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Señora
Dra. LINA ANGELA MARÍA CIFUENTES CRUZ
Juzgado 43 Administrativo Oral de Bogotá
Sección Cuarta
E. S. D.
I. PROBLEMA JURIDICO
II. PRETENSIONES.
Razón por la cual, las normas dan el derecho protegido por el ordenamiento
jurídico, para que su Honorable Despacho, conceda las siguientes pretensiones:
En primer lugar, es importante precisar que los Actos Administrativos han sido
definidos por la doctrina como “las manifestaciones de voluntad de la
administración tendientes a modificar el ordenamiento jurídico, es decir, a producir
efectos jurídicos”1
Pero dichos efectos jurídicos nacen con estricto cumplimiento de los requisitos
exigidos por la Ley, con respecto a la emisión y nacimiento del Acto Administrativo
se ha precisado que para que éste pueda nacer a la vida jurídica debe reunir los
requisitos y procedimientos consagrados en la ley, por lo tanto, cualquier autoridad
pública puede emitir actos administrativos, independientemente del nivel al que
pertenezcan, es decir, pueden ser expedidos por autoridades del orden nacional,
territorial o por los órganos de control.
El artículo 6to de la Carta Política establece que los servidores públicos solamente
pueden hacer lo que está permitido al punto de que son responsables incluso por
omisión o extralimitación en el ejercicio de sus funciones.
Los actos administrativos deben ser expedidos por funcionarios con facultades
para hacerlo; es decir, que tengan atribuciones para expresar la voluntad de la
Administración o de la ley en el acto administrativo.
Cuando un funcionario atribuyéndose facultades que no le corresponden profiere
un acto, está en una situación de incompetencia, lo que genera vicio en el
mismo; en este aspecto, estamos frente al factor negativo de la competencia.
“La sala estima que la falta de competencia de que adolece el acto acusado
no se puede convalidar con la ratificación que le impartió setenta días
después la junta directiva, el 29 de agosto de 1986, por cuanto dicha
corporación carecía de facultad para dar por ajustado a la ley un acto
administrativo que adolecía de nulidad por el factor competencia, de una
parte y de la otra, porque en gracia de discusión la tuviera, el acto acusado
proferido por el agente incompetente surtió todos sus efectos jurídicos
antes de su calificación, y, por lo tanto, se agotó en el tiempo. En sentido
contrario dicha ratificación demostró que su expedición fue irregular y se
buscó por este medio subsanar el error cometido. Tampoco podía oponerse
al demandante este acto, ya que ni siquiera le fue comunicado. Sobre el
vicio de incompetencia esta sala, en sentencia del 4 de julio de 1991,
expediente 1523, dijo: como es sabido, los poderes o facultades de los
agentes públicos están rigurosamente atribuidos y repartidos por la ley. La
noción de competencia es, por tanto, la base de todo derecho público,
y en virtud de ella, ningún organismo público puede ejercer su
actividad fuera del cuadro de la competencia jurídica que le haya sido
otorgada”
Para el caso de marras, los actos aquí demandados están viciados de nulidad, por
falta de competencia de los funcionarios que los expidieron, vulnerado la
protección de los principios de legalidad y seguridad jurídica, el legislador, de
manera acertada, consagró en los artículos 137 y 138 del CPACA, la causal de
nulidad por incompetencia de la entidad o del funcionario concreto que expidió el
acto administrativo.
Los principios de seguridad jurídica y debido procesos, los cuales son el punto de
partida para lograr que los ciudadanos accedan a un esquema jurídico realmente
cohesionado.
Tanto las normas como las decisiones judiciales con las cuales se interpretan y
aplican deben ofrecer garantías de certeza y uniformidad, pues solo de esta
manera es posible predicar que el ciudadano va a ser tratado conforme al principio
de igualdad. La Corte ha explicado que la seguridad jurídica implica que “en la
interpretación y aplicación del derecho es una condición necesaria de la
realización de un orden justo y de la efectividad de los derechos y libertades de los
ciudadanos, dado que solo a partir del cumplimiento de esa garantía podrán
identificar aquello que el ordenamiento jurídico ordena, prohíbe o permite.
Por otro lado, Si un determinado órgano ejerce determinadas competencias las
debe ejercer dentro de ese marco y no está autorizado para ejercer las
competencias fuera de los límites que la propia Ley le ha señalado.
La competencia tiene dos planos. Uno tiene que ver con la competencia de la
entidad o del órgano y otro tiene que ver con la competencia específica de los
funcionarios que integran el órgano. Ambas competencias deben cumplirse a
cabalidad para que pueda producirse válidamente un acto administrativo y es por
eso que incluso el numeral 1º del artículo 730 del Estatuto Tributario contempla
como causal de nulidad el hecho de que un acto administrativo que deba ser
proferido por un funcionario en particular, sea proferido por otro.
