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Los chicos y las Redes Sociales: la mayoría cree que

son inofensivas

A partir de los entre los 10 y 11 años, la mayoría de los chicos

argentinos reciben su primer celular con acceso a Internet. Cuando

llegan a los 12, la cifra escala a 9 de cada 10. De ellos, casi la

totalidad lo utiliza principalmente para ingresar a las Redes

Sociales. Pero sólo 4 de cada 10 chicos percibe “algo” del riesgo del

uso de Internet y Redes Sociales, la mayoría lo define como “poco” o

“ninguno”. Así lo asegura un estudio que realizó la Defensoría del

Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.

“Como siempre, el problema con estas tecnologías es el abuso. Son

herramientas maravillosas que están destinadas a generar muchos

cambios, también positivas. Pero el abuso puede resultar peligroso”,

asegura el médico psiquiatra y psicoanalista Pedro Horvat, en diálogo

con Clarín. Enseguida advierte: “Las pantallas emiten una luz que el

cerebro interpreta como luz diurna, de modo que el uso excesivo de

pantallas durante la noche tiende a alterar el ritmo del sueño.

Sabemos que quedarse dormido implica ir desconectándose de la

realidad, y en esta era, el uso de las redes produce exactamente lo

contrario ya que estás atento a tus vínculos sociales, y eso genera

ansiedades y excitación, y es obvio que en ese clima es difícil

dormirse”.

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El estudio “Uso de dispositivos móviles e Internet en niños de edad

escolar”, confeccionado por el Centro de Estudios, Investigaciones y

Opinión de la Defensoría porteña, evidencia un fenómeno que ya no

puede calificarse como nuevo. El tema pasa, entonces, en cómo se

enfrenta esta situación. No es sencillo. Los chicos ya están metidos,

no es cuestión de sacárselos.

Casi la totalidad de los niños utiliza dispositivos tecnológicos “todos

los días”, y 2 de cada 3 aseguran hacerlo, no para situaciones

específicas, sino “todo el tiempo”. Es decir, los dispositivos en

general, pero en especial el celular implicaría la presencia de una

compañía constante entre los niños, similar a la que se da en el

mundo de los adultos, informe en otra parte el estudio, que además

sostiene que en cuanto a las razones del uso la mayoría le otorga un

sentido recreativo (entretenimiento y chatear con otras personas).

Las redes sociales que dominan la dinámica de uso de los móviles son:

WhatsApp, Instagram y YouTube. Un número bastante significativo

(casi tres de cada 4) hace uso del celular en la Escuela, siendo la

principal razón esgrimida porque “mejora las posibilidades de

aprender”.

“La capacitación que lleva adelante nuestro Centro de Protección de

Datos Personales para el uso cuidado en las redes sociales destinado

a alumnos y alumnas de diversas escuelas primarias y de enseñanza

media de la Ciudad de Buenos Aires, tanto públicas como privadas,

está inspirada en un principio: cuando protegemos datos, protegemos

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personas y cuando protegemos personas protegemos ciudadanía”,

comenta el Defensor del Pueblo de Caba, Alejandro Amor.

“A los chicos que nacieron en esta generación no conviene

prohibirles las pantallas, sino adaptar su uso a la edad que tienen. Es

importante que esa actividad esté combinada con otras, vinculadas a

la sociabilidad, a otros juegos y al deporte, por ejemplo, y a medida

que son más grandes, también con el estudio”, explica Paula

Trippichio, psicóloga infanto-juvenil del Instituto de Neurología

Cognitiva (Ineco). Según describe, “durante la adolescencia aún está

en vías de maduración el lóbulo frontal, que se encarga de la

inhibición de la conducta; si está inmaduro, hay propensión a generar

adicciones, por lo que hay cuidar especialmente a los adolescentes

de cualquier estímulo que pueda volverse una adicción, incluso una

pantalla”.

