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Historia del

CRISTIANISMO

LOS PRIMEROS
500 AÑOS

Dr. Pablo A . Deiros


Serie Formación Ministerial
Esta Serie de materiales para la formación
ministerial de pastores, evangelistas, misioneros y
líderes cristianos en el mundo de habla castellana ha
sido creada y es dirigida por el Dr. Pablo A. Deiros, quien
es el autor de la mayor parte de los libros de la serie.
Estos libros se han escrito y publicado en respuesta a
la urgente necesidad de materiales para la formación
del liderazgo cristiano en las iglesias emergentes a
lo largo y a lo ancho del continente latinoamericano.
Los libros son el resultado de la vasta experiencia
apostólica y docente del Dr. Deiros, y procuran ofrecer
una interpretación y aplicación latinoamericana a los
problemas fundamentales de la labor ministerial, con
una perspectiva misionológica y carismática.
La Serie Formación Ministerial se publica a través
de Ediciones del Centro, cuyo fin es publicar libros y
otros materiales orientados a la formación ministerial
de cristianos que sirven a Dios y al prójimo en el mundo
de habla castellana. Estos materiales están orientados
a iluminar la mente, nutrir el espíritu, desafiar la
conciencia, y sobre todo, “capacitar al pueblo de Dios
para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de
Cristo” (Efesios 4.12, NVI). Para conocer más acerca
de Ediciones del Centro y su ministerio, puede visitar
nuestra página web en www.iglesiadelcentro.org

Títulos de la Serie
1. Los dones del Espíritu Santo.
2. La iglesia del nuevo milenio.
3. La oración de poder.

Otros títulos
1. Historia del cristianismo: los primeros 500
años.
2. Historia del cristianismo: los mil años de
incertidumbre.
3. Historia del cristianismo: las reformas de
la Iglesia.
4. Historia del cristianismo: el cristianismo
denominacional.
página 3

Para mayor información acerca de éstos y otros títulos, dirigirse a:


Pablo A. Deiros, deiros38@gmail.com
SERIE:
FORMACIÓN MINISTERIAL

Historia del

CRISTIANISMO

LOS PRIMEROS
500 AÑOS

Dr. Pablo A . Deiros

EDICIONES DEL CENTRO


Buenos Aires, Argentina
Copyright (C) 2005 por Pablo A. Deiros
deiros@sion.com
Publicado por EDICIONES DEL CENTRO

Estados Unidos 1273,


1101 Buenos Aires, Argentina
Telefax: 54-11-4304-3346
e-mail: iglesiadelcentro@sion.com
Impreso en Argentina – Octubre de 2005

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta


publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida
de ninguna manera ni por ningún medio, electrónico o
mecánico, incluyendo fotocopia, grabado o cualquier otro
sistema de almacenaje o recuperación de información, sin la
autorización previa en forma escrita por parte de su autor.

ISBN: 987-95473-9-X
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723

Edición y corrección: Martha L. de Dergarabedián

Diseño de portada y diagramación: Luis Adonis


+ 5411 4635.5678 . lyarte@speedy.com.ar

Impreso en Buenos Aires


Por Roberto Grancharoff e hijos
Tapalqué 5868 – Buenos Aires, Argentina
página 6

La versión bíblica utilizada en este libro es la Nueva Versión


Internacional (Miami: Sociedad Bíblica Internacional, 1999).
CO NT E NI DO

Prólogo 11
Uso de este libro 13
Presentación 17
Lista de Mapas y Cuadros 21

INTRODUCCIÓN GENERAL 23

UNIDAD 1 - El cristianismo en el Imperio Romano 33


Introducción 33
El lugar, el tiempo y el propósito 34
El lugar 35
El tiempo 35
El propósito 36
Factores que contribuyeron a la expansión del cristianismo 37
La contribución romana 37
La contribución griega 39
La contribución hebrea 41
Un mundo urbano 44
El surgimiento de la Iglesia 45
El lugar de adoración 45
La vida y el ministerio 46
Otras prácticas cristianas 49
Símbolos cristianos 51
La Iglesia y su misión 53
El comienzo 53
El avance 54
La organización 65
La membresía 67
La oposición al cristianismo 69
La oposición en tiempos neotestamentarios 69
Los cristianos en el Imperio Romano 71
La oposición en el segundo siglo 75
La oposición a mediados del tercer siglo 79
La oposición más seria y final 80
El primer emperador pro-cristiano 82
El fin de la última y peor persecución 82
El triunfo de Constantino 83
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

UNIDAD 2 - El cristianismo más allá del Imperio Romano 95

Introducción 95
El primer reino cristiano: Edesa 97
La conversión de Edesa 97
La contribución de Edesa 98
La primer nación cristiana: Armenia 101
La conversión de Armenia 101
El apóstol de Armenia 102
El cristianismo en Armenia 103
La Iglesia en Armenia 104
El testimonio cristiano más allá de Armenia 105
Los cristianos de Partia 106
El lugar 106
La llegada y difusión del cristianismo 108
La oposición al cristianismo 109
Los cristianos de Persia 110
El desarrollo del testimonio cristiano 110
La oposición a los cristianos 112
La gran persecución de 339 113
La supervivencia del testimonio 114
Otros períodos de persecución en Persia 114
La Iglesia Persa y el nestorianismo 115
El cristianismo en Etiopía 116
Ubicación geográfica e histórica 116
El desarrollo del cristianismo en Etiopía 117
Evidencias del cristianismo en Etiopía 118
El cristianismo en Arabia e India 119
Arabia 119
India 120
Los bárbaros del norte de Europa 122
Los hunos de Asia Central 122
Los godos de Europa del norte 122
La Iglesia del Oeste y los godos 124
La Iglesia del Este y los hunos 127
La Iglesia y el fin del mundo 128
El cristianismo en las Islas Británicas 130
El testimonio en Bretaña 130
El testimonio en Escocia 130
El testimonio en Irlanda 131
El testimonio en las Islas Británicas 131
El cristianismo en la Península Ibérica 131
Una vieja tradición 131
Una encarnizada herejía 133
Un fanatismo riguroso 134
Un extenso peregrinaje 135
página 8
C o nt e n i d o

UNIDAD 3 - El cristianismo en el Imperio Bizantino 145

Introducción 145
El lugar y las circunstancias 147
La ciudad de Constantinopla 147
La creación del Imperio Bizantino 149
Desarrollo del Imperio Bizantino 152
La llegada al trono de Justiniano 152
El gobierno de Justiniano 154
Evaluación del gobierno de Justiniano 154
Cosmovisión y cultura 155
La civilización bizantina 156
Arte y arquitectura 157
Codificación de la ley 159
Teocracia absoluta 159
Iglesia, Estado y sociedad 160
La destrucción del paganismo 160
La pugna entre el poder temporal y el espiritual 161
Los efectos de la unión de la Iglesia y el Estado 162
Cristiandad bizantina postnicena 162
Las dos naturalezas de Cristo 162
Los Padres Capadocios 163
El siglo quinto 164
Crisóstomo de Constantinopla vs. Teófilo de Alejandría 164
Nestorio de Constantinopla vs. Cirilo de Alejandría 165
Flaviano de Constantinopla vs. Dióscoro de Alejandría 166
El siglo sexto 167
El monofisismo 167
Controversia de los Tres Capítulos 168
La vida y ministerio de la Iglesia 170
Administración 170
Organización 171
Liturgia 173
Teología 175

UNIDAD 4 - Los problemas del cristianismo primitivo 185

Introducción 185
El problema de las Escrituras 188
Las Escrituras de los primeros cristianos 188
La herejía de Marción (c. 160) 188
El canon del Nuevo Testamento 190
El problema del credo 190
La fe de los primeros cristianos 190
El problema de los judaizantes 191
La herejía de los gnósticos 191
La reacción cristiana 192
página 9
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

El problema de la ética 196


La herejía de Montano (c. 179) 196
Otros disidentes 198
La reacción de la Iglesia 198
El problema de la eclesiología 199
De un ministerio carismático a un ministerio triple 199
Desarrollo del episcopado monárquico 201
Factores que contribuyeron a la supremacía del obispo de Roma 203
El problema de las controversias teológicas 205
La necesidad de una teología cristiana 205
Las primeras controversias 206
Las controversias trinitarias 207
Las controversias cristológicas 209
La controversia pelagiana 212
El problema de la mundanalidad 214
El movimiento monástico 214
Los monjes del desierto 215
El monasticismo oriental 216
El monasticismo occidental 217
El problema de la ideología 218
La unión de la Iglesia y el Estado 218
El concepto de cristiandad 220
Mirada retrospectiva y prospectiva 222
Evaluación del cristianismo del período 222
La contribución del cristianismo del período 223

BIBLIOGRAFÍA 235
página 10
P RÓ L O G O

Este libro de texto sobre la historia del cristianismo tiene su historia. Lo publiqué
por primera vez en 1977 como una edición del Seminario Internacional Teológico
Bautista (Buenos Aires, Argentina). Por aquel entonces, servía como Secretario
Ejecutivo de la Asociación de Seminarios e Instituciones Teológicas del Cono Sur.
Éramos bien conscientes de la carencia de libros de texto especialmente preparados
para servir las necesidades de los nuevos programas de educación teológica por
extensión que estaban surgiendo por todas partes en América Latina. Los libros
que tradicionalmente se habían utilizado en instituciones residenciales (Latourette,
Walker, Baker, Bainton) no parecían adecuados por su complejidad y costo.

En aquellos años, el Fondo de Educación Teológica (del Consejo Mundial de


Iglesias), estaba publicando una serie de guías de estudio muy prácticas. El único
problema es que estaban en inglés y orientadas mayormente para servir a las iglesias
en Asia y África. De manera particular, el TEF (Theological Education Fund) a través
de la editora S.P.C.K. estaba publicando una serie sobre historia del cristianismo,
que seguía el esquema de Kenneth S. Latourette en su obra magna, A History of
the Expansion of Christianity (Historia de la expansión del cristianismo) en siete
volúmenes. Los dos primeros volúmenes de la serie publicada por TEF (1972 y
1974) fueron escritos por un destacado historiador británico, John Foster; el tercero
(1975) por Alan Thomson; y la serie se completó más tarde con un cuarto volumen
(1989) escrito por Louise Pirouet.

Esta serie de materiales parecía un buen modelo a seguir en cuanto a los


contenidos, pero había que darle un formato más adecuado a las necesidades de
los numerosos programas de auto-estudio y de formación ministerial por extensión.
En esos años, el Dr. Weldon E. Viertel estaba publicando a través de Carib Baptist
Publications (en El Paso, Texas) una serie de guías de estudio, con una metodología
bien adecuada a nuestras necesidades en América Latina. Así, pues, con el permiso
del Dr. Viertel para utilizar su formato, y el apoyo y participación del Fondo de
Educación Teológica, preparé la edición de 1977.

En 1981, la Casa Bautista de Publicaciones (El Paso, Texas) hizo una primera
edición con el agregado de dos capítulos sobre el desarrollo del testimonio cristiano
en América Latina. Y en 1985 hizo una segunda edición revisada y corregida. Estos
materiales han servido a la formación de varias generaciones de siervos y siervas
del Señor a lo largo y a lo ancho del continente. Se han sacado fotocopias y copias
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

(algunas autorizadas y otras no) por millares. Miles de personas me han pedido
una nueva edición a lo largo de varios años. Finalmente, creo que llegó el tiempo
de responder a esas demandas y presentar esta nueva edición, que espero sea de
tanta bendición para el cuerpo de Cristo como fueron las anteriores.

Pablo A. Deiros
página 12
US O DE E S T E L I BRO

Este libro fue diseñado y escrito por primera vez, especialmente para cumplir
con los requisitos y orientaciones de la mayor parte de los diversos programas
de formación ministerial, pastoral, misionera y evangelizadora en América Latina.
Fue preparado con el propósito de poner en manos de los estudiantes una guía
de estudios que resumiera lo mejor de otros materiales más avanzados o que de
alguna manera no están accesibles para la mayoría de los interesados en conocer
la historia del cristianismo.
Este libro de texto está preparado para ser usado especialmente en programas
de educación teológica formales y no formales. Esto significa que puede adaptarse
fácilmente a programas residenciales de diverso nivel académico, como también a
programas de educación teológica por extensión, a distancia o de auto-estudio. De
todos modos, la metodología seguida presupone que el estudiante es responsable
en forma personal de su propio estudio e investigación de los temas aquí tratados.
El énfasis está puesto sobre el trabajo personal del estudiante en el hogar más
que en su trabajo en el aula. El estudio independiente del estudiante resultará en
el desarrollo de sus aptitudes naturales y sus dones espirituales, y en la formación
de una disciplina de estudio que le capacitará mejor para el liderazgo cristiano.
El docente que utilice este libro como libro de texto encontrará de utilidad los
varios instrumentos didácticos que el mismo ofrece. He procurado presentar los
diversos temas de la historia del cristianismo de manera variada, atractiva, simple
y lo más didácticamente posible. Algunos mapas y esquemas ayudan a ilustrar
y clarificar los contenidos. De igual modo, cada unidad está acompañada de un
Glosario de términos técnicos o de uso no muy frecuente, una tabla cronológica,
un cuestionario de repaso, tareas diversas para tres niveles diferentes de
complejidad académica, y la sugerencia de algunas cuestiones para la discusión
en grupos pequeños, como también la sugerencia de algunas lecturas adicionales.
La Bibliografía al final del libro presenta los mejores materiales disponibles para
el estudio de esta materia en lengua castellana y algunos otros en otras lenguas.
El docente verá de qué manera puede utilizar mejor los recursos ofrecidos por
este texto en el desarrollo de sus clases.
He procurado hacer un uso responsable de las fuentes secundarias, cuyas
referencias se encontrarán al pie de página. Más importante todavía es el hecho
que he realizado una selección de fuentes primarias, con el fin de exponer al
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

estudiante a los documentos más relevantes de la historia del cristianismo.


Lamentablemente, las limitaciones de espacio no permiten la presentación de
todas las fuentes que uno quisiera. No obstante, es conveniente que el docente
tome en cuenta que el conocimiento y discusión crítica de las fuentes primarias
es fundamental para la tarea histórica. Dado que el intercambio de ideas es
vital en la educación teológica, se sugiere que haya oportunidades suficientes
para la discusión de los temas presentados. La participación del estudiante en
estos debates tiene dos propósitos: por un lado, compartir su comprensión de la
materia con sus compañeros y enriquecerse con el aporte de ellos; y, por otro
lado, estimular el pensamiento y la reflexión al enfrentarse con puntos de vista
diferentes de los propios.
El maestro o tutor actuará en clase como moderador en el repaso del contenido
del libro, la realización de los ejercicios y la discusión grupal, y la asignación de las
tareas para el hogar o trabajos prácticos. Se sugiere que el maestro o tutor no dicte
clases a la manera tradicional, sino que procure cumplir el papel de dinamizador
de la discusión y el diálogo alrededor de los contenidos del libro. Para ello, deberá
estar preparado para responder a las preguntas de los estudiantes, especialmente
para aplicar a las situaciones concretas, propias de cada contexto, los contenidos
que se discutan. El maestro o tutor podrá asignar lecturas complementarias
utilizando los materiales de la bibliografía sugerida, siempre y cuando los mismos
sean accesibles a los estudiantes. Del mismo modo, el docente podrá requerir
la elaboración de una monografía o ensayo escrito sobre algún tema particular,
según el nivel académico del curso.
La evaluación del estudiante se hará en función a su asistencia a clase y su
nivel de participación en la dinámica de la misma, cuando el curso se dicte de
manera presencial. En todos los casos, será importante para la evaluación el
completamiento de todos los ejercicios y cuestionarios del libro, el cumplimiento
satisfactorio de los trabajos prácticos, la realización de las lecturas y trabajos
escritos que eventualmente asigne el maestro o tutor. El maestro o tutor podrá
establecer algún otro requisito conforme con las circunstancias propias de cada
curso, el nivel académico con que se trabaje y el lugar en que se enseñe.
En todo el proceso de enseñanza-aprendizaje deberá tenerse muy presente que
el propósito de este curso no es impartir o recoger información sobre el tema que
trata, sino producir cambios de conducta significativos tanto en el maestro o tutor
como en el alumno, a fin de ajustar la vida y el
servicio cristianos en términos del significado y el valor del conocimiento del
pasado del testimonio cristiano para la extensión del reino de Dios. Si después
de estudiar estas páginas unos y otros aprenden a vivir y servir mejor como
ciudadanos del reino de Dios, este material habrá cumplido su propósito
fundamental.
Originalmente, este libro consistía en un bosquejo desarrollado del proceso
histórico del testimonio cristiano, como medio para alcanzar los objetivos de un curso
de Historia del cristianismo. En el caso de esta edición, he procurado incorporar
otros materiales que considero importantes para una comprensión más global de
esta historia. En el caso de que el lector esté matriculado en un seminario, instituto
bíblico, escuela de misión o en algún otro programa de capacitación que utilice este
página 14

libro como libro de texto, el estudiante será responsable de la lectura cuidadosa del
texto y la bibliografía indicada. Los ejercicios preferentemente deberán ser hechos
en el estudio personal, bajo la guía del instructor. El estudiante es responsable
U s o d e e st e l ib ro

por el cumplimiento de las tareas para el hogar que figuran al final de cada unidad
como Trabajos Prácticos, y que el maestro o tutor asignará a lo largo del curso. Los
Cuestionarios de Repaso podrán ser utilizados en el estudio personal, para evaluar
el progreso en el conocimiento, o bien el instructor los utilizará a modo de ejercicios,
según el nivel académico en el que estén trabajando los estudiantes. El cumplimiento
adecuado de las lecturas recomendadas, los ejercicios y los trabajos prácticos podrán
ser usados como elementos para la obtención de créditos académicos. La Discusión
Grupal es un elemento adicional que el docente podrá utilizar en el desarrollo de
sus clases, al igual que las Lecturas Recomendadas.
El lector notará que con frecuencia se citan a diversos autores que han escrito
sobre los temas bajo discusión. Las citas transcriptas son el resultado de una
cuidadosa selección de materiales, especialmente de fuentes primarias, hecha con
el propósito de dar oportunidad al estudiante de tomar contacto con las fuentes
documentales de la historia del cristianismo. La Bibliografía presenta la literatura
que yo mismo he utilizado para mi estudio personal del tema. De este modo, estas
citas pueden ser útiles para ilustrar, ampliar, aclarar y fundamentar los conceptos
desarrollados en este libro de texto. A su vez, las fuentes están indicadas como
notas al pie de página, para que el lector pueda referirse a ellas en caso de tener
interés en profundizar el tema. La Bibliografía que se incluye al final del libro no es
exhaustiva, pero presenta los materiales publicados más importantes, especialmente
en lengua castellana.
Este libro de texto puede ser también de particular valor para el lector interesado
en conocer más profundamente el desarrollo histórico del testimonio cristiano. No
pretende ser un libro erudito, pero sí es un libro elaborado con el más alto y serio
nivel académico. Si bien no es un libro especializado, reúno en él una síntesis de
mis conocimientos y experiencia como historiador profesional a lo largo de muchos
años. He procurado sintetizar e interpretar los acontecimientos históricos conforme a
la metodología de la investigación histórica más reciente. Su propósito es introducir
a los estudiantes y lectores con diferentes grados de preparación académica a
un tema tan importante como es la historia del cristianismo. Los estudiantes y
lectores que deseen continuar profundizando sus estudios y lecturas sobre esta
materia, encontrarán en la Bibliografía algunos de los mejores libros disponibles en
castellano.
página 15
P RE S E NT ACI O N

Al momento de preparar estos materiales para su publicación estoy celebrando


con gratitud al Señor treinta años de enseñanza de historia del cristianismo. A lo
largo de este tiempo, he tenido la oportunidad de introducir a miles de estudiantes al
fascinante estudio del pasado del testimonio cristiano. Junto con ellos he aprendido
a reconocer con acción de gracias y admiración la manera maravillosa en que Dios
ha estado obrando su plan redentor para la humanidad.

El estudio del pasado adquiere un valor especial cuando el estudiante reconoce


su propio papel en el curso de la historia. Cuando tomamos conciencia que somos
protagonistas y peregrinos en el tiempo, entonces estamos listos para aprender
más y mejor de la historia. Esta actitud hace que el estudio del pasado no resulte
aburrido ni difícil, y que se avive nuestro interés por los eventos acontecidos. De
allí que nuestra aproximación a la historia del testimonio cristiano será “desde el
camino” y no “desde el balcón,” para expresarlo en los conocidos términos usados
por Juan A. Mackay.1

Este libro de texto contiene material suficiente para un curso introductorio a


la historia del cristianismo. No es fácil resumir en relativamente pocas páginas
y en forma clara y sencilla la cantidad astronómica de material que existe sobre
esta disciplina. Muchos profesores enseñan historia del cristianismo en formas
novedosas y experimentales: comenzando desde el presente y remontándose
hasta el más lejano pasado, ayudando a los estudiantes a comprometerse con la
realidad inmediata, planeando sus propios materiales programados para el uso
en el aula, siguiendo una línea temática determinada, o llevando a cabo trabajos
de campo cuando esto es posible. Es difícil que un solo libro pueda servir a tan
diversas necesidades y seguir tan diversos enfoques. No obstante, en la mayoría de
los centros de estudios teológicos y de formación ministerial en América Latina, la
enseñanza se desarrolla sobre la base de una línea “cronológica,” usando libros tan
conocidos como los de Kenneth S. Latourette, Willinston Walker, Justo L. González
o Roberto Baker.

1
Juan A. Mackay, Prefacio a la teología cristiana (México: Casa Unida de Publicaciones; Buenos Aires:
Editorial La Aurora, 1957), 37-38, 52.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Un curso completo de historia del cristianismo puede ser dividido en cuatro


partes fundamentales: los primeros quinientos años; los mil años de la Edad Media;
el período de las reformas de la Iglesia; el cristianismo denominacional. En el
presente estamos transitando por lo que sería un quinto período, que bien merece
ser considerado, al menos provisoriamente, como el período posdenominacional o
nuevo período apostólico.

El primer período, que cubre los primeros 500 años de expansión del testimonio
cristiano, no sólo hacia Occidente sino también hacia África y Asia, fue un período
de avance sostenido del testimonio cristiano. Éste es el período fundacional de la fe
cristiana, en el que cumplieron su ministerio los apóstoles y sus sucesores, en el que
se escribieron y coleccionaron los documentos del Nuevo Testamento, y en el que
fue tomando forma y se definió la fe cristiana a pesar de las enormes dificultades
internas y externas que soportaron las iglesias.

El segundo período abarca los siglos que van desde alrededor del año 500 hasta
el 1500, y considera los mil años conocidos tradicionalmente como la Edad Media,
o lo que Latourette denomina como los “mil años de incertidumbre.”2 Entre otros
puntos de interés en este largo período está la dilatada lucha entre el cristianismo
y el islamismo (que hoy tiene tanta actualidad), las Cruzadas y el surgimiento de
importantes movimientos de renovación espiritual, como fueron algunas órdenes
monásticas. No obstante, en general, fue un período de retroceso y recuperación
en términos del progreso del testimonio cristiano.

El tercer período considera los nuevos movimientos de reformas (1500-1750)


y las ideas que estaban detrás de ellos, que cambiaron la faz del mundo así
como de las iglesias. Estos movimientos fueron también los que llevaron a la gran
expansión misionera de los siglos XIX y XX, y al desarrollo de iglesias nacionales
independientes en todo el mundo. Es en este período que nace y se desarrolla,
primero en Occidente y luego en todo al mundo a través del movimiento misionero
moderno, el denominacionalismo. Esta expansión más reciente del testimonio
cristiano denominacional es el tema del cuarto período. Este período comienza
alrededor del año 1750 y llega casi hasta fines del siglo XX, con la crisis del
denominacionalismo y el desarrollo de iglesias autóctonas, independientes y
emergentes en todo el mundo.

En el presente libro de texto se seguirá mayormente un criterio cronológico,


en base al esquema general propuesto por Kenneth S. Latourette y seguido por
los autores de las Guías de Estudio de TEF (Theological Education Fund) sobre
historia de la Iglesia. El material será arreglado en cuatro unidades principales, y
cada una de ellas dividida en un número de temas de estudio. Así, pues, la primera
unidad considera la expansión del testimonio cristiano en el ámbito del Imperio
Romano. La segunda unidad presta atención al mismo fenómeno, pero fuera de las
fronteras del Imperio Romano. La tercera se concentra en el análisis del desarrollo
del cristianismo en torno a Constantinopla y el Imperio Bizantino. La última unidad
de este libro repasa los principales problemas a los que tuvo que hacer frente el
cristianismo durante los primeros cinco siglos de su existencia, y cómo se intentó
resolver los mismos.
página 18

2
Kenneth S. Latourette, A History of the Expansion of Christianity, 7 vols. (Grand Rapids,
Mich.: Zondervan, 1970), vol. 2.
P rese n ta c ió n

El estudio de la historia del cristianismo es de gran provecho para el líder cristiano.


Primero, el estudio de la historia del cristianismo reafirma la fe del creyente en la
validez de su mensaje y obra. No hay una explicación adecuada para la vitalidad
continua del testimonio cristiano frente a las tremendas dificultades por las que
ha atravesado, que no sea la validez del mensaje que Dios estaba en Cristo
reconciliando al mundo consigo. Los frutos de la proclamación de este mensaje
renuevan la fe en la obra del Espíritu Santo, como agente de la acción redentora
de Dios en la historia. El testimonio cristiano ha hecho una contribución significativa
al desarrollo de la humanidad.

1. El cristianismo ha revalorizado la vida del ser humano individual y la sociedad


como un todo. Esto ha tenido un impacto especial en los grupos humanos más
oprimidos, las mujeres, los niños, los enfermos, los marginados, los prisioneros y los
esclavos. El cristianismo también presenta el concepto más alto de sociedad: el reino
de Dios, la sociedad de los redimidos bajo el señorío de Cristo.

2. El cristianismo ha revalorizado el trabajo del ser humano. En lugar de ser


una fuente de humillación y explotación, el testimonio cristiano ha enseñado que el
trabajo es una oportunidad para glorificar a Dios y cumplir el destino propio como
mayordomo de su creación. El cristianismo ha contribuido a la elevación social de
los trabajadores alrededor del mundo.

3. El cristianismo ha revalorizado la educación del ser humano. Gracias al


testimonio cristiano, la educación ya no es entendida como un privilegio para unos
pocos, sino como un derecho para todos, sin exclusiones. El ejercicio de este derecho
inalienable es esencial para el desarrollo de la dignidad de cada persona. Debe
recordarse que los primeros en ofrecer oportunidades de educación a las mujeres
fueron cristianos.

4. El cristianismo ha revalorizado la historia del ser humano. El testimonio cristiano


ha provisto de una nueva interpretación de la historia, que ofrece esperanza para
la humanidad y sentido al devenir. El cristianismo cambió el concepto griego de
la historia como una serie de ciclos dominados por el destino o la fortuna. La fe
cristiana toma en cuenta tanto la inmanencia como la trascendencia de Dios en los
eventos de este mundo. Pero reconoce que el ser humano no alcanzará su destino
final dentro de la historia, sino que evoca su esperanza para que mire más allá de
la historia a la victoria final en Cristo.

5. El cristianismo ha revalorizado las relaciones del ser humano. Su mensaje


habla de la eliminación de prejuicios, odios, racismo, discriminación e invita a todos
los seres humanos a reconciliarse con Dios y los unos con los otros. El llamado a la
reconciliación incluye la idea de una nueva fraternidad y solidaridad entre los seres
humanos, que tiene que encontrar expresión concreta en la vida de la comunidad
de fe, como modelo de comunidad humana.

Segundo, el estudio de la historia del cristianismo demuestra la falacia de


confundir los perfiles culturales del cristianismo con el evangelio mismo. En la historia
del cristianismo es posible ver períodos áridos y oscuros, cuando apenas la cáscara
externa de la religión parecía estar intacta. Las Cruzadas, los papas renacentistas,
la imposición del cristianismo a los pueblos nativos en América Latina, los destinos
manifiestos y los imperialismos mesiánicos son apenas algunos pocos ejemplos
página 19

de la confusión entre subproductos culturales de la fe y el evangelio cristiano. La


confusión de la fe cristiana con la cultura occidental ha sido frecuente, y generalmente
con resultados deplorables.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Tercero, el estudio de la historia del cristianismo enseña la futilidad de esperar


la perfección aquí en la tierra y de este lado de la eternidad. Esta expectativa de
construir un mundo perfecto ha sido el fracaso de más de un idealista. Incluso
muchos cristianos se han alejado de sus respectivas comuniones cristianas en
razón de que han encontrado imperfecciones en ellas. Por supuesto que parte del
ideal cristiano es aspirar a la perfección y trabajar por la santidad. Pero hace falta
un balance para ver que de este lado de la eternidad la perfección no es posible, ni
siquiera en la Iglesia. Pretender que la Iglesia sea perfecta es confundir al cuerpo
de Cristo con el Señor mismo.

Cuarto, el estudio de la historia del cristianismo desenmascara a los verdaderos


enemigos del evangelio. Estos enemigos no son las imperfecciones de los hermanos,
por más perturbadoras que éstas sean. Estos enemigos no son las disparidades en
la comprensión teológica entre cristianos sinceros, por más confundidoras que éstas
sean. Los enemigos reales no son siquiera las iglesias rivales que alguna vez nos
han perseguido, excluido o discriminado. Los verdaderos enemigos del evangelio
son Satanás y sus huestes de maldad, junto con los poderes que ellos desatan:
secularismo, relativismo, materialismo, hedonismo, consumismo, egocentrismo,
imperialismo, terrorismo, etc.

Quinto, el estudio de la historia del cristianismo alienta una visión ecuménica


de la fe. La historia del cristianismo nos ilustra la unidad esencial de los cristianos
en torno a la fe en Cristo. Los períodos de grandes avivamientos espirituales en
esta historia no han estado restringidos a un grupo particular. El testimonio cristiano
ha sido más impactante y efectivo cuando ha sido el resultado de la unidad de los
cristianos en respuesta a la oración de Jesús (Juan 17).

Sexto, el estudio de la historia del cristianismo demuestra la validez del principio


de unidad en la diversidad. Pablo enseñó esta verdad bajo la figura del cuerpo y
sus diversos miembros, cada uno de los cuales tiene sus propias funciones pero
necesita de los demás. El gran factor espiritual a lo largo de los siglos ha sido el
descubrimiento de que las diversas comuniones de fe dentro del cristianismo pueden
enriquecerse unas a otras y encontrar su unidad esencial en Cristo, sin perder la
validez de su propia contribución.

Séptimo, el estudio de la historia del cristianismo desarrolla un espíritu de


tolerancia y comprensión. Tolerancia no significa renunciar a la verdad. Más bien,
es la disposición de permitir a otros ejercer el derecho de expresar sus propios
puntos de vista. Nadie puede estudiar la historia del testimonio cristiano sin sentirse
perturbado por las profundas heridas producidas en la Iglesia por la intolerancia.
De igual modo, el conocimiento del pasado cristiano ayuda a desarrollar una mayor
y mejor comprensión de los hechos. Y esto, a su vez, permite un ejercicio más
inteligente del amor y la aceptación.

Octavo, el estudio de la historia del cristianismo provee de una perspectiva


adecuada para valorar las tendencias y movimientos del presente. A través de sus
estudios históricos, el creyente está mejor capacitado para reconocer en los cultos
de nuestros días la reaparición de viejas herejías. Uno puede constatar el hecho
triste de que cada generación muchas veces repite los mismos errores del pasado.
Una perspectiva histórica puede ayudarnos a ser mejores profetas de Dios al ver
página 20

su mano obrando en la historia.


L I S T A DE MAP AS Y CUADRO S

Mapas
1. El cristianismo en el mundo. 26
2. Palestina en el centro del mundo. 34
3. Palestina en la historia. 35
4. La expansión del cristianismo hacia el año 350. 96
5. Las grandes sedes episcopales. 115
6. Etiopía, Arabia, Persia e India. 117
7. La expansión del cristianismo a fines del siglo VI. 121
8. Rutas seguidas por los hunos y godos. 126
9. Imperio Bizantino y Constantinopla. 148

Cuadros
1. Progreso del cristianismo. 27
2. La marcha del cristianismo. 27
3. Caracterización de cada siglo. 29
4. La contribución romana al cristianismo. 39
5. La contribución griega al cristianismo. 40
6. La contribución hebrea al cristianismo. 43
7. Anagrama de Tertuliano. 52
8. Símbolos cristianos. 53
9. Tres etapas de la misión de los apóstoles. 54
10. Emperadores romanos. 81
11. Zoroastrismo. 107
12. Maniqueísmo. 111
13. Problemas y respuestas de la Iglesia. 187
14. Los Padres de la Iglesia. 195
15. Defensores de la fe. 205
16. Los grandes concilios universales o ecuménicos. 211
Introducción
general

La historia del cristianismo ha sido definida de


múltiples maneras. Muchos autores, comprometidos
con la ideología de la cristiandad, la han definido
desde una perspectiva institucional. Es por esto
que han titulado sus estudios como “historia de la
Iglesia” o “historia eclesiástica.” A. H. Newman señala:
“La historia de la iglesia es la narración de todo lo
que se conoce de la fundación y el desarrollo del
reino de Cristo sobre la tierra.”1 Según Newman, la
expresión “historia de la iglesia” se usa comúnmente
para designar no sólo el registro de la vida cristiana
organizada de nuestra era, sino también el registro
de la carrera de la religión cristiana misma. Incluye
dentro de su esfera las influencias religiosas directas

1
Albert Henry Newman, A Manual of Church History, 2 vols.
(Filadelfia, Penn.: The American Baptist Publication Society, 1939),
1:4. Algo parecida es la definición de H. H. Muirhead: “La Historia
Eclesiástica es la narración de todo lo que se sabe de la Iglesia que fue
organizada teniendo por fundamento el nombre y las enseñanzas de
Cristo Jesús.” Ver H.H. Muirhead, Historia del cristianismo, 3. vols.
(El Paso, TX.: Casa Bautista de publicaciones, 1953), 1:17.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

e indirectas que el cristianismo ha ejercido. Muchos autores protestantes siguen


este enfoque, que pone el énfasis en la institución histórica que se conoce como
Iglesia cristiana.

Obviamente, ésta es también la comprensión de los historiadores católicorromanos.


Joseph Lortz presenta la siguiente definición: “La Historia de la Iglesia es, …, similar a
cualquiera otra ciencia histórica, y trabaja con las mismas leyes de la crítica histórica.
Pero la Historia de la Iglesia es diametralmente distinta de la pura ciencia natural,
ya que opera según principios propios tomados de la Revelación: la Historia de la
Iglesia es teología.”2 Otro autor católico, Bernardino Llorca, señala: “Historia de la
Iglesia es la ciencia que estudia el desarrollo exterior e interior y toda la actividad
de la Iglesia, como institución de Cristo.”3

Esta comprensión responde al método de la historiografía antigua, y fue


inaugurado por Eusebio de Cesarea (260-340), el padre de la “historia eclesiástica,”
a comienzos del siglo IV.4 Al escribir después de la supuesta “conversión” del
emperador romano Constantino (año 312), Eusebio procuró escribir una historia
institucional que sirviera a los propósitos del Imperio Romano, más que como un
testimonio de la manifestación del reino de Dios.

Otros definen nuestra disciplina desde la perspectiva de la historia de las


religiones. Según W.J. McGlothlin, “La historia del cristianismo es el relato del
origen, progreso y desenvolvimiento de la religión cristiana y de su influencia sobre
el mundo.”5 McGlothlin distingue entre una historia externa, que tiene que ver con el
relato de la influencia del cristianismo en su crecimiento y expansión; y, una historia
interna, que se refiere al relato de los cambios internos. Para Kenneth S. Latourette,
“la historia del cristianismo es la historia de lo que Dios ha hecho por el hombre así
como la contestación del hombre a la actitud de Dios.”6

La tendencia en la historiografía cristiana contemporánea es ver a la historia del


cristianismo como la historia de un movimiento y como una realidad más grande
que cualquier institución eclesiástica local o particular. Esta perspectiva histórica
toma en cuenta la diversidad de creencias y prácticas que se han dado a lo largo
de dos mil años de testimonio cristiano. Además, al considerar al cristianismo como
movimiento, estos historiadores hacen el esfuerzo por mantener una perspectiva
global en su aproximación a los hechos históricos.7

2
Joseph Lortz, Historia de la Iglesia (Madrid: Editorial Guadarrama, 1962), 3.
3
Bernardino Llorca, Nueva visión de la historia del cristianismo, 2 vols. (Buenos Aires: Editorial
Labor, 1956), 1:5.
4
Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica. En esta obra se dan las características propias de la
historiografía cristiana antigua de universalidad, providencialismo, partición apocalíptica y progreso
hacia un fin determinado por Dios.
página 24

5
W.J. McGlothlin, Historia del cristianismo (Barcelona: Librería Sintes, 1929), 1.
6
Kenneth S. Latourette, Historia del cristianismo, 2 vols. (El Paso, TX.: Casa Bautista de Publicaciones,
1958), 1:20.
In tro d u cció n g e n e ra l

El presente libro de texto no es una historia eclesiástica. Tampoco se trata de


una historia de la religión cristiana, con énfasis sobre el desarrollo de sus doctrinas
y prácticas, su clero y organizaciones. Más bien, lo que nos proponemos es elaborar
una historia del cristianismo. La historia del cristianismo es el relato crítico del origen,
progreso y desarrollo del testimonio cristiano y de su influencia en el mundo. No nos
interesa tanto la Iglesia como institución ni el cristianismo como religión, sino más
bien la fe cristiana como testimonio de vida y de salvación para toda la humanidad.
En este sentido, el cristianismo ha sido siempre una fe histórica. Lo ha sido por dos
razones. Primero, porque cree en el carácter histórico de su protagonista central:
Jesús de Nazaret. Segundo, porque afirma la relación fundamental entre la actividad
de Dios y el curso de la historia humana. La historia es central para la fe cristiana.
Es en la arena del tiempo y de los eventos humanos donde se desarrolla el plan
redentor de Dios y la manifestación y expansión de su reino.

Marc Bloch: “El cristianismo es una religión de historiadores. Otros sistemas


religiosos han podido fundar sus creencias y sus ritos en una mitología más
o menos exterior al tiempo humano. Por libros sagrados, tienen los cristianos
libros de historia, y sus liturgias conmemoran, con los episodios de la vida
terrestre de un Dios, los fastos de la iglesia y de los santos. El cristianismo
es además histórico en otro sentido, quizá más profundo: colocado entre la
Caída y el Juicio Final, el destino de la humanidad representa, a sus ojos,
una larga aventura, de la cual cada destino, cada ‘peregrinación’ individual,
ofrece, a su vez, el reflejo; en la duración y, por lo tanto, en la historia, eje
central de toda meditación cristiana, se desarrolla el gran drama del Pecado
y de la Redención.”8

Hay tres religiones que pretenden ser universales y que en ciertos períodos
de la historia se han difundido por el mundo. Estas religiones han apelando a las
personas de todas las razas, culturas y lenguas con sus doctrinas y prácticas. Ellas
son: el budismo, el cristianismo y el islamismo. El budismo comenzó en el noreste
de la India seis siglos antes de Cristo, y el islamismo nació en Arabia seis siglos
después de Cristo. El budismo se esparció hacia Oriente, donde llegó a ser la religión
más difundida de Asia, mientras que el islamismo se extendió principalmente hacia
el oeste de Asia y Arabia, y se transformó en la religión de dos continentes: Asia y
África. En los últimos cuatro o cinco siglos ninguna de estas dos religiones ha dado
mayores muestras de vitalidad. No obstante, en años más recientes, se han dado
ciertos indicios de avance y renovación. El fundamentalismo islámico ha llamado la
atención de todo el mundo, mientras que el budismo se ha infiltrado significativamente
en la cultura occidental. Ambas religiones han puesto de manifiesto un dinamismo
misionero, que ha cautivado a muchos en el mundo noratlántico.

7
Tal es el enfoque del proyecto colectivo llevado a cabo por varios historiadores cristianos de todo
el mundo. Ver Dale T. Irvin y Scott W. Sunquist, History of the World Christian Movement, 2 vols.
página 25

(Maryknoll, N.Y.: Orbis Books, 2001), 1:vii.


8
Marc Bloch, Introducción a la historia (México-Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1957),
9-10.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

A diferencia de estas dos religiones, el cristianismo comenzó desde una posición


estratégica mejor. Palestina puede ser comparada con un estrecho corredor entre
el mar y el desierto o un puente que une a tres continentes: Asia, África y Europa.
El cristianismo pronto se esparció a estos tres continentes, ganando su primer
triunfo en forma decisiva alrededor del mar Mediterráneo. A pesar de los retrocesos
o detenimientos en su avance, la fe de Jesucristo se ha expandido una y otra vez,
llegando a ser la religión más difundida del mundo.

MAPA 1 - EL CRISTIANISMO EN EL MUNDO

La vida más fecunda y efectiva del cristianismo corresponde a los últimos cinco
siglos, y su avance geográfico más grande se ha dado en los últimos doscientos años.
Estos años pasados fueron testigos del desarrollo extraordinario del cristianismo,
no tanto numéricamente, como en su influencia general sobre el mundo, llegando
a estar presente en casi todos los países de nuestro planeta.

Antes de discutir el progreso del cristianismo en los distintos períodos de su


historia, es necesario tener una visión global de este proceso. El cuadro que sigue
ilustra la manera en que el eminente profesor Kenneth S. Latourette grafica la historia
del cristianismo en su obra Historia de la expansión del cristianismo (en inglés), en
siete volúmenes.9
página 26

9
Kenneth S. Latourette, A History of the Expansion of Christianity, 7 vols. (Grand Rapids, Mich.:
Zondervan, 1970).
In tro d u cció n g e n e ra l

CUADRO 1 - PROGRESO DEL CRISTIANISMO

A la luz de este gráfico, puede verse que ningún período de retroceso del movimiento
cristiano fue tan serio y profundo como el primero. Después de cada retroceso vino no
sólo un período de recuperación, sino un avance a nuevos logros y expansión. Debe
notarse también la continua y realmente creciente influencia del cristianismo en el
mundo. Tomada en su conjunto, la línea del desarrollo del movimiento cristiano muestra
un balance positivo de crecimiento, avance, logros y realizaciones, que van más allá
de lo que cualquier otra religión en el mundo haya logrado. El cuadro que sigue nos
ayuda a entender e interpretar el gráfico anterior:

CUADRO 2 - LA MARCHA DEL CRISTIANISMO

AÑO CARACTERIZACIÓN ACONTECIMIENTOS IMPORTANTES

29 - 500 Primer Avance Conquista del Imperio Romano.


500 - 950 Primer Retroceso Caída del Imperio de Occidente y
surgimiento del Islam.
950 - 1350 Segundo Avance Resurgimiento del cristianismo occidental.
1350 - 1500 Segundo Retroceso Declinación de la iglesia medieval y
resurgimiento del poder islámico
bajo los turcos otomanes.
1500 - 1750 Tercer Avance Reforma y Contrarreforma.
1750 - 1815 Tercer Retroceso Creciente secularización en Occidente y
declinación de las potencias cristianas:
España y Portugal.
1815 - 1914 Cuarto Avance Movimientos modernos y el período
más grande de expansión.
1914 - 1990 Retroceso y Avance Movimiento ecuménico, y movimientos
de consolidación y renovación espiritual.

Como puede verse, el progreso está lejos de ser uniforme. A pesar de la


oposición, los primeros cinco siglos se caracterizaron por un avance rápido y sin
mayores interrupciones, que resultó en el establecimiento de la fe cristiana en toda
la cuenca del mar Mediterráneo. Después de Pentecostés, los discípulos tuvieron
nuevas fuerzas para hacer frente a la misión encomendada por Jesús. Las primeras
página 27

persecuciones los obligaron a esparcirse y a llevar el mensaje a otros lugares


fuera de Palestina. Con Pablo se abrió la puerta a los gentiles y el evangelio llegó
hasta Roma, que no era “lo último de la tierra” sino más bien el centro del mundo
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

greco-romano. Pero Roma sí era la antesala para llegar hasta lo último de la tierra,
como era el deseo del apóstol (Ro. 15.24, 28, España era para los antiguos el
extremo occidental del mundo conocido). Con la conversión del emperador romano
Constantino, el cristianismo encontró puertas abiertas para su expansión, a pesar
de sus controversias internas. Más tarde, las invasiones bárbaras impusieron
la necesidad de un ajuste a las nuevas circunstancias históricas y frenaron el
dinamismo del avance cristiano.

Después de los primeros cinco siglos de avance llegamos a los “mil años de
incertidumbre” (como los denomina Latourette).10 El período comienza con cuatro
siglos y medio de declinación, posiblemente la más seria de toda la historia del
cristianismo. El primer retroceso será el más grande y prolongado de todos los que
muestra el gráfico. En buena medida, esto se debió a la caída del Imperio Romano
de Occidente, que había significado para el cristianismo un medio ambiente estable y
seguro, en el que en los primeros siglos la fe cristiana encontró su mayor oportunidad
para una expansión rápida e ininterrumpida. Otro factor de esta declinación fue el
surgimiento del Islam en el Cercano Oriente, es decir, el nacimiento del rival religioso
más grande del cristianismo hasta los tiempos modernos. No obstante, el cristianismo
no sólo sobrevivió, sino que hacia el 950 comenzó un paulatino ascenso, que va a
continuar hasta cerca del 1350. Noten que deberán pasar 600 años (el período que
algunos llaman la “Edad Oscura”) antes de que se alcance una posición comparable
con la del año 500.

Hay dos cosas importantes que notar durante este ascenso: (1) En Occidente,
la religión cristiana, que sobrevivió a la civilización romana, llegó a ser el núcleo de
la nueva civilización europea. Si bien no fue una civilización cristiana, el cristianismo
ocupó en ella un lugar primordial. (2) En Oriente, se ven señales de recuperación
con las Cruzadas (1096) y en la nueva empresa misionera (siglo XIII).

Una segunda declinación comenzó hacia el 1350 y continuó hasta el 1500. La


razón fue doble: en Occidente se da la división de la cristiandad y movimientos de
revuelta contra los abusos en la Iglesia; en Oriente se da un reavivamiento del Islam
y un acrecentamiento de su agresividad.

Hacia el año 1500 terminó este período de retroceso para dar paso a un
significativo avance del cristianismo. El período del 1500 al 1750 fue un verdadero
salto hacia arriba. En su comienzo encontramos nuevas líneas de comunicaciones
que comenzaron a abrirse por todo el mundo. Coincidiendo con esto surgieron
movimientos de un nuevo celo religioso en algunos sectores de la cristiandad
occidental. El resultado fue el período más fecundo y rico, hasta el momento, en
la historia del cristianismo. Hacia el año 1750, las grandes potencias políticas,
que promovieron los viajes de descubrimiento y exploración, cayeron de su
sitial de poder y otras naciones ocuparon su lugar. Paralela a esta crisis política
se dio la crisis religiosa con una pérdida de vigor y un enfriamiento del celo
cristiano. En Europa esto se debió a la expansión de una actitud materialista
y racionalista, ejemplificada dramáticamente en la política antirreligiosa de
página 28

10
Ibid., vol. 2.
In tro d u cció n g e n e ra l

la Revolución Francesa de 1789. En otras partes el retroceso se debió a la


declinación de las misiones romanas con el eclipse de España y Portugal, los
primeros patrocinadores de aquellas misiones en las nuevas tierras, y luego
la situación diferente de Francia, que durante algún tiempo sobrepasó a las
naciones mencionadas como potencia católica romana.

Con el fin de las guerras napoleónicas en 1815, comenzó para Europa un siglo
de comparativa paz, y para el cristianismo uno de progreso sin igual. En América
Latina comienza el período de la independencia de España y Portugal, y más tarde
(en la segunda mitad del siglo) el período de organización nacional de las repúblicas
latinoamericanas. Inglaterra se destacó como la potencia mundial más importante,
y la Revolución Industrial, en la que esta nación tuvo la delantera, la transformó en
la fábrica del mundo. Es en el marco de esta nueva situación económica, política y
social, que se tradujo en la expansión imperialista mundial, que debe interpretarse
el papel de Inglaterra en esta etapa de nuevo avance del cristianismo. A partir de
comienzos pequeños se desarrolló un movimiento que difundió el cristianismo hasta
fronteras desconocidas en cualquier momento anterior de su historia.

Es en este período que la religión cristiana llegó a ser universal en el sentido


geográfico de la palabra, es decir, no sólo con un mensaje que es para todas las
personas, sino que realmente comenzó a ganar a las personas “de todas naciones
y tribus y pueblos y lenguas”. El movimiento misionero moderno surgió en Inglaterra

CUADRO 3 - CARACTERIZACIÓN DE CADA SIGLO

El primer siglo, es el siglo apostólico fundacional;


el segundo siglo, es el siglo de los apologistas griegos;
el tercer siglo, es el siglo de la persecución en el Imperio Romano;
el cuarto siglo, es el siglo de la Iglesia estatal;
el quinto siglo, es el siglo de las divisiones en Oriente;
el sexto siglo, es el siglo del cesaropapismo;
el séptimo siglo, es el siglo del Islam;
el octavo siglo, es el siglo de la controversia sobre los íconos en Oriente;
el noveno siglo, es el siglo del Sacro Imperio Romano Germánico;
el décimo siglo, es el siglo de la conversión de Rusia;
el undécimo siglo, es el siglo de la escolástica;
el duodécimo siglo, es el siglo de las Cruzadas;
el décimo tercer siglo, es el siglo del poder papal;
el décimo cuarto siglo, es el siglo del Cautiverio Babilónico y Cisma Papal;
el décimo quinto siglo, es el siglo del Renacimiento;
el décimo sexto siglo, es el siglo de las Reformas;
el décimo séptimo siglo, es el siglo de la razón;
página 29

el décimo octavo siglo, es el siglo de los avivamientos evangélicos; el décimo


noveno siglo, es el siglo de las misiones modernas.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

y se extendió a los protestantes en el continente europeo y en Norteamérica. A los


católicos romanos, que habían ocupado un lugar muy importante en el período
anterior (1500-1800), les costó mucho tiempo adaptarse a las oportunidades de
esta edad, pero pronto comenzaron un nuevo trabajo misionero. Protestantes y
católicos, entre los años 1800 y 1914, esparcieron el cristianismo a lugares a los
que hasta entonces no había llegado. En este sentido, el siglo XIX ha sido llamado
“El Gran Siglo”.11

El último período se inaugura después de 1914 y coincide con el siglo pasado.


Todos los siglos de la historia del cristianismo pueden ser designados por sus
tendencias o eventos característicos.

¿Qué nombre podemos darle al siglo XX o cómo podemos caracterizarlo?


Quizás es muy pronto para darle un nombre, pero posiblemente sea el “siglo de la
consolidación y la renovación espiritual”. Estamos muy cerca de los eventos como
para estar seguros de sus causas, de su significado y de su orientación. ¿Será este
último período un cuarto retroceso? Muchos europeos, conscientes del secularismo
y del proceso de descristianización imperante en sus países, responderían “SÍ”.
Algunos norteamericanos, con un pobre desarrollo denominacional y permanente
decrecimiento numérico en el protestantismo troncal, también dirían “SÍ”.

No obstante, si interrogamos al continente asiático las respuestas serán diferentes


según los lugares. En China, con el advenimiento del comunismo, el cristianismo casi
fue cortado de raíz, pero a comienzos del siglo XXI había más de 150 millones de
cristianos confesantes en la Iglesia subterránea en esta populosa nación. En otros
países de Oriente, las iglesias cristianas han pasado y están pasando por momentos
de extraordinario avivamiento y desarrollo, como en Corea del Sur e Indonesia.
En África, a pesar de los choques políticos, raciales y culturales, el progreso del
cristianismo continúa siendo notable. En algunos países africanos el desarrollo es
explosivo. En América Latina no se ha dado todavía un gran avivamiento de la fe
cristiana, lo que no significa un retroceso sino una oportunidad. Es posible que el
continente latinoamericano sea testigo en las próximas décadas de una revitalización
del cristianismo que afecte a toda la cristiandad, si es que el Señor no retorna antes.
Ya hay indicios verificables de este proceso de renovación espiritual y crecimiento
de las iglesias. América Latina se está volcando masivamente a una comprensión
evangélica (más específicamente pentecostal y carismática) de la fe cristiana.

Del resumen histórico anterior surge la observación general de que después de


cada retroceso vino no sólo una recuperación sino un avance de grado superior a
los anteriores. Es de notar también la continua y creciente influencia del cristianismo.
Tomada en su conjunto, la línea de desarrollo muestra un crecimiento, avance, logros
y realizaciones que van más allá de lo que cualquier otra religión en el mundo haya
logrado jamás. Será, pues, como parte de esta línea de desarrollo que analizaremos
y estudiaremos la importancia de cada período de la historia del cristianismo.
página 30

11
Ibid., vol. 6.
In tro d u cció n g e n e ra l

En este primer volumen se considerará el período del primer avance


del cristianismo: los primeros quinientos años. Consideraremos estos siglos
fundacionales a través de cuatro unidades de desarrollo. En este volumen se estudia
el primer avance del cristianismo desde Jerusalén “hasta lo último de la tierra.” El
énfasis principal está puesto sobre la gente antes que en cuestiones políticas o
polémicas. Se procura hacer una descripción vívida de los cristianos en los primeros
cinco siglos sobreviviendo con su fe a través de la persecución y llevando esa fe
hacia el este en Asia, el sur en África, y hacia occidente en Europa.

La Unidad 1 considera el rápido proceso de difusión del cristianismo en el


ámbito geográfico del Imperio Romano, y se muestra cómo de religión reprimida
se transformó en religión favorecida por el Estado. Se destacan los factores
que contribuyeron a esa rápida expansión y la vida y ministerio de los primeros
cristianos.

La Unidad 2 considera la expansión del cristianismo fuera del Imperio Romano,


procurando mostrar que la fe cristiana no sólo se desarrolló en forma floreciente
en Occidente, sino también en Oriente. Se notará cómo, hacia fines del período en
consideración, el cristianismo había llegado a los extremos del mundo conocido:
Inglaterra en Occidente y China en Oriente; los pueblos bárbaros al norte de Europa
y la costa oriental de África hacia el sur.

La Unidad 3 presta atención de manera particular al desarrollo del cristianismo


en el Imperio Romano Oriental, con su capital en Constantinopla. En la historiografía
tradicional este desarrollo no ha recibido suficiente atención. Se procurará no sólo
conocer el desarrollo político sino también el religioso, que estuvo íntimamente
relacionado con el primero. A tal efecto, será de interés la consideración de la
cosmovisión y cultura bizantina, así como sus manifestaciones teológicas, religiosas,
eclesiológicas y litúrgicas.

La Unidad 4 señala los problemas a los que el cristianismo tuvo que hacer frente
en sus primeros 500 años de vida. Algunos fueron más profundos que otros, algunos
pronto perdieron su vigencia, otros sobrevivieron sin una solución definitiva durante
varios siglos, aun otros continúan reapareciendo hasta el día de hoy de una u otra
manera.
página 31
UNIDAD 1

El
cristianismo
en el imperio
romano

INTRODUCCIÓN
Esta unidad es una síntesis de la historia del
cristianismo desde sus orígenes hasta el siglo VI, en el
ámbito de lo que se conoció como el Imperio Romano,
pero con una perspectiva global. Se pondrá énfasis
en el surgimiento y desarrollo del testimonio cristiano,
mayormente en el mundo grecorromano. Se prestará
atención a los eventos y movimientos principales,
los personajes más importantes, los documentos
fundamentales, y algunas de las tendencias teológicas
más destacadas.

El conocimiento de la historia del cristianismo de


los primeros siglos es básico para una comprensión del
testimonio y la vida de la Iglesia contemporáneos. Muchas
de nuestras creencias y prácticas actuales son productos
de aquellos siglos fundacionales. Mediante el estudio de
la enseñanza y práctica de los primeros cristianos, los
estudiantes y lectores aprenderán a apreciar a la Iglesia
primitiva y a comprometerse con la misión que el Señor
nos ha confiado.

Todo el Nuevo Testamento señala el hecho del


esparcimiento del cristianismo por todo el mundo como
una meta que debe cumplirse en la historia. Cada uno
de los cuatro Evangelios termina con un claro mandato,
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

dado por Jesús, en este sentido (Mt. 28.19; Mr. 16.15; Lc. 24.47; Jn. 20.21). El libro de
los Hechos de los Apóstoles tiene como propósito narrar los acontecimientos de ese
programa desde el comienzo en Jerusalén “hasta lo último de la tierra”. El resto de la
literatura del Nuevo Testamento consiste en cartas de los misioneros a las jóvenes
iglesias del mundo mediterráneo con cuya fundación estaban relacionados.

Por estos documentos sabemos que los primeros cristianos estaban firmemente
convencidos que su religión era las “buenas nuevas” para todas las personas (Jn.
3.16; Lc. 24.47). Es posible que ante esta pretensión muchos de los que oían su
prédica se hayan reído. Al fin y al cabo, en comparación con los grandes movimientos
filosóficos y los cultos practicados por las mayorías, el cristianismo no parecía otra
cosa que una superstición inexplicable y peligrosa, que atentaba contra el orden
institucional. Su origen era dudoso y los contenidos históricos de su fe resultaban
no sólo paradójicos, sino inaceptables para la cosmovisión dominante en aquel
entonces. Además, ¿qué valor o influencia podía tener una secta judía nacida en
un rincón tan oscuro del mundo como era Palestina?

EL LUGAR, EL TIEMPO Y EL PROPÓSITO

Para muchos pensadores de distinción en el primer siglo, Palestina, la cuna


del cristianismo, no era más que un rincón olvidado y despreciado del mundo. Los
griegos pensaban de él como una tierra de ignorantes y los romanos como un
territorio rebelde y problemático. Sin embargo, ¿tenían razón los antiguos cuando
consideraban a Palestina como un rincón del mundo? Si observamos un mapa,
inmediatamente se hace evidente que Palestina no está en un rincón, sino en el
centro mismo del mundo (ver mapa 2).

MAPA 2 - PALESTINA EN EL CENTRO DEL MUNDO


página 34
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

_ El lugar

El lugar del nacimiento del cristianismo fue importante. Si bien algunos filósofos
e intelectuales de las primeras décadas de testimonio cristiano se burlaron de las
pretensiones de universalidad de la nueva fe, la cuna del cristianismo—Palestina—
estaba ubicada en un lugar central desde el punto de vista geográfico. Allá por el
año 175, un conocido filósofo pagano, Celso, decía: “Si Dios despertara de un largo
sueño y quisiera salvar a todos los seres humanos, ¿piensas que iría a una esquina
del mundo? . . . Sólo un escritor cómico diría que el Hijo de Dios fue enviado a los
judíos.”1 Muchos en sus días compartían el concepto de Celso. Palestina era un
territorio pequeño y marginal. Apenas una franja rugosa de 240 kms. de longitud
por 120 kms. de ancho.

Sin embargo, Palestina era central en términos geográficos. No hay otro territorio
que esté mejor ubicado respecto a los cinco continentes. La expansión de la fe
cristiana, entonces, comenzó a partir de un territorio estratégicamente ubicado,
desde donde su expansión por todo el planeta era más factible. En un sentido,
Palestina puede ser considerada como un centro geográfico del mundo.

_ El tiempo

No sólo el lugar resultó importante para el surgimiento del cristianismo, sino también
el tiempo. Palestina es central geográficamente y también lo es históricamente. Este

MAPA 3 - PALESTINA EN LA HISTORIA

página 35

1
Citado en John Foster, Church History 1: The First Advance AD 29-500. TEF Study Guide 5 (Londres:
S.P.C.K., 1975), 1.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

territorio ha ocupado una posición histórica estratégica a lo largo de la historia de


la humanidad en el corredor entre Asia y África (ver mapa 3).

Por un lado, esta posición estratégica de Palestina, significó una verdadera


desgracia para sus habitantes, desde la antigüedad hasta el presente. El país está
encajado como un estrecho corredor entre los territorios donde se desarrollaron
algunas de las más grandes civilizaciones de la antigüedad: el Delta del río Nilo y
las cuencas de los ríos Tigris y Éufrates. Fue inevitable que las sucesivas potencias
rivales en estas dos áreas culturales se propusieran adueñarse de este corredor
estratégico y procurarán conservarlo para sí. De este modo, el pequeño país se vio
condenado a ser víctima constante de las guerras entre estos grandes dominios.
Esta situación configura el trasfondo histórico de todo el Antiguo Testamento. Pero
no sólo Asia y África compitieron por Palestina, sino que pronto se unió también
Europa. El primer monarca europeo en dominar estas tierras fue Alejandro Magno, de
Macedonia (c. 330 a.C.), y luego vinieron los romanos (63 a.C.). Ésta era la situación
cuando se inició el período del Nuevo Testamento: Asia, África y Europa rodeaban
a Palestina, que era como un estrecho puente entre ellas. La historia del pueblo
hebreo, según se nos refiere en el Antiguo Testamento, da testimonio de este hecho.
Caldeos, egipcios, asirios, babilonios, persas, griegos y romanos, representantes
de tres continentes, invadieron sucesivamente esta tierra y escribieron en ella su
historia.

Por otro lado, Palestina fue algo más que el escenario histórico de los conflictos
bélicos de los imperios de la antigüedad. En el desarrollo de esa historia, Dios
escogió el tiempo más propicio para el advenimiento del Salvador del mundo. La
Biblia declara que el advenimiento del Mesías no fue una casualidad histórica, sino
que Dios escogió el tiempo. Los Evangelios testifican: “Jesús vino . . . predicando el
evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido” (Mr. 1.14, 15). Pablo
usa una frase similar: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su
Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley . . .” (Gá. 4.4). Ambas declaraciones indican
que Dios preparó las cosas y que la preparación fue completa y adecuada para su
eterno propósito redentor.

Kenneth S. Latourette: “En el tiempo en que comenzó el cristianismo y en


los primeros tres siglos de su existencia más que en cualquier era precedente,
las condiciones en el mundo mediterráneo prepararon el camino para la
difusión de una nueva fe religiosa a través de toda la extensión de esa área.
En realidad, tampoco después de los tres siglos en los que el cristianismo
tuvo éxito en establecerse como la religión más fuerte en esa región, volvieron
a existir allí las condiciones que favorecieron de tal manera la entrada y
aceptación general de una nueva fe.”2
página 36

2
Latourette, A History of the Expansion of Christianity, 1:8.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

_ El propósito

Tiempo y espacio coincidieron como coordenadas para crear el marco más


propicio para la venida de Jesús al mundo. Pero Palestina es central no sólo
geográfica e históricamente, sino también espiritualmente. Palestina fue algo más
que el escenario espacio-temporal de los conflictos bélicos de la antigüedad. Por
sobre todas las cosas, fue la tierra en que nació Jesús, el Salvador del mundo.
Fue el lugar del nacimiento del movimiento cristiano, y en esto su posición central
adquiere una nueva importancia. Es cierto que Palestina fue el embudo por el que
pasaron las potencias de tres continentes, pero fue también el punto de partida
ideal para que el cristianismo penetrara en esos tres continentes con su mensaje de
paz y justicia. Jesús había dicho: “Id . . . a todas las naciones, comenzando desde
Jerusalén” (Lc. 24.47), y “desde Jerusalén . . . hasta lo último de la tierra” (Hch. 1.8).
Basta con observar un planisferio para notar cuán sabiamente escogió Dios a esta
tierra para la realización de sus planes redentores y para la difusión de su luz por
todo el mundo (ver mapa 2).

El libro de los Hechos comienza la historia de una nueva era, cuando la posición
central de Palestina (geográfica, histórica y espiritual) fue utilizada por Dios en
forma novedosa y redentora.3 Los apóstoles al principio no se dieron cuenta de
esto. Jesús les había hablado de la inauguración de un nuevo reino y de un nuevo
poder con el que ellos lo pondrían de manifiesto en todo el mundo (Hch. 1.8). Pero
ellos no entendieron la dimensión de lo que Jesús les estaba diciendo (Hch. 1.6),
hasta que llegó el día de Pentecostés y el Espíritu Santo los ungió para la misión.
Algo maravillosamente nuevo estaba ocurriendo y Dios había preparado las cosas.
Poco a poco los primeros cristianos comenzaron a entender la misión de Dios y a
comprometerse con ella con todo entusiasmo y fe.

FACTORES QUE CONTRIBUYERON A LA EXPANSIÓN DEL


CRISTIANISMO

Los cristianos que vivían en el tiempo del primer avance rápido del cristianismo
(hasta el año 250) y que habían desempeñado un papel importante en ese avance,
veían que Dios había preparado las cosas de tres maneras:

_ La contribución romana

El mundo romano hizo una quíntuple contribución a la expansión del cristianismo.


Cada uno de estos aspectos puede ser recordado por la palabra en latín que lo
describe: pax, lex, via, rex, ars.
página 37

3
Foster, The First Advance, 3.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Pax: la paz romana. Es difícil que una idea se difunda en medio de situaciones
de conflicto. El Imperio Romano gozaba de paz cuando apareció el cristianismo.
Orígenes de Alejandría (185-254), uno de los más destacados biblistas y teólogos
del cristianismo antiguo, afirma: “Dios estaba preparando a las naciones para su
enseñanza. . . . Jesús nació en el reino del emperador Augusto (27 a.C.-14 d.C.),
que incorporó a muchos reinos a un solo Imperio Romano. Las guerras entre reinos
rivales habrían entorpecido la difusión de las enseñanzas de Jesús por toda la
tierra.”4

Lex: la ley romana. El hecho de tener un solo código legal en el Imperio Romano
(el derecho romano) fue un factor crucial en la unificación del diverso mundo romano.
Pero la legislación romana no fue un instrumento rígido, porque dentro del amplio
margen de uniformidad, la administración romana a nivel local era flexible, tolerante y
abierta. Además, muchos residentes de las provincias recibieron la condición de cives
romani (ciudadanos de Roma), con todos sus derechos y deberes. Pablo fue uno
de ellos (Hch. 22.25-29), y esto le dio enormes ventajas en su tarea misionera.

Via: las comunicaciones romanas por tierra y por mar. Estas vías de comunicación
terrestre y marítima se extendían desde Inglaterra hasta China. En todo el mundo del
mar Mediterráneo, las carreteras y vías marítimas, la paz, la ley y el orden romanos
animaban a la gente a viajar, tanto por motivos de negocios como por placer, con
una libertad y comodidad que fueron desconocidas hasta los tiempos modernos. Las
rutas terrestres eran básicamente de uso militar, estaban construidas en piedra, con
drenajes, puentes, y postas regulares para el recambio de cabalgaduras y descanso
de los viajeros. Eran caminos rápidos y bien cuidados. Las rutas marítimas eran
mayormente comerciales y por ellas viajaba mucha gente. Hechos 27.37 da una
idea de la cantidad de pasajeros en una nave romana de gran calado. Los barcos en
este período cruzaban el Mediterráneo desde Gibraltar hasta Roma en siete días, y
desde Roma a Alejandría en dieciocho. El periplo hacia el Lejano Oriente comenzaba
con un viaje hasta Alejandría, siguiendo luego por el Nilo, y desde allí se iba por
tierra hasta la costa occidental del mar Rojo, para continuar atravesando el mar de
Arabia y seguir hacia África del este o hacia la India. Sin estas comunicaciones los
viajes misioneros de Pablo y otros cristianos hubiesen sido imposibles.

Rex: el gobierno romano. El gobierno fue el talento supremo de los romanos.


Para ellos la política y el gobierno fueron un arte en el que alcanzaron un alto
grado de sofisticación. El fuerte gobierno centralizado de Roma proporcionaba paz
y protección en todo el ámbito del Imperio. Los soldados romanos protegían a los
pueblos y ciudades de los ataques externos y garantizaban el desarrollo del comercio
y las misiones cristianas. La unidad política del Imperio Romano hacía que toda
la cuenca del Mediterráneo fuese un solo mundo, regido por la misma autoridad.
Misioneros como Pablo, Timoteo, Silas, Tito y otros no necesitaron de pasaporte para
llevar a cabo sus viajes misioneros. Y fue por su condición de ciudadano romano
que Pablo pudo apelar a César y llegar a Roma (Hch. 25.21, 25).
página 38

4
Citado en Ibid., 5.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

Ars: el talento romano. El vocablo ars en latín significa habilidad, talento, y


en plural (artis) se refiere a las cualidades intelectuales o morales, como a las
inclinaciones o conducta. En todos estos aspectos, los romanos copiaron a los
griegos, pero alcanzaron niveles de desarrollo único y sorprendente. En el campo
de la educación, enfatizaron los aspectos prácticos con poca instrucción libresca,
y crearon un complicado sistema escolar. La literatura escolar desarrollaba temas
de historia y filosofía, con énfasis sobre la retórica. La pintura y la escultura, si bien
seguían de cerca los modelos griegos, fue popularizada y orientada a destacar la
herencia histórica de Roma, especialmente caracterizada por el retrato. No obstante,
el genio romano y su extraordinaria habilidad técnica se expresó sobre todo en la
arquitectura. Estructuras como la bóveda y el medio arco romano revolucionaron las
técnicas de construcción, de manera que permitieron levantar edificios y estructuras
monumentales (puentes, acueductos, circos, anfiteatros, basílicas, templos,
foros). Todos estos elementos fueron adaptados y usados por los cristianos en la
elaboración de las primeras formas del arte y la arquitectura cristiana.

CUADRO 4- LA CONTRIBUCIÓN ROMANA AL CRISTIANISMO

PAX - la paz romana: garantizaba estabilidad.


LEX - la ley romana: el derecho romano daba seguridad.
VIA - las comunicaciones romanas: ayudaban a la comunicación.
REX - el gobierno romano: el imperio era una unidad política.
ARS - el talento romano: educación, arte y arquitectura.

_ La contribución griega

El mundo griego contribuyó a la expansión del cristianismo de cuatro maneras:


idioma, cosmovisión, filosofía y cultura.

El idioma griego. El griego (coiné) era entendido y hablado por casi todo el
mundo conocido del primer siglo. Se lo utilizaba especialmente en el comercio.
Las personas que recibieron la Gran Comisión eran judías. Su idioma natal era el
arameo, pero hablaban también el griego. El griego era el idioma más utilizado en
el Mediterráneo oriental. Esto proporcionaba un fuerte sentido de unidad cultural.
Las Escrituras que usaron los primeros cristianos estaban escritas en griego (la
Septuaginta o Versión de los Setenta, LXX) y sus escritos fueron redactados en
este idioma, de modo que los documentos que luego se reunieron para formar el
Nuevo Testamento no necesitaron traducción. Esto facilitó enormemente el trabajo
evangelizador de los primeros creyentes y la clara difusión de sus ideas. El griego
es un idioma sumamente adecuado para expresar con exactitud y con una riqueza
que no tiene igual en otros idiomas del mundo, las verdades contenidas en el Nuevo
Testamento.
página 39
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

La cosmovisión griega. Los griegos contribuyeron con su pensamiento, que


magnificaba el valor de la persona humana y ponía gran énfasis sobre la verdad
espiritual y moral. Los griegos fueron un pueblo de visión, conscientes de su
protagonismo histórico, y por cierto muy emprendedores. En su cosmovisión, el
ser humano era central y la persona humana tenía un valor único. Sobre todas las
cosas, los griegos fueron un pueblo sumamente curioso y amante de la verdad.

La filosofía griega. La filosofía griega tuvo una gran influencia en la formación


del pensamiento occidental. Después de estudiar a los pensadores griegos muchos
abandonaban las religiones paganas y las supersticiones, y estaban preparados
para recibir una religión superior, como es el cristianismo. El amor por la verdad
llevó a muchos a encontrarse con el Dios verdadero. Más tarde, cuando los Padres
de la Iglesia desarrollaron su teología, utilizaron muchos elementos de la filosofía
griega, especialmente su vocabulario e ideas centrales, para expresar las verdades
cristianas. Escuelas filosóficas como el estoicismo y el neoplatonismo ejercieron una
gran influencia en la formulación del pensamiento cristiano. Pero hubo también otras
escuelas filosóficas que de algún modo impactaron el desarrollo de la fe cristiana
o desafiaron su pretensión de ser la verdad: epicúreos, pitagóricos, peripatéticos y
los seguidores de Platón.

Clemente de Alejandría (150-215): “Dios es la causa de todas las cosas


buenas; pero de algunas en forma primaria, como del Antiguo y del Nuevo
Testamentos; y de otras por consecuencia, como la filosofía. Quizás, también,
la filosofía fue dada a los griegos directamente y primariamente, hasta que
el Señor pudiese llamar a los griegos. Porque ésta fue una educadora para
traer a la ‘mente helenista a Cristo,’ así como la ley trajo a los hebreos (Gá.
3.24). La filosofía, por lo tanto, fue una preparación, que pavimentó el camino
para quien es perfeccionado en Cristo.”5

La cultura griega. Para los días del Nuevo Testamento, esta cultura había
alcanzado un alto grado de desarrollo y difusión. Conocida como helenismo, había
sido esparcida por buena parte del mundo conocido de aquel entonces con las
conquistas de Alejandro Magno (356-23 a.C.) y tenía influencia tanto dentro como
fuera del Imperio Romano. El arte, la literatura, la arquitectura, la música, el teatro,
los estilos, los gustos, la retórica, los símbolos y valores del mundo antiguo en los
días de Jesús y los apóstoles tenían un marcado tinte helenista.

CUADRO 5 - LA CONTRIBUCIÓN GRIEGA AL CRISTIANISMO


IDIOMA - adecuado para la transmisión de ideas.
COSMOVISIÓN - valor de la persona humana.
FILOSOFÍA - amor por la verdad.
CULTURA - arte, literatura, símbolos, valores.
página 40

5
Clemente de Alejandría, Stromata o Misceláneas, 1.5.1.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

_ La contribución hebrea

De todos los factores que aportaron elementos importantes para ayudar al


despegue del cristianismo, ninguno fue más determinante que el trasfondo hebreo
en el que el movimiento cristiano nació. La fe y la vida del pueblo de Dios proveyeron
el trasfondo inmediato para el advenimiento de Cristo y de todos sus discípulos.
La religión hebrea aportó también instituciones como las sinagogas y el trabajo
de los escribas, que fueron de suma importancia en el primer siglo de vida del
movimiento cristiano. El mundo hebreo contribuyó a la expansión del cristianismo
de seis maneras: monoteísmo, escrituras, diáspora, sinagogas, universalismo y
mesianismo.

El monoteísmo hebreo. La preparación más grande para la venida de Cristo


al mundo fue la religión hebrea.6 De todos los aspectos del rico mundo religioso
hebreo, el más importante fue su monoteísmo ético. Fue este concepto monoteísta
hebreo el que atrajo a muchos gentiles insatisfechos con la religión pagana politeísta.
Como indican Irvin y Sunquist: “Muchos en las ciudades alrededor del Mediterráneo
y a lo largo de los mundos de Siria y Persia se veían atraídos por la doctrina del
monoteísmo: las enseñanzas morales de la Torá, los relatos de las escrituras
de Israel, y el estilo de vida comunitario que ofrecía el judaísmo.” Estos autores
continúan diciendo: “El monoteísmo fue atractivo en el mundo helenista, donde las
enseñanzas de personas como Platón y Aristóteles, y de escuelas filosóficas como
el estoicismo, apuntaban lejos de los muchos dioses de la mitología griega y romana
y hacia la presencia unificadora de un ser superior.”7 Cabe recordar, también, que
al principio y debido a su convicción monoteísta, el cristianismo fue considerado
como una secta del judaísmo, aunque nunca lo fue, sino que más bien el primero
fue la culminación y completamiento del segundo.

