Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
[2] Entre todas las influencias que Él, Bendito Sea, envía en beneficio de Sus
criaturas hay una que es superior al resto de las influencias, y cuya esencia es
más importante y excelsa que todas las demás que pudieran existir, es decir
que es lo máximo que puede ser encontrado en la creación parecido a Su
realidad verdadera, Bendito Sea, y de importancia y excelencia parecidas a la
realidad de Su importancia. Y esto es realmente lo que representa que el
Señor, Bendito Sea Su Nombre, comparte Su gloria y excelencia con Sus
criaturas. Y en verdad el Creador. Bendito Sea Su Nombre, vinculó esa
influencia con algo que Él, Bendito sea, creó para este objetivo, y es: la Toráh
(La palabra Torá proviene del verbo lehorot, que significa: "enseñar", "instruir” Una
traducción bastante literal para Toráh, por lo tanto, sería: "enseñanza" o "instrucción”.) .
Dérej Lajaim). Y esto es, como fue explicado allí (En la primera parte, capitulo 4,
sección 9), porque el Señor, Bendito Sea, compuso un conjunto de palabras y
alocuciones —que son los cinco libros de la Toráh y en un nivel más bajo, los
Profetas y los Escritos sagrados, y vinculó a ellos esta influencia de manera tal
que cuando las personas hablen aquellas palabras (Incluso si no las comprenden
(Dérej Lajaim). De todos modos, véase el final de este párrafo, y lo que escribimos en la
primera parte, nota 72, que de todos modos la persona debe intentar comprender lo que
lee pues el estudio completo no incluye sólo la lectura y el habla de las palabras
sagradas sino también la comprensión de las mismas.) Les sea proyectada esta
influencia a quienes lo hagan; pero esto, con la condición de que esa lectura
sea realizada siguiendo las reglas que fueron establecidas (Se refiere a las reglas
particulares de las cuatro áreas de interpretación de la Toráh: el peshat (la literalidad del
texto), y el remez, el derash y el sod (caminos de interpretación basados en las
parábolas, las alegorías, la mística y la Kabalá). Y esto claramente excluye
interpretaciones contrarias a la leyó al espíritu del texto bíblico véase Mare Dérej.) ,
sección siguiente.).
[3] Y he aquí, es algo claro que cuanto más alto sea el nivel de comprensión
más alta será la influencia correspondiente proyectada de ella, y no se podrá
comparar alguien que entienda sólo el lenguaje básico de un pasaje bíblico
con alguien que también entienda su significado, y tampoco se compara quien
entiende sólo el significado superficial con quien lo hace con profundidad, y
tampoco quien ahonde poco con quien ahonde mucho. Sin embargo, Su
benevolencia, Bendito Sea, dispuso que en cada nivel de comprensión se
proyecte un grado de esta influencia de modo que quien la estudia (Quiere decir:
de modo que quien estudia cualquier parte de la Torá.) ganará la parte de esa gran
influencia vinculada con esa comprensión, y quien no ha llegado a ninguna
comprensión sino que sólo se ha dedicado a la lectura de la misma (Véase la
nota 16.), eso también será para él un medio para recibir un poco de esta
influencia. De esta manera, la mayor parte del pueblo de Israel tiene este
mérito (El Ramjal no concibe la idea de que la mayor parte del pueblo no haya abierto un
libro de estudio de Toráh en su vida (véase Maré Dérej.) , quien más quien menos.