Para Horvat, “las pantallas pueden implicar un uso adictivo porque

siempre parece que te estás perdiendo algo, siempre podés seguir el

círculo infinito”. Consultada sobre cómo lograr que los chicos limiten

el uso de las pantallas rodeados de un mundo adulto que lo multiplica,

Trippichio responde: “Hay que predicar con el ejemplo. No se puede

imponer a un chico algo que uno no haga”.

Aspectos destacados del informe

- Casi la totalidad de los niños y niñas de 6to y 7mo. grado hace uso

de las redes sociales y además posee celular propio. Mientras que los

8 a 10 años son la edad mayoritaria de inicio en la redes, la posesión

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de celular para la mayoría se produce entre los 10 y 11 años, es decir

más tardíamente: se advierte así que los niños/as llegan al móvil ya

familiarizados con muchos de los contenidos y aplicaciones que van a

usar.

- En cuanto a las razones de uso la mayoría le otorga un sentido

recreativo (Entretenimiento y Chatear con otras personas). Las

redes sociales que dominan la dinámica de uso de los móviles son:

WhatsApp, Instagram y YouTube. En 4to lugar, con valores más

bajos, se ubica Snapchat.

- Un número bastante significativo (casi tres de cada 4) hace uso

del celular en la Escuela, siendo la principal razón esgrimida porque

“mejora las posibilidades de aprender”.

- 6 de cada 10 chicos tienen la percepción de que el riesgo del Uso

de Internet y Redes Sociales es “Poco” o “Ninguno”. En el otro

extremo, sólo 2 de cada 10 piensan que es “Mucho”: sin embargo,

cabe destacar que la percepción de riesgo en el Uso de Internet y

Redes se acentúa entre los niños que asisten a escuelas de gestión

pública, en relación a los que asisten a establecimientos de gestión

privada.

- En otro orden, más de la mitad de los niñas/os expresa que los

adultos entienden entre “Poco” y “Nada” del mundo virtual. Y esto

también es más marcado entre los que asisten a escuelas de gestión

pública. Es decir, que entre los niños que asisten a escuelas públicas

se daría una tendencia a mayor percepción de riesgos en el uso de

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internet, y de menor comprensión de ese mundo por parte de sus

padres.

- Por último, son minoría los niños que sienten que los adultos “los

controlan”. Por el contrario, la mitad siente que “confían en ellos”, y

un tercio señala que “le brindan libertad” o que “no se meten”. Esto

explicaría principalmente las razones por las que más de la mitad

señala que frente a un problema en Internet recurre a los padres.

Otro estudio

Según asegura una nueva investigación realizada por la Universidad

de Michigan, en EEUU, y publicada en la revista Psychology of

Popular Media Culture, “cómo los niños usan los dispositivos, y no

cuánto tiempo pasan con ellos, es el mejor predictor de problemas

emocionales o sociales relacionados con la adicción a la pantalla”.

Aparentemente, en realidad no importa si el niño pasa una hora o

cinco mirando una pantalla, aunque desde luego no recomendaríamos

cinco. El nuevo estudio demostró “que hay más en ello que el número

de horas”.

“Lo que más importa es si el uso de pantallas causa problemas en

otras áreas de la vida o se ha convertido en una actividad que lo

consume todo”, sostiene el estudio.

Pero entonces, ¿cómo se puede saber exactamente si nuestro hijo

es adicto a las pantallas?

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Estas son las señales de advertencia que afirma el estudio hay que

prestar

- Si el tiempo de pantalla interfiere con las actividades diarias

- Si causa conflictos para el niño o en la familia

- Si es la única actividad que alegra al niño.

“Si su hijo muestra alguno de estos signos, puede ser hora de

intervenir, ya que la adicción a la pantalla está vinculada a problemas

con las relaciones, la conducta y la emoción”, dice la investigación.

Pero la buena noticia es que, siempre y cuando el niño no muestre

ninguna de estas señales de adicción a la pantalla, lo más probable es

que esté completamente bien mantenerlos entretenidos con juegos

en su tableta durante horas, según parece.