Orígenes de Alejandría: “Dios no estaba durmiendo. Toda cosa buena que


alguna vez haya acontecido entre los seres humanos ha sido la obra de
Dios. Pero la venida de Cristo sólo podía ser a un lugar, donde las personas
creyesen que Dios es uno; donde las personas estuviesen leyendo a los
Profetas que señalan a Cristo; y donde las personas supiesen que Cristo
vendría en un momento cuando, desde este lugar único, su enseñanza
inundaría a todo el mundo.”8

Las escrituras hebreas. La versión bíblica más aceptada en el judaísmo helenista


del primer siglo era la Septuaginta, que “pronto probó ser tanto un símbolo como un
vehículo de una transformación religiosa más amplia que tuvo lugar en el judaísmo
helenista.”9 Quienes leían sus palabras encontraban nuevo significado para su fe
a través de esta traducción, lo cual abrió sus mentes y corazones para aceptar
el evangelio cristiano. Las escrituras de los judíos señalaban al Mesías, el Cristo.

6
Foster, The First Advance, 13.
página 41

7
Irvin y Sunquist, History of the World Christian Movement, 1:20.
8
Citado en Foster, The First Advance, 13.
9
Irvin y Sunquist, History of the World Christian Movement, 1:17.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Según los Evangelios, Jesús pretendía ser el cumplimiento de esas profecías (Lc.
4.21; 24.27). Apóstoles, predicadores y maestros, según los documentos del Nuevo
Testamento (Hechos y las epístolas) enfatizaban que en Jesús se habían cumplido
las escrituras del Antiguo Testamento. Justino Mártir (100-165), el más grande de los
apologistas en lengua griega, estaba convencido que la mejor y más clara evidencia
a favor del cristianismo, se encontraba en los libros de los profetas. “En estos libros
. . . de los profetas,” según él, “encontramos a Jesús nuestro Cristo preanunciado
como viniendo, nacido de una virgen, creciendo hasta ser hombre, sanando toda
enfermedad y toda dolencia, y resucitando a los muertos, y siendo odiado, y
despreciado, y crucificado, y muriendo, y resucitando nuevamente, y ascendiendo
a los cielos, y siendo llamado el Hijo de Dios.”10 Justino era griego y filósofo, pero
tuvo una conversión profunda gracias a su lectura de los textos proféticos que
anunciaban al Mesías. Según él, “inmediatamente una llama se encendió en mi
alma; y fui prendido de amor por los profetas y por aquellos hombres que son los
amigos de Cristo (los apóstoles).”11

La diáspora hebrea. La diáspora o dispersión de los judíos después de la


destrucción de Jerusalén en ocasión de la invasión del imperio neo-babilónico (586
a.C.) y en los siglos que siguieron, había llevado al establecimiento de comunidades
de judíos desde España, por toda Europa, Asia (Persia y Arabia), India, y África
(valle del Nilo y Etiopía). En tiempos de Jesús había más judíos fuera de Palestina
que dentro. Estrabón en su Geografía (publicada en el año 7), señala con cierto
prejuicio antisemita: “Los judíos han ido a toda ciudad, y es difícil encontrar un lugar
sobre la tierra que no los haya admitido y haya caído bajo su control.”12 Para los
días de Jesús, los judíos que vivían en el mundo persa sumaban alrededor de un
millón de almas, la mayoría de ellos dedicados al comercio o la administración, y
otros sirviendo como escribas o eruditos en la Torá, especialmente en o alrededor
de Babilonia. En Egipto había comunidades judías en las principales ciudades, como
Elefantina y Alejandría. En la segunda, ocupaban un barrio completo con alrededor
de 100.000 habitantes.13

La sinagoga hebrea. En las sinagogas (gr. “casa de reunión”), que estaban


establecidas desde España hasta la India, se predicaba el monoteísmo ético y el
concepto de un Dios personal. En muchos casos, durante los primeros años, el
núcleo de las nuevas congregaciones cristianas estuvo constituido por los prosélitos
y adherentes de las sinagogas. Muchos de los elementos de la adoración en las
sinagogas, tales como oraciones, la lectura bíblica, exposición de las Escrituras y
alabanza, prepararon el camino para la adoración cristiana y fueron su primer modelo.
Las sinagogas fueron también los primeros centros de predicación cristiana. Pablo
comenzaba su tarea misionera en una ciudad visitando la sinagoga local y dando
testimonio de su fe en Cristo (ver Hch. 13.5, 14; 14.1; 17.1-3, 10; 18.4; etc.). Las
primeras comunidades cristianas nacieron del testimonio cristiano en las sinagogas

10
Justino Mártir, Primera apología, 31.
página 42

11
Justino Mártir, Diálogo con Trifón, el judío, 8.1.
12
Citado por Foster, The First Advance, 15.
13
Irvin y Sunquist, History of the World Christian Movement, 1:16-17.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

de la diáspora. Además, en las sinagogas se enseñaba la importancia de separar


un día en la semana para el descanso y la adoración a Dios. La observancia del
Sabbath (sábado) como día especial para la adoración pasó a los cristianos, que
pronto lo asociaron con la celebración de la resurrección de Cristo.

El universalismo hebreo. La fe hebrea confesaba que la religión de Israel era


para bendición de las naciones. Esta comprensión del alcance universal de la fe
fue transferida del judaísmo al cristianismo, que se transformó en una religión
verdaderamente universal. El instrumento clave en este proceso fue el apóstol Pablo.
Fue a través de Pablo que se abrió la puerta del cristianismo a los gentiles. Pocos
misioneros tuvieron alguna vez tantas ventajas como tuvo Pablo. El oficial romano
que lo arrestó después del alboroto en Jerusalén (Hch. 21.33) debe haber pensado
en tres Pablo en vez de uno. El apóstol era un verdadero prototipo de su época.
Primero, Pablo le habló al oficial en griego, y le dijo que era de Tarso, una ciudad que
tenía una universidad griega (Hch. 21.37-39). Segundo, Pablo apaciguó a la multitud
hablándoles en su propia “lengua hebrea”, es decir, aramea (Hch. 21.40—22.2),
refiriéndoles de su educación hebrea en Jerusalén. Y, tercero, aterrorizó al tribuno
(que había permitido que sus soldados lo trataran rudamente), cuando le dijo que
pertenecía a una familia que tenía el privilegio de la ciudadanía romana (Hch. 22.25-
29). Pablo pertenecía a estas tres esferas o mundos: era griego, hebreo y romano.
Pero, sobre todo, era un misionero cristiano, con un mensaje de vida nueva para
todas las naciones.

El mesianismo hebreo. El pueblo hebreo tenía una gran expectativa mesiánica,


junto con una fuerte convicción de ser el pueblo elegido por Dios para un fin redentor
en la historia. El cristianismo nunca se consideró como una religión totalmente
diferente del judaísmo, sino más bien como su completamiento y coronación. A pesar
de la apertura del cristianismo a los gentiles, los cristianos conservaron las Escrituras
judías. También afirmaban que todas las promesas concernientes al pueblo escogido
de Dios se habían cumplido en la Iglesia cristiana, el Nuevo Israel. Podemos decir,
entonces, que el cristianismo fue el cumplimiento del judaísmo, pero fue más allá
del judaísmo. No permaneció como una secta judía, sino que se transformó en una
fe nueva y fresca. Es esencial la comprensión del judaísmo para un entendimiento
cabal del cristianismo, pero el judaísmo no explica al cristianismo. El cristianismo
se levantó sobre los cimientos del judaísmo, pero fue radicalmente diferente. En
esta diferencia está el secreto de su vitalidad y de su historia extraordinaria.

CUADRO 6- LA CONTRIBUCIÓN HEBREA AL CRISTIANISMO


MONOTEÍSMO ÉTICO - la fe en un Dios personal y moral.
ESCRITURAS - el Antiguo Testamento.
DIÁSPORA - una red de sinagogas en casi todo el mundo.
SINAGOGA - modelo de comunidad de enseñanza y culto.
UNIVERSALISMO – bendición a todas las naciones.
página 43

MESIANISMO – una misión redentora en el mundo.


Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

UN MUNDO URBANO

Por su enorme importancia como trasfondo positivo para la expansión del


movimiento cristiano, vale la pena mencionar de manera especial el contexto urbano
y cosmopolita en el que nació la fe en Cristo. No sólo el Imperio Romano sino también
el Imperio Persa y las grandes civilizaciones que se desarrollaron en ellos y a su
alrededor, se caracterizaron por constituir una trama de nucleamientos urbanos de
importancia. Palestina, como se indicó, se encontraba en el medio de esta galaxia de
ciudades ligadas las unas a las otras por fluidas vías de comunicación. Esta red de
centros urbanos conectaba amplias regiones culturales en tres continentes, con un
flujo continuo de política y comercio, que iba desde el Atlántico hasta el Pacífico.

Irvin y Sunquist: “Las ciudades fueron centrales en civilizaciones tales


como la mediterránea, la persa, la india y la china. Éstas fueron también
civilizaciones que habían desarrollado la escritura. Para el primer siglo
cada una de ellas podía hacer gala de una extensa tradición literaria. En
particular, los escritos sagrados pasaron a la herencia de las creencias
religiosas a través de himnos, escritos sacerdotales, tratados filosóficos (o
de sabiduría), y relatos sagrados. Durante el milenio antes del nacimiento
de Cristo, estas civilizaciones habían sido testigos del surgimiento de
numerosos maestros, especialmente importantes o inspirados, cuyos
escritos transformaron el carácter religioso y filosófico de la humanidad. Las
obras de estos maestros todavía hoy informan el proyecto de la civilización
humana. Kung-fu-tzu (Confucio en latín), Lao-Tzu, el Buda, los escritores
del Upanishad, Zoroastro, los profetas de Israel, y los filósofos de
Grecia todos ellos pertenecían a una revolución en la conciencia humana,
que había configurado de manera muy significativa al mundo en el que los
discípulos de Jesús se movieron por primera vez.”14

Las ciudades desparramadas por el mundo conocido del primer siglo, eran
verdaderos conglomerados humanos que concentraban riqueza material y poder
político, y servían como focos de difusión cultural e información de gran alcance.
Mercaderes, artesanos, esclavos, gobernantes, artistas, sacerdotes, maestros,
predicadores y obreros se daban cita en estos verdaderos crisoles de cultura. Las
ciudades fueron el campo misionero por excelencia de los primeros cristianos, tal
como lo ilustra un análisis de los viajes misioneros del apóstol Pablo. Desde su
comienzo mismo, el cristianismo se caracterizó como un movimiento urbano.
página 44

14
Ibid., 1:8.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

Wayne A. Meeks: “En aquellos años tempranos, . . ., a una década de la


crucifixión de Jesús, la cultura de la villa en Palestina había sido dejada atrás,
y la ciudad grecorromana se transformó en el medio ambiente dominante
del movimiento cristiano. Y así permaneció, desde la dispersión de los
“helenistas” de Jerusalén hasta bien después del tiempo de Constantino. El
movimiento había cruzado la división más fundamental en la sociedad del
Imperio Romano, aquella entre la gente rural y los habitantes urbanos, y los
resultados iban a probar ser importantes.”15

EL SURGIMIENTO DE LA IGLESIA

_ El lugar de adoración

Durante los dos primeros siglos después de Cristo, los cristianos no tuvieron
edificios eclesiásticos, en razón de que no podían poseer propiedades por no tener
una posición legal en el Imperio Romano. Las congregaciones cristianas se reunían
en casas de familia, donde desarrollaban su vida como comunidad de fe. Tres grandes
acontecimientos en la historia del cristianismo neotestamentario ocurrieron en una
casa de Jerusalén: la última cena de Jesús con sus discípulos (Mr. 14.12-26); las
apariciones del Jesús resucitado a los apóstoles (Jn. 20.14-29); y la venida del Espíritu
Santo (Hch. 2). Posiblemente era la casa de Juan Marcos, el futuro autor del Evangelio
que lleva su nombre. Cuando se comparan ciertos pasajes y se procura identificar
el lugar que mencionan, parece seguro que en los tres casos se trata de la misma
casa (Mr. 14.14-15; Hch. 1.12-15; Jn. 20.19). En Hechos 12 se menciona una casa
donde muchos cristianos se reunían para orar (Hch. 12.12). Marcos 14.51 sugiere
que el joven en cuestión fue Juan Marcos, porque ningún otro Evangelio menciona
el incidente. Si es así, la casa grande en Jerusalén bien puede haber sido la casa de
María, la madre de Juan Marcos, el autor del Evangelio que lleva su nombre.

En el Nuevo Testamento se mencionan muchas “casas” en las que se reunía la


iglesia primitiva, y se dan los nombres de sus dueños: en Filipos (Hch. 16.40); en
Corinto (Hch. 18.7); en Roma (Ro. 16.5, 14, 15); en Éfeso (1 Co. 16.19); en Laodicea
(Col. 4.15); en Colosas (Flm. 1 y 2). Estas iglesias caseras fueron características del
período neotestamentario y hasta el segundo siglo. Los primeros cristianos se sentían
felices de reunirse en sus propias casas. Los paganos tenían templos; los judíos,
sinagogas; pero los cristianos eran algo nuevo e ilegal, no tenían reconocimiento
oficial y eran sospechosos. La única propiedad privada que tuvieron las primeras
iglesias fueron las tumbas (catacumbas), y allí se reunían, especialmente en tiempos
de persecución.16 Fueron estas iglesias “caseras” o sin templo (Ro. 16.5) las que
expandieron el cristianismo por todo el mundo romano y más allá también.
página 45

15
Wayne A. Meeks, The First Urban Christians: The Social World of the Apostle Paul (New Haven y
Londres: Yale University Press, 1983), 11.
16
Foster, The First Advance, 20.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Recién hacia el año 250 se construyeron algunos templos cristianos en el


Ponto (Asia Menor), Siria y Egipto, pero se perdieron por causa de las terribles
persecuciones de mediados del siglo III. Los arqueólogos han descubierto los restos
de lo que parece haber sido una casa remodelada y adaptada para servir como casa
de reunión de los cristianos. El descubrimiento fue hecho en 1934, en la localidad
arqueológica de Dura-Europos, sobre el río Éufrates en lo que hoy es Irak. Allí se
encontró un edificio probablemente construido alrededor del año 100, pero que fue
reformado en el 232. Se trata de una vivienda en la que se derrumbaron algunos
muros y en la que se construyó un bautisterio, y sobre cuyas paredes se pintaron
hermosos frescos con motivos cristianos.

_ La vida y el ministerio

La vida y el ministerio de estas iglesias eran muy simples. Lo más importante


era la predicación, la Cena del Señor y el Bautismo. No se hacía lo mismo en
todas partes, ni todo lo que se hacía estaba bien hecho o en conformidad con los
testimonios de los documentos neotestamentarios.

La predicación. Ocupaba un lugar muy importante en el culto cristiano primitivo.


Generalmente, era de carácter didáctico y testimonial. Al principio se llevó a cabo
siguiendo el modelo de la predicación rabínica en la sinagoga y consistía en una
exposición de algún texto del Antiguo Testamento o de los Evangelios en la forma
de una homilía. Hay testimonios sumamente ilustrativos de la predicación cristiana
temprana. Uno de los más conmovedores es el que presenta Ireneo de Lión (130-
202), Padre de la Iglesia que fue discípulo del obispo Policarpo de Esmirna (69-155),
quien a su vez fue discípulo del apóstol Juan.

Ireneo de Lión: “Tengo un recuerdo más vívido de lo que ocurrió en aquel


tiempo que de eventos recientes (ya que las experiencias de la infancia,
manteniendo el ritmo con el crecimiento del alma, se incorporan con ella);
de modo que puedo incluso describir el lugar donde el bendito Policarpo
solía sentarse y predicar—su salida, también, y su entrada—su estilo de
vida general y su apariencia física, junto con los sermones que él predicaba
a la gente; también la manera en que él hablaba de su relación familiar con
Juan, y con el resto de aquellos que habían visto al Señor; y cómo él traía
a la memoria sus palabras. Cualesquiera cosas que él había oído de ellos
respecto del Señor, tanto en relación con sus milagros y sus enseñanzas,
Policarpo, que había así recibido [información] de los testigos oculares de
la Palabra de Vida, las solía contar todas en armonía con las Escrituras.
Estas cosas, a través de la misericordia de Dios que estaba sobre mí, yo las
escuché luego atentamente, por la gracia de Dios, registrando estas cosas
exactamente en mi mente.”17
página 46

17
Ireneo de Lión, Fragmentos de los escritos perdidos de Ireneo, 2.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

Es interesante notar que la predicación de Policarpo no se puede repetir y que


nosotros no podemos experimentar la emoción que sintió Ireneo al recordarla. Pero
no tenemos por qué envidiarlo, porque nosotros tenemos el registro inspirado de la
predicación y testimonio apostólico en los escritos del Nuevo Testamento.

La Cena del Señor. La “eucaristía” (el nombre más antiguo para esta práctica
cristiana) fue, junto con la predicación, uno de los actos de mayor significado en
las reuniones de los primeros cristianos, en obediencia al claro mandato de Jesús
(Mt. 26.26.29; Mr. 14.22-25; Lc. 22.19-24; 1 Co. 11.23-26). Generalmente, cuando
llegaba el momento de la Eucaristía (“acción de gracias”) o Cena del Señor, se
invitaba a los que no eran bautizados a retirarse, porque ésta era sólo “para aquellos
que habían sido bautizados en el nombre del Señor” (según enseña un documento
muy antiguo conocido como Didaché o Enseñanza de los Doce Apóstoles). Justino
Mártir nos presenta un cuadro interesante de cómo se celebraba la Eucaristía en
Roma, a mediados del segundo siglo.

Justino Mártir: “Luego es traído al presidente de los hermanos el pan y una


copa de vino mezclado con agua; y él tomándolos, da alabanza y gloria al
Padre del universo, a través del nombre del Hijo y del Espíritu Santo, y ofrece
gracias por un buen rato para que seamos tenidos por dignos de recibir estas
cosas de Sus manos. Y cuando él ha concluido las oraciones y la acción de
gracias, todas las personas presentes expresan su asentimiento diciendo
Amén. Esta palabra Amén corresponde en la lengua hebrea a genoito
[así sea]. Y cuando el presidente ha dado gracias, y todas las personas
han expresado su asentimiento, aquellos que son llamados por nosotros
diáconos dan a cada uno de los que están presentes para que participen el
pan y el vino mezclado con agua sobre los cuales la acción de gracias fue
pronunciada, y a aquellos que están ausentes les llevan una porción. Y esta
comida es llamada entre nosotros Eujaristia [la Eucaristía], de la que a nadie
se le permite participar sino a la persona que cree que las cosas que nosotros
enseñamos son ciertas, y que ha sido lavada con el lavamiento que es para
la remisión de pecados, y para la regeneración, y que en consecuencia vive
según Cristo ha enseñado.”18

El Bautismo. El bautismo cristiano es uno de los ritos cristianos más antiguos. Le


debe mucho a las prácticas de abluciones purificadoras del judaísmo y a su aplicación
como rito de iniciación de los prosélitos. Puede también estar relacionado con el
bautismo de arrepentimiento ministrado por Juan el Bautista. Se practicó primero en
ríos, porque el agua “viva” (es decir, corriente) parecía más apropiada que el agua
“muerta” (estancada), para este acto tan simbólico. El Nuevo Testamento exhorta
diciendo, “despojaos del viejo hombre” y “vestíos del nuevo hombre” (Ef. 4.22-24;
Col 3.9, 10); también habla de los creyentes como “muertos al pecado, pero vivos
para Dios en Cristo Jesús” (Ro. 6.11). El bautismo simboliza todo esto en forma muy
página 47

18
Justino Mártir, Primera apología, 65-66.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

real. Por eso, los cristianos primitivos se desnudaban totalmente antes de entrar al
agua, y luego se vestían con ropas nuevas, limpias y blancas. Generalmente se los
sumergía completamente en el agua. Muy temprano se introdujo la práctica de la
aspersión o el rociamiento, derramando agua sobre la cabeza tres veces. A medida
que el cristianismo se esparció a regiones con climas más rigurosos esta práctica
se fue haciendo cada vez más común.

Los primeros cristianos bautizaban sólo a personas que habían confiado en


Jesucristo como Salvador y Señor de sus vidas, y que estaban dispuestas a
comprometerse como miembros de la comunidad de fe (Mt. 28.19; Mr. 16.16; Jn. 3.5;
Ef. 4.5). El bautismo infantil fue una práctica de desarrollo posterior. Esta práctica ya
era conocida en los días de Tertuliano de Cartago (160-220), en la segunda mitad
del siglo II, si bien no estaba muy generalizada. Junto con esto, se dio también
paulatinamente un cambio en la comprensión original del bautismo, a medida en
que éste se fue interpretando más como un sacramento con cierto poder mágico,
con la capacidad de producir regeneración (Justino Mártir lo llama “baño de la
regeneración”).

Los testimonios sobre la práctica del bautismo son múltiples e ilustran de manera
muy vívida cuán importante era este acto de testimonio público para los primeros
cristianos.

Justino Mártir: “Todos aquellos que están persuadidos y creen que lo que
enseñamos y decimos es verdad, y se comprometen a ser capaces de vivir en
conformidad, son instruidos a orar y a rogar a Dios con ayuno, por la remisión
de sus pecados pasados, orando y ayunando nosotros con ellos. Luego
son llevados por nosotros donde hay agua, y son regenerados de la misma
manera en que nosotros mismos fuimos regenerados. Porque, en el nombre
de Dios, el Padre y Señor del universo, y de nuestro Salvador Jesucristo, y
del Espíritu Santo, ellos reciben entonces el lavamiento con agua. . . . Pero
nosotros, después que hemos lavado de esta manera a quien ha estado
convencido y ha sido afirmado en nuestra enseñanza, lo llevamos al lugar
donde aquellos que son llamados hermanos están reunidos, a fin de que
podamos ofrecer oraciones sinceras en común por nosotros mismos y por
la persona bautizada [iluminada], y por todos los demás en cualquier lugar,
para que podamos ser contados por dignos, ahora que hemos aprendido
la verdad, y por nuestras obras también ser considerados como buenos
ciudadanos y guardadores de los mandamientos, de modo que podamos
ser salvos con una salvación eterna. Habiendo terminado con las oraciones,
nos saludamos unos a otros con un beso.”19

En muchos lugares, con anterioridad a la administración del bautismo, se instruía


durante algún tiempo a los catecúmenos (candidatos al bautismo) en cuanto a la fe
y conducta de un cristiano. Luego de ayunar y orar estaban listos para el bautismo,
que simbolizaba su abandono del paganismo por el cristianismo. El acto comenzaba
con una solemne confesión de fe por parte del catecúmeno (“Jesucristo es el Señor;”
página 48

19
Ibid., 61, 65.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

“Jesús es el Hijo de Dios”), seguía con su inmersión, la unción de aceite e imposición


de manos para la llenura del Espíritu Santo, y terminaba con la bienvenida que se
le daba a la comunidad de los creyentes y su participación en la Cena del Señor.

Tertuliano de Cartago: “No hay absolutamente nada que torne más


obstinadas las mentes humanas que la simplicidad de las obras divinas
que son visibles en el acto [del bautismo], cuando se las compara con la
grandeza que es prometida en ello en cuanto al efecto; de modo que de este
hecho mismo, que con una simplicidad tan grande, sin pompa, sin ninguna
novedad considerable de preparación, finalmente, sin gasto, un hombre
es sumergido en agua, y en medio de la pronunciación de algunas pocas
palabras, es mojado, y luego levantado nuevamente, no mucho (o casi nada)
más limpio, la consiguiente obtención de la eternidad es estimada como más
increíble. . . . ¿Qué entonces? ¿No es maravilloso, también, que la muerte
se lave por el baño? . . . Nosotros mismos también nos maravillamos, pero
es porque creemos.”20

_ Otras prácticas cristianas

El día del Señor. Hasta el siglo IV, el día del Señor se observaba en algún
momento entre el atardecer del sábado y la hora de iniciar la jornada de trabajo, el
domingo por la mañana. Para los cristianos primitivos el domingo (“Día del Señor”)
ocupó el lugar del Sabbath judío (Hch. 20.7; 1 Co. 16.2; Ap. 1.10). Justino Mártir, en
su Primera Apología, se refiere a este día de manera particular.

Justino Mártir: “En el día llamado día del sol (en inglés, Sunday), todos los
(hermanos) que viven en ciudades o en el campo, se reúnen en un lugar,
y se leen las memorias de los apóstoles (los Evangelios) o los escritos de
los profetas, en cuanto el tiempo lo permite; luego, habiendo terminado
el lector, el que preside instruye y exhorta verbalmente a la imitación de
estas cosas buenas. Después todos juntos nos ponemos de pie y oramos,
y, según dijimos antes, concluida nuestra oración, se trae pan y vino con
agua, y el que preside de igual manera ofrece oraciones y acción de gracias,
conforme su capacidad, y el pueblo asiente, diciendo ‘¡Amén!’ Y se procede
a la distribución a cada uno y a la participación de aquello sobre lo cual se
ha dado gracias, y a aquellos que están ausentes se les envía una porción
por medio de los diáconos. . . . Pero el domingo es el día en el que todos
tenemos nuestra asamblea común, porque es el primer día en el que Dios,
habiendo obrado un cambio en las tinieblas y la materia, hizo el mundo; y
Jesucristo, nuestro Redentor, en el mismo día resucitó de entre los muertos.
Pues él fue crucificado en el día anterior al de Saturno (sábado); y en el día
después del de Saturno, que es el día del Sol, habiendo aparecido a sus
apóstoles y discípulos, les enseñó estas cosas, que hemos sometido a vos
también para vuestra consideración.”21
página 49

20
Tertuliano de Cartago, Sobre el bautismo, 2.
21
Justino Mártir, Primera Apología, 67.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

La ayuda a los necesitados. Los primeros cristianos dieron una importancia


primordial a la asistencia de los pobres, las viudas y los huérfanos. Hay que tener
en cuenta que la gran mayoría de los creyentes eran esclavos o libertos muy pobres.
El Nuevo Testamento refleja esta característica de la condición social y económica
de las primeras comunidades cristianas.

Justino Mártir: “Después de estos servicios (Bautismo y Eucaristía), nos


recordamos continuamente estas cosas. Y los ricos entre nosotros ayudan
a los que están en necesidad; y siempre nos mantenemos juntos. . . . Y los
pudientes y todos los que quieren dan lo que a cada uno le parece adecuado;
y lo que se colecta es depositado con el presidente, quien socorre a los
huérfanos y viudas y a aquellos que, por causa de enfermedad o cualquier
otra causa, están en necesidad, y a aquellos que están presos y a los
extranjeros que están de viaje entre nosotros, y en una palabra, él cuida de
todos los que están en necesidad.”22

Los primeros cristianos fueron bien conocidos por su solidaridad y por la


efectividad de su amor puesto en acción. Los Padres Apostólicos y los apologistas
utilizaron esta realidad como uno de los argumentos fundamentales en su defensa
de la autenticidad de la fe cristiana. Tertuliano fue uno de los que más apeló a esta
argumentación a fines del segundo siglo, presentando la manera práctica en que
en Cartago la Iglesia atendía a las necesidades sentidas de las personas, como
una cuestión prioritaria en el cumplimiento de su misión.

Tertuliano de Cartago: “Si bien tenemos nuestra caja, ésta no está compuesta
de dinero mal habido, como el de una religión que tiene su precio. Una vez al
mes, si así lo quiere, cada uno pone en ella una pequeña donación; pero sólo
si así lo quiere, y sólo si puede: porque no hay obligación; todo es voluntario.
Estos donativos son una especie de fondo de depósito piadoso. Porque no
se los toma de allí y se los gasta en fiestas, y borracheras, y comilonas,
sino en sustentar y ayudar a gente pobre, a suplir las necesidades de niños
y niñas carentes de medios y padres, y de personas ancianas confinadas
ahora a la casa; también a los que han sufrido naufragio; y si ocurre que hay
alguien en las minas, o exiliado en las islas, o encerrado en las prisiones,
por ninguna otra razón que su fidelidad a la causa de la iglesia de Dios, ellos
se transforman en la base de su confesión. Pero es fundamentalmente las
acciones de un amor tan noble lo que lleva a muchos a poner una marca
sobre nosotros. Miren, ellos dicen, cómo se aman unos a otros.”23

Según Eusebio de Cesarea (260-340) en su Historia eclesiástica, en el año 250,


las iglesias en Roma, sostenían a su obispo, “46 presbíteros, siete diáconos, siete
sub-diáconos, 42 acólitos, 52 exorcistas, lectores, y porteros, y más de 1500 viudas
y personas en desgracia, todos ellos nutridos por la gracia y el cuidado amoroso
del Maestro.”24 Un siglo más tarde, en 362, el emperador Juliano el Apóstata se
página 50

22
Ibid.
23
Tertuliano de Cartago, Apología, 39.
24
Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 6.43.11.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

quejaba: “Los cristianos alimentan no sólo a sus propios pobres, sino también a
los nuestros, mientras que nadie que esté necesitado busca ayuda en los templos
(paganos).”25

_ Símbolos cristianos

La riqueza iconográfica producida por los primeros cristianos es sorprendente.


La fe en Jesucristo era proclamada no sólo a través de la palabra hablada y escrita,
la conducta y el ejemplo, el amor y la solidaridad de los creyentes, sino también a
través del arte y una gran variedad de expresiones plásticas y artísticas. En general,
las representaciones más numerosas son de carácter simbólico, y expresan de
manera elocuente los contenidos de la fe. La mayoría de los símbolos cristianos se
utilizaban en epitafios en las tumbas. El lenguaje simbólico servía para distinguir
una cierta tumba como cristiana y transmitir un mensaje, cuyo significado sólo
podían entender otros cristianos. Las evidencias más importantes se encuentran
en las catacumbas de Roma. Éstas son galerías subterráneas cercanas a las rutas
de salida de la ciudad, que se extienden por más de 800 kilómetros y servían como
lugares de sepultura. Se conocen unas 35 catacumbas. Las más antiguas datan de
mediados del siglo II y se conocen por los nombres de algunos mártires cristianos
famosos: Lucina, Calixto, Domitila y Priscila.

Las inscripciones y pinturas de las catacumbas ayudan a clarificar el desarrollo


del arte y el simbolismo cristiano primitivo. Los símbolos cristianos más comunes
son: el pez, la cruz, el ancla, la paloma, la barca, y el buen pastor.

El pez. De todos los símbolos cristianos, éste es uno de los más antiguos y por
cierto de los más populares hasta el día de hoy. El pez representa la esencia de
la fe cristiana. En relación con su significado, Tertuliano señala con referencia al
bautismo cristiano: “Pero nosotros [los cristianos], somos peces pequeños, que al
igual que nuestro Ichthus [“pez” en griego] Jesucristo, somos nacidos en el agua,
así como tampoco tenemos seguridad de ninguna otra manera que morando
permanentemente en el agua; . . . ¡la forma de matar a los peces pequeños es
sacándolos del agua!”26 Las palabras del célebre líder cristiano, apologista y pastor
de Cartago hacen referencia a lo que se conoce como Anagrama de Tertuliano, es
decir, el uso de una palabra para formar diversos significados. En este caso, utilizando
las letras griegas de la palabra pez (ichthus), se puede elaborar un anagrama que
representa la confesión de la fe cristiana por excelencia: “Jesucristo, el Hijo de Dios
(es) el Salvador.”
página 51

25
Citado en Foster, The First Advance, 28.
26
Tertuliano de Cartago, Sobre el bautismo, 1.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

CUADRO 7- ANAGRAMA DE TERTULIANO

La cruz. El símbolo de la cruz fue evitado al principio por los cristianos, no sólo
por su relación directa con la muerte de Cristo, sino también por su vergonzosa
asociación con la ejecución de un criminal común. Además de instrumento de tortura,
maldición y muerte, la cruz era conocida como símbolo en el mundo grecorromano.
Sus dos barras ya eran en la antigüedad un símbolo cósmico del eje entre el cielo y
la tierra. Pero su temprana elección por los cristianos como símbolo característico
de su fe tuvo una explicación más específica. Ellos no querían conmemorar como
central para su comprensión de Jesús ni su nacimiento o juventud, ni su enseñanza
o servicio, tampoco su resurrección o reinado, ni su don del Espíritu Santo, sino su
muerte, su crucifixión. Parece seguro que, al menos desde el siglo II en adelante,
los cristianos no sólo llevaban, pintaban y esculpían la cruz como un símbolo
gráfico de su fe, sino también hacían la señal de la cruz sobre sí mismos u otros,
especialmente como indicación de protección contra las acechanzas del maligno.

La cruz es el símbolo por excelencia de la muerte de Jesús y el centro del


mensaje cristiano (1 Co. 1.18; Ef. 2.16; ver 1 Co. 1.23; 2.2). El principal triunfo del
cristianismo ha sido el de transformar la cruz como símbolo de vergüenza y dolor,
en símbolo de lo que es más glorioso y sagrado—el amor de Dios—, y del triunfo
y exaltación de Cristo.

El lábaro de Constantino. Después de la supuesta “conversión” de este emperador


romano (312), este símbolo se universalizó como representación de la cristiandad.
Está compuesto por las dos primeras letras del nombre “Cristo” en griego: XP. Según
la leyenda, la noche anterior a su combate contra Majencio, su competidor por el
trono imperial, Constantino tuvo una visión en la cual oyó una voz que le decía: “In
hoc signo vinces” (Con este signo, vencerás). Temprano a la mañana, Constantino
hizo cambiar el estandarte tradicional de las legiones romanas (SQPR, “el Senado
y el Pueblo de Roma”) por las dos primeras letras del nombre de Cristo . . . ¡y salió
victorioso en la batalla sobre el puente Milvio! Desde entonces, este símbolo ha
adornado altares, púlpitos, libros e instrumentos sagrados, indicando que son
cristianos.
página 52
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

CUADRO 8 - SÍMBOLOS CRISTIANOS

CRUZ ALFA Y OMEGA


Muerte de Cristo. La eternidad de Cristo.

PALOMA ANCLA
Espíritu Santo en el Fe.
bautismo de Jesús.

CORDERO PAN Y VINO


Sacrificio expiatorio de Eucaristía—la muerte
Cristo. de Cristo.

CHI-RHO
PESCADO Pr imeras dos letras
Anagrama: “Jesús Cristo, gr iegas del nombre
el Hijo de Dios, es el “Cristo”. Lábaro de
Salvador.” Constantino.

PASTOR VID
Cuidado de Cristo por La unión de Cristo con
su pueblo. su pueblo; el vino de la
eucaristía.

BARCA LLAMA DE FUEGO


La Iglesia en el mundo. Espíritu Santo en el día
de Pentecostés.

LA IGLESIA Y SU MISIÓN

_ El comienzo

El comienzo del cristianismo fue muy humilde. El libro de los Hechos nos habla de
apenas 120 personas en una casa de Jerusalén. Realmente un comienzo pequeño.
Sin embargo, a partir de aquel puñado de creyentes llenos del Espíritu Santo, muy
pronto el testimonio cristiano se esparciría a lo largo y a lo ancho del Imperio Romano
y más allá también, en todas direcciones. Si bien Hechos no registra la expansión
del cristianismo a las diferentes regiones representadas en Pentecostés (Partia,
Media, Elam, Mesopotamia y Libia), sí hay testimonios del arribo temprano de la
fe cristiana a estos lugares como también a Asia Menor (Capadocia, Ponto, Asia,
Frigia y Panfilia), a África del Norte (Egipto y Cirene), Roma, Creta, Arabia , entre
otras regiones. De modo que, en las décadas inmediatas después de Pentecostés,
el movimiento cristiano se esparció ampliamente tanto dentro como fuera del Imperio
Romano.
página 53

De los relatos de los viajes misioneros de Pablo y de referencias en sus epístolas,


sabemos que el evangelio fue llevado a Macedonia, Acaya y posiblemente también a
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

España. Esta rápida expansión ocurrió dentro de los primeros 35 años después de la
muerte de Cristo. No obstante, desconocemos con precisión el grado de penetración
en estas áreas o cualquier extensión más allá de ellas, hacia fines del primer siglo. La
Primera Carta de Pedro habla de cristianos en Bitinia, Ponto y Capadocia. También
se habla de cristianos en Tiro y Sidón, y muchas otras partes.

Para el año 240, Orígenes decía que las profecías del Antiguo Testamento se
estaban cumpliendo y que el cristianismo se estaba transformando en una religión
mundial. Según él señala, en su Comentario sobre Ezequiel: “Con la venida de Cristo,
la tierra de Bretaña acepta la creencia en el único Dios. Así también los moros de
África. Así también todo el globo. Ahora hay iglesias en las fronteras del mundo, y
toda la tierra grita de gozo al Dios de Israel.”27

_ El avance

¿Cómo ocurrió este extraordinario avance? ¿Quiénes fueron sus protagonistas?


Los documentos del Nuevo Testamento y de la primera literatura cristiana nos ofrecen
suficientes testimonios como para ilustrar este proceso asombroso. Sobre todo, nos
muestran cómo, bajo la conducción del Espíritu Santo, apóstoles, obispos o pastores,
evangelistas y misioneros itinerantes, apologistas, y creyentes anónimos proclamaron
las buenas nuevas del evangelio y llevaron su mensaje hasta pueblos remotos.

El ministerio de los apóstoles. El libro de los Hechos de los Apóstoles nos presenta
a los primeros en asumir la responsabilidad de llegar con el evangelio “hasta lo último
de la tierra”. Lucas, el primer historiador cristiano y autor de Hechos, describe los
primeros pasos del avance del cristianismo siguiendo el bosquejo trazado por Jesús
antes de ascender a los cielos (Hch. 1.8). El cuadro que sigue resume las tres etapas
principales del ministerio o misión de los apóstoles, según Hechos.28

CUADRO 9 - TRES ETAPAS DE LA MISIÓN DE LOS APÓSTOLES

TRES ETAPAS FIGURAS CENTRALES - EVENTOS - PROGRESO


1. Testimonio “en - TESTIMONIO A JUDIOS Y PROSELITOS
Jerusalén” Los doce con Pedro y Juan como centrales. Sus oyentes eran hombres que
(Hechos 1-5) provenían de 14 áreas diferentes, 5 en Oriente y 2 en África. Tres mil se
convierten en un día. Los números pronto ascienden a cinco mil.
2. Testimonio - TESTIMONIO A SAMARITANOS, GENTILES ADHERENTES Y PAGANOS
“en toda Judea y Los Siete, con Esteban y Felipe como centrales. Esteban fue martirizado y
Samaria” los líderes esparcidos por Judea y Samaria.
(Hechos 6-12) Pedro en Judea (Lida y Jope), y Samaria (Cesarea). Pedro bautiza a un
soldado romano que era adherente del judaismo y a su familia. Pedro es
arrestado por Herodes, escapa, y huye de Jerusalén.
3. Testimonio - TESTIMONIO A LOS GENTILES
“hasta lo último Profetas y maestros de Antioquía comisionan a Bernabé y Pablo. Pablo es
de la tierra” central. Los tres viajes misioneros de Pablo, su arresto en Jerusalén, su
(Hechos 13-28) defensa en Cesarea y su arribo a Roma.
página 54

27
Citado en Foster, The First Advance, 35.
28
Tomado de Ibid., 39.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

Como indica Foster: “Cuando consideramos al libro de los Hechos de los


Apóstoles en su totalidad, . . . podemos ver estas tres etapas no sólo como
movimientos de un área a otra, sino como una ampliación del alcance misionero.”29
El hecho más grande que narra el libro de los Hechos fue la misión a los gentiles,
encarada por el apóstol Pablo, porque esto cambió los destinos del cristianismo,
que se transformó de esta manera en una religión verdaderamente universal o
mundial. Pablo fue el instrumento que el Señor utilizó para dirigir a la Iglesia hacia
esta orientación universal de su servicio y ministerio, que es tan característica y
propia del cristianismo. No obstante, la expansión apostólica de la fe cristiana fue
la visión central que gobernó las decisiones y acciones de los primeros cristianos.

Eusebio de Cesarea: “Los santos apóstoles y discípulos de nuestro Salvador


fueron esparcidos por todo el mundo. Tomás, nos cuenta la tradición,
fue elegido para Partia, Andrés para los escitas, Juan para Asia, donde
permaneció hasta su muerte en Éfeso. Pedro parece haber predicado en
Ponto, Galacia y Bitinia, Capadocia y Asia, a los judíos de la Dispersión.
Finalmente, vino a Roma donde fue crucificado, cabeza abajo según su propio
pedido. ¿Qué se necesita decir de Pablo, quien desde Jerusalén hasta tan
lejos como Ilírico predicó en toda su plenitud el evangelio de Cristo, y más
tarde fue martirizado en Roma bajo Nerón?”30

No es muy claro cuál fue el campo de labor apostólica de cada uno de los primeros
apóstoles, y al evaluar esto conviene tener en cuenta lo que observa Latourette,
cuando dice: “La tradición posterior que narra las actividades de varios miembros
del grupo original de los Doce Apóstoles en partes del mundo bien diferentes no se
ha probado que tenga base alguna en los hechos.”31 Se dice que Bartolomé llevó el
Evangelio de Mateo a la India, adonde también llegó Tomás después de ministrar
en Partia. La tradición en cuanto a Mateo es más bien confusa. Se dice que predicó
primero a su propio pueblo y más tarde en tierras extranjeras. Jacobo el hijo de
Alfeo parece haber ido a Egipto, mientras que se informa que Tadeo fue misionero
en Persia. Egipto y Bretaña se mencionan como campos de misión de Simón el
Zelote, mientras que también hay reportes de su ministerio en Persia y Babilonia.
Se le atribuye al evangelista Juan Marcos haber fundado la iglesia en Alejandría.

El ministerio de los obispos y/o pastores. Además de los apóstoles, hubo muchos
otros que llevaron adelante esta misión. Entre ellos, los obispos o pastores que son
considerados por Eusebio de Cesarea como los “sucesores de los apóstoles.” En
la historia del cristianismo muchos de ellos son conocidos también como Padres
Apostólicos. Ellos fueron los autores de los primeros escritos cristianos después de
los apóstoles. Se los llama “Padres” porque este término se aplicaba al maestro, ya
que en el uso de la Biblia y del cristianismo primitivo los maestros son considerados
página 55

29
Ibid., 38.
30
Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 3.1.
31
Latourette, History of the Expansion of Christianity, 1:82-83.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

como los padres espirituales de sus alumnos (1 Co. 4.15). El nombre de “apostólicos”
deriva del hecho de que fueron discípulos directos o indirectos de alguno de los
Doce. Entre los Padres Apostólicos más importantes cabe mencionar:

Clemente de Roma (30-100), fue el tercer obispo de Roma, ente los años 91-
100. Eusebio (siguiendo a Orígenes) lo identifica con el Clemente de Filipenses 4.3.
Eusebio menciona y cita el texto de la carta que Clemente “escribió en nombre de la
iglesia romana” a la iglesia de Corinto y la califica de “epístola grande y maravillosa.”
También dice que esta epístola “es leída desde tiempos antiguos hasta nuestros días
en las iglesias.” En esta carta Clemente enfatiza la idea de la sucesión apostólica,
doctrina que más tarde sería fundamental para la Iglesia Católica Romana.
Clemente escribió esta carta para hacer frente a un conflicto generado en la iglesia
de Corinto, allá por el año 95. Por las expresiones de Clemente, parece ser que
la iglesia en aquella ciudad no había aprendido muy bien las lecciones que Pablo
quiso enseñarles a través de sus varias cartas. Este notable obispo de Roma murió
mártir bajo la persecución de Domiciano.

Ignacio de Antioquia (m. 117) sirvió como obispo de Antioquía de Siria hasta
que fue arrestado allí y enviado bajo custodia a Roma, donde fue martirizado
durante el reinado del emperador Trajano. Durante el viaje escribió cartas a varias
iglesias de Asia Menor y a la iglesia en Roma, alentando a los creyentes en su fe y
combatiendo a aquellos judíos cristianos que a él le parecía restringían el significado
y la práctica del evangelio cristiano con sus enseñanzas y prácticas judaizantes.
También atacó a otros (quizás los mismos judaizantes) que no podían aceptar la
realidad de la encarnación de Cristo y sus sufrimientos, y en consecuencia se
inclinaban a las doctrinas del docetismo. Ignacio fue un gran defensor de la fe y
se opuso especialmente a las herejías gnósticas. Sus cartas conocidas son: A los
Efesios, A los Magnesios, A los Tralianos, A los Romanos, A los Filadelfos, A los
Esmirnenses, y una carta A Policarpo. En su carta A los Romanos, Ignacio habla
con gran entusiasmo de su inminente martirio en Roma, y lo hace en términos que
hoy nos sorprenden.

Ignacio de Antioquía: “Ojalá que disfrute de las bestias que están preparadas
para mí, y ruego hallarlas ya prontas contra mí. Hasta voy a acariciarlas para
que sin demora me devoren, y no (me suceda) como a algunos a quienes,
intimidadas, no tocaron. Y si ellas se resistieren, yo mismo las provocaré.
¡Perdonadme! Yo sé lo que me aprovecha. Ahora empiezo a ser discípulo
de Cristo. ¡Que nada de las cosas visibles o invisibles me tenga celos, por
llegar a Jesucristo! ¡Que fuego o cruz, manadas de bestias, (amputaciones,
desmembraciones), descoyuntamiento de los huesos, miembros cortados,
tormentos de todo el cuerpo, crueles azotes del diablo vengan sobre mí, con
tal de llegar a Jesucristo!”32

Policarpo de Esmirna (69-155) fue obispo de Esmirna en Asia Menor y discípulo


del apóstol Juan, y un destacado evangelista. Éste es el Policarpo, que tan
página 56

32
Ignacio de Antioquía, Romanos, 5.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

profundamente había impresionado al joven Ireneo con su predicación. En razón


de su fidelidad, llegó a ser venerado como un testigo viviente de la era apostólica
a lo largo de la primera mitad del siglo segundo. Policarpo compiló y preservó las
epístolas de Ignacio y escribió una epístola A los Filipenses. Vivió hasta una edad
avanzada, diciendo en el juicio previo a su martirio que había servido a Cristo por 86
años. Fue martirizado en el año 155-156, bajo el emperador Antonino Pío. Tenemos
el relato de su martirio, que tiene la forma de una carta encíclica de la iglesia de
Esmirna, y que fue probablemente escrita por testigos oculares del mismo. El relato
es sumamente conmovedor y refleja la grandeza espiritual de este gran pastor.

Actas del martirio de Policarpo: “Cuando Policarpo entró en el estadio,


habló una voz del cielo: ‘¡Sé fuerte, sé hombre, Policarpo!’ Nadie vio al que
hablaba, mas oyeron la voz cuantos estaban presentes de los nuestros. …

Llevado ante el procónsul, éste le preguntó si era Policarpo. A su respuesta


afirmativa, le instaba a renegar de su fe, diciéndole: ‘¡Apiádate de tu vejez!’
y otras cosas por el estilo, como es su costumbre en tales procedimientos,
como: ‘¡Jura por la fortuna de César! ¡Conviértete! Di: ¡Mueran los ateos!’
Entonces Policarpo, volviéndose con semblante sombrío hacia toda esa
muchedumbre de impíos paganos apiñada en el estadio, extendió hacia
ellos su mano y mirando al cielo, con un suspiro dijo: ‘¡Mueran los ateos!’

Luego el procónsul insistió más y dijo: ‘¡Jura y te absolveré! ¡Blasfema a


Cristo!’ Le repitió Policarpo: ‘Durante ochenta y seis años he servido a Cristo
y nunca me hizo mal alguno. ¿Cómo puedo blasfemar de mi Rey que me
salvó?’ Pero como el otro insistía aún, diciéndole: ‘¡Jura por la fortuna del
César!’, contestó: ‘Si te impulsa la vanagloria a hacerme jurar por la fortuna
del César, según tus palabras, y estás fingiendo ignorar quién soy, escucha
mi franca confesión: ¡soy cristiano! Si empero quieres conocer la razón de
la fe cristiana, ¡dame un día y óyeme!’

El procónsul le dijo: ‘Te entregaré como pasto de las llamas, si es que las
bestias te parecen poco, y si no cambias de actitud.’ Policarpo le contestó:
‘Me amenazas con un fuego que arde una hora y pronto se apaga, porque
no conoces aquel fuego del juicio venidero y del eterno suplicio que espera
a los impíos. Pero, ¿para qué más demora? ¡Haz lo que quieras!’”33

El ministerio de evangelistas y misioneros itinerantes. Además de los apóstoles


y pastores hubo muchos otros que llevaron adelante la misión cristiana. Los
documentos del Nuevo Testamento ilustran la efectividad del ministerio evangelizador
y misionero de muchos, que yendo de lugar en lugar ganaban a nuevos creyentes
página 57

33
Actas del martirio de Policarpo, 9-11.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

y plantaban iglesias. En los primeros siglos muchos evangelistas y misioneros


itinerantes iban de comarca en comarca proclamando el evangelio tal como lo habían
hecho los Setenta (Lc. 10.1-24), Felipe (Hch. 8), y otros anteriormente. Conforme la
indicación de Jesús, estos predicadores itinerantes vivían de lo que los creyentes
locales les daban para su sustento y se alojaban en sus casas, mientras cumplían
su ministerio en cada localidad. Fue inevitable que muy pronto se cometieran
abusos y que algunos de estos predicadores itinerantes cumplieran su ministerio
por “ganancia deshonesta” (1 Ti. 3.3; Tit. 1.10-11; 1 P. 5.2). Leyendo los documentos
del Nuevo Testamento se perciben los problemas que provocaban algunos de estos
ministerios itinerantes falsos o con motivos equivocados.

La Didaché es un pequeño opúsculo de fines del primer siglo, que gozó de


gran autoridad como manual de eclesiología, al punto que compitió seriamente
con los escritos canónicos del Nuevo Testamento en la preferencia de los primeros
cristianos. El documento pretende basar su enseñanza en los apóstoles, y por eso
se lo conoce también como Doctrina de los Doce Apóstoles. La obra se presenta
como una síntesis moral, litúrgica y disciplinaria. Es posible haya sido utilizada para
la educación cristiana de los catecúmenos. La Didaché advierte sobre el ministerio
itinerante de algunos evangelistas falsos o deshonestos.

Didaché: “En cuanto a los apóstoles y profetas, procedan así conforme al


precepto del evangelio: todo apóstol que llegue a ustedes ha de ser recibido
como el Señor. Pero no se quedará por más de un día o dos, si hace falta;
quedándose tres días, es un falso profeta. Al partir, el apóstol no aceptará
nada sino pan para sustentarse hasta llegar a otro hospedaje. Si pidiere
dinero, es un falso profeta. Y a todo profeta que hable en espíritu, no le tienten
ni pongan a prueba. Porque todo pecado se perdonará; mas este pecado
no será perdonado. Pero no cualquiera que habla en espíritu es profeta,
sino sólo cuando tenga las costumbres del Señor. Pues, por las costumbres
se conocerá al seudo profeta y al profeta. Y ningún profeta, disponiendo la
mesa en espíritu, comerá de la misma, de lo contrario, es un falso profeta.
Pero todo profeta que enseña la verdad, y no hace lo que enseña, es un
profeta falso. Todo profeta, sin embargo, probado y auténtico, que obra para
el misterio cósmico de la Iglesia, pero no enseña a hacer lo que él hace,
no ha de ser juzgado por ustedes. Su juicio corresponde a Dios. Porque
otro tanto hicieron los antiguos profetas. Mas quien dijere en espíritu: Dame
dinero, u otra cosa semejante, no lo escuchen. Si, empero, les dice que den
para otros menesterosos, nadie lo juzgue.”34

No obstante, fueron mucho más numerosos los evangelistas y misioneros


que cumplieron su ministerio con poder de lo alto y gran efectividad. Entre los
más destacados cabe mencionar a algunos que no sólo proclamaron la palabra
acompañando el mensaje con señales y milagros, sino también con una profunda
reflexión teológica y enseñanza de la sana doctrina.
página 58

34
Didaché, 11.2-12.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

Cuadrato de Atenas (c. 130) fue un gran evangelista, según Eusebio, al igual que
Panteno de Sicilia (c. 200). Del segundo se dice que se convirtió del paganismo al
cristianismo y se involucró muy pronto en un ministerio de predicación misionera. Hizo
un viaje a la India con la idea de ganar a las castas superiores para la fe cristiana.
Desde alrededor del año 180 se estableció en Alejandría, donde enseñó y sirvió
como el primer director de la escuela catequética en aquella ciudad de Egipto. Entre
sus discípulos estuvieron destacados teólogos de la antigüedad, como Clemente
de Alejandría y Alejandro de Jerusalén.

Eusebio de Cesarea: “Para ese tiempo, Panteno, un hombre altamente


distinguido por su erudición, estaba a cargo de la escuela de los fieles en
Alejandría. Una escuela de erudición sagrada, que continúa hasta nuestro día,
fue establecida allí en tiempos antiguos, y tal como se nos ha informado, fue
administrada por hombres de gran habilidad y celo por las cosas divinas. Entre
estos se informa que Panteno en ese tiempo fue especialmente conspicuo,
ya que había sido educado en el sistema filosófico de aquellos llamados
estoicos. Ellos dicen que él manifestó tal entusiasmo por la palabra divina, que
fue designado como heraldo del evangelio de Cristo a las naciones del Este,
y fue enviado hasta tan lejos como la India. Porque realmente todavía había
muchos evangelistas de la Palabra que procuraban ardientemente utilizar su
celo inspirado, siguiendo los ejemplos de los apóstoles, para el incremento y
edificación de la Palabra divina. Panteno fue uno de éstos, y se dice que él
fue a la India. Y se informa que entre personas allí que conocían a Cristo, él
encontró el Evangelio según Marcos, que había anticipado su propio arribo.
Puesto que Bartolomé, uno de los apóstoles, les había predicado, y había
dejado con ellos el relato de Mateo en la lengua hebrea, que ellos preservaron
hasta ese tiempo. Después de muchas buenas acciones, Panteno finalmente
llegó a ser la cabeza de la escuela en Alejandría, y expuso los tesoros de la
doctrina divina tanto de manera oral como por escrito.”35

El ministerio de los apologistas. Los apologistas fueron defensores de la fe


cristiana durante el siglo II, que enseñaron y escribieron contra las acusaciones
populares y otros ataques más sofisticados, especialmente por parte de
representantes del judaísmo y el politeísmo. Estos escritores, mayormente en
lengua griega, se propusieron defender la verdad y posición de la fe cristiana frente
a las filosofías, religiones y planteos políticos de sus días. Muchos de sus escritos
estuvieron dedicados a los emperadores, pero sus interlocutores fueron mayormente
las personas educadas de sus días. Algunos de los apologistas más famosos fueron
los siguientes.

Arístides de Atenas (76-138) fue un filósofo ateniense cristiano, que presentó


al emperador Antonino Pío una defensa del cristianismo, alrededor del año 140.
Eusebio menciona a Arístides como “un creyente fervientemente devoto a nuestra
religión, que dejó, al igual que Cuadrato, una apología de la fe, dirigida a Adriano.”36
Evidentemente, Eusebio se equivocó en cuanto al destinatario de la Apología, pero
página 59

35
Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 5.10.
36
Ibid., 4.3.3.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

no en cuanto a la calidad y compromiso cristiano de su autor. Jerónimo dice que


la apología de Arístides estaba llena de pasajes de escritos de los filósofos, y que
Justino, más tarde, hizo bastante uso de ella. Su obra muestra una fuerte influencia
paulina. La Apología de Arístides es la más antigua que se conserva.

Arístides de Atenas: “Los cristianos conocen y confían en Dios. Apaciguan


a quienes los oprimen y los hacen sus amigos, hacen bien a sus enemigos.
Sus esposas son virtuosas y sus hijas modestas; sus hombres se abstienen
de casamientos ilícitos y de toda deshonestidad. Si tienen siervos o niños
los persuaden a hacerse cristianos por el amor que a ellos tienen; y cuando
lo son, los llaman sin distinción hermanos; se aman los unos a los otros.
No rehuyen ayudar a las viudas. Rescatan al huérfano de los que le hacen
violencia. El que tiene da al que no tiene. Si ven a un forastero, lo llevan a su
casa y se regocijan como un verdadero hermano; no se llaman hermanos
por el parentesco, sino por el Espíritu de Dios. Si entre ellos hay alguno
pobre y necesitado y no tienen bocado que darle, ayunarán dos o tres días
para proporcionarle el alimento necesario. Escrupulosamente obedecen los
mandatos del Mesías. Todas las mañanas y a cada hora dan gracias y alaban
a Dios por su amorosa bondad hacia ellos; por ellos fluye todo lo bello que
hay en el mundo. Pero las buenas acciones que ellos hacen no las proclaman
a los oídos de las multitudes y tienen cuidado de que ninguno las perciba.
Así es como ellos trabajan para ser rectos. Verdaderamente ésta es gente
nueva y hay algo de divino en ellos.”37

Ya hemos citado a Justino Mártir (114-165), el más grande de los apologistas


del siglo II. Justino nació en Flavia (Neápolis). Desde joven quiso conocer a Dios
de manera personal. Así fue como recorrió los caminos del estoicismo, la filosofía
de los peripatéticos y pitagóricos, y por último, el platonismo, pero sin encontrar
satisfacción para su búsqueda de la verdad. Cierto día, mientras caminaba por la
playa, se encontró con un anciano que lo convenció de la verdad del cristianismo.
Se convirtió a la nueva fe, a la que defendió con todo el bagaje de su experiencia
intelectual. Justino había estudiado como filósofo antes de hacerse cristiano, y como
cristiano continuó vistiendo la toga de filósofo, de modo que enseñó el cristianismo
como la filosofía verdadera.

De sus obras sólo sobreviven las Apologías (primera y segunda), y el Diálogo


con Trifón el judío. Parece que Eusebio conoció también otras obras de este gran
apologista. Sus Apologías son defensas de la fe cristiana contra la persecución y
las sospechas que parecían justificar tal persecución. Están dirigidas al emperador,
el senado y el pueblo de Roma. Su Diálogo con Trifón es una larga y estilizada
discusión sobre la interpretación de las Escrituras, en la que Justino justifica la
interpretación “profética” de la Biblia contra los argumentos del judío Trifón. Sus otras
obras estaban dirigidas contra herejes, especialmente Marción y los gnósticos, y
página 60

37
Arístides de Atenas, Apología, 15.3-11.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

parecen haber incluido algunos tratados filosóficos. Justino fue muy influido por la
filosofía platónica de sus días, en la que él veía muchos paralelos con el cristianismo.
Fue martirizado entre el 162 y 168. El relato de su martirio ha llegado a nuestros
días y es conmovedor.

El martirio de los santos mártires: “Rusticus el prefecto dijo: ‘¿Dónde se


reúnen?’ Justino dijo: ‘Donde cada uno escoge y puede: ¿acaso te imaginas
que todos nosotros nos reunimos exactamente en el mismo lugar? De ningún
modo; porque el Dios de los cristianos no está circunscrito por un lugar;
pero siendo invisible, él llena los cielos y la tierra, y es adorado y glorificado
por los fieles.’ Rusticus el prefecto dijo: ‘Dime, ¿dónde se reúnen, o en qué
lugar juntan a sus seguidores?’ Justino dijo: ‘Vivo escaleras arriba de un tal
Martinus, cerca del Baño Timiotinio; y durante todo este tiempo (y ahora
estoy viviendo en Roma por segunda vez) ignoro de cualquier otro lugar
de reunión que el de él. Y si alguien deseaba venir a mí, le comunicaba
las doctrinas de la verdad.’ Rusticus dijo: ‘Entonces, ¿no eres un cristiano?’
Justino dijo: ‘Sí, yo soy un cristiano.’ . . . Rusticus el prefecto dijo: ‘Entonces
vayamos a la cuestión que tenemos por delante, y . . . ofrezcan sacrificio de
buena voluntad a los dioses.’ Justino dijo: ‘Ninguna persona en su sano juicio
abandona la piedad por la impiedad.’ Rusticus el prefecto dijo: ‘A menos que
obedezcan, serán castigados sin misericordia.’ Justino dijo: ‘Por medio de
la oración podemos ser salvos por nuestro Señor Jesucristo, aun cuando
hayamos sido castigados, porque esto se tornará para nosotros en salvación
y confianza en el juicio más temible y universal de nuestro Señor y Salvador.’
Lo mismo dijeron los otros mártires: ‘Haz lo que quieras, porque nosotros
somos cristianos, y no sacrificaremos a los ídolos’.”38

Hay un apologista anónimo, el autor de la Carta a Diogneto (c. 170). Esta carta
es una apología cuyo autor y fecha de composición son desconocidos. Está dirigida
al filósofo estoico Diogneto, quien fuera maestro del emperador Marco Aurelio (161-
180). En doce breves capítulos, la carta presenta una de las más bellas y nobles
apologías cristianas de su tiempo. El autor demuestra la necedad de la adoración
a los ídolos y expone el carácter de la fe cristiana.

Carta a Diogneto: “Los cristianos no se distinguen de los demás hombres


ni por su tierra natal, ni por su idioma, ni por sus instituciones políticas. Es
a saber que no habitan en ciudades propias y particulares, no hablan una
lengua inusitada, no llevan una vida extraña. Tampoco su orden de vida ha
sido inventado por el estudio ingenioso de hombres curiosos; no patrocinan un
sistema filosófico humano, como hacen algunos. Moran en ciudades griegas
y bárbaras, según la suerte se lo depara a cada uno. Siguen las costumbres
regionales en el vestir y en el comer, y en las demás cosas de la vida. Mas,
con todo esto, muestran su propio estado de vida, según la opinión común,
admirable y paradójico.
página 61

38
El martirio de los santos mártires, 2, 4.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Viven en su patria, mas como si fuesen extranjeros. Participan de todos


los asuntos como ciudadanos, mas lo sufren todo pacientemente como
forasteros. Toda tierra extraña es patria de ellos; y toda patria, tierra extraña.
Contraen matrimonio, como todos. Crían hijos, mas no los echan a perder.
Tienen en común la mesa, mas no el lecho. Viven en la carne, mas no según
la carne. Moran en la tierra, pero tienen su ciudadanía en el cielo. Obedecen
las leyes establecidas, y con su vida particular sobrepujan a las leyes. Aman
a todos y de todos son perseguidos. Son desconocidos, pero condenados.
Los matan, y con ello les dan vida. Son mendigos y enriquecen a muchos.
Sufren penuria de todo y abundan en todas las cosas. Son despreciados y
en la deshonra hallan su gloria.”39

Otro gran apologista fue Atenágoras (c. 177), un filósofo ateniense que se
convirtió al cristianismo mientras leía la Biblia con el propósito de refutarla. Fue
antecesor de Panteno en la escuela catequética de Alejandría y el más capaz de
todos los apologistas griegos. Escribió muchos libros, la mayoría de ellos ahora
perdidos. No obstante, de todas sus obras se conservan su Apología y un Tratado
sobre la resurrección, que dan evidencia de su habilidad como escritor y de su rica
cultura. Atenágoras presentó su Apología a los emperadores Aurelio y Cómodo en
el año 177.

Minucio Félix (m. 180) fue un abogado romano y el primer apologista que escribió
en latín. Su obra lleva el título de Octavio, ya que éste era el nombre del protagonista
cristiano que discute con un pagano. La obra consiste en una discusión acerca del
paganismo y el cristianismo. El libro está dividido en diez capítulos, que son muy
atractivos en razón de su lenguaje fácil y fluido. Lo más interesante de todo el diálogo
es que el pagano repite los rumores que circulaban acerca de los cristianos en los
sectores populares, y esto nos da una idea de la opinión de la gente en el Imperio
Romano acerca de los cristianos.

Minucio Félix: “Oigo que, persuadidos por alguna convicción absurda,


ellos adoran la cabeza de un asno, la más baja de todas las criaturas. . . .
El relato acerca de la iniciación de los nuevos miembros es tan detestable
como es bien conocido. Un niño, cubierto con harina, en orden a engañar
a los desprevenidos, es colocado delante de aquél que es iniciado en los
misterios. Engañado por esta masa de harina, que le hace creer que sus
golpes no causan daño, el neófito mata al infante. . . . Ellos ávidamente lamen
la sangre de este niño y discuten sobre cómo compartir sus miembros. Por
esta víctima hacen pacto entre ellos, ¡y es por causa de su complicidad en
este crimen que guardan un silencio mutuo!

Todo el mundo sabe acerca de sus banquetes, y se habla de éstos en


todas partes. . . . En los festivales se reúnen para una fiesta con sus hijos,
sus hermanas, sus madres, gente de ambos sexos y de toda edad. Después
de comer su porción, cuando la excitación de la fiesta está al máximo y su
ardor borracho ha inflamado las pasiones incestuosas, provocan a un perro
página 62

39
Carta a Diogneto, 5.1-17.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

que ha estado atado a una lámpara de pie para que salte, arrojándole un
pedazo de carne más allá del alcance de la cuerda que lo sujeta. Apagándose
de esta manera la luz que podía haberlos traicionado, se abrazan los unos a
los otros, y con quien sea. Si en los hechos esto no ocurre, sí pasa por sus
mentes, dado que éste es su deseo.”40

Por último, mencionaremos a Teófilo de Antioquía (130-190). Teófilo nació en


un hogar pagano y se convirtió por el estudio cuidadoso de las Escrituras. En 168
fue nombrado obispo de Antioquía y se destacó como apologista. Escribió varias
obras contra las herejías de sus días, comentarios de los Evangelios y del libro
de Proverbios. Lo único que nos queda de su producción literaria son tres libros
apologéticos, que están dirigidos a su amigo Autólico.

El ministerio de creyentes anónimos. Quienes más hicieron por la rápida


expansión de la fe cristiana fueron los innumerables creyentes anónimos que
viajaban predicando y estableciendo nuevas iglesias allí donde iban. La inmensa
mayoría nos es desconocida, si bien a algunos pocos los conocemos por nombre
(por ejemplo, Aquila y Priscila, Hch. 18). En general, estos creyentes anónimos
eran personas de muy poca educación y muchos de ellos eran esclavos. Su falta
de notoriedad social los constituía en el objeto de la burla de las personas más
educadas o de rango social más alto, que consideraban la fe de ellos como una
superstición peligrosa y despreciable. El filósofo pagano Celso nos da testimonio de
cómo funcionaba, según su opinión, el ministerio de estos creyentes anónimos.

Celso: “Vemos en casas privadas a tejedores, zapateros, campesinos


ignorantes. Ellos no se atreverían a abrir sus bocas con personas mayores
allí, o frente a su amo más sabio. Pero van a los niños, o a cualesquiera de
las mujeres que son ignorantes como ellos mismos. Entonces derraman
maravillosas declaraciones: ‘No deben prestar atención a su padre o a sus
maestros. Obedezcan a nosotros. Ellos son necios y estúpidos. Ellos ni
conocen ni pueden hacer nada realmente bueno. Sólo nosotros conocemos
cómo deben vivir los hombres. Si ustedes, niños, hacen como nosotros
decimos, serán felices ustedes mismos y harán feliz también a su hogar.’

Mientras están hablando, ven venir a uno de los maestros de la escuela


o incluso al padre mismo. Así que murmuran: ‘Con él aquí no podemos
explicar. Pero si quieren, pueden venir con las mujeres y sus compañeros
de juego a los aposentos de las mujeres, o del tejedor, o a la lavandería, de
modo que puedan obtener todo lo que hay.’ Con palabras como éstas, ellos
los conquistan.”41

Sin embargo, fue el testimonio comprometido de estos miles de creyentes


simples pero llenos del poder del Espíritu Santo, el factor que explica el explosivo
página 63

40
Minucio Félix, Octavio, 9.6.
41
Citado en Foster, The First Advance, 46.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

crecimiento del cristianismo en los dos primeros siglos. Se estima que hacia
principios del segundo siglo solamente en el ámbito del Imperio Romano el número
de cristianos llegaba a cerca del millón de personas. El celo de estos creyentes
anónimos y su disposición de proclamar el evangelio del reino se destacaron por
encima de cualquier otra característica de su vida religiosa.

Orígenes de Alejandría: “. . . los cristianos no descuidan, hasta donde


depende de ellos, tomar medidas para diseminar su doctrina por todo el
mundo. Algunos de ellos, consiguientemente, han hecho de esto su ocupación
al viajar no sólo a través de ciudades, sino incluso villas y casas de campo,
con el fin de poder hacer convertidos para Dios. Y nadie sostendría que ellos
hacen esto por causa de ganancia, cuando a veces ellos no aceptan incluso
el sustento necesario.”42

Muchos de estos testigos predicaron más con la calidad de sus vidas


transformadas, que con la profundidad de su teología. Este hecho fue precisamente
el argumento preferido de los apologistas en sus defensas de la fe cristiana. Cabe
recordar que, en general, los apologistas escribieron y dirigieron sus obras a paganos
y enemigos del cristianismo. En su argumentación en contra de las acusaciones
de Celso, Orígenes afirma: “Si alguien desea ver a hombres que trabajan por la
salvación de otros, en un espíritu como el de Cristo, que tome nota de aquellos
que predican el evangelio de Jesús en todas las tierras. . . . Hay muchos Cristos
en el mundo.”43

Justino Mártir: “Él [Jesús] nos ha exhortado a que, con paciencia y


mansedumbre, conduzcamos a todos los hombres fuera de la vergüenza y
el amor al mal. Y esto realmente lo podemos mostrar en el caso de muchos
que alguna vez eran de vuestra manera de pensar, pero han cambiado su
disposición violenta y tiránica, siendo vencidos ya sea por la constancia que
han visto en las vidas de sus vecinos [cristianos], o por la extraordinaria
paciencia que han observado en sus compañeros de viaje [cristianos] al
ser defraudados, o por la honestidad de aquellos con los que han hecho
negocios.”44

Otros dieron testimonio a través de su sufrimiento por Cristo. Jesús fue bien
claro cuando estableció la condición para el discipulado cristiano: “Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque
todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por
causa de mí, éste la salvará” (Lc. 9.23-24). Muchos cristianos en la antigüedad
interpretaron estas palabras como refiriéndose a estar dispuestos a padecer todo
tipo de sufrimiento e incluso la muerte misma, por amor al Señor. Algunos sufrieron
por confesar a Cristo como Salvador y Señor, y se los llamó “confesores.” Otros
murieron por hacerlo, y se los llamó “mártires” (del griego martures, testigos).
página 64

42
Orígenes de Alejandría, Contra Celso, 3.9.
43
Citado en Foster, The Frist Advance, 49.
44
Justino Mártir, Primera apología, 16.1.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

La mayoría de los creyentes de estos primeros siglos entendió bien que la


mejor manera de confesar “Creo en Cristo” es estar dispuesto a morir por él.
Entre miles de estos testigos estuvo Basílides, un oficial del ejército romano en
Alejandría allá por el año 210, que condujo a una mujer cristiana, Potamiaena,
a su ejecución, y luego fue mártir él mismo al convertirse a la nueva fe gracias
al testimonio de ella.

Eusebio de Cesarea: “Acto seguido, ella [Potamiaena] recibió inmediatamente


la sentencia, y Basilides, uno de los oficiales del ejército, la condujo a la
muerte. Pero mientras el pueblo intentaba molestarla e insultarla con palabras
abusivas, él empujó hacia atrás a quienes la insultaban, mostrándole mucha
piedad y bondad. Y percibiendo la simpatía del hombre por ella, ella lo
exhortó a ser valiente, porque ella suplicaría al Señor por él después de su
partida, y él pronto recibiría una recompensa por la bondad que le había
mostrado. Habiendo dicho esto, noblemente soportó el tormento, mientras
le derramaban brea ardiendo poco a poco sobre varias partes de su cuerpo,
desde la planta de sus pies hasta la corona de la cabeza. . . .

No mucho después de esto, Basílides, cuando sus compañeros soldados


le pidieron que jurara por una cierta cuestión, declaró que no podía jurar bajo
ninguna circunstancia, porque él era cristiano, y confesó esto abiertamente.
Al principio ellos pensaron que estaba bromeando, pero cuando él continuó
afirmándolo, fue llevado ante el juez, y, reconociendo su convicción delante
de él, fue puesto en prisión. Cuando los hermanos en Dios lo visitaron y le
preguntaron la razón para esta repentina y sorprendente resolución, se dice
que él declaró que durante tres días después de su martirio, Potamiaena se
paró a su lado en la noche y colocó una corona sobre su cabeza, y dijo que
había orado al Señor por él y había obtenido su pedido, y que pronto ella lo
pondría a su lado. Acto seguido, los hermanos le dieron el sello del Señor
[bautismo]; y al día siguiente, después de dar un glorioso testimonio por el
Señor, él fue decapitado.”45

_ La organización

Los ministerios de la Iglesia se fueron organizando a lo largo de muchos siglos.


Su origen y desarrollo es bastante oscuro. Los términos que se usan en el Nuevo
Testamento y en los documentos sub-apostólicos para referirse a los diversos
ministerios son muy variados y el mismo vocablo no siempre tiene el mismo
significado, que depende del lugar y el período. La organización de la iglesia en
tiempos del Nuevo Testamento era totalmente diferente de la organización de las
iglesias hoy.
página 65

45
Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 6.5.1-6.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

La organización de la Iglesia era muy simple. No había una jerarquía eclesiástica.


La iglesia era una comunidad carismática, en la que algunos hermanos cumplían
ciertas funciones más específicas. Cada comunidad era autónoma, libre y con una
autoridad local centrada en la voluntad de la asamblea, y expresada a través del
consenso de sus miembros. No había distinción alguna entre clérigos y laicos, sino
que cada creyente se sentía responsable por el testimonio y el servicio cristianos.

Los primeros desarrollos en la organización de la Iglesia ocurrieron conforme


las características culturales impuestas por los diversos contextos y sobre todo
por la demanda de testificar el evangelio con efectividad en los mismos. En este
sentido, hay dos contextos que considerar. Por un lado, la comunidad palestinense,
es decir, aquella que se desarrolló en Palestina, especialmente en torno a la ciudad
de Jerusalén y su influencia. La comunidad cristiana primitiva en esta tradición tenía
una organización doble. El primer liderazgo estaba constituido por el grupo de los
Doce, que se remontaba al ministerio terrenal de Jesús (Mr. 3.16-19), y cuyo número
se completó después de la muerte de Judas (Hch. 1.15-16). Este liderazgo colectivo
administraba la comunidad palestinense de lengua hebrea (aramea). El segundo
liderazgo estaba representado por el grupo de los Siete, inspirados por Esteban (Hch.
6.1-6), que cuidaba de la comunidad que había emergido del judaísmo helenista y
que hablaba griego.

Por otro lado, encontramos la comunidad de la diáspora. La persecución que


siguió al martirio de Esteban resultó en la dispersión de los judíos helenistas, que se
hicieron misioneros. A partir de aquí, surgieron diferentes formas de organización,
que dependían del origen de la comunidad. La comunidad en Jerusalén y otras
derivadas del judaísmo se modelaron en base a la comunidad judía por excelencia,
la sinagoga. Al frente de estos grupos estaba un colegio de ancianos o presbíteros
(del griego presbúteros, anciano). Santiago (o Jacobo), el hermano de Jesús, era
la cabeza en Jerusalén (Hch. 15.13-21), probablemente una suerte de presidente
del grupo de dirigentes constituido por apóstoles y ancianos (Hch. 15.2, 4, 6, 22).
Parece claro que los Doce fundaron varias comunidades de este tipo en Judea,
Samaria y las regiones vecinas.

La comunidad cristiana en Antioquía era de origen misionero y tuvo una doble


organización. Por un lado, un ministerio itinerante constituido por misioneros
itinerantes (por ejemplo, 1 Co. 12.28), que practicaban un ministerio carismático.
Este tipo de ministerio itinerante parece haber sido toda su vida y responsabilidad.
Estos agentes misioneros eran apóstoles que no formaban parte del grupo de los
Doce (como Pablo y Bernabé). Como responsables de la tarea de evangelización
y plantación de iglesias, estos misioneros viajaban todo el tiempo. Por otro lado,
había en Antioquía un ministerio residente. Este ministerio estaba constituido por
profetas, que exponían la palabra de Dios en las congregaciones, y maestros,
que eran una especie de rabinos que se especializaban en la enseñanza de las
Escrituras.