resto de las personas” (basado en Or Haderej y Mare Dérej) debe dedicarse a todas
sus partes de acuerdo con su posibilidad (Esto se refiere al tiempo que la persona
posee para dedicarse al estudio, y también se refiere a como se relaciona con la Torah,
pues “la persona siempre debe estudiar Torah en el lugar (el tema) que su corazón
desea” (Mare Dérej citando Avoda Zara 19a.) , para que así le llegue la reparación a
todas las partes de la creación. Y con relación a esto dijeron nuestros Sabios,
de bendita memoria: "Que el hombre siempre divida sus días: un tercio en las
Escrituras, otro tercio en la Mishná y otro tercio en la Guemará" (Kidushin 30a;
Avodá Zará 19b). Y esto incluye todas las partes de la Torah, en las cuales el
hombre se debe dividir el tiempo de modo que se dedique a todas, sin omitir
ninguna de ellas (Aunque no pueda concluir su estudio (Or Hadérej.). Sin embargo,
el tiempo que se ha de dedicar a cada una de ellas es correcto que dependa de
lo que es la persona y lo que le esté ocurriendo (Esto es así porque el
perfeccionamiento del mundo depende del perfeccionamiento de la persona; y si al
estudiar la persona se hace peor, en lugar de repararse, lo mismo hace con el mundo (Or
[5] Sin embargo, las condiciones que deben acompañar al estudio son las
siguientes: la reverencia por el estudio propiamente dicho (La palabra yirá
significa la reverencia, el temor y la veneración que el hombre debe sentir por el estudio
de la Torah en el momento mismo del estudio. Y esto es en adición a la obligación
Y esto es así (El Ramjal pasa ahora a explicar la primera de las dos condiciones que
deben acompañar al estudio: la reverencia por el estudio propiamente dicho.) pues, he
aquí, todo el poder de la Torah proviene sólo de que Él, Bendito Sea, vinculó e
hizo depender de ella Su influencia excelsa de modo que al hablarla y
comprenderla llega esa gran influencia; pero si no hubiera sido por esto, hablar
de ella sería como hablar de cualquier otra cosa, o como los libros de ciencias,
o como el conocimiento de las distintas ciencias naturales, mediante lo cual
solo se obtiene información pero el alma no recibe de ello en absoluto ningún
incremento en la excelencia y la importancia al leerlos, al hablar de esos temas
o al comprenderlos (Traducción basada en la versión en inglés del Rab Arie Kaplan;
véase otra opción en Or Haderej.) , y tampoco llega de ello una reparación de la
creación en su totalidad. Y en verdad, esta influencia es algo Divino, como ya
mencionamos, y no sólo eso sino que además es el más elevado y excelso de
los conceptos que son proyectados y comunicados por Él, Bendito Sea, a los
seres creados. Y puesto que esto es así, por supuesto que el hombre debe
sentir temor y estremecimiento al dedicarse a algo así, pues a través de esto él
se presenta delante de su Dios y se dedica a atraer Su gran luz hacia él. Y he
aquí, correspondería que sintiera vergüenza de su insignificancia humana y
temblara ante Su gran magnificencia, Bendito Sea. Por otro lado, he aquí,
debería regocijarse mucho de la buena parte que tuvo el mérito de recibir (Y
esta alegría inmensa debe ser la consecuencia del amor a Dios, el cual debe venir
después de la yirá, la reverencia y el temor, y debe estar entrelazado con ella (Or
Tora denote frivolidad (Dérej Lajaim.), y que no haga nada que denote desprecio ni
por sus palabras ni por sus libros. Y debe saber delante de Quién se encuentra
y estudia. Y si la persona se cuida en todo esto, su estudio será lo que
realmente debe ser y ella provocará que se proyecte la influencia que
mencionamos, y se incrementará en ella la excelencia Divina (Y se hará parte de
su esencia (Or Haderej), como explicamos respecto del verbo lehitatzem en la primera
parte, nota 58), y se proyectará una reparación y una iluminación (El concepto de
heará, “iluminación”, encierra la idea de un incremento en la excelencia espiritual (Mare
Dérej). El tikún, la “rectificación”, significa quitar lo malo y preparar la cosa para lo
bueno, es decir, para “la iluminación” (Or Haderej.) a toda la creación. Pero si faltará
esta condición (Quiere decir: si falta el temor al Cielo que debe acompañar al estudio,
lo cual denota una falta de estima y valorización de la Torah (basado en Mare Dérej y
aprendió para hacer aún más el mal.) " (Julín 133a); y en una persona así seguro
que el estudio de la Torá no proyetará nada de la influencia que mencionamos,
en ningún grado en absoluto.
Y a pesar de esto, nuestros Sabios, de bendita memoria nos han
revelado un gran secreto: si los malvados no abandonaran el estudio de la
Toráh, al final ellos habrían de retornar al bien; pues aunque ellos no tienen el
poder de hacer que sea proyectada ninguna influencia de ante Él, Bendito Sea,
como ya vimos, las palabras mismas de la Toráh son intrínsecamente
sagradas, de modo que quien constantemente se dedique a ellas recibirla
continuamente de ellas un pequeño despertar (espiritual), como si fuera la más
pequeña de las iluminaciones que recibe quien se dedica a ellas; y ésta
finalmente perseveraría sobre él y haría que retornara al bien. Y esto es lo que
dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria (En nombre de Dios): "Ojalá que
aunque a Mí me abandonaran, Mi Toráh cuidaran, pues la luz que hay en ella
haría que vuelvan al bien" (Midrash Ejá, petijtá 2). Y aun así es obvio que esto
no está dicho con relación a quien se dedica a ella en forma de broma y burla o
a quien adultera su significado verdadero, sino a quien se dedica a ella por lo
menos como si se dedicara a cualquier otro estudio (Es decir, con seriedad, con el
objetivo de conocer y comprender cabalmente y fidedignamente la Torah (basado en
Derej Lajaim; en sus propias palabras: “Esto se refiere al estudio lishmah en función del
conocimiento de la Torah”).