Seis consejos para padres

“La inmadurez de los chicos puede meterlos en problemas”, alerta un

equipo de especialistas de la Clínica Mayo, de Estados Unidos, que

elaboró una serie de consejos para que los padres ayuden a sus hijos

a entender y evitar los riesgos relacionados con este tipo de

comunicación.

1- Hable sobre los mensajes de texto con contenido


sexual

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Explíquele a su hijo las consecuencias emocionales de la práctica del

sexting, o envío de mensajes con contenido sexual, a través de

celulares u otros dispositivos electrónicos. Pueden resultar

incómodos no sólo para quien los envía -sobre todo si es bajo

presión-, como para quien los recibe.

También deben tenerse en cuenta las repercusiones a largo plazo:

una foto o un mensaje puede reenviarse a otros contactos y resurgir

después de mucho tiempo y avergonzar a la persona o generarle

problemas escolares o laborales, entre otros. Cuando el contenido

empieza a circular es imposible detenerlo.

Asegúrese de que su hijo adolescente entienda que es un delito

poseer imágenes sexuales explícitas de menores de edad.

2- Infórmese sobre el ciberbullying

El hostigamiento cibernético consiste en utilizar un medio

electrónico para amenazar o hacer daño a otros. En los chicos, el

acoso puede vincularse con problemas de salud mental, alteración en

el rendimiento escolar, drogadicción y violencia.

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Asegúrese que su hijo entienda que no es aceptable difundir

rumores ni hostigar a nadie a través de mensajes o ningún otro

medio.

Motívelo a hablar con usted u otro adulto de confianza en caso de

recibir mensajes de texto acosadores. Y explíquele que no dejará de

tener acceso al celular u otros dispositivos por confiar en usted.

3- Evite que los mensajes de texto interfieran con el


sueño

Enviar mensajes de texto después de apagar las luces o de

acostarse puede interferir con un sueño reparador, especialmente

cuando los mensajes son estresantes o están cargados de

emotividad.

Algunos estudios sugieren que estar “conectados” a la hora de ir a

dormir puede derivar en dificultades para conciliar el sueño, en un

mal descanso y una posterior somnolencia diurna.

Para evitarlo: acuerde con su hijo un horario razonable para el uso

del celular, suspendiéndolo, por ejemplo, pasada cierta hora en los

días de escuela. Para reforzar esa regla, saque el teléfono de la

habitación del chico por la noche.

4- Controle los mensajes

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Sepa cómo usa hijo el teléfono, Internet y las plataformas de

comunicación social para relacionarse con los demás. Siéntese de vez

en cuando con él para ver los mensajes o hágale saber que usted

puede revisar el contenido de su teléfono periódicamente. Puede

también instalar un sistema de control paterno en el teléfono del

chico para enterarse de cuántos mensajes de texto tiene o cuántas

búsquedas hace en la red electrónica y establezca límites.

5- Si conduce, no le permita que envíe mensajes


mientras maneja

Según algunos estudios, enviar mensajes mientras se conduce es 20

veces más riesgoso que no hacerlo. Y para los adolescentes podrían

ser un peligro mayor que para los conductores experimentados, dado

que los accidentes de tránsito son ya la principal causa de muerte en

conductores jóvenes.

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Hable con su hijo sobre las consecuencias graves y hasta mortales

en las que puede derivar este tipo de distracciones al volante.

Explíquele que se le retirará el privilegio de conducir y usar el

teléfono si lo hace mientras maneja.

Pídale que se comprometa a conducir sin distracciones. Dé el

ejemplo guardando su teléfono en la guantera cuando conduzca.

Además, considere descargar aplicaciones que impiden enviar

mensajes de texto mientras uno conduce.

6- Establezca límites y aplíquelos

Si su hijo adolescente no desea cumplir con las reglas y expectativas

impuestas por usted, o si le preocupa que el uso del celular

perjudique su actividad en la escuela o en otras responsabilidades,

tome medidas: si es necesario, quíteselo.

Recuérdele que tener un teléfono es un privilegio, no un derecho, y

piense que prevenir cualquier posible consecuencia grave supera

todo enojo o manifestación de ira que un chico sea capaz de

expresar.

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