En el curso de sus viajes, los misioneros fundaban comunidades locales


y nombraban a personas responsables como cabeza de cada una de ellas. El
liderazgo de estas comunidades locales, al menos durante algún tiempo y en
página 66

ciertas regiones, durante las primeras décadas de expansión cristiana en el


Imperio Romano, estaba constituido por obispos (sobreveedores) o presbíteros
(ancianos). En Tito 1.5, 7; 1 Timoteo 3.1-2 y 5.17-19, Pablo se refiere a estos líderes
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

llamándolos indistintamente obispos y/o ancianos. El primer vocablo enfatiza su


función (sobreveer o supervisar la congregación), mientras que el segundo indica
la necesidad de madurez espiritual y experiencia. También se mencionan a los
diáconos, que tenían un ministerio de servicio también de orientación pastoral,
ya que se esperaba que ellos cumpliesen con los mismos requisitos que los
obispos (1 Ti. 3.8-13). En Filipenses 1.1, Pablo hace referencia a ambas funciones
ministeriales, “obispos y diáconos.”

La tarea primordial de estos ministerios residentes era la de predicar, bautizar


y presidir la Eucaristía. En general, en todo el movimiento cristiano, obispos y
presbíteros llegaron a cumplir muchas de las funciones que eran llevadas a cabo por
los sacerdotes de otras religiones. Todos los ministros en la Iglesia eran dedicados
al servicio mediante la imposición de manos, acompañada de oración y ayuno (Hch.
6.6; 13.3; 1 Ti. 5.22). De todos modos, el Nuevo Testamento no es muy claro en sus
referencias a los diversos ministerios en la Iglesia. Es probable que haya habido
una evolución a lo largo del tiempo y que no se haya hecho lo mismo en todos los
lugares. De hecho, da la impresión como que había otras categorías o tipos de
ministerios en algunas iglesias además de las mencionadas. En Efesios 4.11, por
ejemplo, se habla de “apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros,” lo
cual representa una estructura carismática de ministerio.

_ La membresía

El concepto más difundido en las primeras comunidades cristianas era el de


entender a la Iglesia como la familia o casa (oikos) de Dios. En el mundo greco-
romano, la familia era el núcleo de la sociedad y su fundamento. El ingreso a la
familia de la fe se producía después que la persona tomaba una decisión de fe
por Jesucristo y sellaba su compromiso con la comunidad mediante el bautismo.
Los derechos y deberes del miembro de la Iglesia, así como la disciplina a la que
se sujetaba, estaban directamente relacionados con el concepto del cuerpo de
creyentes como una nueva familia, la familia de Dios. En esta nueva unidad social
básica, caracterizada por un nuevo pacto de fe con el Creador, el líder (obispo o
presbítero) poco a poco pasó a ocupar el papel del patriarca o padre de familia.
Por lo demás, la comunidad de fe estaba integrada y estructurada como cualquier
familia patriarcal de aquellos tiempos.

La gran masa de cristianos en los primeros dos siglos estaba constituida


por esclavos. En el Imperio Romano casi todo el trabajo, el especializado y el
más duro, era hecho por esclavos. En el mundo antiguo, la esclavitud de una
forma u otra era un fenómeno universal. El famoso historiador inglés Eduardo
Gibbon indica que había 60 millones, lo que puede ser una exageración, aunque
refleja el alcance de este problema social. Pablo dice: “Mirad, hermanos, vuestra
vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni
muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a
los sabios; y lo débil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no
es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia” (1 Co.
página 67

1.26-29). Si bien algunos cristianos pertenecían a las clases más privilegiadas


Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

e incluso algunos pocos eran funcionarios de gobierno o de muy buena posición


económica y social, la gran mayoría eran esclavos o gente de condición muy
humilde. El cristianismo no intentó abolir la esclavitud. El mundo antiguo no podía
concebir una sociedad sin esclavos. Pero los cristianos negaron firmemente que
la distinción entre esclavo y libre tuviera importancia para Dios (Gá. 3.28).

No obstante, había algunos cristianos en posiciones de prestigio y autoridad


social. Hubo discípulos de Jesús en lugares prominentes (Lc. 8.3). En la Iglesia
primitiva, algunos creyentes fueron personas de relevancia social, como Manaén
(Hch. 13.1), “los de la casa de César” (Fil. 4.22), y el procónsul Sergio Paulo en
Chipre (Hch. 13.12). Hay otros testimonios de personas distinguidas fuera de los
documentos del Nuevo Testamento. Una sobrina de Domiciano, Domitila, esposa
de un cónsul, fue exiliada en el año 96 por ser cristiana (según Eusebio). Una
catacumba o cementerio cristiano en Roma lleva su nombre. El emperador Cómodo
(180-192) fue influido positivamente por una concubina cristiana de nombre Marcia.
La madre del emperador Alejandro Severo (222-235), Mamea, mandó una escolta
a Orígenes en su viaje a Antioquía, donde él “se quedó con ella durante algún
tiempo y le mostró muchas cosas concernientes a la gloria del Señor y de la virtud
del mensaje divino.”46 Orígenes mismo escribió al emperador Felipe (244-249) y a
su esposa porque oyó del interés de ellos en el cristianismo.

Allá por el año 248 Orígenes decía que las falsas acusaciones contra los
cristianos “ahora son reconocidas, incluso por la masa del pueblo, como calumnias
falsas contra los cristianos.” Con un optimismo algo excesivo, Orígenes anticipaba
que “toda otra adoración se extinguirá y sólo la de los cristianos prevalecerá. Así
será algún día, a medida que su doctrina tome posesión de las mentes en una
escala cada vez más grande.”47

El evangelio era proclamado a todos los grupos sociales. La misión cristiana


tenía como objetivo llegar a todas las personas en todos los lugares hasta el fin del
mundo para anunciarles el evangelio del reino. Líderes como Orígenes, proveniente
de Alejandría, viajaron mucho en el Imperio Romano y por todo el este proclamando
el evangelio. Para mediados del tercer siglo la fe en Jesucristo había cubierto todo
el ámbito del Imperio Romano y algunas regiones, como Asia Menor y el norte de
África, contaban con una considerable densidad de población cristiana.

Orígenes de Alejandría: “Si observamos cuán poderoso se ha tornado el


evangelio en unos muy pocos años, a pesar de la persecución y la tortura,
la muerte y la confiscación, y a pesar del pequeño número de predicadores,
vemos que la palabra ha sido proclamada por toda la tierra. Griegos y
bárbaros, doctos e indoctos se han unido a la religión de Jesús. No podemos
dudar que esto va más allá de los poderes humanos, puesto que Jesús
enseñó con autoridad y la persuasión necesaria para que la palabra se
estableciera.”48
página 68

46
Ibid., 6.21.
47
Orígenes de Alejandría, Contra Celso, 7.68.
48
Orígenes de Alejandría, Sobre los principios, 4.1.2.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

LA OPOSICIÓN AL CRISTIANISMO

_ La oposición en tiempos neotestamentarios

Situación cambiante. El Nuevo Testamento refleja la cambiante situación de los


cristianos en el Imperio Romano, desde el tiempo de Pablo hasta el final del primer
siglo. En la carta a los Romanos (año 55), el apóstol se muestra leal al Imperio y
lo considera un “agente de Dios,” y exhorta a los creyentes para que sean buenos
ciudadanos (Ro. 13.1-7). Pero este mismo Imperio en poco tiempo se constituyó en
el enemigo más grande del cristianismo en este período, llegando a amenazar su
propia existencia. El gobierno y el pueblo en el Imperio Romano eran muy tolerantes
en materia religiosa. Eduardo Gibbon señala: “Las varias formas de adoración, que
prevalecieron en el mundo romano, fueron todas consideradas por el pueblo, como
igualmente verdaderas; por el filósofo, como igualmente falsas; y por el magistrado,
como igualmente útiles. Y así la tolerancia produjo no sólo indulgencia mutua, sino
incluso concordia religiosa.”49

Los romanos reconocían los dioses locales de los pueblos conquistados e incluso
los adoraban. Ellos tenían sus rituales tradicionales, suplementados, después de
Augusto, por el culto a los emperadores divinizados. Pero estos cultos romanos
estaban sumamente condimentados con el aporte de religiones foráneas, como
los cultos a Sulis Minerva (diosa celta y romana de la sabiduría), Mitra (dios persa
de la luz); o Isis (diosa egipcia de la fertilidad).

Minucio Félix: “Cada pueblo tiene su propia adoración nacional y honra a


sus dioses locales. Y los romanos los honran a todos. Ésta es la razón por
la que su poder ha llenado completamente todo el mundo, y han esparcido
su Imperio más allá de las sendas del sol y de los límites de los mares. …
Ellos reverencian a los dioses conquistados, investigan las religiones de los
extranjeros y las hacen propias.”50

Los judíos no quisieron compartir su religión con los romanos, pero a pesar de
esto, los romanos los respetaron y permitieron su culto, el templo en Jerusalén y
sus autoridades, leyes y castigos. En todo esto se mostraron sumamente tolerantes
para con la intolerancia judía, a pesar de despreciar su fe monoteísta. Además,
el judaísmo no era una religión nueva, sino que representaba una tradición de
varios siglos. Como argumentaba el filósofo pagano Celso: “Los judíos no deben
ser culpados, porque cada uno debe vivir de acuerdo con las costumbres de sus
ancestros.”

Sin embargo, una minoría que se aísla y se rehúsa a compartir los intereses
de la comunidad, generalmente es despreciada o resistida. El cristianismo había
página 69

49
Edward Gibbon, The History of the Decline and Fall of the Roman Empire, 2 vols. (Londres: Ward,
Lock & Co., n.f.), 1:20.
50
Minucio Félix, Octavio, 6.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

comenzado dentro del judaísmo y al principio parecía ser una secta más dentro de
esta religión antigua. Es por esto que hasta los días de Pablo, los cristianos y los
judíos no fueron mayormente molestados por las autoridades romanas. Pero el mismo
apóstol Pablo, con su prédica y ministerio, dejó bien en claro que el cristianismo
no era una secta del judaísmo. Por otro lado, la iglesia creció rápidamente, y los
nuevos convertidos comenzaron a ser en su mayoría gentiles. Además, el mismo
Nuevo Testamento señala que muchas veces los judíos denunciaban por diversas
razones a los cristianos.

En el imperio Romano nadie quería a los judíos, pero mucho menos querían a los
cristianos, que ganaban nuevos convertidos a expensas de las religiones antiguas
y tradicionales. Como señalara Celso: “Los cristianos han olvidado sus costumbres
nacionales por la ley de Cristo.” Así es como comenzó a considerárselos como una
verdadera amenaza para la sociedad. La guerra de los judíos contra Roma entre el
66 y el 70 acentuó la diferencia entre éstos y los cristianos, al no querer participar
los segundos en el levantamiento de aquéllos.

Oposición creciente. El Nuevo Testamento refleja la creciente oposición al


cristianismo, tanto por parte del pueblo como de las autoridades romanas. Los
documentos neotestamentarios hablan de murmuración, calumnias y acusaciones
falsas contra los cristianos (1 P. 2.12). La carta a los Hebreos refleja un contexto de
inseguridad, peligro, cárcel e incluso muerte. La carta está relacionada con Italia
(He. 13.24). Fue escrita a una congregación integrada por gente que en su mayoría
habían pertenecido a una sinagoga, pero que ahora eran parte de un nuevo pacto
(He. 9.15), un camino nuevo y vivo (He. 10.20). Parece evidente que fue escrita
en momentos de peligro. El texto habla de sangre derramada (He. 12.4), diversos
padecimientos (10.32-33), pérdida de propiedades (10.34), prisión (13.3), y aun
cosas peores (13.13-14). El Imperio Romano ya no era un poder seguro y protector.
Los cristianos ya no tenían seguridad en ninguna parte.

Hostilidad abierta. El Nuevo Testamento termina mostrando a un Imperio Romano


abiertamente hostil hacia los cristianos. Es interesante notar el contraste entre lo que
enseña Pablo en Romanos 13 y lo que señala Juan en Apocalipsis 13 respecto al
poder del Estado y los cristianos. En Apocalipsis, Roma es la bestia con siete cabezas
(13.1, 4, 8) y la ramera (17.3-6). Partes del Apocalipsis son como mensajes en código,
propios de una situación de extremo peligro y donde conviene que el enemigo no
tenga acceso a lo que se comunica. Algunas claves para la comprensión de este
lenguaje hermético y críptico están en el capítulo 17. “Babilonia” es el gran poder
perseguidor en el Antiguo Testamento (Daniel 7) y parece referirse a Roma como tal
en Apocalipsis. La “bestia con siete cabezas” puede tener un doble significado. Por
un lado, es la ciudad sobre las siete colinas (Ap. 17.9), que es Roma. Por otro lado,
son los siete emperadores desde Nerón hasta Domiciano, el emperador que envió
a Juan a Patmos (Ap. 17.10). El vocablo “bestia,” pues, se refiere al emperador de
Roma, mientras que la “mujer” es la ciudad, cuyo nombre “Roma” viene del griego
rhome (“fuerte”), que es femenino. Finalmente, “nombres de blasfemia” es una
expresión que parece hacer referencia a la adoración del emperador.
página 70
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

_ Los cristianos en el Imperio Romano

Los cristianos no eran malos vecinos, ni súbditos desleales ni sediciosos, pero


cuando un pueblo odia a una minoría y la considera peligrosa, entonces imagina lo
peor de esa minoría. La oposición, pues, fue triple: popular, intelectual y oficial.

La oposición popular. El pueblo se oponía a los cristianos por prejuicio. Los


cristianos se sentían obligados a separarse de muchas cosas que en la sociedad
pagana eran costumbres aceptadas, y por esto se los consideraba excéntricos. La
ética cristiana ponía a los creyentes en conflicto con la ética pagana imperante y
los hacía tan diferentes, que se los consideraba extraños o locos. Sus reuniones
nocturnas eran sospechosas. Su amor fraternal, adoración, sacramentos y disciplina
eran mal interpretados. Por otro lado, nadie quería aceptar las advertencias de juicio
de la dura prédica cristiana. Como sugiere el interlocutor de Octavio, el personaje
cristiano en la obra de Minucio Félix, los cristianos eran acusados de celebrar “fiestas
de amor” en las que después de comer, todos se emborrachaban y participaban de
una orgía sexual. El populacho hablaba de inmoralidad, incesto entre “hermanos” y
“hermanas,” y muchos otros excesos. La Eucaristía y la expresión de Jesús “esto es
mi cuerpo . . . esto es mi sangre” era interpretada como expresión de canibalismo
y se acusaba a los cristianos de infanticidio.

Tácito (60-120), uno de los grandes historiadores romanos, dice que los cristianos
eran odiados por sus abominaciones. Entre otras cosas, menciona magia, brujería,
y califica al cristianismo de “superstición foránea.” Otros historiadores romanos
utilizan expresiones similares. Plinio dice que el cristianismo es una “superstición
irracional y sin límites,” mientras que Suetonio lo valúa como “una superstición nueva
y peligrosa.”

Por rechazar el politeísmo prevaleciente y la idolatría, los cristianos eran


acusados también de ateísmo. Mucha gente pensaba que los cristianos no tenían
religión alguna por no participar de la religión tradicional o de los cultos orientales
que eran muy populares en todo el Imperio. Minucio Félix registra el rumor que
escuchó el pagano de su historia: “Oigo que, persuadidos por alguna convicción
absurda, ellos adoran la cabeza de un asno, la más baja de todas las criaturas.”51

Además, los paganos atribuían a los cristianos todas las calamidades y


catástrofes indicando que éstas venían por abandonar a los dioses ancestrales
por el Dios cristiano. Los cristianos eran una amenaza también para la economía
del Imperio en razón de su exclusivismo y fanatismo. Lo ocurrido en la ciudad de
Éfeso y la quiebra del negocio religioso pagano debido a la efectividad de la prédica
cristiana, era un ejemplo de esto (Hch. 19.23-27).
página 71

51
Ibid., 9.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

La oposición intelectual. Poco a poco, los intelectuales fueron investigando al


cristianismo, leyeron sus escrituras y lo refutaron con vigor. Dos de los escritos más
conocidos en este sentido fueron los producidos por Celso (siglo II) y Porfirio (siglo
III). ¿De qué acusaban a los cristianos estos intelectuales?

Por un lado, se los acusaba de ser ignorantes y unos pobres arrogantes. Se


decía que los cristianos se aprovechaban de los más pobres e ignorantes para
hacer su cosecha de adeptos, tomando ventaja de su credulidad. La realidad es que
los cristianos cuestionaban los valores de la civilización grecorromana, que daban
prestigio y autoridad al hombre sabio (educado), que no trabajaba con sus manos.
Con esto, por supuesto, minaban el sistema patriarcal romano y la autoridad del
pater familias o jefe de familia. Luciano de Samosata (c. 125-192), escritor griego
de aquella ciudad de Siria, atacó a los cristianos por esto mismo. Luciano era un
autor cínico que viajó mucho y escribió varios diálogos en los que ridiculiza los
valores filosóficos y religiosos establecidos. Con el mismo vigor se opuso a lo que
consideraba era la religión y superstición de unos pobres diablos, el cristianismo.

Luciano de Samosata: “Los pobres infelices se han convencido, antes que


nada, de que van a ser inmortales y a vivir por siempre, y como consecuencia
de esto, desprecian la muerte e incluso voluntariamente se entregan como
prisioneros, la mayoría de ellos. Además, su primer legislador [Jesús] los
persuadió de que son todos hermanos los unos de los otros, después que
han cometido transgresión de manera definitiva, al negar a los dioses griegos
y al adorar a ese mismo sofista crucificado y vivir bajo sus leyes. Por lo tanto,
desprecian todo esto indiscriminadamente y lo consideran propiedad común.
… De modo que si cualquier charlatán e impostor, capaz de aprovechar
cualquier ocasión, viene a ellos, rápidamente adquiere una riqueza repentina
al imponerse sobre esta gente simple.”52

Por otro lado, se los acusaba de ser malos ciudadanos. Los cristianos no
participaban en la adoración oficial de la ciudad en que vivían ni de la religión del
imperio. No reconocían las “costumbres ancestrales” y rechazaban ocupar puestos
o responsabilidades en las magistraturas y se negaban a cumplir con el servicio
militar. No parecían estar interesados en las cuestiones políticas o en el bienestar
del imperio. Los soldados cristianos no peleaban con la crueldad y empeño con que
lo hacían los que eran paganos. Y si bien cumplían con las leyes, sólo lo hacían en
la medida en que éstas no contradijeran sus principios y valores cristianos. Decían
que eran ciudadanos del Imperio, pero afirmaban que su verdadera ciudadanía
estaba en los cielos y que servían a un Señor (kyrios) que estaba muy por encima
del emperador.

Finalmente, se los acusaba de sostener una doctrina irracional. Para los


pensadores y filósofos paganos la doctrina de la encarnación no tenía sentido.
Según ellos, un Dios perfecto e inmutable no puede rebajarse y ser un pequeño
página 72

52
Luciano de Samosata, Sobre la muerte de Peregrino, 13.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

bebé, como Jesús en Belén. Además, si fuera cierto que Dios quería hacerse
humano, ¿por qué esta encarnación ocurrió tan tarde en la historia? Para los
intelectuales grecorromanos, Jesús fue un pobre hombre, que fue incapaz de
morir como se supone que debe morir un sabio (como Sócrates, que con toda
dignidad se suicidó). Por otro lado, la enseñanza de Jesús, decían, fue una mala
copia de las viejas enseñanzas egipcias y griegas. Y la doctrina cardinal de la fe
de los cristianos, la resurrección de la carne, era una mentira monstruosa, una
verdadera blasfemia intelectual y religiosa.

Porfirio: “Incluso suponiendo que algunos griegos fueron lo suficientemente


estúpidos como para pensar que los dioses moran en estatuas, esto sería
un concepto más puro que aceptar que lo divino ha descendido al vientre de
la Virgen María, que él llegó a transformarse en un embrión, que después
de su nacimiento él fue envuelto en pañales, manchado con sangre, bilis
y peor. …

¿Por qué cuando fue llevado ante el sumo sacerdote y gobernador,


el Cristo no dijo nada digno de un hombre divino . . . ? Él permitió que se
le golpease, se le escupiese en el rostro, se le coronase con espinas. . . .
Incluso si él tenía que sufrir por orden de Dios, él podía haber aceptado el
castigo, pero no soportado su pasión sin algún discurso valiente, alguna
palabra vigorosa y sabia dirigida a Pilato, su juez, en lugar de permitir que
se le insultara como si fuese un canalla de las calles.

¡Esto es una mentira increíble! (Referencia a la descripción de la


resurrección en 1 Ts. 4.14). Si tú cantas esto a las bestias irracionales
que no pueden hacer otra cosa sino producir un ruido como respuesta,
las harías bramar y piar con un alboroto ensordecedor frente a la idea de
hombres de carne volando por el aire como pájaros, o transportados sobre
una nube.”53

Según el escritor pagano Porfirio (232-303), el Antiguo y el Nuevo Testamentos


eran una trama de historias crueles de tipo antropomórfico, sin ningún valor espiritual.
Él encontraba contradicciones entre el Dios pacífico de los Evangelios y el Dios
guerrero del Antiguo Testamento. Los relatos de la pasión de Jesús se contradecían
entre sí. Las ceremonias cristianas eran inmorales. El Bautismo alentaba el vicio al
declarar perdonados todos los pecados y la Eucaristía era un acto de canibalismo
aun cuando se la interpretara de la manera más alegórica.

La oposición oficial. Durante este período, los cristianos pudieron sobrellevar


con bastante entereza la oposición popular y los ataques de los intelectuales en el
ámbito del Imperio Romano. A pesar de confrontar estos conflictos, supieron crecer,
expandirse y ganar a decenas de miles para las filas cristianas. Sin embargo, las
cosas fueron más difíciles toda vez que la maquinaria política, militar y administrativa
del Imperio se puso en su contra.
página 73

53
Porfirio, Contra los cristianos, citado en Jean Comby, How to Read Church History, vol. 1: From the
Beginnings to the Fifteenth Century (Nueva York: Crossroad, 1992), 33.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Las razones de la creciente oposición oficial del Imperio fueron diversas.


El concepto romano de religión fue una causa importante. Para los romanos
la religión era una cuestión política, y por lo tanto, un interés del Estado. El
Estado controlaba a los dioses conocidos y desconocidos, e intentaba predecir
y manipular el futuro a partir de la religión. El sistema religioso en el Imperio
Romano era un mecanismo del Estado para el control social. El propio gobierno
romano pretendía ser divino, en la persona del emperador. Los emperadores se
consideraban “poderes” de los que dependían las vidas de las personas.

Por otro lado, el Imperio Romano temía a las asociaciones secretas que
podían asumir un carácter político y a las nuevas religiones no reconocidas
por el Estado. De allí que cualquier grupo o secta religiosa que no se ajustara
a las expectativas del gobierno romano fácilmente caía bajo la acusación de
sedición o subversión. De este modo, la disidencia religiosa se transformaba
en sedición política, con las consecuencias que son imaginables. De hecho,
Jesús fue crucificado por orden de Pilato, no por el delito religioso de llamarse
“Hijo de Dios,” sino por el delito político de pretender ser “Rey de los judíos” (Jn.
19.19). Además, los cristianos se rehusaban a hacer libaciones y ofrendas en
honor al emperador o a participar en otras prácticas del culto pagano oficial,
y esto agravaba su situación, aun cuando algunos oficiales querían mostrarse
clementes para con ellos.

El desarrollo de la creciente oposición oficial del Imperio se fue incrementando


en intensidad. La primera persecución local seria ocurrió como consecuencia
del incendio de Roma, perpetrado por el emperador Nerón, el 18 de julio del año
64. En la noche de ese día comenzó un fuego que pronto se extendió en uno de
los barrios más pobres de la ciudad. Durante seis días el fuego ardió con fuerza
debido a un viento constante, lo que llevó a la destrucción de una buena parte
de la ciudad e hizo que miles de personas se quedaran sin vivienda. En la calle
corrió todo tipo de rumores, pero todos coincidían en señalar al emperador como
el responsable final de la catástrofe. Algunos decían que Nerón había ordenado
el incendio para dejar espacio libre para construir algunos edificios públicos.
Otros apuntaban a la crueldad del hombre que no tuvo problemas en asesinar
a su propia madre. Y aun otros decían que el incendio había sido provocado por
la locura del emperador que quería lograr con ello inspiración para componer
un poema. Los cristianos fueron acusados oficialmente como responsables por
el siniestro y miles murieron martirizados, como señala el historiador romano
Tácito (56-120), para satisfacer la crueldad de un hombre, Nerón.

Tácito: “Todos los esfuerzos de los hombres, toda la largueza del


emperador y las propiciaciones de los dioses, no fueron suficientes para
mitigar el escándalo o borrar la convicción de que el fuego había sido
ordenado. Y así, para deshacerse de este rumor, Nerón supuso culpables
y castigó con los tormentos más refinados a una clase odiada por sus
abominaciones, que comúnmente son llamados cristianos. Christus, de
quien se deriva su nombre, fue ejecutado a manos del procurador Poncio
Pilato en el reinado de Tiberio. Reprimida en un primer momento, esta
perniciosa superstición se manifestó de nuevo, no solamente en Judea,
página 74

la fuente de este mal, sino también en Roma, ese receptáculo para todo
lo que es sórdido y degradante desde todo rincón del globo, que allí
encuentra seguidores. Consecuentemente, se realizó primero un arresto
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

de todos los que confesaron (ser cristianos); luego, sobre su evidencia,


se condenó a una inmensa multitud, no tanto en base a la acusación
de incendio premeditado como a causa del odio de la raza humana.
Además de ser condenados a muerte se los hizo servir como objetos de
entretenimiento; fueron vestidos con pieles de bestias y desgarrados a
muerte por perros; otros fueron crucificados, otros prendidos fuego para
iluminar la noche cuando desaparecía la luz del día. Nerón había dejado
abierta su propiedad para la exhibición, y montó un espectáculo en el
circo, donde él se mezcló con el pueblo con ropas de auriga y condujo
su carro. Todo esto dio lugar a un sentimiento de piedad, incluso hacia
hombres cuya culpa merecía del castigo más ejemplar; porque se sentía
que ellos estaban siendo destruidos no por el bien público sino para
gratificar la crueldad de un individuo.”54

Otro historiador romano, Suetonio (75-160), señala: “En su reinado (de Nerón)
muchos abusos fueron severamente castigados y reprimidos, y muchas leyes
nuevas fueron instituidas. . . . Se infligió castigo a los cristianos, un conjunto de
hombres que se adhieren a una superstición novedosa y dañina.”55 Pero esta
persecución no se esparció más allá de Roma y no fue por razones de carácter
religioso, sino más bien se debió al oportunismo del emperador para desligarse
de la responsabilidad por el siniestro buscando un chivo emisario.

Bajo el gobierno de Domiciano (81-96), se dio una segunda persecución


dirigida contra toda persona que no adorara la imagen del emperador. Domiciano
se hizo llamar “Señor y Dios” y ordenó que así fuese confesado por todo
ciudadano en el Imperio mientras libaba vino y aceite frente a su estatua. Es
interesante notar que esta expresión es equivalente al clímax del Evangelio de
Juan (Jn. 20.28). Para los cristianos obedecer la orden imperial era, pues, una
blasfemia. El Coliseo de Roma, inmenso estadio con capacidad para más de
50.000 personas sentadas, había sido terminado para este tiempo (86) y miles
de cristianos derramaron allí su sangre por testificar de su fe. Es posible que el
libro de Apocalipsis se refiera a estas circunstancias, al hacer el contraste entre
Cristo y Domiciano (Ap. 17.14).

_ La oposición en el segundo siglo.

El período del 96-180 fue de prosperidad para el Imperio Romano. Fueron años en
los que gobernaron buenos emperadores, con gran capacidad para la administración
del Estado, como Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio. Si bien
estos hombres fueron buenos gobernantes, tomaron medidas que resultaron en la
persecución de los cristianos en diversos lugares del Imperio. Durante el reinado
página 75

54
Tácito, Anales, 15.44.
55
Suetonio, Vida de Nerón, 16.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

de Trajano (98-117) se desarrolló la norma imperial para la persecución del


cristianismo. En 112, Plinio el Joven (62-113), gobernador romano de la provincia
de Ponto-Bitinia (Asia Menor), le escribió a Trajano describiendo su manejo de
la superstición cristiana.

Plinio el Joven: “Es mi regla, Señor, referirme a ti en cuestiones en las que


no estoy seguro. Porque, ¿quién puede dirigir mejor mi duda o instruir mi
ignorancia? Yo nunca estuve presente en algún juicio de cristianos; por lo
tanto, no sé cuáles son las penas o investigaciones acostumbradas, y qué
límites se observan. He dudado mucho sobre la cuestión de si debe haber
algún tipo de distinción por edades; si el débil debe tener el mismo trato
que el más robusto; si aquellos que se retractan deben ser perdonados,
o si un hombre que alguna vez haya sido cristiano no gana algo al dejar
de serlo; si el nombre mismo, incluso si es inocente de crimen, debe ser
castigado, o sólo los crímenes que están ligados a ese nombre.

Mientras tanto, éste es el curso que he adoptado en el caso de aquellos


traídos a mí como cristianos. Les pregunto si son cristianos. Si lo admiten,
repito la pregunta una segunda y una tercera vez, amenazándolos con
la pena capital; si persisten los sentencio a muerte. Porque no dudo que,
cualquiera que pueda ser el tipo de crimen que ellos han confesado, su
terquedad y obstinación inflexible ciertamente deben ser castigadas.
Había otros que manifestaron una locura parecida y a quienes reservé
para ser enviados a Roma, dado que eran ciudadanos romanos.”56

El emperador le respondió sentando los principios para la acción en


contra de los cristianos dentro del marco del derecho romano.

Trajano: “Tú has tomado la línea correcta, mi querido Plinio, al examinar


los casos de aquellos que te son denunciados como cristianos, puesto
que ninguna regla dura y rápida puede establecerse, de aplicación
universal. Ellos no deben ser buscados; si se informa en contra de ellos,
y la acusación se prueba, deben ser castigados, con esta reserva—que si
alguien niega que es un cristiano, y realmente lo prueba, esto es mediante
la adoración de nuestros dioses, debe ser perdonado como resultado de su
retractación, por más sospechoso que haya sido con respecto al pasado.
Los panfletos que son publicados anónimamente no deben tener peso en
cualquier acusación que sea. Ellos constituyen un muy mal precedente,
y también están fuera de lugar en este tiempo.”57

Tertuliano, más tarde (197), atacó la decisión de Trajano, diciendo: “¿Por qué
haces que la justicia juegue a las escondidas consigo misma? Si tú condenas,
¿por qué no buscas? Si no buscas, ¿por qué no nos declaras inocentes?”
página 76

56
Epístolas a Trajano, 10.96.1-10.
57
Ibid., 10.97.1-2.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

No obstante, la indecisión de Trajano fue beneficiosa para los cristianos, que


siguieron creciendo a lo largo del siglo II, si bien en medio de incertidumbre
e inseguridad. A lo largo de todo el siglo segundo los cristianos padecieron la
oposición del gobierno imperial. Tertuliano habla de reuniones interrumpidas
por la policía, soldados demandando soborno, vecinos no amigables que
denunciaban a los cristianos de manera anónima, siervos de poca confianza
que hacían lo mismo, espías, y sobre todo, el sometimiento de los cristianos a
procesos ilegales.

Tertuliano: “Si es cierto lo que presumen, que nosotros los cristianos


somos los más malos de los hombres, ¿por qué no nos igualan con los
malhechores que cometen pecados semejantes a los nuestros? Dado que
a igual delito, igual tratamiento debe darse en los tribunales. Si somos
iguales a los demás, ¿por qué si a todo delincuente le es lícito valerse de
su boca y de contratar abogados para recomendar su inocencia; por qué
si ellos tienen plena oportunidad para responder y para altercar, para que
ninguno sea condenado sin ser oído; a sólo el cristiano no se le permite
abrir la boca para purgar su causa, buscar ayuda para defender la verdad,
hablar por sí para que no sea injusto el juez, condenando al que no se
defendió? Pero sólo en nuestra causa no se admite el examen del delito,
que es beneficio de los reos; sólo se atiende a la confesión del nombre
cristiano, que es el odioso título que irrita el odio popular.”58

A este período corresponde el martirio de Ignacio de Antioquía, del que


da testimonio un documento conocido como Las actas del martirio de Ignacio.
Estas actas fueron publicadas en el siglo XVII en latín y griego. Se discute su
autenticidad, pero obviamente están inspiradas en la persona y correspondencia
del célebre mártir, que murió entregado a las fieras en el año 117, bajo el gobierno
de Trajano.

El martirio de Ignacio: “Y cuando él fue conducido ante el emperador


Trajano, [ese príncipe] le dijo: ‘¿Quién eres tú, malvado infeliz, empeñado
en transgredir nuestros mandatos, y persuades a otros a hacer lo mismo,
para que miserablemente perezcan?’ Repuso Ignacio: ‘Nadie debería
llamar a Teóforo malvado; porque todos los espíritus han sido echados
de los siervos de Dios. Pero si, en razón de que soy un enemigo de
estos [espíritus], tú me llamas malvado en respeto a ellos, concuerdo
plenamente contigo; porque en la medida en que tengo a Cristo el Rey del
cielo [dentro mío], yo destruyo todas las maquinaciones de estos [malos
espíritus].’ Trajano respondió: ‘¿Y quién es Teóforo?’ Ignacio replicó: ‘Aquél
que tiene a Cristo en su pecho.’ Trajano dijo: ‘Pues qué, ¿te parece que
nosotros no tenemos en nuestra mente a nuestros dioses, cuya asistencia
gozamos al luchar contra nuestros enemigos?’ Ignacio contestó: ‘Estás
en error cuando llamas dioses a los demonios de las naciones. Es de
saber que hay sólo un Dios, el cual ha hecho el cielo y la tierra, el mar
página 77

58
Tertuliano de Cartago, Apología, 2.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

y todo cuanto hay en ellos; y un Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, de


cuyo reino quisiera gozar.’ Trajano dijo: ‘¿Estás hablando de aquél que
fue crucificado bajo Poncio Pilato?’ Ignacio respondió: ‘Del que crucificó
mi pecado junto con su inventor, y quien ha condenado y arrojado todo
engaño y malicia del demonio bajo los pies de quienes le llevan en su
corazón.’ Trajano dijo: ‘¿Entonces tú llevas al crucificado en ti?’ Ignacio
replicó: ‘¡Verdaderamente así es! Porque está escrito: “Habitaré en ellos
y andaré entre ellos”.’ Entonces Trajano pronunció el fallo como sigue:
‘Ordenamos que Ignacio, que afirma llevar en sí al crucificado, sea
engrillado por soldados y llevado a la gran ciudad Roma, para que allí sea
devorado por las bestias, para diversión del pueblo.’ Cuando el santo mártir
oyó esta sentencia, exclamó con alegría: ‘¡Gracias te doy, oh Señor, que
te dignaste honrarme con un amor perfecto para contigo, y me has hecho
encadenar con cadenas de hierro, al igual que tu apóstol Pablo’.”59

La política de Trajano continuó bajo Adriano (117-138), Antonino Pío (138-


161), y bajo Marco Aurelio (161-180). Pero en todos estos casos se trató de
persecuciones locales y no de un intento por exterminar el cristianismo en todo
el Imperio. Adriano insistió en que las personas inocentes del cargo de ser
cristianos fuesen protegidas, e incluso ordenó que quienes hacían acusaciones
falsas fuesen castigados. No obstante, no impidió la represión de aquellos que
insistían en profesar su fe. Bajo el reinado de Antonino Pío, los cristianos sufrieron
en Roma. Marco Aurelio sentía aversión hacia los cristianos, probablemente
porque los consideraba un peligro contra la estructura de la civilización que
él estaba procurando mantener contra las amenazas internas y externas a su
Imperio. Cómodo, el hijo de Marco Aurelio, continuó con actos de persecución, si
bien más tarde los disminuyó debido a la intervención de su favorita Marcia, que
era cristiana. Septimio Severo (193-211) no fue desfavorable a los cristianos, ya
que tenía a algunos de ellos en su propia familia. Sin embargo, en 202 expidió
un edicto que prohibía las conversiones al judaísmo y al cristianismo.

A lo largo del siglo II, hubo episodios de violencia serios, como en Lión (Galia)
en el año 177, según los registra Eusebio.

Eusebio de Cesarea: “Para comenzar, ellos soportaron noblemente todos


los daños amontonados sobre ellos por el populacho: gritería y golpes y
linchamiento y saqueos y pedradas y prisión, y todo aquello que una turba
enfurecida se deleita en infligir a enemigos y adversarios. Luego, llevados
al foro por el tribuno y las autoridades de la ciudad, fueron interrogados
delante de toda la multitud, y habiendo confesado, fueron encerrados en
la cárcel para esperar el arribo del gobernador. Más tarde, cuando fueron
llevados delante de él, él nos trató con la crueldad más terrible. . . .”60
página 78

59
El martirio de Ignacio, 2.
60
Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 5.1.7-9.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

_ La oposición a mediados del tercer siglo

El edicto de Septimio Severo en 202 terminó en persecución. Fue en esta


ocasión que el padre de Orígenes murió mártir. Orígenes mismo, en su ardor
de adolescente, deseando compartir la suerte de su padre, quiso entregarse
a las autoridades, pero fue impedido por la intervención de su madre, quien le
escondió la ropa. De todos modos, es muy probable que estas persecuciones de
la primera mitad del siglo no se hayan extendido por todo el Imperio. Más bien, el
estado de represión era constante puesto que la situación legal de los cristianos
era precaria, y cualquier oficial local o provincial podía encontrar excusas para
reprimir a los cristianos. Con Maximino Tracio (235-238) las hostilidades se
reavivaron, y con Felipe el Árabe (244-249) disminuyeron, al punto que algunos
llegan a considerarlo el primer emperador que favoreció a los cristianos.

Desde mediados del tercer siglo en adelante, la oposición se hizo más severa,
al transformarse en persecuciones generales y organizadas para el exterminio.
La razón principal para este agravamiento en la actitud del Estado hacia los
cristianos es que se los acusaba de sedición. Las palabras de Orígenes poco
antes de las grandes persecuciones de mediados del tercer siglo probaron ser
verdaderamente proféticas: “Parece probable que la existencia segura, en cuanto
al mundo, que al presente gozan los creyentes, se va a terminar, ya que aquellos
que calumnian al cristianismo de todas las maneras posibles, están nuevamente
atribuyendo la frecuencia presente de rebelión a la multitud de los creyentes, y
al hecho de que no están siendo perseguidos por las autoridades como en los
viejos tiempos.”61

Otra razón era que se quería restaurar la antigua gloria del Imperio Romano. El
Imperio estaba decayendo debido a la anarquía militar, la corrupción, la inflación,
los altos impuestos y la inseguridad en las fronteras. Estos problemas y la idea
de volver a los momentos más gloriosos de la historia de Roma fueron discutidos
ampliamente en el año 248, cuando el Imperio Romano estaba celebrando el
milenio de la fundación de Roma (según la tradición, Rómulo y Remo fundaron
Roma en el año 748 a.C.).

El emperador Decio (249-251) no sólo se propuso restaurar la gloria de Roma


sino también su religión tradicional. En el año 250 decretó que los cristianos en
todo el Imperio debían abandonar su fe o morir. Su sucesor, Valeriano (253-260),
continuó con esta política y dejó casi sin líderes a la Iglesia, ya que procuró
terminar con el clero cristiano. No obstante, lejos de aniquilar al cristianismo,
esta persecución masiva y los martirios que produjo arraigaron todavía más a
los cristianos y ayudaron a una mayor difusión de su fe. Como bien afirmara
Tertuliano en su expresión ahora bien conocida: “Segando nos sembráis: más
somos cuanto derramáis más sangre; que la sangre de los cristianos es semilla.
Muchos hay entre vosotros que exhortan a la tolerancia del dolor y de la muerte.
. . . Mas no han hallado tantos discípulos estas palabras como han enseñado
los cristianos con sus obras.”62
página 79

61
Orígenes de Alejandría, Contra Celso, 3.15.
62
Tertuliano de Cartago, Apología, 50.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Los emperadores que siguieron a Decio continuaron con su política de


represión generalizada. Galo (251-253) avivó la persecución en algunas partes
del Imperio. Valeriano (253-260) se mostró amigable hacia los cristianos en sus
primeros años de gobierno, pero repentinamente cambió de disposición y casi
dejó a la Iglesia sin obispos. La persecución terminó en 260, cuando Valeriano
fue tomado prisionero en una batalla contra los persas. Su hijo y sucesor, Galieno
(253-268), anuló la política de su padre y expidió edictos de tolerancia para el
cristianismo. Por algún tiempo en el ámbito del Imperio, el movimiento cristiano
gozó de una generación de paz y prosperidad.

_ La oposición más seria y final

La persecución final se dio durante el reinado del emperador Diocleciano


(284-305). Al llegar al poder en 284, Diocleciano se propuso el reordenamiento
de la administración imperial, que era caótica. Así, pues, dividió el Imperio en
cuatro, con dos emperadores, uno en el Este y el otro en el Oeste. El inmenso
territorio del Imperio Romano era difícil de gobernar y de custodiar. Diocleciano
se estableció en la zona oriental, fijó su capital en Nicomedia (Asia Menor) y
designó por colega a Maximiano, quien se radicó en Milán (Italia). Para evitar que
la elección de los emperadores estuviera sujeta al arbitrio de los soldados, como
había ocurrido en décadas anteriores, fueron designados dos funcionarios con
el título de Césares, que secundarían a los Augustos (emperadores), y que los
sucederían en caso de vacancia en el trono. Galerio fue designado como César
en el Este, mientras que Constancio Cloro ocupó esa función en el Oeste. Este
sistema de dos emperadores y dos césares con el Imperio dividido por la mitad
se conoció como la Tetrarquía (gobierno de cuatro).

Con el propósito de detener la decadencia y pensando que la antigua


adoración oficial traería unidad y fuerza política al Imperio, Diocleciano ordenó
en 303 la destrucción de los templos cristianos, la quema de Biblias y otros
libros cristianos, la liquidación de la adoración cristiana y el arresto del clero.
Al año siguiente su consigna fue todavía más terminante: los cristianos debían
sacrificar a los ídolos o morir.

A pesar de estar muy difundido y haber penetrado hondamente la


sociedad pagana (casi el 50% de la población del Imperio era cristiana para
aquel entonces), el cristianismo corrió un serio peligro de desaparecer.
Afortunadamente, el gobierno fracasó en sus intentos. El cristianismo sobrevivió,
pero las persecuciones afectaron profundamente su carácter. El rigor de estas
persecuciones llevó a la devoción a las reliquias de los mártires y dio lugar a
un verdadero culto del martirio. Muchos fanáticos buscaban el martirio para la
obtención de una gloria mayor. Otros, no pudiendo resistir la tortura, negaron
su fe, entregaron las Escrituras para ser quemadas o hicieron arreglos con el
perseguidor. Los obispos ganaron un prestigio extraordinario en razón de que
sus cabezas eran más valiosas para los perseguidores que la de los demás
creyentes. Pero la persecución tuvo también un efecto purificador. No era fácil
página 80

ser cristiano en circunstancias tan difíciles.


E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

Irvin y Sunquist: “Donde quiera que nos volvamos en la historia del


movimiento cristiano temprano, encontramos la memoria y presencia de
los mártires. La experiencia de aquellos que testificaron de Cristo mediante
el sufrimiento por la fe es penetrante. El número real de aquellos que
sufrieron martirio en los primeros tres siglos fue en realidad relativamente
bajo. . . . El número total de cristianos que murieron bajo los romanos
estuvo muy probablemente por debajo de diez mil—esto en un imperio
que contaba con no menos de cincuenta millones de personas en su
apogeo.”63

CUADRO 10 - EMPERADORES ROMANOS

NOMBRE AÑOS DE REINADO

Augusto 27 a.C. - 14 d.C.


Tiberio 14 d.C. - 37
Calígula 37 - 41
Claudio 41 - 54
Nerón 54 - 68
Galba 68 - 69
Otón 69
Vitelio 69
Vespasiano 69 - 79
Tito 79 - 81
Domiciano 81 - 96
Nerva 96 - 98
Trajano 98 - 117
Adriano 117 - 138
Antonino Pío 138 - 161
Marco Aurelio 161 -180
Cómodo 177 - 192
Pértinax 193
Septimio Severo 193 - 211
Caracalla 198 - 217
Geta 209 - 212
Macrino 217 - 218
Heliogábalo 218 - 222
Alejandro Severo 222 - 235
Máximo 235 - 238
Gordiano I y II 238
Gordiano III 238 - 244
Felipe 244 - 249
Decio 249 - 251
Valeriano 253 - 260
Galieno 253 - 268
Claudio II 268 - 270
Aureliano 270 - 275
Probo 276 - 282
Diocleciano y la Tetrarquía 284 - 305
Constantino y la Tetrarquía 306 - 313
Constantino y Licinio 313 - 324
Constantino único monarca 324 – 337
página 81

63
Irvin y Sunquist, History of the World Christian Movement, 1:137.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

EL PRIMER EMPERADOR PRO-CRISTIANO

_ El fin de la última y peor persecución

A comienzos del siglo IV, el mundo romano se encontraba sumido en una


crisis profunda. Por un lado, Roma estaba en constante conflicto con su más
encarnizado contrincante, el Imperio Persa en el Este. Por otro lado, continuaba el
creciente ingreso de tribus germánicas por la frontera norte del Imperio. Además,
la burocracia imperial no podía resolver problemas internos como la necesidad de
mayores impuestos para mantener la maquinaria estatal, la creciente inflación,
los conflictos sociales, la decadencia moral y el vacío espiritual y religioso. Para
este tiempo, el movimiento cristiano estaba bien articulado y presentaba la red
social más difundida y contenedora en todo el Imperio Romano. No es extraño,
pues, que la persecución desatada por Diocleciano haya sido la peor de todas.
Los cristianos ponían en vilo la unidad del Imperio al rehusarse a participar
de la religión imperial. No obstante, tres eventos dramáticos señalaron el fin
de la última gran persecución y ayudaron a cambiar la suerte del movimiento
cristiano:64

La huída de Constantino en 306. En 305, Diocleciano abdicó al trono


imperial en el Este y lo mismo hizo Maximiano en el Oeste. Tal como estaba
dispuesto, ocuparon su lugar los césares Galerio y Constancio Cloro. Éstos a
su vez nombraron a nuevos césares: Maximino Daza en el Este y Severo en
el Oeste. Siendo todavía César de Occidente, Constancio Cloro había ido a
Galia y había dejado a su hijo Constantino al cuidado de Diocleciano. Cuando
Galerio ocupó el trono imperial en el Este en el año 305, tomó como rehén a
Constantino con miras a presionar a Constancio y adueñarse de todo el Imperio.
En 306, Constantino decidió escapar de su cautiverio e ir con su padre, que
para entonces ya era el emperador de Occidente. Constantino logró su cometido
y después de cruzar toda Europa llegó por fin a Galia, pero su padre se había
trasladado a Bretaña. Al llegar allí, Constantino se encontró con que su padre
había muerto en York. El ejército de su padre entonces lo proclamó imperator,
es decir, general. Por supuesto, Galerio se opuso a tal designación. El hijo de
Galerio y recién designado césar del Este, Majencio, avanzó con sus tropas y se
adueñó de Roma. El césar de Occidente, Severo, ante el giro inesperado de los
acontecimientos políticos se suicidó. De este modo, Galerio y su hijo Majencio,
ahora controlando Roma, eran el único poder en todo el Este, mientras que
Constantino era el único gobernante en el Oeste, pero también con pretensiones
de adueñarse de todo el Imperio.

El edicto de tolerancia de Galerio en 311. Galerio se estaba muriendo y


tenía un miedo supersticioso a la muerte y al infierno. Lleno de culpa por haber
perseguido a los cristianos y desesperado por la situación política decretó un
edicto que concedía tolerancia a los cristianos a cambio de sus oraciones a Dios.
página 82

64
En el desarrollo de esta cuestión sigo a Foster, The First Advance, 79-80.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

El edicto de 311 dice: “Dado que un gran número de cristianos persiste todavía,
nosotros con nuestra usual misericordia, hemos pensado correcto permitirles
ser nuevamente cristianos, y tener sus reuniones religiosas. De modo que será
deber de los cristianos, a causa de esta tolerancia, orar a Dios por nosotros,
por el Estado, y por mí mismo.”65 En definitiva, al menos en la mitad oriental del
Imperio, los cristianos sobrevivieron y triunfaron.

La batalla por Roma en 312. Constantino partió de Galia con su ejército y


avanzó contra Majencio, que había quedado como el único amo en Italia. La
victoria de Constantino contra sus opositores por la corona imperial en 312
fue el punto decisivo del futuro del cristianismo en todo el Imperio Romano,
especialmente en Occidente. Eusebio de Cesarea dice que Constantino mismo
contaba haber visto, la noche antes de la batalla decisiva en el puente Milvio
sobre el río Tíber, una cruz resplandeciente en el cielo y sobre ella las palabras:
“Con este signo vencerás.” Convencido del poder del Dios de los cristianos, se
hizo hacer un nuevo estandarte en el que aparecían la cruz y las dos primeras
letras del nombre “Cristo” en griego: C y R. Este símbolo se conoce con el nombre
de lábaro de Constantino.

_ El triunfo de Constantino

Con este estandarte al frente de sus tropas, Constantino venció a Majencio, y


con él pretendió salvar a su Imperio de la decadencia en que se encontraba. La
decisión de Constantino fue más política que religiosa. Su necesidad mayor era
lograr la unidad del Imperio, y con gran acierto vio en la fe cristiana la suficiente
vitalidad y fuerza como para lograrlo. La lealtad política al emperador unida a la
lealtad religiosa a una fe como el cristianismo podía resultar en la salvación de su
Imperio. Habiendo fracasado en destruirlo, el Estado romano bajo el emperador
Constantino, reconoció al cristianismo como religión lícita. El cristianismo, que
hasta entonces había sido la religión de una minoría perseguida, pasó a ser la
religión favorecida por el Estado.

Eusebio de Cesarea: “¡Cuán maravilloso es el poder de Cristo, que


llamó a hombres oscuros y sin educación de su oficio de pescadores, y
les hizo legisladores y maestros de la humanidad! ‘Os haré pescadores
de hombres,’ dijo Cristo, ¡y qué bien ha cumplido él la promesa! Él dio
poder a los apóstoles, de modo que lo que recibieron pudiera traducirse a
todos los idiomas, civilizados y bárbaros; y pudiera ser leído y ponderado
por todas las naciones, y la enseñanza pudiera ser recibida como la
revelación de Dios. … Victorioso sobre dioses y héroes, Cristo sólo se
está haciendo reconocer en toda región del mundo, por todos los pueblos,
como el único Hijo de Dios.”66
página 83

65
Citado por Foster en Ibid., 79.
66
Eusebio de Cesarea, Oración en alabanza de Constantino, 17.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

El cambio fue tremendo. De la noche a la mañana los cristianos se vieron


honrados, tenidos en consideración, respetados, consultados y hasta obsequiados
por los altos oficiales del Imperio y el emperador mismo. Constantino se mostró
sumamente favorable al cristianismo y fue muy difícil para los líderes cristianos
percibir su manejo político de esta situación.

Carta de Constantino a Eusebio: “Mucha gente se está uniendo a la


iglesia en la ciudad que es llamada por mi nombre (Constantinopla). El
número de iglesias debe ser aumentado. Te pido que ordenes cincuenta
copias de las Sagradas Escrituras, escritas legiblemente sobre pergamino
por copistas hábiles… tan pronto como sea posible. Tienes autorización
para usar dos carros del gobierno para traerme los libros a los efectos
de verlos. Envía a uno de tus diáconos con ellos, y yo pagaré por ellos
generosamente. Dios te guarde, querido hermano.”67

Para los cristianos, su situación legal dentro del Imperio tuvo un giro total.
Si bien es dudoso que Constantino haya sido un cristiano auténtico, concedió
muchos favores al cristianismo en Occidente. Entre ellos: (1) terminó con las
persecuciones generales con el Edicto de Milán en el año 313; (2) destruyó los
templos paganos; (3) incorporó a cristianos como funcionarios de su gobierno;
(4) eximió a los cristianos del servicio militar; (5) eximió de impuestos a las
iglesias; (6) hizo del día domingo un feriado civil.

Constantino llegó a ser el único emperador del Imperio Romano a partir de


323, después de derrotar a uno de sus opositores, Licinio. En el año 325 hizo
una exhortación general para que todo el pueblo del Imperio se hiciera cristiano.
Esta decisión influyó grandemente en Teodosio el Grande, quien comenzó a
gobernar en 378, y en 380 colocó al cristianismo como religión oficial del Imperio
Romano. El 28 de febrero de 380, en Tesalónica, Teodosio promulgó un edicto,
que decía: “Todos nuestros pueblos deben adherirse a la fe transmitida a los
romanos por el apóstol Pedro y profesada por el pontífice Dámaso y el obispo
Pedro de Alejandría, es decir, reconocer la Santa Trinidad del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo.” El edicto continuaba estableciendo el crimen del sacrilegio,
declaraba infames a quienes desobedecieran esta orden, y añadía: “¡Dios se
vengará de ellos y nosotros también!”68

De perseguidor, el Estado romano pasó a ser el mayor promotor de la fe


cristiana. Ahora la Iglesia tenía que enfrentar otros peligros más graves que la
persecución: la mundanalidad, el mal uso del poder, el relajamiento de las pautas
morales, la corrupción, la pérdida de visión, el relajamiento del celo evangelizador,
el desarrollo de la ideología de cristiandad, y el proceso de institucionalización.
A partir de este tiempo, el cristianismo va a ir transformándose en cristiandad,
mientras la civilización romana se va a ir convirtiendo en civilización cristiana.
página 84

67
Eusebio de Cesarea, Vida de Constantino, 4.36
68
Citado en Daniel-Rops, La Iglesia de los apóstoles y de los mártires (Madrid: Anzos, 1992), 722.
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

El período de las persecuciones y la oposición estatal había pasado, pero la


Iglesia en Occidente paulatinamente se fue institucionalizando como Iglesia del
Imperio, acomodándose a sus valores y finalmente imitándolo en su estructura
de poder. El cristianismo se insertó en la sociedad de una manera tal que,
con todos los cambios que siguieron, jamás se vio seriamente amenazado en
Occidente, hasta los tiempos modernos. Esto abrió las puertas a extraordinarias
oportunidades, pero también a numerosísimos problemas, fundamentalmente
el de la autenticidad de la fe de enormes multitudes cuyas conversiones
frecuentemente eran sólo nominales.

página 85
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

GLOSARIO

adherente: persona que forma parte de es la forma en que las personas perciben
un grupo o sociedad. Los adherentes o la realidad. Es una comprensión general
“temerosos de Dios” (Hch. 13.16) fueron del carácter del universo y del lugar que
personas que simpatizaban con el se ocupa en él.
monoteísmo ético judío y que estuvieron
dispuestos a aceptar el mensaje cristiano. diáspora: dispersión del pueblo judío
El eunuco etíope (Hch. 8.26-39) y el por todas las naciones, ocurrida a partir
centurión (Hch. 10) eran adherentes de la caída de Jerusalén en manos del
judíos. Imperio Neo-Babilónico (586 a.C.), lo
que los llevó al exilio fuera de su tierra,
anagrama: palabra que resulta de la Israel. La dispersión de los judíos ocurrió
transposición de las letras de otra (como en parte como resultado de la guerra y el
amor-Roma) o cuyas letras sirven para exilio, y en parte como resultado de viajes
formar otra palabra o expresión. y el comercio.
arameo: idioma semítico conocido Didaché: documento cristiano conocido
desde el siglo IX a.C. como la lengua también como Doctrina de los doce
de los arameos y más tarde usado apóstoles, que fue redactado entre los
extensamente en el sudoeste de Asia años 80-100. Se presenta como una
como lengua comercial y del gobierno. síntesis moral, litúrgica y disciplinaria,
Fue adoptada como su lengua franca por que es posible haya sido utilizada
varios pueblos no arameos, incluyendo a para la educación cr istiana de los
los judíos después del exilio babilónico. catecúmenos.
Está emparentado con otras lenguas
(siríaco y árabe). Era el idioma que se docetismo: creencia considerada como
hablaba en Palestina en tiempos de herejía por los primeros cristianos porque
Jesús. enseñaba que Cristo sólo parecía tener
un cuerpo humano, y que en realidad él
área cultural: el territorio geográfico no sufrió ni experimentó la muerte sobre
dentro del cual las culturas tienden la cruz. Se la conoce también como
a ser similares en algunos aspectos fantasmismo, por sostener que Cristo era
significativos. Los habitantes del área sólo un espíritu con apariencia humana.
cultural comparten una cultura o pauta
cultural común. epicureísmo: la filosofía de Epicuro,
quien sostenía una ética hedonista, que
catecúmeno: persona que es un nuevo consideraba a la tranquilidad emocional
creyente en la fe cristiana y que se y el estado imper turbable como el
instruye en un cuer po básico de la bien supremo, sostenía que el placer
doctrina cristiana, como candidato para el intelectual era superior a cualquier otro,
bautismo. El término significa literalmente y defendía el renunciamiento a las cosas
“alguien que es enseñado por la palabra temporales a favor de placeres más
de la boca.” permanentes.
civilización: un nivel relativamente alto estoicismo: la filosofía de Zenón (c.
de desarrollo cultural y tecnológico. Es el 300 a.C.), quien sostenía que la persona
estadio de desarrollo cultural en el que sabia debe estar libre de toda pasión,
se logra la escritura y la conservación no conmoverse con alegría o tristeza,
de registros escritos, la domesticación y someterse a la ley natural siendo
de los animales y el establecimiento de indiferente a todo dolor o placer.
un complejo agrario estable.
libación: derramamiento o efusión de
cosmovisión: concepto filosófico vino u otro licor, que hacían los antiguos
o ideológico del mundo, que puede en honor de los dioses o los espíritus
traducirse como “mirada sobre el mundo.” ancestrales.
página 86

Es un concepto abarcador o aprehensión


del mundo, especialmente desde un neoplatonismo: escuela filosófica que
punto de vista específico. La cosmovisión floreció principalmente en Alejandría en
los primeros siglos de la era cristiana
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

GLOSARIO

(siglos III al VI), y cuyas doctrinas eran la armonía de las esferas, creía en la
una renovación de la filosofía platónica metempsicosis (la recurrencia eterna de
bajo la influencia del pensamiento las cosas), y el significado místico de los
oriental, prácticas ascéticas y cierto números.
m i s t i c i s m o. S u r e p r e s e n t a n t e m á s
importante fue Plotino (205-270), nacido prosélito: gentil o pagano (no judío)
en Egipto, discípulo de la escuela de convertido al judaísmo y al que se le
Alejandría, y quien enseñó en Roma permitía adorar en la sinagoga y acatar
una filosofía en la que combinaba las algunas leyes ceremoniales judías. Los
doctrinas antiguas y el cristianismo. prosélitos se sintieron muy atraídos
Plotino quiso modificar el platonismo por la temprana prédica del evangelio
para ajustarlo al aristotelismo, post- cristiano, que comenzó en las sinagogas
aristotelismo y conceptos orientales. Él (Hch. 2.11).
concebía el mundo como una emanación reliquia: parte del cuerpo de un santo u
de un ser invisible y absoluto, con quien objeto que le perteneció o sirvió para su
el alma es capaz de reunirse en trance o martirio, que se conserva piadosamente y
éxtasis. Sus lecciones se recopilaron en al que se presta veneración. Generalmente
las Enneadas. se atribuyen a las reliquias poderes
pagano: palabra utilizada originalmente milagrosos.
por los cristianos para referirse a los Sabbath: el día de la semana cuando
pueblos politeístas antiguos y, por las personas son llamadas a descansar
extensión, a todos los pueblos politeístas, de sus labores y a pensar en Dios, así
no convertidos al cristianismo, o que no como Dios descansó “el día séptimo”
profesan una fe verdadera, así como de de la creación. Esta práctica asegura
lo que se relaciona con ellos o sus dioses. un ritmo de actividad y recreación en la
Hoy tiende a referirse a una persona que vida. Los judíos observan el día sábado
no es cristiana, judía o musulmana, o a como su sabbath, desde el atardecer del
una persona que es irreligiosa o que se viernes hasta el atardecer del sábado. Los
adhiere a alguna forma reavivada de una cristianos hacen lo propio el día domingo,
religión antigua. si bien de manera menos rigurosa.
peripatéticos: los seguidores de la Septuaginta: traducción griega del
filosofía de Aristóteles o adherentes del Antiguo Testamento hebreo, hecha por
aristotelismo. La palabra significa “los unos setenta ancianos en Alejandría
que caminan para arriba y para abajo,” y (Egipto), en tiempos del rey Ptolomeo II
hace referencia al método de Aristóteles Filadelfo, rey de Egipto de 285 a 246 a.C.
de enseñar mientras caminaba. Fue la Biblia de los primeros cristianos.
periplo: viaje de circunnavegación de los Upanishad: una de las clases de tratados
antiguos marinos. védicos (Vedas) que trata con amplios
pitagóricos: los seguidores de la filosofía problemas filosóficos.
de Pitágoras, quien desarrolló ciertos
principios básicos de matemáticas y
astronomía, dio origen a la doctrina de
página 87
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

SINOPSIS CRONOLÓGICA

27 a.C. - 14 d.C. Augusto


4 a.C. Nacimiento de Jesús
14-37 Tiberio
30 Crucifixión de Jesús; Pentecostés
35 Martirio de Esteban; conversión de Pablo
37-41 Calígula
46 Pablo comienza sus viajes misioneros
48 Concilio de Jerusalén
41-54 Claudio
57 Pablo escribe su Carta a los Romanos
54-68 Nerón
64 Incendio de Roma; Nerón lanza persecuciones
65 Pedro y Pablo son ejecutados
66 Cristianos de Jerusalén huyen a Pela
68-69 Galba
69 Otón
69 Vitelio
70 Caída y destrucción de Jerusalén por Tito Vespasiano
69-79 Vespasiano
79-81 Tito
81-96 Domiciano
86 Domiciano termina el Coliseo de Roma
96-98 Narva
98-117 Trajano
110 Martirio de Ignacio de Antioquía
112 Plinio escribe a Trajano
117-138 Adriano
138-161 Antonino Pío
140 Marción comienza a enseñar
140 Valentino comienza a enseñar
150 Justino Mártir dedica su Apología primera
154 Policarpo en Roma
página 88

156 Martirio de Policarpo


160 Marción y Valentino dejan de enseñar
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

SINOPSIS CRONOLÓGICA

160 Melitón de Sardis


161-180 Marco Aurelio
172 Comienza montanismo
175 Celso ataca al cristianismo
177 Mártires de Lión (Francia)
178 Ireneo, obispo de Lión (Francia)
180 Panteno dirige la escuela catequética de Alejandría
180 Ireneo escribe Contra herejías
180 Clemente de Alejandría
180-192 Cómodo
195 Controversia sobre la Pascua, en Roma
195 Conversión de Tertuliano
202 Clemente deja Alejandría
202 Martirios en Cartago
203 Orígenes dirige la escuela catequética de Alejandría
193-211 Septimio Severo
210 Hipólito en Roma
211-212 Caracalla
215 Orígenes deja Alejandría
216 Nacimiento de Mani
218 Calixto, obispo de Roma
222 Calixto muere
222-235 Alejandro Severo
230 Primeros edificios eclesiásticos
236 Fabiano, obispo de Roma
248 Cipriano, obispo de Cartago
248 Roma cumple mil años de su fundación
249-251 Decio
250 Persecución bajo Decio
250 Fabiano muere
251 Cornelio, obispo de Roma
253 Cornelio muere
página 89

253-260 Valeriano
254 Esteban, obispo de Roma
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

SINOPSIS CRONOLÓGICA

254 Orígenes muere


256 Cae Dura Europos
257 Persecución bajo Valeriano
258 Cipriano muere
260-268 Galieno
261 Galieno pone fin a la persecución
270 Antonio va al desierto
277 Muerte de Mani
284-305 Diocleciano
284 Diocleciano instituye la Tetrarquía
285-305 Maximiano
292-306 Constancio Cloro en el poder
292-311 Galerio en el poder
298 Cristianos son forzados a renunciar al ejército
303 Persecución bajo Diocleciano
305 Abdicación de Diocleciano y Maximiano
305 Constancio y Galerio como emperadores
306 Muere Constancio y huída de Constantino
306 Persecución en el este solamente
305-313 Maximino Daza
306-337 Constantino
306-312 Majencio
309 Concilio de Elvira
311 Edicto de tolerancia de Galerio
312 Batalla del Puente Milvio: “conversión” de Constantino
312 Comienza el cisma donatista
313 Edicto de Milán
313 Eusebio, obispo de Cesarea
323 Eusebio completa su Historia eclesiástica
página 90
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

CUESTIONARIOS DE REPASO

Preguntas sobre el material básico caso, menciona: ¿quién estaba viajando?,


(para los niveles 1, 2 y 3): ¿hacia dónde se dirigía?, ¿por qué medio
piensas que estaba viajando? 3. ¿Por
1. ¿Cuál es el mandato de Jesús con el qué no fue necesario para los judeo-
que terminan los cuatro Evangelios? 2. cristianos del primer siglo aprender los
¿Por qué razón Palestina fue un lugar idiomas de los países a los que iban como
adecuado para el comienzo de una misioneros? 4. Menciona los nombres de
religión que debía esparcirse “a todo los propietarios en cuyas casas se reunía
el mundo”? 3. Menciona tres factores la iglesia, en los siguientes lugares:
que contribuyeron a la expansión del Filipos (Hch. 16.40), Corinto (Hch. 18.7),
cr istianismo. 4. ¿Por qué razón la Roma (Ro. 16.5, 14, 15), Éfeso (1 Co.
situación geográfica de Palestina ha 16.19). 5. Describe y explica el Anagrama
sido siempre peligrosa? 5. ¿Cuál fue de Tertuliano.
la “Biblia” de los primeros cristianos?
¿En qué idioma estaba escr ita? 6.
Menciona una o dos razones por las que
en el Imperio Romano los que estaban Tareas avanzadas (para el nivel 3):
insatisfechos con su religión pagana Lee Baker, Compendio de la historia
aceptaban el judaísmo. 7. Menciona cristiana, 7-28, y responde a las siguientes
las razones por las que consideramos preguntas:
a Pablo un prototipo de su época. 8.
¿Qué tres grandes acontecimientos en 1. Señala algunos aspectos (no menos
la historia del cristianismo del Nuevo de tres) de la influencia griega sobre el
Testamento ocurrieron en una casa de cristianismo.
Jerusalén? 9. Describe con tus palabras 2. Señala algunos aspectos (no menos
cómo era el bautismo que practicaba de tres) de la influencia romana sobre el
la iglesia primitiva. 10. Menciona tres cristianismo.
etapas de la misión apostólica según el
libro de los Hechos. 11. Lee Hechos 18 3. Señala algunos aspectos (no menos
y menciona a una pareja de misioneros de tres) de la influencia hebrea sobre el
itinerantes que allí se nombra. 12. ¿Cómo cristianismo.
estaba organizada la iglesia cristiana
4. Analiza el antagonismo intelectual
primitiva? 13. Describe la oposición
hacia el cristianismo entre los años 100
popular al cristianismo. 14. ¿Cuáles
al 325, señalando: atacantes, apologistas
fueron los efectos sobre el cristianismo
(¿quiénes eran?) y los resultados.
de la persecución desatada por el
emperador Diocleciano? 15. Menciona las
circunstancias en las que el emperador
Constantino se decidió en favor del
cristianismo. 16. Menciona los favores que
Constantino concedió al cristianismo.

Tareas suplementarias (para los niveles


2 y 3):
1. Nombra los continentes en los que se
encontraban cada uno de los siguientes
imperios: Babilonia, Egipto, Grecia,
Roma. 2. Lee los pasajes siguientes: Mt.
21.1-11; Hch. 8.26-31; Hch. 9.1-8. En cada
página 91
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

TRABAJOS PRÁCTICOS

TAREA 1: Referencias al cristianismo en autores clásicos.


Lee y responde:

“Pomponia Graecina, una mujer de alto rango (la esposa de Aulus Plautius, a quien,
como he mencionado, se le ofreció una ovación por su campaña en Bretaña), fue acusada
de una superstición foránea, y fue pasada a su esposo para que la juzgara. Él siguió el
procedimiento antiguo de escuchar su caso, que tenía que ver con la situación legal de
su esposa y su honor, en presencia de miembros de la familia, y la declaró inocente. La
larga vida de Pomponia se tornó en una tristeza inquebrantable, porque después de la
muerte de Julia, la hija de Drusus, vivió cuarenta años con ropas de luto con sólo dolor
en su corazón. Esto hizo que pudiera escapar al castigo durante el reino de Claudio, y de
allí en más contribuyó a su gloria.”

Tácito (c. 60 - c. 120) en Los anales (13.32), sobre el juicio de Pomponia Graecina (57).

- Explica con tus palabras cuál puede haber sido la “superstición foránea” de la que era
acusada Pomponia Graecina.

TAREA 2: La persecución en Viena y Lión en Galia (177).


“La grandeza de la tribulación en esta región, y la furia de los paganos contra los santos,
y los sufrimientos de los benditos testigos, no podemos narrarlos con precisión, ni siquiera
pueden ellos ser realmente registrados. Porque con todo su poder el adversario cayó sobre
nosotros, dándonos un anticipo de su actividad desenfrenada en su futura venida. Se
esforzó en toda manera en entrenar y ejercitar a sus siervos contra los siervos de Dios,
no sólo expulsándonos de casas y baños y mercados, sino prohibiendo a cualquiera de
nosotros ser visto en cualquier lugar que sea. . . . Pero aquellos que eran dignos fueron
apresados día por día, completando su número, de modo que todas las personas celosas,
y aquellos a través de quienes especialmente nuestros asuntos se habían establecido,
fueron reunidas de las dos iglesias. Y algunos de nuestros siervos paganos también
fueron apresados, ya que el gobernador había ordenado que todos nosotros debíamos
ser examinados públicamente. Éstos, siendo engañados por Satanás, y temiendo para
ellos las torturas que habían visto a los santos soportar, y siendo también urgidos por
los soldados, nos acusaron falsamente . . . de acciones de las que no sólo no nos está
permitido hablar o pensar, sino que no podemos creer que hayan sido hechas jamás por
los hombres. Cuando se informaron estas acusaciones, todo el pueblo rugió como bestias
salvajes en contra nuestra, de modo que incluso si alguien antes había sido moderado
en base a amistad, ahora estaban sumamente furiosos y rechinaban sus dientes contra
nosotros. Entonces finalmente los santos testigos soportaron sufrimientos más allá de
toda descripción.”
Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 5.4, 5, 14-16.

- Según el relato de los sobrevivientes de las persecuciones contra las congregaciones


de Viena y Lión ¿qué lugar jugó Satanás en tratar de silenciar el testimonio cristiano en
aquella región de Galia?
página 92
E l cri sti a n i s mo e n el I mp erio R o mano

TRABAJOS PRÁCTICOS

- A la luz de este testimonio histórico, ¿cuál es el arma preferida del diablo para silenciar
a la Iglesia?

- ¿Cuál es tu propia evaluación de la obra demoníaca hoy en tu contexto en términos de


detener el avance del testimonio cristiano?

TAREA 3: ¿Era cristiano Constantino?

Los autores de historia del cristianismo no coinciden en sus opiniones acerca de si


Constantino era auténticamente cristiano o no.

Lee algunos de los siguientes juicios y saca tu propia conclusión:

Baker, Compendio de historia cristiana, 27-28, 59; González, Historia del cristianismo,
1:136-139; Latourette, Historia del cristianismo, 1:131-133; Muirhead, Historia del
cristianismo, 1:137-142; Walker, Historia de la iglesia cristiana, 110-114, 119.

DISCUSIÓN GRUPAL

1. Leer Latourette, Historia del cristianismo, 1:31-37, y discutir las diferentes interpretaciones
que se han hecho sobre la ubicación del cristianismo en la historia. Discutir los dos últimos
párrafos de la p. 37, extrayendo conclusiones para compartir en un plenario de la clase.

2. Responder a las siguientes preguntas: ¿Por qué razones el idioma griego fue útil para la
comunicación del evangelio cristiano? ¿Qué idioma moderno es el más útil para comunicar
el evangelio hoy en todo el mundo? Dar razones. ¿Es el castellano un idioma adecuado
para la comunicación del evangelio?

LECTURAS RECOMENDADAS

Bainton, La iglesia de nuestros padres, 7-25; 30-42.


Baker, Compendio de la historia cristiana, 5-30.
González, Historia del cristianismo, 1:21-76; 103-144.
Latourette, Historia del cristianismo, 1:1 1-60; 101-116; 118-133; 146-150; 155-164; 245-
273.
Muirhead, Historia del cristianismo, 1:17-84; 97-134.
Vos, Breve historia de la Iglesia cristiana, 9-21; 28-35.
página 93

Walker, Historia de la iglesia cristiana, 1-52; 83-114.


UNIDAD 2

El
cristianismo
más alla del imperio
romano

INTRODUCCIÓN
Hacia fines del segundo siglo el cristianismo se
había difundido por casi todo el mundo mediterráneo.
Se encontraba bien establecido en el norte de África,
en Galia y en España. Es probable que para esta
época haya alcanzado las Islas Británicas. Hacia
el sudoeste, se estaba esparciendo a lo largo de
las márgenes africana y árabe del mar Rojo. Hacia
el este del Imperio había conquistado la pequeña
ciudad-estado de Edesa, y desde allí se estaba
extendiendo hacia el norte llegando a Armenia,
y hacia el este iba penetrando en Persia, y aun
más allá dirigiéndose hacia el Asia Central. En
este tiempo, Tertuliano de Cartago, decía: “Somos
apenas de ayer, y hemos llenado todo lugar entre
vosotros—ciudades, islas, for talezas, pueblos,
mercados, y los mismos campamentos, tribus,
compañías, palacio, Senado, Foro—no os hemos
dejado nada sino los templos de vuestros dioses.”1
Para fines del siglo tercero, el cristianismo se había

1
Tertuliano de Cartago, Apología, 37.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

establecido fuertemente en muchas partes del Imperio Romano a pesar de la


persecución y seguía avanzando firmemente fuera del mismo, especialmente
en Mesopotamia. Para comienzos del siglo IV, estaba ganando a Etiopía, donde
desde el rey hasta el último vasallo confesaban la fe de Cristo.

Hacia el año 350, la expansión del cristianismo resultaba notable. Primero,


el cristianismo era todavía una religión predominantemente “oriental,” ya que su
fuerza más grande en este tiempo estaba en Armenia (fuera del Imperio Romano),
en Asia Menor, y en el extremo oriental de Europa en la nueva capital del Imperio:
Constantinopla. Generalmente, se concibe al cristianismo como una religión
europea y casi exclusivamente occidental. La historia no apoya este concepto.
Por supuesto, el cristianismo era muy fuerte en el mundo mediterráneo y allí
habría de avanzar a pasos agigantados, especialmente a partir del momento
en que comenzó a contar con el favor imperial. Pero no debemos pasar por alto
el hecho del floreciente desarrollo del cristianismo en la frontera oriental del
Imperio y más allá de ella.

