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PRÁCTICA ROMANO 2

La usucapión es un modo de adquirir la propiedad mediante la posesión ininterrumpida de la


cosa con buena fe, justa causa y durante el tiempo que establece la ley. Según el Tituli Ex
Corpore Ulpiani 19.8: “Usucapio est autem dominii deptio per continuationem possesionis anni
vel biennii, rerum mobilium anni, immobilium biennii” Los poseedores, mediante la usucapión,
consiguen transformar sus posesiones civiles en propiedades con el paso del tiempo.

Es un modo de garantizar las transmisiones de cosas res mancipi sin emplear la mancipatio o,
si el poseedor de la cosa no posee la propiedad de dicha cosa, puede transformar dicha
posesión de buena fe en propiedad con el paso del tiempo y existencia de un justo título de
posesión.

La usucapión, por lo tanto, consigue la transformación de un supuesto de hecho (como la


posesión) en un supuesto de derecho (como la propiedad).

Los requisitos para la usucapión son los siguientes:

• Debe tratarse de posesiones civiles (no se pueden usucapir bienes del Estado,
imperiales, eclesiásticos…).
• La cosa tiene que ser res habilis. Durante la República se estableció que había una serie
de cosas que no podían ser objeto de usucapión; se estableció que se podrían usucapir
los objetos susceptibles de ser adquiridos mediante propiedad romana. Por lo tanto,
quedaban fuera de esta categoría:
− Los fundos provinciales, que eran propiedad del estado romano.
− Los bienes de los ciudadanos sujetos a tutela o a curatela.
− Los bienes del emperador o del fisco romano.
− Los bienes que estaban fuera del comercio de los hombres.
− Los bienes de la iglesia.

No obstante, durante la etapa imperial, Justiniano permitió la usucapión de los anteriores


objetos.

• Buena fe o bonna fideis. Se considera que tiene buena fe el poseedor civil que está
poseyendo algo convencido de que es su propiedad o que tiene un justo título,
siempre con la convicción de que no lesiona derechos ajenos. La existencia de buena
fe solo se exige en el momento en que comienza el proceso de la usucapión y, si se
detectase mala fe posterior, esta no invalidaría la posesión inicial de buena fe.
• Tempus fugit. La Ley de las 12 Tablas establecía la necesidad de que el poseedor
poseyese la cosa ininterrumpidamente durante un año (para bienes muebles) o dos
(para bienes inmuebles). La razón de que estos plazos fuesen tan estrictos era impedir
el abandono de bienes por parte de los propietarios, que podía acrecentar la
inseguridad civil en una época donde no existía ningún tipo de registro de la
propiedad. A la hora de determinar dichos plazos, existían distintos supuestos:

- Si un tercero o el propietario consiguen recuperar la posesión de la cosa, el plazo de


posesión comienza a contar de nuevo (prescripción).

- Si el poseedor muere y está completando el plazo de la usucapión, el heredero pude


sumar su tiempo de posesión a la del fallecido (sucessio possesionis).
- Si el vendedor había estado poseyendo la cosa durante un cierto tiempo, el
comprador podría sumar su tiempo de posesión a la del vendedor (accesio
possesionis).

• Justo título (iusta causa traditionis). Acto jurídico previo que hubiese servido para
transmitir la propiedad de la cosa si esta no hubiese estado viciada; acuerdo de
voluntades reconocido por el derecho civil romano. Algunas justas causas de entrega
serían: compraventa, donación, herencia, concesión pretoria, préstamo, abandono,
dote… La causa de la posesión no se podría cambiar en el tiempo, una vez realizada la
transmisión de la cosa, siendo dicha causa la encargada de determinar la buena o mala
fe del adquirente.

A continuación hablaremos del Longis Temporis Praescriptio. Es un modo de adquisición de la


propiedad llevado a cabo a partir del Bajo Imperio, momento en el que se concedería a los
poseedores de previos provinciales una prescripción de largo tiempo para la defensa de las
posesiones ocupadas que no eran de su propiedad.

Si los propietarios reclamasen la posesión a los poseedores de largo tiempo mediante una
acción reivindicatoria de dominio, en caso de que transcurrieran 10 años entre partes
presentes o 20 entre ausentes, los poseedores tendrían una excepción procesal de largo
tiempo, pues serían poseedores de buena fe y con justo título. De darse el litigio, los
propietarios ejercitarían una acción reivindicatoria de dominio y los poseedores interpondrían
como defensa la prescripción de largo tiempo; como consecuencia, estos últimos ganarían la
propiedad de la cosa por usucapión.

Y, por último, hablaré sobre la Usucapión Justinianea, esta usucapión siguió el régimen de
usucapión de la época clásica y posclásica, pero para bienes muebles se estableció un plazo de
3 años y, para bienes inmuebles, 10 años entre partes presentes (si ambos vivían en la misma
provincia) o 20 años entre partes ausentes (si vivían en provincias diferentes). Transcurridos 10
o 20 años, si el poseedor era un poseedor civil de buena fe y con justo título, ganaba la
propiedad civil del bien. Además, se estableció que si una persona había poseído de forma
continuada e ininterrumpida un objeto durante 30 años de buena fe, aunque no tuviera justa
causa, la posesión se transformaría en propiedad por la usucapión (prescripción de larguísimo
tiempo). En el caso de los bines del fisco o de la iglesia, se estableció un plazo de 40 años.
Durante la etapa justinianea, se permitió la usucapión de bienes tanto muebles como
inmuebles (los bienes muebles serían adquiridos por usucapión; los bienes inmuebles serían
adquiridos por prescripción).

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