como un extraño montaje de película, algo divertida y extravagante,
conocí a muchas personas en la ciudad de La Paz, a la vez que me conseguí un par de almas de
personas que nadie iba a buscar o extrañar, personas corruptas y desgraciadas.

Mi rostro cada vez yacía más hermoso, con solo mi figura podía conseguir lo que siempre quise en
mi vida. Mi rostro tenía un maquillado natural, era permanente y divino. Un sombreado de lila y
negro que hacia resaltar mis ojos.

La noche antes de mi viaje a Cochabamba estuve con mi último platillo, la noche con la cena y el
vino tinto fue fantástica, pero nada de eso quitaba el hecho de que era el violador de sus hijas
menores. Al amanecer junto a su cuerpo moribundo y vacío, fue a verme al espejo y que algo en mi
rostro había cambiado sentía muy dura la cara, mi mejilla estaba bastante entumecida y el
maquillaje comenzaba a molestarme. Me lave el rostro y me fui directo al aeropuerto, ya había
llegado el momento.

Era el viernes 13 de agosto, mi cigarrillo estaba a punto de consumirse por completo, atacaría
aquel momento. Llevaba unas gafas oscuras enormes y un abrigo frondoso de piel.

Estaba en la parada del autobús esperando a que Ramiro llegara al motel que estaba frente a mí,
marcaban las 9 pm y por fin lo vi, después de semanas, al fin era mío.

Decidí acercarme poco a poco, al pasar por el estacionamiento un carro de obreros comenzó a
silbarme y tirarme botellas.

-Vuelve a tu prostíbulo p*tita barata- así y más insultos recibí con solo estar de pie con ropa
elegante, al verlos a los ojos me di cuenta de que eran unos patanes sin vida y un sueldo mínimo,
con solo mi mirada logre ver sus pensamientos, eran unos cerdos, con el simple movimiento de mi
dedo revente las llantas del carro haciendo que colisionara contra una pared.

El hacer ese acto me dio risa por un segundo, me sentía feliz por él.. ¿Sufrimiento? Estaba
confundida y por un momento actué de forma natural y me fui corriendo directo al motel, pero a la
mitad del camino mi rostro se entumecía y endurecía cada vez más, el dolor era extraño, poco a
poco se me dibujaba una sonrisa, no sabía cómo es que lucía, pero ya estaba en la puerta de
Ramiro.

Tome el picaporte y abrí la puerta, todo estaba oscuro, sentía que yo había cambiado el ambiente
del lugar con mi presencia. Al pasar en el corredor de la sala, me encontré en la puerta de su
habitación, ya estaba lista, quería verlo al rostro ,quería ver el rostro de ese bastardo, el saber
Porque me quito la vida, por qué arruino todo lo que habíamos construido.

Antes de entrar me topé con una mesita con fotos, eran solo sus carnets y fotos de trabajo, pero
una en particular me dejo boquiabierta, estaba con una mujer y 2 niños. Ese momento lo entendía
todo, yo era solo un peón para él, un juguete sexual manipulado por una escoria de persona. La ira
hizo que mis cuernos crecieran exponencialmente, al igual que mis ojos iluminaban un extraño
color escarlata que también irradiaba mi aura.

El teléfono sonó de repente, era la recepción:

-Disculpe, señor Ramiro, necesitamos urgente su ayuda, hubo un choque en el estacionamiento y


necesitamos su ayuda, un amigo suyo fue parte del accidente. Hay 5 muertos, señor Ramiro…?-

Colgué el teléfono y comencé a reír de una forma siniestra y espeluznante, una risa que mostraba
mi perfecta dentadura, las lágrimas no faltaron. Me sentía extraña, K’acha se había ido, estaba
confundida, vestida en una pollera sucia y la blusa rota, mi pelo perdió ese color plateado y mi
rostro solo escurría las lágrimas de mi ingenuidad ante la situación.

-Ca…Carla...¿Eres tú?- Me dijo Ramiro impactado desde la puerta de su habitación, mi llanto lo


había alertado- Carlita, ¿Cómo?¿Porque estás aquí?