La competencia es la medida de la función pública que cada órgano o servidor
debe cumplir. La asignación de la competencia obedece a los criterios
tradicionales, esto es, la competencia por razón de la materia, por razón del
territorio, por razón del tiempo y por razón del sujeto sobre el que recae la
competencia. También se habla de competencia horizontal y vertical. La violación
de las reglas de asignación de competencia causa la nulidad del acto.
Sobre la incompetencia en razón al grado de horizontalidad, ha destacado el
Consejo de Estado que debe entenderse:
“Estos vicios de incompetencia, en razón de la horizontalidad, pueden
darse así mismo al interior de la Administración Pública en aquellos
casos en que uno de sus órganos invada las funciones
administrativas de otro (…)
Lo característico de este tipo de anormalidades de la competencia es que
se da entre organismos no ligados de ninguna manera por un grado de
jerarquía; actúan en la Administración Pública nacional de manera
paralela, o corresponden a diversas ramas del poder público.” (Subrayado y
negrilla fuera del original)
La competencia sobre Grandes Contribuyentes es privativa, pues solo es
competente para conocer sobre este tipo de sociedades la Administración de
Grandes Contribuyentes. Así lo señaló el Estatuto Tributario:
“Artículo 562. ADMINISTRACIÓN DE GRANDES CONTRIBUYENTES.
Para la correcta administración, recaudo y control de los impuestos
nacionales, el Director de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales
mediante resolución, establecerá los contribuyentes, responsables o
agentes retenedores que deban ser calificados como Grandes
Contribuyentes de acuerdo con su volumen de operaciones, ingresos,
patrimonio, importancia en el recaudo y actividad económica definida para
el control por el comité de programas de la Dirección de
Impuestos y Aduanas Nacionales.”
En virtud de lo anterior, las funciones y competencias de la DIAN se
reglamentaron específicamente por el Decreto 4048 de 2008, las Resoluciones
0007 y 009 de ¿, así como por la Resolución 7234 de 2009.
El Decreto 4048 de 2008 señaló en primer lugar la distribución de funciones dentro
de la Autoridad Tributaria:
“Artículo 51. Distribución de Funciones. El Director General, mediante
resolución interna, distribuirá las funciones de las Oficinas, Subdirecciones
y Direcciones Seccionales entre las Divisiones de Gestión y los Grupos
Internos de Trabajo del Nivel Central, Local y delegado.”
Mediante el artículo 3 de la Resolución 7234 de 2009, que modificó el numeral 4º
del artículo 3º de la Resolución 007 del 4 de noviembre de 2008, se estableció
expresamente lo siguiente:
“4. La competencia de la Dirección Seccional de Impuestos de Bogotá
comprende el territorio del Distrito Capital, respecto de las personas
jurídicas y sus asimiladas y personas naturales y sus asimiladas allí
domiciliadas y en el territorio del departamento de Cundinamarca, excepto
los municipios correspondientes a la competencia territorial de las
direcciones seccionales de impuestos y aduanas de Girardot y de
Villavicencio, respecto de las personas naturales y jurídicas domiciliadas en
los mismos.
La competencia de la Dirección Seccional de Impuestos de Bogotá no
comprenderá en ningún caso las personas clasificadas como grandes
contribuyentes
5. La competencia de la Dirección Seccional de Impuestos de Grandes
Contribuyentes comprende el territorio del Distrito Capital de Bogotá y
de los departamentos de Cundinamarca, Guainía, Guaviare, Vaupés y
Vichada, excepto los municipios que corresponden a la competencia
territorial de las Direcciones Seccionales de Impuestos y Aduanas de
Girardot y de Villavicencio respecto de los clasificados como Grandes
Contribuyentes.”
De esta manera, la Administración de Grandes Contribuyentes tiene competencia
únicamente sobre las sociedades catalogadas como Grandes Contribuyentes, por
lo que, en sentido contrario, no tiene competencia alguna para pronunciarse sobre
los contribuyentes que no se cataloguen como grandes contribuyentes, como se
demostró en la presente litis, para el 2019 la sociedad OMEGA ENERGY ya no
contaba con la calidad de grande contribuyente.
La falta de competencia de una entidad para proferir una decisión puntual, debe
ser la primera causal de estudio en un juicio de legalidad. Esto en atención a que
aquel presupuesto a pesar de ser en esencia formal, surte efectos sustanciales en
la materia objeto de definición, toda vez que el desconocer la reserva del
constituyente, la reserva legal o la reserva reglamentaria, implica que se atenta en
contra del propio ordenamiento jurídico y su esquema de sujetos con facultad
regulatoria, al punto de afectar de entrada la validez del acto administrativo al
margen incluso de la verificación sobre las normas aplicadas, su motivación, su
expedición irregular o con desviación de poder, como se demostró taxativamente
en esta litis.
IV. PETICIONES