Segundo, en África, además de los puntos fuertes del litoral norteño, en


Numidia, Cirenaica y el delta y valle del río Nilo, el cristianismo iba penetrando
paulatinamente por las riberas del mar Rojo hasta entrar y conquistar Abisinia
en este período. El desarrollo del cristianismo en el norte de África fue muy
significativo, ya que de allí salieron algunos de los teólogos cristianos más
destacados de este período (Tertuliano de Cartago, Cipriano de Cartago, Agustín
de Hipona).

MAPA 4 - LA EXPANSIÓN DEL CRISTIANISMO HACIA EL AÑO 350


página 96
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

Tercero, el progreso del cristianismo a través de Asia continuó sin pausa.


En Persia, donde hacia mediados del siglo IV comenzó a sufrir una severa
persecución; a lo largo de las márgenes árabe y persa del golfo Pérsico; y desde
aquí por mar hasta la India (alrededor del 295). Una embajada romana enviada
por el emperador Constancio en 354 se encontró con una comunidad cristiana
en el sudoeste de la India. La tradición oral, en la Iglesia Siríaca Antigua, que
todavía hoy sobrevive en esta región, habla de la llegada de cristianos allá por el
año 345 provenientes de Persia (presumiblemente huyendo de la persecución).
Es probable que el cristianismo haya llegado hasta la India o por lo menos a su
frontera noroeste por vía terrestre. En el Concilio de Nicea en 325, un obispo
se autotituló como “Juan de la Gran India y Persia.” Más tarde, el cristianismo
penetró más profundamente en Asia Central, llegando a convertir y civilizar a
los pueblos nómadas del Turquestán alrededor del año 500.

EL PRIMER REINO CRISTIANO: EDESA

_ La conversión de Edesa

El libro de los Hechos nos dice que el día de Pentecostés la predicación de


Pedro y los demás apóstoles fue oída por “partos, medos y elamitas; habitantes
de Mesopotamia” (Hch. 2.9), es decir, habitantes de la región al este de Palestina.
La ruta que llevaba a estos territorios pasaba por la ciudad siria de Antioquía.
Esta ciudad fue, desde muy temprano (Hch. 11.19-21) un centro muy importante
de cristianismo helenista. De hecho, fue allí que “a los discípulos se les llamó
‘cristianos’ por primera vez” (Hch. 11.26). Por ser una metrópolis comercial
con una ubicación tan estratégica, no es extraño que desde allí el movimiento
cristiano se haya expandido en varias direcciones. Desde Antioquía, donde
comenzó Pablo su misión hacia Occidente, comenzó también la expansión
hacia Oriente. Desde fines del siglo I, cristianos de lengua aramea de Palestina
predicaron a las comunidades judías de una región denominada Osroene. Esta
corriente misionera se conoce como la misión palestinense. Fue el judío Tobías
quien recibió a Addai, el primer misionero judeo-cristiano en esa región.

La primera ciudad en ser alcanzada fue Edesa (200 kilómetros al este


de Antioquía), capital de un pequeño reino independiente (Osroene),
estratégicamente ubicada sobre las rutas principales de comunicación entre
Oriente y Occidente. Aquí había también una importante comunidad judía, que
proveía de una buena base para el inicio del testimonio cristiano. Fue esta ciudad
la primera en ver a su rey convertido y al cristianismo constituido en religión
oficial, cerca del año 200. De este modo, Edesa se transformó en el centro más
importante para la difusión del movimiento cristiano de habla siríaca, lengua
muy cercana al arameo.

El testimonio de Eusebio, quien visitó la ciudad en 320, agrega una información


página 97

curiosa. Dice Eusebio que en Edesa encontró un documento conocido como


Crónica de Addai, que según él contenía la correspondencia mantenida entre el
rey de la ciudad, Abgar, con nadie menos que Jesús. Según estos documentos,
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

el rey invitó a Jesús a ir a Edesa, para que lo curara de una enfermedad que
padecía. Jesús le respondió que no podía ir, pero que enviaría a uno de sus
discípulos.

Eusebio dice que después de la ascensión de Jesús, el apóstol Tomás “envió


a Tadeo (Addai en siríaco), uno de los setenta,” a Edesa. Tadeo curó a Abgar
y a “muchos otros en la ciudad, hizo obras maravillosas y predicó la palabra
de Dios.”2 La pregunta que surge es si lo que relata Eusebio es históricamente
verificable y cierto. Eusebio así lo creía, pero quizás estaba equivocado. La
arqueología ha encontrado una moneda con la esfinge del rey Abgar de Edesa,
con una cruz en su corona. Pero no es el Abgar de tiempos de Jesús, sino Abgar
VIII ó IX (179-216), y la moneda fue acuñada entre 180-192. Como ocurría con
frecuencia en la antigüedad, los compiladores de la historia tomaron un hecho
real y lo remontaron a los días de Jesús para darle lustre.

Es muy probable que el primer rey cristiano de Edesa haya sido Abgar IX. Su
nombre aparece en la Crónica de Edesa, pero allí no dice que haya sido cristiano.
Julio Africano, quien vivió en la corte de Abgar antes del 216, dice que este rey
era un “hombre consagrado” (¿cristiano?). El Libro de las leyes de las tierras,
escrito antes del 250 por un discípulo de Bardaisanes, dice explícitamente que
el rey Abgar se hizo cristiano.

De todos modos, parece razonable pensar que para fines del primer siglo
algunos cristianos arameos ya habían llegado de Palestina a Osroene y que
predicaron a las comunidades judías en la región. Una indicación de esto es
el hecho de que fue un judío, Tobías, quien recibió a Addai.3 Otro elemento a
tomar en cuenta es que los cristianos de Osroene celebraban la Pascua como
lo hacían los cristianos palestinenses y no como los de Asia.4

_ La contribución de Edesa

El reino de Edesa (Osroene) fue “primero” también en varias cosas más. Por un
lado, tuvo el primer templo cristiano que recuerde la historia. Gracias al favor real,
los cristianos de esta ciudad pudieron tener su templo junto al palacio, cuando
no había templos en el Imperio Romano. En el año 201 hubo una inundación, y
los registros indican que “Abgar, el rey, se paró sobre la torre, llamada la Torre
Persa, y observó las aguas con la luz de las antorchas. Las aguas rompían contra
la muralla occidental de la ciudad, entraban a la ciudad, y derribaban el grande
y hermoso palacio del rey. . . . Y las aguas destrozaron el templo de la iglesia de
los cristianos.”5 De este modo, Osroene fue probablemente el primer reino en el
que se levantaron edificios destinados específicamente al culto cristiano.

2
Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 1.13.1-22.
página 98

3
Ibid., 1.13.11.
4
Ibid., 5.25.4.
5
Citado en Foster, The First Advance, 85.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

Además, en esta ciudad se hizo la primera traducción de los Evangelios del


griego al siríaco, el idioma que se hablaba por aquel entonces en Mesopotamia.
A partir del segundo siglo se hicieron traducciones del griego al siríaco, siendo
posiblemente el Nuevo Testamento la primera de estas traducciones, bastante
antes del año 200. El siríaco es importante porque se transformó en el idioma
eclesiástico del avance cristiano oriental, y fue llevado, en las Escrituras y la
liturgia, a través de Asia hasta el mar de la China.

Una tercera contribución pionera de Edesa fue su énfasis en un cristianismo


ascético, especialmente a partir del siglo III. El cristianismo siríaco que se
desarrolló allí puso un fuerte énfasis sobre la ascesis. Los Hechos de Tomás
hablan de los convertidos renunciando al matrimonio. Las iglesias estaban
compuestas mayormente por ascetas y se caracterizaban por un ejercicio
intensivo de los dones del Espíritu y la proclamación del evangelio. La práctica
de la castidad estaba muy difundida.

Edesa fue también un centro de expansión del testimonio cristiano y de


producción de literatura cristiana en lengua siríaca. En Edesa se formó lo que
se conoce como el “ciclo de Tomás” (así como en Frigia oriental se desarrolló
el ciclo de Felipe o en Asia Menor el ciclo de Juan), que significa la producción
de una serie de tradiciones históricas y literarias ligadas al apóstol Tomás y su
ministerio. Allí surgen varias obras asociadas a Tomás, como Hechos de Tomás
(siglo III), Salmos de Tomás (composiciones judeo-cristianas del siglo II, que
más tarde fueron adoptadas por los maniqueos), Evangelio de Tomás (hallado
en Nag Hammadi, pero relacionado con el medio judeo-cristiano de Edesa, a
mediados del siglo II). Otra obra importante del cristianismo primitivo oriental es
Odas de Salomón, un escrito de carácter judeo-cristiano, de orientación esenia,
probablemente de fines del siglo I. También se destacan el Evangelio de la
verdad (una homilía litúrgica) y el Canto de la perla, preservada en los Hechos
de Tomás.

Edesa también produjo algunos personajes cristianos de renombre. Uno de


ellos fue Taciano (c. 170), quien nació en Mesopotamia, de lengua siríaca, tuvo
una buena educación, y quien fue al Oeste buscando una religión que le diera
satisfacción. Probó muchas de las religiones que se practicaban en el Imperio
Romano, hasta el año 150 cuando se convirtió a la fe cristiana en Roma. Fue
discípulo de Justino Mártir y autor de obras importantes. Su Discurso a los griegos
es una reacción contra la civilización greco-romana. En ella Taciano expresa su
gratitud personal por su liberación de los dioses del politeísmo pagano. También
es el autor de una obra perdida titulada Diatessaron (“a través de cuatro”), que
fue probablemente la primera armonía de los Evangelios en ser escrita y que
tuvo una gran influencia en el cristianismo siríaco. Su testimonio personal de
conversión exalta el poder de las Escrituras y su valor por sobre los escritos
griegos, que antes habían concentrado su devoción.

Taciano: “Y, mientras estaba prestando mi más sincera atención al


asunto, di con ciertos escritos bárbaros, demasiado viejos para ser
comparados con las opiniones de los griegos, y demasiado divinos para
página 99

ser comparados con sus errores; y fui guiado a depositar fe en éstos por
la sencillez sincera del lenguaje, el carácter no artificial de los escritores,
el pre-conocimiento manifiesto de eventos futuros, la calidad excelente de
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

los preceptos, y la declaración del gobierno del universo como centrado


en un solo Ser. Y, al ser mi alma enseñada por Dios, llegué a entender
que la clase anterior de escritos llevaba a la condenación, pero que éstos
pondían fin a la esclavitud que está en el mundo, y nos rescatan de la
multiplicidad de potestades y de diez mil tiranos, mientras que nos dan,
no realmente lo que antes no habíamos recibido, sino lo que habíamos
recibido pero por el error no podíamos retener.”6

Bardaisanes (154-222) fue otro nativo destacado de Edesa. Perteneció a una


familia noble de esa ciudad y estuvo ligado a la corte. Julio Africano nos informa
que fue un arquero diestro, y que escribía muy bien en griego y siríaco. Se convirtió
en 179 y fue conocido como un hombre de pensamiento independiente, poeta y
primer himnólogo en lengua siríaca. Según Efraín, Bardaisanes compuso muchos
himnos (madrase), que eran una especie de lecciones líricas con un refrán. Estas
composiciones se cantaban de manera antifonal. Así, pues, Bardaisanes merece
un lugar importante como pionero en la historia de la música litúrgica.

Bardaisanes se destacó también en la literatura. En este sentido, es muy


elogiado por Eusebio. Un discípulo suyo registró su enseñanza en una obra
titulada En cuanto al destino, escrita en forma de preguntas y respuestas. También
se atribuye a Bardaisanes el poema El himno del alma conocido también como
El canto de la perla. En El libro de las leyes de diversos países, algunos de sus
discípulos registraron sus enseñanzas, en las que se pone en evidencia el amplio
conocimiento de Bardaisanes. Lamentablemente, de sus numerosos escritos sólo
se conservan unos pocos fragmentos. Sus observaciones nos ofrecen un cuadro
de la situación del cristianismo en todo el mundo conocido de sus días.

Bardaisanes: “¿Y qué diremos de la nueva raza de nosotros los cristianos,


a quienes Cristo en su venida plantó en cada país y en toda región?
Porque, he aquí, dondequiera que estamos, todos somos llamados por
el único nombre de Cristo: cristianos. En cierto día, el primero de la
semana, nos congregamos juntos, y en los días de las lecturas [?] nos
abstenemos de tomar alimento. Los hermanos que están en Galia no
toman a varones por esposas, ni los que están en Partia dos esposas;
tampoco se circuncidan aquellos que están en Judea; ni nuestras
hermanas que están entre los Geli se unen a extraños; como tampoco
aquellos hermanos que están en Persia toman a sus hijas por esposas; ni
los que están en Media abandonan a sus muertos, o los entierran vivos, o
los entregan como comida a los perros; ni los que están en Edesa matan
a sus esposas o a sus hermanas cuando cometen impureza, sino que se
alejan de ellas, y las entregan al juicio de Dios; ni los que están en Hatra
apedrean a los ladrones a muerte; sino que, dondequiera que están, y en
cualquier lugar en que se encuentren, las leyes de los diversos países no
les impiden obedecer la ley de su Soberano, Cristo; ni siquiera el Destino
de los Gobernadores celestiales los mueva a hacer uso de cosas que
ellos consideran como impuras.”7

6
Taciano, Discurso a los griegos, 29.
página 100

7
Bardaisanes, El libro de las leyes de diversos países, citado en John W. Coakley y Andrea Sterk, eds.,
Readings in World Christian History, vol. 1: Earliest Christianity to 1453 (Maryknoll, N.Y.: Orbis
Books, 2004), 84.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

Es difícil precisar la posición doctrinal de Bardaisanes. Por un lado, luchó


contra la herejía. Eusebio dice que escribió contra Marción. Pero por otro lado,
se lo acusó de ser discípulo de Valentino (gnóstico) y de practicar la astrología.
Parece evidente que Bardaisanes profesaba una especie de judeo-cristianismo
gnóstico, pero no está tan claro si su gnosticismo era dualista o meramente una
manera de pensar algo anticuada. Lo segundo parece ser más probable.

LA PRIMERA NACIÓN CRISTIANA: ARMENIA

Las tradiciones más antiguas atribuyen un origen apostólico al movimiento


cristiano en Armenia. Se habla del apóstol Tadeo y se dice que ministró en este
país al oeste del mar Caspio por unos ocho años (35-43). De igual modo, se
dice que el apóstol Bartolomé predicó allí por unos dieciséis años (44-60). No
obstante, estas tradiciones carecen de todo fundamento histórico.

_ La conversión de Armenia

Armenia estaba al este del Imperio Romano, pero más al norte que Edesa.
El historiador griego Sozómenos, en su Historia eclesiástica, escrita allá por el
año 450, dice: “Los armenios, tengo entendido, fueron los primeros en aceptar
la fe cristiana como nación.”8 Según Eusebio, Armenia se hizo cristiana hacia el
311, cuando el emperador Maximiano les declaró la guerra por esa razón. Dice
Eusebio: “Además de esto, el tirano (Maximiano) tuvo que hacer frente a una
guerra contra los armenios, gente que desde una fecha muy temprana habían
sido amigos y aliados de los romanos. Como ellos eran también cristianos y
celosos en su piedad hacia la Deidad, el enemigo de Dios (Maximiano) había
intentado forzarlos a sacrificar a los ídolos y a los demonios, haciendo con esto
que de amigos se tornaran en contrincantes y de aliados en enemigos.”9

Sabemos que hubo persecuciones contra los cristianos en Armenia desde


comienzos del siglo II, pero fue recién hacia el año 301 (según la tradición
armenia), que el cristianismo se convirtió en religión dominante en Armenia.
Este país fue así el primer Estado del mundo en proclamar al cristianismo como
religión oficial. Armenia se encontraba entre el Imperio Persa hacia el Este y
el Imperio Romano hacia el Oeste. Debido a esta situación y su necesidad de
protección frente a los avances de uno y otro imperio, su política fue pendular.
No obstante, los armenios mostraron más acercamiento hacia los romanos que
hacia los persas.
página 101

8
Sozómenos, Historia de la iglesia, 2.8.
9
Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 9.8.2.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

_ El apóstol de Armenia

El promotor de la conversión de Armenia fue el hijo de un noble armenio, que


fue educado como cristiano en Capadocia (Asia Menor), donde los cristianos
eran mayoría hacia el siglo III. Este varón recibió el nombre latino de Gregorio
y llegó a ser conocido como Gregorio el Iluminador (240-332), el apóstol de
Armenia.

En 224, los persas sasánidas se apoderaron de Partia y comenzaron a


amenazar a Armenia. Cuando el rey armenio Cosroes (de la dinastía de los
arsácidas de origen parto) procuró aliarse con Roma, los persas mandaron a un
noble armenio y pariente suyo, Anak, a matar al rey. El complot fue descubierto
y Anak fue ejecutado con toda su familia, excepto un niño, que fue llevado a
territorio romano en Asia Menor (Cesarea de Capadocia). Este niño era Gregorio.
Más tarde, los persas sasánidas invadieron Armenia y apresaron a la familia real,
excepto a un hijo de Cosroes, Tirdat (o Tiridates), que logró escapar al Imperio
Romano. El emperador Valeriano atacó a los persas en defensa de los armenios,
pero los persas lo derrotaron e hicieron prisionero, sometiendo a Armenia a su
dominio. En territorio romano, Tiridates llegó a ser un soldado distinguido en el
ejército de Diocleciano. En 287, con la ayuda de Diocleciano, Tiridates recuperó
el trono de su padre y reestableció la independencia armenia.

Muchos refugiados volvieron a su patria, entre ellos Gregorio, quien debido


a su muy buena educación llegó a ser oficial de confianza de Tiridates. No
obstante, con el tiempo Gregorio tuvo problemas con el rey en razón de que
rechazaba su paganismo, porque él era cristiano. El rey finalmente lo arrestó,
lo encarceló, torturó y lo tuvo por quince años en una mazmorra. Más tarde lo
condenó a muerte, cuando se enteró que Gregorio era hijo del hombre que quiso
asesinar a su padre. Pero Tiridates cayó enfermo de licantropía. Una esclava
cristiana y la hermana del rey exhortaron a Tiridates a buscar la ayuda de Dios,
y le dijeron: “Sólo Gregorio tiene la medicina para todos los males del país.”
Gregorio fue llevado ante el rey, oró por su sanidad, Tiridates se sanó y proclamó
al cristianismo como religión oficial del Estado. El cronista armenio del siglo V,
conocido como Agathangelos, recuerda estos episodios, en estos términos:

Agathangelos (c. 450): “Ahora, cuando todos ellos se habían reunido en


el lugar de adoración de la casa de Dios, el bendito Gregorio comenzó
a hablar, diciendo: ‘Doblen las rodillas, todos, para que el Señor pueda
efectuar la sanidad de sus tormentos.’ Todos ellos doblaron las rodillas
a Dios, y el bendito Gregorio con oraciones y súplicas fervientes imploró
con lágrimas por la sanidad del rey. Y el rey, mientras estaba de pie entre
el pueblo con la apariencia de un cerdo, de pronto tembló y echó de su
cuerpo la piel como de cerdo con sus dientes como colmillos y rostro como
con hocico, y se quitó la piel con su pelo como de cerdo. Su rostro volvió
a su propia forma y su cuerpo se tornó suave y joven como el de un niño
recién nacido; fue completamente sanado en todos sus miembros.

De manera similar, todas las personas que se habían reunido en grandes


página 102

números fueron curadas de la aflicción de cada uno: algunos habían sido leprosos,
otros paralíticos, tullidos, hidrópicos, poseídos, quienes sufrían de gusanos o
gota. De esta manera Cristo en su misericordia abrió su gracia sanadora
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

todopoderosa, y sanó a todos a través de Gregorio; aquellos afligidos fueron


curados de toda enfermedad. Así también se abrió la fuente del conocimiento de
Cristo y ésta llenó los oídos de todos con la verdadera enseñanza de Dios.”10

_ El cristianismo en Armenia

Pronto surgió un movimiento de pueblos, que resultó en la conversión masiva


de casi todo el reino. En pocos meses, el culto pagano casi desapareció y el
cristianismo se estableció en todas partes. Por toda Armenia se destruyeron los
ídolos, los templos fueron limpiados y consagrados como iglesias cristianas, y
muchos sacerdotes y sus hijos se incorporaron al clero cristiano. Esto último
hizo que en Armenia el sacerdocio cristiano se hiciera hereditario, como lo había
sido el pagano. Gregorio, que hasta entonces no estaba ordenado al ministerio
cristiano, fue consagrado primer obispo de Armenia en el año 302 por Leoncio,
arzobispo de Cesarea de Capadocia, y llegó a ser conocido como el “Iluminador”.
El propio rey armenio, Tiridates, se convirtió y fue bautizado en enero del año
303. Gregorio gobernó la Iglesia Armenia durante un cuarto de siglo, haciendo
todo lo posible por darle una organización sólida y completa.

Arzobispo Maghakia Ormanian: “Creó cerca de cuatrocientas diócesis


episcopales y archiepiscopales para el gobierno espiritual de Armenia y de
los países circundantes. Presidió la conversión de Georgia, de la Albania
Caspiana y de la Atropatena, donde envió dirigentes y eclesiásticos.
Murió en el momento de la convocación del Concilio de Nicea (325). Sus
hijos le sucedieron. . . . El mantenimiento del patriarcado en la familia de
San Gregorio era con el deseo de la nación, sea porque quería rendir
homenaje a su gran Iluminador, o porque sufrió la influencia de una
costumbre pagana.”11

A pesar del rápido proceso de conversión de la nación, hubo algunos


avivamientos de paganismo especialmente en los distritos montañosos, y
conflictos entre el rey y el Catholicós (autoridad episcopal máxima) sobre
cuestiones morales y políticas. No obstante, a lo largo del siglo IV, el cristianismo
se fue afirmando en Armenia. Este progreso se debió en particular a la
perseverancia de grandes obispos como Nercés (353-373) y Sajak (387-439),
que completaron el apostolado de Gregorio el Iluminador. En 365 se llevó a cabo
el primer concilio nacional, que estableció las reglas de disciplina necesarias
para la joven iglesia.

Por entonces comenzó a sentirse la necesidad de tener la Biblia y otros


escritos sagrados, así como la liturgia, en la lengua vernácula. El problema
era que el armenio carecía de un alfabeto propio. Bajo el obispo Sajak, un ex-
página 103

Agathangelos, Historia de los armenios, 773-774.


10

Maghakia Ormanian, La Iglesia Armenia, trad. Jorge Sarafian (Buenos Aires: Palabra Gráfica y
11

Editora, 1994), 31.


Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

secretario del rey, Mesrop, desarrolló un nuevo alfabeto para el idioma armenio
(404), que contaba con treinta y seis caracteres capaces de expresar todos
los sonidos de la lengua. Una vez creado el alfabeto, Mesrop, Sajak y otros
ayudantes se dispusieron a traducir la Biblia. Hacia el año 433 apareció un
Antiguo Testamento en ese idioma, traducido de la Septuaginta, pero con muchas
variantes en conformidad con la versión siríaca. De este modo, la cultura armenia
se fue gestando en torno a la fe cristiana gracias al idioma escrito. Comentarios
patrísticos y otros tratados, la liturgia y otra literatura sagrada fueron publicados
en armenio, la lengua nacional. De este modo, la nación armenia y su Iglesia
estuvieron entrelazadas tan estrechamente que han logrado sobrevivir el paso
del tiempo.

_ La Iglesia en Armenia

Hacia mediados del siglo V, los persas sasánidas tomaron nuevamente el


control de Armenia y por un edicto de 449 impusieron su religión, el mazdeísmo
(zoroastrismo), que se caracterizaba por el culto al sol y al fuego. Los cristianos
armenios padecieron una fuerte persecución, mientras solicitaban ayuda a
sus aliados cristianos del Imperio Romano Oriental. Esta ayuda no llegó y
Armenia quedó sometida al dominio persa. Hubo muchos mártires cristianos
como consecuencia de esta persecución. Justo L. González narra estos tristes
acontecimientos, de la siguiente manera:

Justo L. González: “Los jefes de la nación armenia se reunieron en


Artachat, y convinieron en un mensaje que debía serle enviado al rey
de Persia, firmado por los obispos del país: ‘De esta fe nadie nos podrá
apartar. . . . Haz lo que quieras.’ Cuando los armenios le enviaron este
mensaje al rey de Persia contaban con el apoyo del emperador Teodosio
II y de Crisapio. . . . Pero poco después Teodosio murió y sus sucesores,
Pulqueria y Marciano, cambiaron de política con respecto a Persia, y por
tanto les retiraron su apoyo a los armenios. En el año 451, el mismo en
que se reunió el Concilio de Calcedonia, las tropas persas invadieron
Armenia, y los naturales del país se vieron obligados a defenderse por sí
solos. Uno de sus principales jefes militares, Vardan ‘el valiente,’ defendió
uno de los pasos entre las montañas con sólo 1036 soldados, y tras larga
batalla todos murieron. Los persas conquistaron el país, y Armenia perdió
su independencia.”12

Como reacción, los cristianos armenios rompieron sus relaciones con el


cristianismo occidental, rechazaron las decisiones del Concilio de Calcedonia
(451), y mantuvieron un desarrollo teológico y eclesiástico independiente. Su
teología fue monofisita, es decir, contraria a los cánones establecidos por el
Concilio de Calcedonia, que definían la doctrina de la doble naturaleza de Cristo
como totalmente humano y totalmente divino. El monofisismo afirmaba que la
página 104

12
Justo L. González, Historia del cristianismo, 2 vols. (Miami: UNILIT, 1994), 1:312.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

naturaleza de Cristo permanecía totalmente divina y no humana, aun cuando


él había asumido un cuerpo terrenal y humano con su ciclo de nacimiento, vida
y muerte.

Bajo el dominio persa, los armenios continuaron su resistencia basados


en su fe cristiana, hasta que el monarca persa decidió concederles algo de
libertad religiosa y cierto grado de autonomía. Con este propósito, se nombró
como gobernador de Armenia al patriota Vaján (485), uno de los líderes de la
resistencia nacional. A partir de entonces, y hasta las conquistas de los turcos
selyúcidas, la iglesia de Armenia gozó de relativa paz. El patriarca Hovanes
transfirió su sede a la nueva capital, Dvin, bajo la protección del gobierno y allí
pudo consagrarse a la reforma interior de la iglesia y del pueblo. De este modo,
su nombre permanece como el más honrado, después del patriarca Sajak.

A principios del siglo VI, el episcopado armenio se fue tornando crecientemente


hostil al nestorianismo y a todo lo que se le pareciera. Esto ocurrió parcialmente
debido a la influencia del movimiento anti-calcedónico que por entonces estaba
triunfando en Constantinopla, y fundamentalmente debido a la influencia de los
monofisitas de Mesopotamia y más tarde de Siria. Para mediados del siglo VI,
el Concilio de Calcedonia fue condenado de manera explícita, junto con el Tomo
del Papa León I. Desde ese momento en adelante, el monofisismo se hizo una
parte integral del patrimonio de la iglesia nacional armenia.

Esto se puso en evidencia cuando el emperador bizantino Mauricio, que había


conquistado la parte occidental de Armenia de manos de Cosroes II (582), trató
de someter a esa región nuevamente a la ortodoxia calcedónica. Apenas logró
la adhesión de unos veinte obispos bajo su autoridad, pero provocó un cisma
profundo, el primero en la historia de la Iglesia Armenia (591-610). Los demás
obispos rechazaron su intento y se agruparon en torno al catholicós de Dvin,
distanciándose así de Constantinopla. La iglesia armenia entró en una ola de
disturbios causados por las dificultades exteriores, que la absorbieron totalmente,
pero logró sobrevivir el paso de los siglos. La fe cristiana ha sido desde entonces
el fundamento de la identidad nacional armenia.

_ El testimonio cristiano más allá de Armenia

Al noreste de Armenia el cristianismo llegó a Azerbaidján, donde Mesrop


nuevamente creó un alfabeto que sirvió para darle forma escrita a la lengua oral
y ser usada al servicio de la iglesia. Hacia el noroeste, el testimonio se esparció
hacia Georgia (en el Cáucaso). La tradición indica al apóstol Andrés como el
pionero en esta región. También habla de algunos pocos convertidos y mártires en
la generación siguiente. No obstante, los primeros registros históricos de trabajo
misionero son de comienzos del siglo IV. En este caso, la conversión de estos
pueblos fue obra de una mujer, Nino (probablemente significa “monja” o “mujer
cristiana”). Era una esclava cristiana, capturada en alguna incursión bárbara
en territorio romano, que atrajo la atención de la familia real de Georgia por su
página 105

piedad y las sanidades y milagros que resultaron de sus oraciones. El rey se


convirtió (hacia 330) y con él toda la nación. Se solicitó un obispo y sacerdotes
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

a Constantinopla, se organizó la iglesia y pronto se desarrollaron de manera


autónoma. Aquí también se creó un alfabeto para los escritos sagrados y surgió
una literatura y liturgia cristianas en lengua georgiana.

Rufino de Aquilea (345-410): “El rey mandó llamar a la cautiva, y le


ordenó que le enseñara de qué manera debía adorar a Cristo. Cuando
ella le hubo dado tanta instrucción como era correcto para que una mujer
dijera e hiciera, él reunió a sus súbditos y les declaró sencillamente las
misericordias divinas que habían sido concedidas a él y a su esposa, y
si bien no estaba iniciado, declaró a su pueblo las doctrinas de Cristo.
Toda la nación fue persuadida de abrazar el cristianismo, los hombres
siendo convencidos por los comentarios del rey, y las mujeres por los
de la reina y la cautiva. Y rápidamente con el consentimiento general de
toda la nación, se prepararon con mucho entusiasmo para construir una
iglesia. Cuando las paredes externas fueron completadas, se trajeron las
máquinas para levantar las columnas y fijarlas sobre sus pedestales. Se
cuenta que cuando la primera y la segunda columnas se levantaron por
estos medios, hubo gran dificultad para fijar la tercera columna, ya que
ni el ingenio ni la fuerza física sirvieron para nada, si bien muchos de
los presentes asistieron en empujar. Cuando llegó el atardecer, la mujer
cautiva se quedó sola en el lugar, y continuó allí a lo largo de la noche,
intercediendo a Dios para que la erección de las columnas pudiese ser
completada fácilmente, especialmente porque todo el mundo se había
ido frustrado ante el fracaso; porque la columna sólo estaba levantada
por la mitad, y permanecía de pie, y una punta de ella estaba tan metida
en su fundamento que era imposible bajarla. . . . Temprano en la mañana,
cuando se presentaron en la iglesia, contemplaron un espectáculo
maravilloso, que les pareció un sueño. La columna, que en el día anterior
parecía inamovible, ahora aparecía erguida, y elevada por un pequeño
espacio sobre su propia base. Todos los presentes fueron sacudidos con
admiración, y confesaron, con pleno acuerdo, que sólo Cristo es el Dios
verdadero. Mientras todos estaban mirando, la columna se deslizó lenta
y espontáneamente y se ajustó como por una máquina a su base. Las
otras columnas fueron erigidas con facilidad, y los íberos completaron la
estructura con gran presteza.”13

LOS CRISTIANOS DE PARTIA

_ El lugar

Al este de Edesa y Armenia se encontraba el Imperio Parto, que se extendía


desde el mar Caspio hasta el río Indo y hacia Occidente llegaba al río Éufrates.
página 106

13
Rufino, Historia eclesiástica, 10.11.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

Desde 240 a. C. hasta 225 d. C., los partos (originarios del sudeste del mar
Caspio) dominaron este territorio y levantaron un imperio militar. Se trataba de
una federación de pueblos con poco control central. Los partos eran más bien
señores militares que cobraban tributos y mantenían el orden y la seguridad. El
siríaco era el idioma más generalizado, si bien también se leía y hablaba griego.
Había comunidades judías y otras religiones más primitivas, pero el zoroastrismo
era la religión más importante.

CUADRO 11- ZOROASTRISMO

DEFINICIÓN: Religión de la Persia antigua, posiblemente relacionada


con la religión védica (Vedas) de la India.
DIVINIDAD: Ahura Mazda/Ohrmazd (“Señor sabio”). Sus atributos son
comparables a los de Varuna, el dios del cielo de los Vedas. Demanda
pureza ética y ritual, y juzga a las almas de los seres humanos después
de la muerte. Su símbolo es el fuego sagrado.
FUNDADOR: Zoroastro o Zaratustra (s. VII ó VI a. C.)
CIRCUNSTANCIA: A los treinta años tuvo una revelación de Ahura Mazda,
que lo llevó a predicar contra el politeísmo.
MUERTE: Según la tradición, murió llevando a cabo un sacrificio de fuego,
que era la ceremonia central de la nueva fe.
CREENCIAS: Zoroastro enseñó que Ahura Mazda juzgará a cada alma
individual después de la muerte. Más tarde se desarrolló un complejo
sistema doctrinal especulando acerca de la naturaleza interior del
universo.
PRÁCTICAS: Religión fuertemente ética.
DESARROLLO: La expansión del Islam desplazó al zoroastrismo de
Persia.

El zoroastrismo es una religión de la antigua Persia, fundada por Zoroastro


o Zaratustra (¿660-583? a. C.), quien a los treinta años tuvo una revelación de
Ahura Mazda, que lo llevó a predicar contra el politeísmo. Consiguió la conversión
del rey de Irán Oriental, Vishtaspa, y sus seguidores recibieron la protección de
Darío el Grande. Según la tradición, Zoroastro murió llevando a cabo un sacrificio
de fuego, que era la ceremonia central de la nueva fe. Las ideas y prácticas del
zoroastrismo guardan cierta relación con la religión de las escrituras Vedas de
la India. Su divinidad era Ahura Mazda/Ohrmazd (“señor sabio”). Sus atributos
son comparables a los de Varuna, el dios del cielo de los Vedas. El zoroastrismo
demandaba pureza ética y ritual. Su símbolo era el fuego sagrado. Se caracterizaba
por su monoteísmo y rigor ético. Zoroastro enseñaba que Ahura Mazda (o Ormuz)
juzgaría a cada alma individual después de la muerte.
página 107
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Más tarde, se desarrolló un complejo sistema doctrinal que especulaba


sobre la naturaleza interna del universo. Su teología era dualista, ya que Ahura
Mazda, el creador supremo, se oponía a Angra Manyú o Ahrimán, el dios malo.
Esta confrontación se describe en los escritos sagrados o Zend-Avesta, donde
la victoria final le pertenece a Ormuz. Con el tiempo, el zoroastrismo recibió
influencias del politeísmo y ciertos atributos divinos empezaron a considerarse
deidades separadas. Entre las nuevas deidades estuvo Mitra, el dios del Sol
invencible. Tanto el mitraísmo como el maniqueísmo pueden haberse fundado
sobre ideas extraídas del zoroastrismo.

El zoroastrismo fue la religión oficial en Persia durante gran parte del gobierno
de la dinastía Aqueménida y más tarde con los Sasánidas, a partir del siglo III.
Con la llegada del critianismo, el zoroastrismo tuvo que hacer frente a un serio
competidor religioso, y con el surgimiento del Islam, el zoroastrismo perdió su
dominio sobre Persia, a partir del siglo VII.

No obstante, es probable que la dinastía reinante en Partia al momento de


la llegada del testimonio cristiano—los Arsácidas—hayan sido tolerantes hacia
el cristianismo en los primeros siglos del movimiento. Los casos de martirios
parecen haber sido más el resultado de hostilidades locales que una política
del Estado. Esto permitió que el cristianismo se difundiera ampliamente por la
región, de modo que hacia el final del período parto (225 d. C.) había más de
veinte sedes episcopales en Mesopotamia y sobre la frontera con Persia.

_ La llegada y la difusión del cristianismo

La primera influencia cristiana en Partia probablemente vino de Edesa. Los


documentos hablan de conversiones en la región de Adiabene ya por el año 99.
No obstante, se trató de grupos pequeños y sometidos a la presión constante
de grupos religiosos rivales. Uno de los primeros convertidos fue Pekhidha, el
hijo de un hombre pobre, esclavo de un sacerdote zoroastrista. Pekhidha quedó
impresionado por el ministerio del misionero Addai (Tadeo) y decidió hacerse
cristiano. Pero sus padres lo encerraron. Él logro escapar y siguió a Addai. El
documento que refiere esta historia es la Crónica de Arbela, escrito en siríaco
probablemente en el siglo VI por Mishiha Zkha. Arbela era la ciudad capital del
reino de Adiabene. Según la Crónica, el comienzo del testimonio cristiano en
Partia fue como sigue: “Dicen que después de cinco años, Addai lo ordenó (a
Pekhidha) y envió a su propio pueblo. De manera que … el primer obispo que
tuvo la tierra de Adiabene fue ordenado por el apóstol Addai mismo.”14 Pekhidha
fue el primer obispo de Arbela entre 105-115.

La difusión de la fe cristiana se encontró con la resistencia de la nobleza y


de los sacerdotes del zoroastrismo, que en el 123 dieron muerte a Sansón, el
primer mártir parto. La Crónica de Arbela cuenta lo siguiente: “Sansón predicó
(en las villas vecinas a Adiabene) durante dos años, y bautizó a un gran número.
página 108

14
Citado en Foster, The First Advance, 93.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

La fe cristiana se esparció ampliamente en su comarca. Cuando los nobles y


sacerdotes zoroastristas oyeron de esto, pusieron a Sansón en cadenas, lo
torturaron severamente, y cortaron su cabeza. … Sansón fue el primer mártir que
de nuestro país ascendió a los cielos.”15 Sansón había sido diácono del obispo
Pekhidha y más tarde (en 121) había llegado a ser obispo de Adiabene.

No obstante, a pesar de la oposición, algunos altos oficiales del gobierno se


convirtieron, como Raqbakht (140), gobernante de Adiabene. Raqbakht ayudó a
la fe cristiana a esparcirse, hasta que los sacerdotes zoroastristas lo advirtieron
y se complotaron para matarlo, pero él se salvó milagrosamente. La Crónica de
Arbela lo llama “hombre de Dios, el Constantino de su tiempo.”

Esta expansión temprana del cristianismo en Adiabene se dio mientras se iba


cumpliendo también una importante misión judía en la región. El rey de Adiabene,
Izates y su madre se convirtieron al judaísmo. Fue en este contexto que la misión
judeo-cristiana prosperó. Es interesante que los nombres de los obispos cristianos
de Adiabene en el siglo II son todos judíos: Sansón, Isaac, Abraham, Moisés, Abel.
El obispo de Arbela, Noé, recibió visitantes de Jerusalén, y fue de esta región
que provino Taciano, a fines del segundo siglo. De modo que el cristianismo de
Adiabene fue fuertemente influido por las tendencias judeo-cristianas.

_ La oposición al cristianismo

La oposición del zoroastrismo se transformó en persecución del Imperio


Parto en los años 160 y 179, con una gran matanza de cristianos. En 160,
refiere la Crónica, “los sacerdotes zoroastristas se levantaron contra los
cristianos, despojándolos de sus bienes y torturándolos.” De la crisis de 179,
dice: “Nuestros hermanos sufrieron mucho. Muchos que eran jóvenes y débiles
en su fe, retrocedieron, puesto que vieron sus casas saqueadas, sus hijos e
hijas arrestados o secuestrados. Y ellos mismos fueron golpeados.” Pero el
desarrollo del cristianismo continuó a pesar de las dificultades. Antes de terminar
el período parto (224), según la Crónica de Arbela, había alrededor de veinte
episcopados en la región que bordeaba al Tigris. Estas sedes estaban dentro
del Imperio Parto, casi todas dentro de Mesopotamia, pero había una al sur del
mar Caspio y otra en la margen sur del golfo Pérsico. Para el año 225 la Iglesia
se había extendido bastante lejos. El Libro de las leyes de las tierras dice que
había cristianos en Partia, Media y Bactria.

El cristianismo de Adiabene resultó de las influencias del judeo-cristianismo


palestinense y penetró profundamente hacia el Este. En 240, cuando Manes
fue a la India, parece que encontró allí comunidades cristianas. Si tenemos en
cuenta que a fines del segundo siglo, según la Crónica de Arbela, todavía había
un solo obispo en Adiabene, es posible notar la expansión extraordinaria del
testimonio cristiano para comienzos del siglo III.
página 109

15
Citado en Ibid.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

LOS CRISTIANOS DE PERSIA

Durante el siglo III, el testimonio cristiano que había alcanzado a Adiabene,


al este del río Tigris, y se esparció por toda Mesopotamia, en lo que hoy es Irak
y más allá también. El cristianismo logró penetrar profundamente en toda esta
región, pero fue también aquí donde experimentó las mayores dificultades y
persecución.

_ El desarrollo del testimonio cristiano

En el año 225, las provincias persas que estaban al norte del golfo Pérsico, y
que eran gobernadas por su propio rey, se rebelaron contra los partos, quienes
debilitados por sus guerras contra los romanos, cayeron vencidos. Los persas
formaron un imperio que se llamó “Sasánida” y que pretendía revivir las glorias
de la antigua Persia. Hicieron de Ctesifonte, sobre el río Tigris, su capital y
proclamaron a Ardacher (¿226-241?) como primer rey de la dinastía de los
Sasánidas. El zoroastrismo (o mazdeísmo) era la religión oficial, y desarrollaba
un fuerte impulso misionero bajo el estricto control de un clero jerárquico. Al
principio los cristianos no tuvieron mayores problemas, porque al ser perseguidos
por el Imperio Romano, el peor enemigo de los Sasánidas, el gobierno no tenía
motivos para sospechar de su lealtad. Pero poco a poco, la jerarquía mazdeista,
bajo la autoridad de su Sumo Sacerdote, comenzó a invocar la ayuda del Estado
para silenciar las voces religiosas disidentes o rivales, de grupos como los
maniqueos y los cristianos siríacos.

El personaje religioso más destacado en Persia durante este período fue


Manes (216-277), el fundador del maniqueísmo. Nació en el norte de Babilonia.
Su familia parece haber estado relacionada con los Arsácidas (partos). Su religión
era típica del sincretismo que caracterizó al período parto. Como resultado de
una visión, su padre, Palek, se convirtió al ideal ascético y se unió a una secta
seudo-cristiana caracterizada por sus bautismos de purificación. Manes se asoció
a este grupo, pero en su juventud en Babilonia (Seleucia-Ctesifonte) también
absorbió de otras religiones (mazdeísmo, budismo, brahmanismo, judaísmo y
cristianismo siríaco).

En 240, Manes recibió una revelación, según la cual tenía una misión que
cumplir en continuación de la de Zoroastro, Buda y Jesús. Su primera misión
lo llevó a la India (Beluchistán), donde convirtió al rey. De regreso pasó por la
capital de los reyes Sasánidas, donde fue recibido por Sapor I, quien lo autorizó a
predicar su mensaje. Incluso, Manes acompañó a Sapor en una campaña contra
los romanos (242-244). Pero pronto enfrentó la oposición de los sacerdotes
zoroastristas y fue condenado a muerte bajo el reinado de Bihram I, el segundo
sucesor de Sapor I.
página 110
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

CUADRO 12 - MANIQUEÍSMO

DEFINICIÓN: religión dualista de Oriente, fundada por Manes o Manetos


(s. III). Combinaba elementos del cristianismo, religiones babilónicas y
mitraísmo.
FUNDADOR: Manes, quien se consideraba el revelador de una nueva
religión.
CIRCUNSTANCIAS: Manes decía haber recibido una revelación, según
la cual tenía una misión que cumplir en continuación de la de Zoroastro,
Buda y Jesús.
MUERTE: debido a la oposición de los sacerdotes zoroastristas (magos),
fue condenado a muerte en 277 bajo el rey Bihram I.
CREENCIAS: la base de su sistema es un gnosticismo dualista, inspirado
por el gnosticismo judeo-cristiano y el zoroastrismo iraní. El maniqueísmo
se caracterizó por su sincretismo religioso: Manes se consideraba heredero
de todas las religiones, pero estuvo muy influido por el cristianismo siríaco.
Cosmología dualista parecida a la de Bardaisanes, que condenaba el
mundo material. Jesús y el Paracleto juegan un papel importante en su
gnosis. La pasión de Jesús no tiene importancia histórica sino un carácter
místico, pero es el corazón de su soteriología. No eran cristianos, pero
fueron un desarrollo del cristianismo siríaco.
PRÁCTICAS: las iglesias maniqueas se dividían entre los que eran
perfectos, los ascetas (miembros verdaderos), y los que no eran perfectos,
los oyentes o catecúmenos. Practicaban el encratismo moral, que prohibía
el matrimonio y el uso de ciertas comidas (carne, vino). El monasticismo
maniqueo se desarrolló de manera paralela al monasticismo cristiano.
DESARROLLO: se esparcieron ampliamente llegando hasta China y
África del norte. Continuaron hasta bien entrada la Edad Media.

Manes: “Sabiduría y acciones han sido siempre traídas de tiempo en


tiempo a a humanidad por los mensajeros de Dios. Así, en un tiempo han
sido traídas a la India por el mensajero llamado Buda, en otro tiempo a
Persia por Zaratustra, y en otro al Oeste por Jesús. Por consiguiente, esta
revelación, esta profecía en este último tiempo, ha descendido a través
de mí, Manes, mensajero del Dios de la verdad a Babilonia.”16

Para mediados del siglo III, en ocasión de la victoria de Sapor contra el


emperador romano Valeriano, cristianos de Siria fueron deportados a Elam, y
ayudaron a esparcir el evangelio hacia el Este, hasta el corazón mismo del Imperio
página 111

16
Manes, Shabuhragan, 1.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Persa. Pero debido a las dificultades mencionadas, estas comunidades cristianas


siríacas estuvieron mayormente concentradas en torno a la sede episcopal de
Seleucia-Ctesifón (entre Babilonia y Bagdad), y demasiado inclinadas a seguir
a las iglesias de Occidente en materia doctrinal y espiritual.

_ La oposición a los cristianos

En el año 312, la situación cambió debido a la conversión de Constantino


y la aceptación del cristianismo por parte de Roma. Los Sasánidas no sólo
rechazaron a los cristianos por oponerse a la religión oficial (mazdeísmo), sino
también porque pertenecían a la religión que favorecía el enemigo romano. Para
colmo de males, en 315, Constantino envió una carta al emperador persa (Sapor
II el Grande, 309-379), en la que alababa la nueva fe que decía profesar. Entre
otras cosas, le dice que el Dios de los cristianos fue quien lo ayudó a destronar
a los tiranos y a traer paz a Roma. Agregaba que algunos de sus predecesores
persiguieron a los cristianos y como consecuencia cayeron por la justicia
divina, como Valeriano que había muerto prisionero de los persas. Con gran
entusiasmo, Constantino le decía a Sapor: “Imagina mi gozo cuando oí que los
mejores distritos de Persia, están llenos de aquellos hombres a favor de quienes
estoy hablando, los cristianos. Por eso, te ruego que tanto tú como ellos puedan
prosperar. . . . Porque tu poder es grande, te pido que los protejas.”17 De más
está decir cuáles fueron las consecuencias de tremendos comentarios.

No obstante, a pesar de esto, la persecución no vino de inmediato. Pero en


337, Constantino “habiendo oído de una insurrección de algunos bárbaros en el
Este, observó que la conquista de este enemigo todavía le estaba reservada, y
resolvió hacer una expedición contra los persas. Consiguientemente procedió de
inmediato a poner a sus fuerzas en movimiento, al tiempo que comunicó su plan
marcha a los obispos que en ese momento estaban en su corte, a algunos de los
cuales él juzgó correcto llevar consigo como compañeros, y como coadjutores
necesarios en el servicio de Dios. Ellos, por otro lado, declararon alegremente
su disposición de seguir su proyecto, renunciando a todo deseo de abandonarlo,
e involucrándose en batalla con él y para él por medio de oraciones a Dios a su
favor. Lleno de gozo por esta respuesta a su pedido, él les presentó su proyectado
plan de marcha; después de lo cual ordenó que una tienda de gran esplendor,
representando en su forma la figura de una iglesia fuese preparada para su
propio uso en la guerra que venía. En esto él intentaba unirse con los obispos
en ofrecer oraciones a Dios de quien procede toda victoria.” 18 Constantino murió
antes de que la campaña militar comenzara, pero el daño ya estaba hecho. En
el año 339 comenzó una gran persecución en el Imperio Persa.
página 112

17
Eusebio de Cesarea, Vida de Constantino, 4.9-13.
18
Ibid., 4.56.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

_ La gran persecución de 339

Sapor II sistemáticamente procuró desmantelar la estructura de la Iglesia de


la minoría cristiana, y lo hizo concentrando sus ataques especialmente sobre
los miembros del clero y aquellos hombres y mujeres que habían tomado el
voto de virginidad. Primero, se obligó a los cristianos a pagar impuestos dobles.
Cuando esto fracasó en hacerles abandonar su fe, el emperador ordenó que
los sacerdotes y ministros de Dios fuesen pasados por la espada. Los edificios
eclesiásticos fueron destruidos, la platería del altar fue llevada al tesoro, y el
obispo de Ctesifonte fue arrestado como traidor al Imperio y su religión. De esta
manera los sacerdotes zoroastristas, con la ayuda de los judíos, destruyeron
rápidamente las casas de oración.

Sozómenos: “Cuando, con el tiempo, los cristianos crecieron en número,


y comenzaron a formar iglesias, y nombraron sacerdotes y diáconos, los
Magos [sacerdotes zoroastristas], quienes como una tribu sacerdotal
habían actuado desde el principio en generaciones sucesivas como
los guardianes de la religión persa, se encolerizaron profundamente
contra ellos. Los judíos, quienes por envidia están de alguna manera
opuestos naturalmente a la religión cristiana, también se ofendieron del
mismo modo. En consecuencia, trajeron acusaciones delante de Sapor,
el soberano reinante, contra Simeón, que entonces era arzobispo de
Seleucia y Ctesifonte, ciudades reales de Persia, y lo acusaron de ser
amigo del César de los romanos, y de comunicarle las cuestiones de los
persas. Sapor creyó estas acusaciones, y al principio, cargó a los cristianos
con impuestos excesivos, si bien él sabía que la mayoría de ellos había
abrazado voluntariamente la pobreza. Le encargó el cobro a hombres
crueles, esperando que, por la carencia de lo necesario y la atrocidad de
los exactores, ellos podían ser compelidos a abjurar su religión; porque
éste era su propósito. Sin embargo, más tarde ordenó que los sacerdotes
y conductores de la adoración de Dios fuesen pasados por espada. Las
iglesias fueron demolidas, sus vasos fueron depositados en el tesoro, y
Simeón fue arrestado como traidor al reino y la religión de los persas. Así
los Magos, con la cooperación de los judíos, rápidamente destruyeron
las casas de oración.”19

Esto fue sólo el comienzo. Tres obispos sucesivos de Seleucia-Ctesifonte


sufrieron martirio, y como resultado la sede episcopal permaneció vacante
por casi los cuarenta años que duró la persecución (348-388). Sozómenos
dice que los mártires conocidos llegaron a 16.000, pero que hubo una multitud
incontable cuyos nombres no se conocen. Es posible que esta persecución haya
sobrepasado los sufrimientos de la Iglesia en el Imperio Romano, durante el siglo
anterior. La peor persecución en el Imperio Romano fue la de Diocleciano, que
no produjo más de 3.000 víctimas fatales. Pero en Persia no hubo un Constantino
que cambiara la situación.
página 113

19
Sozómenos, Historia eclesiástica, 2.9.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Sozómenos: “Por mi parte, pienso que he dicho lo suficiente de él [el


obispo Milles] y de los demás mártires que sufrieron en Persia durante el
reinado de Sapor; porque sería difícil relatar en detalle cada circunstancia
respecto a ellos, tales como sus nombres, su país, el modo de completar
su martirio, y los tipos de tortura a los cuales fueron sometidos; porque son
innumerables, dado que tales métodos son celosamente llevados a cabo
por los persas, incluso al extremo de la crueldad. Brevemente diré que el
número de hombres y mujeres cuyos nombres han sido registrados, y que
fueron martirizados en este período, ha sido computado en dieciséis mil;
mientras que la multitud fuera de estos está más allá de todo cálculo.”20

_ La supervivencia del testimonio

A pesar de verse diezmado cruelmente, el cristianismo siríaco en Persia logró


sobrevivir con la ayuda de otras comunidades cristianas de lengua siríaca en el
norte de Mesopotamia. En este proceso, la Escuela de los Persas, un seminario
instalado primero en Nisibis y más tarde en Edesa (363) jugó un papel muy
importante. En esta escuela cumplió su ministerio docente Efraín (306-373). La
escuela fue una combinación de un seminario y una universidad cristianos, que
entrenó al liderazgo de las iglesias de lengua siríaca y promovió su cultura.

Cuando la persecución terminó, el obispo Maruta dirigió la reconstrucción de


la Iglesia Persa. Maruta fue miembro de varias embajadas romanas a la corte
de Yezdegerd I (399-420). Fue bienvenido por el monarca, quien se mostró
tolerante hacia sus súbditos cristianos. Maruta logró reunir a cuarenta obispos
en un sínodo en Seleucia (410), que adoptó las decisiones del Concilio de Nicea
y fortaleció los lazos con la Iglesia de Occidente. También restableció el orden
y la jerarquía en toda la Iglesia Persa, con un obispo principal o metropolitano
en Seleucia-Ctesifonte (que poco más tarde fue llamado Catholikós).

_ Otros períodos de persecución en Persia

Hubo otros períodos de persecución en Persia, especialmente entre los años


420-422, bajo el emperador Bihram V. Todo esto hizo que el cristianismo persa
fuese la religión de una minoría. Pero esta minoría sobrevivió hasta llegar a ser
una comunidad reconocida, que si bien no contó con una tolerancia completa, por
lo menos pudo sobrevivir. Los cristianos pudieron establecer un acuerdo efectivo
con las autoridades del Imperio Persa, al independizarse de los obispados de
la Iglesia en el Imperio Romano y “nacionalizarse” al tener sus propios obispos
(424). Así se constituyó la “Iglesia del Este,” según se llamaba, con el siríaco
como su idioma eclesiástico y el de sus Escrituras. Esta Iglesia contó con su
página 114

20
Ibid., 2.14.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

propio patriarca (catholikós) desde el 410, con sede en la ciudad de Ctesifonte,


y desarrolló una teología de carácter nestoriano (486), con una cristología del
tipo de la escuela de Antioquía, es decir, ponía énfasis sobre la humanidad de
Cristo. En 484, el catholikós Barsumas permitió a los obispos casarse, lo cual
fue una concesión a lo que era una costumbre nacional.

Más hacia Occidente, en tanto, había tres “Grandes Obispos” en competencia


por ver quién era el primero y el de mayor influencia: (1) el obispo de Alejandría,
que tenía autoridad sobre las iglesias en Egipto, Libia y Cirenaica; (2) el obispo
de Roma, que no tenía un área de autoridad declarada, pero que era el único
Gran Obispo desde Italia hacia Occidente; (3) el obispo de Antioquía, que
tampoco tenía un área de autoridad establecida, pero que tenía influencia sobre
los territorios del Mediterráneo oriental.

MAPA 5 - LAS GRANDES SEDES EPISCOPALES

_ La Iglesia Persa y el nestorianismo

Ya entrando en el siglo V, había en el Este dos corrientes de orientación


teológica diferente. Por un lado, estaba la jerarquía establecida en la sede de
Seleucia-Ctesifonte (en territorio Persa) y la escuela de Edesa (en territorio
página 115

romano). Al igual que Antioquía, la sede de Edesa se vio desgarrada con las
controversias teológicas que se produjeron en la primera mitad del siglo V. Desde
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

437 a 457, la escuela estuvo bajo la dirección de Narsai (m. 502), y subscribió
una cristología anti-nicena o nestoriana. No obstante, la reacción calcedónica
obligó al traslado de la escuela a territorio persa, en Nisibis (457). La escuela
en Edesa finalmente fue cerrada por el emperador Zenón el Isaurio, en 489.

La escuela en Nisibis tuvo una gran influencia entre los cristianos persas y
contribuyó al triunfo en la región de la cristología nestoriana, que finalmente fue
aceptada por un sínodo general de las iglesias del Imperio Persa, celebrado en
Seleucia en 486. Estas iglesias tuvieron que padecer muchas persecuciones a lo
largo del siglo V (420, 422, 445-447), debido a la oposición del mazdeísmo. Sólo
gozaron de cierta tolerancia durante los cortos períodos en los que la evolución
de la política exterior obligó al rey persa a reconciliarse con el Imperio Romano
Oriental. Pero cuando estas relaciones se deterioraban, como en tiempos de
Cosroes I y Justiniano (540-545), o de Cosroes II y Heraclio (602 en adelante),
el número de mártires se multiplicaba.

La Iglesia Persa o del Este sufrió también debido a los problemas internos,
en razón de problemas sucesorios en el liderazgo, cismas y anarquía.
Afortunadamente, gozó de un período de vigor bajo el liderazgo de un gran
Catholikós reformador, Mar Aba (540-552), quien venció las dificultades y logró
restituir el orden y la disciplina. A pesar de los muchos obstáculos, el cristianismo
tuvo éxito no sólo en mantener su fortaleza sino en hacer progresos dentro de la
sociedad sasánida, al punto de lograr algunos convertidos en la clase gobernante,
e incluso en la familia real y el sacerdocio mazdeísta.

La labor misionera nestoriana avanzó significativamente en las montañas


del Kurdistán, donde todavía hoy se encuentran comunidades nestorianas (los
cristianos asirios). Los nestorianos también se extendieron en dirección a Asia
Central y la India (la Iglesia Siríaca en la costa Malabar). No obstante, con el
correr del tiempo, la Iglesia Nestoriana se fue aislando del resto de la cristiandad
y se desarrolló a su propio ritmo. Tuvieron que enfrentar la competencia del
proselitismo de los monofisitas, desde Filomeno de Mabbug a Jacobo Baradeo
en territorio persa, y que terminaron por organizarse como una Iglesia separada
con su propia red de obispos y monasterios. No obstante, le cupo a esta Iglesia
ser la protagonista de la primera expansión del cristianismo hacia el Lejano
Oriente, cruzando toda el Asia Central hasta llegar a China (635).

EL CRISTIANISMO EN ETIOPÍA

_ Ubicación geográfica e histórica

Sobre las márgenes del mar Rojo hay dos países que tuvieron una
participación importante en la historia del cristianismo, no sólo por lo que ocurrió
en ellos, sino también porque fueron escalones para un mayor avance de la fe
página 116

cristiana. Estos países son Etiopía y Arabia.


E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

MAPA 6 - ETIOPÍA, ARABIA, PERSIA E INDIA

Etiopía es el país cristiano más antiguo no sólo de África sino de todo el


mundo, que lo ha sido en forma continuada. En Hechos, Lucas menciona la
presencia de africanos en Pentecostés (Hch. 2.10), y registra el bautismo de un
africano como el primero practicado por un gentil (Hch. 8.26-39). Este etíope
regresó a su patria portando las buenas nuevas de Jesucristo, y ya los Padres de
la Iglesia lo consideraron como el primer misionero en África, específicamente en
Meroe, en lo que hoy es Sudán (a 2.700 kms. de Jerusalén), que era el territorio
gobernado por la reina Candace.

_ El desarrollo del cristianismo en Etiopía

La historia del cristianismo en Etiopía es retomada por Rufino (c. 345-410), un


monje italiano que escribió una Historia eclesiástica (c. 400). En ella cuenta que la
fe cristiana llegó a Etiopía por medio de Frumencio (c. 300-383), un joven cristiano
de Tiro, que después de haber sido tomado prisionero por los etíopes, logró ocupar
un alto cargo en el gobierno de su país (un caso parecido al de José en el Antiguo
Testamento). Meropio, filósofo cristiano de Tiro, decidió visitar la India y llevó con
él a sus dos sobrinos y discípulos (Frumencio y su hermano Edesio). En el viaje
de regreso, la embarcación que los transportaba hizo puerto en Adulis, en la costa
etíope del mar Rojo, para aprovisionarse de comida y agua. Allí fueron atacados por
los locales. Frumencio y Edesio fueron hechos prisioneros y llevados al rey etíope
a la capital (Axum), donde en razón de su educación sirvieron como secretario y
página 117

copero respectivamente. Cuando el rey murió, su hijo era todavía niño y la reina
pidió a los dos hermanos que compartieran el gobierno con ella como regentes
y especialmente que educaran a su hijo como futuro rey.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

El relato nos dice que los dos hermanos aprovecharon su posición de poder e
influencia para esparcir la fe cristiana. Entre otras cosas, encontraron cristianos
entre los mercaderes romanos que visitaban el país y los ayudaron a construir
lugares de adoración. Cuando el príncipe creció, Edesio decidió regresar a su
familia en Tiro, pero Frumencio fue a Alejandría y le informó al obispo Atanasio “lo
que el Señor había hecho, y le pidió que consagrara un obispo para los muchos
cristianos congregados y las iglesias construidas en esta tierra extranjera. Y
Atanasio, después de una reflexión cuidadosa, dijo, ‘¿Y quién más adecuado
que tú mismo?’”21 Finalmente, Frumencio fue consagrado obispo por Atanasio
de Alejandría (296-372), alrededor del año 330. Aquí también el rey se convirtió
y el cristianismo encontró terreno propicio para su difusión. C o m o o b i s p o ,
Frumencio estableció en Etiopía un cristianismo sólidamente niceno. Más tarde,
el emperador Constancio trató en vano de imponer el arrianismo, tal como lo
estaba haciendo con éxito en el Imperio Romano.

_ Evidencias de cristianismo en Etiopía

Ezana, el rey de Etiopía, dejó inscripciones en Axum, que registran los


triunfos de su reino (325-350). Para los primeros años da gracias a los dioses
del país. Luego dice: “Gracias sean dadas al Señor de los cielos, quien tanto en
el cielo como en la tierra es más poderoso que todos.” Evidentemente, en algún
momento de su vida adulta este monarca se convirtió al cristianismo. Hay una
moneda con la efigie del rey que lo presenta rodeado de cuatro cruces, típico
símbolo cristiano. Ezana fue muy probablemente el rey a quien Frumencio sirvió
como regente. Esto significa que Etiopía se hizo cristiana antes del año 350. La
capital actual de Etiopía es Addis-Adeba, pero Axum continúa siendo la capital
religiosa. Salvo un corto período en el siglo X, Etiopía es el país de presencia
cristiana continuada más antiguo del mundo.22

Es interesante notar que aquí también el cristianismo contribuyó al desarrollo


de una cultura nacional mediante la creación de una lengua escrita. En la
primera mitad del siglo IV, la lengua nacional, el geez, adoptó una forma de
escritura derivada de un alfabeto del sur de Arabia. No obstante, fue después de
varias generaciones que se fueron produciendo obras de traducción y edición,
que hicieron que la Iglesia Etíope pudiera contar con su propia versión de las
Escrituras (segunda mitad del siglo V) y de la liturgia y literatura, como también
ricas expresiones de arte cristiano. El cristianismo en Etiopía alcanzó su período
más glorioso durante los siglos V y VI, cuando la civilización etíope echó raíces,
se expandió y floreció con un marcado tinte cristiano.

La Iglesia Etíope dependió estrechamente de Egipto. Recién en el siglo


XX (1951) el abuna, el líder de la Iglesia de Abisinia, dejó de ser un dignatario
nombrado por la sede patriarcal en Alejandría. No es extraño, pues, que la
página 118

21
Citado en Foster, The First Advance, 106.
22
Ibid., 107.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

Iglesia Etíope se haya inclinado a favor del monofisismo. Esta corriente teológica
fue introducida por los “Nueve Santos,” un grupo de monjes siríacos monofisitas
que se refugiaron en Etiopía escapando de la persecución católica a fines del
siglo V.

EL CRISTIANISMO EN ARABIA E INDIA

_ El cristianismo en Arabia

El cristianismo llegó temprano a Arabia, introduciéndose desde el norte


por la frontera con el Imperio Persa y el Imperio Romano; y desde el sur por
el golfo Pérsico y el mar Rojo. Arabia era un país sin un gobierno central. Las
tribus eran nómadas e independientes. El cristianismo se desarrolló de igual
manera, ya que no hubo un movimiento de escala nacional. Hacia el año 370
encontramos los primeros registros de conversiones cerca de la frontera romana
entre los nómadas del desierto. Pero es evidente que ya había cristianos en
Arabia desde algún tiempo antes. La reputación de algunos monjes del desierto
llevó a la conversión de una que otra tribu en territorio árabe. Los sarracenos,
por ejemplo, se convirtieron por los esfuerzos de la reina María y su obispo, el
monje Moisés, para quien se creó una sede en la península de Sinaí, en 374.
No obstante, estas conversiones eran pocas y no dan cuenta del surgimiento
de verdaderas iglesias nacionales.

La difusión del cristianismo en territorio propiamente árabe fue todavía más


esporádica. Es posible que mercaderes cristianos de origen romano en sus
visitas a puertos árabes sobre el mar Rojo hayan logrado algunos convertidos.
Hacia el 350, el emperador Constancio envió una embajada a la corte del rey
de los Himyaritas en lo que ahora es Yemén, para pedirle al rey que permitiera
las misiones cristianas. Pero parece que no hubo resultados muy positivos.

Conocemos el nombre de algunos obispos cristianos árabes o que sirvieron


en territorio árabe. En el Sínodo de Antioquía, en 364, en la lista de los obispos
presentes, encontramos el nombre de “Teotino, obispo de los árabes”. Otro obispo
árabe fue Teófilo de la India, quien fue el obispo que se presentó como embajador
del emperador Constancio al rey del Yemén y lo instó a aceptar la fe cristiana,
alrededor de 356. Este Teófilo es un personaje curioso. Nació en alguna isla distante
en el mar Rojo o el océano Índico. A edad temprana había sido enviado como
rehén a la corte de Constancio, fue educado en el Imperio Romano, se convirtió
al cristianismo, fue ordenado como diácono por Eusebio de Nicomedia y más
tarde como obispo por miembros de su partido. Abrazó la forma más virulenta de
arrianismo, y esta secta lo honró admirándolo como un gran obrador de milagros.
En ocasión de su misión al sur de Arabia, probablemente visitó la isla en la que
había nacido y otras regiones alrededor del océano Índico, donde encontró a
cristianos que practicaban su religión más o menos de manera estricta.
página 119

En Yemén, la comunidad judía se opuso firmemente a los intentos proselitistas


de Teófilo, pero éste prevaleció y el rey puso de manifiesto la sinceridad de
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

su conversión al mandar construir tres templos. Los cristianos del Yemen, no


obstante, sufrieron más tarde (comienzos del siglo VI) una severa persecución
inspirada por los judíos. Muchos hombres, mujeres y niños padecieron martirio
en 523 bajo Masruq, rey de Yemén, hijo de una mujer judía y judío él mismo. La
persecución duró hasta el año 525, cuando el rey judío fue vencido por ejércitos
cristianos provenientes de Etiopía, que establecieron un protectorado etíope.
No obstante, las vicisitudes de los cristianos continuaron, hasta que finalmente
el Yemén fue conquistado por los persas en 570.

Finalmente, gracias al protectorado etíope, el testimonio cristiano creció


hasta que contó con una importante minoría en la población, especialmente en
la región de Najrán. Con el surgimiento del Islam, el cristianismo monofisita del
sur de Arabia virtualmente desapareció, o por lo menos perdió fuerzas. Este
tipo de cristianismo es el que probablemente se ve reflejado en el Corán, las
escrituras sagradas de los musulmanes.

_ El cristianismo en India

¿Cuándo llegó el cristianismo a la India? No hay documentación suficiente


para dar una respuesta definitiva, y los datos que se poseen son fragmentarios.
Sin embargo, la Iglesia Ortodoxa Siria, que todavía sobrevive, es testimonio de la
presencia del cristianismo desde tiempos remotos en la India. El libro Los hechos
de Tomás, escrito probablemente en Edesa alrededor del año 200, cuenta que
los doce apóstoles echaron suertes para decidir a qué país iría cada uno, y
que a Tomás le tocó la India. Viajó por mar y llegó a la corte de un rey llamado
Gundaforo, a quien bautizó. Finalmente, murió alanceado en otro lugar de la
India, y enterrado en Mylapore, al sudoeste de Madrás. La historia, si bien está
llena de fantasía, puede tener elementos de verdad, y es muy probable que el
primer cristiano en llegar a la India haya sido el apóstol Tomás. Al menos, la
Iglesia Ortodoxa Siria lo considera su fundador. La tradición menciona también
a Bartolomé en relación con la evangelización de la India, si bien es probable
que este apóstol haya ido a Arabia y fue desde allí que el testimonio cristiano
se extendió a la India.

Otro misionero a la India fue Panteno de Alejandría (c. 180). Según Eusebio,
Panteno se hizo cargo de una misión en la India, donde encontró un Evangelio
de Mateo escrito en caracteres hebreos (arameo). Eusebio describe a Panteno
como filósofo y misionero.23 Nacido en Sicilia y convertido del paganismo, Panteno
finalmente se estableció en Alejandría, donde enseñó y llegó a ser el líder de la
escuela catequética en aquella ciudad de Egipto.

Diversos documentos dan testimonio de la presencia de cristianos en la India


durante el siglo IV. Se menciona a David, obispo de Basora (en Mesopotamia),
que “fue a la India donde evangelizó a mucha gente” (c. 300); a Juan el Persa, que
representó a las iglesias de toda Persia y “en la gran India” en el Concilio de Nicea
página 120

23
Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 5.10.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

(325); a Tomás el Mercader, que llegó a la costa Malabar al frente de un grupo de


inmigrantes cristianos en el año 345, posiblemente huyendo de la persecución
en Persia (339-379). Es posible, según testimonios arqueológicos que el rey de
Malabar, Pallivanavar, se haya convertido por este tiempo (350).

Hacia el año 547, un ex-mercader alejandrino que se hizo monje escribió un


libro titulado La topografía cristiana. Su propósito era demostrar que la tierra era
plana y no esférica, como algunos sostenían. Había viajado por todo el mundo
(especialmente el océano Índico entre 520-525) y estaba convencido de lo que
creía. Si bien su propósito principal estaba errado, su obra es un importante
documento para la historia del cristianismo. Refiriéndose a Mateo 24.14, escribe:
“El evangelio ha sido predicado en todo el mundo. Declaro esto como un hecho,
en base a lo que he visto y oído en muchos lugares.” Luego menciona los lugares
en los que se podía encontrar a cristianos, a lo largo de las rutas comerciales
de África y Asia: “En Ceylán (hoy Sri Lanka) hay una iglesia, con clero, y una
congregación de creyentes, pero no sé si más allá también hay. . . . Tal es el caso
también de la tierra llamada Male (Malabar o Kerala, en el sur de la India), donde
crece la pimienta, y de Kalliana (Kalyan, cerca de Mumbai), con un obispo elegido
desde Persia.” Luego sigue mencionando a Socotra, una isla en el mar de Arabia,
donde “hay clero persa y una multitud de cristianos;” toda la tierra de Persia, con
“innumerables iglesias, grandes comunidades, y también sus propios mártires;
Etiopía y Axum; el Yemén y Arabia.” De esta manera, Cosmas Indicopleustes en
su descripción ofrece detalles sobre la situación del cristianismo en la India, pero

MAPA 7 - LA EXPANSIÓN DEL CRISTIANISMO A FINES DEL SIGLO VI

página 121
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

presenta también un interesante resumen del progreso del cristianismo en todo


el Este, fuera del Imperio Romano. Su testimonio es el más antiguo que se tiene
de la presencia de cristianos en el subcontinente de la India en sus días.24

LOS BÁRBAROS DEL NORTE DE EUROPA

De Oriente volvemos a Occidente para considerar el desarrollo del


cristianismo en Europa, fuera de las fronteras del Imperio Romano. Sin embargo,
para entender los procesos históricos que ocurrieron en el norte de Europa es
necesario que comencemos refiriéndonos a movimientos de pueblos que se
produjeron en el centro de Asia.

_ Los hunos de Asia Central

En Asia Central vivía un pueblo de raza mongola, conocido como los hunos.
Vivían al norte del desierto de Gobi y de los Himalayas, barreras naturales que
defendían a China e India; y de la Gran Muralla china, barrera artificial de 2200
kilómetros de longitud. Los hunos no conocían la agricultura, no tenían ciudades,
ni villas, ni casas, sino que eran nómadas que vivían en un lugar hasta agotarlo y
luego se movían a otro sitio con sus familias, tiendas y animales. Eran guerreros
feroces y tenían una gran movilidad debido a sus cabalgaduras resistentes y
veloces. A medida que crecieron, sus desplazamientos se fueron haciendo más
frecuentes y rápidos. Entonces se dedicaron al saqueo, al crimen y la destrucción.
Eran temidos en Asia y en Europa.

A pesar del desierto de Gobi y la Gran Muralla, algunas tribus invadieron


China e India. En el año 200 terminaron con la dinastía Han de la China y dieron
comienzo a 400 años de una suerte de edad media china. En 480 cruzaron los
Himalayas y destruyeron el Imperio Gupta, que desde el 320 había formado
una gran civilización en el norte y centro de la India. Otros grupos se dirigieron
hacia el oeste presionando sobre las tribus bárbaras del norte de Europa, que
comenzaron a entrar al Imperio Romano atraídas por su clima más cálido, mejores
condiciones de vida y, sobre todo, la seguridad que ofrecían sus fronteras.

_ Los godos de Europa del norte

Desde el siglo II, los gobernantes romanos reconocieron el peligro de las


tribus germanas al norte del río Danubio, de las que los godos eran la mayoría.
página 122

24
Ver, The Christian Topography of Cosmas, an Egyptian Monk, trad. J.W. McCrindle (Londres: Hakluyt
Society, 1897), 360-370.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

Estos pueblos godos comenzaron a irrumpir pacíficamente en las fronteras


romanas, estableciéndose con permiso imperial como colonos o mercenarios en
el ejército de frontera. Algunos llegaron a ser oficiales de los ejércitos romanos,
al punto que en 235 un godo llegó a ser general y más tarde fue aclamado
como imperator por el ejército (emperador Germánico, 251). Esto llegó a ser
muy peligroso ya que las tribus godas presionaban las fronteras cada vez más
y llenaban de mercenarios el ejército que se suponía cuidaba esas fronteras.

Los godos estaban establecidos en las llanuras alrededor del mar Negro,
entre el Danubio y el Dnieper. En algún momento, durante el siglo III, el testimonio
cristiano comenzó a esparcirse entre ellos posiblemente desde Crimea. En el
siglo IV, los hunos presionaron sobre las tribus al norte del Danubio (en Rumania
y Hungría), especialmente a los godos, y los forzaron a ingresar masivamente al
Imperio Romano. En 376, los godos pidieron permiso para ingresar al Imperio. Se
instalaron en los Balcanes, cerca de Constantinopla. En 378, hubo un levantamiento
de los refugiados godos, que terminó en la derrota del ejército imperial del
emperador Valente, en la batalla de Andrinópolis. El sucesor, Teodosio el Grande,
logró someterlos y los hizo sus aliados a cambio de un tributo anual.

Los visigodos permanecieron algunos años custodiando las fronteras del


Imperio, pero a la muerte de Teodosio (395) se alzaron en armas y luego de asolar
a Grecia y Macedonia, se dirigieron hacia Italia. En el año 408, el emperador
Honorio mandó asesinar a Estilicón, el responsable por la defensa de Roma.
Entonces el general visigodo Alarico (376-410), un general godo al servicio
del Imperio y que se hallaba en Iliria, reanudó sus ataques contra el Imperio.
Finalmente, en 410, Alarico puso sitio a Roma y la saqueó.

Para muchos cristianos, la caída de Roma significó el fin del mundo. Jerónimo
(342-420), el autor de la Versión Vulgata de la Biblia (versión latina), desde
su lugar de retiro en un monasterio en Belén, refiere los acontecimientos y
su desarrollo con gran dramatismo. En una carta a Heliodoro, escrita en 396,
Jerónimo expresa su espanto frente a la situación en todo el mundo.

