Está en la página 1de 2

Respecto de las Partes del Servicio

[1] En general, el servicio consiste en dos partes: la primera es el estudio (El


estudio es también parte del servicio, no es sólo un medio para saber cómo servir a Dios
(sin embargo, el Rab aquí no se refiere específicamente al precepto activo del estudio de
la Toráh; al respecto se referirá en el capítulo siguiente). Por eso, aunque las mujeres
están exentas del precepto de estudiar Toráh, ellas están obligadas a estudiar cómo
cumplir los preceptos que sí fueron ordenadas, y eso también es parte de su servicio a

Dios (basado en Dérej Lajaim.), y la segunda es la observancia (Esto incluye la


realización y el cumplimiento de todos los preceptos, incluyendo no sólo los que
requieren una acción física, sino también los relacionados con el habla y con el
pensamiento (Maré Dérej).

[2] La observancia, a su vez, se divide en cuatro partes: la primera es la


constante, la segunda es la diaria, la tercera es la periódica y la cuarta es la
circunstancial.

[3] La observancia constante incluye aquello que el hombre está obligado en


todo momento, como el amor a Dios y el temor a Él (En total hay seis preceptos de
cumplimiento constante y permanente, en cualquier lugar y en cualquier momento. Estos
preceptos están relacionados directamente con la fe, y ellos son: 1) Creer que hay un
Dios que creó todo lo que existe, 2) no creer en otros Dioses, 3) Creer en Su unicidad 4)
el amor a Dios, 5) el temor a Dios, 6) no desviarse en pos de los pensamientos del
corazón y la visión de los ojos (basado en Dérej Lajaim y el Sefer Hajinut). Vease El
Conciso Libro de las Mitzvot del Jafetz Jaim, donde allí está explicado en detalle en que

consiste cada uno de estos preceptos.). La observancia diaria incluye aquello que
está obligado todos los días, por ejemplo: los sacrificios, en la época del
Templo, y ahora, las plegarias y la lectura del Shemá (También en la época del
Templo de Jerusalem el hombre tenía la obligación de rezar y de recitar el Shemá Israel
dos veces al día, una a la mañana y otra a la noche, como escribió Maimónides en su
Libro de las Mitzvot. Es por eso que aquí se debe entender estas palabras como: "y

ahora, sólo las plegarias y la lectura del Shemá.) . La observancia periódica incluye
aquello que está obligado en tiempos específicos, como el Shabat y las
festividades. Y la observancia circunstancial incluye aquello que está obligado
dependiendo de situaciones particulares en las que se encuentre, por ejemplo:
el precepto de la jalá (Cuando se prepara una masa), el diezmo (Cuando se recolecta
la cosecha (en la tierra de Israel.) , el rescate del primogénito (Cuando nace el primer
hijo), y similares. Y en cada una de estas partes hay obligaciones y
restricciones, es decir preceptos activos y no activos, y ello constituye el
apartarse del mal y hacer el bien (El Rab parafrasea el versículo: “apártate del mal y
haz el bien” (Tehilim 34:15).

[4] En verdad, el punto central de todos estos conceptos ya fue explicado en


líneas generales en la primera parte, capítulo cuatro, y es dirigirnos a Él,
Bendito Sea, y buscar Su cercanía a través de los caminos que Él nos ha
establecido para acercarnos y apegamos a Él (Es decir, a través del cumplimiento
de los preceptos. El hombre no puede inventar otros caminos para acercarse a Él,
aunque no comprenda por qué el cumplimiento de tal o cual precepto provoca el apego
al Creador (Maré Dérej). Y cada precepto provoca un aspecto distinto de apego a Dios

(Dérej Lajaim). Y he aquí, es necesario que tratemos de apartar todos los


obstáculos del mal, el cual está adherido a la oscuridad de la materia y de este
mundo, y nos esforcemos para acercarnos a Él hasta apegamos a El
perfeccionarnos por medio de Su perfección. Éste es todo Su deseo, Bendito
Sea, y todo Su propósito en la creación, como ya hemos mencionado.

[5] Pero los detalles de estos conceptos (El Rab se refiere aquí al conjunto de los
613 preceptos (Maré Dérej.), están acorde a cómo fueron dispuestas las leyes de
la humanidad y el mundo en todos sus aspectos (Pues Dios creó el mundo basado
en la Toráh y no al revés, como dice el Zóhar. Y además los kabalistas explicaron que así
como el cuerpo del hombre tiene 613 partes en total, también su alma, su aspecto
espiritual, tiene 613 partes que el hombre debe llevar a la perfección (basado en Or

Haderej, citando al Ramjal en Guinze Ramjal, y Dérej Lajaim.) , y los caminos que le
fueron dados al hombre para adquirir la perfección y para perfeccionar junto
con él a toda la creación acorde a su orden y todas sus divisiones, tanto en sus
raíces como en sus ramificaciones.
Y ahora explicaremos algunos de ellos, los más relevantes, que deben
ser observados en todo lugar y en todo tiempo (Quiere decir que ahora pasara a
explicar algunos preceptos que deben ser observados tanto en la tierra de Israel como

en la diáspora, y que debían ser también ahora que no contamos con él.

También podría gustarte