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UNIVERSIDAD CATOLICA DE HONDURAS

DERECHO PENAL I

LIC. Gladis Roscelina Barahona

TRABAJO: Informe de exposición

INTEGRANTES: Elizabeth Virginia Tabora García


Fernando Daniel Banegas Zavala
Kimberlyn Daniela Pavón Borjas
Rut Belén López Ayestas

GRUPO N°1

SECCION: 0900AB

FECHA 29-10-2022

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Introducción

Tomando como punto de partida un rasgo histórico Según la definición el penalista Luis
Jiménez de Asúa “defensa justificada” o “legítima defensa” es:

“la ilegalidad de la persona agredida o de un tercero contra el agresor, el rechazo de los actos
de agresión presentes o inminentes, que excede la necesidad y alcance de la defensa. La
proporción razonable de los medios utilizados para prevenirla o rechazarla ". (Jiménez de
Asúa, 2001)

Podría afirmarse que el fundamento de la legítima defensa se encuentra en la protección de


los bienes jurídicos del agredido y en la protección del derecho frente a ataques injustos.

La Legítima Defensa, es por su naturaleza un derecho inherente, inalienable e insustituible de


la persona.

Pese a que nuestro Código Penal no abunda mucho sobre la Legítima Defensa, este tipo penal
reconoce el derecho que todo ser humano tiene a defenderse de un ataque o agresión
ilegítima, en la cual su vida o la de un tercero está en peligro inminente, lo que le obliga a
repeler la agresión convirtiéndose “en un agresor” hacia su atacante.

El origen de la institución mencionada se remonta a mucho tiempo atrás, se puede afirmar


que está conectado con el instinto natural de proteger la vida humana, por lo que está
estrechamente relacionado con las diferentes etapas históricas que ha vivido la sociedad.

No hay alguien quien pueda determinar a ciencia cierta el momento preciso en que se dio
origen a la Legitima Defensa, no hay ningún tipo de informe concreto y como lo dice Geib
“la legitima defensa no tiene historia “.

La legítima defensa de haber existido en el tiempo primitivo de la humanidad, ante las


numerosas dificultades que le trajo la naturaleza para obtener alimento y convertirse en una
criatura depredadora, e incluso para lograr este objetivo, también se enfrentó a sus
compatriotas, por instinto protector, atacó y hasta arrasó con su cuerpo. La posibilidad de
rechazar al agresor a costa de su vida o integridad. Sin embargo, esta forma original de
defensa legal no tiene disposiciones legislativas, porque el estado no existe como
organización política y legal. No obstante, la legítima defensa, según los tratadistas de

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derecho penal, sólo aparece legislada en el Código de Manú, en la India, en el antiguo Egipto
entre los hebreos y en Atenas.

La legítima defensa que descansa desde los tiempos antiguos en situaciones determinadas nos
ha llegado de una manera casi inalterable a través de las legislaciones de griegos, romanos y
franceses, manteniendo el mismo espíritu desde entonces

MARCO TEORICO

¿Cómo se define la legítima defensa?

Tal y como señala el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico, la legítima defensa es
una causa de justificación que ampara a quien actúa impidiendo o repeliendo una agresión
ilegítima y actual a sus bienes jurídicos o los de un tercero, es decir, en defensa de los
mismos, y con ello también del derecho atacado, de un modo racionalmente necesario.

También se dice en derecho penal, la legítima defensa, defensa propia o autodefensa es una
causa que justifica la realización de una conducta sancionada penalmente, eximiendo de
responsabilidad a su autor, y que, en caso de cumplirse todos sus requisitos, permite reducir
la pena aplicable a este último. En otras palabras, es una situación que permite eximir, o
eventualmente reducir, la sanción ante la realización de una conducta generalmente
prohibida.

¿Cuál es la naturaleza de la legítima defensa?

Tradicionalmente se debatía cuál era el origen exacto de la legítima defensa, dudando entre la
justificación y la exclusión de culpabilidad. Actualmente, nadie desdice que la naturaleza
jurídica de la legítima defensa se encuadre en las causas de justificación que aparecen en los
textos legales para eludir la responsabilidad, si se dieran ciertas circunstancias.

¿Cuáles son los requisitos necesarios para que la legítima defensa sea
eficaz?