Jerónimo: “Durante veinte años y más, la sangre de los romanos ha


sido derramada diariamente entre Constantinopla y los Alpes Julianos. .
. . ¡Cuántas matronas y vírgenes de Dios, damas virtuosas y nobles, han
sido sometidas para entretenimiento de estos brutos! Obispos han sido
tomados cautivos, sacerdotes y aquellos en las órdenes menores han
sido asesinados. Las iglesias han sido demolidas, los caballos han sido
guardados junto a los altares de Cristo, las reliquias de los mártires han
sido desenterradas. El llanto y el temor abundan por todas partes y la
muerte aparece en innumerables formas y maneras. El mundo romano
está cayendo: no obstante, mantenemos en alto nuestras cabezas en lugar
de inclinarlas. . . . El Este, es verdad, parecía estar protegido de todos
estos males. . . . Pero, he aquí, en el año que acaba de pasar los lobos
(ya no de Arabia sino de todo el norte) se han soltado sobre nosotros
desde lo más intrincado del Cáucaso y en corto tiempo han derrotado
a estas grandes provincias. . . . ¡Qué enorme cantidad de monasterios
página 123

han capturado! ¡Cuántos ríos han hecho correr rojos en sangre! . . . Son
nuestros pecados los que hacen fuertes a los bárbaros, son nuestros
vicios los que vencen a los soldaros de Roma. . . . ¡Oh, si tan solo
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

pudiésemos subirnos a una torre de vigía lo suficientemente alta que


de ella pudiésemos contemplar toda la tierra esparcida a nuestros pies,
entonces les mostraría a un mundo en ruinas.”25

Poco más tarde, la situación se había agravado y Jerónimo, como si estuviese


actuando de reportero en el frente de guerra, informa detalladamente de la
situación. En una carta escrita a Ageruchia, una viuda noble de Galia, alrededor
de 409, dice: “Sí, el Anticristo está cerca. . . . Ahora hablaré unas pocas palabras
de nuestras miserias presentes. . . . Tribus salvajes en números incontables han
invadido todas las partes de Galia. Todo el país entre los Alpes y los Pirineos,
entre el Rin y el Océano [Atlántico], ha quedado devastado por las hordas de [los
bárbaros]. . . . Y los que la espada perdona por fuera, el hambre los devora por
dentro. No puedo hablar sin lágrimas. . .”26 Apenas un poco tiempo después,
Jerónimo parece estar redactando los titulares de un diario, cuando en una carta
a Principia (412), comenta: “Un rumor terrible del Oeste. Roma ha sido sitiada
y sus ciudadanos se han visto forzados a comprar sus vidas con oro. Luego,
así despojados, ellos han sido sitiados nuevamente de modo que perdieron no
solamente su sustento sino sus vidas. Mi voz se pega en mi garganta; y, al dictar
[esta carta], el llanto ahoga mi palabra. La ciudad que había tomado a todo el
mundo ahora estaba cautiva.”27

La caída de Roma fue el presagio de la inminente caída del Imperio Romano


occidental. Antes de terminar el siglo V, los visigodos se iban a establecer en
España, los vándalos cruzaron al norte de África, los burgundios ocuparon la
región de Francia a la que dieron su nombre, mientras que las regiones al norte
del Imperio fueron dominadas por los francos y los anglo-sajones, tribus éstas que
todavía no habían tenido contacto con el cristianismo. La Edad Oscura se estaba
cerniendo sobre Occidente y muchos se habrán sentido tan apesadumbrados
como Jerónimo.

La caída de Roma fue una tragedia, que despertó varios interrogantes: (1)
¿qué hizo la Iglesia en el Imperio Romano respecto a los bárbaros que estaban
por destruir ese Imperio? (2) ¿qué hizo la Iglesia del Este respecto de los más
salvajes de todos los pueblos bárbaros, los hunos? (3) ¿qué enseñó la Iglesia
acerca de la caída de Roma y sobre cualquier crisis similar que pudiera ser
considerada como “el fin del mundo”?28

_ La Iglesia del Oeste y los godos

Si bien la caída de Roma fue una verdadera tragedia, no perjudicó


mayormente la situación de la Iglesia cristiana romana. En buena medida, el
respeto que los bárbaros invasores tuvieron por la Iglesia latina, su clero, sus
templos e instituciones se debió al hecho de que muchos de ellos ya conocían

25
Jerónimo, Cartas, 60.16-18.
página 124

26
Ibid., 123.16
27
Ibid., 127.12.
28
En lo que sigue uso a Foster, The First Advance, 121-126.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

la fe cristiana. El cristianismo había llegado a las tribus germanas no por medio


de un plan elaborado para ganarlos, sino a través de prisioneros cristianos. En
264, godos de Rumania cruzaron el mar Negro, atacaron Asia Menor, y tomaron
prisioneros griegos cristianos. Uno de ellos fue el abuelo de Ulfilas (311-383),
quien habría de llegar a ser el apóstol a los godos.

Antes del año 400, el cristianismo había alcanzado a los pueblos germanos
que vivían al norte del río Danubio, gracias a la predicación y el ministerio de
Ulfilas. Este singular misionero, hijo de una mujer goda, pero con educación
griega y latina, conocía muy bien las costumbres de los pueblos bárbaros. Había
llegado a cumplir funciones eclesiásticas como lector y estaba bien comprometido
con el ministerio, cuando una embajada enviada al Imperio Romano le dio la
oportunidad de hacer contacto con las autoridades de la Iglesia en el Este. La
embajada llegó siendo emperador Constancio (341), cuando la reacción anti-
nicena triunfaba en el Este. Ulfilas, entonces, fue ordenado obispo por Eusebio
de Nicomedia y como era de esperar adoptó una teología arriana.

El obispo de Constantinopla lo designó como misionero a los godos, donde


llevó a cabo una labor misionera extraordinaria. Ulfilas era un hombre práctico.
Lejos de enredarse en las especulaciones teológicas y filosóficas de la época,
se adhirió a la doctrina arriana porque resultaba más fácil de comprender y
comunicar, especialmente a los paganos. A Ulfilas no le interesaba tanto la
especulación teológica de sus días, como expresar en la forma más simple
posible un credo que fuera fácilmente aceptado. Por eso, en su prédica
enseñaba que Cristo no era Dios sino un ser inferior, es decir, su cristianismo
era arriano.

Ulfilas fue más hábil como predicador que como pensador; fue un pésimo
teólogo, pero un misionero extraordinario. Su obra más importante fue la
traducción de la Biblia al idioma gótico. Para aquel entonces, la Biblia ya estaba
traducida al siríaco, el copto (es decir, “egipcio”) y el latín. El problema era
que los godos no tenían escritura, salvo por algunos pocos caracteres rúnicos
que eran utilizados más en la magia que en la comunicación. Ulfilas entonces
inventó un alfabeto gótico usando letras griegas para representar los sonidos
góticos. Así, la Biblia Gótica llegó a ser el primer libro en la familia de idiomas
germanos, a los que pertenecen idiomas modernos tan importantes como el
inglés y el alemán. Ulfilas conocía griego y sabía lo que tenía que hacer; pero
también conocía a los godos y sabía lo que no tenía que hacer. Por eso adaptó
su versión de la Biblia a la cultura y cosmovisión gótica.

Filostorgio: “Ulfilas tuvo un muy gran cuidado de los godos de muchas


maneras. Por ejemplo, redujo su lengua por escrito y tradujo todos los
libros de la Biblia en su habla cotidiana, excepto los libros de Reyes. Los
dejó fuera porque son meramente el relato de hazañas militares, y las
tribus góticas eran particularmente afectas a la guerra. Ellas tenían más
necesidad de controles sobre sus naturalezas guerreras que de estímulos
que los urgiera a acciones de guerra.”29
página 125

29
Filostorgio, Historia de la iglesia, 2.5.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Ulfilas terminó su carrera en la anterior provincia romana de Mesia, al sur


del Danubio. Se retiró allí para escapar a una de las persecuciones dirigidas
a interrumpir el avance del testimonio cristiano entre los godos, o bien para
acompañar la instalación de un grupo de godos en territorio romano. Las iglesias
fundadas por Ulfilas continuaron siendo arrianas en su teología. Varios sucesores
de Ulfilas sirvieron como obispos arrianos y escribieron obras y participaron en
disputas teológicas importantes. El arrianismo se transformó, de este modo, casi
en la religión nacional de los pueblos germanos.

Por supuesto, no todos los godos que se llamaban cristianos eran convertidos
auténticos. Muchos de los que entraban al Imperio aceptaban el bautismo, así
como aceptaban las costumbres romanas. Otros se hacían pasar por cristianos
para poder entrar al Imperio, especialmente durante el siglo IV. De todos modos,
la Iglesia latina se vio beneficiada ya que recibió el ingreso masivo de nuevos
miembros, admiradores asombrados de las ceremonias cristianas y de la belleza
de sus templos. Los bárbaros analfabetos aceptaban todo sin demasiadas
preguntas, y si bien tenían la hegemonía política y militar, fueron sometidos al
romanismo. En definitiva, la victoria cultural de Roma sobre estas tribus fue un
paso decisivo para el avance de las pretensiones de su obispo sobre las de sus
competidores del este.

MAPA 8 - RUTAS SEGUIDAS POR LOS HUNOS Y GODOS


página 126
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

_ La Iglesia del Este y los hunos

¿Hubo testimonio cristiano entre los hunos? Según Jerónimo, en una carta
que le escribe a Laeta, la nuera de Paula, que lo acompañaba en su monasterio en
Belén (403), parece que sí. “Todos los días”—afirma el monje de Belén—”damos
la bienvenida a multitudes de monjes de India, de Persia, de Etiopía. El arquero
armenio ha dejado sus flechas de lado, los hunos están aprendiendo el Salterio,
y los fríos escitas son templados con la llama de la fe.”30

El documento que testimonia de la presencia del cristianismo entre los hunos


es la Crónica de Sa’art. Este documento fue escrito entre los años 800-1300,
pero está basado en registros anteriores. Cuenta de una revuelta en Persia
antes del año 500, que sacó al emperador persa Qbad de su trono y país. Qbad
huyó hacia el nordeste, a una región que se conoce como Bactria, sobre el río
Oxus, ocupada en aquel tiempo por los hunos blancos (turcos). El rey huno lo
ayudó a recuperar su trono, y al regresar a Persia, Qbad se mostró favorable a
los cristianos, porque los cristianos entre los hunos lo habían ayudado. Algunos
persas miembros de su corte y que lo acompañaron a Bactria se quedaron allí,
se casaron y formaron sus familias entre los hunos. Años más tarde, algunos
regresaron a Persia y trajeron noticias de la presencia de cristianos entre los
hunos. El redactor de la Crónica de Sa’art copia los nombres de estos testigos
y fecha su testimonio en el año 555. Los episodios que describe pueden haber
ocurrido entre 525-550.

Crónica de Sa’art: “Los hunos han aprendido a escribir su propia lengua.


Así es como ocurrió: Luchando contra los romanos, los hunos habían
tomado prisioneros. Treinta y cuatro años más tarde, un ángel apareció a
Qaradushat, obispo de Arán, en Armenia Oriental, diciendo: ‘En respuesta
a las oraciones de los cautivos, Dios me ha dicho que te pida que vayas,
bautices a sus niños, les proveas de sacerdotes, les des los sacramentos,
y he aquí, yo estoy contigo y encontrarás todo lo que necesites.’

Siete de ellos partieron atravesando territorio salvaje, no haciendo rodeos


por los pasos, sino derecho, cruzando las montañas, y cada noche eran
provistos de siete panes y de una botella de agua. Predicaron a los
cautivos, convirtieron a algunos de los hunos, y tradujeron las Escrituras
a su idioma.

Después de catorce años, Qaradushat murió. Su nombre significa


‘llamado por Dios.’ Otro obispo armenio, Makarios, fue llamado a ir, y
fue de buen grado con algunos de sus sacerdotes. Construyeron una
iglesia de ladrillos, plantaron los campos, sembraron vegetales, realizaron
señales, y bautizaron a muchos. Los caudillos de los hunos los honraron,
invitándolos como maestros, cada uno a su propia tribu, y he aquí, están
allí hasta hoy. . . . Éste es el tiempo del cual habló el apóstol, cuando ‘ha
entrado la plenitud de los gentiles’ (Ro. 11.25).”31
página 127

30
Jerónimo, Cartas, 107.2.
31
Citado en Foster, The First Advance, 125.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

El documento describe lo que hoy podríamos denominar como misión rural.


No se dice mucho sobre la escritura y traducción de la Biblia, como en el caso
de Ulfilas. Sin embargo, es muy probable que la situación entre los hunos haya
sido similar a la de los godos. El problema de la falta de un abecedario o una
forma escrita de la lengua era el mismo y debe haberse solucionado de la misma
manera. En este caso, se usaron letras siríacas para los sonidos hunos, y se
creó un nuevo lenguaje escrito, del que derivan lenguas como el mongol y el
manchú.

_ La Iglesia y el fin del mundo

El problema de Volusiano. En un tiempo cuando el mundo parecía hacerse


añicos, un sensible cristiano se preguntaba por el porqué de la caída de un
Imperio que llevaba el nombre de cristiano. Volusiano, un joven procónsul,
catecúmeno, le escribe a Agustín de Hipona (354-430), el más importante de
los Padres de la Iglesia latina, para compartir sus preguntas y preocupaciones.
Así, compara la entrada de Constantino a Roma en el 312 y la entrada de
Alarico un siglo más tarde en 410. Según una carta de Marcelino a Agustín
(412), “Volusiano piensa que todas estas dificultades pueden ser agregadas a la
pregunta previamente planteada, especialmente porque es evidente (si bien él
guarda silencio sobre este punto) que muy grandes calamidades han caído sobre
el Imperio bajo el gobierno de emperadores que en su mayor parte observaban
la religión cristiana.”32

Básicamente, Volusiano levanta dos preguntas. Por un lado, la pregunta


pacifista, es decir, ¿está bien que un cristiano ponga la otra mejilla, cuando es
responsable de la seguridad de toda una provincia, como era el caso de él? Por
otro lado, la pregunta de la providencia, es decir, ¿por qué Dios permite que
ocurran estas cosas?

Desde su sede episcopal en Hipona, al norte de África, Agustín procuró


responder a éste y a otros interrogantes especialmente a través de su libro La
ciudad de Dios (escrito entre 413 y 426), que es la primera filosofía cristiana de
la historia y la obra maestra de Agustín. Este libro es la defensa más grande del
cristianismo que jamás se haya escrito. Agustín salió al paso de la objeción de
que si bien el Imperio Romano había adoptado la religión cristiana, el cristianismo
no había podido salvar al Imperio de los bárbaros. Agustín escribió sabiendo
que se encontraba en el fin de una edad, pero miraba el futuro con esperanza.

La enseñanza de Agustín. Respecto de la crisis del año 410, Agustín admite


que la religión cristiana no salvó a Roma, pero afirma que sí salvó a muchos
que estaban en peligro y necesidad. Los horrores de la guerra no eran nuevos,
pero muchos bárbaros eran arrianos y cuidaron de las mujeres y los niños que
se refugiaron en los templos cristianos.
página 128

32
Agustín, Cartas, 136.2.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

Agustín de Hipona: “Todo el saqueo, pues, al que Roma se vio expuesta


en la calamidad reciente—toda la matanza, despojo, incendio y miseria—
fue el resultado de la costumbre de la guerra. Pero lo que fue novedoso,
fue que los bárbaros salvajes se mostraron de manera tan amable, que
las iglesias más grandes fueron escogidas y apartadas con el propósito
de ser llenadas de gente a quienes se les dio refugio, y que en ellas
nadie fue asesinado, nadie fue acuchillado por la fuerza; que muchos
fueron conducidos a ellas por sus concesivos enemigos para ser puestos
en libertad, y que de ellas nadie fue puesto en esclavitud por enemigos
inmisericordes. Quien no ve que esto debe ser atribuido al nombre de
Cristo, y al carácter cristiano, está ciego; quien lo ve y no lo alaba, es un
desagradecido; y quien impide a otros a alabarlo, está loco.”33

En cuanto al problema del sufrimiento humano, señala Agustín que la religión


cristiana no pretende que el cristiano pueda evitar el sufrimiento. “Por lo tanto,
si bien personas buenas y malas sufren por igual, no debemos suponer que no
haya diferencia entre las personas mismas, porque no hay diferencia en lo que
ellos sufren. Porque incluso en la semejanza de los sufrimientos, se da una
desemejanza en los que sufren; y si bien están expuestos a la misma angustia,
virtud y vicio no son la misma cosa. . . . Y así ocurre que en la misma aflicción los
malvados detestan a Dios y blasfeman, mientras que los buenos oran y alaban.
De modo que la diferencia no está en cuáles son los males que se sufren, sino
en qué tipo de persona los sufre.”34

Más complicada es su argumentación en cuanto al problema del mal en el


mundo. Según Agustín, la creación de Dios es buena y el mal sólo existe en
la mala voluntad humana. En un mundo que se ha alienado de su Creador, el
propósito de Dios sólo puede encontrarse en el pueblo de Dios. Dios sabía,
antes de que ocurriera, que el ser humano iba a pecar.

Agustín de Hipona: “Y Dios no era ignorante de que el ser humano


pecaría, y que, estando ahora sujeto a la muerte, se propagaría en otros
hombres condenados a muerte, y que estos mortales correrían a tales
enormidades en su pecado, que incluso las bestias carentes de voluntad
racional, y que fueron creadas de manera numerosa de las aguas y
de la tierra, vivirían más segura y pacíficamente con los de su propia
especie que con el hombre, quien se había propagado de un individuo
con el propósito cierto de promover la concordia. Porque ni siguiera los
leones o los dragones han luchado entre sí guerras tales como las que
los hombres han luchado unos con otros. Pero Dios también previó que
por su gracia un pueblo sería llamado a la adopción, y que ellos, siendo
justificados por la remisión de sus pecados, serían unidos por el Espíritu
Santo a los santos ángeles en paz eterna, siendo destruido el último
enemigo, la muerte.”35
página 129

33
Agustín de Hipona, La ciudad de Dios, 1.7.
34
Ibid., 1.8.
35
Ibid., 12.22.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Finalmente, Agustín desarrolla el tema de las dos ciudades, que es el que le


da el título a su libro. En el corazón del mismo está el contraste entre la “ciudad
terrenal,” que no será eterna, y la “Ciudad Celestial” en la que está expresado el
sentido de la historia. La idea central de Agustín es que toda la historia humana
es una lucha entre dos reinos, el de Dios y el del mundo, entre la civitas Dei y
la civitas terrena. Para él, la Iglesia es la colonia sobre la tierra de la Jerusalén
celestial, establecida para el testimonio acerca de Dios cualesquiera sean las
circunstancias que se den en las naciones del mundo. La Iglesia, peregrina a
través de la historia, es la que da sentido a la historia y el fin de este peregrinaje
está más allá de la historia, en la Iglesia Triunfante.

EL CRISTIANISMO EN LAS ISLAS BRITÁNICAS

_ El testimonio en Bretaña

Uno de los primeros nombres asociados con el cristianismo en Bretaña es


el de Albano, el primer mártir cristiano en Inglaterra. Albano era un romano
de Verulamium (la moderna St. Albans), de quien se cuenta que amparó a un
sacerdote cristiano durante la persecución bajo Diocleciano, en 304, a pesar de
que todavía él no era cristiano. Cuando fue arrestado, confesó su fe cristiana
valientemente y después de ser torturado, fue ejecutado. Si bien hay ciertas dudas
en cuanto a los detalles de esta historia, hay dos cosas que parecen ser seguras.
Primero, que el cristianismo para este tiempo ya estaba firmemente establecido
en Bretaña. Había obispos en Londres, York y Lincoln, que concurrieron al
Sínodo de Arlés pocos años más tarde, en 314. Segundo, el santuario de Albano,
cerca de Londres, se transformó en un lugar de peregrinación (hasta el día de
hoy), y llegó a ser tan famoso, que su nombre eclipsó el nombre romano que
anteriormente tenía el lugar.

_ El testimonio en Escocia

En Escocia, el nombre que surge al investigar sobre los orígenes del


cristianismo en esta región (Galloway) es el de Niniano (c. 360-432), un bretón
hijo de un caudillo cristiano. Siendo joven fue a Roma a estudiar, y de allí al
monasterio de San Martín de Tours, en Francia. Niniano regresó a Escocia hacia
el año 400, y durante algún tiempo vivió en una cueva. Cerca de allí construyó
una iglesia dedicada a Martín de Tours y un monasterio que seguía sus métodos
misioneros. Los monjes de este monasterio salieron a muchos lugares del país,
evangelizando a los bretones en el sur, a los pictos en el norte, a los escoceses
en la costa occidental y en Irlanda del Norte.
página 130
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

_ El testimonio en Irlanda

El apóstol de Irlanda es Patricio (c. 389-c. 461), si bien el cristianismo ya


había sido predicado en la isla para cuando él llegó. Era un bretón, hijo de un
diácono que vivía en la costa occidental de Bretaña. Cuando tenía dieciséis
años fue capturado por piratas irlandeses. Después de seis años como esclavo
en tierra pagana, logró escapar y regresar a su hogar. Pero no tenía paz, pues
soñaba con los irlandeses, en quienes su fe cristiana había comenzado a influir.
Así, aceptó esto como un llamado de Dios, y después de una larga preparación
regresó a Irlanda, a la tierra de sus captores, como misionero. Desembarcó en
Ulster y viajó por todo el país desafiando valientemente al paganismo, ganando
a los caudillos y a sus seguidores. Su muerte ocurrió en el 461.

_ El testimonio en las Islas Británicas

El cristianismo de las Islas Británicas durante este período no estaba ligado


con el cristianismo latino del Imperio Romano, que empezaba a centrarse en
la autoridad del obispo de Roma. Más bien era un cristianismo de origen celta.
Este cristianismo celta, imbuido de un fuerte espíritu misionero, se vio de esta
manera fortalecido en algunas regiones del noroeste, en un tiempo cuando la
ley y el orden romanos estaban en decadencia. De este modo, gracias a la obra
de monjes provenientes de las Islas Británicas, se preparó el camino para la
evangelización del norte de Europa en el siguiente período.

EL CRISTIANISMO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

_ Una vieja tradición

La tradición señala que el apóstol Pablo logró cumplir con su propósito de


visitar España y plantar allí el movimiento cristiano (Ro. 15.24, 28). No obstante,
no tenemos prácticamente información alguna en cuanto al desarrollo inicial
del cristianismo en esa parte del mundo. Una tradición muy antigua señala
también que el apóstol Santiago (Jacobo) predicó en España y que el apóstol
Pedro envió a siete obispos a esta región. Es probable que, como ocurrió en
otras partes del mundo romano, el cristianismo haya entrado a la Península a
través de comunidades judías en las ciudades costeras, especialmente en el
sureste, donde parece haber estado expandiéndose desde comienzos del siglo
tercero.

Justo L. González: “Según la tradición Santiago estuvo predicando en


la región de Galicia y en Zaragoza. Su éxito no fue notable, pues los
naturales de esos lugares se negaron a aceptar el evangelio. Cuando
página 131

Santiago iba de regreso a Jerusalén, desanimado por lo que parecía ser


su fracaso, se le apareció sobre un pilar la Virgen—que todavía vivía—y le
dio ánimo. Éste es el origen de la ‘Virgen del Pilar’, venerada en España y
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

en varias de sus antiguas colonias. Tras su regreso a Jerusalén—continúa


diciéndonos la tradición—Santiago fue decapitado, y entonces algunos de
sus discípulos españoles llevaron sus restos de regreso a España, donde
supuestamente reposan hasta el día de hoy en la basílica de Santiago de
Compostela. La tradición referente a Santiago en España ha tenido gran
importancia para los españoles a través de su historia, pues Santiago es
el patrón del país, y ‘¡Santiago y cierra España!’ fue el grito de guerra de
la Reconquista contra los moros.”36

Algunos registros del siglo III en cuanto al movimiento cristiano en España


presentan un cristianismo poco ortodoxo y maduro. Se menciona a un obispo que
apostató de la fe durante la persecución de Decio (250), pero que luego de pasar
el peligro retornó a su oficio. Otros obispos dejaron sus responsabilidades para
involucrarse en el comercio. Algunas cartas de Cipriano de Cartago (195-258)
expresan que en España hubo una suerte de apostasía masiva, encabezada
por los obispos. Muchos cristianos acudían a los magistrados romanos para
retractarse de su fe. Hubo un derrumbe general de la moral, y no fueron pocos
los creyentes que se sometieron a los sacrificios oficiales, mientras continuaban
profesando su fe cristiana. Incluso hubo quienes se desempeñaron como
sacerdotes cívicos. Los registros del concilio de Elvira, llevado a cabo alrededor
del 309 revelan que la Iglesia tuvo problemas con la idolatría, el homicidio y el
adulterio e intentó corregir estos errores. Este mismo concilio muestra que el
movimiento cristiano se había extendido tan al norte como Asturias y tan al este
como Zaragoza, aunque su fuerza mayor parece haber estado en lo que hoy es
Andalucía.

En su Vida de Constantino, Eusebio de Cesarea menciona las diferentes


regiones representadas en el primer concilio ecuménico (Nicea, 325) convocado
por el emperador Constantino. Con énfasis, dice: “Hasta de la misma España,
uno de gran fama se sentó como miembro de la gran asamblea.”37 Este obispo
famoso no era otro que Osio de Córdoba, consejero del emperador en materia
eclesiástica, y su enviado para tratar de reconciliar a las partes en conflicto en
la controversia arriana. Fue precisamente cuando Osio le informó a Constantino
que las raíces del conflicto eran muy profundas y que la disputa podía afectar
la unidad del Imperio, que el monarca se decidió a dar el paso que había
considerado durante algún tiempo: convocar a todos los obispos cristianos del
mundo conocido para poner en orden la vida de la Iglesia y para resolver la
controversia arriana.

Debe tenerse presente que, más tarde (379), el emperador Teodosio, que
declaró al cristianismo religión oficial del Imperio Romano, era natural de
España, donde probablemente acogió su fe cristiana. Teodosio fue el primer
emperador romano de una fe cristiana ortodoxa. De todos modos, el paganismo
no desapareció rápidamente de España. En la última década del siglo IV los
ritos paganos todavía resultaban atractivos para muchos cristianos que habían
página 132

36
González, Historia del cristianismo, 1:43-44.
37
Eusebio de Cesarea, Vida de Constantino, 3.7.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

renunciado a ellos. Incluso un siglo más tarde, según las actas del concilio
de Toledo, la idolatría seguía consiguiendo adeptos. Si bien muchas de estas
prácticas paganas pueden haber sido importadas por las tribus germanas que
invadieron la Península en el siglo V (vándalos, visigodos, suevos), es probable
que hayan sido supervivencias de tiempos anteriores a la llegada de los romanos
o de los días del Imperio. No obstante, con los visigodos, muchos de los cuales
sostenían una fe arriana, el cristianismo logró un establecimiento definitivo en
la Península Ibérica con posterioridad al siglo V.

_ Una encarnizada herejía

Fue en España donde también surgió una “herejía,” que por algún tiempo
mantuvo ocupados a los sectores “ortodoxos” de la Iglesia. Lo ocurrido ilustra
una constante del cristianismo español: su rigorismo ético y su violencia
ortodoxa. En este caso, el acusado fue Prisciliano (340-387), notable asceta y
predicador. Ya en el Concilio de Zaragoza (380), había sido condenado por leer
libros apócrifos y seguir prácticas ascéticas. Varios obispos seguidores suyos lo
ordenaron como obispo de Ávila. Muy pronto, sus oponentes consiguieron una
orden imperial prohibiéndole asumir su oficio. Prisciliano viajó a Milán y Roma
para defender su caso ante el emperador y el obispo de Roma. El segundo no
lo recibió, pero el primero lo restituyó en su puesto en España. Pocos meses
después, un nuevo emperador lo sometió a un tribunal eclesiástico (385), bajo la
acusación de gnosticismo, ideas maniqueístas y depravación moral (Prisciliano
consideraba que hombres y mujeres eran iguales delante de Dios).

Prisciliano fue juzgado en Burdeos de acuerdo con la ley imperial que se


aplicaba a la brujería, y se lo obligó a comparecer ante el tribunal imperial de
Tréveris. Sometidos a tortura, él y sus compañeros (algunos de ellos eran obispos,
como Instancio), confesaron las acusaciones que se les hacían, especialmente
de inmoralidad sexual. Pese a las protestas de Martín de Tours (m. 397), un
importante obispo galo, y de Ambrosio de Milán (340-397), los condenados fueron
ejecutados por decapitación, “convirtiéndose en el primer caso que conocemos
de la masacre de ‘herejes’ y de la caza de brujas bajo los auspicios cristianos.”38
El cuerpo de Prisciliano y de los otros seis ejecutados fue trasladado a España,
y se les dio sepultura como si fuesen mártires. El priscilianismo fue condenado
por el Concilio de Toledo (400).

Irvin y Sunquist: “El caso de Prisciliano refleja algunas de las ansiedades


de su época, incluso las cuestiones concernientes a nuevo papel público
de la Iglesia y sus obispos, el ejercicio del poder en el Imperio Romano,
y las relaciones entre mujeres y hombres en la Iglesia. Prisciliano se
rehusó a reconocer tales distinciones agudamente definidas entre los
géneros, al menos entre aquellos que se habían comprometido con
página 133

38
Paul Johnson, Historia del cristianismo (Barcelona: Vergara, 2004), 163.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

una vida ascética en Cristo. El uso de la pena capital para controlar


la enseñanza de la Iglesia fue también un paso mayor hacia abajo en
el largo camino de los juicios por herejía y el uso de la violencia en
el nombre de la fe cristiana ortodoxa. Sin embargo, no todos estaban
de acuerdo con esta dirección. Martín de Tours, por su lado, vio las
ejecuciones como una profunda distorsión de la fe cristiana.”39

_ Un fanatismo riguroso

Hubo otras reacciones de indignación contra estos abusos, pero la persecución


religiosa en España continuó. Pablo Orosio (385-450), historiador y presbítero,
llegó a destacarse como un cazador español de herejes. En 414, en razón de la
invasión de la Península por los vándalos, se trasladó al norte de África, donde
se colocó bajo la supervisión de Agustín de Hipona, quien le pidió escribir una
historia del mundo destinada a mostrar que la historia pre-cristiana fue peor
que los sufrimientos ocurridos en el Imperio bajo gobernadores cristianos. Los
ataques bárbaros, según él, eran expresión del justo juicio de Dios sobre los
paganos que todavía no se habían convertido a la fe cristiana.

Otro obispo español de renombre fue Dámaso (304-384), quien llegó a ser
obispo de Roma desde 366, después de haber derrotado con violencia a su
oponente Ursino. De él, comenta Johnson:

Paul Johnson: “Su meta parece haber sido bastante clara: presentar al
cristianismo como la verdadera y antigua religión del Imperio y a Roma
como su ciudadela. Dámaso instituyó una gran ceremonia anual en honor
a Pedro y Pablo para destacar la idea de que el cristianismo ya era muy
antiguo y había mantenido su asociación con Roma y los triunfos del
Imperio durante más de tres siglos. Según lo que él alegaba, los dos santos
no sólo habían asegurado la primacía de Roma sobre Oriente, porque
ella era su ciudad adoptiva, sino que también habían demostrado que
eran protectores de la ciudad más poderosos que los antiguos dioses. El
cristianismo era ahora una religión que tenía un pasado glorioso y un futuro
ilimitado. Dámaso vivía bien y agasajaba suntuosamente a sus visitantes.
En 378 celebró un sínodo ‘en la sublime y sagrada Sede Apostólica’—fue
la primera vez que se usó la frase—que exigió la intervención oficial
para asegurar que los obispos occidentales se sometieran a Roma. El
Estado también dictaminó que el obispo de Roma no estaría obligado a
comparecer ante el tribunal: ‘Nuestro hermano Dámaso no debe ser puesto
en una posición inferior a la de aquellos con quienes tiene oficialmente
una situación de igualdad, pero a quienes supera por la prerrogativa de
la Sede Apostólica.’ Según parece, Dámaso fue un hombre desprovisto
por completo de espiritualidad.”40
página 134

39
Irvin y Sunquist, History of the World Christian Movement, 1:227.
40
Johnson, Historia del cristianismo, 139.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

_ Un extenso peregrinaje

Afortunadamente, no todos los testigos españoles fueron de un carácter


cristiano tan dudoso como el de Dámaso. Hacia fines del siglo IV (384), una
mujer aristocrática de nombre Egeria, probablemente una monja del noroeste
de España, salió en peregrinaje hacia el Sinaí, Egipto, Palestina y Mesopotamia.
Es interesante que, en un tiempo en que casi no había mapas, ella utilizó la
Biblia para su orientación y la ayuda de ascetas locales que fue encontrando a
lo largo del camino. Su diario de viaje, escrito en un latín coloquial exquisito, es
no sólo un testimonio extraordinario de un periplo lleno de aventuras por parte de
una mujer, sino una fuente de información extraordinaria en cuanto a la liturgia,
la arquitectura y la vida monástica de casi todo el mundo cristiano. El relato
testifica también de la noción, ya establecida para aquel tiempo, de una Tierra
Santa cristiana y de la importancia que la peregrinación a los sitios sagrados
comenzó a tener. Además, Egeria, con el relato de su viaje piadoso, ofrece una
síntesis notable de la mayor parte de los lugares que hemos mencionado en
esta unidad, desde España hasta Mesopotamia.41

En esta unidad hemos realizado un extenso viaje misionero. Comenzamos con


los primeros territorios visitados por el movimiento cristiano palestino, iniciando
nuestro viaje en Antioquía de Siria, para movernos a la primera ciudad-estado
en convertirse al cristianismo, Edesa. De allí nos movimos a la primera nación
cristiana, Armenia. Pasamos por Partia, Persia, Etiopía, Arabia e India. Desde
el punto más extremo de la expansión oriental del testimonio cristiano, nos
movimos al punto más extremo de la expansión occidental, y así, pasando por
el norte de Europa, llegamos finalmente a las Islas Británicas y a la Península
Ibérica.

En este viaje hemos podido constatar la manera dinámica en que el incipiente


movimiento cristiano encontró oportunidades para su expansión, la fundación
de iglesias, la contextualización y el testimonio. De igual modo, hemos podido
evaluar hasta qué punto la oposición y persecución, como también el impacto de
la cultura local y sus manifestaciones, afectaron la configuración del pensamiento
y la acción cristianos. Todo esto resultó no sólo en un movimiento de aspiraciones
universales, sino verdaderamente mundial. Su dilatado alcance geográfico
es parangonado con su riquísima diversidad. Nuestra mayor cercanía con la
cristiandad latina o mediterránea no debe limitar nuestra visión del movimiento
cristiano como auténticamente ecuménico y múltiple. Sin embargo, de todos los
variados factores que lo configuraron, ninguno parece ser más llamativo que el
cristianismo de los primeros siglos fue un movimiento típicamente urbano. Las
iglesias que se plantaron, tanto dentro como fuera del Imperio Romano, fueron
comunidades urbanas, con todas las características propias de tal condición
socio-cultural. Para el año 500, la mayoría de las grandes urbes del mundo
conocido de entonces, habían sido alcanzadas con el testimonio del evangelio
de Jesucristo.
página 135

41
Ver, Egeria, Diary of a Pilgrimage, trad. George E. Gingras (Nueva York: Newman Press, 1970).
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

GLOSARIO

Adiabene: región cercana a la corriente extremas, como la prohibición del


superior del Tigris, con su capital en matrimonio y la ingesta de vino y carne.
Arbela, una antigua ciudad sagrada de los Por usar agua en lugar de vino en la
asirios, que fue alcanzada tempranamente Cena del Señor, se los llamó “acuarios”
(c. año 100) por el testimonio judeo- o “hidroparastatas.” Jerónimo dice que
cristiano palestinense. No obstante, los Taciano fue el fundador del movimiento.
grupos cristianos fueron pequeños y
padecieron una resistencia activa por godos: antiguo pueblo germánico,
parte de sacerdotes de otras religiones que invadió el Imperio Romano en los
(especialmente zoroastristas). primeros siglos de la era cristiana y ocupó
España e Italia, donde fundó reinos
arriano: seguidor de las enseñanzas de germánicos.
Arrio (256-336), que en su herejía negaba
la consubstancialidad del Hijo y el Padre. Iglesia del Este: Iglesia cristiana que
Los arrianos creían que el Hijo había sido remonta su origen al cristianismo que
creado como un agente para la creación se desarrolló en el Imperio Romano
del mundo. Oriental (bizantino), pero que se expandió
de manera independiente hacia el este
catholikós: obispo patriarca o primado de (Mesopotamia) y desde allí más tarde
ciertas iglesias orientales, especialmente hasta China, sosteniendo una teología
de la Iglesia Armenia o de las iglesias nestoriana, y con una liturgia y literatura
nestorianas (Iglesia del Este) como la religiosa en lengua siríaca.
Iglesia Ortodoxa Siria.
licantropía: manía en la que el enfermo
celta: perteneciente a un grupo de pueblos se imagina a sí mismo y se comporta
indoeuropeos que se establecieron como si fuese un lobo.
antiguamente en las Islas Británicas,
Galia, y en algunas regiones de España, liturgia: del gr. leitourgia (adoración)
Alemania, norte de Italia, Suiza, y hasta es el orden y forma (rito o conjunto de
en Asia Menor. Se refiere también a un ritos) que se sigue para celebrar el culto
grupo de lenguas indoeuropeas habladas religioso público.
especialmente en algunas regiones de maniqueo: seguidor de las doctrinas
las Islas Británicas. de Manes (216-277), que admitía dos
ciudad-estado: un estado autónomo principios creadores, uno para el bien y
que consiste de una ciudad y su territorio otro para el mal.
vecino. misión palestinense: aquella
cristología: rama de la teología que correspondiente a la expansión del judeo-
trata con la interpretación teológica de cristianismo de origen palestino, nacido
la persona y obra de Cristo. en Jerusalén. Este judeo-cristianismo
se extendió hacia el este, yendo de
Ctesifonte: ciudad de Asiria (hoy Irak), Antioquía de Siria hacia Edesa, y de allí
a orillas del Tigris, no lejos de Seleucia, hacia el norte a Armenia y hacia el sur
residencia de invierno de los reyes en dirección a Mesopotamia.
partos, arsácidas y sasánidas.
monofisismo: herejía de los monofisitas,
decuria: cada una de las diez porciones que enseñaban que en Cristo había
en que se dividía la antigua curia romana. una sola naturaleza (divina) y no dos,
En la antigua milicia romana, era la como enseñaba el credo de Calcedonia
escuadra de diez soldados gobernada (451), aun cuando él había asumido un
por un cabo. cuerpo terrenal y humano con su ciclo de
nacimiento, vida y muerte.
encratismo: del griego encar teis
página 136

(autocontrol), designa a movimientos


entregados a prácticas ascéticas
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

GLOSARIO

movimiento de pueblos: resulta de cristianismo llegó a la región con el


la decisión conjunta de un número apóstol Judas, hermano de Jacobo. En
de individuos, todos pertenecientes 190 y 201 ya había iglesias cristianas
a un mismo grupo de pueblo, que les en Edesa. El rey Abgar IX (179-214) se
permite hacerse cristianos sin sufrir una convirtió y abolió los cultos paganos.
dislocación social, mientras se mantienen
en contacto pleno con sus familiares no politeísmo: doctrina de los que creen en
cristianos. Esto hace posible que otros la existencia de muchos dioses.
segmentos de ese grupo de pueblo, a Sasánidas: dinastía persa que reinó de
lo largo de los años, llegue a decisiones 225 a 651.
similares y forme iglesias cristianas
constituidas primariamente por miembros siríaco: lengua hablada y escrita de los
de ese grupo de pueblo. antiguos habitantes de Siria, basada en
un dialecto arameo oriental y utilizada
nestorianismo: herejía del s. V difundida como la lengua literaria y litúrgica por
por Nestorio (428-431), patriarca de varias iglesias cristianas orientales.
Constantinopla, que profesaba la
existencia de dos personas en Cristo, Ve d a s : e n s á n s c r i t o s i g n i f i c a
separando en él la naturaleza divina conocimiento. Se trata de cuatro libros
de la humana en el Cristo encarnado. sagrados de la India, escritos en lengua
El nestorianismo fue condenado por sánscrita, atribuidos a la revelación de
el Concilio de Éfeso en 431, pero Brahma. Son colecciones de oraciones,
se desarrolló en las iglesias que se de himnos, de fórmulas de consagración,
separaron del cristianismo bizantino a y de expiación, que constituyen los
partir de esa fecha, y tuvieron su centro escritos sagrados hindúes más antiguos.
en Persia, desde donde se esparció Los Puranas, los Sutras, etc., son
desde Asia Menor hasta China. comentarios de dichos libros.

nómada: familia o pueblo que anda zoroastrismo: religión de origen persa,


vagando sin residencia fija de lugar en fundada en el s. VI a.C. por el profeta
lugar de manera estacional o dentro Zoroastro a partir del mazdeísmo, y que
de un territorio bien definido a fin de sostiene la creencia en Ahura Mazda
asegurarse la provisión de alimentos, y como la divinidad suprema. Esta doctrina
que generalmente está dedicado a tareas está promulgada en el Avesta (el libro de
de pastoreo. los escritos sagrados del zoroastrismo),
y se caracteriza por su rigor ético, ya
Osroene: región del NO de Mesopotamia, que requiere de las buenas acciones
con capital en Edesa, donde se fundó humanas para ayudar a Ahura Mazda
un pequeño estado gobernado por en su lucha cósmica contra Ahriman, el
sus caudillos con el título de reyes. El espíritu del mal.
página 137
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

SINOPSIS CRONOLÓGICA

90-100 Ministerio misionero de Addai en Adiabene


105-115 Pekhidha, primer obispo de Arbela
121 Sansón, obispo de Arbela (Adiabene)
123 Martirio de Sansón
135-148 Isaac, obispo de Arbela (Adiabene)
155-220 Tertuliano de Cartago
179 Muere Noé, obispo de Arbela (Adiabene)
c. 180 Panteno de Alejandría visita la India
179-186 Abgar IX, primer rey cristiano de Edesa
225 Persas sasánidas se apoderan de Partia
235-238 Maximino, un godo, emperador de Roma
264 Godos de Rumania cruzan el mar Negro
294 Gregorio “el Iluminador,” obispo de Armenia
c. 300 David, obispo de Basora
309-379 Sapor II el Grande, emperador persa sasánida
311-383 Ulfilas, apóstol a los godos
315 Carta de Constantino al emperador persa sasánida
325-350 Ezana, rey de Etiopía
c. 330 Frumencio, obispo de Etiopía
337 Expedición de Constantino contra los persas
339-379 Gran persecución en el Imperio Persa Sasánida
339-379 Shimun, obispo de Ctesifonte
340 Ulfilas es ordenado como obispo (arriano) de los godos
342-420 Jerónimo
345 Tomás el Mercader y refugiados de Persia llegan a Cranganore,
en la costa Malabar (India)
c. 350 Pallivanavar, posible rey cristiano de Kerala (Malabar, India)
364 Sínodo de Antioquía
376 Los godos piden permiso para entrar al Imperio Romano
378 Los godos derrotan al ejército imperial romano
399-420 Yezdegerd I, emperador persa sasánida
c. 400 Rufino escribe su Historia eclesiástica
página 138

410 Nuevo Testamento en Armenio


410 Alarico sitia y captura Roma
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

SINOPSIS CRONOLÓGICA

412-426 Agustín de Hipona escribe La ciudad de Dios


420-422 Bihram V, emperador persa sasánida
420-450 Período de persecución en Imperio Persa Sasánida
430 Los vándalos sitian Hipona (norte de África)
432 Patricio comienza su misión en Irlanda
450 Sozómenos escribe su Historia eclesiástica
455 Los vándalos sitian Roma
461 Muere Patricio, el apóstol de Irlanda
480 Los hunos cruzan los Himalayas y destruyen el Imperio Gupta, de la India
486 La Iglesia Persa opta por el nestorianismo. Sínodo de Seleucia
491 La Iglesia Armenia opta por el monofisismo
523 Masruq, rey de Yemén (Arabia)
525 Masruq es derrotado por el ejército etíope
547 Cosmas escribe La topografía cristiana

página 139
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

CUESTIONARIOS DE REPASO

Preguntas sobre el material básico que hizo Ulfilas, que muestran que fue un
(para los niveles 1, 2 y 3): buen misionero. 23. ¿Quién fue Albano y qué
hizo? 24. ¿Quién fue Niniano y qué hizo? 25.
¿Quién fue Patricio y qué hizo? 26. ¿Cuál fue
1. ¿Quién fue el primer rey cristiano? la característica fundamental del cristianismo
2. ¿Dónde se edificó el primer templo céltico? 27. ¿Qué indican las tradiciones más
cristiano que recuerde la historia? antiguas sobre el origen del cristianismo en
3. ¿Qué idioma impor tante fue España? 28. ¿Quién era Osio de Córdoba y
probablemente el primero al que se qué hizo? 29. ¿Quién fue Prisciliano y que
tradujo el Nuevo Testamento griego? ocurrió con él y sus seguidores? 30. ¿Quién
4. ¿Dónde era hablado ese idioma? fue Egeria y qué hizo?
5. ¿Quién fue el primer obispo de
Armenia, y en qué fecha? 6. ¿Cuándo
fue traducido por primera vez el Nuevo Preguntas suplementarias (para los niveles
Testamento al idioma armenio? 7. ¿Cuál 2 y 3):
era la religión nacional de Persia en el
tiempo de los Sasánidas? 8. ¿Por qué
razón la situación de los cristianos en 1. Dibuja un mapa en el que estén indicados
Persia cambió a partir del año 312, con los siguientes datos geográficos: mar
la entrada de Constantino a Roma? Mediterráneo, África, mar Rojo, Asia Menor,
9. En el año 339 comenzó una gran Constantinopla, río Nilo, Egipto, Persia, golfo
persecución en el Imperio Persa, ¿de Pérsico, India, Mesopotamia, Antioquía,
qué tres maneras se manifestó? 10. Edesa, Capadocia, Armenia, mar Caspio,
Menciona un hecho de Constantino que Partia, río Indo, río Tigris, río Éufrates, Libia,
llevó a la persecución de los cristianos Cirenaica, Roma, Etiopía, Arabia, Alejandría,
en Persia. 11. ¿Cuándo pudo la minoría Tiro, Yemén, Basora, Costa Malabar y Ceylán
cristiana en el Imperio Persa establecer (Sri Lanka).
un acuerdo efectivo con las autoridades?
12. El Concilio de Nicea (325) decretó 2. La religión oficial de Persia en tiempos de
que la Iglesia debía reconocer tres los Sasánidas era el zoroastrismo. ¿Quién
“Grandes Obispos,” quienes tenían fue su fundador y qué cree esta religión?
una autoridad mayor que la de los Utilizar un diccionario enciclopédico para la
demás. ¿En qué ciudades tenían sus respuesta.
sedes, y cuáles eran las áreas de su 3. ¿Qué nombre se le da en la historia
autoridad? 13. Narra con tus propias universal al período que siguió a la entrada
palabras cómo llegó Etiopía a ser un de los hunos en China y de los godos en el
país cristiano. 14. ¿Desde dónde penetró Imperio Romano.
la influencia cristiana en Arabia? 15. ¿En
qué aspectos la organización política de 4. Dibuja un mapa que muestre: (1) dónde
Arabia era diferente de la de otros países vivían los hunos y qué regiones invadieron;
antes del advenimiento del Islam, y qué (2) dónde vivían los godos y qué regiones
relación tiene esto con el cristianismo? invadieron.
16. ¿Qué es Los hechos de Tomás y qué
5. ¿Qué tipo de cristianismo predicó Ulfilas
narra? 17. ¿Cuál era el título del libro
entre los godos? Hacer una descripción del
de Cosmas y qué datos interesantes
mismo.
para la historia del cristianismo en
India consigna? 18. Menciona algunas 6. ¿De qué dos cosas podemos estar seguros
características de los hunos. 19. en cuanto a los orígenes del cristianismo en
Menciona tres razones por las que los las Islas Británicas?
godos entraron al Imperio Romano.
20. ¿Qué contribución especial hizo 7. Menciona dos características del
página 140

Jerónimo al cristianismo? 21. ¿Quién cristianismo en las Islas Británicas durante


fue Ulfilas? 22. Menciona tres cosas este período.
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

CUESTIONARIOS DE REPASO

8. ¿Cómo evalúa el historiador Paul 2. Explica con tus propias palabras


Johnson la persona y ministerio de qué quiere decir San Agustín cuando
Dámaso, el obispo de Roma? afirma en La ciudad de Dios: “La Iglesia,
peregrina a través de la historia, es la que
9. ¿Cómo evalúa el historiador Paul da sentido a la historia y el fin de este
Johnson la represión de Prisciliano y sus peregrinaje está más allá de la historia,
seguidores? en la Iglesia Triunfante.”
10. ¿Qué lugares visitó Egeria en su 3. Leer Walker, La historia de la iglesia
peregrinaje al Oriente? cristiana, 129-134, y confeccionar una
ficha de resumen.

Tareas avanzadas (para el nivel 3): 4. ¿Qué piensas del uso de la violencia
en la represión de personas y posturas
heréticas?
1. ¿Cuál habría sido el efecto sobre 5. El cristianismo se expandió fuera del
el desarrollo de la Iglesia en Persia, Imperio Romano durante este período.
si los cristianos hubiesen tratado de ¿Cuál es tu evaluación general de esta
escapar de la persecución obedeciendo expansión?
a las autoridades y negando la religión
cristiana?

página 141
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

TRABAJOS PRÁCTICOS

TAREA 1: La correspondencia entre Jesús y el rey Abgar

Supuesta carta de Abgar, rey de Edesa, a Jesús:


“Abgar, rey de Edesa, a Jesús el Salvador, que se ha manifestado en Jerusalén. He oído
hablar de las curaciones que has hecho, sin usar hierbas, ni otros remedios ordinarios.
Y sé que devuelves la vista a los ciegos, y que haces andar a los cojos, y que limpias de
lepra, y que arrojas los demonios inmundos, y que curas las enfermedades más crónicas,
y que resucitas a los muertos. Y, oyendo tales cosas, me he persuadido de que tú eres
Dios, o Hijo de Dios, y que estás en la tierra con el fin de realizar esas maravillas. Y por
eso te escribo, para suplicarte que vengas a mí, y que me cures de la enfermedad que me
atormenta. Y he oído decir que los judíos murmuran de ti y que te preparan celadas. Y yo
poseo una ciudad que es pequeña, pero honesta, y que bastará para los dos.”
Supuesta contestación de Jesús a Abgar:
“Bienaventurado seas, tú, Abgar, que crees en mí, sin haberme conocido. Porque de mí
está escrito: Los que lo vean no creerán en él, a fin de que los que no lo vean puedan
creer, y ser bienaventurados. Cuanto al ruego que me haces de ir cerca de ti, es preciso
que yo cumpla aquí todas las cosas para las cuales he sido enviado, y que, después de
haberlas cumplido, vuelva a Aquel que me envió. Y, cuando haya vuelto a Él, te mandaré
a uno de mis discípulos, para que te cure de tu dolencia, y para que comunique a ti y a
los tuyos el camino de la bienaventuranza.”

Jorge Luis Borges, ed., Evangelios apócrifos, vol. 2 (Buenos Aires: Hyspamérica, 1985),
433-434.
- Hacer un comentario crítico de esta correspondencia, que fue aceptada como auténtica
por Eusebio de Cesarea (Historia eclesiástica, 1.13).

TAREA 2 * La caída de Roma en 410.

Lee y responde:
“¡Ay! repentinamente me han traído noticias de la muerte de Pamaquio y Marcela, el
sitio de Roma, y la caída en sueño de muchos de mis hermanos y hermanas. Quedé tan
estupefacto y desalentado que día y noche no podía pensar en ninguna otra cosa que en
el bienestar de la comunidad; parecía como si estuviese compartiendo la cautividad de los
santos, y no pudiese abrir mis labios hasta que no supiese algo más definido; y mientras
tanto, lleno de ansiedad, estaba vibrando entre esperanza y desesperación, y me estaba
torturando con las desgracias de otras personas. Pero cuando la luz brillante de todo el
mundo fue apagada, o más bien, cuando el Imperio Romano fue decapitado y, para hablar
más correctamente, todo el mundo pereció en una ciudad, quedé mudo y me humillé, y
guardé en silencio las buenas palabras, porque mi pena estalló de nuevo, mi corazón se
agitó dentro de mí, y mientras meditaba el fuego fue encendido. . . .
Todas las cosas, no importa cuán dilatadas sean, tienen su fin; los siglos que han pasado
nunca retornan, y es cierto decir que todo lo que comienza debe perecer, y todo lo que
crece pasa por decadencia y muerte. No hay obra creada que no sea atacada por la vejez
página 142

y que consecuentemente no desaparezca. ¡Pero Roma! ¿Quién podía creer que Roma,
levantada por la conquista de todo el mundo, había caído, que la madre de las naciones
había llegado a ser también su tumba; que las costas de todo el Este, de Egipto, de África,
E l cri sti a n i s mo má s a ll a d e l I mperi o R o ma n o

TRABAJOS PRÁCTICOS

que alguna vez pertenecieron a la ciudad imperial, estaban llenas con las huestes de sus
siervos y siervas, que nosotros estaríamos recibiendo cada día en esta santa Belén hombres
y mujeres que alguna vez fueron nobles y prósperos en todo tipo de riqueza, pero que ahora
están reducidos a pobreza? No podemos aliviar a estos sufrientes: todo lo que podemos
hacer es simpatizar con ellos, y unir nuestras lágrimas a las suyas.”

Jerónimo, Prefacio al comentario sobre Ezequiel, libros 1 y 3.

- ¿A qué se refiere Jerónimo cuando habla de “la caída en sueño de muchos”?


- ¿Qué concepto tenía Jerónimo de la ciudad de Roma, a la luz de sus palabras?
- ¿En qué sentido se habla, todavía hoy, de “Roma, la eterna”?
- ¿Qué problemas sociales generó la caída de Roma, según el testimonio de
Jerónimo?
- Describe la actitud pastoral de Jerónimo.

DISCUSIÓN GRUPAL
1. ¿Qué piensan ustedes en cuanto a la necesidad de la indigenización de las iglesias
nacionales y su divorcio de toda dependencia exterior (como hizo la Iglesia del Este en Persia
respecto de Roma), para que haya una auténtica expansión de la fe cristiana? ¿Por qué
este proceso de indigenización es importante desde una perspectiva misionológica?
2. ¿Cómo explicarían ustedes la caída de un imperio (como el Imperio Romano), que
llevaba el nombre de cristiano? ¿El hecho de que una nación sea cristiana, la libra de la
guerra o la autodestrucción? Fundamenten sus respuestas.

LECTURAS RECOMENDADAS
Bainton, La iglesia de nuestros padres, 56-64.
Daniélou-Marrou, Nueva historia de la iglesia, 1:90-91; 230-232; 319-321
González, Historia de las misiones, 73-83; 85-90.
González, Historia del cristianismo, 1:307-314; 221-232.
Latourette, Historia del cristianismo, 1:116-118; 138-146.
Walker, Historia de la iglesia cristiana, 129-134.
página 143
UNIDAD 3

El
cristianismo
en el imperio
bizantino

INTRODUCCIÓN
La histor iografía cr istiana tradicional no
ha prestado mucha atención al desarrollo del
cristianismo bizantino. Y cuando lo ha hecho, ha
sido generalmente en relación con los desarrollos
en el mundo romano occidental. Para nosotros en
América Latina, el cristianismo bizantino nos resulta
casi totalmente desconocido, y en buena medida esto
es debido a que las iglesias que lo representan en
la actualidad no han tenido una gran visibilidad en
la mayor parte de los países latinoamericanos. De
manera particular, hay un desconocimiento bastante
generalizado de la historia y desarrollo, teología y
prácticas de esta forma de ser cristiano. No obstante,
éste es el cristianismo sostenido por pueblos que
hoy tienen una gran relevancia: griegos, rusos,
búlgaros, macedonios, serbios, rumanos, eslavos,
ucranianos, e incluso algunos árabes, polacos,
fineses y albanos.

A la ignorancia del cristianismo bizantino se


agregan los prejuicios y malos entendidos, que a lo
largo de los siglos se han ido desarrollando entre
las iglesias de Occidente y Oriente. Es posible que
si el movimiento cristiano occidental no se hubiese
separado de su contraparte oriental (1054), no se
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

hubiese producido la segunda división de la cristiandad con la Reforma (siglo


XVI). Tanto la Iglesia en Occidente como la Iglesia en Oriente hubiesen podido
evitar muchos de sus propios conflictos de haberse entendido mejor entre
ellas.

El mundo cristiano grecorromano era muy cosmopolita. Sin embargo, su


diversidad no creaba división. Un obispo tan distinguido como Ireneo, procedente
de Esmirna (Asia Menor) y formado por Policarpo, terminó sirviendo como
obispo en Lión (Francia). De modo que hasta comienzos del siglo IV casi no
tiene sentido hablar de cristianos orientales y occidentales. Los cristianos eran
bien conscientes, no de ser occidentales u orientales, sino simplemente de ser
cristianos, y como tales “extranjeros residentes” (paroikoi), peregrinos en este
mundo. La Iglesia consistía de creyentes reunidos en torno a los obispos en
los pueblos y ciudades del mundo romano. Con el correr del tiempo, como se
vio, algunas sedes episcopales fueron creciendo en su prestigio y se fueron
estableciendo zonas de influencia. Estos obispos, a su vez, comenzaron a
competir unos con otros, hasta que en Occidente el obispo de Roma pretendió
una posición por encima de los demás, y entró en conflicto, especialmente con
el patriarca de Constantinopla. Para fines del siglo IV y a lo largo del siglo V ya
se puede hablar con propiedad de Iglesias orientales y occidentales, si bien se
seguía pensando en una sola Iglesia, santa, católica y apostólica.

No obstante, hacia mediados del siglo V, la comunión entre latinos y griegos


se rompió debido a disputas teológicas, mayormente relacionadas con las
naturalezas divina y humana en Jesús. La brecha se amplió todavía más por
causas de orden político. Con Agustín de Hipona, la Iglesia Latina desarrollo una
teología típicamente occidental. Algo similar ocurrió en Oriente con la teología
desarrollada por Basilio de Cesarea, Gregorio de Nisa y Gregorio de Nacianzo.
Con ellos se establecieron los lineamientos principales que caracterizaron a la
teología cristiana oriental. De este modo, la teología occidental se caracterizó
por enfatizar más los aspectos disciplinarios y prácticos, mientras que la oriental
fue más especulativa y mística. La Iglesia Católica en Occidente resultó ser
más legalista, realista y pragmática, prestando mucha atención al estado del
ser humano delante de Dios. Por el contrario, en Oriente las iglesias fueron más
místicas e idealistas, colocando el énfasis en el misterio de Dios.

Las diferencias se hicieron también agudas en cuanto al carácter del gobierno


y el manejo del poder. El sistema de Oriente consistía en una administración
y gobierno basado sobre la ausencia de libertad y participación popular. El
emperador pasó de ser un princeps (como era en Roma) y se convirtió en un
dominus, es decir, “señor,” con un Estado cortesano, con ceremonias orientales,
con eunucos y una pompa desconocida en Occidente. Un helenismo orientalizado
fue poco a poco tornando más rígidos los estamentos sociales, limitando la
autonomía de las ciudades, y creando organizaciones jerárquicas que intervenían
en todos los asuntos cotidianos y minúsculos. La Iglesia misma se fue tornando
cada vez menos democrática y su liderazgo más absoluto y divinizado, con una
actitud puramente especulativa y contemplativa, situada por encima de la magia
sacramental de los niveles inferiores.
página 146

Fue también durante el siglo V que se produjo una fractura en el cristianismo


de Oriente entre lo que podría llamarse la ortodoxia oriental y las iglesias
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

orientales. Esto se debió a la difusión del monofisismo y su adopción por parte de


iglesias en Egipto, Abisinia, Siria y Armenia. Para la segunda mitad de ese siglo,
la cristiandad estaba dividida teológicamente en tres ramas más importantes,
las iglesias occidentales católicas, las iglesias griegas u ortodoxas, y las iglesias
orientales, las tres pretendiendo un origen apostólico y universalidad.

EL LUGAR Y LAS CIRCUNSTANCIAS

El área geográfica en la que habría de desarrollarse el cristianismo bizantino


varió en su dimensión a lo largo de los siglos. En su apogeo y mayor extensión,
el mundo bizantino se extendió por el Mediterráneo hasta incluir Sicilia, el sur
de Italia, buena parte de la costa italiana del Adriático, Grecia y una buena parte
de los Balcanes, Anatolia (la moderna Turquía), Siria, Palestina, Mesopotamia
y Egipto. Sea como fuere, la región de influencia bizantina abarcaba partes de
tres continentes: Europa, África y Asia.

_ La ciudad de Constantinopla

Esta majestuosa ciudad llegó a ser el centro administrativo y económico de


unas 1500 ciudades que constituyeron la infraestructura de lo que, más tarde, se
llamó el Imperio Bizantino. La ciudad había sido fundada en 657 a.C. por colonos
griegos provenientes de Megara (ciudad de la antigua Grecia). Su ubicación en
la boca de los Dardanelos le dio el control del acceso al mar Negro y al mar de
Mármara. Desde la época de Diocleciano—que trasladó la capital del Imperio a
Nicomedia—Roma perdió su gran prestigio dentro del mundo antiguo. Constantino
prefirió no establecer su gobierno en ella, y resolvió fundar una nueva capital en
Oriente en un lugar que sirviera, a su vez, de baluarte contra los ataques de los
bárbaros. Para ello, eligió una pequeña población ubicada estratégicamente a
orillas del Bósforo, con un buen puerto natural. El nombre de la ciudad cambió
de Bizancio a Constantinopla cuando el emperador Constantino movió su capital
imperial a este lugar en 330 d.C. Constantino extendió la ciudad, que consideró
como una Nueva Roma, ordenando la construcción de un foro, templos, palacio,
acueductos, circo y un amplio Hipódromo sobre las siete colinas de la ciudad.
Los sucesores de Constantino continuaron embelleciendo la ciudad, que se
transformó en una de las más bellas de todo el mundo conocido.
página 147
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

MAPA 9 - IMPERIO BIZANTINO Y CONSTANTINOPLA

A diferencia de Roma, Constantinopla fue fundada como una ciudad cristiana


desde el principio. En ella, la tradición romana, la cultura griega y la religión
cristiana se dieron cita. Constantino enfatizó el helenismo de la ciudad con sus
bibliotecas, museos, erudición y arte. Pero la ciudad fue también romana, ya que
el latín se hablaba en sus calles y especialmente era la lengua oficial del Imperio.
“La Nueva Roma que es Constantinopla” era el título oficial de la ciudad y sus
ciudadanos siguieron siendo Romaioi. Las leyes y la organización del Estado
continuaron siendo tan romanas como sus tradiciones militares.

No obstante, la característica más sobresaliente de Constantinopla es que


era una ciudad cristiana. Si bien el paganismo continuó durante un buen tiempo,
el movimiento cristiano fue ganando adeptos e influyendo notablemente en la
cultura bizantina. Los ciudadanos de Constantinopla eran conscientes de su
herencia griega y romana, pero su concepto básico de la vida era diferente.
Estaba más afectado por percepciones e ideas orientales que occidentales,
entre ellas el cristianismo. Como indica Steven Runciman, “. . . la historia del
Imperio Bizantino es la historia de la infiltración de ideas orientales para teñir
las tradiciones grecorromanas, y de la reacción periódica. Porque a pesar de
todo esto, las tradiciones grecorromanas continuaron hasta el fin.”1
página 148

1
Steven Runciman, Byzantine Civilization (Nueva York: New American Library, 1956), 24.
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

Alfred Weber: “Al igual que Roma—hasta que ésta se desmoronó interna
y administrativamente—, Bizancio era un estado-ciudad, a pesar de todo
su gran territorio circundante. Por mucho que en Bizancio hubiese cosas
procedentes del antiguo Oriente, por mucho que hubiese una burocracia,
un hieratismo, un ritualismo, un ceremonial y otras dimensiones por el
estilo extrañas a la cultura del prístino mundo antiguo, y por mucho que
todo esto circunscribiese y configurase su vida, lo cierto es también
que Bizancio siguió siendo en esencia una polis antigua; y su base
fundamental, su subsuelo continuó siendo la libertad que había sido
creada en un principio por el mundo antiguo—por muy paradójica
ciertamente que esta comprobación pueda resultar a la luz del fuerte
bizantinismo entonces existente—. La fórmula empleada de ordinario en
la que se dice que Bizancio tiene elementos de la antigüedad helénico-
cristiana, elementos del Oriente de la última época y elementos del viejo
paganismo, fundidos en una unidad viva, es exacta.”2

Constantinopla fue creciendo también en tamaño, riqueza y prestigio en


función de las circunstancias políticas que la rodearon. Alarmado por el avance
de las tribus germánicas, el emperador Teodosio II (408-450) ordenó a sus
ingenieros la construcción de una muralla alrededor de la ciudad de casi 8
metros de alto y de unos 5 kms. de longitud. Teodosio II dividió sus dominios
entre sus dos hijos. Uno gobernó la parte occidental del Imperio mientras que el
otro reinó sobre las tierras más ricas y estables del este. En 410, Alarico condujo
a sus visigodos y capturó y saqueó a Roma. Constantinopla quedó como único
centro administrativo del Imperio Romano. Después del saqueo de Roma por
los vándalos en 455, la posición de Constantinopla como la más grande y más
segura de las ciudades romanas fue indiscutible.

_ La creación del Imperio Bizantino

Durante los siglos IV y V, el ideal de un Imperio Romano unificado y único,


que reuniera a Oriente y Occidente, era más una aspiración que una realidad.
Los sucesores de Constantino lucharon por quedarse con el Imperio, hasta que
Constancio (337-361), uno de sus hijos, quedó solo al frente del gobierno. Constancio
persiguió a los paganos, ordenó la pena de muerte para quienes ofrecieran sacrificios
y quienes se convirtieran al judaísmo. Los opositores paganos de Constancio fueron
considerados como traidores. También tuvo incidentes con los cristianos ortodoxos,
porque favoreció la herejía arriana. Su primo Juliano (332-363) lo sucedió en el trono,
si bien gobernó sólo dos años (361-363). Fue educado desde temprana edad en
el cristianismo bajo la dirección del obispo Eusebio de Nicomedia. Mientras residió
en Capadocia, ministró en iglesias, probablemente como lector. Sin embargo, en
secreto leía las conferencias de un retórico pagano y por influencia de la filosofía
griega, especialmente el neoplatonismo, renegó de su fe y puso todo su empeño
para establecer de nuevo el paganismo.
página 149

2
Alfred Weber, Historia de la cultura (México y Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1963), 154.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Se inició en los misterios eléusicos mientras seguía profesándose cristiano.


Se burló de los cristianos a través de numerosos libelos y obras satíricas de
las que era autor. Le quitó al clero cristiano los privilegios e inmunidades que
habían recibido bajo Constantino. Prohibió a los cristianos la enseñanza de la
literatura clásica y la filosofía, mientras ordenaba destruir sus libros sagrados,
con el fin de reducirlos a una secta despreciable e ignorante. Tomó la predicación,
las vestiduras púrpuras y los himnos de la adoración cristiana y los aplicó a la
adoración pagana. Los cristianos lo llamaron Juliano el Apóstata. Su muerte en
batalla contra los persas puso fin al intento de reestablecer el paganismo. Él fue
el último emperador romano que abogó abiertamente por el paganismo.

Juliano el Apóstata: “¿No fueron los dioses los que revelaron todo su
conocimiento a Homero, Hesíodo, Demóstenes, Herodoto, Tucídides,
Isócrates y Lisias? . . . Pienso que es absurdo que aquellos que exponen
las obras de estos escritores deshonren a los dioses a quienes ellos solían
honrar. . . . Sin embargo, si ellos piensan que estos escritores estaban
equivocados con respecto a los dioses más honrados, entonces que se
trasladen a las iglesias de los galileos para exponer a Mateo y Lucas, dado
que ustedes galileos [cristianos] los están obedeciendo cuando ordenan a
la gente que se abstenga de la adoración en los templos [paganos]. Por mi
parte, deseo que sus oídos y sus lenguas puedan ‘nacer de nuevo,’ como
dirían ustedes, en cuanto a estas cosas en las que yo pueda siempre tener
parte, y todos los que piensan y actúan como a mí me place.”3

Después de Juliano, el Imperio Romano Oriental fue gobernado por


emperadores débiles: Joviano, Valente y Teodosio. Joviano (331-364) se resistió a
su elección por parte del ejército como emperador porque decía que era cristiano.
Las tropas dijeron que ellos también lo eran y no le permitieron declinar. Joviano
anuló la legislación anti-cristiana de Juliano y proclamó la libertad de adoración
durante su breve reinado de ocho meses (363-364). Valente (328-378) gobernó
de 364 a 378, pero le faltó el valor, la resolución y la habilidad que tuvo su
hermano Valentiniano en su gobierno de Occidente. Además, se vio involucrado
en numerosas controversias teológicas.

Teodosio (347-395), llamado el Grande, era un guerrero español que después


de sanar de una enfermedad, se convirtió al cristianismo (380) y se dedicó a su
defensa e implantación. Después de ser bautizado, publicó el famoso edicto de
Salónica, por el cual estableció como ley del Estado todos los acuerdos del Concilio
de Nicea (325). Teodosio el Grande gobernó de 379 a 395 y se lo considera
como el primer emperador bizantino ortodoxo, ya que consiguió que el senado
romano reconociera que la religión de Cristo era verdadera e hizo del cristianismo
ortodoxo la religión exclusiva del Imperio. En 381, estableció en Oriente la ortodoxia
romano-alejandrina como ley del Imperio. Su voluntad ortodoxa quedó registrada
en el Código de Teodosio, que junto con el Credo de los Apóstoles, hizo de la
doctrina de la trinidad el dogma máximo y fundamental de la cristiandad bizantina.
Teodosio el Grande no sólo afirmó la ortodoxia nicena sino que también persiguió
a los paganos, cerró sus templos y destruyó sus ídolos. Ordenó extinguir el fuego
página 150

3
Juliano el Apóstata, Edicto sobre los maestros cristianos, Carta 36.
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

sagrado custodiado por las vestales, prohibió los juegos olímpicos y castigó con
la pena de muerte a todo el que adorase dioses falsos.

Teodosio era fervientemente ortodoxo, y al convocar el segundo concilio


ecuménico en Constantinopla (381), quiso forzar la unidad del mundo cristiano
eliminando al arrianismo. En 394 se ciñó la corona del Imperio Romano
Occidental. Antes de morir (395), Teodosio dividió el Imperio entre sus dos
hijos: a Arcadio le correspondió el Oriente, con Constantinopla como capital; y
a Honorio el Occidente, con Milán como capital (y posteriormente Ravena). El
reinado de Teodosio había marcado una nueva era en el Imperio Romano, que
se había transformado en un imperio cristiano ortodoxo. No obstante, con su
muerte, Oriente y Occidente terminaron por separarse para siempre.

José Luis Romero: “Consumada la división del imperio en 395, el Oriente


quedó en manos de los emperadores de Constantinopla, cuya primera
actitud fue afirmar teóricamente sus derechos sobre el Occidente, pero
preocuparse sobre todo de defender su propio territorio. Ésta fue la
orientación de los emperadores del siglo V, debido a la cual se manifestó
una acentuada tendencia a la afirmación de los elementos griegos y
orientales con detrimento de la tradición romana propiamente dicha. Esa
tendencia estaba alimentada en parte por la misma Constantinopla, pero
más aún por las provincias orientales del imperio.”4

La dinastía iniciada por Teodosio el Grande terminó con Valentiniano III (419-
455), quien reinó desde 425 hasta que fue asesinado en 455. Este emperador
bizantino lanzó un edicto en 445, que favoreció notablemente las pretensiones
del obispo de Roma de ejercer supremacía sobre todas las sedes episcopales en
el mundo cristiano. Según él, la Iglesia occidental debía estar sujeta totalmente
a Roma y a la primacía de su obispo.

Valentiniano III: “Estamos convencidos de que la única defensa para


nosotros y para nuestro Imperio está en el favor del Dios del cielo: y
en orden a merecer este favor es nuestro primer cuidado apoyar la fe
cristiana y su venerable religión. Por lo tanto, en la medida en que la
preeminencia de la Sede Apostólica sea asegurada por el mérito de San
Pedro, el primero de los obispos, por la posición conductora de la ciudad
de Roma y también por la autoridad del santo Sínodo, que ninguna
soberbia intente nada contra la autoridad de esa Sede. Porque la paz de
las iglesias sólo será preservada en todas partes cuando todo el cuerpo
reconozca a su gobernante. . . . Por lo tanto, . . . decretamos, como edicto
perpetuo, que nada será intentado por los obispos galicanos, o por
aquellos de cualquiera otra provincia, contrario a la antigua costumbre,
sin la autoridad del venerable papa de la Ciudad Eterna. Pero sea lo que
fuere que la autoridad de la Sede Apostólica haya establecido, que eso
sea tenido como ley por todos.”5
página 151

4
José Luis Romero, La Edad Media (México: Fondo de Cultura Económica, 1966), 24.
5
“Edicto de Valentiniano III” (445), citado en Henry Bettenson, Documents of the Christian Church,
2da ed. (Oxford: Oxford University Press, 1979), 22-23.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Durante el medio siglo que duró la dinastía teodosiana, el Imperio Romano


Occidental entró en rápida decadencia hasta que los bárbaros germanos lo
derrumbaron. En 476, el rey ostrogodo Odoacro forzó al último emperador
romano, Rómulo Augústulo, a abdicar. Con esto, Constantinopla quedaba como
única ciudad imperial. Además, tenía la ventaja de ser más inexpugnable a los
ataques bárbaros. Visigodos, hunos y ostrogodos cruzaron el río Danubio, pero
se movieron hacia Occidente antes que hacia Constantinopla, cuya invasión
consideraron complicada.

Con Arcadio (377-408), quien gobernó desde 395 como emperador en


Constantinopla, nació el Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino. A la
muerte de Arcadio (408) le sucedió su hijo Teodosio II, que gobernó siendo un
niño (de 408 a 450), asistido con habilidad por su hermana Pulqueria. Para el año
431, Teodosio había casi limpiado de paganos el Imperio, y en 438 se jactaba
de que no había quedado ninguno en sus dominios. Dos de sus contribuciones
mayores fueron la ordenación del Código Teodosiano y la fundación de la
universidad de Constantinopla. Muerto Teodosio II, Pulqueria se casó con
Marciano, quien se hizo cargo del Imperio (450-457). Su sucesor fue León I, quien
gobernó de 457 a 474 y continuó la lucha contra las amenazas de los bárbaros.
Su poder fue sostenido por tropas mercenarias de origen isaurio (pueblo del
interior de Asia Menor), que trajo a Constantinopla para contrarrestar las tropas
germánicas que hasta entonces predominaban y le eran hostiles. La rivalidad
entre los grupos armados complicaba los conflictos religiosos, que distraían la
atención de la corte en la capital imperial. Finalmente, en medio del caos, los
isaurios lograron imponerse hasta el punto de consagrar como emperador, a la
muerte de León I, a uno de entre ellos, Zenón, conocido como el Isáurico, que
ocupó el trono desde 474 hasta 491.

