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Desde el mes de octubre de 2020, se anunció en varios medios de comunicación del país la
realización de un novedoso espectáculo, que previamente había sido sensación en Europa y que
tendría lugar en la Discoteca « Séptimo Cielo». En efecto, los dueños de este establecimiento
habían pagado varios anuncios en radio y redes sociales, donde se invitaba a disfrutar de los
«Viernes de cañonazo». La atracción central que durante todos los viernes del último mes del
año se ofrecería en la discoteca, consistente en permitir a sus clientes lanzar una persona de talla
baja contra una pared de velcro (prueba de altura) y hacia una piscina de pelotas (prueba de
distancia), a cambio de llamativos premios que iban desde botellas de licor a consumir en el
local hasta el gordo de fin de año, consistente en unas vacaciones con todo pagado en el Caribe,
además de la inscripción en el “Muro de los Records” del lugar.
El anuncio de este espectáculo causó gran interés y a la vez controversia entre la ciudadanía.
Para unos, se trataba de una presentación que no tenía nada de especial, si se la comparaba con
lo que comúnmente ofrecen los circos y otros centro de entretenimiento popular; para otros,
principalmente los más jóvenes, resultaba una atracción que esperaban con emoción para
demostrar sus habilidades, así como ganar reconocimiento y recompensas; mientras que para un
grupo creciente de la población se trataba de un grave atentado contra la moralidad y las buenas
costumbres; estas personas rechazaban su realización por la situación de indignidad en la que
era puesta la persona de tala baja que sería lanzada, situación que podía incluso ser considerada
como violatoria de varios de sus derechos fundamentales.
Fue precisamente con base en este argumento y con base en lo previsto por el artículo 138
del Código Nacional de Policía1 que el alcalde de la ciudad decidió prohibir la realización del
espectáculo. Dentro de las razones de la prohibición el alcalde indicó que en dicha normativa se
le otorga competencia para «impedir la ejecución de espectáculos con fines de lucro en los que
se exhiban personas con deformaciones o anormalidades» 2.
Los dueños del establecimiento donde se realizaría el espectáculo enviaron una carta al
alcalde (publicada por algunos medios de la ciudad) en la que solicitaron que reconsiderara su
decisión, petición que se fundaba en varios argumentos, entre los cuales se destacaba aquel que
rechazaba la aplicación del artículo 144 del Código Nacional de Policía, ya que el hecho de que
una persona padezca de alguna deformación o anormalidad física no puede llevar a la
restricción de su libertad para decidir sobre su forma de ganarse la vida y, menos aun, impedirle
al protagonista del espectáculo sacar provecho de las ventajas que su talla baja le otorga en el
mundo del entretenimiento, como medio de subsistencia. En este sentido, alegaron que prohibir
su participación en los Viernes de Cañonazo en razón de su estatura por debajo de lo normal en
entre los hombres es tanto como afirmar que una persona muy alta no puede participar en una
competencia de baloncesto, porque esto sería explotar económicamente su anormalidad en
contra de su dignidad. En un segundo argumento los dueños de la discoteca afirmaron que como
consecuencia de la decisión del alcalde era limitada la libertad de empresa y, por ende, varias
personas podrían perder su trabajo, especialmente aquella que protagonizaría el espectáculo,
dado que ya se había realizado una fuerte inversión para adecuar la sede de Séptimo Cielo para
el evento y también se habían contratado los asesores del caso, personal para su ejecución y, por
supuesto, los premios para los ganadores.
Tanto interés causó este asunto en la sociedad, que el programa de televisión “Séptimo Día”
entrevistó a la persona de talla baja que protagonizaría el espectáculo. Entre otras cosas aseguró
que no sentía que fuera ningún «anormal» o «deforme», sino una persona con condiciones y
habilidades especiales, contrario al criterio del alcalde y los propios médicos. Indicó también
que había manifestado libremente su voluntad de participar en el espectáculo, ya que había
firmado un contrato laboral con los promotores del mismo sin coerción, engaño ni cualquier otra
circunstancias que afectara su consentimiento. Asimismo señaló que ya había tomado parte en
un sinnúmero de espectáculos como actor, payaso y malabarista, como pate de su proyecto de
vida, por lo que era conciente del tipo de actividad que realizaría en la discoteca; y que los
promotores del espectáculo habían tomado todas las medidas necesarias para garantizar su
1
Esta norma otorga competencia al alcalde para autorizar los espectáculos que se ofrecen en recintos
abiertos al público, en ejervcicio del poder y la función de policía.
2
El enanismo es definido por las enciclopedias médicas como una anomalía por la que un individuo tiene
una estatura considerablemente inferior al común de su especie, incluyendo a la humana.
seguridad e integridad, y la de los participantes y espectadores, hecho que se probó con un video
del recinto donde tendría lugar, en el que se realizaban las pruebas previas a su debut.
Así las cosas, la persona de talla baja acude a su oficina de abogados, para pedirles asesoría
sobre las posibilidades de formular una acción de tutela contra el acto administrativo del
alcalde, por medio del cual prohibió la realización del espectáculo, a fin de que se deje sin
efectos esta decisión, en aplicación directa de la Constitución, y así permitir que los Viernes de
Cañonazo se lleven a cabo a favor de su voluntad e ingresos económicos de fin de año, así como
los de los demás empleados y dueños de la discoteca.
Resuelva el caso con base en la guía metodológica y los demás contenidos desarrollados en
nuestra clase, siguiendo la siguiente rúbrica de evaluación y aplicando el test de
ponderación: