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Beneficio para el Alma de su Integración con el Cuerpo

72C- Lo que ahora debemos comprender es el grado de potencia espiritual que el


alma recibió con el fin de poder mantenerse en el cuerpo.
Si antes de unirse al cuerpo el alma poseyera una potencia espiritual enorme y su luz
fuera demasiado intensa, es obvio que infundiría una iluminación tan grande al cuerpo
que la naturaleza de éste experimentaría una transfiguración sublime y sus
deficiencias serían rectificadas en un instante. Pero en tal caso, la Mala Inclinación -
que encarna la parte esencial de las deficiencias cuya existencia Dios quiso en aras
del libre albedrío y la dinámica de recompensa y castigo- no hubiera ejercido ningún
tipo de dominio sobre el hombre, de igual modo que no domina sobre los ángeles,
debido al alto grado de iluminación que poseen, la perfección de su conocimiento y lo
sublime de su naturaleza.
Sabe que ciertamente es así, ya que sobre el futuro mesiánico se declara: “No harán
el mal ni destruirán en todo Mí Santo monte, pues la Tierra se llenará del
conocimiento…”(Yeshayahu 11:9). Y respecto a esa misma época también se declara:
“Yo quitaré el corazón de piedra de la carne de ustedes…”(Yejezkel 36:26). Eso se
refiere al altísimo nivel espiritual que tendrá el alma, que será más sublime en aquella
época.
[En Maamar Ets haJayim, Ramjal afirma que “si el conocimiento (yediá) fuera amplio y
estuviera presente en los seres humanos, nunca pecarían; la Mala Inclinación no se
acercaría a ellos ni los dominaría, de igual modo que no domina a los ángeles”.]
Por otra parte, si la condición intrínseca del alma fuera baja y no sublime, no sería
capaz de soportar la excelencia inmensa y la grandeza que recibirá en el futuro, que
será mayor incluso que la de los ángeles.
En realidad, el alma en su esencia misma y en su origen es sumamente sublime. Pero
con el fin de que sea capaz de entrar en el cuerpo, el Creador reduce su luz y
potencia espiritual, dejándole solamente la medida de luz y potencia adecuada para el
cuerpo en este mundo. Durante este periodo, el alma es semejante a la luna, a la que
se dijo: “Ve y redúcete”.
[El Talmud explica que aunque al principio ambas luminarias fueron creadas iguales,
como la luna “protestó”, arguyendo que “es imposible que dos reyes iguales utilicen
una misma corona”, Dios redujo su nivel existencial. Es debido a esto que, en vez de
irradiar luz, en la actualidad la luna meramente recibe y refleja pasivamente la luz que
el sol le irradia. El alma experimenta una “reducción” semejante a fin de entrar al
mundo material.]
Pero en el futuro, “la luz de la luna será como la luz del sol”.
[En el futuro, sin embargo, esa dimensión recuperará su fuerza autónoma original. A
otro nivel, este concepto también está relacionado con el hecho de que en este
mundo la luz espiritual inherente a Israel está, por decirlo así, “obstruida” por las
demás naciones y no puede manifestarse en todo su esplendor.]
El alma posee el poder intrínseco para, según el grado de perfección de sus actos,
elevarse de un nivel a otro hasta la potencia suprema. Pero debido a la fuerza
espiritual reducida que se le dio en este mundo, ella permanece encerrada y
confinada dentro de este cuerpo oscuro durante todo el tiempo que dure su misión, a
fin de ser probada y examinada a través de las pruebas que le pone la Mala
Inclinación, propósito por el cual fue puesta dentro del hombre.
A esto aludieron los Sabios cuando afirmaron: “El Santo, Bendito es, solamente creó
la Mala Inclinación para poner a prueba a los seres humanos”(Zóhar, I Midrash
haNeelam, 106b). Por lo mismo, es conforme a la excelencia de sus actos que el alma
adquiere para sí capacidad de elevación espiritual, para elevarse de un nivel a otro.
Y en el periodo de entrega de recompensa, todas las almas hallarán el pago por su
labor y se elevarán conforme a lo que hayan sido sus actos. Será estando en este
nivel que a la hora de la Resurrección las almas regresarán y purificarán sus cuerpos
respectivos y se deleitarán eternamente en la armonía abundante que prevalecerá en
aquel entonces (sin conflictos entre cuerpo y alma), como ya hemos explicado.