Ese momento estaba en shock, no sabía que decirle con esta apariencia moribunda, solo quería
saber su respuesta más que nada, pero el impacto de ese momento me mantenía muda

-Mira…Yo no quería…me obligaron, podemos volver a la casa- me dijo como si el haber terminado
con mi vida fuera algo a la ligera- Te prometo que cambie

-¿Y qué hay de tu familia? ¿eh?- Levante la voz

- !!¿Qué hay de mi cuerpo en las minas?¡- me levante del suelo

- Tus amigos, están muertos –le dije comenzando a cambiar mi atuendo por el hermoso traje de
K’acha

–Hice todo esto por ti, mírame, soy…-Cubrí mi rostro con las manos y frotándola hacia la nuca, mi
rostro tenía una apariencia macabra e irreconocible, los cuernos estaban mucho más prominentes
y notables, Mis ojos jamás habían sido tan enormes y mi sonrisa tan aterradora, mi piel parecía
hecha porcelana pura ,parecía alguna clase de mascara para carnaval, con mi último aliento, me
acerque hacia él y con la apariencia demoniaca grite – Hermosa!!!!!
Una daga salió de mi la sombra de mi brazo, esta con un simple movimiento al rozarle la garganta
se la corte ,una fuente de sangre en el lugar mancho por completo los muebles, mi rostro sonriente
solo reflejaba en lo que esto me había convertido, me agache para sostener su rostro y poder ver
porque me había asesinado.

El era un traficante de órganos, tenía planeado matar a sus hijos y esposa esa misma noche, creo
que hice un buen trabajo después de todo. Por fin me libre de ese enorme peso, todos mis
perpetradores pagaron por su cometido hacia mi

El pacto de diablo por fin había terminado, mi cometido estaba hecho, la venganza era el mejor
platillo que me había servido en mi inservible vida. Pero recordé

Mi madre estaba en mi viejo hogar, a pocos minutos del motel, decidí ir corriendo, pero en la calle
toda la gente me veía como un fenómeno, ¿les daba miedo?,¿los intimidaba? No era el momento
de cuestionármelo.

Como no tenía la llave del portón decidí escabullirme por la pared de ladrillo, nadie logro ver como
trepaba por ella, desde la ventana de su balcón, mi madre me podía ver, pero estaba bastante
atónita y aterrada, a quien estaba viendo no era su hija, comenzó a orar de rodillas frente a su
cama, sosteniendo un rosario de metal.

Antes de llegar a su habitación, le di 3 toques a la puerta

-Mamita, soy yo, ábreme por favor-Le dije con un tono de consuelo

-Aléjate Satanás!!!!- grito despavorida con una tijera en mano

Decidí entrar por mi cuenta , mi vestimenta había cambiado, pero mi pelo seguía con ese hermoso
plateado que compartía con ella. La habitación estaba bastante oscura que no podía ver su rostro y
viceversa.

-Hijita ,¿Por qué te fuiste por tanto tiempo? ¿Por qué me abandonas?

-Mamita hermosa, eso ya no importa, he vuelto para quedarme contigo- Decidí acercarme un poco
hacia ella, con mucha calma ella encendió la pequeña lamparita que tenía en su velador, pero ella
al voltearse a verme a los ojos, dio el grito de su vida.

Mi rostro ya no era el mismo de antes, tenía la apariencia de una muñeca de porcelana inmóvil, mis
una sonrisa macabra y los ojos enormes y aterradores. Mi madre comenzó a llorar, no podía
controlar nada de lo que sucedía, yo tampoco tenía idea de lo que estaba sucediendo ¿Tan mal se
veía mi rostro? No es hasta que voltee al espejo de la habitación que vi lo que me había ocurrido.

Estaba paralizada, de la nada K’acha apareció detrás de mí pero solo en el reflejo de aquel espejo.

-Mira Carlita, te dije que esto era un favor, pero debiste haber preguntado más cosas- dijo en un
tono burlesco- Como te has dado cuenta, las almas de los pecadores te hicieron esto, era tu
propósito querida, te hice el favor. Quiero que me lo devuelvas

Asustada y con miedo a preguntar, había supuesto que lo que ella quería, era un alma inocente.