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Los requisitos objetivos y subjetivos para considerar que un hecho haya de concebirse como
de legítima defensa son los siguientes:

1. Se tiene que haber producido una agresión ilegítima recientemente sobre bienes que
fueran protegibles. No cabe alegar legítima defensa ante un daño que hubiera sido
provocado hace años, al igual que tampoco se puede alegar esta causa de justificación
ante el perjuicio realizado sobre unos bienes que no se pudieran proteger.

2. La defensa ha de ser racional y proporcional a la agresión recibida. La explicación a este


punto se puede entender mejor con un simple ejemplo: no sería justificable que el tendero
de una tienda de chuches matara a un niño que hubiera robado un par de gominolas.

3. Tiene que haber falta de provocación suficiente. No se puede alegar como causa de
justificación la legítima defensa frente a un agresor, cuando a éste se le hubiera
provocado para actuar ilícitamente.

4. Elemento subjetivo de la actuación en defensa. Este requisito se identifica con la


exigencia de que el defensor sea consciente de que se dan los presupuestos objetivos de la
legítima defensa, sin que además sea necesario que su intención última sea defender. Si se
actuara contra el agresor, sin intención de defenderse y únicamente con ánimo lesivo, la
defensa no sería lícita. Sin embargo, al ser una cuestión subjetiva, es difícil de probar.

¿Cuál es el error sobre la legítima defensa?

El error sobre la legítima defensa puede afectar a:

• La extensión de la eximente: ocurre cuando el defensor piensa que la circunstancia


que está viviendo le permite reaccionar de cualquier forma, sin atender a los
límites que establece la legislación penal, acerca de la proporcionalidad de la
actuación en defensa.

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• La concurrencia de los presupuestos objetivos que permiten la defensa: el error
sobre la concurrencia de los presupuestos objetivos alude al incumplimiento de
alguno de los requisitos explicados con anterioridad.

Fundamentos

A lo largo del tiempo, la legítima defensa ha sido objeto de estudio de multitud de juristas,
que trataban de encontrar una justificación que explicara por qué surgió el concepto, y por
qué se ha mantenido. Especialmente Descartes, Hart, Bobbio, Kelsen y Monroy Cabra, se han
puesto en la tarea de dar fundamentos de normas presupuestas dentro del sistema jurídico
internacional, dando normas fundantes indispensables para la creación de constituciones y
derechos adquiridos propios de cada una de las personas que conforman la colectividad
nacional internacional, en contraposición a la opinión iuris y a la integración del
contradictorio.

Instinto de conservación

Así pues, algunos trataron de ver en la figura una manifestación jurídica del instinto de
conservación innato en el ser humano, es decir, aquel rasgo natural que pese al tránsito hacia
la vida en sociedad, ni puede ni debe ser eliminado. Esta tesis está, hoy en día, superada por
la doctrina, a la que no le basta una justificación que no puede explicar la legítima defensa de
una persona ajena, ni la defensa de bienes jurídicos sin alcance vital.

Falta de protección estatal

Esta posición tuvo una especial repercusión, y atribuía la existencia de la legítima defensa a
una situación en la que los bienes jurídicos a proteger no podían ser salvados por el Estado,
de manera que la única forma de evitar que sean dañados es permitiendo que quien esté
posibilitado para tal tarea, cuente con el respaldo jurídico del Derecho.

Las críticas a esta justificación se centraron en destacar que no tiene por qué suponer un
fundamento material de la autorización de la defensa particular, y que, en multitud de

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ocasiones, la ausencia de la protección estatal no indica necesaria y definitivamente la
aparición de una legítima defensa, así como la presencia de tal protección tampoco supone la
imposibilidad de aplicar la figura.

Tesis dominante

La práctica totalidad de la doctrina penalista contemporánea coincide en señalar que la


fundamentación de la legítima defensa se apoya sobre dos pilares, una doble fundamentación
que se centra en el aspecto individual y supraindividual del concepto.

Por un lado, el aspecto individual se centra en señalar que existe una necesidad de defensa del
bien jurídico personal, algo que además de descartar la defensa de bienes jurídicos colectivos,
explica con claridad la importancia que el Derecho da a la protección del bien de esa
naturaleza, que ha sido puesto en riesgo por una agresión ilegítima.