La Reducción Existencial del Alma


72D- En síntesis, para poder ser digna de toda la gloria que le está destinada en el
futuro, la raíz del alma necesariamente tiene que ser grandiosa, y su origen del que se
deriva forzosamente tiene que ser extraordinariamente sublime.
[En Nidá 30a, el Talmud afirma que antes del nacimiento, el alma “atisba de un
extremo del universo al otro”. Ahí mismo, agrega que se le enseña “la totalidad de la
Torah”. Ambas afirmaciones expresan la sublime cualidad de su esencia.]
Pero es temporalmente degradada con el propósito de elevarla y beneficiarla al final,
al imponerle Dios: “Vé y redúcete, para que puedas entrar a este cuerpo oscuro y vivir
dentro de él todo el tiempo que dure su vida de vanidad”.
Y es estando en ese nivel que Dios le ha impuesto normas y leyes -la totalidad de la
Torah-, para que las cumpla y las preserve.
[El sistema de leyes de la Torah sólo aplica mientras el alma esté confinada en el
cuerpo y se le haya dado la misión de refinarlo. En sí misma, el alma no precisa del
estudio de la Torah ni del cumplimiento de sus preceptos como instrumento para su
elevación. La Torah es un instrumento que el alma utiliza para refinar al cuerpo.]
El alma está sujeta a este proceso mientras esté dentro del cuerpo.
Ahora bien, debido a esta reducción que sufrió, la fuerza del alma se ha debilitado y
su inmensa luz ha sido disminuida, y es por eso que ahora el cuerpo ha quedado
oscuro, como lo es en la actualidad, a pesar de que el alma está dentro de él.
Pero es según la rectitud de sus actos que será juzgada en el futuro (Mundo de las
Almas) y se le permitirá elevarse, elevando su nivel espiritual, para que cuando entre
por segunda vez en el cuerpo imbuida con esa nueva luz, pueda afectarlo de un modo
que ahora es incapaz de hacer, logrando que alcance el refinamiento total y se
convierta en ente noble y radiante, como ya hemos explicado.
[R.Goldblatt señala que de la idea que el Intelecto expresa se infiere claramente que
no es el cumplimiento de los preceptos en sí mismo lo que refina al cuerpo, sino el
alma misma. Lo que ese cumplimiento hace es permitir que el alma misma recupere
su estado original de pureza, y con la luz sublime de su propio ser el alma refina al
cuerpo. Por consiguiente, aunque es la luz del alma lo que en última instancia refina y
ennoblece al cuerpo, esa luz depende de su dedicación a la Torah y los preceptos.]
Porque así como en el inicio era necesario que el alma disminuyera su luz a fin de
poder entrar en el cuerpo, la segunda vez que entré en él, por el contrario, debe
hacerlo con toda su luz, justamente para lograr que el refinamiento del cuerpo sea
total.
Vemos entonces que el alma misma obtiene un beneficio particular al perfeccionar el
cuerpo: elevarse cada vez más y aumentar su fuerza y nobleza intrínsecas. Pero no
sólo eso; incluso estando todavía en este mundo, dentro del cuerpo, el alma se eleva
y se ennoblece conforme a sus actos. Pues no hay comparación entre el alma de un
individuo que se dedica al estudio de la Torah y al cumplimiento de los preceptos , y
que alcanza cierto conocimiento de la gloria de su Creador, con un alma que carece
de todo eso.
Sin embargo, su elevación no es capaz de transformar el cuerpo a tal grado que su
pureza se vuelva evidente, sino sólo en el caso de algunos pocos individuos
extraordinarios, aquellos que Dios escogió, como nuestro maestro Moshé, Janoj o el
profeta Eliahu. Pero las demás almas, aunque se ennoblecen gracias a sus acciones,
su alcance espiritual no es tan grande como para que éste se manifieste también en el
cuerpo. Aun así, no se les escatimará el Bien en el futuro, a cada individuo según sus
acciones.

Resumen de la Integración Cuerpo-Alma


74-Intelecto: Este es el concepto básico: por su naturaleza misma, el cuerpo es
oscuro e intrínsecamente deficiente; el único refinamiento que puede lograr es a
través del alma.
Por su parte, el alma se origina en una dimensión altamente sublime. Pero se reduce
a sí misma para entrar en el cuerpo a fin de no refinarlo excesivamente de un solo
golpe y no transformar completamente su naturaleza. En vez de ello, el alma lo
transforma paulatinamente a través de buenas acciones, según sea necesario.
Después de ello, el alma se elevará conforme a sus actos e incrementará su fuerza
espiritual en función de su grado de elevación; y luego refinará al cuerpo conforme a
la magnitud de su fuerza espiritual hasta que él sea capaz de existir integrado con ella
(en la Resurrección) “para contemplar la dulzura del Eterno y visitar Su
santuario”(Tehilim 27:4) por toda la eternidad.
75-Alma: He comprendido lo suficiente por el momento respecto a la Resurrección y
la recompensa futura. Ahora debemos concluir los temas que habíamos comenzado a
analizar.
[En el capítulo siguiente completará su explicación acerca de la existencia del ser
humano, enfocándola desde el aspecto de los actos que realiza y que lo conducen a
la Resurrección.]
 

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