Zenón intentó reconquistar Italia, para lo cual envió a Teodorico, rey de los
ostrogodos, para que sometiera a Odoacro. Pero el intento fracasó. El sucesor
de Zenón, Anastasio (491-518) gobernó en medio de luchas religiosas y ataques
extranjeros (eslavos y búlgaros, además de los persas), y se vio forzado a cambiar
su política, sosteniendo que los intereses del Imperio estaban principalmente en
Oriente. A lo largo del siglo VI, los emperadores orientales hicieron todo lo posible
por recuperar las provincias occidentales del Imperio. Al principio, estos esfuerzos
fueron mayormente defensivos. Entre 493 y 526, Teodorico mismo lanzó una
serie de campañas contra Constantinopla, que fracasaron. Justino I (518-527), un
campesino ilírico que no carecía de habilidad, logró contener a los persas y búlgaros;
además estableció la paz religiosa y preparó el reinado de su sobrino Justiniano
(482-565).

DESARROLLO DEL IMPERIO BIZANTINO

_ La llegada al trono de Justiniano


página 152

En 527, Justiniano llegó al trono imperial en Constantinopla. En verdad, el


siglo VI está dominado por la figura de Justiniano y por su política de reanudación
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

de las relaciones con Occidente. Él y su controvertida esposa, Teodora, reinaron


hasta 565, y su gobierno marca el apogeo del Imperio Cristiano Bizantino. Bajo
el gobierno dinámico de Justiniano el Imperio Oriental logró recuperar muchos
territorios en Occidente, donde los reinos germánicos—con excepción de los
francos en Galia—habían caído en decadencia. Justiniano se propuso también
recuperar el norte de África de mano de los vándalos, Italia de los ostrogodos y
España de los visigodos. La guerra con Persia volvió a estallar y esto mantuvo
ocupados a sus ejércitos en el este. Justiniano también procuró reconciliarse
con el papado, después de los conflictos que se habían producido entre ambos
poderes a causa de las querellas religiosas. Esa reconciliación le atrajo las
simpatías de la población romana de Italia, que comenzó a mostrarse hostil
hacia los reyes ostrogodos. Esto le dio pie para intentar la invasión militar.

En su notable gestión de gobierno, Justiniano fue acompañado hasta 548


por su esposa. La emperatriz Teodora, que había sido actriz, fue una mujer
enérgica que influyó en la política religiosa del Imperio. De la relación de ella
con el emperador, Steven Runciman comenta lo siguiente:

Steven Runciman: “Su coraje, su claridad y falta de escrúpulos fueron


invalorables para él, y su poder incluso superó al de él. Pero estaban
divididos en una cuestión de política. Teodora era monofisita, y usaba su
influencia para asegurar el triunfo de su herejía. Ella no tuvo éxito, pero
mientras vivió los monofisitas gozaron la seguridad de su fuerte protección
y aliento. De haberse hecho su voluntad, Egipto y Siria podían haber
permanecido como provincias leales del Imperio. Pero Justiniano, con
sus ambiciones occidentales, temió no complacer al Occidente ortodoxo.
Además, él se consideraba un teólogo y no estaba convencido con el
monofisismo. Pero esperaba encontrar alguna forma de compromiso
que pudiera imponer sobre toda la cristiandad. Él y Teodora estaban de
acuerdo en que todos, incluso los patriarcas y papas, debían seguir la
teología imperial.”6

Las dificultades internas empañaron los primeros años del reinado de


Justiniano. Finalmente, estallaron levantamientos (532) en relación con una
disputa entre los que apoyaban a corredores de carros rivales en el Hipódromo.
La ciudad se dividió en dos bandos: los Azules, que pertenecían mayormente
a la clase de los propietarios, y los Verdes, que consistían básicamente de la
gente común. La causa de la revuelta de Niké (Niké significa “conquistemos”)
descansaba sobre el aumento general de un impuesto que el emperador
necesitaba para sus proyectos. Pero la lucha entre Verdes y Azules era más
que deportiva, pues estos grupos eran expresiones de sectarismo político y
religioso. Los rebeldes demolieron Constantinopla. Para el año 537, el general
eslavo Belisario, líder del ejército de Justiniano, había aplastado la revuelta, que
dejó un saldo de 30.000 muertos.
página 153

6
Runciman, Bizantine Civilization, 31.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

_ El gobierno de Justiniano

El final de la sublevación de Niké le dio a Justiniano la estabilidad necesaria


para lanzar una campaña en orden a recuperar las provincias occidentales.
Justiniano escogió a Belisario y al persa Narsés para conducir la invasión para
desalojar a los ostrogodos de Italia, a los vándalos del norte de África, y a los
visigodos de España. El primer paso de la guerra de Justiniano contra las tribus
germánicas fue asegurar la paz a lo largo de la frontera oriental con el Imperio
Persa Sasánida, haciendo un acuerdo por el que pagó un fuerte tributo anual.
Los ejércitos de Justiniano resultaron victoriosos en sus primeras campañas.
Belisario derrotó a los vándalos en el norte de África (533), Sicilia, Córcega y
Cerdeña. Los visigodos fueron expulsados de sus dominios en buena parte de
España (554).

Estas campañas drenaron de recursos al Imperio y Justiniano careció de


suficientes reservas como para mantener sus conquistas. El desastre ocurrió
cuando estalló una plaga en 542. Simultáneamente, los eslavos y los ávaros
atacaron al Imperio desde el norte y los sasánidas rompieron su acuerdo, e
iniciaron hostilidades en la frontera oriental. Justiniano no pudo hacer frente a
estos conflictos con los escasos recursos de que disponía. Su reinado terminó con
el emperador controlando un Imperio Oriental en decadencia y hundiéndose.

El fracaso de Justiniano en mantener bajo su control las provincias


occidentales fue definitivo. Sus campañas en Occidente fueron el último esfuerzo
de los emperadores bizantinos por reunir bajo su mando al viejo Imperio Romano.
A pesar de estas derrotas militares, Justiniano creó un legado de grandes logros.
No obstante, los problemas de las controversias teológicas no terminaron bajo el
gobierno de sus sucesores. Justino II (565-578) procuró poner fin a los conflictos
teológicos con un edicto por el cual profesaba la ortodoxia y prohibía las querellas
en cuanto a personas y expresiones. Envió al patriarca de Constantinopla a
Persia a intentar una reconciliación, pero los líderes monofisitas se rehusaron
a discutir cualquier unión posible. Entonces comenzó una persecución contra
ellos, que terminó con Tiberio (578-582), su sucesor.

_ Evaluación del gobierno de Justiniano

Justiniano intentó dominar todos los aspectos de su Imperio, incluyendo las


decisiones doctrinales de la iglesia. Sus decisiones muchas veces estuvieron
motivadas por una combinación de intereses políticos y convicciones teológicas.
Sus planes políticos demandaban la pacificación de la Iglesia y la terminación
de las controversias teológicas. Su ambición mayor era revivir el antiguo Imperio
Romano universal y frenar las invasiones germanas. Pero para ello necesitaba
de la armonía en el gobierno, las leyes y la Iglesia. Su ideología política era el
cesaropapismo, es decir, el dominio absoluto del imperio sobre toda realidad,
incluida la Iglesia.
página 154

Reinhold Seeberg: “Nadie antes que él había intentado llevar a cabo con
tanta amplitud y osadía la idea de la Iglesia de Estado. Las doctrinas y
ordenanzas eclesiásticas eran leyes estatales y la herejía y el paganismo,
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

crímenes castigados por el gobierno civil. El poder de la Iglesia fue de


esta manera vastamente acrecentado, pero perdió a la vez todo vestigio
de independencia y carácter distintivo frente al Estado. El Emperador
era infatigable en sus esfuerzos por aumentar el poder del clero, pero a
la vez gobernaba en la Iglesia con poder despótico. Por grande que era
su poder, se veía confrontado, sin embargo, por inmensas dificultades
en la realización final de sus propósitos. La antigua unidad de las
Iglesias romana y griega se había disuelto. Roma y Constantinopla eran
ahora centros independientes, y era necesario combinarlos en uno. Era
necesario armonizar primero la Iglesia de Oriente y luego unirla con la
de Occidente. Restituir la ortodoxia calcedoniana fue, pues, desde el
comienzo, la consigna adoptada. Era una empresa ardua, porque el poder
del monofisismo aún permanecía intacto en el Oriente y gozaba, además
de la simpatía de la emperatriz, Teodora, por no mencionar el favor de
multitudes de piadosos creyentes.”7

Su política de perseguir a los monofisitas sirios y egipcios resultó en que


más tarde (siglo VII) estas poblaciones fueron presa fácil de los invasores
musulmanes, que prometieron tolerancia en lugar de persecución. Sus intentos
por unificar Oriente y Occidente resultaron en lo opuesto. Si bien logró restablecer
el control militar en algunas partes de su Imperio, llegó a agotar los recursos
económicos y humanos a tal grado que sus sucesores no pudieron mantener
los logros obtenidos. Italia se perdió totalmente a los diez años de su muerte.
El monofisismo poco a poco fue alcanzando el carácter de patrimonio teológico
permanente para las iglesias sirias con el jacobismo, y se tornó en la tendencia
predominante en las iglesias copta, abisinia y armenia.

COSMOVISIÓN Y CULTURA

La influencia del helenismo, y su contacto con los pueblos orientales, le


otorgaron al Imperio Bizantino fisonomía y características propias. Rodeado
de peligros exteriores y carcomido en su interior por las luchas políticas y
las querellas religiosas, el Imperio Romano de Oriente pudo sostenerse tras
sus seguras fronteras naturales, con un ejército bien equipado y una eficaz
organización administrativa. Además, la fe cristiana y el celo por la ortodoxia
llevaron a un fuerte sentido de identidad y centralización en torno a la religión.
Por esto mismo, Constantinopla se transformó en un centro de irradiación cultural,
de tradición grecorromana, pero notablemente influido por el helenismo.
página 155

7
Reinhold Seeberg, Manual de historia de las doctrinas, 2 vols. (El Paso, TX: Casa Bautista de
Publicaciones, 1963), 1:274.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

_ La civilización bizantina

A diferencia del mundo occidental y latino, que se vio convulsionado por las
invasiones bárbaras y el establecimiento de los reinos germánicos, el mundo
oriental y griego no sufrió una discontinuidad con la cultura clásica grecorromana.
Mientras en Occidente la iglesia se vio desafiada a ocuparse de la evangelización
de los pueblos invasores y su incorporación a la cultura tradicional, en Oriente la
lucha fue contra las herejías emergentes y la resistencia a la penetración de los
bárbaros primero y más tarde del Islam. La gran ventaja del Imperio Bizantino
fue que su ciudad capital y territorios aledaños no fueron invadidos u ocupados
durante los primeros siglos de su existencia, de modo que los bizantinos pudieron
mantener la continuidad de su civilización.

Lawrence Cross: “La fe y la cultura en el cristianismo oriental son algo


multifacéticos, que surge de tres culturas distintivas. Es una fusión de
los elementos griego, latino y oriental, con contribuciones a lo largo del
tiempo de los pueblos eslavos y otros grupos étnicos. A partir de estas
culturas surgió una cultura nueva y particular: un nuevo rito, una iglesia
con una espiritualidad que fue tanto universal como universalizante. Ésta
es la iglesia bizantina.”8

La civilización bizantina se caracterizó por conservar el legado de la antigüedad


grecorromana, pero modificado con elementos orientales y cristianos. La cultura
bizantina se basó en la tradición clásica—particularmente en lo artístico y en el
derecho—y en la cristiana por su interés en las controversias teológicas, en la
patrística y en la hagiografía o vida de los santos. Los eruditos de Constantinopla,
denominados “los bibliotecarios del género humano,” conservaron manuscritos,
escribieron antologías y enciclopedias. La influencia de esta cultura se extendió
hacia el Oriente y diversos países de Europa occidental, entre ellos Italia y
España.

José Luis Romero: “Sobre el área del Imperio Romano se advierten dos
regiones marcadamente diferenciadas: el Oriente y el Occidente. La primera
revela sólo una superficial influencia de la romanización, y por el contrario
una acentuada perduración de las tradiciones culturales del Oriente clásico
y de Grecia, en tanto que la segunda manifiesta una penetración vigorosa
de la romanidad que casi borra las leves tradiciones culturales indígenas:
celtas, íberas, italiotas, etc. Esta diferenciación se acentuó a lo largo de
la época imperial y se hizo patente a partir de los tiempos de Diocleciano,
en que quedó reflejada en la división política del Imperio, y consagrada
definitivamente a la muerte de Teodosio. Durante ese lapso—esto es, en
el siglo IV—se acentuó más y más: la tradición greco-oriental despertó
notablemente en el área oriental del Imperio, y el desarrollo y la difusión del
cristianismo acentuó la diferenciación, pues en una y otra región estimuló un
página 156

8
Lawrence Cross, Eastern Christianity: The Byzantine Tradition (Sidney-Filadelfia: E.J. Dwyer, 1989),
28-29.
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

distinto tipo de religiosidad y suscitó, además, la rivalidad entre las distintas


iglesias de una y otra parte, cuyos ideales eran diversos: más especulativos
en Oriente, más formalistas y activistas en Occidente.”9

El elemento más poderoso como factor aglutinante del nacionalismo y la


identidad bizantina fue la religión cristiana. Del mismo modo que en el mundo
moderno la ciencia y la tecnología definen la cultura, en el mundo bizantino fue
la fe cristiana el factor definidor. La doctrina, el rito, el milagro, lo sobrenatural
estaban presentes en todos los aspectos de la vida cotidiana. Los héroes
populares favoritos de Bizancio no fueron militares y políticos, sino santos y
ascetas. La intensa religiosidad resultó en una unión estrecha entre la Iglesia y
el Estado.

_ Arte y arquitectura

Muchos padres griegos, como Clemente de Alejandría, consideraban que


la prohibición de hacer imágenes del segundo de los Diez Mandamientos, era
mandataria para los cristianos. Las imágenes y estatuas religiosas pertenecían
al mundo demoníaco de los paganos. No obstante, el mismo Clemente de
Alejandría da instrucciones en cuanto a la imagen más adecuada para el anillo
de sello de un cristiano, y recomienda que usen representaciones que, sin ser
específicamente cristianas, admitan una interpretación como tal. Así sugiere
el uso de una paloma, un pez, una barca, una lira o un ancla, y que se eviten
aquellos símbolos que sugieran idolatría, borrachera o pasión erótica. En general,
los cristianos utilizaron imágenes moral y espiritualmente neutrales (los paganos
también las utilizaban), pero les dieron un significado diferente.

Después de la “conversión” de Constantino, la Iglesia en Oriente gozó de


mayor libertad para la expresión pública de su fe. La construcción de grandes
templos y el desarrollo de una arquitectura, escultura y arte decorativo cristiano
fueron alentados por la corona misma. Los mosaicos pintados con temas del
evangelio y la creación de símbolos del cristianismo dieron lugar a un desarrollo
casi explosivo de lo que se conoce como arte cristiano bizantino. Estos elementos
no se limitaron a ser meras expresiones plásticas o artísticas, sino que se
integraron como formas fundamentales del culto cristiano y estuvieron muy
ligados a sus manifestaciones litúrgicas.

Justiniano utilizó la devastación ocasionada por la revuelta de Nika como una


oportunidad para reconstruir la ciudad de Constantinopla. En 537 los obreros
terminaron la construcción de la iglesia de Santa Sofía (Santa Sabiduría). Santa
Sofía fue un extraordinario logro arquitectónico. Su nave principal tiene la forma
de una cruz griega y sobre la planta cuadrada donde se cruzan los dos brazos
de la cruz se levanta la cúpula central, que tiene un diámetro de 30 metros y se
levanta a una altura de 55 metros. La cúpula está sostenida por cuatro pechinas
página 157

9
José Luis Romero, La cultura occidental, 3ra ed. (Buenos Aires: Editorial Columba, 1966), 7-8.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

que a su vez descansan sobre otros tantos pilares colosales. Las columnas son
de mármol verde y pórfido rojo; el piso es de mosaico. Cuando el edificio fue
completado, se dice que Justiniano exclamó: “¡Oh, Salomón, te he superado!”

La fusión del arte romano con el de los griegos y orientales dio origen a lo
que se conoce como arte bizantino, que tuvo su período de apogeo del siglo VI
al XI, y su expresión más destacada la constituyen los templos monumentales
y suntuosos. El predominio de las líneas rectas, característico de las iglesias
romanas, fue sustituido por las curvas mientras que la policromía fue el elemento
decorativo más empleado. La influencia persa puede verse en la construcción
del techado, para el que utilizaron la bóveda y la cúpula dorada. Los ricos y
costosos materiales de Oriente sirvieron para efectuar lujosas decoraciones, que
otorgaron a los templos bizantinos características fastuosas y monumentales.

La pintura y la escultura fueron utilizadas con fines decorativos. La figura


humana no ocupó un lugar destacado, y los artistas se limitaron a copiar los
modelos tradicionales, razón por la cual sus obras resultaron brillantes y llenas
de colorido, pero carentes de expresividad. Por este tiempo se verificó también
un gran enriquecimiento en los ornamentos y elementos decorativos en los
templos. Cálices, candelabros, velos de seda, vestiduras blancas y decoraciones
en plata sobre el altar comenzaron a enriquecer la estética del lugar de culto.
La construcción de un baldaquín o pabellón laminado en plata fina sobre el altar
comenzó a ser casi un requisito.

De todos modos, las formas plásticas bizantinas fueron una expresión


cristiana de la realidad del mundo oriental. Durante más de mil años, Bizancio
defendió a Europa oriental contra los ataques de las hordas asiáticas que
pugnaban por penetrar en el continente. Además, mientras Occidente estaba en
manos de los bárbaros, Constantinopla se transformó en el asilo de la antigua
civilización grecorromana. De este modo, el Imperio Bizantino elaboró una cultura
propia, que irradió sobre los pueblos bárbaros que lo rodeaban. Constantinopla
fue para los árabes y eslavos lo mismo que Roma para los germanos.

Alfred Weber: “La cultura de Bizancio asocia el fresco, el mosaico y la


muy lujosa decoración interior rica en colores, con aquella expresión de
una solemnidad incorpórea, monumental y piadosa, realizada con medios
esencialmente antiguos y que, sin embargo, era algo que no pertenecía
al espíritu de la Antigüedad. . . . Desde entonces, el Oriente ha seguido
adherido firmemente a este tipo de expresión, completándola tan sólo
mediante un severo arte de íconos, la mayor parte de las veces frontales.
Esto constituye un fenómeno paralelo al que se desarrolló en cuanto al
culto en el cristianismo oriental; a saber, el hecho de que sobre la base
y dentro del marco de la vieja misa y liturgia oriental se desenvolvió la
antífona con himnos entreverados.”10
página 158

10
Weber, Historia de la cultura, 157.
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

_ Codificación de la ley

Lo más perdurable del gobierno de Justiniano fue su obra legislativa. A


comienzos de su reinado, Justiniano creó una comisión para reunir las leyes
del Imperio (528-535). Era necesario reorganizar el derecho romano y efectuar
su ordenamiento y eliminar las contradicciones que entorpecían la labor de la
justicia. El advenimiento del cristianismo había modificado las costumbres y por
lo tanto su influencia se hacía sentir en la aplicación de los fallos. Era necesario
actualizar la legislación para eliminar la oscuridad y agilizar la justicia.

El trabajo de la comisión resultó en lo que se conoció como Corpus Juris


Civilis (Cuerpo de Leyes Civiles). El Corpus estaba dividido en tres partes: un
Código (conocido como Código de Justiniano, 529), que incluía todas las leyes
desde los días del emperador Adriano; las Instituciones, que era un libro de texto
sobre procedimientos y principios legales; y, el Digesto, que era un resumen de
opiniones legales.

La importancia del Corpus Juris Civilis era doble. Por un lado, ayudó a
Justiniano y a sus sucesores a centralizar el poder y crear un mecanismo
burocrático eficiente para administrar el Imperio. Además, la codificación de
Justiniano salvó para la posteridad la sabiduría jurídica romana. Al mismo tiempo,
el Corpus se transformó en el modelo sobre el cual más tarde la mayoría de los
estados europeos basaron su sistema legal, a partir del siglo XII.

_ Teocracia absolutista

Como emperador bizantino, Justiniano ejerció un poder supremo en materia


política y religiosa. Esta combinación de la autoridad política y religiosa es
conocida como cesaropapismo. En Occidente, el poder político estaba dividido
entre un buen número de facciones en conflicto, en cambio en Oriente, el
emperador (basileus, rey) era al mismo tiempo el jefe de la Iglesia. Por eso, su
autoridad era casi divina, y se pretendía revestir a su persona con un carácter
sagrado. Sus pronunciamientos teológicos a través de edictos tenían el peso
de verdaderas decisiones eclesiásticas. Al nacer el heredero, era costumbre
tonsurarlo, del mismo modo como si fuera ordenado sacerdote. Ninguna figura
secular o religiosa ejercía un poder tan autocrático y absoluto en Occidente. El
cesaropapismo bizantino fue único en su tipo.

Alfred Weber: “Esta teocracia absolutista fue revestida con el ceremonial


del Oriente; fue consagrada por la teología cristiana, y se apoyó
efectivamente sobre una viejísima tradición oriental y sobre un ejército,
formado en los varios tiempos de modo diverso, pero siempre con
excelente disciplina. De aquí que existiese siempre—lo mismo a lo largo de
los períodos de descomposición que de las épocas de florecimiento—una
gigantesca corte, un ‘palacio imperial sagrado’ (que constantemente
era ampliado a través de los siglos), con un especial departamento de
página 159

mujeres, con eunucos y con superlativo fausto y lujo; y de aquí que en


Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

esta corte hubiese una etiqueta cuyo carácter puntilloso apenas nos
podemos imaginar, una gran arrogancia cortesana.”11

Generalmente se ha marcado el contraste entre la actitud dualista en cuanto


a la relación Iglesia y Estado que prevaleció en Occidente, con la actitud de
dominio autoritario del emperador sobre la Iglesia que caracterizó a Oriente. Pero
el contraste no es tan simple. La teoría que se desarrolló en el Imperio Bizantino
se basaba en la necesidad de que el emperador fuese ortodoxo. Esto, a su vez,
fue el resultado de los sangrientos conflictos que rodearon a las controversias
teológicas que devastaron Oriente (las controversias arriana e iconoclasta,
especialmente).

Henry Chadwick: “El término ‘cesaropapismo’ no es una palabra útil


o iluminadora para hacer amplias generalizaciones acerca de la teoría
política del Oriente griego. Un escritor tan occidental como el Papa León el
Grande puede decirle al emperador ortodoxo griego que él está investido
no sólo con imperium sino también con un oficio sacerdotal (sacerdotium)
y que por el Espíritu Santo está preservado de todo error doctrinal. Tanto el
Papa Gelasio como el Papa Gregorio el Grande reconocieron la autoridad
del emperador en cuestiones temporales. La diferencia entre Oriente y
Occidente descansa más en que el mundo bizantino no pensaba de sí
mismo como dos ‘sociedades,’ sagrada y secular, sino como una sola
sociedad en armonía con el emperador como la contraparte terrenal del
Monarca divino. El balance de esta teoría podía ser afectado seriamente
por el dominio del Estado por parte de la Iglesia; la teoría más dualista
de Occidente podía producir el dominio eclesiástico sobre la sociedad
civil.”12

IGLESIA, ESTADO Y SOCIEDAD

_ La destrucción del paganismo

Los emperadores cristianos de Oriente comenzaron a desarrollar la


idea que ser hereje o infiel era sinónimo de deslealtad al Imperio. A su vez,
era responsabilidad del emperador favorecer en todo lo posible a aquellos
ciudadanos que se llamaban cristianos. Con el tiempo, la legislación imperial
fue introduciendo limitaciones a quienes no se confesaban cristianos. Todo esto
resultó en verdaderas persecuciones contra los paganos y la destrucción de
sus templos muchas veces llevadas a cabo por monjes fanáticos con la ayuda
de fuerzas militares. El gran templo de Serapis en Alejandría fue desmantelado
en 391 bajo la dirección del obispo Teófilo de Alejandría (m. 412). Los paganos
enfurecidos se volvieron contra los cristianos y masacraron a un buen número.
El emperador ordenó la destrucción del templo y de su famoso ídolo que
página 160

11
Ibid., 154.
12
Henry Chadwick, The Early Church (Nueva York: Penguin Books, 1980), 165-166.
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

se creía aseguraba la inundación del río Nilo cada año. En otros casos, los
templos paganos fueron transformados en iglesias (siglo V), como el Partenón
en Atenas, que fue consagrado como la iglesia de Santa María.

Surgieron conflictos en otras partes del Imperio a medida que obispos guiaban
a su gente en la destrucción de santuarios paganos e incluso en matanzas para
lograr estos propósitos. El paganismo no pudo sobrevivir como una religión
singular y pública, porque carecía del celo que caracterizaba al cristianismo. Sin
embargo, logró sobrevivir infiltrándose en las iglesias, en sus creencias y en sus
prácticas. De todos modos, el paganismo fue desapareciendo paulatinamente a
lo largo de mucho tiempo. En Atenas, la escuela neoplatónica, que había sido
el último refugio del paganismo, sobrevivió hasta el 529 cuando el emperador
Justiniano la cerró. Pero hasta los días de Justiniano, los paganos continuaban
ocupando altas posiciones de gobierno sin mayores dificultades.

_ La pugna entre el poder temporal y el espiritual

Después del establecimiento del cristianismo como religión del Imperio,


comenzó el uso del poder político y militar con fines religiosos, especialmente la
persecución de los paganos. En 388, los monjes de Callinicum en Mesopotamia
condujeron a cristianos a poner fuego a una sinagoga judía. El emperador Teodosio
le ordenó al obispo de esa diócesis que restaurara el edificio, pero Ambrosio,
obispo de Milán, intervino y amenazó con no administrar los sacramentos al
emperador hasta que cancelase esa orden. Teodosio cedió a la demanda. En
otra ocasión, Teodosio ordenó la masacre de 3.000 ciudadanos en venganza por
la muerte de un general a manos de una turba. El obispo Ambrosio le notificó a
Teodosio que sería excomunicado hasta que se arrepintiera públicamente por
este crimen. Después de ocho meses, el emperador se humilló públicamente y
reconoció su error. Estos incidentes plantearon el problema de si la Iglesia era
suprema por sobre la autoridad secular o si los oficiales del gobierno tenían
autoridad sobre la Iglesia. En el desarrollo de este conflicto se pueden ver las
diferencias de cosmovisión entre Oriente y Occidente.

A partir de Justiniano, la diferencia entre la cristiandad latina y la bizantina


era clara e irreversible. Esta oposición entre Oriente y Occidente en cuanto
a valores culturales habría de perfilar dos mundos diferentes bajo el nombre
de cristianos. Sobre este particular, José Luis Romero observa lo siguiente:
“La rivalidad entre la Iglesia de Roma y los patriarcas de las grandes iglesias
orientales—Alejandría, Constantinopla, Jerusalén—no era solamente una puja
por la preponderancia eclesiástica, sino también un conflicto entre concepciones
diversas, pues el patriarca de Constantinopla, por ejemplo, admitía la supremacía
del emperador sobre la Iglesia oriental, en tanto que el papa de Roma no sólo
se negaba al poder civil sino que en ocasiones aspiraba a sobreponerse a él.
Cosa semejante ocurrió en el plano doctrinario.”13
página 161

13
Romero, La cultura occidental, 8-9.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

_ Los efectos de la unión de la Iglesia y el Estado

El historiador A.H. Newman enumera ciertos beneficios y pérdidas que


resultaron de la adopción del cristianismo como religión del Estado.14 Entre
los beneficios cabe mencionar: (1) Más personas cayeron bajo la influencia
del cristianismo. (2) El cristianismo tuvo una influencia más directa y poderosa
sobre la legislación del Imperio, forzando al Estado a prestar más atención
a los derechos de las personas. (3) La posición de las mujeres se elevó
notablemente, los castigos por celibato y falta de hijos fueron abolidos, se
prohibió el concubinato, y el adulterio fue condenado como uno de los crímenes
más grandes. (4) El asesinato de niños fue considerado como un crimen y
eventualmente se abolieron los espectáculos de gladiadores. (5) El cristianismo
ejerció una influencia positiva sobre la moralidad pública.

Pero también hubo resultados negativos: (1) Los cristianos se mostraron


intolerantes en sus leyes contra los paganos. (2) El cristianismo se secularizó:
la legalización de las corporaciones cristianas hizo que los obispos se dedicaran
más al enriquecimiento de las iglesias, la legalización del domingo como feriado
cambió este día de una fiesta espiritual a una legal, la oferta de incentivos
temporales para la profesión del cristianismo atrajo a multitudes de personas no
regeneradas a las iglesias, y los beneficios otorgados a los obispos incrementaron
su orgullo y mundanalidad; (3) los paganos que se hicieron cristianos introdujeron
al movimiento numerosos objetos, ritos, reliquias e instrumentos de adoración no
cristianos; (4) el desarrollo jerárquico del clero se vio estimulado; (5) la iglesia se
transformó en un poder perseguidor al usar a la autoridad civil para suprimir el
disenso y el paganismo; (6) algunos cristianos reaccionaron a la mundanalidad
mediante excesos de ascetismo y alejamiento del mundo en monasterios.

CRISTIANDAD BIZANTINA POSTNICENA

_ Las dos naturalezas de Cristo

Durante todo el siglo que siguió a las decisiones del Primer Concilio
Ecuménico de Nicea (325), la doctrina de las dos naturalezas de Cristo continuó
bajo intenso debate, primero en cuanto al aspecto humano y luego el divino. El
Segundo Concilio Ecuménico de Constantinopla (381) afirmó la integridad de
la naturaleza humana de Cristo, y el Tercer Concilio Ecuménico de Éfeso (431)
afirmó la unidad de su persona. Finalmente, en el Cuarto Concilio Ecuménico
de Calcedonia (451) dio la expresión más plena a la fe de la Iglesia, al declarar
a Cristo “perfecto en divinidad y perfecto en humanidad.” Las discusiones
posteriores agregaron poco a la declaración defensiva de Calcedonia, si bien
ésta en la práctica no fue definitiva.
página 162

14
Newman, A Manual of Church History, 1:312-317.
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

Después de la muerte de Juliano el Apóstata, los seguidores de Atanasio


y los conservadores que seguían las enseñanzas de Orígenes (semi-arrianos)
unieron sus fuerzas. En un sínodo realizado en Alejandría en 362, se acordó
anatematizar (condenar) a quienes sostenían la herejía arriana y a quienes
decían que el Espíritu Santo es una criatura separada de la esencia de Cristo. El
sínodo también confesó la fe de los padres de Nicea. Mientras los conservadores
y el partido de Atanasio estaban reunidos en Alejandría, los arrianos se estaban
separando de algunos que ya no estaban dispuestos a decir que el Hijo es como
el Padre, sino que estaban diciendo que el Hijo es diferente del Padre. También
decían que el Hijo era falible mientras estuvo sobre la tierra y que podía haber
pecado.

_ Los Padres Capadocios

Con la ayuda de los tres grandes teólogos capadocios—Basilio de Cesarea,


Gregorio de Nisa y Gregorio Nacianceno— quedó establecida la doctrina de una
esencia (ousia) o substancia compartida por Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero
tres hupóstasis (personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo) como la declaración
ortodoxa de la Trinidad. Basilio, influido por tendencias ascéticas, visitó Egipto
y regresó a Asia Menor para propagar el monasticismo. Llegó a ser obispo de
Cesarea de Capadocia en 370, una posición que le dio autoridad eclesiástica
sobre una amplia región en Asia Menor oriental. Por nueve años, promovió la
doctrina neo-nicena. Gregorio de Nisa, el hermano menor de Basilio, fue un
gran orador y escritor. Conocía muy bien el pensamiento de Orígenes, y puso la
filosofía helenista al servicio de la doctrina cristiana. Sirvió como obispo de Nisa
de 371 a 394 y se lo considera uno de los cuatro grandes padres de la Iglesia
Bizantina.15

Gregorio Nacianceno (329-389) era el hijo de un obispo y amigo íntimo de


Basilio. Fue el predicador más grande de los tres. Se opuso al arrianismo en
Constantinopla y, con el apoyo del emperador Teodosio, convirtió a la ciudad a
la fe nicena. En 381, Teodosio lo hizo obispo de Constantinopla. También fue
reconocido como uno de los grandes padres bizantinos y se le dio el título de
El Teólogo.

Los tres Capadocios modificaron el concepto atanasiano. Atanasio había


enseñado que había un Dios único que lleva una vida personal triple y se revela
como tal. Los Capadocios enseñaron que hay tres hupóstasis divinas que, como
manifiestan la misma actividad, son reconocidas como poseedoras de una misma
naturaleza y la misma dignidad. Para Atanasio, el misterio estaba en la Trinidad,
mientras que para los Capadocios estaba en la Unidad. Estos padres bizantinos
interpretaron la doctrina de Atanasio en conformidad con las concepciones y
principios básicos de la cristología del Logos de Orígenes.16
página 163

15
Williston Walker, Historia de la Iglesia cristiana (Buenos Aires: Editorial La Aurora, 1957), 125-126.
16
Seeberg, Manual de historia de las doctrinas,1:234.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Lamentablemente, lo único que se logró con los vaivenes entre el triunfo


original niceno y el triunfo transitorio del arrianismo después de Nicea fue la
intervención imperial y la creciente intromisión del Estado en la vida y la fe de la
Iglesia. Como indica Williston Walker: “Pasando revista a esta larga controversia,
se puede decir que fue lamentable que en Nicea no se adoptara una expresión
menos discutible, y doblemente lamentable que la intromisión imperial jugara
un papel tan preponderante en las discusiones que siguieron. Esa lucha dio
nacimiento a la iglesia imperial. El apartamiento de la ortodoxia oficial llegó
entonces a ser considerado un delito.”17

EL SIGLO QUINTO

A lo largo del siglo V, el Imperio Bizantino tenía otras preocupaciones


además de las continuas amenazas de los bárbaros. Éste fue un período vital
en la historia del cristianismo oriental. Durante algún tiempo en el pasado había
habido rivalidad entre las grandes sedes de Alejandría y Antioquía; y Alejandría
estaba todavía más celosa del nuevo patriarcado de Constantinopla al que se
le había dado precedencia sobre ella en el Segundo Concilio Ecuménico (381).
Las rivalidades que se manifestaron entre el patriarcado de Alejandría y el de
Constantinopla en la primera mitad del siglo V, también pusieron en peligro la
estabilidad del Imperio Bizantino. Estas rivalidades se pusieron de manifiesto en
ciertas controversias que se dieron entre representantes de posturas teológicas
divergentes e intereses políticos diferentes.

_ Crisóstomo de Constantinopla vs. Teófilo de Alejandría

Juan, a quien se lo apodó Crisóstomo (boca de oro) por su extraordinaria


elocuencia, llegó a ser patriarca de Constantinopla en 398. Inmediatamente se
dedicó a la reforma de la corte corrupta, el clero y el pueblo de la ciudad. Su
combinación de honestidad, ascetismo y falta de tacto muy pronto le crearon
enemigos, incluyendo a la emperatriz Eudoxia, quien interpretó sus intentos de
reforma como una censura contra ella. Las controversias que surgieron entre él
y Teófilo de Alejandría casi resultaron en un cisma. Crisóstomo fue condenado
en el Sínodo de Oak (403), acusado de veintinueve cargos, siendo los más
importantes la acusación de origenismo (ser seguidor de la teología de Orígenes)
y de declaraciones impropias respecto a la emperatriz. Algunos meses más tarde,
fue exiliado a una región cercana a Antioquía y luego trasladado al Ponto. Su vida
como ermita debilitó su salud, y finalmente fue asesinado al ser forzado a viajar
a pie bajo condiciones climáticas severas. Su fama está fundada en su santidad
personal, su habilidad como predicador y exegeta, y sus reformas litúrgicas.
página 164

17
Walker, Historia de la iglesia cristiana, 128.
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

_ Nestorio de Constantinopla vs. Cirilo de Alejandría

El dilatado gobierno de Teodosio II (408-450) se vio plagado de dificultades


internas alimentadas por las controversias religiosas que se suscitaron a raíz de
la posición teológica adoptada por Nestorio (380-451). Este monje del monasterio
de Euprepio cerca de Antioquía, famoso por su austeridad y elocuencia, llegó
a ser patriarca de Constantinopla en 428, y sostenía una teología antioqueña.
Era un hombre bien intencionado, pero carente de tacto, lo cual le ganó cierta
impopularidad en su sede por atacar herejías que gozaban de cierta popularidad,
como el culto a la Virgen María. Un capellán del emperador, Anastasio, había
predicado contra el título de Theotokos (“Madre de Dios” o “Portadora de Dios”)
dado popularmente a la Virgen. Nestorio lo apoyó señalando que sólo Dios puede
ser llamado Theotokos y que María sólo fue la madre de la naturaleza humana
de Jesús. Según él, el término podía implicar que el que nació de María no era
humano sino sólo divino, lo cual era la doctrina herética de Apolinario. Nestorio
sugirió que el término correcto era Christotokos, “Madre de Cristo.” Es probable
que más tarde Nestorio haya cambiado su concepto sobre Theotokos, pero éste
fue el centro de toda la controversia.

Cirilo, patriarca de Alejandría, protestó contra Nestorio en Roma, expresando


la cristología alejandrina contra la tendencia humanizante de la cristología
antioqueña, que sostenía Nestorio. Pero Cirilo no actuó por buenos motivos y
utilizó métodos dudosos, ya que quería exaltar la sede de Alejandría a expensas
de la de Constantinopla. Además, Cirilo tenía la ambición de llegar a ser el
patriarca de la Iglesia de Oriente. Era un teólogo capaz y astuto, y jugó un papel
muy importante en la formulación de la doctrina cristológica de la Iglesia. El
emperador Teodosio II accedió al pedido de Nestorio de convocar a un concilio
ecuménico, lo cual se efectivizó en 431 (Concilio de Éfeso). Cirilo se aprovechó
de la demora de los delegados de Antioquía y se aseguró la condena de Nestorio,
quien no quiso participar del concilio. La familia imperial y la sede romana tomaron
partido a favor de Cirilo, y condenaron al nestorianismo por separar las dos
naturalezas de Cristo. Cuando finalmente llegaron los antioqueños, hicieron un
concilio aparte y condenaron a Cirilo. El emperador depuso a Nestorio y a Cirilo,
pero luego restituyó al segundo a su patriarcado y al primero lo mandó al exilio.
Incluso, algunos oponentes de Nestorio cayeron en el extremo de proponer la
doctrina de una sola naturaleza en Cristo. Nestorio vivió en el desierto egipcio
hasta su muerte (451).

Algunas traducciones siríacas de escritos de Nestorio revelan que no fue


responsable personalmente de la herejía por la que fue condenado y que lleva
su nombre. Más bien parece que Nestorio fue víctima de las palabras que se
usaron en el debate y de su propio temperamento. Muy probablemente Nestorio
no subscribiría lo que hoy conocemos como nestorianismo. Hay que entender que
en esta controversia se utilizaban términos teológicos técnicos, no bien definidos
todavía, lo cual generaba gran confusión y malas interpretaciones. Para poner
fin al conflicto, el emperador Marciano convocó al Cuarto Concilio Ecuménico en
Calcedonia (451). El emperador oriental estaba ansioso por mantener buenas las
relaciones con Roma. Bajo la influencia del Papa León I el Grande y del emperador,
página 165

el concilio condenó la doctrina de Eutiques y el monofisismo como herejía, junto


con el nestorianismo. Los nestorianos fueron excomulgados y establecieron la
Iglesia Nestoriana Siria que se expandió por todo Oriente.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

_ Flaviano de Constantinopla vs. Dióscoro de Alejandría

Cuando Cirilo murió en 444, fue sucedido por Dióscoro, que entró en
disputa con Flaviano de Constantinopla por el poder en Oriente. El primero
apoyó a Eutiques, un monje anciano e ignorante de un monasterio cercano a
Constantinopla que enseñaba una cristología apolinarista. Eutiques partía de
un concepto alejandrino extremo y se decía discípulo de Cirilo. En 448, Flaviano
convocó a un sínodo en Constantinopla, que condenó al eutiquianismo como
docetismo enmascarado. Pronto volvió a surgir la controversia y el emperador
Teodosio II convocó a un sínodo en Éfeso (449), que fue presidido por Dióscoro
apoyado por monjes egipcios. Mediante el uso de la violencia, Flaviano y sus
seguidores fueron forzados a firmar los decretos del sínodo, que fue por ello
calificado como “sínodo de ladrones” o “latrocinio de Éfeso.” Flaviano fue depuesto
y murió poco después como resultado de las heridas recibidas en Éfeso. Esto
produjo conmoción en toda la cristiandad. El Papa León I el Grande aprovechó
para excomulgar a Dióscoro. El nuevo emperador, Marciano, convocó a un nuevo
concilio ecuménico para terminar con el escándalo, concilio que se reunió en
Calcedonia en 451, y que depuso a Dióscoro y lo desterró. Esto resultó en
el alejamiento definitivo de los cristianos egipcios (coptos) que apoyaban a
Dióscoro y que repudiaron la Definición de Calcedonia, sosteniendo una posición
monofisita.

Con posterioridad a Calcedonia, los emperadores se ajustaron a las


decisiones doctrinales de este concilio. El emperador Zenón intentó cambiar las
cosas y buscar una fórmula intermedia de conciliación entre el monofisismo y
la posición calcedónica con su Henotikon, un edicto de reunión promulgado en
482. El propósito del edicto era procurar ponerle fin al cisma, lo cual implicaba
un gran riesgo político. El edicto enfatizaba las decisiones de Nicea (325) y
Constantinopla (381), pero dejaba de lado las decisiones de Calcedonia (451)
al utilizar un lenguaje vago, lo cual no satisfizo a nadie. La mayoría de los
monofisitas en Oriente aceptaron el edicto, pero no fue así en Occidente. En
lugar de producir unión el documento creó más discordia. Acacio, patriarca de
Constantinopla lo apoyó y fue excomunicado por Félix III, obispo de Roma (484).
Esta acción produjo un cisma entre Oriente y Occidente que duró hasta 518.

Henotikon: “Estamos convencidos de que la fuente y sostén de nuestra


soberanía, su fortaleza y salvaguarda impenetrable, es esa única fe
genuina y verdadera que, por la inspiración de Dios, fue publicada por los
318 santos Padres reunidos en Nicea, y confirmada por los 150 santos
Padres que, de igual manera, se reunieron en el concilio en Constantinopla.
Nosotros por tanto procuramos noche y día por todos los medios, por
la oración, por los esfuerzos agotadores, por la legislación, promover
en todas partes el incremento de la santa Iglesia Católica y Apostólica,
la madre impoluta e inmortal de nuestro reino; que los laicos piadosos,
permaneciendo en paz y armonía con las cosas divinas, puedan, con
los obispos, los muy queridos amados de Dios, el clero más piadoso, los
archimandritas y monjes, ofrecer aceptablemente su sacrificio en beneficio
de nuestra soberanía. En la medida en que nuestro gran Dios y Salvador
página 166

Jesucristo, quien fue encarnado y nacido de María, la Santa Virgen y


portadora de Dios, apruebe y acepte con agrado nuestra adoración y
servicio armoniosos, en esa medida el poder de nuestros enemigos será
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

superado y disperso, y las bendiciones de la paz, del tiempo favorable y


las cosechas abundantes, y todo lo que es para el beneficio del hombre,
será libremente concedido sobre nosotros.”18

El siguiente emperador, Anastasio, simpatizante del monofisismo, trató de


mantener una posición intermedia entre ambas posturas a fin de resolver la
confusión religiosa en el Imperio, sin sacrificar los intereses de una y otra parte.
Eventualmente, anatematizó a los monofisitas en un intento por reconciliar a
Roma con Constantinopla, y el problema quedó sin resolver.

EL SIGLO SEXTO

_ El monofisismo

La Definición de Calcedonia no puso fin a la controversia teológica en Oriente.


El eutiquianismo se perpetuó en Egipto con monjes fanáticos y se lo conoció como
monofisismo por su insistencia en la única naturaleza de la persona de Cristo.
La controversia prevaleció por más de un siglo en el Imperio Bizantino. La mayor
parte de Egipto y Etiopía y buena parte de Siria se volcaron al monofisismo y
amenazaron la unidad de la Iglesia y el Imperio. En 476, el emperador Basilisco
condenó el Tomo de León y las decisiones de Calcedonia. En un intento por
sanar la brecha entre los monofisitas y los calcedonios, el emperador Zenón
revirtió la política de Basilisco y produjo un documento que deliberadamente
admitía diversas interpretaciones (el Henotikon). Sin embargo, los monofisitas
más extremos no lo aceptaron, y el obispo de Roma lo interpretó como que
rechazaba a Calcedonia. La conclusión a la controversia monofisita y más tarde
la disputa monotelita (sostenía la unidad divina pero relación con su voluntad)
se extendió a lo largo del siglo sexto.

Justino I (518-527), quien era ortodoxo, adoptó una política de reconciliación


con Roma y reprimió al monofisismo, pero se ganó la oposición de Egipto y Siria.
La reconciliación con Roma requería la firma de una declaración que afirmara
los privilegios de la sede de Roma e hiciera obligatoria la unidad con el obispo
de Roma y seguir sus indicaciones. Oriente no estaba unánime en apoyar la
sumisión imperial a las demandas papales y continuó con su monofisismo. Hacia
fines de su reinado, Justino depuso a Severo, patriarca de Antioquía, y a más
de cincuenta obispos. En 524, lanzó un edicto contra el arrianismo. La mayoría
de los centros de controversia retomaron la ortodoxia, pero Alejandría continuó
fiel al monofisismo.

Cuando Justiniano llegó al trono imperial (527), era del parecer que las
diferencias entre calcedónicos y monofisitas, que amenazaban con dividir
página 167

18
“Henotikon de Zenón” (482), citado en Bettenson, Documents of the Christian Church, 89-90.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

su Imperio, podían superarse ya que no eran más que cuestiones verbales.


El problema más difícil de resolver parecía ser más bien de carácter político,
cultural, étnico y especialmente económico. Quizás por esto mismo, Justiniano
se mostró bastante tolerante hacia los monifisitas. Alrededor de 529 bajo la
influencia de Teodora, comenzó una política de conciliación, incluso permitiendo
a algunos obispos exiliados a retornar a sus sedes. En 535 un obispo monofisita
fue nombrado patriarca de Constantinopla. Esta acción renovó la controversia
e hizo que el Papa depusiera al patriarca y nombrara a otro en su lugar. La
persecución contra los monofisitas se renovó, pero Teodora protegió a algunos
de sus líderes en su propio palacio.

La teología bizantina de la época se acomodó a los intereses políticos y


económicos del emperador Justiniano. Para fomentar el diálogo, el emperador
convocó a un grupo de teólogos de ambos bandos (538) en Constantinopla. Por
el lado calcedónico participó Leoncio de Bizancio, quien había escrito contra los
nestorianos y eutiquianos. En el grupo hubo a su vez varios teólogos monofisitas.
Teodora también persuadió a su esposo a involucrar a los líderes monofisitas en
el ministerio de la Iglesia. Uno de ellos, llamado Jacobo, reorganizó las iglesias
monofisitas de Oriente bajo la protección de la corte. En 539, Justiniano publicó
su confesión de fe, en la que no hablaba de las dos naturalezas de Cristo, como
para atraer a los monofisitas moderados. Pero esto mismo suscitó una nueva
controversia, conocida como de los Tres Capítulos.

_ Controversia de los Tres Capítulos

En 544, Justiniano intentó reconciliar a monofisitas y ortodoxos con un


decreto conocido como los “Tres Capítulos.” Lo que estaba en discusión no
era tanto el contenido de la Definición de Calcedonia, como las enseñanzas
de ciertos teólogos. Lo que Justiniano quería era conciliar el monofisismo
moderado con la posición ortodoxa que él sostenía, siguiendo a Calcedonia. El
edicto fue resistido en Occidente. Estos tres temas consistían de las posiciones
teológicas representadas por Teodoro de Mopsuestia, Teodoreto de Ciro e
Ibas de Edesa. Los tres ya habían muerto, pero algunas de sus declaraciones
parecían estar incluidas en la Definición de Calcedonia. El problema es que los
monofisitas consideraban que en sus obras estos teólogos estaban muy cerca del
nestorianismo, en razón de que los tres eran antioqueños y tendían a enfatizar
la humanidad de Cristo.

El primero, Teodoro de Mopsuestia (350-428), fue un distinguido exégeta y


teólogo antioqueño. Según él, en Cristo se podían distinguir dos sujetos históricos
obrando, el Logos divino y el ser humano que había sido asumido. Después de
su muerte, su posición teológica fue asociada con la de su discípulo Nestorio,
razón por la cual Justiniano anatematizó sus obras (543) en el primero de los
Tres Capítulos. Más tarde, fue condenado por el Quinto Concilio Ecuménico
de Constatinopla II (553). Su pensamiento teológico era más bíblico y menos
filosófico que el de los alejandrinos, y tuvo una gran influencia sobre la tradición
página 168

eclesiástica siria y persa.


E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

Irvin y Sunquist: “Las dimensiones ética e histórica de la vida de Jesús


dominaron en la teología de Teodoro. En su naturaleza humana Jesús
podía haber repudiado su vocación mesiánica en cualquier momento
hasta su muerte sobre la cruz cuando dijo: ‘Consumado es.’ Para Teodoro
esto también significaba que Jesús podía haber pecado mientras estuvo
sobre la tierra, una posición que fue una de las más controversiales que
él tomó. Por lo tanto, fue a través de su obediencia, llevada a cabo en
el poder de su humanidad, que Jesús ganó nuestra salvación. Sólo de
esta manera podemos nosotros estar seguros de que nuestra humanidad
experimenta salvación a través de él. El énfasis para Teodoro y el resto
de los antioqueños caía consistentemente sobre la obra histórica de la
persona humana de Jesús en la carne, que él comparte plenamente con
nosotros.”19

El segundo, Teodoreto de Ciro (390-458), se hizo monje siendo muy joven


y luego sirvió como obispo de Ciro por el resto de su vida. Fue un buen pastor,
teólogo, historiador y controversista. Según él, Cristo tuvo dos naturalezas, unidas
en una persona más no en una esencia. Fue opositor de Cirilo de Alejandría, y
esto le valió su destitución. En el Concilio de Calcedonia fue restituido, pero se
vio obligado a condenar a Nestorio, con quien simpatizaba en algún grado.

El tercero, Ibas de Edesa (380-457), fue obispo de esa ciudad, y procuró


mantener una posición intermedia entre Nestorio y Cirilo de Alejandría. No
obstante, fue acusado de nestorianismo y fue depuesto en 449 por el Concilio
de Éfeso. El Concilio de Calcedonia lo restituyó, pero terminó más tarde siendo
condenado por Justiniano y el Quinto Concilio Ecuménico de Constantinopla II
(553).

Los dos edictos que promulgó Justiniano (544 y 551) contra estos tres
teólogos socavaban la autoridad y la enseñanza del Concilio de Calcedonia (que
había declarado ortodoxos a Teodoreto y a Ibas). No obstante, los patriarcas
orientales los aceptaron sin oposición, especialmente en el quinto concilio
ecuménico de Constantinopla (553). Este concilio tuvo como propósito aprobar
los edictos de Justiniano, pero esto fracasó en reconciliar a la mayoría de los
monofisitas. No obstante, le dio una victoria parcial a la doctrina monofisita
alejandrina y condenó la teología antioqueña de las dos naturalezas de Cristo,
que había sido aprobada por el Concilio de Calcedonia.

Cánones del Segundo Concilio de Calcedonia (553): “1. Si alguien no


reconoce la única naturaleza o substancia (ousía) del Padre, Hijo y Espíritu
Santo, su única virtud y poder, una Trinidad consustancial, una Deidad
adorada en tres personas (hupostáseis) o caracteres (prósopa), que éste
sea anatema. Porque hay un solo Dios y Padre, de quien provienen todas
las cosas, y un solo Señor Jesucristo, a través de quien son todas las
cosas, y un solo Espíritu Santo, en quien son todas las cosas. 2. Si alguien
no confiesa que hay dos engendramientos de Dios la Palabra, uno antes
de los siglos, del Padre, sin tiempo ni cuerpo, y otro en los últimos días,
página 169

19
Irvin y Sunquist, History of the World Christian Movement, 1:188-189.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

el engendramiento de la misma persona, quien descendió del cielo y fue


hecho carne de la Santa y Gloriosa Portadora de Dios y siempre virgen
María, y fue nacido de ella, que éste sea anatema.”20

LA VIDA Y MINISTERIO DE LA IGLESIA

La teología bizantina desarrolló un concepto muy particular sobre la Iglesia.


Para los bizantinos la Iglesia era “una comunión sacramental con Dios en
Cristo y el Espíritu.”21 Como tal, era el lugar de encuentro de todos los misterios
de la fe, especialmente del misterio de la comunión divino-humana en el
tiempo y el espacio, un misterio que sobrepasa las capacidades y poderes de
nuestro intelecto. Para la ortodoxia, el evangelio jamás ha sido una ideología
descorporalizada. La vida cristiana no es algo más o menos privado o una
experiencia individual, sino la participación plena en el oikos de Dios (la casa o
familia de Dios), que es la Iglesia. Incluso, la misión de la Iglesia emana de su
vida como señal, símbolo y sacramento de lo divino. La dinámica de la misión,
su corazón mismo, es la adoración, y más específicamente la liturgia. De allí
que, las cuestiones de administración, organización y liturgia de la iglesia han
sido fundamentales para la configuración de la vida y ministerio de la misma.

_ Administración

El gobierno de la Iglesia en el ámbito bizantino estaba regimentado


celosamente por el emperador. En general, para mediados del siglo quinto la
unidad de gobierno normal de la Iglesia era la ciudad. Todos los cristianos de
una ciudad estaban bajo la conducción de un obispo y sus clérigos. La sede o
esfera de la autoridad del obispo incluía un territorio más o menos extendido
alrededor de su ciudad. En las regiones más densamente habitadas y donde el
cristianismo había estado por más tiempo, las diócesis episcopales eran más
reducidas en extensión. En general, en el este tal era el caso en comparación
con las diócesis más dilatadas de Occidente.

La esfera de autoridad episcopal era conocida como parroquia del obispo.


Muy pronto las sedes episcopales fueron agrupadas para constituir provincias
eclesiásticas, bajo la autoridad de un metropolitano u obispo de la sede madre.
Era la responsabilidad del metropolitano supervisar la elección de un nuevo
obispo en caso de vacancia. Estas elecciones eran hechas por el clero, los
página 170

20
“Los Cánones del Segundo Concilio de Constantinopla” (553), citado en Bettenson, Documents of
the Christian Church, 91-92.
21
J. Mayendorff, Byzantine Theology (Londres: Mowbrays, 1974), 79.
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

nobles y el pueblo de la parroquia vacante, bajo la dirección de obispos vecinos


convocados para llevar a cabo las exequias del obispo anterior. El metropolitano
también convocaba y presidía los sínodos provinciales de obispos. En estos
sínodos, los obispos discutían cánones o reglas sobre cuestiones de disciplina y
doctrina, que luego eran decretados y puestos en vigencia por los metropolitanos.
Estos cánones regían el gobierno y la vida de la iglesia, y tenían carácter
obligatorio para los cristianos.

Las provincias eclesiásticas estaban agrupadas en eparquías o patriarcados,


cuya sede era generalmente una parroquia o sede ubicada en una ciudad de
gran importancia, en la que se suponía había ministrado algún apóstol. En
Oriente había cuatro de estos patriarcados (Constantinopla, Antioquía, Jerusalén,
Alejandría), mientras que en Occidente sólo había uno (Roma). Antioquía era una
importante ciudad en Siria, ubicada estratégicamente a la entrada de Asia Menor.
Según la tradición, su conversión estaba ligada al ministerio del apóstol Pedro, y
se había transformado en un importante centro de difusión del cristianismo tanto
hacia el este como el oeste después de la destrucción de Jerusalén. Esta última
ciudad había sido la cuna del cristianismo y era considerada como patriarcado
más por su historia y valor simbólico que por su influencia en la cristiandad.
En cuanto a Alejandría, se decía que Marcos, el discípulo de Pedro y autor del
Evangelio que lleva su nombre, había ministrado allí.

Constantinopla no podía argüir un origen apostólico, pero era la capital del


Imperio y como Nueva Roma fue considerada como patriarcado, al igual que
la Vieja Roma, por el Concilio de Calcedonia. De todos los patriarcados, el de
Constantinopla fue el más importante en cuanto a su extensión territorial y peso
político. Su influencia se extendía por la mayor parte de los Balcanes, el sur del
Danubio, las islas del mar Egeo y Asia Menor.

_ Organización

La organización de la Iglesia en todos los patriarcados orientales fue más o


menos la misma. El funcionamiento de la Iglesia descansaba sobre un conjunto
de clérigos entrenados y ordenados localmente, bajo la supervisión de un obispo
que era elegido localmente, pero necesitaba de la sanción de un sínodo provincial
para gobernar. La unidad de la Iglesia se mantenía en torno a la común confianza
en el carácter normativo de las Escrituras para la fe y la práctica cristiana, y su
interpretación siguiendo las conclusiones de los Padres de la Iglesia o los grandes
doctores de la fe tanto del este como del oeste. De este seguimiento compartido
de las Escrituras y los Padres surgió el énfasis en una doctrina y práctica común
de la Iglesia con respecto a la vida cristiana, la ética, y los sacramentos como
medios de gracia para poder llevar a cabo esa vida.

El eje fundamental de la organización de la Iglesia pasaba por el obispo.


Su poder no era de este mundo ni estaba ligado a las estructuras mundanas
de poder. Se creía que sin el obispo, la Iglesia no pasaba de ser un ideal
página 171

abstracto. El oficio del obispo, que era el del apóstol, resultó fundamental en
la comprensión bizantina de la Iglesia. La jerarquía estaba integrada por el
obispo, los sacerdotes y los diáconos, que eran considerados como dones de
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

la iglesia. El poder del obispo de atar y desatar era entendido como un poder
para el servicio del creyente y la comunidad, y no un poder que le pertenecía a
él. Por eso, el obispo no era un monarca en el sentido mundano, ni la jerarquía
era autoritaria (salvo las inevitables excepciones a lo largo de la historia). La
misión fundamental del obispo era la de guardar la unidad de la Iglesia, defender
la fe contra las herejías y sobre todo conducir la celebración de la liturgia y en
especial el sacrificio eucarístico. Los obispos también tenían la responsabilidad
de participar en los sínodos ecuménicos y los concilios episcopales.

Lawrence Cross: “Dondequiera que el apóstol u obispo se encuentre,


la maravilla de la Encarnación es manifestada en la Eucaristía y la vida
de la Trinidad es revelada en la comunidad. Consiguientemente, el papel
del obispo es de primera importancia para entender en qué espíritu las
iglesias orientales están organizadas y para sentir algo de la atmósfera
interior de las comunidades de la iglesia. El ministerio del apóstol es
mantenido permanentemente en la iglesia por el obispo. Así como Dios
el Padre es el principio de unidad en la Santa Trinidad, así el obispo es
dotado por el Espíritu Santo para mantener y manifestar la unidad de la
iglesia. Así como Dios el Padre preside en la unión de amor de la Santa
Trinidad, engendrando eternamente al Hijo y soplando al Espíritu, así
el obispo trae entre los hombres el misterio de Jesús en la Eucaristía,
concediendo y compartiendo al Espíritu entre los creyentes. En la iglesia
primitiva el obispo era el único celebrante de la Eucaristía.”22

Para preservar la unidad de fe y práctica, se llevaron a cabo concilios generales


o ecuménicos (universales). En estos encuentros se discutieron doctrinas rivales,
que pretendían tener fundamento apostólico. Los obispos reunidos contaron la
más de las veces con el apoyo de las autoridades imperiales y sus deliberaciones
se llevaron a cabo en lengua griega. Uno de los concilios más importantes fue el
de Calcedonia (451). En este Concilio, patriarcas, obispos y el emperador mismo
procuraron resolver las controversias que amenazaban con dividir el Imperio.
Después de Calcedonia, la preocupación que los mantuvo ocupados fue cómo
mantener las decisiones doctrinales tomadas y cómo imponerlas sobre todas
las personas en el ámbito del Imperio.

La jerarquía bizantina aceptó la primacía del sucesor de Pedro en la sede


episcopal de Roma (el Papa) y su autoridad espiritual sobre toda la cristiandad, en
tanto presida a la Iglesia Católica con amor. Pero ya en el período bajo discusión
se podían ver profundas diferencias teológicas y prácticas, que terminaron por
producir el cisma que todavía divide a la cristiandad latina de la griega. Entre
otras cuestiones, la mayor parte del clero bizantino estaba casado, mientras que
para este período el celibato se estaba imponiendo en Occidente. En el caso
de los obispos, éstos generalmente fueron monjes y, en consecuencia, célibes.
Los obispos eran monjes en orden a que pudiesen estar totalmente libres para
ministrar a su iglesia, a su clero y a su pueblo, actuando como un verdadero
padre para ellos.
página 172

22
Cross, Eastern Christianity, 41.
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

_ Liturgia

En la tradición bizantina, la liturgia ocupó un lugar fundamental. Las iglesias


bizantinas se describían a sí mismas como “ortodoxas,” que significa “adorar
correctamente,” una comunidad que adora a Dios como él desea ser adorado. La
Iglesia recibe su identidad cuando enseña y celebra los Santos Misterios. El ser
de la Iglesia se revela en su hacer, en su leiturgia. De modo que el misterio de la
Iglesia, según lo ha concebido el cristianismo oriental a lo largo del tiempo, se
manifiesta más cabalmente en lo que la Iglesia hace, es decir, en su adoración.
De allí que la liturgia haya ocupado un lugar tan central en la vida y ministerio
de las iglesias pertenecientes a la tradición bizantina.

Ya en la segunda mitad del siglo IV el culto cristiano bizantino comenzó a


tornarse cada vez más elaborado. El clero comenzó a vestir ropas especiales y
suntuosas y el ritual religioso fue adquiriendo poco a poco un esplendor cada
vez más dramático. La espontaneidad y carácter carismático de los primeros
tiempos fue cediendo lugar a un culto en el que lo que se decía y hacía, junto
con el ambiente físico, estaba orientado a crear un sentido de santo asombro
ante la presencia de lo trascendente y numinoso. Es probable que la asistencia
masiva a los cultos como también las luchas contra el arrianismo haya favorecido
este culto ceremonioso y con un fuerte énfasis místico.

Esta actitud de temor reverente durante la celebración del culto ya se pone en


evidencia en las enseñanzas de Cirilo de Jerusalén (315-386), pero fue enfatizada
todavía más por Basilio de Cesarea y especialmente por Juan Crisóstomo quien,
por ejemplo, habla de la Mesa del Señor como un lugar de “terror y temblor.”
Teodoro de Mopsuestia, a su vez, enseñaba que el culto debía estar rodeado de
un esplendor ritual. La consecuencia de todo esto fue que antes de fines del siglo
IV ya se consideraba necesario cubrir con cortinas el altar. Cuando Justiniano
construyó Santa Sofía, hizo poner un cortinado delante del altar, sobre el que
bordó en oro una figura de Cristo Pantokrator (gobernador de todo) bendiciendo
a su pueblo con su mano derecha y sosteniendo un ejemplar del Evangelio en
su mano izquierda. También hizo colocar en el pórtico central una mampara con
tres puertas sobre las que había figuras de ángeles y profetas, y los monogramas
del emperador y la emperatriz Teodora. Éste fue el primer caso de iconostasis
(del griego eikón, imagen, y stasis, estación), que luego se hizo tan popular en
las iglesias griegas. Las puertas en la mampara eran usadas para las “entradas”
ceremoniales al momento de la lectura del Evangelio y del Ofertorio.

Los elementos básicos y la estructura de la liturgia oriental perdieron la


sencillez y fluidez de los primeros siglos. La liturgia se fue tornando más puntillosa
y rígida. Para el año 500, el Kyrie Eleison, que había sido una parte regular de las
letanías griegas, fue incorporado a la primera parte de la misa en latín, lo cual
muestra cuán arraigado estaba en la liturgia griega. También de larga tradición
en Oriente era el uso del Gloria in excelsis y del Credo. El segundo se recitaba
en ocasión del bautismo, pero era el Credo Niceno de 325, que recién entró en
la liturgia de la eucaristía bajo la influencia de los monofisitas en el siglo V. Así,
pues, es posible ver un buen número de diferencias entre la tradición litúrgica
página 173

que se fue formando en Oriente y en Occidente, especialmente en torno a la


eucaristía y el bautismo. En Oriente era usual utilizar pan leudado común para la
eucaristía, mientras en Occidente sólo se usaba pan sin levadura. La costumbre
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

en Oriente era tener una sola celebración de la eucaristía bajo el obispo el


día domingo, mientras que en Roma los presbíteros podían celebrarla en sus
parroquias y en otros días.

La oración regular y la adoración han sido desde muy antiguo elementos


fundamentales de la adoración en el cristianismo oriental. Los bizantinos
entendieron desde bien temprano que las realidades de la fe no debían encontrarse
solamente en los enunciados o conceptos de la fe, sino a través de signos y
símbolos que fuesen comprensibles para cualquier congregación en adoración.
De allí que el objetivo fundamental de los misioneros orientales fue siempre el
establecimiento de comunidades de adoración, en las que la celebración de los
misterios sagrados hablara por sí misma. Para el cristianismo oriental, la asamblea
eucarística local era la que revelaba y hacía real la naturaleza de la iglesia. La
liturgia divina era la que transformaba a seres humanos pecadores en el verdadero
“pueblo de Dios.” De este modo, la liturgia revelaba la realidad de la iglesia como
el sacramento de la comunión divina y humana.

La música religiosa ocupó también un lugar muy importante en la liturgia


bizantina. Dos veces en sus cartas el apóstol Pablo hace referencia al uso del
canto en la adoración (Col. 3.16; Ef. 5.19). El canto congregacional era parte de
la liturgia de la sinagoga judía y probablemente fue de aquí que los primeros
cristianos tomaron esta práctica del culto. Hay un buen número de himnos griegos
anteriores a Constantino que han sobrevivido el paso del tiempo. También hay
un papiro de Egipto del siglo III (mutilado) en el que se preserva un himno en el
que la creación se une a la iglesia en la alabanza a la Trinidad. Desde los días
de Basilio de Cesarea se cantaba un himno para el atardecer, que todavía la
cristiandad ortodoxa canta al encender las luces del atardecer.

Salve, Luz de alegría, de su gloria pura derramada


Que es el Padre inmortal, celestial, y bendito,
Santísimo, Jesucristo nuestro Señor.
Ahora llegamos a la hora del descanso del sol,
Las luces del atardecer brillan a nuestro alrededor,
Alabamos como divinos al Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Sólo tú eres digno que se te cante en todo tiempo
Con lenguas puras,
Hijo de nuestro Dios, dador de vida:
Por eso en todo el mundo tus glorias, Señor, ellos tienen.

Clemente de Alejandría fue el primer escritor cristiano que discutió qué tipo de
música era el más apropiado para el culto. En su enseñanza, indica que no debe
ser ese tipo de música que está asociado con la danza erótica. Las melodías
debían evitar los intervalos cromáticos y tenían que ser austeras. Quizás estaba
página 174

reaccionando contra los cánticos de algunas sectas gnósticas, en las que había
mucho menos restricciones e inhibiciones en materia musical, y que muchas
veces cantaban himnos que iban acompañados de una danza ritual. La danza,
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

que era muy común en la adoración del Antiguo Testamento y en la tradición


judía, no era bien vista por los padres griegos, que la asociaban con las prácticas
de los misterios paganos de Dionisos.

La música coral era muy popular entre los cristianos griegos. El canto antifonal
(dos grupos corales cantando alternadamente) ya era conocido desde mediados
del siglo IV y se difundió a lo largo de Mesopotamia y Siria. Basilio de Cesarea
abogó por su introducción en su diócesis. No obstante, el uso de la música en la
liturgia no gozaba de la aprobación de todos. Muchos consideraban que el canto
oscurecía el significado de las palabras. Atanasio de Alejandría procuró superar
esta dificultad exigiendo que se mantuviera el ritmo del habla en el cántico de los
Salmos. De todos modos, es imposible saber cómo era la música instrumental o
cantada de aquel tiempo. Hay un fragmento de papiro del siglo III, que presenta
un precioso himno: “Mientras alabamos al Padre, Hijo y Espíritu Santo, que
toda la creación cante Amén, Amén. Alabanza, poder al único dador de toda
cosa buena. Amén. Amén.” Es interesante que en este papiro el escriba hiciera
ciertas anotaciones musicales utilizando signos, que pueden ser descifrados
con la ayuda de analogías en textos bizantinos posteriores.

El himnólogo más grande de las iglesias orientales vivió en Constantinopla:


Romanos (m. 555). Era un judío convertido que llegó a Constantinopla de Siria
y escribió himnos para las espléndidas fundaciones de Justiniano en la capital
del Imperio. El fue el creador del Kontakion, un verso en forma de acróstico para
las estrofas. Cada estrofa era cantada desde el púlpito por un solista con un
refrán que era cantado por el coro. Romanos inspiró parcialmente al autor del
más famoso de los himnos griegos, el así llamado Akathistos (para ser cantado
de pie) en honor de la Virgen María. La temática preferida de los himnos griegos
fue el misterio de la encarnación y la Trinidad.

La señal de la cruz, junto con infinidad de otros gestos litúrgicos, se practicó


desde muy temprano, utilizando la mano derecha y tocando la frente primero
y luego los hombros derecho e izquierdo (a diferencia de cómo se hacia en
Occidente). Además, se juntaban el dedo pulgar con el índice y el mayor para
simbolizar la Santa Trinidad. Los otros dos dedos de la mano simbolizaban las
naturalezas divina y humana de Cristo. La forma bizantina de la señal de la cruz
es la más antigua que se conoce.

_ Teología

Las cuestiones de doctrina ocuparon un lugar destacado en la Iglesia griega.


Las declaraciones de fe se transformaron en testimonios de autenticidad e
integridad teológica. Mientras que en el Nuevo Testamento el énfasis está en
la participación de Dios en los eventos redentores en la historia humana, los
teólogos griegos pusieron el énfasis en las declaraciones correctas acerca de
Dios. Esta teología no se hizo desde la periferia sino desde el centro, no desde
abajo sino desde arriba. No fue el resultado de la experiencia cristiana de
página 175

hombres y mujeres redimidos y comprometidos con la misión, sino de varones


aristócratas y bien educados, que comenzaron a ocupar lugares de liderazgo en la
Iglesia y a definir lo que todo el mundo debía creer, si querían ser ortodoxos.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

La tradición teológica del cristianismo oriental, según se fue constituyendo a partir


de los primeros siete concilios ecuménicos (todos ellos ocurridos en el mundo
helenista), puede sintetizarse en torno a tres temas fundamentales: la Santa
Trinidad, la Encarnación, y el Arrepentimiento. No obstante, estas cuestiones
fundamentales de la teología ortodoxa no quedaron como meros postulados o
enunciados abstractos, sino que se expresaron fundamentalmente a través de
la liturgia.23

La Santa Trinidad es uno de los temas fundamentales de la teología bizantina.


La fe en el Dios trino se manifestó a través de los sacramentos y la adoración.
Cada culto comenzaba con una doxología (palabras de alabanza: doxa, gloria;
logos, palabra). La invocación y alabanza a las Tres Personas, un Dios, se repetía
una y otra vez en todos los cultos. Lo mismo ocurría con la oración privada del
creyente, que se hacía de manera litúrgica y no espontánea. El Espíritu Santo
ocupaba un lugar muy prominente en la teología bizantina y, en consecuencia,
en su liturgia. Los escritos patrísticos lo describen como el Espíritu de Dios,
bueno, santo y dador de vida, cuya actividad configura la eucaristía, sostiene a la
Iglesia, y quien es la fuente de todo amor, oración y buenas obras humanos.

La encarnación (Dios hecho hombre) recibió un fuerte énfasis en la teología


bizantina, a partir de los concilios de Éfeso (431) y Calcedonia (451). Estos
concilios fueron los que debatieron la relación de las dos naturalezas de Cristo
y concluyeron que el Redentor es verdadero Dios y verdadero hombre, sin
confusión ni alteración, en la única persona de Jesús, histórica y siempre viviente.
El misterio de la encarnación resultó ser el punto focal al que todo lo demás
estaba referido. Cristo, el Dios-hombre, era considerado como el comienzo de
la comunión divino-humana. Ésta era la fuente de la naturaleza de la iglesia y
el trasfondo de la vida cristiana. Las oraciones litúrgicas exaltaban la maravilla
de la encarnación, al igual que los himnos y canciones que se repetían en el
desarrollo del culto.