Respecto al aspecto supraindividual, se afirma que el Derecho busca atacar y frenar las
conductas antijurídicas, las agresiones ilegítimas que ponen en suspenso su soberanía en las
relaciones sociales. La doctrina alemana tiende a usar un principio, según el cual, "el Derecho
no ha de ceder frente al injusto". Entiéndase injusto en el sentido del componente enumerado
en la teoría del delito. Debido precisamente a ese carácter de injusto, los bienes del agresor
pierden importancia con respecto a los del defensor, quedando parcialmente desprotegidos al
no exigirse una reacción proporcional o subsidiaria.

Cabe destacar que el plano supraindividual supone un efecto disuasorio para aquel que vaya a
agredir el bien jurídico, pues produce un efecto de prevención general, añadiendo así a la
justificación de la figura una nota de carácter funcional.

Requisitos esenciales

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Su presencia será necesaria para considerar la existencia de la legítima defensa, de forma que
su incumplimiento descarta la aplicación de cualquier eximente. Debe aclararse que estos
requisitos no representan ninguna guía moral ni concepto social, son simplemente una
descripción de la legítima defensa tal cual está entendida en el código penal español.

Agresión ilegítima

La agresión será una acción humana dolosa que ponga en peligro bienes jurídicos personales
y/o propios.

Bien jurídico particular: Tales bienes jurídicos habrán de pertenecer a un particular, de


manera que no cabe la legítima defensa de bienes colectivos, comunitarios o supra
personales, debido a la inidoneidad o peligro que supone facultar al particular para actuar en
defensa de aquellos bienes. Parte de la doctrina afirma que, para distinguir los bienes
jurídicos particulares, no habrá que prestar atención exclusivamente a la titularidad de tales
bienes, sino que dentro de los bienes que pertenezcan al Estado, podrá distinguirse aquellos
en los que actúa como un particular, de manera que en esos casos sí que cabe la legítima
defensa. Según este planteamiento, podemos distinguir dos tipos de casos que pueden darse
con bienes de titularidad pública:

Gamberros que están destrozando una farola, y un sujeto les amenaza o incluso les agrede. La
farola es propiedad pública, pero una propiedad similar a la correspondiente de una empresa
privada, pudiendo darse el caso de que la farola pertenece a una empresa de carácter privado
cuya participación es mayoritariamente pública.

Un sujeto va borracho por la calle alterando el orden público. En ese momento, un viandante
se acerca y le agrede. No cabe la legítima defensa, pues el bien jurídico "orden público" es , y
no tiene una esencia similar al bien jurídico particular, sino que pertenece exclusivamente al
ámbito estatal.

Carácter de acción activa u omisiva: Es necesario que la agresión sea una acción, y no un
supuesto de "falta de acción" (agresión procedente de movimientos inconscientes o
involuntarios, como ataques epilépticos, sonambulismo y demás). Por otro lado, cabe la
acción propiamente dicha, así como la comisión por omisión. No obstante, no es posible que

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la agresión proceda de una omisión pura. Por supuesto, por acción nos referimos a la
conducta perteneciente exclusivamente a las personas físicas, y en ningún caso, a los
animales o personas jurídicas.

Carácter doloso de la acción: La acción habrá de ser dolosa, es decir, tendrá que existir una
voluntad y conocimiento de lesión de bienes jurídicos. Ello implica que no cabe hablar de
agresión en caso de imprudencia, con lo que no puede considerarse legítima defensa la
reacción contra una acción involuntaria.

Peligro real o agresión adecuada para producir daños: La acción tendrá que suponer un
peligro verdadero para el bien jurídico. No cabe hablar de legítima defensa cuando tratemos
la agresión procedente de tentativa inidónea, así como los supuestos de tentativa idónea, pero
cuyo ataque resulte inofensivo por estar el bien jurídico totalmente protegido y fuera de
peligro.

Carácter típico de la acción: La doctrina afirma que sólo constituyen agresiones ilegítimas
aquellas acciones tipificadas, es decir, exclusivamente aquellas conductas recogidas en la
legislación penal. No cabe por lo tanto cualquier acción que dañe bienes jurídicos personales,
sino que éstos tendrán que haber sido protegidos penalmente con anterioridad a que se
produjera la agresión.

