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único.
{Leer con la canción de multimedia) SLEEPING AT LAST - Saturn
https://youtu.be/v6AdJZMSrzU
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Hola... Mi nombre es Min Yoongi, tengo 23 años y mi vida es totalmente
aburrida, estudio música en una gran universidad y mis días se resumen en
idas al hospital o tardes frente al ordenador haciendo cualquier cosa para
distraer mi torturada mente.
A los ocho años, mi mejor amigo fue diagnosticado con cáncer de pulmón, a
mis 10 años tuve qué entender lo que eso significaba, y me prometí que
debía cuidarlo siempre, estar a su lado y convertirlo en mi prioridad, y así lo
hice... Cambié mis tardes de juegos, por tardes en las salas de espera de
algún hospital, fines de semana en familia, por tardes de películas en la
casa de mi mejor amigo, y lo más importante, cambié mi meta de ser un
gran músico, por la de hacer a mi mejor amigo feliz.6
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Entré al lugar sintiéndome abrumado por el color blanco, tantos años no
habían sido suficientes para acostumbrarme, creo qué nunca sería posible
acostumbrarme. Sonreí cansadamente a los enfermeros y médicos ya
conocidos del lugar, estaba tranquilo, no había demasiada gente y eso me
hacía sentir un poco más cómodo, caminé al ascensor subiendo hasta el
piso de la habitación de Jimin.
Conocía aquel pasillo mejor qué el de mi propia casa, todas las puertas eran
exactamente iguales pero yo podría saber hasta con los ojos cerrados cuál
era la de Jimin.
Abrí la puerta con sumo cuidado, Jimin estaba sentado en la cama con su
vista fija en el pequeño televisor, su cabello castaño había comenzado a
crecer hace bastante y ahora caía rebelde sobre sus ojos, su vista se posó
sobre mi y sonrió tan grande cómo solo él sabía, mi corazón se aceleró e
inconscientemente le devolví el gesto.
—Por supuesto qué sí, Jiminnie —Sin soltar su mano me acerqué y besé su
mejilla, extendiendo el contacto más tiempo del necesario.
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Acaricié su mejilla con mi otra mano metiendo algunas mechones rebeldes
que caían por su rostro detrás de su oreja, su piel era totalmente suave, y a
pesar de estar encerrado aquí siempre el tono carmín nunca abandonaba
sus mejillas y labios.
—No se preocupe, sólo saber qué existe me hace feliz —Le sonreí en
grande, sintiendo el efecto qué sus palabras hacían en mi.
—Algún día saldré de aquí, hyung, y podremos tener la vida qué queremos,
la vida qué mereces... —Lo escuché susurrar sobre mi hombro y lo apreté
un poco más pero sin llegar a lastimarlo.1
—Mi vida está donde tú estés, Jiminnie... No importa el lugar —Sentí como
sonreía y me separé un poco para poder apreciar la obra de arte qué era.
—Ni diez vidas me serán suficientes para agradecerte todo lo que hacer por
mí, hyung.
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Sus ojos brillaban, nunca perdían aquel brillo esperanzado, nunca estaban
tristes, esos ojos eran perfectos, tan perfectos cómo su portador.
Nos quedamos en silencio, no era necesario tener qué decir algo, los
sentimientos podían sentirse en el aire, la simple presencia del otro era
suficiente para todo, podría mirarlo todo el día y nunca me aburriría, podría
mirarlo mil veces y siempre encontraría algo distintito en él, soy la persona
más distraída del mundo, pero yo ya había contado todas sus pestañas.2
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"Jimin tosió un poco de sangre."
Y fue allí.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, podía escuchar las palabras del doctor en
mi cabeza repitiéndose casi con burla "En el peor de los casos, tendríamos
que operarlo", quería tirarme al piso y llorar, jalar mis cabellos y gritarle al
mundo el porqué todo aquello estaba pasándole a ese precioso ángel.10
¿Qué se supone qué haría? ¿Qué haría después de eso? ¿Qué pasaría si
aquel 30% no era suficiente?
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enseguida observé a las enfermeras correr a la habitación de mi pequeño y
llamar al médico casi a gritos.
Las lágrimas cayeron sin permiso, sentí que debía sentarme antes de caer,
escuchaba a Jimin toser y respirar de manera demasiado agitada desde la
habitación, quería estar allí como siempre, quería decirle qué ya pasaría y
que todo estaría bien, pero en ese momento, no tenía fuerzas, no podía dar
la cara en ese momento, no cuando estaba punto de romperme, sintiendo
mi mundo volverse pedazos en mis manos, sintiendo el aire evaporarse
cada vez más.1
Me subí a mi auto y apreté el volante en mis manos con fuerza, sintiendo las
lagrimas caer sin detenerse nublando mi vista, mi cuerpo tembló cuando
audibles sollozos comenzaron a escapar de mis labios, sentía cómo el dolor
me carcomía, la desesperación me estaba ahogando y no sabía qué hacer.
Conduje con rapidez por las calles queriendo escapar, sin saber de qué,
quizá de la cruda realidad qué me envolvía, la realidad que parecía reírse de
mí y escupirme en la cara que despertara y dejara de vivir en una burbuja
imaginaria.
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Antes de bajar, mi celular vibró indicando un mensaje, dudé antes de sacar
el aparato,, temiendo lo que pudieran haberme escrito.
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"Algún día nos casaremos ¿cierto, hyung?"
Me levanté con brusquedad, quería verlo, debía verlo, si ese era nuestro
último día, quería verlo sonreír por última vez, quería estar a su lado, quería
cumplir al menos una de mis promesas.1
"No importa cómo, ni de qué manera, pero siempre estaré junto a ti,
hyung..."
El auto iba muy por encima del límite de velocidad, escuchaba las bocinas
de los otros autos pero poco me importaba, yo solo pisaba el acelerador con
más fuerza, cuando sentí mi celular vibrar en mi bolsillo, era una llamada, lo
saqué enseguida atendiendo sin siquiera ver, la pastosa voz de la mujer
llegó a mi oído.
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—T-Todo se complicó... Y-Yo... Lo perdimos, Y-Yoongi... lo perdimos... —
Aquellas palabras fueron directo a mi corazón cómo puñaladas.22
Murió....
Perdí el control del auto, me dejé llevar, no traté de hacer nada, un muro
frenó el auto, sentí el golpe seco y enseguida, todo se volvió oscuro...
Te amo...
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