La tercera característica de la teología bizantina era el tema del arrepentimiento,


que también era el motivo de muchos himnos. En la poesía cristiana bizantina
aparecían una y otra vez caracteres como la ramera, el publicano en el templo
y Pedro luchando por creer. El tema del arrepentimiento también se destilaba
en varios ejercicios litúrgicos, especialmente aquellos referidos a la cuaresma,
y era un aspecto permanente de la vida monástica. El arrepentimiento no era
una cuestión del momento ni un acto reservado para poco antes de morir. En
la comprensión bizantina, toda la vida debía ser arrepentimiento, la lucha por
hacer real y cooperar con la bendición de la encarnación. El arrepentimiento es
la entrada permanente a la vida de la resurrección.
página 176

23
En la discusión de estos elementos sigo a Cross, Eastern Christianity, 26-29.
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

GLOSARIO

acróstico: del griego akros, extremidad, general, designa a la influencia ejercida


y stichos, verso. Composición poética en por la cultura antigua de los griegos en la
que las letras iniciales, medias o finales civilización y cultura modernas.
de cada verso, leídas en el sentido
vertical, forman un vocablo o expresión. hieratismo: del griego hieros (sagrado)
hace referencia a todo lo que pertenece
Bizancio: villa pequeña escogida por a los sacerdotes o tiene las formas de
el emperador Constantino como el sitio una tradición litúrgica. En arte, designa
para su nueva ciudad capital del Imperio a aquello que reproduce en escultura o
Romano. Su nombre se utiliza para pintura religiosas las formas tradicionales.
describir a la civilización romana oriental El término indica el carácter de una
como un todo y para describir la síntesis solemnidad extrema.
maravillosamente rica de la adoración
que allí se forjó y que se esparció desde ícono: representación devota de pincel,
Bizancio a lo largo del Cercano Oriente o de relieve, usada en las iglesias
y a Europa del este. orientales. En particular se aplica a las
tablas pintadas con técnica bizantina,
carismático: se refiere a alguien llamadas en Castilla en el siglo XV “tablas
que enfatiza de manera particular la de Grecia.”
importancia del Espíritu Santo en la vida
cristiana, la adoración y el testimonio. Los iconostasio: mampara con imágenes
dones del Espíritu (charismata) también sagradas pintadas, que lleva tres puertas,
reciben un gran énfasis. una mayor en el centro y otra más
pequeña a cada lado, y aísla el presbiterio
cesaropapismo: supremacía del Estado y su altar del resto de la iglesia.
sobre la Iglesia (como en el Imperio
Bizantino y en Rusia hasta 1917). Es lo jacobismo: movimiento religioso de
opuesto de la hegemonía de la Iglesia Siria. Los jacobitas eran partidarios del
respecto al Estado, como ocurrió con monofisismo y rechabaron las decisiones
el papa Inocencio III (1198-1216). El del Concilio de Calcedonia (451). A
cesaropapismo significa una restricción pesar de las persecuciones, los jacobitas
tanto sobre la Iglesia como sobre el lograron sobrevivir gracias a líderes como
Estado en sus respectivas esferas. Jacobo Baradeo (de allí su nombre).
La iglesia jacobita subsiste con una
Cuaresma: festividad del calendario membresía reducida.
litúrgico cristiano, que se refiere a
los cuarenta días que van desde el Kyrie eleison: significa “Señor, ten
Miércoles de Cenizas hasta la Pascua, misericordia.” Es una oración litúrgica
y que es obser vada por cr istianos breve que comienza con esta expresión
católicos occidentales, or todoxos y o consiste de las palabras “Señor, ten
algunos protestantes como un período misericordia.”
de penitencia y ayuno. metropolitano: obispo que se desempeña
Dardanelos: estrecho entre la península como arzobispo, es decir, como obispo
de los Balcanes y Anatolia (Turquía), de una iglesia metropolitana de quien
que une el mar Egeo y el de Mármara. dependen otros obispos (sufragáneos).
Llamado antiguamente Heleposto. misterios eléusicos: forma de religión
hagiografía: del griego hagios (santo) y pagana y ritos de la antigüedad
grafos (escrito). Se trata de la biografía de proveniente de Eleusis, un pueblo de
santos o de personas venerables. Ática, al noroeste de Atenas, donde
había un templo de Deméter en el que
helenismo: período de la cultura griega se celebraban unas fiestas famosas en
que va desde Alejandro Magno hasta toda Grecia. Estos misterios eran ritos
página 177

Augusto, y se caracteriza sobre todo de iniciación ligados a prácticas de


por la absorción de elementos de las esoterismo y de carácter secreto.
culturas de Asia Menor y de Egipto. En
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

GLOSARIO

monofisismo: del griego monos (uno) extensión, se considera pagana la actitud


y fusis (naturaleza). Consistía en una de incredulidad, indiferencia, irreligiosidad
controversia que dividió la Iglesia en y/o hedonismo de una persona sin religión
Oriente. Fue una reacción contra el o con poco de ella, que se deleita en
nestorianismo, pues puso en oposición los placeres sensuales y en los bienes
las dos naturalezas de Cristo al afirmar materiales. A tal persona pagana se la
que sólo existe una naturaleza en él. De califica de irreligiosa y hedonista.
este modo creían proteger la unidad de
la persona de Cristo. pechina: cada uno de los triángulos
curvilíneos que forma el anillo de la
numinoso: sobrenatural y misterioso; cúpula con los arcos torales (cada uno de
lleno de un sentido de la presencia de lo los cuatro en que estriba la media naranja
divino; algo santo y espiritual que apela a de un edificio).
las emociones superiores o a un sentido
estético elevado. vestales: mujeres vírgenes romanas
consagradas a la diosa romana Vesta
paganismo: la religión y adoración de y al servicio de cuidar el fuego sagrado
aquellos que no son cristianos, judíos mantenido encendido de manera
o musulmanes, especialmente de los permanente sobre su altar.
que creen y practican el politeísmo. Por
página 178
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

SINOPSIS CRONOLÓGICA

657 a.C. Fundación de Bizancio


160-215 Clemente de Alejandría
185-250 Orígenes de Alejandría
189-232 Demetrio, obispo de Alejandría
250-306 Constancio I
312-326 Alejandro de Alejandría, patriarca de Alejandría
315-386 Cirilo de Jerusalén
317-361 Constancio II
321-375 Valentiniano I (emperador de 364 a 375)
325 Primer Concilio Ecuménico - Nicea
328-378 Valente (emperador de 364 a 378)
329-379 Basilio de Cesarea, el Grande
330 Constantino mueve su capital a Constantinopla
330-390 Gregorio Nacianceno
332-363 Juliano el Apóstata (emperador de 361 a 363)
332-364 Joviano (emperador de 363 a 364)
335-395 Gregorio de Nisa
337 Muere Constantino el Grande
337-350 Reinado de Constante en África, Italia e Ilírico
337-340 Reinado de Constantino II en Occidente
337-361 Reinado de Constancio en Oriente
341 Constante prohibe sacrificios paganos en Italia
347-395 Teodosio I, el Grande (emperador de 379 a 395)
345-410 Rufino
347-407 Juan Crisóstomo de Constantinopla
385-412 Teófilo de Alejandría
350-428 Teodoro de Mopsuestia
353-360 Constancio único emperador
m. 441 Juan de Antioquía
361-363 Reinado de Juliano el Apóstata como único emperador
363-364 Reinado de Joviano como único emperador
364-378 Reinado de Valente
376-444 Cirilo de Alejandría
379-395 Reinado de Teodosio, el Grande; único emperador desde 392
380-451 Nestorio
m. 449 Flaviano de Constantinopla
página 179

m. 454 Dióscoro de Alejandría


380-457 Ibas de Edesa
381 Segundo Concilio Ecuménico - Constantinopla
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

SINOPSIS CRONOLÓGICA

390-458 Teodoreto de Ciro


395-408 Reinado de Arcadio
408-450 Reinado de Teodosio II; Artemio, regente de 408-414
419-455 Valentiniano III (emperador de Occidente de 425 a 455)
428-431 Nestorio, patriarca de Constantinopla
431 Tercer Concilio Ecuménico – Éfeso
444-451 Dióscoro, patriarca de Alejandría
449 Sínodo de Ladrones en Éfeso
450-457 Reinado de Marciano
451 Cuarto Concilio Ecuménico - Calcedonia
455 Vándalos toman Roma
457-474 Reinado de León I, el Grande
474 Reinado de León II
474-491 Reinado de Zenón, el Isáurico
475-476 Reinado de Basilisco como usurpador del trono
476 Odoacro depone a Rómulo Augústulo
476-491 Reinado de Zenón, el Isáurico
478-568 Narsés, general de Justiniano
482 Henoticón de Zenón
490-562 Justiniano I
491-518 Reinado de Anastasio I
494-565 Belisario, general bizantino
518-527 Reinado de Justino I
527-548 Teodora, emperatriz de Oriente
527-565 Reinado de Justiniano I
529 Código de Justiniano
532 Sublevación de Niké (partidos Verde y Azul)
533 Toma de Cartago por Belisario
537 Iglesia bizantina de Santa Sofía
553 Quinto Concilio Ecuménico – Constantinopla II
562 Bizantinos completan la conquista de Italia
565-578 Reinado de Justino II
573-574 Sofía como regente
574-578 Tiberio I como regente
578-582 Reinado de Tiberio II
582-602 Reinado de Mauricio; Teodosio como co-emperador
página 180

602-610 Reinado de Focas


E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

CUESTIONARIOS DE REPASO

Preguntas sobre el material básico qué decretaba el Henotikón? 26. ¿Qué


(para los niveles 1, 2 y 3): fue el monofisismo? 27. ¿Cómo era la
administración de la Iglesia Bizantina?
28. Describe la organización de la Iglesia
1. ¿Qué atención ha prestado la Bizantina. 29. Describe la liturgia de la
historiografía cristiana tradicional al Iglesia Bizantina. 30. ¿Cuáles son los
desarrollo del cristianismo bizantino? 2. tres temas fundamentales de la tradición
¿Por qué motivo la comunión entre latinos teológica el cristianismo bizantino?
y griegos se rompió hacia mediados del
siglo V? 3. ¿Cuándo cambió de nombre
la ciudad de Bizancio? 4. ¿Quién fue Tareas suplementarias (para los niveles
Constancio y qué hizo? 5. ¿Por qué 2 y 3):
al emperador Juliano se lo llamó el
Apóstata? 6. ¿Quién fue Teodoro el
Grande y qué hizo? 7. ¿Cuál fue la 1. Menciona dos contribuciones de
importancia del edicto del emperador Teodosio II. 2. Describe la revuelta de
Valentiniano III, de 445? 8. ¿Con quién Niké. 3. Haz una descripción general
nace el Imperio Romano de Oriente? 9. de la emperatriz Teodora. 4. Haz una
¿Cuál fue la importancia del gobierno de evaluación del gobierno de Justiniano
Justiniano? 10. Menciona dos resultados tomando en cuenta especialmente su
de la estrecha relación entre la Iglesia efecto sobre el cristianismo. 5. ¿Qué es
y el Imperio en Oriente. 11. ¿Cuál fue el helenismo? 6. Describe en tus palabras
el propósito y el resultado del edicto de la civilización bizantina. 7. Describe
unión del emperador Zenón? 12. ¿Qué el arte y la arquitectura bizantina y su
creían los monofisitas en cuanto a la relación con el cristianismo. 8. Evalúa la
naturaleza de Cristo? 13. ¿Qué creía obra legislativa de Justiniano. 9. Describe
Justiniano que era su deber y de qué la pugna entre el poder temporal y el
manera se propuso lograrlo? 14. ¿Cuál espiritual en el Imperio Bizantino. 10.
fue el propósito y los resultados del Sintetiza la controversia de los Tres
Quinto Concilio Ecuménico? 15. Describe Capítulos.
la revuelta de Niké. 16. ¿Qué es el
cesaropapismo? 17. ¿Qué tres elementos
se fusionaron para crear la civilización Tareas avanzadas (para el nivel 3):
bizantina? 18. ¿Qué lugar ocupó el
cristianismo como factor aglutinante del
nacionalismo y la identidad bizantina? 19.
1. Leer González, Historia del cristianismo,
¿Qué es el Corpus Juris Civilis y cuál fue
1:298-303. ¿Qué tres teólogos orientales
su importancia? 20. ¿En qué sentido se
fueron condenados por los Tres Capítulos
puede hablar de una teocracia absolutista
de Justiniano? ¿Cuál fue la resolución del
en relación con el gobierno de Justiniano?
Quinto Concilio Ecuménico respecto de
21. Describe la destrucción del paganismo
los Tres Capítulos de Justiniano?
en el Imperio Bizantino. 22. Enumera los
efectos positivos de la unión de la Iglesia
y el Estado en el Imperio Bizantino.
23. Enumera los efectos negativos de 2. Escribe un ensayo de 2000 palabras
la unión de la Iglesia y el Estado en sobre el tema: “El cesaropapismo.”
el Imperio Bizantino. 24. Nombra a los
tres Padres Capadocios. 25. ¿Qué era y
página 181
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

TRABAJOS PRÁCTICOS

TAREA 1: Experimentando cambios.

“Desde 313 a 640, el mundo romano y la iglesia cristiana experimentaron cambios y


desarrollos tan profundos y extensivos que ellos no podían haber sido ni siquiera soñados
por los hombres en los últimos años del siglo tercero. En este espacio corto de trescientos
años la trama política, económica y social de la Europa romana se vio profundamente
alterada tanto desde dentro como por presiones externas. La iglesia misma inevitablemente
pasó por los cambios corrientes junto con el mundo. En estos años, los tres estilos católicos
de la Iglesia [occidental o latino, ortodoxo o griego, y oriental] comenzaron a emerger
más distintivamente. Basado sobre el fundamento pre-existente del idioma, la cultura y la
geografía, el desarrollo de estilos fue acelerado.”

Cross, Eastern Christianity, 9-10.

- ¿De qué manera, en cada caso, el idioma, la cultura y la geografía contribuyeron al


desarrollo de un estilo propio?

Iglesia occidental o latina:

Iglesia ortodoxa o griega:

Iglesia oriental o persa:

TAREA 2: El Código de Teodosio el Grande (381).

Lee y responde:

“Es nuestro deseo que todas las varias naciones que están sujetas a nuestra clemencia
y moderación, continúen en la profesión de esa religión que fue entregada a los romanos
por el divino apóstol Pedro, tal como ha sido preservada por la tradición fiel; y que ahora
es profesada por el pontífice Dámaso y por Pedro, obispo de Alejandría, un hombre de
santidad apostólica. Conforme a la enseñanza apostólica y la doctrina del Evangelio,
creemos en una deidad de Padre, Hijo y Espíritu Santo, de igual majestad y en una santa
Trinidad. Autorizamos a los seguidores de esta ley a asumir el título de cristianos católicos;
pero en cuanto a los demás, dado que, en nuestro juicio, ellos son locos e insensatos,
decretamos que sean calificados con el ignominioso nombre de herejes, y que no se
atrevan a dar a sus conventículos el nombre de iglesias. Ellos sufrirán en primer lugar el
castigo de la condenación divina, y en segundo lugar el castigo que nuestra autoridad,
en conformidad con la voluntad del Cielo, decida infligirles.
página 182

. . . Que ellos sean totalmente excluidos incluso de los umbrales de las iglesias, dado
que no permitimos a ningún hereje llevar a cabo sus asambleas ilegales en los pueblos. Si
E l cri st i a n ismo e n e l I mp e ri o B iz a nt i n o

TRABAJOS PRÁCTICOS

ellos intentan cualquier perturbación, decretamos que su furia sea suprimida y que ellos
sean expulsados fuera de las murallas de las ciudades, de modo que las iglesias católicas
en todo el mundo puedan ser restauradas a los obispos ortodoxos que sostienen la fe de
Nicea.”

Código de Teodosio (380, 381), 16:1.2; 5.6.

- ¿Cuál es la posición teológica que expresa el Código de Teodosio?

- ¿Contra qué herejía está dirigido el Código de Teodosio?

TAREA 3: La Iglesia Bizantina

“La Iglesia Bizantina no ha sido bien tratada por los historiadores. Su piedad no fue la piedad
de Occidente. Su monasticismo tendió más y más a transformarse en quietismo; puso un
énfasis casi histérico sobre el valor del arrepentimiento. Sus pasiones fueron rápidamente
encendidas, y muchos de sus sínodos y concilios fueron animados con escenas de la
violencia más indigna. Mientras que en Occidente el problema escatológico fue el que ocupó
principalmente la mente de los cristianos, los cristianos orientales estuvieron ansiosos
por entrar en el estado de gracia, la relación correcta con Dios, aquí y ahora. A tal fin la
naturaleza de la encarnación de Cristo, su Mediador, fue de importancia enorme. A tal
fin si él [el cristiano bizantino] podía lograr una unión mística con Dios, todas las demás
formas de religión parecían sin valor en comparación. Pero muy frecuentemente la Iglesia
Ortodoxa ha sido denunciada de ser anti-intelectual y estar contra el progreso. Ninguna
de estas acusaciones es justa.”

Steven Runciman, Byzantine Civilization, 104.

- Escribe un ensayo de 2000 palabras haciendo una comparación entre la Iglesia Latina
y la Iglesia Bizantina, a partir de las observaciones de Runciman.

DISCUSIÓN GRUPAL
1. El dominio de la Iglesia por parte del Estado (cesaropapismo) ha sido característico del
Imperio Bizantino. A la luz de la experiencia en el Imperio Bizantino, evalúen los intentos de
algunos evangélicos en diversos países de presionar al Estado a que imponga la lectura
de la Biblia y la oración en las escuelas públicas, como también la imposición de principios
éticos cristianos sobre toda la población a partir de su legislación.

2. Un elemento destacado en la cultura y civilización bizantina fue el desarrollo de un arte


típicamente cristiano. ¿Cuál es el lugar de la fe cristiana en la modelación de expresiones
página 183

artísticas? ¿Hay lugar hoy para el desarrollo de un auténtico arte cristiano? ¿Qué valor
misionológico tienen las diversas formas artísticas?
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

LECTURAS RECOMENDADAS

Bainton, La Iglesia de nuestros padres, 65-73.


González, Historia del cristianismo, 1:176-183; 193-202; 209-214; 289-303.
Latourette, Historia del cristianismo, 1:133-136.
Muirhead, Historia del cristianismo, 1:137-147.
Romero, La Edad Media, 9-18; 24-31.
Walker, Historia de la iglesia cristiana, 153-172.
página 184
UNIDAD 4

Los
problemas del
cristianismo
primitivo

INTRODUCCIÓN
Los cristianos del siglo XXI, que damos por
sentadas las grandes doctr inas de la fe, no
siempre somos conscientes de la larga lucha por
la que tuvieron que pasar nuestros antepasados
en los caminos del Señor, para dejar nos la
herencia maravillosa de nuestra doctrina y vida
cristianas. El pensamiento y la práctica de la
Iglesia fueron madurando con el correr del tiempo,
a medida que los creyentes iban desplegando y
formulando gradualmente las doctrinas implícitas
en el Nuevo Testamento, conforme comprendían
la revelación divina en su Palabra y la aplicaban
a sus circunstancias históricas. El desarrollo del
pensamiento cristiano y su expresión doctrinal fue
un largo proceso lógico-cronológico. Fue un proceso
lógico, pues las doctrinas se fueron desarrollando
las unas a partir de las otras, y este proceso es
cronológico puesto que esto ocurrió a lo largo del
tiempo.

Además, la fe y la vida cristianas se fueron


modelando confor me las diversas y variadas
experiencias que los creyentes fueron confrontando
con el correr del tiempo. A cada nueva dificultad o
desafío, los cristianos respondieron conforme su
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

comprensión del actuar redentor de Dios, según lo percibían en sus propias


vidas y relaciones. La teología y la ética cristianas son siempre el resultado de
la experiencia cristiana, bajo la guía del Espíritu Santo y en conformidad con el
registro autoritativo de la revelación divina, la Biblia.

En el deseo de predicar y vivir su fe en un lenguaje claro y comprensible,


la Iglesia se vio forzada a definirse en torno a diversos problemas, y para ello,
tuvo que reflexionar sobre su fe. Fuerzas hostiles, que la atacaron desde afuera,
y filosofías sutiles, que la minaron desde adentro, obligaron a los cristianos
a defender lo que entendían era la ortodoxia doctrinal y ética. Esto se dio ya
desde una etapa bien temprana de su historia, incluso antes de que el Nuevo
Testamento se hubiese terminado de componer o se hubiese cerrado el canon
de las Escrituras. Así, pues, desde bien temprano hubo intentos por declarar la
fe según surgía la necesidad de hacerlo, y esta necesidad se dio en un orden
lógico. Esto dio como resultado el desarrollo razonado de la doctrina a lo largo
de líneas de pensamiento que han regido la fidelidad “a la fe que ha sido una
vez dada a los santos” (Judas 3).

El ideal cristiano de una iglesia inclusiva y una, pronto se vio amenazado por
las fuerzas disolventes de la división. La misma noche en que Jesús oró por la
unidad de su iglesia (Juan 17), los discípulos estuvieron discutiendo sobre quién
de ellos sería el primero, y uno de los Doce se retiró para traicionar al Maestro.
Aun en la primera generación de cristianos, la Iglesia se vio desgarrada por las
disensiones. Los documentos neotestamentarios ofrecen numerosos testimonios
de esta desgracia. Antes de terminar el primer siglo ya eran numerosos los
motivos de discordia y las ocasiones de división, que echaban por tierra con el
ideal de una Iglesia unida.

Kenneth S. Latourette: “En este contraste entre lo ideal y lo real en la


iglesia, tenemos otro ejemplo de las aparentes paradojas que son tan
familiares en las enseñanzas de Jesús y en el Nuevo Testamento en
general. Es el de establecer la perfección como la meta hacia la cual los
cristianos deben esforzarse, meta para ellos mismos y para todos los
hombres, parangonada por el franco reconocimiento del grado al cual el
cumplimiento deja de llegar a la meta.”1
página 186

1
Latourette, Historia del cristianismo, 1:158.
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

cuadro 13 - Problemas y Respuestas de la Iglesia

Problemas Respuestas

Fijación del canon del NT


Herejías Marcionismo Ireneo, Contra herejías
Gnosticismo Tertuliano y la Regla de Fe

Internos
Montano
Divisiones Novaciano
Donato

Atenágoras
Acusaciones
La buena conducta de los
falsas cristianos demandab tolerancia.
Estado
Romano Justino
Mártir (E)
Confesores
Persecusión Apologistas
Mártires
Tertuliano (O)
Externos
Luciano, De peregrinus
Paganos
Intelectuales Celso, Discurso verdadero.
Orígenes, Contra Celso.

Judíos Justino Mártir, Diálogo con Trifón.

En esta unidad procuraremos considerar algunos de los problemas más


página 187

importantes a los que el cristianismo de los primeros siglos tuvo que confrontar,
en relación con la base de su fe, sus doctrinas, sus prácticas, y su manera de
entender la vida cristiana y el servicio a Dios.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

EL PROBLEMA DE LAS ESCRITURAS

_ Las Escrituras de los primeros cristianos

Los primeros cristianos fueron judíos, y por supuesto, su Biblia era el Antiguo
Testamento en la versión de los Setenta o Septuaginta (LXX). Estos primeros
discípulos palestinos leían el Antiguo Testamento en todo lo que tenía que
ver con el Mesías y veían en Jesús el cumplimiento de todas sus profecías.
Estos cristianos guardaban también los mandamientos y algunas de las leyes
ceremoniales prescritas en las escrituras hebreas.

Para mediados del segundo siglo la situación había cambiado. Ahora la


mayoría de los cristianos era gentil, y si bien los más educados leían el Antiguo
Testamento en griego, comenzaban a leer otros libros. Las cartas de Pablo se
leían en las iglesias caseras (1 Ts. 5.27), y se pasaban de una congregación
a otra (Col. 4.16), hasta que llegaron a ser consideradas como “Escritura” (2
P. 3.16). Los Evangelios, también llamados “Memorias de los apóstoles,” eran
leídos como “Escritura” junto con los “Profetas”. También se leían otros escritos
cristianos, como las cartas de Clemente de Roma a los Corintios, la Epístola de
Bernabé, las Epístolas de Ignacio, El Pastor de Hermas, la Epístola de Policarpo
a los Filipenses, la Didaché o Doctrina de los Doce Apóstoles, entre otros.

Todos estos escritos fueron producidos por los “Padres Apostólicos,” es decir,
personas que se suponían tuvieron un contacto más o menos directo con los
apóstoles. En su gran mayoría, estos escritos reflejan un cristianismo puro. En
el período posterior a los apóstoles las iglesias tuvieron que decidir cuáles de
todos estos escritos iban a ser incluidos en su lista (“canon”) de libros sagrados.
La tarea no fue fácil.

_ La herejía de Marción (c. 160)

A mediados del segundo siglo, había muchos cristianos de cultura griega que
no estaban del todo satisfechos con las Escrituras judías y sus enseñanzas. Uno
de ellos fue Marción, un comerciante rico, dueño de una flota de barcos en el
mar Negro (Sínope, Ponto), hijo del obispo de la ciudad, que lo excomulgó por
inmoralidad. Marción adquirió renombre en las filas cristianas ortodoxas como
hereje. Había viajado a Esmirna, donde conoció al gran obispo Policarpo. Más
tarde (140) llegó a Roma, donde se ganó las simpatías de la iglesia romana
debido a sus ricos donativos. Estando en Roma, se encontró con el venerable
Policarpo que lo descalificó totalmente como hereje.

Eusebio: “Policarpo mismo, cuando Marción en cierta ocasión se encontró


con él y dijo: ‘¿Nos conoces?’ respondió: ‘Sí, conozco al primogénito
de Satanás.’ Tal cuidado ejercieron los apóstoles y sus discípulos para
página 188

evitar incluso el intercambio de palabras con cualquiera de aquellos que


pervertían la verdad; como Pablo también dijo: ‘Al hombre que es hereje
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

después de la primera y segunda amonestación, rechácenlo; sabiendo


que el tal es un rebelde, y peca, y está condenado’ (Tito 3.10).”2

¿Qué hizo Marción para que un pastor respetable como Policarpo lo repudiara
como hereje? ¿Cuál fue su error que lo hizo merecedor de un título como
“primogénito de Satanás”? Marción era un gran admirador de Pablo, quien, según
él, había sido el único que entendió la enseñanza de Jesús. Tenía dificultades
para aceptar el Antiguo Testamento, ya que pensaba contradecía las Escrituras
cristianas, especialmente las cartas de Pablo. La esencia de su enseñanza era
un sentido agudo de la novedad del evangelio cristiano y su contraste con el
judaísmo. Por eso, rechazaba el Antiguo Testamento y al Dios creador que allí
se presenta, al que consideraba como totalmente diferente del Dios proclamado
por Jesucristo.

Pero Marción fue todavía más allá. Él se consideraba el único intérprete de


los escritos paulinos, y en consecuencia, él único intérprete del cristianismo.
Según él, Pablo había liberado a los cristianos de la Ley de Moisés, y él los
había liberado de las Escrituras judías y del Dios de esas Escrituras. Este
Dios judío era un Dios que gobernaba sobre el mundo material, que creó con
todas sus imperfecciones, y que no actúa por otro motivo que no sea la justicia
punitiva (Éx. 21.24). Para Marción, éste no es el Dios de los cristianos. El Dios
verdadero está en los cielos, es espíritu puro y sólo actúa por amor. En definitiva,
las enseñanzas de Marción eran gnósticas.

Por predicar estas enseñanzas, el obispo de Roma excomulgó a Marción y


las iglesias que habían recibido generosas donaciones tuvieron que devolverlas.
Marción reunió a sus seguidores y se estableció en la ciudad capital, desde
donde esparció su doctrina a Galia, África y Mesopotamia. Su secta estaba bien
organizada con un clero reconocido y con altas y severas normas morales. En
algunos lugares los marcionitas fueron perseguidos e incluso hubo quienes fueron
martirizados. Las iglesias marcionistas persistieron por unos 150 años más, y
en la Edad Media, sus ideas fueron retomadas y seguidas por los paulicianos.

Habiendo “liberado” a sus seguidores de las Escrituras judías, Marción


compuso su propia “Biblia,” que incluía: 10 epístolas paulinas (excluía 1 y 2
Timoteo y Tito), y un solo Evangelio (Lucas), pero corregido a su gusto. Tertuliano
dice de él: “Marción enseña la Biblia no con su pluma, sino con su cortaplumas,
cortando todo lo que no concuerda con sus propias ideas.” Ireneo de Lyon dice
de él que blasfemó contra Dios porque puso de lado mucho de la enseñanza de
Cristo y se colocó por encima de los apóstoles.

Ireneo de Lión: “Marción de Ponto . . . presentó la blasfemia más atrevida


contra Aquel que es proclamado como Dios por la ley y los profetas,
declarando que él es el autor de los males, que se deleita en la guerra, y
es inconstante en su propósito, e incluso de estar contra sí mismo. Pero
página 189

2
Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 4.14.7.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

de Jesús dice que es derivado de ese Padre que está por encima del Dios
que hizo el mundo, . . . y que se manifestó en la forma de un hombre a
aquellos que estaban en Judea, aboliendo a los profetas y la ley, y todas
las obras de ese Dios que hizo el mundo. . . . Además de esto, él mutila el
Evangelio que es según Lucas, quitando todo lo que está escrito respecto
a la generación del Señor, y poniendo a un lado una buena parte de la
enseñanza del Señor, en la que el Señor aparece como confesando más
firmemente que el Hacedor de este universo es su Padre. De igual modo,
él persuadió a sus discípulos de que él era más digno de crédito que
todos esos apóstoles que nos han transmitido el evangelio, proveyéndoles
no con el Evangelio, sino meramente un fragmento del mismo. De igual
modo, también, él desmembró las epístolas de Pablo, quitando todo lo
que dice el apóstol respecto de que el Dios que hizo el mundo es el Padre
de nuestro Señor Jesucristo, y también aquellos pasajes de los escritos
proféticos que el apóstol cita en orden a enseñarnos que ellos anunciaban
de antemano la venida del Señor.”3

_ El canon del Nuevo Testamento

Frente al desafío de Marción, las iglesias tuvieron que decidir cuáles libros debían
ser incluidos en las Escrituras cristianas y cuáles no. La condición establecida para
incluir un libro en la lista era que su autor debía ser un apóstol, ya sea en forma
directa o indirecta (como en el caso de Marcos que dependió de Pedro, y de Lucas
que dependió de Pablo). De los 27 libros actuales en el Nuevo Testamento, sólo
se incluían 24, ya que 2 Pedro, Hebreos y Santiago eran discutidos. La fijación
del canon (del griego “regla” o “lista” de libros) comenzó en Occidente, pero su
influencia se esparció por todas partes. Una inscripción china que registra el arribo
del cristianismo a este país en el año 635, dice: “Las Escrituras han quedado
establecidas en veintisiete libros.” De un extremo al otro mundo, todos los cristianos
reconocían un solo canon neotestamentario hacia fines de este período. En razón de
esta cristalización temprana del canon, los cristianos se vieron librados de tener en
su Biblia escritos de poco valor o libros heréticos y dañinos. En definitiva, Marción
hizo más bien que daño al desarrollo del cristianismo.

EL PROBLEMA DEL CREDO

_ La fe de los primeros cristianos

El Nuevo Testamento contiene algunas confesiones de fe, que las personas


hacían frente a la congregación generalmente al ser bautizadas. Algunas de
página 190

3
Ireneo de Lión, Contra herejías, 1.27.2.
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

estas confesiones de fe son: “Jesús es el Señor” (1 Co. 12.3; Ro. 10.9; Fil. 2.11);
o “Jesús es el Hijo de Dios” (Hch. 8.37-38; 1 Jn. 4.15).

Quien más hizo por establecer la creencia cristiana según debía ser enseñada
(es decir, “doctrina”) fue el apóstol Pablo. La formulación doctrinal no fue en él
algo especulativo sino parte de su vida activa como agente del reino de Dios. La
doctrina cristiana fue el corazón de su predicación y tarea misionera. El primer
tema de su predicación a los gentiles iba contra el politeísmo pagano y era “hay
un solo Dios” (Hch. 14.15; 1 Ts. 1.9). El segundo tema presentaba a Jesucristo
como Hijo de Dios, como resucitado y como Salvador (1 Ts. 1.10).

Pablo era bien práctico y nada especulativo. Su método de enseñanza y


comunicación de la verdad cristiana era escribir cartas a las jóvenes iglesias
para responder a las necesidades de los nuevos convertidos. Su propósito no era
especulativo, ni pretendía hacer una teología sistemática o responder a todas las
preguntas y cuestiones teológicas. Su concepto de la “sana doctrina” tiene que
ver con cuestiones bien prácticas y mayormente éticas (ver Tito 2.1-10).

_ El problema de los judaizantes

El principal problema teológico que enfrentó Pablo fueron los judaizantes.


Por eso escribió acerca de cómo salva Jesús, y desarrolló la doctrina de la
salvación por gracia mediante la fe (especialmente en Gálatas y Romanos). Los
ebionitas fueron los continuadores de estos judaizantes del Nuevo Testamento.
Se originaron en Palestina a fines del primer siglo, y se esparcieron más tarde
por Asia Menor. La mayoría eran judeo-cristianos y utilizaban como escritura
fundamental el Evangelio de Mateo en lengua hebrea (aramea).

Sus enseñanzas características eran: (1) enseñaban la universalidad de la ley


mosaica y decían que la obediencia a la misma era necesaria para la salvación;
(2) rechazaban los escritos y enseñanzas de Pablo, a quien consideraban como
un apóstata de la ley; (3) reconocían a Jesús como Mesías y profeta, pero sólo
pensaban de él como un ser humano sobre quien el Espíritu había venido en el
momento de su bautismo; (4) esperaban un milenio inminente.

_ La herejía de los gnósticos

Así como Marción procuró separar al cristianismo de sus orígenes judíos,


en el segundo siglo hubo otros que quisieron liberarlo de sus “pequeños
comienzos”. Querían relacionar al cristianismo con las ideas corrientes de aquel
entonces sobre el mundo, los seres humanos y Dios. Estas ideas provenían de
la filosofía griega, de las religiones orientales (como el hinduismo, el budismo
y el zoroastrismo), e incluso de prácticas como la astrología y la magia. En
general, las ideas gnósticas eran expresión de un sincretismo que combinaba
página 191

varios elementos orientales con las religiones tradicionales grecorromanas.


Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Este movimiento se denominó gnosticismo, porque sus seguidores decían que


poseían un conocimiento especial de Dios y del mundo que los demás no tenían
(del griego gnosis, “conocimiento,” “ciencia”). El gnosticismo penetró ampliamente
en las comunidades cristianas hacia el siglo II, cuando se convirtieron algunos
filósofos paganos e introdujeron algunas ideas de la filosofía griega pagana.
Su intención era: (1) elevar al cristianismo del plano inferior de la fe al plano
superior de la gnosis (ciencia); y (2) procurar así al cristianismo una mayor fuerza
de expansión y propaganda en los ambientes intelectuales helenísticos. Los
gnósticos cristianos desplegaron una gran actividad literaria, pero sus escritos
han desaparecido casi enteramente. Conocemos sus ideas mayormente a través
de los escritores que los impugnaron.

Sus ideas principales eran:

El mundo: está hecho de materia, que es mala, y está gobernado desde


los siete planetas por poderes que no son buenos. A su vez, el mundo y los
planetas son gobernados por el Creador (el Jehová del Antiguo Testamento),
un dios inferior conocido como Demiurgo, que cometió su mayor error al crear
a los seres humanos. El Demiurgo era un eón lo suficientemente corrompido
como para crear un mundo material. Los eones eran emanaciones de Dios en
grado descendente.

Los seres humanos: están compuestos de cuerpo y mente, pero en algunos hay
también una chispa de espíritu, que está encarcelado en el cuerpo material.

Dios: el verdadero Dios es espíritu puro, y vive con otros seres espirituales
en un reino de espíritu y luz, lejos de nuestro oscuro mundo material. Jesús,
que es inferior a Dios, es enviado por éste al mundo para liberar a los espíritus
encarcelados. Jesús parecía tener un cuerpo material y necesidades materiales,
pero esto sólo eran apariencias ya que él también es espíritu puro. Por eso, no
podía sufrir ni morir. Jesús salva trayendo el conocimiento del reino espiritual
y de cómo retornar a él. Esto incluye contraseñas mágicas, que después de la
muerte permiten a los espíritus de las personas llegar hasta el alejado reino
espiritual donde está Dios, pasando sin peligro las amenazas de los poderes
planetarios y del Creador. La salvación consiste en llegar al reino espiritual y
ser absorbido por Dios, que es espíritu puro.

Por supuesto, este conocimiento salvador no era para todos sino sólo para los
“espirituales,” es decir, aquellos que habían recibido la gnosis o “conocimiento.”
Por eso se autotitulaban “gnósticos.”

_ La reacción cristiana

La Regla de Fe. Frente a la atractiva enseñanza de los gnósticos, los cristianos


se vieron forzados a definir con claridad su propia fe. El Nuevo Testamento mismo
presenta la reacción cristiana ante la amenaza de la herejía gnóstica (1 Co. 2.6;
página 192

Col. 2.8-10; 1 Jn. 1.1-3; 2.22; 4.2-3; Ap. 2.6, 15). Antes de ser bautizado, todo
creyente debía repetir ante la congregación una confesión de fe, que resumía
algunas de las verdades centrales de la doctrina cristiana (1 Co. 12.3; Ro. 10.9;
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

1 Jn. 4.15). Según Tertuliano, este credo básico era la Regla de Fe o Símbolo
de la Fe como también se lo llamaba. Según el gran teólogo de África del norte,
la iglesia católica (universal) “reconoce a un solo Señor Dios, el Creador del
universo, y a Cristo Jesús (nacido) de la Virgen María, el Hijo de Dios el Creador;
y la resurrección de la carne; ella une la ley y los profetas en un volumen con
los escritos de los evangelistas y apóstoles, del que bebe su fe. Ella sella esto
con el agua (del bautismo), engalanada con el Espíritu Santo, alimentada con
la eucaristía, y alegrada con el martirio, y contra esta disciplina así (mantenida)
ella no admite opositores.”4

Tertuliano: “La regla de la fe precisamente es una, ella sola inmutable


e incambiable; la regla, a saber, por la que se cree en un único Dios
omnipotente, creador del universo, y en su Hijo Jesucristo, que nació de
la Virgen María, fue crucificado bajo Poncio Pilato, resucitado al tercer
día de entre los muertos, recibido en los cielos, que está sentado ahora a
la diestra del Padre, que ha de volver a juzgar a vivos y muertos a través
de la resurrección de la carne así como (del espíritu).”5

Ireneo de Lión (¿130-200?), otro de los Padres Apostólicos, registró una


confesión de fe similar:

Ireneo de Lión: “La Iglesia, si bien dispersa por todo el mundo, incluso
hasta los términos de la tierra, ha recibido de los apóstoles y de sus
discípulos, esta fe: [Ella cree] en un Dios, el Padre todopoderoso, Hacedor
de los cielos y la tierra, los mares y todas las cosas que en ellos hay; y
en Cristo Jesús, el Hijo de Dios, que se encarnó para nuestra salvación;
y en el Espíritu Santo, quien proclamó a través de los profetas las
dispensaciones de Dios y los eventos, y su nacimiento de una virgen,
y la pasión, y la resurrección de los muertos, y la ascensión al cielo en
la gloria del Padre “para reunir todas las cosas en una,” y para resucitar
de nuevo a toda carne de toda la raza humana, en orden a que delante
de Cristo Jesús, nuestro Señor, y Dios, y Salvador, y Rey, conforme la
voluntad del Padre invisible, “toda rodilla se doble, de las cosas que están
en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y que toda lengua confiese”
a él, y que él ejecute un justo juicio para con todos; para que él envíe
a las “maldades espirituales” y a los ángeles que transgredieron y se
hicieron apóstatas, junto con los impíos e injustos y malvados y profanos
entre los hombres, al fuego eterno; pero que pueda en el ejercicio de su
gracia, conferir inmortalidad a los justos y santos y a aquellos que han
guardado sus mandamientos, y han perseverado en su amor, algunos
desde el comienzo [de su carrera cristiana], y otros desde [la fecha de]
su arrepentimiento, y pueda rodearlos de gloria eterna.”6
página 193

4
Tertuliano de Cartago, Prescripción contra los herejes, 36.
5
Tertuliano de Cartago, Sobre el velo de las vírgenes, 1.
6
Ireneo de Lión, Contra herejías, 1.10.1.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Una teología más sistemática. El gnosticismo también obligó a los cristianos


a formular la doctrina cristiana en forma más sistemática y didáctica, a fin de
poder comunicarla con más facilidad a los nuevos convertidos y catecúmenos.
En esta tarea se destacaron varios teólogos.

Clemente de Alejandría (150-216), nació de padres paganos en Alejandría,


donde se hizo cristiano y fue discípulo de Panteno, a quien sucedió como director
de la escuela de catecúmenos en el año 189. Fue maestro de Orígenes y del
obispo Alejando de Jerusalén (m. 251). A causa de la persecución de Septimio
Severo tuvo que salir de Egipto y refugiarse en Capadocia, donde quizás murió.
Su propósito era armonizar la filosofía griega con la doctrina cristiana, o las
verdades de la ciencia y el conocimiento humanos con las de la revelación
divina. Quería convencer a los gentiles de la verdad del cristianismo, para luego
educarlos en la vida cristiana, y, finalmente, perfeccionarlos en los misterios de
la fe. Este triple objetivo es el que se desarrolla en sus tres obras principales:
el Protréptico o La exhortación a los gentiles, el Pedagogo, y la Strómata o
Miscelánea (conocida también como Tapices).

Orígenes (185-254), nació en Alejandría y murió en Tiro. Recibió su primera


educación de su padre, Leónidas, y fue discípulo en la escuela de Alejandría. En
202 fue nombrado sucesor de Clemente al frente de la escuela y la dirigió por
treinta años. Fue oyente del fundador del neoplatonismo, Amonio Sacas. Hacia
el año 230 fue ordenado sacerdote en Cesarea. Fue un hombre de una conducta
intachable y de una erudición enciclopédica. Orígenes se destaca como uno
de los pensadores más originales de todos los tiempos. Escribió comentarios
bíblicos, compiló textos de las Escrituras en varios idiomas (Hexapla), defendió
la fe cristiana de los ataques intelectuales del paganismo, produjo diversos
escritos devocionales y preparó la primera teología sistemática cristiana.

La apologética cristiana. Otra influencia del gnosticismo fue que puso en


movimiento ideas y métodos de argumentación que tuvieron gran repercusión
sobre el cristianismo. Según ellos, su autoridad provenía de un conocimiento
secreto que les había sido transmitido por tradición. En respuesta a esto, los
cristianos afirmaban que también ellos tenían una tradición dada por Jesús a
sus apóstoles y transmitida por éstos a sus seguidores.

De esta manera el movimiento gnóstico llevó a una veneración de la tradición,


que llegó a valorarse tanto como la misma palabra de Dios en cuestiones de
fe y práctica. Éste fue un resultado negativo de la influencia gnóstica sobre el
cristianismo. Aquí está el origen de la pretensión católico romana de autoridad
basada en la tradición de Pedro como primer obispo romano y de una sucesión
continuada de obispos como primados de Roma. León I (440-461) le dio base
escrituraria a esta teoría, diciendo que Pedro y sus legítimos sucesores habían
recibido autoridad para regir sobre todo el cristianismo, y para ello utilizó tres
pasajes bíblicos: Mateo 16.18-19; Juan 21.15-17; y Lucas 22.31-32. Según esta
teoría, Pedro tenía autoridad sobre los demás apóstoles y había transferido esta
autoridad a sus sucesores en el episcopado romano.
página 194

El ascetismo y el monasticismo. Finalmente, el énfasis gnóstico sobre la


pecaminosidad de la materia y la indignidad del cuerpo preparó el camino para
el ascetismo y el monasticismo dentro del cristianismo. Poco a poco se fueron
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

haciendo cada vez más populares prácticas tales como el ayuno, el celibato,
la castidad de las viudas y las vírgenes, la prohibición del casamiento, y la
flagelación o mortificación del cuerpo. De esta manera llegó a asociarse la
mortificación o limitación de la carne con la piedad. A mayor mortificación, mayor
piedad. En 305, un sínodo en Elvira (España) exigió el celibato de los obispos
y el clero. En 385, el obispo Siricio de Roma ordenó el celibato para todos los
sacerdotes bajo su jurisdicción. En 390, un concilio en Cartago mandó la castidad
para obispos, sacerdotes y diáconos. Estas tendencias fueron preparando el
camino para el monasticismo.

CUADRO 14 - LOS PADRES DE LA IGLESIA

Oeste Este
Primer siglo (95-c. 150)
Padres Apostólicos - Propósito: edificar la Iglesia

EDIFICACIÓN Clemente de Roma Ignacio de Antioquía


Policarpo de Esmirna

Epístola de Bernabé
Epístola de Diogneto
Segunda Epístola de Clemente
Papias
El pastor de Hermas
Didaché

Segundo siglo (120-220) Apologistas - Propósito: defender el cristianismo

EXPLICACIÓN Justino Mártir Arístides de Atenas


Tertuliano de Cartago Taciano
Atenágoras
Teófilo

Tercer siglo (180-250) Polemistas - propósito: luchar contra doctrinas falsas

REFUTACIÓN

Escuela de Roma Escuela de Alejandría Escuela de Antiquía


(acercamiento (acercamiento alegórico- (acercamiento histórico-
práctico) especulativo) gramatical)

Ireneo vs. Panteno Orígenes - Hexapla (texto


gnósticos Clemente de Alejandría del AT); De Principiis
Tertuliano vs. (primera teología sistemática)
Praxeas
Cipriano y el
episcopado

Cuarto siglo (325-460) Teólogos - propósito: establecer la sana doctrina

DEFINICIÓN Jerónimo . traductor de la Atanasio - homoousios


Biblia al latín: Vulgata. Crisóstomo - predicador
Ambrosio de Milán - predicador. Basilio de Cesarea -
Agustín de Hipona - teólogo, Teodoro de Mopsuestia.
filosofía de la historia en
página 195

La ciudad de Dios
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

EL PROBLEMA DE LA ÉTICA

Frente al relajamiento de la conducta que pareció incrementarse con el correr


del tiempo, hubo tres movimientos en los primeros siglos, que si bien fueron
diferentes, guardan cierta relación. Se caracterizaron por su lucha contra el
aflojamiento de las pautas éticas y por su insistencia en un ministerio moralmente
calificado. Los tres movimientos se opusieron a que personas que habían negado
su fe o entregado sus Biblias durante la persecución pudiesen recibir o administrar
los sacramentos. Los creadores y líderes de estos movimientos diversos fueron:
Montano, Novaciano y Donato.

_ La herejía de Montano (c. 179)

Hacia el año 156, este recién convertido de Frigia (Asia Menor), estando en
trance recibió varios mensajes del Señor. Entre estos mensajes había uno que
decía que Cristo volvería pronto y reinaría en la Nueva Jerusalén (Ap. 21.2),
que se establecería en Pepusa, un pueblo de aquel país. Pronto se le unieron
dos profetisas, Priscila y Maximilla, que también pasaban por trances y decían
estar “inspiradas” por el Espíritu Santo. Para algunos, estos predicadores estaban
poseídos por el demonio; para muchos, eran verdaderos cristianos al estilo de
los del primer siglo. Ellos se llamaban la “Nueva Profecía,” y decían que Dios
hablaba a su iglesia a través de profetas y profetizas, cuya autoridad debía ser
acatada en lugar de la de los obispos, que estaban corrompidos. Para Eusebio,
tanto Montano con sus profetisas eran falsos profetas.

Eusebio de Cesarea: “. . . un convertido reciente, llamado Montano, por


su ambición insaciable de liderazgo, le dio al adversario oportunidad en
su contra. Y cayó fuera de sí mismo, y cayendo de pronto en una especie
de trance y éxtasis, deliró y comenzó a parlotear y pronunciar cosas
extrañas, profetizando de una manera contraria a la costumbre constante
de la iglesia transmitida por tradición desde el comienzo.

Algunos de aquellos que escucharon sus declaraciones falsas en


ese tiempo estaban indignados, y lo reprendieron como a alguien que
estaba poseído, y que estaba bajo el control de un demonio, y era
guiado por un espíritu engañador, y estaba perturbando a la multitud; y
le prohibieron hablar, recordando la distinción hecha por el Señor y su
advertencia a velar atentamente contra la venida de falsos profetas. Pero
otros, imaginándose ellos mismos poseídos por el Espíritu Santo y de un
espíritu profético, se exaltaron y se envanecieron no poco; y olvidándose
de la distinción del Señor, desafiaron al espíritu loco, insidioso y seductor,
y fueron seducidos y engañados por él. Como consecuencia de esto, él
ya no pudo ser controlado, como para que guardara silencio.
página 196

Así, por algún artificio o más bien mediante tal sistema de artificio
maligno, el diablo, al maquinar la ruina de los desobedientes, y ser
honrado indebidamente por ellos, secretamente excitó e inflamó sus
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

entendimientos que ya se habían apartado de la verdadera fe. Y él,


además, levantó a dos mujeres, y llenándolas con el espíritu falso, de modo
que ellas parlotearon salvajemente e irracionalmente y extrañamente,
como la persona ya mencionada [Montano] mismo.”7

Las enseñanzas de Montano se centraban en torno a dos puntos


fundamentales:

1. Énfasis sobre el Espíritu Santo y los dones carismáticos. Se acusaba a


Montano de pretender ser el Espíritu Santo y que sus palabras tenían el mismo
valor que las de la Biblia. En realidad, había un fuerte énfasis sobre el don de
profecía. Esto era demasiado para el cristianismo ya institucionalizado de aquel
entonces.

2. Énfasis sobre la conducta. Eran muy estrictos en la disciplina, los ayunos


y las ofrendas. No se comprometían con el paganismo ni escapaban a la
persecución. Su creencia en el inmediato retorno de Cristo los llevó a separarse
del mundo y a buscar el sufrimiento como camino de perfeccionamiento y a
prohibir el casamiento.

Fue el alto código moral de los montanistas lo que provocó la oposición de


muchos. A pesar de la persecución (los montanistas tuvieron muchos mártires,
especialmente en el norte de África) y el rechazo (muchos obispos en Asia Menor
se opusieron duramente), el montanismo se esparció a Roma donde encontró
mayor oposición todavía, y al norte de África donde se hizo fuerte en Cartago.
En esta última ciudad atrajo la atención de Tertuliano en el 207 y lo ganó para
este movimiento. Según Tertuliano, el montanismo era ortodoxo en la doctrina
y ascético en la práctica.

El montanismo continuó su obra en Oriente hasta mucho después de la


aceptación del cristianismo por parte del gobierno imperial. Su influencia sobre
el cristianismo tuvo una vigencia todavía mayor. El montanismo (1) ejerció una
influencia purificadora, especialmente sobre el clero; (2) distinguió por primera
vez entre pecados mortales (que no tienen perdón) y pecados veniales (que
pueden ser perdonados); (3) preparó el camino para el movimiento monástico
al insistir en la separación del mundo y una vida ascética.

¿Fue el montanismo un movimiento cristiano o no? Antiguamente se acusaba


al montanismo de ser sabeliano, pero Tertuliano (que era anti-sabeliano) era
montanista y relaciona al sabelianismo con el rechazo de la Nueva Profecía.
El montanismo fue en realidad un profundo movimiento de renovación
espiritual en una Iglesia que comenzaba a mostrar signos de relajamiento y
decadencia. Significó el resurgimiento de la moribunda tradición de la profecía
cristiana en un contexto eclesiástico caracterizado por un creciente proceso de
institucionalización. Fue también una instancia temprana de los movimientos
página 197

7
Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 5.16.7-9.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

apocalípticos y adventistas que de tanto en tanto han emergido en la historia


del cristianismo. Y fue una expresión temprana de un cristianismo de corte
carismático, revivalista e inspiracionista, con un fuerte énfasis sobre ciertos
dones del Espíritu Santo.

_ Otros disidentes

Novaciano (c. 270). Fue un destacado teólogo y presbítero de Roma, autor


de varias obras, la más importante de ellas Sobre la Trinidad. En el año 251 se
opuso a la designación de Cornelio como obispo de Roma, por considerarlo
indigno de tal puesto ya que favorecía la restauración de los que habían huido
de la persecución, entregado las Escrituras o negado su fe. La posición opositora
de Novaciano se fue tornando cada vez más rígida, hasta que se transformó en
un antipapa, probablemente contra su voluntad. Así comenzó un cisma que se
prolongó hasta el siglo VII. Según el historiador eclesiástico Sócrates, Novaciano
sufrió el martirio en la persecución de Valeriano. Los novacianos fundaron iglesias
disidentes y estrictas en casi todo el Imperio, especialmente en el norte de África
y en Asia Menor, donde se le unieron muchos montanistas.

Donato el Grande (c. 355). Fue elegido obispo de Cartago en el año 313
por un partido estricto, que acusaba al obispo anterior, Cecilio, de haber sido
ordenado por alguien que no estaba en condiciones de hacerlo, dado que bajo la
persecución de Diocleciano había entregado las Escrituras para ser quemadas.
Los donatistas eligieron primero a Mayorino como obispo de Cartago, quien
pronto fue sucedido por Donato. Los donatistas llegaron a ser fuertes en el
norte de África, especialmente en Numidia.

Sus enseñanzas eran muy rigurosas. Ellos enseñaban que si un obispo,


por cualquier razón, era indigno o había sido ordenado por alguien que lo era,
su ministerio carecía de validez y los sacramentos perdían su efecto salvador
y de gracia si él los administraba. Además, creían que ellos representaban la
verdadera sucesión episcopal, y por lo tanto, eran los únicos que estaban en
condiciones de administrar los sacramentos con efectividad.

_ La reacción de la Iglesia

El debate teológico entre estos disidentes y la Iglesia oficial tenía que ver
formalmente con la cuestión de la restauración de los caídos en tiempos de
persecución. En realidad, había otras causas que se revestían de argumentos
teológicos, como diferencias sociales, políticas y económicas entre los partidos en
conflicto. Pero sobre todo, se trataba de la lucha entre dos formas de cristianismo.
Por un lado, un cristianismo ya bastante institucionalizado y establecido con
respaldo imperial, y por el otro lado, un cristianismo no establecido, crítico de
la relación de la Iglesia con el Estado romano y no institucionalizado.
página 198
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

La conversión de Constantino y la paz para la Iglesia profundizaron las


diferencias entre un cristianismo “imperial” y mundano, y un cristianismo no ligado
al poder y opuesto al mundo. El cristianismo institucionalizado, con el apoyo oficial
del Imperio, terminó por aplastar a la disidencia. Por su parte, en algunos casos,
los disidentes asumieron actitudes terroristas y de fuerte rechazo del status quo
religioso que resultó de la conversión de Constantino y su favoritismo hacia la
Iglesia cristiana. En otros casos, la disidencia fue una reacción contra la pérdida
de la vitalidad espiritual en las iglesias. En este sentido, se trató de verdaderos
movimientos de renovación espiritual.

EL PROBLEMA DE LA ECLESIOLOGÍA

_ De un ministerio carismático a un ministerio triple

El desarrollo en relación con el ministerio se aceleró y complicó no sólo en


respuesta a los montanistas sino también debido a las divisiones y al inevitable
proceso de institucionalización y concentración del poder. Cuando leemos los
documentos del Nuevo Testamento nos llama la atención el hecho de que no
hay una estructura de gobierno y organización que parezca normativa. Más
bien, los textos neotestamentarios parecen representar una gran variedad de
formas según los lugares y en diferentes épocas. En ningún otro aspecto de la
eclesiología antigua se puede ver esto más claramente que en la estructura del
liderazgo de las iglesias.

El ministerio en Jerusalén. En Jerusalén, al menos en el momento de su


mayor desarrollo institucional, había “apóstoles y ancianos” (Hch. 15.2, 4, 6,
22), si bien parece que Pedro todavía tenía cierta autoridad espiritual y prestigio
(Hch. 15.7). De todos modos, es evidente que el líder indiscutido de la iglesia
en la ciudad o al menos el que tenía la palabra final era Santiago o Jacobo, el
hermano carnal de Jesús (Hch. 15.13, 19). No obstante, es interesante notar el
papel protagónico y dinámico de “toda la iglesia” en la discusión (Hch. 15.4, 12)
y en la toma de decisiones (Hch. 15.22).

El ministerio en Antioquía. En Antioquía había “profetas y maestros,” que


probablemente ministraban de manera carismática como parte de un equipo
integrado por lo menos por cinco miembros aparentemente nombrados por la
iglesia (Hch. 13.1). Bernabé y Saulo, que integraban este equipo ministerial
y que fueron enviados como misioneros, siguieron con la misma práctica y
“constituyeron ancianos en cada iglesia” por ellos fundadas en su primer viaje
misionero (Hch. 14.23). En general, parece que en Antioquía y en las iglesias
que nacieron de su proyecto misionero se seguía el modelo de la sinagoga: una
junta de ancianos presidida por un presidente.

El ministerio en Éfeso. En Éfeso había “ancianos” u “obispos” (Hch. 20.17,


página 199

28). Pablo utiliza indistintamente estos dos vocablos para referirse a las mismas
personas, que servían como líderes de la Iglesia en la ciudad. Jerónimo comenta:
“El apóstol enseña claramente que ‘presbítero’ es lo mismo que ‘obispo’.”
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Posiblemente “presbítero” indica por qué fueron nombradas como líderes estas
personas (por su experiencia y madurez), mientras que “obispo” señala para
qué fueron designados (para cuidar y supervisar el rebaño).

El ministerio en Filipos. En Filipos había “obispos” y “diáconos” (Fil. 1.1).


Parece claro que aquí los obispos (del griego epíscopos) todavía no tienen una
autoridad o una posición de tipo monárquica, sino que funcionan más bien como
los presbíteros o ancianos que dirigían y atendían espiritualmente a la comunidad
de fe (Tit. 1.5). Los diáconos ayudaban a los obispos en el cumplimiento de sus
responsabilidades pastorales, de allí que los requisitos personales para este
ministerio sean los mismos que para los obispos (1 Ti. 3.8-13; ver Hch. 6.1-6
donde los diáconos aparecen como ayudantes de campo de los apóstoles).

El ministerio en Roma. En Roma (hacia el año 95) había “obispos y diáconos”.


Para este tiempo la estructura era similar a la de Filipos, si bien un poco más
compleja, jerárquica, y ya con cierta idea de continuidad apostólica. La autoridad
del ministerio descansaba en el hecho de que fue instituido por los apóstoles y
debía continuar en forma apostólica. Nótese que la idea de sucesión apostólica y
de apostolicidad del ministerio ya estaba comenzando a desarrollarse. Esta idea
se profundizaría todavía más con el desafío del montanismo, las persecuciones,
y el surgimiento de las herejías.

Clemente de Roma: “Los apóstoles nos han predicado el evangelio


de parte del Señor Jesucristo; y Jesucristo [hizo lo propio] de parte
de Dios. Cristo, por lo tanto, fue enviado por Dios, y los apóstoles por
Cristo. Ambos nombramientos, entonces, fueron hechos de una manera
ordenada, conforme a la voluntad de Dios. Por eso, habiendo recibido
sus órdenes, y estando plenamente afirmados por la resurrección de
nuestro Señor Jesucristo, y establecidos en la palabra de Dios, con
plena seguridad del Espíritu Santo, ellos salieron proclamando que el
reino de Dios estaba cerca. Y así predicaron por países y ciudades, y
ordenaron a los primeros frutos [de sus labores], habiéndolos probado
primero por el Espíritu, para que fuesen obispos y diáconos de aquellos
que creerían más tarde. . . . Nuestros apóstoles también sabían, a través
de nuestro Señor Jesucristo, que habría contiendas en razón del oficio
del episcopado. Por esta razón, por lo tanto, ya que ellos habían obtenido
un preconocimiento perfecto de esto, nombraron a aquellos [ministros] ya
mencionados, y después dieron instrucciones, que cuando éstos murieran,
otros hombres aprobados debían sucederlos en el ministerio. Nosotros
somos de la opinión, por lo tanto, que aquellos ordenados por ellos, o
posteriormente por otros hombres prominentes, con el consentimiento
de toda la Iglesia, y que han servido intachablemente al rebaño de Cristo
en un espíritu humilde, pacificador y desinteresado, y que por un largo
tiempo han poseído la buena opinión de todos, no pueden ser sacados
del ministerio con justicia.”8
página 200

8
Clemente de Roma, Primera epístola a los corintios, 42, 44.
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

El ministerio en Asia Menor. En Asia Menor (hacia el año 115) había “obispos,
presbíteros y diáconos.” En buena medida debido al crecimiento de la Iglesia en
una ciudad, uno de los presbíteros al frente de una congregación local pasaba a
supervisar a todas las congregaciones de la ciudad y a los demás presbíteros.
Este pastor más destacado era nombrado obispo y estaba a la punta de una
pirámide jerárquica de tres niveles: obispo, presbíteros y diáconos. El oficio
de obispo con este significado surgió de la costumbre de tener una junta de
presbíteros u obispos con un presidente. El presidente, bajo circunstancias
especiales como fueron las épocas de persecución o la amenaza de las herejías,
llegó a tener una autoridad espiritual especial sobre los demás presbíteros en
un área determinada. Así se llegó a un ministerio triple, con un obispo en la
ciudad, que supervisaba a un número de presbíteros y de diáconos. Ignacio de
Antioquía llama la atención sobre la necesidad de que los líderes de la Iglesia
estén sujetos bajo la autoridad de su obispo, a fin de preservar la unidad de la
Iglesia.

Ignacio de Antioquía: “Y por tanto es adecuado que vosotros marchéis


juntos en armonía con la voluntad de vuestro obispo, cosa que también
hacéis. Porque vuestro presbiterio justamente renombrado y digno de Dios,
está ajustado al obispo exactamente como las cuerdas de un arpa. De
manera que en vuestra concordancia y amor armónico, vuestra canción
sea Jesucristo. Y transformaos, hombre por hombre, en un coro, que
siendo armonioso en amor y tomando la canción de Dios en unísono,
pueda cantar a una voz al Padre a través de Jesucristo, de modo que
él pueda tanto oíros como percibir a través de vuestras obras que sois
verdaderamente miembros de su Hijo.”9

_ Desarrollo del episcopado monárquico

El proceso de centralización institucional y de concentración de la autoridad


espiritual en la figura del obispo fue lento pero persistente en los primeros cinco
siglos. Poco a poco, los dones y ministerios que habían estado en manos de
todos los creyentes, se fueron concentrando con exclusividad en los obispos.
Éstos se fueron constituyendo también en depositarios de la doctrina, la correcta
interpretación de la Biblia, el ejercicio de los carismas, la administración de los
sacramentos y el poder eclesiástico.

Varios factores ayudaron a este proceso, entre ellos, el surgimiento de las


herejías, las divisiones internas, las persecuciones y la decadencia de las
estructuras políticas y sociales dentro del Imperio Romano. No obstante, se
trató de un lento proceso, que se fue desarrollando a lo largo de los siglos y
no siempre de la misma manera ni debido a las mismas razones. En el fondo,
lo que ocurrió fue el inevitable proceso de institucionalización acompañado de
la pérdida de visión y sensibilidad espiritual, que culminó en el desarrollo del
página 201

9
Ignacio de Antioquía, Carta de los efesios, 4.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

modelo de cristiandad. En el Nuevo Testamento mismo ya es posible detectar


el comienzo de este proceso de institucionalización a medida que, primero, los
ancianos-obispos y diáconos en cada iglesia local estuvieron bajo la supervisión
de los apóstoles y más tarde algunos obispos más destacados en las principales
ciudades del Imperio asumieron el papel directivo de los primeros. A partir del
siglo II ya puede detectarse el ascenso y jerarquía del ministerio episcopal, al
menos en algunas ciudades.

El episcopado durante el siglo II. Temprano en el segundo siglo podemos ver


la distinción entre obispos y presbíteros, especialmente en los escritos de Ignacio
de Antioquía (50-115). Cada congregación era gobernada por un ministerio a
la cabeza del cual estaba el obispo, seguido por los presbíteros y los diáconos.
Más tarde en el siglo II, Ireneo de Lión y Tertuliano de Cartago dieron testimonio
del ministerio de obispos diocesanos, sobre una región geográfica que más o
menos se correspondía con las diócesis administrativas del Imperio Romano.
Estos obispos eran sobreveedores sobre un grupo de congregaciones locales
en un área geográfica determinada. A su vez, se los consideraba como los
legítimos sucesores de los apóstoles, con todo lo que ello implicaba en términos
de autoridad espiritual.

Ireneo de Lión: “Por lo tanto, esto está al alcance de todos, en cada


iglesia que desea ver la verdad, contemplar claramente la tradición de los
apóstoles manifestada a través de todo el mundo; y estamos en posición
de reconocer a aquellos que fueron instituidos por los apóstoles como
obispos en las iglesias, y [demostrar] la sucesión de estos hombres
hasta nuestro propio tiempo; aquellos que ni enseñaron ni sabían nada
parecido a lo que entusiasma a estos [herejes]. . . . Porque ellos estaban
deseosos de que estos hombres fuesen bien perfectos e intachables en
todas las cosas, a quienes ellos también estaban dejando atrás como
sus sucesores, entregando su propio lugar de gobierno a estos hombres;
hombres que, de cumplir sus funciones honestamente, serían de gran
beneficio a la iglesia, pero si caían, serían la peor calamidad.”10

El episcopado durante el siglo III. Para mediados del siglo III, el mono-
episcopado estaba bien establecido y era el eje de la realidad institucional de
la Iglesia en todo el mundo cristiano. Para este tiempo ya estaba también fijada
la idea del sacerdocio (el sacerdote actuaba como un mediador entre Dios y los
seres humanos) y del culto como un sacrificio. Para entonces ya comenzaba
a afirmarse la primacía del obispo de Roma por sobre los obispos en otras
regiones. Nadie como Cipriano de Cartago (c. 195-258) ayudó más a fortalecer
estos conceptos con sus enseñanzas.

Cipriano de Cartago: “El que habla aquí (Juan 6.67-69) es Pedro, sobre
el que había sido edificada la Iglesia, enseñando y mostrando en nombre
de la Iglesia, que, a pesar de que la muchedumbre rebelde y soberbia de
los que no quieren escuchar ni obedecer se aleje, la Iglesia, sin embargo,
página 202

10
Ireneo de Lión, Contra herejías, 3.3.
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

no se aparta de Cristo; y ellos son la Iglesia, quienes son un pueblo unido


al sacerdote (obispo), y el rebaño que se adhiere a su pastor. Por eso,
debes saber que el obispo está en la iglesia, y que la Iglesia está en el
obispo; y que si alguno no está con el obispo, el tal no está en la Iglesia,
y que en vano se lisonjean aquellos que se infiltran, sin tener paz con
los sacerdotes (obispos) de Dios, y piensan que se pueden comunicar
secretamente con algunos; cuando la Iglesia, que es católica y una, no
está dividida ni partida, sino que está realmente bien conectada y ligada
con el vínculo de los sacerdotes (obispos), que están unidos entre sí.”11

El episcopado durante el siglo IV. Para el siglo IV aparecen los obispados


metropolitanos (arzobispados) y los patriarcas que gobernaban sobre toda una
región más amplia. A comienzos del siglo, en ocasión del Concilio de Nicea
(325), se ve a los obispos metropolitanos (arzobispos) que, en razón de su
ubicación en centros más poblados, ganaron ascendencia sobre los chorepiscopi
(obispos rurales). Desde mediados del siglo (341), se había mandado que en
cada provincia del Imperio, el obispo de la ciudad principal o metrópoli tuviera
superioridad sobre los obispos del interior de la provincia. Para fines del siglo
IV, en ocasión del Concilio de Calcedonia (381), ya se ve el surgimiento de los
patriarcas territoriales. A éstos se les reconocía un honor especial por ser los
obispos de las ciudades principales del Imperio Romano: Roma, Alejandría,
Antioquía, Constantinopla y Jerusalén, que eran las sedes episcopales más
importantes en Oriente y Occidente.

El episcopado durante el siglo V. Para mediados del siglo V, la supremacía del


obispo de Roma era indiscutible. León I, en ocasión del Concilio de Calcedonia
(451), pretendió autoridad sobre toda la Iglesia y las demás sedes episcopales
en base a la teoría de la sucesión apostólica y el primado de Pedro.

_ Factores que contribuyeron a la supremacía del obispo de Roma

Un supuesto fundamento bíblico. Las pretensiones del obispo de Roma


descansaban sobre la afirmación de que Pedro había recibido autoridad
sobre toda la Iglesia de parte de Jesús mismo. En base a Mateo 16.17-19, se
argumentaba que Pedro tenía el “primado,” es decir, el primer lugar entre todos
los obispos cristianos, por ser la “roca” sobre la cual el Señor edificaba su
Iglesia y por haber recibido la autoridad de atar y desatar (perdonar pecados).
En base a Juan 21.15-17, se argumentaba que Pedro era el pastor principal de
la Iglesia, que tenía la tarea de alimentar, cuidar y vigilar todas las ovejas del
rebaño de Cristo en todo el mundo. En base a Lucas 22.31-32, se argumentaba
que Pedro, después de haber sido restaurado por Cristo de sus errores, era el
maestro principal de la cristiandad. Estos argumentos fueron sostenidos por
primera vez por León I, quien bien puede ser considerado como el primer papa
de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
página 203

11
Cipriano de Cartago, Cartas: A Florencio, 68.8.3.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

El argumento de la sucesión apostólica. La enseñanza de que los apóstoles


transmitieron su autoridad a sus sucesores llevó a la conclusión de que la
autoridad suprema de Pedro había sido transferida a los obispos de Roma, que
lo sucedieron en su ministerio en la ciudad más importante del Imperio. Fue a
partir del siglo V que la pretensión romana de autoridad basada en la tradición
del primado petrino se sostuvo con consistencia y continuidad hasta hoy.

El martirio de Pedro y Pablo en Roma. La persecución bajo el emperador


Nerón dio a la Iglesia romana un lugar prominente en virtud de los sufrimientos
padecidos por los cristianos en aquella ciudad. Más tarde, con el surgimiento de
la veneración de los mártires, Roma ganó un prestigio especial como el lugar
de las muertes de dos de los apóstoles principales: Pedro y Pablo.

La población de Roma. Como capital del Imperio Romano, la ciudad


contaba con una muy numerosa población. El número de cristianos era también
importante, especialmente hacia mediados del siglo V. El peso demográfico de
Roma contribuyó a la exaltación del obispo de esa ciudad.

El traslado de la capital del Imperio a Constantinopla. Después del Edicto


de Milán (313), los emperadores buscaron el consejo de los obispos de Roma,
especialmente en cuestiones de carácter religioso. Con el traslado de la capital
imperial a Constantinopla (330), la Iglesia de Roma y su obispo quedaron como
los únicos factores de poder y de orden social en todo Occidente, lo cual aumentó
su prestigio e influencia.

Idioma y cultura. El mundo occidental de habla y cultura latina, conducido por


el obispo de Roma, resultó ser mucho más pragmático y eficiente que el mundo
oriental de cultura griega. Los intrincados dilemas teológicos que enredaban a
la Iglesia en el Este de habla griega, no entretuvieron a los teólogos latinos. El
latín no era tan sutil como el griego para expresar significados precisos, y los
líderes occidentales se ocuparon más de cuestiones prácticas que especulativas.
Mientras los teólogos en Oriente se enredaban en controversias interminables,
los obispos de Roma iban construyendo de manera persistente su estructura y
poder políticos.

Ubicación estratégica. De las cinco sedes patriarcales (Constantinopla,


Jerusalén, Antioquía, Alejandría y Roma), sólo Roma estaba en la mitad
occidental del Imperio Romano. De este modo, el obispo de Roma pudo ejercer
su autoridad, sin competencias, sobre un territorio mayor que el de cualquier
otro patriarca.

Alcance misionero. Algunos obispos de Roma, como Gregorio I (540-604),


tuvieron un interés misionero mucho más profundo que otros patriarcas de otras
regiones. En general, alentaron trabajos misioneros exitosos entre las tribus
bárbaras del norte, que por entonces admiraban todo lo que fuese romano. Los
patriarcas orientales fueron mucho menos exitosos en materia evangelizadora
y misionera. No lograron penetrar con el testimonio cristiano el mundo persa, y
más tarde, el mundo musulmán.
página 204

Las invasiones bárbaras. El colapso del Imperio Romano de Occidente bajo


las invasiones bárbaras dejó a la Iglesia como la principal fuerza integradora de
la sociedad, tanto dentro del Imperio como entre los bárbaros “cristianizados”
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

(arrianos). En 404 se trasladó la sede imperial occidental de Roma a Rávena,


con lo cual el obispo de Roma controló la ciudad como único representante del
genio romano. Fue el obispo romano Inocencio I, que gobernó la ciudad del 402-
417, el único poder político y civil que enfrentó a Alarico y tuvo que sobrevivir al
saqueo de la ciudad. Los obispos romanos confrontaron a los bárbaros invasores
con la firmeza de su convicción de que eran los pastores de toda la cristiandad
y defensores de la civilización romana. León I, papa desde 440-461, enfrentó a
Atila y los hunos cuando éstos estaban por atacar Roma, y logró que levantaran
su asedio.

La conquista del Islam. Con el surgimiento del Islam y las invasiones árabes
en el siglo VII, se perdieron los territorios que controlaban las otras sedes
patriarcales. Antioquía, Jerusalén y Alejandría quedaron bajo el islamismo, y
Constantinopla padeció una permanente presión y amenaza. Al no tener otras
sedes que le hicieran competencia, el obispo de Roma incrementó su autoridad
y prestigio.

CUADRO 15 - DEFENSORES DE LA FE

APOLOGISTAS
Apologistas POLEMISTAS
Polemistas
Convertidos del paganismo. Criados en una cultura cristiana.
Convertidos del paganismo Criados en una cultura cristiana
Confrontaron persecución externa.
Confrontaron persecusión externa
Confrontaron herejías
Confrontaron internas.
herejías internas. Usaron
básicamente el AT.
Usaron básicamente el AT. Usaron básicamente el NT. en NT. Defendieron
Usaron básicamente
o explicaron la o explicaron
Defendieron Atacaron las ideas
la fe cristiana. y doctrinas
Atacaron las ideas y doctrinas fe cristiana.
heréticas
heréticas. Literatura
Literatura apologética apologéticaLiteratura
o dialógica o polémica Literatura polémica o
o controversial.
dialógica. controversial.

EL PROBLEMA DE LAS CONTROVERSIAS TEOLÓGICAS

_ La necesidad de una teología cristiana

La necesidad de reflexionar sobre su fe fue impuesta sobre los cristianos por


la oposición pagana externa y las filosofías que internamente querían minarla.
Esta batalla comenzó bien temprano. El cristianismo comenzó con el testimonio
de Jesús como el Hijo de Dios, y la deidad de Cristo fue la base de su fe. Pero
esta creencia tenía implicaciones que debían ser explicadas y defendidas.

Mientras Jesús estaba presente en la carne con sus discípulos, éstos lo


consideraron como una gran personalidad, con cualidades extraordinarias.
página 205

Marcos presenta a un hombre fuera de serie (“¿Quién es éste?”, Mr. 4.41).


Pero luego de la resurrección, ese hombre admirable se transformó para los
discípulos en el Hijo de Dios. Por eso, la predicación de la Iglesia primitiva fue una
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

predicación de la resurrección, y sobre esta doctrina se fundó el cristianismo. La


doctrina cristiana más temprana surgió como un intento por explicar la experiencia
de los primeros discípulos con el Cristo resucitado.

_ Las primeras controversias

Durante el período de los comienzos del cristianismo (hasta el año 100), la


literatura del canon del Nuevo Testamento todavía no estaba organizada. Las
iglesias utilizaban el Antiguo Testamento y con él fundamentaban sus creencias.
De todos modos, las iglesias crecían sin mayores problemas doctrinales y
conservaban con pureza la enseñanza apostólica (Hch. 2.42).

Las doctrinas capitales de la predicación apostólica, en el orden en que


generalmente las enseñaban, fueron: (1) hay un solo Dios verdadero (1 Ts.
1.9; Hch. 14.15); (2) Jesús es el Hijo de Dios (1 Ts. 1.10), que resucitó y es el
Salvador. Fue en torno a la segunda doctrina donde se presentaron los primeros
problemas. La primera cristología (doctrina de Cristo) era mesiánica, es decir,
Jesús era el Mesías de las esperanzas judías. Pero pronto se planteó el problema
de interpretación entre el Cristo que los discípulos conocieron en su vida terrenal
y el Cristo resucitado y ascendido, que era predicado a quienes no fueron testigos
presenciales de su vida y ministerio. No era difícil pensar en un Cristo sufriente,
pero ese Cristo había sido glorificado con la resurrección, y en un mundo de
cultura griega, esto resultaba en una creencia escandalosa. La cristología de
Pablo resuelve esta oposición combinando conceptos hebreos y gentiles, y en
sus cartas el apóstol habla del Siervo sufriente y del Señor exaltado.

Otro foco de conflicto fueron los judaizantes que insistían en que los
cristianos debían guardar toda la Ley de Moisés. En respuesta a éstos, Pablo
escribió Gálatas y Romanos, donde expone acerca de Jesús y de cómo salva,
desarrollando la doctrina de la salvación por gracia mediante la fe. Ante dudas
respecto a la vida después de la muerte, Pablo escribió 1 Corintios, donde
considera el tema de la resurrección del cuerpo.

A partir del segundo siglo aparecen las primeras herejías (“partidos”) entre
las que se pueden mencionar las siguientes:

Ebionitas (herejía judía). Los ebionitas fueron los continuadores de los


judaizantes del Nuevo Testamento. Confesaban a Jesús como el Mesías, incluso
algunos como el más grande de los profetas, pero no reconocían su divinidad y
exigían la observancia estricta de la Ley. Esta herejía continuó por largo tiempo,
ya que Jerónimo (c. 340-420) a comienzos del siglo V habla de ellos.

Docetistas (herejía gentil). Los docetistas aparecieron a fines del período


neotestamentario. Consideraban a Dios como remoto y no interesado en el
mundo. Si Jesús estaba identificado con Dios, entonces no sufrió en la cruz,
porque Dios no puede sufrir. Además, no tuvo hambre, no se enojó, ni puede
página 206

haber tenido un cuerpo, porque la materia es imperfecta. Para ellos el Jesús


humano era como un fantasma. No podían pensar de otra manera ya que partían
del concepto griego de Dios como trascendente e impasible, un Dios remoto y
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

demasiado puro como para contaminarse con el mundo material e imperfecto.


Juan los ataca por su negación del cuerpo de Jesús (2 Jn. 7; 1 Jn. 1.1-3; 4.1-3).
Jerónimo dice: “La sangre de Cristo todavía estaba fresca en Judea, cuando
ya se decía que su cuerpo era un fantasma.” Es por esto que el docetismo fue
también conocido como “fantasmismo.”