Carácter antijurídico de la acción: La acción no sólo habrá de ser típica, sino que, para
considerarse agresión ilegítima, aquella habrá de suponer una amenaza al bien jurídico
protegido proveniente de una conducta no amparada por el Derecho. Dicho de otra manera, se
trata una conducta que transgrede las normas jurídico-penales.

Carácter actual de la acción: Consecuencia directa del concepto de "puesta en peligro" del
bien jurídico que supone la agresión ilegítima, se habla de la necesidad de que tal agresión
ilegítima sea actual, que esté causando peligro provocando la necesidad de impedir o repeler
tal agresión. Se considera agresión actual cuando la actuación defensiva resulta inaplazable
para salvar el bien jurídico. No obstante, no es necesario que el ataque sea inminente salvo en
los casos en los que exista tal exigencia legal, normalmente vinculados a la agresión de
bienes patrimoniales.

Necesidad de defensa

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Según este requisito, la agresión ilegítima que se dirige a un bien jurídico ha de suponer que
sea necesaria la intervención que impida o repela el ataque. Así pues, la defensa es una
conducta típica o atípica, activa u omisiva cuyo fin es defender un bien jurídico de una
agresión típica y antijurídica

ARTÍCULO 30.- CAUSAS EXIMENTES DE LA RESPONSABILIDAD


PENAL.

Son causas de exención de la responsabilidad penal las siguientes: 1) Inimputabilidad. Es


inimputable quien. en el momento de la acción u omisión y como consecuencia de anomalía o
alteración psíquica, alteración en la percepción o de intoxicación plena, no posee la capacidad
de comprender el carácter ilícito de su conducta o de actuar conforme a esa comprensión, así
como el menor de doce (12) años. El trastorno mental no exime de responsabilidad cuando
haya sido procurado con el propósito de cometer un delito o se hubiera previsto o debido
prever su comisión:

2) Ejercicio de un derecho, oficio, cargo o cumplimiento de deber. Quien actúa en


cumplimiento de un específico deber jurídico o en el ejercicio legítimo de un derecho, oficio
o cargo:

3) Estado de necesidad. Quien, en estado de necesidad, para evitar un mal propio o ajeno
lesiona un bien jurídico de otra persona o infringe un deber, siempre que concurran los
requisitos siguientes: a) Que el mal causado no sea mayor que el que se trate de evitar; b) Que
la situación de necesidad no haya sido provocada intencionadamente por el sujeto; y. c) Que
el necesitado no tenga, por su oficio o cargo, obligación de sacrificarse.

4) Legítima defensa. Quien obra en defensa de la persona o derechos propios o extraños,


siempre que concurran los requisitos siguientes: a) Agresión ilegítima actual; b) Necesidad
razonable de los medios empleados para impedir o repeler la agresión; y, c) Falta de
provocación suficiente de quien se defiende. Se entiende que concurren las tres (3)
circunstancias anteriores respecto de quien rechaza el escalamiento o fractura de cercados,
paredes, entradas de una casa o apartamento habitado o de sus dependencias o emplea
violencia contra la persona extraña a ella cuando sea sorprendido dentro de los indicados
lugares: y,

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5) Miedo insuperable. Quien obra impulsado por miedo insuperable.

En el inciso 4 este artículo nos habla de la legitima defensa y la regula como causa eximente
de la responsabilidad penal. Esto quiere decir que exime ciertos delitos los cuales están
ligados con los que se recalan en el artículo.

Conclusión

Luego de tomar en cuenta todos los factores que influyen a la hora de decidir si una acción es
considerada legítima defensa, podemos comprender que esta solo se dará si se cumplen los
requisitos necesarios, tomando en cuenta que la defensa sea de una manera proporcional a la
agresión. La agresión debe ser real e inminente, es decir que el defensor no puede iniciar la
agresión ya que no se consideraría una defensa, debe ser únicamente una reacción y
consecuencia de una agresión, no debe haber un exceso en la legitima defensa, debe haber
una racionalidad y proporcionalidad, por ende, esto implica que no hay una exclusión de la
responsabilidad penal, pero en el código penal federal se contempla una reducción de la pena.
Podemos complementar la legítima defensa por una casa excluyente de responsabilidad penal
que consista en el error invencible. En fin, cuando se considera acreditada la legitima defensa
el delito es excluido y por lo tanto no existirá responsabilidad penal.

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