-Mamita, no voy a hacerte daño- con lágrimas en el rostro, pero con esa permanente sonrisa me
acerque a ella para abrazarla, pero en ese preciso instante K’acha actuó.
Al sostener a mi madre en sus brazos, logre entrar a su mente y ver sus recuerdos, una vida de
traición, dolor, perdida, tristeza y una vida llena de desgracias. Mientras yo veía eso, mi madre
también lo hacía, recordarle todos esos momentos hizo que entre en un pánico enorme, la solté y
preocupada la deje en el piso.

-Mamita, mamita por favor nooo!!!!- grite bastante alarmada y triste, solo veía que de su boquita
salía espuma y saliva. Le había dado un paro cardiaco. En ese momento K’acha decidió dejar mi
cuerpo por un instante y atrapar el alma de mi madre en ella.

Lo había perdido todo, me había convertido en un monstruo.

-Mira Carlita, cuando veas a la cara del mal, el mal te vera a la cara de nuevo, no me
malentiendas-dijo sosteniendo mi hombro- Podemos seguir juntas, tú y yo, vengando y acabando
con aquellas escorias humanas, solo…toma mi mano

Al verla extender su brazo hacia mí, solo solté una lágrima por el enorme ojo que tenía, deje que
ella me levantara

-¿Me dejas ir un momento al balcón del techo? Amaba ese lugar, adoraba la luz de la luna desde
allí- le dije con la voz quebrada

-Adelante linda- me asintió con la cabeza.

Ya en el balcón, vi el reflejo de mi rostro una vez más a través de un pedazo de vidrio en el suelo.
La luz de la luna iluminada mi mirada , era hermoso, esos recuerdos de hace 5 años, cuando
conocí a Ramiro en este mismo lugar. Aquí acabaría todo, sentí que mi ambiente se tornaba
demasiado oscuro. K’acha aparecía detrás de mí como una sombra de ojos rojos iluminados, la
sonrisa permanente que tenía, se expandió mucho más, ya que…

Con mi mano derecha sostuve una de las tijeras filosas que estaban en el cuarto de mi madre y me
apuñale en el estómago una y otra vez, el ambiente se tornaba bastante pesado, ya que K’acha se
acercaba a mí con la intensión de salvarme.

Todo se tornó en silencio, K’acha estaba a punto de entrar de nuevo en mi cuerpo, quería llorar
hasta que sin pensarlo, salte del balcón hacia el piso, eran 3 pisos de altura, sentía todo en una
cámara lenta, mientras caía podía ver a K’acha desde arriba simplemente alejarse con la cabeza
inclinada, mi rostro seguía sonriente y hermoso, pero mi alma, mi alma estaba pagando su
cometido, ¿Para qué seguir viviendo, si no estoy destinada a la felicidad?

Mi nuca golpeo el pavimento, quebrando mi cabeza cual plato de cerámica, mi cuerpo, se convirtió
en pedacitos y de una vez por todas, en simplemente cenizas, podía ser libre pero mi alma y
espíritu, siempre van a estar ligadas a la mina y aún más que nadie, a la K’acha.

-Oh Carla, tu jamás mereciste esto, como siempre dicen, Dios le da las peores batallas a sus
mejores guerreros, supongo que tú eres parte de sus favoritas y esta noche a la luz de la luna
cuando te vi, mi lado humano por un momento se vio reflejado en ti, no debí interferir aquel
momento que saltaste del balcón, de hecho, desearía haber tenido esa valentía hace siglos.
Ambas tenemos que aceptar que el destino hizo su trabajo, tristemente, El Supay supo que yo
podría servirle en sus cometidos, no por nada me llaman “La K’acha”, hay tantas cosas que quería
contarte de mí, debo volver a cantar y bailar al ritmo de la hermosa diablada en los cerros,
esperando a que un alma como la tuya vuelva aparecerse en mi presencia, solo espero verte de
nuevo, sé que no será en la otra vida, pero cuando tu alma decida ser parte de la mina, voy a hacer
lo posible para que por fin llegues a la luz.

Fin.

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