Adopcionistas (herejía judía y gentil). Los adopcionistas quisieron resolver


el problema de la relación de Cristo con el Padre, para evitar lo que les parecía
era politeísmo (creencia en varios dioses) y afirmar la unidad de Dios. Para ellos,
sólo podía haber un solo ser Supremo. Por eso, se los llamó “monarquianos”.

Hubo dos tipos de monarquianos. (1) Dinamistas o adopcionistas, que


enseñaban que Jesús fue un poder o una emanación de Dios, un hombre tan
bueno que Dios lo “adoptó” como su Hijo en una forma especial. (2) Modalistas
o sabelianos, que enseñaban que las tres personas de la Trinidad no son tres
existencias o personalidades separadas, sino sólo tres modos de la existencia
de una sola personalidad divina. Sabelio (c. 265) enseñó en Roma en el tercer
siglo y gozó de amplia popularidad. Según él, Dios desempeñó tres papeles en
la historia: primero como Padre Creador, que se reveló en las Escrituras judías;
segundo, como Hijo, que se reveló en el Jesús histórico; y, tercero, como Espíritu
Santo, que es la forma en que ahora debe ser adorado.

_ Las controversias trinitarias

Con la conversión de Constantino, muchos paganos se bautizaron sin ser


verdaderamente convertidos, y con ellos penetró en la Iglesia la idea pagana
de Dios, que llevó a la primera herejía seria: el arrianismo. Arrio (256-336) era
un presbítero en Alejandría, que tuvo una discusión con el obispo Alejandro
(¿- 328) en el año 318, por causa de un sermón que éste último predicó sobre
la divinidad de Cristo. La cuestión fundamental que abordó Alejandro era cómo
podemos creer en un solo Dios y aceptar la divinidad de Cristo. Arrio replicó
diciendo que sólo Dios el Padre es eterno y verdadero. Padre e Hijo no pueden
ser iguales porque “hijo” significa que tuvo un comienzo, es decir, hubo un
momento cuando Cristo no existió. Arrio pensó que facilitaría la comprensión de
la fe cristiana a los paganos, puesto que éstos creían en semidioses. Esperaba
hacerlo enseñando que Dios es Dios, uno y único, y que Cristo no es ni Dios
ni hombre, sino alguien en el medio, como los semidioses paganos. Arrio fue
excomulgado y la Iglesia se dividió porque la enseñanza arriana tuvo una rápida
difusión y se popularizó.

En el año 324, Constantino, que temía ver quebrantada la unidad del cristianismo
y de su Imperio por causa de este problema doctrinal, quiso intervenir. Lo hizo
enviando a Osio (c. 257-358), obispo de Córdoba (España), para arreglar la disputa,
pero éste fracasó. El emperador, por recomendación suya, convocó para debatir
el tema a un concilio general, que se reunió en Nicea en el año 325. Trescientos
dieciocho obispos se reunieron. Se presentaron tres posiciones en cuanto a la
página 207

relación del Padre con el Hijo: (1) el Hijo era de la misma sustancia del Padre
(omousios); (2) el Hijo era de una sustancia diferente de la del Padre (heterousios);
(3) el Hijo era de una sustancia similar a la del Padre (omoiousios).
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Atanasio (296-372), diácono del obispo de Alejandría, jugó un papel principal


al definir que Cristo es una esencia con el Padre. El arrianismo fue condenado,
pero la controversia no terminó. A veces los arrianos parecieron ganar, incluso
contando con el favor imperial. Atanasio fue exiliado varias veces de Alejandría,
pero su posición finalmente tuvo éxito en occidente.

Atanasio: “Todo el que quiere ser salvo, antes que todo es necesario
que tenga la verdadera fe cristiana. Y si alguno no la guardare íntegra
e inviolada, es indudable que perecerá eternamente. Y la verdadera fe
cristiana es ésta: que veneremos a un solo Dios en la Trinidad, y la Trinidad
en la unidad, no confundiendo las personas, ni dividiendo la sustancia.
Una es la persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo.
Pero una sola es la divinidad del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
igual es la gloria, y coeterna la majestad.

Cual el Padre, tal el Hijo, tal el Espíritu Santo. Increado el Padre,


increado el Hijo, increado el Espíritu Santo. El Padre es inmenso, el Hijo
es inmenso, el Espíritu Santo es inmenso. El Padre es eterno, el Hijo es
eterno, el espíritu Santo es eterno. Sin embargo, no son tres eternos, sino
un Eterno. Como tampoco son tres increados, ni tres inmensos, sino un
Increado y un Inmenso. Igualmente, el Padre es todopoderoso, el Hijo es
todopoderoso, el Espíritu Santo es todopoderoso. Sin embargo, no son
tres todopoderosos, sino un Todopoderoso. Así que el Padre es Dios, el
Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios. Sin embargo, no son tres dioses,
sino un solo Dios.

Asimismo, el Padre es Señor, el Hijo es Señor, el Espíritu Santo es


Señor. Sin embargo, no son tres señores, sino un solo Señor. Porque,
así como somos compelidos por la verdad cristiana a confesar a cada
una de las tres personas por sí misma, Dios y Señor, así nos prohíbe la
religión cristiana decir que son tres dioses y tres señores.

El Padre no fue hecho por nadie, ni creado, ni engendrado. El Espíritu


Santo es del Padre y del Hijo; ni hecho, ni creado, ni engendrado, sin
precedente. Así que es un Padre, no tres padres; un Hijo, no tres hijos;
un Espíritu Santo, no tres espíritus santos. Y en esta Trinidad ninguno
es primero o postrero; ninguno mayor o menor; sino que todas las tres
personas son coeternas juntamente y coiguales; así que en todas las
cosas, como queda dicho, debe ser venerada la Trinidad en la unidad, y
la unidad en la Trinidad. Quien, pues, quiere ser salvo, debe pensar así
de la Trinidad.

Además, es necesario para la salvación que se crea también fielmente


en la encarnación de nuestro Señor Jesucristo.Ésta es, pues, la fe
verdadera, que creamos y confesemos que nuestro Señor Jesucristo, el
Hijo de Dios, es Dios y hombre; Dios de la sustancia del Padre, engendrado
antes de los siglos; y hombre de la sustancia de su madre, nacido en el
tiempo; perfecto Dios y perfecto hombre, subsistiendo de alma racional y
página 208

de carne humana; igual al Padre según la divinidad, menor que el Padre


según la humanidad; quien, aunque es Dios y hombre, sin embargo
no son dos, sino un solo Cristo; uno empero, no por la conversión de
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

la divinidad en carne, sino por la asunción de la humanidad en Dios;


absolutamente uno, no por la confusión de la sustancia, sino por la unidad
de la persona.

Porque como el alma racional y la carne es un hombre, así Dios y el


hombre es un Cristo; quien padeció por nuestra salvación; descendió al
infierno, al tercer día resucitó de los muertos; subió al cielo; está sentado
a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; de donde va a venir a juzgar
a los vivos y a los muertos; en cuya venida todos los hombres han de
resucitar con sus cuerpos; y han de dar cuenta de sus propias obras. Los
que hicieron bien, irán a la vida eterna; pero los que hicieron mal, al fuego
eterno. Ésta es la verdadera fe cristiana; que si alguno no la creyere firme
y fielmente, no podrá ser salvo.”12

El Credo de Nicea niega el viejo concepto griego o gnóstico de Dios y


establece la creencia correcta en las tres personas de la Trinidad, centrando la
atención sobre la relación del Padre y el Hijo: Cristo es totalmente divino, de la
misma esencia y sustancia del Padre.

Credo Niceno: “Creemos en un Dios Padre todopoderoso, hacedor de


todas las cosas visibles e invisibles. Y en un Señor Jesucristo, el Hijo de
Dios; engendrado como el Unigénito del Padre, es decir, de la sustancia
del Padre, Dios de Dios; luz de luz; Dios verdadero de Dios verdadero;
engendrado, no hecho; consubstancial al Padre; mediante el cual todas
las cosas fueron hechas, tanto las que están en los cielos como las
que están en la tierra; quien para nosotros los hombres y para nuestra
salvación descendió y se hizo carne, se hizo hombre, y sufrió, y resucitó
al tercer día, y vendrá a juzgar a los vivos y los muertos.

Y en el Espíritu Santo.

A quienes digan, pues, que hubo (un tiempo) cuando el Hijo de Dios
no existió, y que antes de ser engendrado no existía, y que fue hecho de
las cosas que no son, o que fue formado de otra sustancia (hipóstasis)
o esencia (usía), o que es una criatura, o que es mutable o variable, a
éstos anatematiza la Iglesia católica.”13

_ Las controversias cristológicas

Estas controversias tuvieron que ver con la persona de Cristo. El primer


problema había sido cómo tres personas podían ser un Dios. Ahora, a comienzos
del siglo V, se discutía cómo dos naturalezas (divina y humana) podían estar en
Cristo. Había tres puntos de vista asociados a tres escuelas.
página 209

Credo de Atanasio.
12

Credo niceno, citado por Justo L. González, Historia del pensamiento cristiano, 2 vols. (Buenos Aires:
13

Methopress, 1965), 1:281-282.


Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

La escuela de Antioquía. Esta línea de pensamiento enfatizaba la realidad de la


naturaleza humana y olvidaba la divinidad de Cristo. En razón de una fuerte influencia
judía, mantenía separadas las dos naturalezas. Un destacado representante de
esta escuela de pensamiento fue Nestorio (m. 451), que fue monje y presbítero en
Antioquía y luego obispo de Constantinopla en el año 428. Sus enemigos lo acusaron
de herejía y fue excomulgado por el Concilio de Éfeso (431), porque se opuso al culto
a María y rechazó el título “Madre de Dios” (theotokos) como irreverente. Según él,
había que separar las naturalezas: una era la naturaleza del ser humano que nació
de María, y otra la del ser divino que habitaba en él. Sus seguidores enseñaron que
en Cristo un hombre y Dios se unieron sin mezclarse, y que Cristo era realmente
dos personas: una divina y otra humana.

La escuela de Alejandría. Esta línea de pensamiento enfatizaba la divinidad


de Cristo minimizando su humanidad. Uno de los exponentes de esta línea de
interpretación fue Apolinario (m. 392), obispo de Laodicea (360), que era sirio de
nacimiento pero alejandrino de pensamiento. Fue un hombre abnegado, estudioso
y reputado como un gran erudito. Comenzó su reflexión con la divinidad perfecta y
completa de Cristo, señalando que sólo Dios puede salvar al mundo. Si Cristo es
el Salvador, entonces debe ser divino por necesidad. Su error vino cuando quiso
especificar el modo preciso de la encarnación y afirmó que en la personalidad de
Cristo no hay un espíritu o mente humana, porque el lugar del espíritu en Cristo
fue ocupado por el Logos. Así, según él, Cristo fue Logos, cuerpo y alma. El Logos
vivía una vida divina en la carne humana. Apolinario fue condenado por varios
concilios, especialmente por el de Constantinopla, en el año 381.

Otro exponente de la escuela alejandrina fue Eutiques (378-454), un monje


anciano e ignorante, que enseñó una cristología apolinarista. Sostenía que la
naturaleza humana en Cristo había sido absorbida por la naturaleza divina, de
manera tal que el cuerpo mismo de Cristo no fue de la misma esencia que el
nuestro, sino que fue un cuerpo divino. Según él, Cristo tuvo dos naturalezas
antes de la encarnación y una sola después. Fue condenado por el Concilio de
Calcedonia en el año 451, el más grande de todos los concilios, porque terminó
con las controversias cristológicas.

La escuela de Roma. Esta línea de pensamiento enfatizaba los aspectos


prácticos de la vida cristiana. Los teólogos latinos no comenzaron con la vida
interior de Dios, sino con la vida humana, pensando del ser humano como una
persona pecadora y necesitada de salvación, y preguntándose cómo podía ser
perdonado. El énfasis en Occidente estaba puesto sobre el pecado y la gracia.
El ser humano está ante Dios como un deudor que no puede pagar; Cristo viene
al mundo y paga la deuda. Por ser Dios, puede actuar como mediador; por ser
hombre, puede pagar la deuda; por ser tanto Dios como hombre, puede ser el
Salvador. Desde Tertuliano de Cartago hasta Agustín de Hipona (354-430), los
cristianos occidentales pensaban así.

Este concepto fue presentado por León I (390-461), obispo de Roma, a


través de una carta suya conocida como el “Tomo,” que fue leída en el Concilio
de Calcedonia. La carta entusiasmó a los obispos asistentes, que se pusieron de
página 210

pie y gritaron: “¡Pedro ha hablado!” Influido por esta carta, el concilio aprobó la
“Definición de Calcedonia” que, dejando de lado el cómo de la cuestión, afirmó las
dos naturalezas de Cristo (divina y humana). La Definición no resolvió el misterio,
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

CUADRO 16 - LOS GRANDES CONCILIOS UNIVERSALES O ECUMÉNICOS

LUGAR FECHA EMPERADOR PARTICIPANTES RESULTADOS

NICEA 325 Constantino Arrio Declaró al Hijo homoousios


Alejandro (co-igual, consubstancial
Eusebio de y co-eterno) con el Padre.
Condenó a Arrio.Redactó la
Nicomedia
forma original del Credo de
Eusebio de Nicea.
Cesarea
Osio
Atanasio

CONSTANTINOPLA 381 Teodosio Melecio de Confirmó resultados del


Antioquía Concilio de Nicea. Produjo
Gregorio el Credo de Nicea revisado.
Nacianceno Terminó con la controversia
Gregorio de trinitaria.Afirmó la deidad del
Espíritu Santo.Condenó el
Niza
apolinarianismo.

EFESO 431 Teodosio II Cirilo Declaró herético al


nestorianismo. Aceptó por
Nestorio
implicación la cristología
alejandrina. Condenó a
Pelagio.

CALCEDONIA 451 Marciano León I Declaró las dos naturalezas


Dióscoro de Cristo sin mezcla,
Eutiques sin cambio, indivisibles,
inseparables. Condenó
eutiquianismo

CONSTANTINOPLA 553 Justiniano Eutoquio Condenó los “Tres Capítulos”


para ganar el apoyo de
los monofisitas.Afirmó la
interpretación de Cirilo de la
“Definición de Calcedonia”.

CONSTANTINOPLA 680-681 Constantino IV Rechazó el monotelismo.


Condenó al papa Honorio
(m. 638) como hereje.

NICEA 787 Constantino VI Declaró como legítima la


veneración de íconos y
estatuas.
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Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

pero sí lo definió y aclaró, estableciendo en forma definitiva la comprensión doble


de la naturaleza de Cristo.

Definición de Calcedonia: “Siguiendo pues a los santos Padres,


enseñamos todos a una voz que ha de confesarse uno y el mismo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo, el cual es perfecto en divinidad y perfecto en
humanidad; verdadero Dios y verdadero hombre, de alma racional y cuerpo;
consubstancial al Padre según la divinidad, y asimismo consubstancial a
nosotros según la humanidad; semejante a nosotros en todo, pero sin pecado;
engendrado del Padre antes de los siglos según la divinidad, y en los últimos
días, y por nosotros y nuestra salvación, de la Virgen María, la Madre de
Dios (theotokos), según la humanidad; uno y el mismo Cristo Hijo y Señor
unigénito, en dos naturalezas, sin confusión, sin mutación, sin división, sin
separación, y sin que desaparezca la diferencia de las naturalezas por razón
de la unión, sino salvando las propiedades de cada naturaleza, y uniéndolas
en una persona o hipóstasis; no dividido o partido en dos personas, sino uno
y el mismo Hijo Unigénito, Dios Verbo y Señor Jesucristo, según fue dicho
acerca de él por los profetas de antaño y nos enseñó el propio Jesucristo, y
nos lo ha transmitido el Credo de los Padres.”14

_ La controversia pelagiana

Esta controversia tuvo dos protagonistas principales: Pelagio y Agustín de


Hipona.

Pelagio (c. 370-440). Pelagio fue un monje británico muy hábil e instruido,
que se estableció en Roma hacia el año 400 y que fue seguido en sus ideas por
Celeste y Juliano. Los pelagianos afirmaban que el ser humano se reconcilia
con Dios haciendo uso de su capacidad natural de escoger entre el bien y el
mal. El ser humano tiene poder para hacer lo bueno, decían, de otro modo Dios
no le hubiese dado la Ley para que la cumpliese. Además, no hay nada en el
ser humano que lo lleve a pecar y es posible que pueda llevar una vida sin
pecado.

Los pelagianos rechazaban la idea del pecado original o de la inclinación


pecaminosa transmitida de padres a hijos, señalando que la caída de Adán no
afectó a su posteridad. Para ellos, la muerte no es una consecuencia del pecado,
sino una necesidad del organismo, y el bautismo infantil es innecesario y la
gracia divina también. La doctrina del pecado original, según era enseñada por
aquel entonces, se contradecía. “Si el pecado es natural, no es voluntario; si es
voluntario, no es innato. Estas dos definiciones son tan mutuamente contrarias
como son la necesidad y la (libre) voluntad.” Incluso después de pecar, la voluntad
permanece tan libre como era antes de que el pecado fuese cometido, porque
según los pelagianos el ser humano tenía “la posibilidad de cometer pecado o
de refrenarse del pecado.”
página 212

14
Definición de Calcedonia, citada por González, Historia de las doctrinas, 1:385-386.
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

Ellos explicaban la universalidad del pecado señalando a la naturaleza


sensual, que si bien es totalmente inocente en sí misma, es la ocasión para la
tentación y el pecado. No tuvieron un concepto de la unidad ética de la raza
humana y del individuo. Según Celeste, el concepto de pecado debe desarrollarse
tomando en cuenta los siguientes hechos: (1) Adán fue creado mortal y hubiese
muerto de todos modos, ya sea que hubiese pecado o no pecado; (2) el pecado
de Adán lo dañó sólo a él y no a toda la raza humana; (3) la Ley lleva al reino
(de los cielos), así como lo hace el evangelio; (4) incluso antes de la venida
de Cristo hubo seres humanos sin pecado; (5) los niños recién nacidos están
en el mismo estado en que estaba Adán antes de su trasgresión; (6) toda la
raza humana no muere a través de la muerte y trasgresión de Adán, ni resucita
nuevamente a través de la resurrección de Cristo.15

Según Pelagio, el pecado “es llevado a cabo por imitación, cometido por la
voluntad, denunciado por la razón, manifestado por la Ley, y castigado por la
justicia.” Con estos conceptos, Pelagio quería evitar la idea del pecado como
hereditario. Según él, el pecado no es una necesidad universalmente trágica,
sino una cuestión de un mal ejercicio de la libertad humana.

Además, los pelagianos no creían en una gracia divina real; no concebían la


gracia como una influencia divina en el ser humano. La gracia era una suerte de
iluminación de la razón del ser humano, que le permitía descubrir la voluntad de
Dios de tal manera que en su propio poder podía escoger y actuar conveniente
y correctamente.

La gracia tenía para Pelagio un cuádruple contenido: (1) doctrina y revelación,


(2) revelación del futuro con sus recompensas y castigos, (3) demostración de
las trampas del diablo, y (4) “iluminación por el multiforme e inefable don de la
gracia celestial.”

Los pelagianos creían que la función de Cristo era doble: (1) proporcionar el
perdón de los pecados en el bautismo a aquellos que creen, y (2) dar un ejemplo
de vida sin pecado no sólo evitando cometer los pecados sino también evitando
las ocasiones de cometerlos mediante el ascetismo. La gracia es idéntica a la
remisión general de los pecados en el bautismo. Una vez que la persona está
bautizada, la gracia carece de sentido ya que a partir de allí el ser humano es
capaz de hacer todo por su cuenta.

Agustín de Hipona (354-430). El antagonista de Pelagio fue Agustín de


Hipona, quien después de haber pasado por el maniqueísmo, el escepticismo
y el neoplatonismo tuvo una profunda experiencia de conversión cristiana.
Sus enseñanzas más importantes han ejercido una notable influencia sobre el
desarrollo de la teología cristiana occidental. Según él, el ser humano original
era justo, sin pecado y libre. Adán tenía la libertad de no caer, de no morir, de no
alejarse del bien; estaba en paz, libre de todo deseo y necesidad. Pero podía usar
su libertad en la dirección equivocada, es decir, podía pecar y morir. De hecho,
página 213

15
Ver Agustín, De gestis Pelagii, 11.23; De peccato original, 11.12.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Adán era libre cuando cayó. La razón de su caída no fue externa sino interna.
Según Agustín, el pecado es esencialmente pecado espiritual: el ser humano
quería ser y permanecer por sí mismo, sin la asistencia de su Creador.

La caída de Adán fue debida a su orgullo (soberbia), y significó la pérdida


de la libertad y la pureza original. Su voluntad se tornó mala, la mente se hizo
carnal, perdió el control propio y en consecuencia la ayuda de la gracia divina, y
quedó solo. Agustín afirma: “El principio de todo pecado es el orgullo; el principio
del orgullo es el alejamiento de Dios por parte del ser humano.” Ahora, el pecado
de Adán fue el pecado de toda la raza humana. Los niños están incluidos en esta
condición de pecado y sólo se salvan si son bautizados. El pecado de Adán es,
pues, hereditario porque todos los seres humanos existían potencialmente en
Adán, en su poder de procreación. En este sentido, todos los seres humanos
participamos en su decisión libre y, en consecuencia, somos culpables. Adán
introdujo la libido, el deseo, en el proceso de la generación sexual, y este
elemento pasó, por herencia, a toda su posteridad. Es por esto que todos los
seres humanos nacen del mal deseo sexual.

La restauración del ser humano pecador viene sólo por la gracia, que es
absolutamente necesaria. Esta gracia es gratia data (gracia otorgada sin mérito
alguno por parte del ser humano pecador). Ella comienza con el bautismo, que como
sacramento (es decir, medio de gracia) quita el pecado original. La transformación
resulta de la influencia divina sobrenatural sobre la voluntad. La gracia es irresistible
y predestinadora, porque cambia el corazón del ser humano para que escoja
con libertad las cosas espirituales. De este modo, la persona se convierte no
porque quiere, sino que quiere porque se convierte. Además, Dios concede a los
predestinados para la salvación el don de la perseverancia. El creyente puede caer,
pero no permanentemente, porque la gracia de Dios es irresistible.

El pelagianismo fue rechazado en el año 418 en el Sínodo de Cartago, que


excomulgó a Celeste; y luego, en el Concilio de Éfeso en el año 431. Pero esto no
significó la aceptación del agustinianismo. Lo que más se rechazaba en Agustín
era su concepto de la predestinación.

EL PROBLEMA DE LA MUNDANALIDAD

_ El movimiento monástico

El monasticismo, en general, puede ser considerado como un movimiento


de renovación espiritual, que comenzó como protesta contra la mundanalidad
imperante en la Iglesia en los tiempos de prosperidad y tranquilidad. Desde un
comienzo, las comunidades cristianas honraron la opción por la virginidad y la
castidad por amor al reino de Dios. Esta opción se fundamentaba en la enseñanza
de Jesús (Mt. 19.22, 30) y de Pablo (1 Co. 7). Las primeras evidencias de una
página 214

vida consagrada, es decir, dedicada totalmente al servicio de Dios y el prójimo,


son las viudas de 1 Ti. 5 y las cuatro hijas de Felipe, vírgenes que tenían un
ministerio profético (Hch. 21.8-9).
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

En los siglos II y III, se multiplicaron los casos de hombres y mujeres que


escogían la vía del ascetismo y la castidad como manera de servicio a Dios. A esta
motivación se agregaban otras: disconformidad con la inmoralidad prevaleciente
(varones) y liberarse de la opresión del matrimonio patriarcal (mujeres). No
existía todavía un hábito identificatorio y las personas seguían viviendo con sus
familias, pero en pobreza, llevando a cabo obras de misericordia, meditando en
las Escrituras y dedicando bastante tiempo a la oración y la contemplación. En
el siglo III aparece el tema del matrimonio con Cristo y un énfasis mayor sobre
la abstención del matrimonio y el retiro del mundo malo.

Sobre la base de la vida ascética, tanto de hombres como mujeres, se


edifica lo que puede ser considerado como el primer estadio de la vida monacal:
el anacoretismo. En ocasión de las persecuciones sistemáticas contra el
cristianismo (Decio y Diocleciano), muchos cristianos abandonaron las ciudades y
se fueron a vivir al desierto, donde permanecieron incluso después de terminadas
las persecuciones. Allí vivieron una vida solitaria y ascética. Una vez que el
martirio ya no era estimado como el ideal del cristiano perfecto, la vida monacal
se convirtió en el substituto del martirio. Los monjes se transformaron en los
herederos de los mártires, al interpretar así el ideal de la imitación de Cristo. Si
antes se imitaba a Cristo en su muerte con el martirio, ahora se lo imitaba en
su vida consagrándose a la ascesis.

_ Los monjes del desierto

A mediados del siglo tercero, algunos hombres, en Egipto y Siria, comenzaron


a “abandonar el mundo” y a vivir como ermitaños y anacoretas cristianos. Hubo
varios personajes que alcanzaron un gran nivel de notoriedad y popularidad,
especialmente en Egipto.

Antonio (251-356). El movimiento se inició en Egipto con Antonio, que en el


año 270, siendo muy joven, se fue al desierto a vivir solo, transformándose así
en el padre de los ermitaños y anacoretas del desierto egipcio. Con el tiempo se
fueron agregando otros, pero viviendo solos, con Antonio como padre espiritual
y mentor. Cuando el cristianismo triunfó en el Imperio Romano en el año 312, el
movimiento recibió un ímpetu extraordinario. La Iglesia ya no era perseguida y
ser cristiano ahora no sólo era más seguro sino que también estaba de moda.
La Iglesia misma se había “mundanalizado” y muchos no eran otra cosa que
cristianos nominales. En reacción contra esta situación, algunos de los cristianos
más sinceros siguieron el camino opuesto, yéndose a la soledad del desierto
para vivir su vida cristiana en santidad.

Las formas de esta vida anacoreta fueron diversas y algunas bien singulares.
Algunos ermitaños vivían sobre un árbol (dendritas), otros sobre una columna
(estilitas), otros andaban desnudos (adamitas), y aun otros imitaban a Juan
el Bautista en su manera de vestir y sus hábitos alimenticios. Todos ellos
representaban un tipo de cristianismo popular y dramático. Las historias de
página 215

estos monjes del desierto están plagadas de relatos de luchas encarnizadas


contra los demonios, de domesticación de animales salvajes y de milagros y
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

portentos asombrosos. Estos “monjes del desierto” en sus cuevas o chozas


iban preparando el camino para el monasticismo posterior, donde los monjes
vivirían en una comunidad bajo el gobierno de un abad y obedeciendo una regla
disciplinaria determinada.

Pacomio (286-346). Pacomio fue otro conocido monje egipcio, quien fue el
padre de la vida cenobítica, que consiste en una forma de vida común bajo un
superior. Siendo joven fue forzado a ingresar en el ejército romano. Los cristianos
lo ayudaron a salir, y al quedar libre pidió el bautismo y se hizo anacoreta. A él
se debe la organización de las primeras comunidades de monjes o cenobitas
(hombres “que comparten una vida común”). Su hermana María estableció una
comunidad para mujeres. Hacia el año 350, Pacomio fundó el primer monasterio
en Tabennisi (Egipto) y compuso una regla con instrucciones para la vida en
el monasterio. Diez años después de su muerte había diez monasterios en
varias partes de Egipto, y el movimiento se estaba extendiendo rápidamente
a Palestina, Siria y Mesopotamia. Había también monasterios de monjas o
monjeríos. En Egipto los monjes fueron personas simples, de lengua cóptica y
de poca educación, y no tenían una estructura legal muy precisa.

_ El monasticismo oriental

En Asia Menor los monjes tenían una mejor preparación que en Egipto. En
esta región hubo también algunos personajes que alcanzaron gran prestigio en
razón de su vida consagrada y que ejercieron una notable influencia no sólo en
su generación sino también en el desarrollo futuro del movimiento monástico.

Basilio de Cesarea (329-379). Fue uno de los monjes más famosos de esta
región. Pertenecía a una familia respetable de Capadocia, si bien consideraba
que el trabajo manual debía acompañar a la oración. Basilio creía que la vida
en comunidad era lo mejor. Para él, el monje solitario era un error. Además,
asoció la vida monacal con el servicio a los necesitados y la tarea intelectual.
Su regla, formulada en el año 360, influyó mucho en los monasterios griegos
hasta el día de hoy. Según él, el ideal para la vida monástica era la primera
comunidad de cristianos en Jerusalén (los ciento veinte en el aposento alto). Él
creía que el monasticismo era expresión de la sociedad cristiana ideal, y que
con el tiempo reemplazaría a la sociedad pecaminosa terrenal. El deber del
monje era su obediencia al abad, cuya responsabilidad era interpretar y aplicar
a la vida cotidiana la regla suprema del evangelio. La vida monástica estaba
basada en una antropología platónica, que daba poco valor al cuerpo humano
y lo consideraba esencialmente malo. Esto explica su rigor ascético.

Efraín de Siria (c. 300-379). En Siria el monje más famoso fue Efraín, un gran
escritor. Escribió sobre la Biblia, la doctrina, la vida cristiana y, sobre todo, llegó
a ser muy conocido por sus poemas e himnos, todo esto en idioma siríaco. Algo
digno de destacar de los monjes sirios es que fueron extraordinarios misioneros.
Fueron ellos quienes llevaron adelante la expansión oriental del cristianismo, ya
página 216

que fueron monjes persas los que llegaron a China en el año 635.
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

_ El monasticismo occidental

Las influencias del Este, el número creciente de vírgenes, los abusos,


las tendencias a desarrollar instituciones, junto a otros factores ayudaron al
surgimiento y organización de la vida religiosa en Occidente. Existían varias
comunidades monacales en Roma alrededor del año 350, fundadas por mujeres
de alcurnia. Había también una liturgia para la dedicación de las vírgenes o una
ceremonia para la colocación del velo que las identificaba. Ambrosio de Milán
sugiere que la virgen María era un modelo para las vírgenes en la iglesia y su
ministerio. Varios monjes se destacan en Occidente por su fama y contribución
al movimiento monacal.

Jerónimo (347-419). En el Occidente latino el monje más destacado fue


Jerónimo, un hombre bien preparado, que después de una seria enfermedad,
tuvo una visión en la que se vio condenado por Dios por ser más seguidor de
Cicerón que de Cristo. Entonces, abandonó todo para hacerse monje, primero
en el desierto egipcio, y desde el año 368 en Belén, donde trabajó en una cueva
cercana al lugar del nacimiento de Jesús. Algunas personas que pertenecían a la
aristocracia romana lo siguieron, entre ellas una mujer llamada Paula, que dirigió
un monasterio para mujeres en Palestina, desde donde defendió la superioridad
del estado de virginidad por sobre el matrimonio.

Con su pluma elocuente, Jerónimo atacó la mundanalidad del clero romano,


y él mismo renunció a los honores y altos cargos eclesiásticos que le ofrecieron
prefiriendo una vida austera. Después del saqueo de Roma por los godos en
el año 410, muchos más se le unieron desesperanzados del mundo. En Belén,
Jerónimo se dedicó a la erudición y tradujo el Antiguo Testamento del hebreo al
latín, y revisó la versión latina antigua del Nuevo Testamento. Esta Biblia latina
es la Vulgata (que es la versión en el idioma “vulgar”), que desde el Concilio
de Trento (1545-1563) ha sido la versión oficial de la Iglesia Católica Romana.
Se puede decir que Jerónimo, junto con Agustín, fueron los constructores del
cristianismo latino.

Agustín de Hipona (354-430). Nuevamente mencionamos a Agustín, pero esta


vez como monje. Después de su conversión, escogió vivir como monje e hizo que
su clero secular adoptase las pautas de la vida monástica. Éste fue el comienzo
de una nueva tendencia en la iglesia occidental: la asimilación del sacerdote al
monje. Los sacerdotes eran escogidos con preferencia de entre los monjes, y
se les requería que adoptasen ciertos aspectos de la vida monástica, como el
celibato. La Regla de San Agustín, que consiste de su Regla (Regula ad servos
Dei) completada con una carta que dirigió a una monja (Carta 211), bosqueja
observaciones y consejos generales sobre la vida religiosa y ministerial.

Martín de Tours (m. 397). Fue el pionero de la vida monástica en Francia,


donde estableció monasterios en Tours y Poitiers. A su muerte existían en Francia
más de dos mil monjes.

Juan Casiano (360-435). Venía de Rumania, y después de visitar monasterios


página 217

en el Este, fundó dos en Marsella (410): el de San Víctor para hombres y el


de Santo Salvador para mujeres. Escribió Las instituciones monásticas y las
Conferencias, obras éstas que establecían un puente entre el monasticismo
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

de Oriente y el de Occidente. Para él, la discreción era la virtud monástica


fundamental.

Benito de Nursia (c. 480-c. 550). Benito es considerado como el patriarca


de los monjes de Occidente. Fue enviado de adolescente a estudiar a Roma,
pero impactado por la inmoralidad de la ciudad, se fue a vivir solo en una cueva
en Subiaco. En 529, después de haber vivido en pequeños grupos con algunos
seguidores, Benito construyó un monasterio en Monte Casino (entre Roma y
Nápoles), donde permaneció hasta su muerte.

El ideal de Benito para sus monjes era una comunidad que elegía a su propio
abad (del siríaco abba, padre) y que obedecían su regla paternalista. Los monjes
eran admitidos como novicios (a prueba por un año), luego tomaban votos de
por vida, y servían en una comunidad sin ningún tipo de posesiones. La vida de
los monjes era simple, ocupada y disciplinada. Estaba acompañada y guiada
por lo que Benito llamaba el Opus Dei (la obra de Dios), que consistía de ocho
períodos de oración diarios cada tres horas, en los que se hacían oraciones, se
cantaban salmos y se leía la Biblia.

La Regla de San Benito fue de gran influencia en el desarrollo del


monasticismo occidental hasta el siglo XII. Era un manual de disciplina estricto,
detallado, conciso y práctico. Reunía toda la tradición monástica anterior, pero
insistía sobre la estabilidad y la disciplina de los monjes. El monje tenía que
prometer vivir en su monasterio. El abad funcionaba como maestro espiritual y
cabeza de la comunidad. Era elegido de por vida por los propios monjes, quienes
le debían obediencia absoluta si querían ascender la escalera de la humildad,
que era la base de todo progreso espiritual. Los monjes benedictinos vivían una
vida dedicada a la pobreza, el trabajo, el estudio y la oración.

EL PROBLEMA DE LA IDEOLOGÍA

A partir de la “conversión” de Constantino, el movimiento cristiano tuvo que


hacer frente a dos problemas de carácter ideológico, que amenazaron con hacerle
perder su sentido original: la unión de la Iglesia y el Estado, y el desarrollo del
concepto de cristiandad.

_ La unión de la Iglesia y el Estado

Como se indicó, movido por intereses políticos, Constantino consideró


conveniente lograr el apoyo de la Iglesia cristiana a fin de mantener la unidad
de su Imperio desmembrado por múltiples intereses. Habiendo asegurado su
control del Imperio, decidió establecer en Bizancio (sobre el Bósforo, entre Europa
página 218

y Asia Menor) su nueva capital, a la que le dio su nombre, Constantinopla. Allí


construyó muchos templos cristianos y prohibió la reparación de templos paganos
y la erección de nuevas imágenes de los dioses. La madre de Constantino,
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

Elena, fue una cristiana devota en sus últimos años. Sus hijos recibieron una
formación cristiana. No obstante, Constantino hizo ejecutar a su esposa Fausta
y a su hijo mayor Crispo en 326 bajo cargos de adulterio. Sus otros tres hijos
(Constantino II, Constante, y Constancio) fueron reconocidos como Césares
y se les encomendó el gobierno de amplias regiones del Imperio y más tarde
fueron nombrados Augustos (después de la muerte de Constantino en 337).

En 341, Constante abolió los sacrificios paganos en Italia, mientras que


continuaron otros ritos paganos, tales como procesiones, fiestas sagradas y
los ritos de iniciación en las religiones de misterio. El apoyo imperial hizo que
las comunidades cristianas crecieran rápidamente. Como religión triunfante, el
cristianismo comenzó a usar el poder político contra los oponentes paganos y
judíos. Estos incidentes suscitaron el problema de si la Iglesia estaba sobre la
autoridad secular o si los oficiales del gobierno tenían poder sobre la Iglesia.
No obstante, en el Imperio Bizantino la tendencia fue colocar a la Iglesia bajo el
Estado y considerar al emperador como jefe supremo con dominio sobre ambas
esferas, la espiritual y la temporal.

En Occidente, la Iglesia había disfrutado de cierta libertad respecto del


Estado en razón de los conflictivos procesos sucesorios que siguieron a la
desaparición de Constantino, su división del Imperio entre sus hijos y sobrinos,
la centralización de las luchas políticas en Constantinopla, y las interminables
disputas teológicas. De este modo, mientras en Oriente los emperadores se
movieron hacia una acumulación de poder y absolutismo político, en Occidente
la Iglesia de Roma resistió todo lo que pudo tales pretensiones. Hubo numerosos
obispos que defendieron la autonomía de la Iglesia respecto al Estado.

Daniel-Rops: “Las voces de la libertad cristiana fueron innumerables. Osio


de Córdoba, el viejo obispo de España, escribió así al todopoderoso amo
Constancio: ‘¡No tienes derecho a inmiscuirte en los asuntos religiosos!
¡Dios te ha dado la autoridad sobre el Imperio, pero a nosotros nos la
dio sobre la Iglesia! ¡Y en materia de fe, es de nosotros de quienes tú
tienes que oír las lecciones!’ Y a Atanasio le oímos ya exclamar: ‘¡Mezclar
el Poder romano con el gobierno de la Iglesia es violar los cánones de
Dios!’ E Hilario, portavoz de las Galias, trató de Anticristo al Emperador
y pronunció, sobre las sospechosas seducciones del Poder, estas
penetrantes frases: ‘Enemigo insinuante, perseguidor astuto, no hace que
nos azoten la espalda, pero cosquillea nuestro vientre; no nos reserva
la libertad de la prisión, sino la servidumbre del palacio; no nos corta la
cabeza, pero intenta degollarnos el alma.’ Intrépidas palabras, a las que
acompañaban los actos.”16

Así como Eusebio de Cesarea rindió su dignidad episcopal ante las


aspiraciones teocráticas de Constantino, hubo otros obispos que resistieron al
poder imperial. “El poder de la Iglesia,” proclamó Juan Crisóstomo, “supera en
valor al Poder civil tanto como el cielo supera a la tierra, o más bien los supera
página 219

16
Daniel-Rops, La Iglesia de los apóstoles y de los mártires, 680-681.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

todavía mucho más.” Y Ambrosio de Milán, declaró: “¡El Emperador está dentro
de la Iglesia, pero no por encima de ella!” No obstante, desde Constantino en
adelante, quedó planteado el principio del Imperio Cristiano, tal como se fue
plasmando tanto en Oriente como en Occidente a lo largo de la Edad Media.
Desde entonces, la unión de la Iglesia y el Estado ha sido una constante, que
ha minado la libertad de la Iglesia para cumplir con su misión en el mundo y ha
corrompido sus ideales y fidelidad al evangelio del reino.

_ El concepto de cristiandad

Constantino, probablemente bajo la influencia de Eusebio de Cesarea, fue el


primero en desarrollar la idea de una teocracia cristiana, en la cual los intereses
del Estado se mezclaban con los de la Iglesia, en una asociación de la cual
ambas esferas de poder obtenían beneficios. Justo L. González señala: “Tal como
Eusebio nos cuenta la historia de la iglesia, el plan de Dios no era solamente
que la revelación judía y la cultura grecorromana se uniesen en el cristianismo,
sino también que el cristianismo y el imperio se uniesen en Constantino. La
iglesia y el Imperio habían sido creados el uno para la otra.”17 La comprensión
que Eusebio tenía de la Iglesia y el Estado era monocéntrica y providencial. Para
él, todos los acontecimientos del pasado llevaban a la formación de un imperio
cristiano, tal como el que él mismo estaba experimentando con Constantino, y
esto era obra de Dios.

Este concepto involucraba la suposición de que todos los súbditos del


Imperio eran cristianos, desde el momento de su bautismo (bautismo infantil),
por el que se integraban a la esfera de la Iglesia y del Estado al mismo tiempo.
Se identificaban en una íntima relación los derechos civiles y religiosos, como
también la creencia de que la Iglesia y el Estado, como instituciones divinas,
eran los dos brazos del gobierno divino sobre la tierra. Esta idea se desarrolló
mucho más profundamente durante el Sacro Imperio Romano Germánico en la
Edad Media y ha reaparecido en múltiples formas a lo largo de los siglos hasta
nuestros días.18

Enrique D. Dussel: “La cristiandad (cristianitas) no es el cristianismo. .


. . El cristianismo es la religión cristiana; cristianitas, como la romanitas,
es una cultura. De tal manera que una es la religión y otra la totalidad
cultural que, orientada por el cristianismo, se constituye como cristiandad.
. . . La cristiandad primero fija y unifica la liturgia. Ésta, en lugar de seguir
creciendo como la vida, se fija para siempre. En el imperio no se pueden
admitir fluctuaciones, diversidades. . . . Este proceso toca a la iglesia latina
casi en su nacimiento. En el occidente latino quedan en poco tiempo sólo
algunas liturgias y, por último, de hecho, una sola: la romana. Al mismo
página 220

17
Justo L. González, Mapas para una historia futura de la Iglesia (Buenos Aires: Ediciones Kairós,
2001), 23.
18
Muihead, Historia del cristianismo, 1:140.
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

tiempo acontece la aparición de conglomerados multitudinarios. Los que


habían sido mercados hasta ayer ahora son los templos y se llaman
basílicas. Esas multitudes, multitudes que muchas veces se preguntan
qué significa ser cristiano, son bautizadas, investidas de una enorme
responsabilidad, porque tienen una función histórica irreemplazable que
cumplir y, muchas veces, no estaban bien catecumenizadas como en el
origen: las habían bautizado cuando niños. Esas multitudes entran en la
iglesia.”19

Así, pues, el concepto de cristiandad representa una totalidad cultural y


una unidad política: es el conjunto de los fieles cristianos, el mundo cristiano.
Ésta es la razón por la que Constantino se consideraba con autoridad como
para convocar concilios y disolverlos, y por qué las disputas teológicas tuvieron
efectos económicos y políticos. Pero también la cristiandad es al mismo tiempo
unidad militar, jurídica y eclesiástica. Los obispos defendían la fe cristiana con la
espada, legislaban para todo el pueblo y dominaban soberanos desde la Iglesia.
En el paradigma de cristiandad, la Iglesia funciona como una parte integral del
aparato del Estado. En esta asociación, el cristianismo proveyó a los líderes del
Estado la ideología capaz de pacificar a los pueblos sometidos y la legitimación
moral para llevar a cabo sus objetivos políticos y económicos. A cambio, el
Estado garantizó a la Iglesia un acceso ilimitado y protegido a nuevas fuentes
de recursos humanos y materiales.

En el paradigma de cristiandad el énfasis caía sobre el carácter institucional y


pastoral de la Iglesia. El liderazgo jerárquico y la tradición eclesiástica reforzaban
la autoridad de la Iglesia sobre sus miembros. La teología estaba más preocupada
con las cuestiones intelectuales y pastorales de la Iglesia, que con su compromiso
misionero con el mundo. Cuando la Iglesia se involucraba en la misión era para
imponer por la fuerza la fe cristiana sobre los pueblos sometidos por el Imperio.
De este modo, la acción misionera de la Iglesia terminó siendo considerada
como una actividad fuera del mundo cristiano, y de desarrollo exclusivo en los
pueblos todavía no conquistados y convertidos al cristianismo (paganos). En el
modelo de cristiandad, la misión cristiana era considerada como la expansión
del mundo cristiano y la meta era la adquisición de más territorio. Este modelo,
pues, tendía a enfatizar un acercamiento de arriba hacia abajo en la misión, desde
una posición de poder e influencia, más que desde un proceso de inculturación
de la fe desde abajo hacia arriba.

Cuando el emperador Teodosio (en 380) decretaba que todos los pueblos
del Imperio debían adherirse a la fe cristiana, es decir, la del emperador, quedó
establecido de manera definitiva el concepto de cristiandad y se selló la unión
de la Iglesia con el Estado.
página 221

19
Enrique D. Dussel, Desintegración de la cristiandad colonial y liberación perspectiva latinoamericana
(Salamanca: Ediciones Sígueme, 1978), 47.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Daniel-Rops: “El Estado romano y el cristianismo, desde entonces, eran


ya una sola cosa. La unidad espiritual, cuya nostalgia habían tenido
tantos emperadores, que Juliano había creído fundar en el paganismo y
que Constantino no se había atrevido a imponer, la establecía Teodosio,
firme ortodoxo: una sola fe, un solo Imperio; los adversarios de Dios se
convertían en los del Estado. Solución que tenía a su favor la lógica de
la historia, aunque no dejaba de tener sus peligros.”20

Uno de los gestores ideológicos del concepto de cristiandad fue Agustín de


Hipona. Su preocupación con la formación espiritual de los nuevos convertidos
y su énfasis sobre el bautismo, como medio sacramental de la incorporación de
éstos a la Iglesia—el único lugar donde se podía encontrar salvación—ayudó
a desarrollar la identificación de la Iglesia con el reino de Dios. Durante algún
tiempo, Agustín se resistió a la idea de forzar a los paganos o herejes a someterse
a la fe católica, pero finalmente terminó por consentir con la conversión forzosa.
De este modo, Agustín proveyó los antecedentes y la teología que llevó al
paradigma misionológico de la cristiandad, según el cual los cristianos podían
justificar la guerra santa, declarar cruzadas religiosas y, con la ayuda del Estado,
imponer el cristianismo sobre los pueblos sometidos por el Imperio.

MIRADA RETROSPECTIVA Y PROSPECTIVA

_ Evaluación del cristianismo del período

No obstante la declaración de Agustín de que los propósitos de Dios se


cumplen en los cielos, a pesar de las circunstancias que dominan en la tierra,
es casi imposible cerrar la consideración de estos primeros cinco siglos de vida
histórica del cristianismo y en especial de la crisis de los últimos años del mismo
sin preguntarnos: ¿qué significado tiene todo esto sobre el futuro de la vida de
la Iglesia? Hemos visto, primero, cómo el cristianismo se esparció rápidamente
por todo el Imperio Romano, hasta que se produjo su cristianización nominal.
Luego recordamos cómo los bárbaros destruyeron esa seguridad y demás
condiciones que habían favorecido la expansión veloz y el éxito asombroso del
cristianismo.

Al llegar a comienzos del siglo V, la pregunta inevitable es: ¿sobreviviría el


cristianismo a esta crisis? La respuesta es sí, y no sólo que sobreviviría, sino que
se expandería todavía más ampliamente hacia el norte de Europa. Por extraño
que parezca, el secreto no estuvo en la Iglesia institucionalizada, sino en los
cristianos que desengañados del mundo corrompido, lo abandonarían. Estos
creyentes fueron los monjes. Fueron ellos los que protagonizaron el movimiento
de mayor vitalidad espiritual, que llevó a la fe cristiana hacia Oriente hasta la
China y hacia Occidente hasta Inglaterra con los benedictinos. Antes de su arribo,
página 222

20
Daniel-Rops, La Iglesia de los apóstoles y de los mártires, 722-723.
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

los monjes celtas cruzaron desde Irlanda y como resultado de las misiones
celtas y romanas, las Islas Británicas se transformaron en un centro desde el
que se llevó a cabo la conversión del norte de Europa, Holanda, Alemania y
Escandinavia.

_ La contribución del cristianismo del período

Los cristianos hoy tenemos una deuda muy grande hacia los hombres y
las mujeres que supieron ser fieles al Señor y a la causa de su reino. Hay tres
elementos que se destacan por sobre cualquier otro en este período: la Biblia,
la Iglesia y el testimonio cristianos.

El cristianismo es Cristo, pero Cristo se da a conocer a través de las páginas


del Nuevo Testamento, y el Nuevo Testamento nos fue entregado por la Iglesia
primitiva. Fueron los cristianos de este período los que redactaron, seleccionaron,
preservaron y transmitieron, bajo la inspiración y guía del Espíritu Santo, los
libros que hoy componen nuestro Nuevo Testamento. Frente a la amenaza
marcionita, los cristianos primitivos afirmaron la validez del Antiguo Testamento y
se consideraron como una continuación y cumplimiento del judaísmo, si bien no
se identificaron con él. Con su actitud, afirmaron la autoridad de la Biblia (tanto
del Antiguo como del Nuevo Testamentos), como único fundamento para la fe y
la práctica cristianas. Con Tertuliano, podemos considerar a toda la Biblia como
nuestra herencia. “Ésta es mi propiedad. La he poseído por largo tiempo. Tengo
títulos de propiedad seguros de parte de los dueños originales. Soy heredero
de los apóstoles.”21

Fue la iglesia primitiva la que también tradujo la Biblia y la hizo accesible a


pueblos que hasta entonces no tenían una lengua escrita. Para el año 200, el
texto sagrado ya estaba en cuatro idiomas principales (griego, siríaco, copto,
latín). Para el año 400 la palabra de Dios había sido traducida al armenio,
georgiano, etiópico y gótico. Para el año 500 incluso el texto bíblico estaba
traducido a un dialecto huno. La traducción de la Biblia fue una gran contribución
al desarrollo de la lengua escrita, ya que antes de hacer la traducción fue
necesario en algunos casos inventar un alfabeto para la nueva lengua escrita.
Además, la traducción bíblica contribuyó al desarrollo de la cultura general,
puesto que estimuló la necesidad de aprender a leer para poder tener acceso
al texto sagrado. También la traducción de la palabra contribuyó al desarrollo
de la literatura en muchas lenguas, al ser la Biblia la primera pieza literaria en
muchas culturas.

Por otro lado, los cristianos primitivos nos legaron la Iglesia. La comprensión
de la Iglesia como una, santa, católica y apostólica es la herencia fundamental
que compartimos todos los cristianos. Si bien a lo largo de los siglos la
comprensión de algunos de estos elementos que definen el carácter de la
página 223

21
Tertuliano, Confutación de herejías, 37.
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

Iglesia recibieron diferentes interpretaciones, los cristianos en todo el mundo


continuamos confesando una Iglesia santa, católica y apostólica.

A pesar de la realidad dolorosa de las divisiones y disensiones de la única


Iglesia de Jesucristo durante los siglos estudiados, sorprende la conciencia que
tenían los primeros cristianos de formar parte de un solo pueblo. En medio de los
conflictos y diferencias entre Oriente y Occidente, y las luchas contra las herejías
y la oposición externa, el ideal de la unidad y la aspiración de testificar como
un cuerpo unido en torno a Cristo, fue permanente. La comprensión de que la
verdadera unidad de la Iglesia se da en Cristo y que él, a través de su Espíritu
Santo, es la fuerza unificadora de la Iglesia, ha sido la oración y aspiración de
la Iglesia primitiva.

Del mismo modo, se entendió el carácter universal de la Iglesia, como una


comunidad de fe abierta a todas las personas, sin ningún tipo de distinción. El
testimonio que observamos en la Iglesia primitiva es un testimonio que rompe
barreras, traza puentes y crea redes entre los seres humanos, ama a todos sin
hacer acepciones de personas, acepta a otros como hermanos, y se entrega
al mundo en el nombre de Cristo para reunir a un solo pueblo que confiese
su nombre como Señor. No menos importante es su carácter como santa y
apostólica. La comunidad cristiana fue entendida como la comunidad de los
santos, hombres y mujeres perdonados y sanados por el poder del Espíritu
Santo. Como tal, se entendió el ministerio de la Iglesia como el de una nación
de sacerdotes (1 P. 2.4-5), que se relaciona con Dios en términos de santidad y
con el mundo en términos de pureza. Los primeros cristianos servían a otros con
compasión, sabiendo que así reflejaban la presencia del Espíritu y cumplían su
labor apostólica. Como comunidad apostólica, enseñaban, predicaban, hacían
teología, testificaban y actuaban seguros de contar con el poder y la autoridad
de los primeros apóstoles de Jesús, según las promesas que él les había hecho.
Del mismo modo, enviaban a los suyos a predicar el evangelio del reino y plantar
iglesias, con miras a llegar “hasta lo último de la tierra.”

Carlos Van Engen: “Los primeros teólogos de la Iglesia no distinguen


entre la Iglesia visible y la invisible. La comunión o fraternidad universal
se entiende como una sociedad tanto invisible como empírica. Ésta era la
real y reconocible comunión en Cristo, llamada por el Espíritu y abierta a
recibir a todas las familias de la tierra. En la auto-percepción de la Iglesia
primitiva sobre su unidad, santidad, catolicidad y apostolado, se entendía
que éstos eran criterios por medio de los cuales se medían los diversos
errores que aparecían. Posteriormente las confesiones de fe fijaron
estas perspectivas como puntos de referencia para medir la verdadera
naturaleza de la Iglesia.”22

En cuando al testimonio cristiano hay tres cosas que se destacan en


este período: la continuidad, la expansión, y la profundidad del mismo.
Nos sorprende la milagrosa continuidad del testimonio cristiano, a pesar
página 224

22
Carlos Van Engen, El pueblo misionero de Dios (Grand Rapids: Libros Desafío, 2004), 69.
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

de las muchas dificultades que los creyentes tuvieron que sobrevivir. A


lo largo de estos siglos ha habido una sucesión de vidas cristianas, que
han seguido a Cristo y han testificado de él, conforme al testimonio de los
apóstoles. Esta sucesión de testimonio fiel del evangelio corrió peligro de
cortarse en varios momentos de la historia, pero de manera sobrenatural,
logró mantener su continuidad.

Además, la expansión del testimonio cristiano durante este período


fue notable. La meta del testimonio cristiano de llenar todo el mundo con
el evangelio de Cristo (Jn. 3.16; Mr. 16.15; Hch. 1.8) se cumplió durante
estos siglos. La expansión alcanzada por el mensaje es todavía más
sorprendente cuando se tiene en cuenta los escasos recursos humanos y
las enormes dificultades que había para las comunicaciones. Nuevamente,
la acción del Espíritu Santo se hace evidente en la superación de las
barreras insuperables que hubieron de sortearse para llegar hasta pueblos
no alcanzados y lugares inhóspitos con la palabra de vida. Como se vio,
en algunos lugares el evangelio no sólo llegó a ponerse en contacto con
ciertos pueblos, sino que logró penetrar a los sectores más dinámicos
de la sociedad. En muchos casos, durante este período, la fe cristiana
llegó a modelar la cultura a tal grado que el evangelio pasó a ser parte
de la cosmovisión de ciertos pueblos. Así fue cómo la fe cristiana llegó
a modelar profundamente la cultura en el ámbito del Imperio Romano.
Palabras, gestos, costumbres, hábitos de conducta, moralidad publica,
legislación, estructuras sociales fueron marcadas profundamente por el
evangelio cristiano.

página 225
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

GLOSARIO

abad: del arameo abba, padre, a través monjes y anacoretas, que comparten el
del griego ábbas, se refiere al superior de mismo convento o casa.
un monasterio de hombres, considerado
abadía. confesión de fe: declaración de lo que
se confiesa en materia de fe y práctica
anacoreta: persona que vive en un lugar religiosa, expresada de manera formal,
solitario, entregada completamente a generalmente por escrito. Es autoritativa
la contemplación y a la penitencia. El para el individuo o el grupo y es expresión
anacoretismo es la vida retirada del de sus creencias.
anacoreta, caracterizada por la soledad,
la abstinencia y la piedad. doctrina: del latín docere (enseñar ;
significa enseñanza), es una enseñanza
antipapa: Papa elegido irregularmente o creencia religiosa que es enseñada
o no canónicamente, que pretende ser y sostenida dentro de una comunidad
reconocido como tal, pero que no es religiosa particular.
reconocido como legítimo sucesor de
Pedro por la Iglesia Católica Apostólica eón: en el gnosticismo era cada una de
Romana. las inteligencias eternas o entidades
divinas de uno u otro sexo, emanadas de
ascetismo: doctrina y práctica de la la divinidad suprema o de Dios, que es
vida ascética, que consiste en dedicarse espíritu puro.
particularmente a la práctica y ejercicio
de la perfección espiritual, mediante una ermitaño: persona que vive en soledad,
vida consagrada. El ascetismo consiste como monje, en una ermita (santuario
de prácticas austeras designadas para o capilla) y que cuida de ella mientras
llevar al control del cuerpo y los sentidos. profesa una vida de piedad solitaria.
Éstas pueden incluir ayuno y meditación, escepticismo: doctrina de ciertos filósofos
la renuncia a las posesiones materiales y antiguos y modernos, que consiste en
la búsqueda de la soledad. afirmar que la verdad no existe, o que,
budismo: nombre de la religión fundada si existe, el ser humano es incapaz
por el buda Siddhar ta Gotaza en la de conocerla. Tal idea descansa en la
India en el siglo VI a.C., que consiste suspensión del juicio afirmativo o negativo
en una doctrina filosófica y religiosa mientras no se tienen pruebas materiales,
derivada del brahmanismo. Tiene por fin la sobre todo en materia de metafísica. El
realización plena de la naturaleza humana escéptico tiene desconfianza o duda de
y la creación de una sociedad perfecta la verdad o eficacia de alguna cosa. El
y pacífica. Enseña que el sufrimiento es escepticismo es el estado de ánimo de los
inherente a la vida humana, y que es el que niegan su adhesión a las creencias y
resultado de la pasión. Sólo es posible ser convicciones de la mayoría.
liberado de él por la renuncia a sí mismo, y herejía: del griego hairesis, originalmente
la autopurificación mental y moral. El ideal significaba simplemente un par tido o
del budismo consiste en conducir al fiel a escuela de pensamiento. Es un término
la aniquilación suprema o nirvana. que significa cualquier doctrina o creencia
canon: del latín canon (regla, medida, que, si bien es sostenida por un adherente
modelo, lista), designa la lista o catálogo de profesante, está en oposición con las pautas
los libros sagrados declarados auténticos, de la verdad reconocidas y generalmente
inspirados, sagrados y autoritativos por aceptadas, que son definidas e impuestas
los cristianos y reconocidos como Palabra autoritativamente por una institución,
de Dios. partido o sistema establecido. En su uso
más general, designa un error en materia
carisma: del griego carisma (don, don de fe, sostenido con pertinacia.
de gracia), es un don gratuito concedido
abundantemente por Dios a una persona hinduismo: denominación más usual
actualmente de la religión predominante
página 226

por medio del Espíritu Santo y para la


edificación de la iglesia. en la India, procedente del vedismo y
brahamanismo antiguo. Brahma es el dios
cenobita: del griego koinos (común) y creador, la realidad divina absoluta, cuya
bios (vida), designa la vida en común de autoridad fue burlada por el Buda. Se
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

GLOSARIO

trata de una religión ritualista y sacrificial paulicianos: grupo cristiano que apareció
con énfasis en la supremacía de una en las partes orientales del Imperio Bizantino
clase superior, que ostenta una autoridad después de 650. Su fundador, Constantino,
sacerdotal sobre todos los aspectos de la rechazó el formalismo de la Iglesia Ortodoxa
vida. La lengua religiosa es el sánscrito. estatal que dominaba la vida religiosa del
Imperio. Basó su enseñanza sólo en la
judaizantes: cristianos judíos Biblia, pero sostenía que sólo los Evangelios
conservadores que rechazaban la misión y las cartas de Pablo estaban divinamente
a los gentiles o demandaban que los que inspirados. Un espíritu maligno había
se convertían se hicieran judíos en orden inspirado el resto del Nuevo Testamento y
a ser verdaderos cristianos. Insistían en el Antiguo Testamento.
la necesidad de la circuncisión y otros
requisitos legales judíos para formar sabelianismo: influyente movimiento
parte del verdadero Israel (la iglesia), y teológico del siglo III, cuyo origen parece
se rehusaban a todo tipo de contacto con haber estado en Asia Menor, pero fue
los gentiles, a quienes consideraban como difundido por Praxeas y Sabelio. Sostenía
ceremonialmente “inmundos.” conceptos del monarquianismo moralista
o patripasianismo. Procuraba resolver
maniqueísmo: secta de los maniqueos, el problema de cómo aceptar la deidad
los seguidores de las doctrinas de Manes de Cristo y a la vez mantener la unidad
(nacido en Persia, 215-276), que admitía de Dios. Los sabelianos lograron esto a
dos principios creadores, uno para el bien expensas de una trinidad de personas en
y otro para el mal. Por extensión, tendencia la divinidad. Redujeron la posición de las
a interpretar la realidad sobre la base de personas a modos o manifestaciones del
una valoración dicótoma, es decir, en dos Dios único. Fue resistido por Tertuliano.
extremos opuestos.
sacramento: signo sensible de efecto
Mesopotamia: del griego que significa interior y espiritual, que Dios obra en el
“región entre ríos,” designa la región de alma del creyente. Agustín lo llamó “un
Asia entre los ríos Éufrates y Tigris, que signo exterior y visible de una gracia interior
fue la cuna de las civilizaciones sumeria, e invisible.” Es un signo o dramatización,
acádica, babilónica y asiria. que produce un efecto más poderoso
milenio: un período de mil años al final de que las palabras. Los dos sacramentos
los tiempos, cuando Cristo reinará en la del evangelio ordenados por Jesús son
tierra sobre un orden mundial perfecto (Ap. el bautismo y la eucaristía o cena del
20.1-10), caracterizado por paz, justicia y Señor. Los católicos romanos y ortodoxos
rectitud. El tiempo y naturaleza del “milenio” consideran como sacramento a otras
son controvertibles, y ha dado lugar a ceremonias o ritos como: confirmación,
varias teorías dentro del cristianismo matrimonio, ordenación, penitencia y la
( p r e m i l e n i a l i s m o, p o s t m i l e n i a l i s m o, extremaunción o unción de los enfermos.
amilenialismo, etc.). sincretismo: del griego sugcretismós
monasticismo: movimiento de renovación (coalición de dos adversarios contra un
espiritual caracterizado por la práctica tercero), es el sistema filosófico o religioso
de retiro o alejamiento total del mundo que trata de conciliar doctrinas y prácticas
para formar comunidades de monjes o diferentes. Es también el desarrollo de dos
monjas. Esta práctica comenzó en los o más religiones de manera conjunta, que
primeros siglos del cristianismo y ha produce un nuevo desarrollo en materia
asumido muchas formas y continúa hasta religiosa, y que contiene algunas de las
el presente. creencias y prácticas de cada una.

ortodoxia: calidad de ortodoxo, es decir, theotokos: del griego (“madre de Dios” o “la
conforme al dogma de una religión o con que da a luz a Dios”). Título dado a María, la
la opinión religiosa considerada como madre de Jesús. Preferido por la escuela de
verdadera. En el caso del cristianismo, es Alejandría a partir de Orígenes. Nestorio en
página 227

la conformidad con la verdad, la doctrina el siglo V se opuso al término y prefirió usar


fundamental o los principios tradicionales y christotokos (“madre de Cristo”) o incluso
establecidos del cristianismo histórico. theodojos (“receptora de Dios”).
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

SINOPSIS CRONOLÓGICA

314 Concilio de Arlés (cuestión donatista)


318 Condena de Arrio en Alejandría
324 Pacomio funda su monasterio
325 Primer Concilio de Nicea
328 Atanasio es consagrado obispo de Alejandría
330 Fundación de Constantinopla
335 Destitución de Atanasio y muerte de Arrio
306-337 Constantino
337-340 Constantino II
346 Muerte de Pacomio
350 Hilario es consagrado obispo de Poitiers
356 Muerte de Antonio
358 Basilio el Grande funda una comunidad monástica
365 Primer concilio nacional de Armenia
367 Carta de Atanasio define el canon del Nuevo Testamento
370 Martín es consagrado como obispo de Tours
370 Basilio es consagrado como obispo de Cesarea
374 Ambrosio es consagrado como obispo de Milán
380 El cristianismo como religión oficial del Imperio Romano
381 Primer Concilio de Constantinopla
382 Jerónimo en Roma con el obispo Dámaso
385 Prisciliano es ejecutado como hereje
386 Agustín se convierte al cristianismo
389 Jerónimo en Belén
390 Latín como lengua litúrgica oficial
390 Ambrosio desafía al emperador
391 Prohibición total de la adoración pagana
395 División definitiva del imperio
396 Agustín es consagrado como obispo de Hipona
397 Muerte de Ambrosio y Martín de Tours
398 Crisóstomo es consagrado obispo de Constantinopla
400 Las Confesiones de Agustín
página 228

405 Jerónimo completa la Vulgata


407 Muerte de Juan Crisóstomo; invasiones germánicas
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

SINOPSIS CRONOLÓGICA

411 Condena de Pelagio


418 Sínodo de Cartago
354-430 Agustín de Hipona
431 Concilio de Éfeso
440 León el Grande consagrado obispo de Roma
445 Edicto de Valentiniano fortalece la primacía de Roma
449 Sínodo de Ladrones en Éfeso
451 Concilio de Calcedonia
455 Captura de Roma por Genserico
476 Fin del Imperio Romano en Occidente
478 Persecución de cristianos por los vándalos
482 Clovis rey de los francos
500 Dionisio el Seudo-Areopagita escribe
500 Bautismo de Clovis

página 229
Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

CUESTIONARIOS DE REPASO

Preguntas sobre el material básico ¿Quiénes fueron los protagonistas de la


(para los niveles 1, 2 y 3): recuperación del cristianismo después
de las crisis del siglo IV? 29. ¿Hasta
1. ¿Es cierto que para mediados del dónde llevaron la fe cristiana? 30. ¿Qué
segundo siglo la mayoría de los cristianos personaje, de todos los mencionados en
eran gentiles? 2. Menciona algunos de clase o en esta unidad, te impresionó
los escritos cristianos producidos por los más y por qué?
Padres Apostólicos (no menos de cinco).
3. ¿Quién era Marción? 4. ¿Qué pensaba
Marción? 5. ¿Qué libros de la Biblia
reconocía Marción como “Escrituras”? 6. Preguntas suplementarias (para los
¿Cuál era la condición establecida para niveles 2 y 3):
incluir un libro en las Escrituras cristianas? 1. Busca en un diccionario las palabras
7. ¿Es cierto que hacia fines de este “doctrina” y “dogma,” y luego explica
período (500) los cristianos reconocían brevemente, con tus propias palabras, las
un solo canon neotestamentario? 8. ¿Qué diferencias de concepto que hay entre ellas.
cuatro influencias ejerció el gnosticismo 2. “En definitiva, Marción hizo más bien
sobre el cristianismo? 9. Menciona cinco que daño al desarrollo del cristianismo.”
contribuciones de Orígenes al cristianismo. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación
10. ¿Cuál fue la influencia del montanismo del autor? Da razones para tu respuesta.
sobre el cristianismo? 11. ¿Qué fue 3. ¿De dónde provenían las ideas de los
lo que impuso sobre los cristianos la gnósticos? 4. Los gnósticos negaban las
necesidad de reflexionar sobre su fe? doctrinas cristianas de la encarnación, la
12. Menciona las dos doctrinas capitales muerte y la resurrección de Cristo. ¿Por
de la predicación paulina, en el orden qué? 5. ¿Es cierto que Montano pretendía
en que él las enseñaba. 13. ¿Cómo se ser el Mesías? Explica. 6. La controversia
denomina la escuela de pensamiento arriana trató la interpretación de la persona
cristiano que puso énfasis en la divinidad de Cristo. Más específicamente, ¿cuáles
de Cristo y la que puso énfasis en su eran las cuestiones bajo discusión? 7. ¿Es
humanidad? 14. ¿Quién fue el autor de la cierto que Eutiques creía que después de
carta conocida como el Tomo? 15. ¿Qué la unión de lo divino y lo humano en Cristo
enseñaba Apolinario sobre la naturaleza había dos naturalezas? 8. El movimiento
de Cristo? 16. ¿Qué enseñaba Nestorio monástico de Antonio se caracterizó por
sobre la naturaleza de Cr isto? 17. ciertos matices particulares. ¿Cuáles?
¿Quién enseñaba que Cristo tuvo dos
naturalezas antes de la encarnación y
una sola después. 18. ¿Cuál era el énfasis Tareas avanzadas (para el nivel 3):
de la escuela de pensamiento cristiano
de Roma? 19. ¿Cuál fue el concilio que 1. Da ejemplos bíblicos que ilustren la
afirmó las dos naturalezas (divina y siguiente afirmación del autor: “La doctrina
humana) de Cristo? 20. ¿Dónde vivió y cristiana más temprana surgió como un
cuál fue el énfasis característico de la vida intento por explicar la experiencia de
monacal de Antonio? 21. ¿Quién fue y qué los primeros discípulos con el Cristo
hizo Pacomio? 22. ¿Dónde vivió y cuál fue resucitado.”
la contribución de Basilio de Cesarea?
2. Considera las creencias de algunas
23. ¿Quién fue Efraín? 24. Menciona al
sectas modernas (mormones, testigos
menos tres contribuciones de Jerónimo al
de Jehová, ciencia cristiana, espiritismo,
cristianismo? 25. ¿Cómo se conoce a la
dianética, etc.). Discute las diferencias con
versión de la Biblia hecha por Jerónimo
las enseñanzas del cristianismo histórico,
y qué significa? 26. ¿Cuál es la versión
y compáralas con las enseñanzas de
oficial de la Biblia de la Iglesia Católica
Marción y los gnósticos.
página 230

Apostólica Romana y desde cuándo


lo es? 27. ¿Es cier to que Jerónimo, 3. Lee Baker, Compendio de la historia
junto con Agustín de Hipona, fueron los cristiana, 29-43, y confecciona una ficha
constructores del cristianismo latino? 28. resumen.
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

TRABAJOS PRÁCTICOS

TAREA 1: ¿Cómo es el verdadero profeta?

Lee y responde:
“El falso profeta, al no tener el poder del Espíritu Divino en él, les responde (a los que
lo consultan como adivino) según las preguntas, y según los deseos perversos, y llena
sus almas con expectativas, según sus propios deseos. Porque al estar él mismo vacío,
da respuestas vacías a inquisidores vacíos. Ningún espíritu que es dado por Dios necesita
que se lo interrogue; sino que tal espíritu por tener el poder de la Divinidad habla todas
las cosas por sí mismo, en tanto que procede de arriba, del poder del Espíritu Divino.
Probad al hombre que tiene el Espíritu Divino por su vida. En primer lugar, quien tiene
el Espíritu Divino que viene de arriba es manso, y apacible, y humilde, y se abstiene de
toda iniquidad y del vano deseo de este mundo, y se contenta con menos exigencias que
las de otros hombres, y cuando se le pregunta no responde; ni tampoco habla en privado,
ni tampoco habla del Espíritu Santo cuando el hombre quiere que el espíritu hable, sino
que habla sólo cuando Dios quiere que hable. Entonces, cuando un hombre que tiene el
Espíritu Divino viene a la congregación de los justos que tienen fe en el Espíritu Divino, y
esta asamblea de hombres ofrece oración a Dios, entonces el ángel del Espíritu profético,
que está destinado para él, llena al hombre; y el hombre al ser lleno con el Espíritu Santo,
habla a la multitud según el Señor desea. De esta manera, entonces, se manifestará el
Espíritu de la Divinidad.”

Pastor de Hermas, Mandamiento 11. (c. 140).

- Hacer una comparación entre las declaraciones del Pastor de Hermas en cuanto al
ejercicio del don de profecía en la iglesia y las del apóstol Pablo en 1 Corintios 12-14.

- ¿Cuál es el contexto en el cual debe llevarse a cabo el verdadero ministerio profético


según el Pastor de Hermas? A la luz de su declaración, ¿hay lugar para las profecías de
carácter privado?

- Según las indicaciones del Pastor de Hermas, ¿cuán importante es la condición espiritual
del profeta?

- Confeccionar una lista de las condiciones morales del verdadero profeta.

TAREA 2: Una teología trinitaria y carismática.

Lee y responde:
Tertuliano fue uno de los defensores más aguerridos de la doctrina de la Trinidad y de la
vigencia de los dones del Espíritu Santo. En su obra Contra Práxeas (año 213) su condena
página 231

de una teología no trinitaria y de la negación de los dones espirituales es terminante:


Historia del Cristianismo, Los Primeros 500 años

TRABAJOS PRÁCTICOS

“Práxeas fue el primero que trajo de Asia a Roma este género de perversidad herética. Era
hombre de carácter inquieto, hinchado por el orgullo de haber sido confesor (alguien que
sufrió por confesar su fe cristiana), sólo por algunos momentos de fastidio que padeció
durante algunos días en la cárcel. En aquella ocasión, aun cuando ‘hubiese entregado su
cuerpo al fuego, de nada le habría servido’ (1 Corintios 13.3), porque no tenía amor. Había
resistido a los dones de Dios y los había destruido. El obispo de Roma había reconocido
los dones proféticos de Montano, de Prisca y de Maximila. Con este reconocimiento
había devuelto su paz a las iglesias de Asia y de Frigia, cuando Práxeas, urdiendo falsas
acusaciones contra los mismos profetas y contra sus iglesias y recordándole la autoridad
de los obispos que le habían precedido en la sede (de Roma), le obligó a revocar las cartas
de paz que había expedido ya y le hizo renunciar a su propósito de reconocer los carismas.
Práxeas, pues, prestó en Roma un doble servicio al demonio: echó fuera la profecía e
introdujo la herejía; puso en fuga al Espíritu Santo y crucificó al Padre.”

Tertuliano de Cartago, Contra Práxeas, 1.

- ¿Qué relación existe entre una teología trinitaria y la afirmación de la actualidad y vigencia
de los dones del Espíritu Santo, especialmente el don de profecía?

- ¿Por qué motivos te parece que Práxeas se opuso al ministerio carismático de profetas
como Montano?

- ¿Qué quiere decir Tertuliano cuando afirma que Práxeas “crucificó al Padre” con su
negación del ministerio profético?

- ¿En qué sentido doctrinas falsas como el “cesacionismo” de los dones del Espíritu y de
las señales y milagros son expresión de la posición herética de Práxeas?

DISCUSIÓN GRUPAL
1. Discutir la siguiente afirmación del autor: “El pensamiento y la práctica de la Iglesia
fue madurando con el correr del tiempo, a medida que los creyentes fueron desplegando
y formulando gradualmente la doctrina del Nuevo Testamento, conforme comprendían la
revelación divina en su Palabra y la aplicaban a sus circunstancias históricas.” ¿Es posible
distinguir un desarrollo lógico-cronológico en la historia de las doctrinas cristianas?

2. ¿Es necesaria la formulación de un credo oficial para evitar el problema de las “herejías”
dentro de la iglesia? Responder la pregunta a la luz de la experiencia de la iglesia de los
primeros siglos y de la realidad de las iglesias cristianas hoy.
página 232
L o s p rob l e ma s d e l c ri s ti a n is mo pri mit i v o

LECTURAS RECOMENDADAS
Bainton, La Iglesia de nuestros padres, 26-30; 42-55.
Baker, Compendio de la historia cristiana, 31-80.
González, Historia del cristianismo, 1:77-101; 145-177; 185-192; 203-208; 215-220;
263-272.
Latourette, Historia del cristianismo, 1:164-240; 275-289.
Muirhead, Historia del cristianismo, 1:84-95; 149-179.
Vos, Breve historia de la Iglesia cristiana, 21-27; 35-56.
Walker, Historia de la Iglesia cristiana, 53-83; 115-153; 172-194.

página 233
bibliografía

FUENTES PRIMARIAS

Baillie, John, John T. McNeill y Henry P. Van Dusen, eds. The Library of Christian Classics. 26
vols. Filadelfia: Westminster Press, 1953.
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