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SEDE CENTRAL
Tunja
2022
Introducción
"Esto tiene relación entre la incertidumbre y lo fácil que es morir, la vida es difícil.
Nuestros cerebros y cuerpos han evolucionado para no morir, recordemos que la
evolución funciona a partir del fracaso, no del éxito. Pero haber sido optimizados
para no morir no es lo mismo que ser optimizados para vivir. En gran medida, esto
tiene que ver con reducir la incertidumbre. Nuestros cerebros y comportamientos
evolucionaron para minimizar la incertidumbre en prácticamente cualquier
circunstancia."
Un cuerpo que no les pertenece, pero que es visto como una máquina más, y con
seguridad es posible afirmar que la fábrica donde se va esculpiendo el cuerpo es en
la escuela, allí se va esculpiendo, moldeando, construyendo, entonces el cuerpo
desde el momento en el que se nace ya pertenece a algo, ya es un ser, pero será la
sociedad la que poco a poco le va incrustando piezas de objeto.
Masculinidad(es) y deporte.
Vamos a poner en contexto una realidad que se vive hoy en día a la que se refiere
Barbero; en muchos de los estudios se coincide en señalar que el deporte constituye
uno de los ámbitos más homófobos en nuestra sociedad:
"En los deportes colectivos la vida del varón homosexual puede ser un verdadero
tormento, ya que, como afirmó un entrenador americano en un momento de
inspiración, "en el vestuario no hay suficiente espacio para los gays". El término
vestuario es polisémico, es una metáfora que, además del lugar para cambiarse de
ropa y ducharse, evoca el espacio más privado de la desnudez, la intimidad del grupo
de amigos, la libre expresión, el chiste, los significados compartidos, el cabreo, la
bronca, la estrategia, la táctica, la arenga, los ritos, el descanso... El vestuario, en su
intimidad, desnudez y libertad, como espacio y como grupo, es el lugar de la
integración, la cohesión y la hermandad entre varones que reafirman su masculinidad
heterosexual denigrando a los homosexuales, quizá y precisamente para distanciarse
de comportamientos y situaciones homoeróticas que les son muy familiares" (Barbero
2003:367).
Ese es uno de los tantos ejemplos de situaciones que suceden a diario, muchas
personas han tenido que vivir su experiencia del cuerpo y la sexualidad como algo
intimidatorio en los vestuarios, un espacio de exposición y vigilancia de los cuerpos
que se hace sumamente dura cuando no se tiene el cuerpo o la sexualidad que se
espera. Los relatos que hay sobre experiencias de este tipo deberían hacernos
reflexionar ya que el discurso hegemónico que circula en nuestra sociedad sobre el
modo en cómo debemos identificarnos en base a nuestro cuerpo y representaciones
dadas por diferentes instituciones como la escuela, la familia y la iglesia entre otras
son de gran impacto en la relación entre nuestra mente y cuerpo porqué como seres
humanos encarnamos las normas y/o las resistimos, pero el daño generado a nivel
psicológico muchas veces es irreparable.
En el ejercicio de reflexión que podemos hacer sobre este tema, no resulta difícil caer
en cuenta como los medios de comunicación han jugado un papel fundamental en la
normalización de los cuerpos, así como lo menciona el siguiente apartado “El deporte
y su difusión mediática desempeñan una función importante como dispositivos de
normalización de la masculinidad heterocentrada, y de una visión del cuerpo
concebida como máquina de rendimiento (re)productiva” ( Toro 1999; Barbero 1998)
los cuales nos permitirán reconocer su gran influencia.
La cultura y sus diferentes prácticas corporales son una orientación de lo que ellos
conciben como normal, la cuestión es ¿por qué nacer varón o mujer (determinado por
nuestras características biológicas) tiene que definir nuestro futuro? Cortés dice "que
la masculinidad no se tiene sino que se ejerce, y el poder es el eje central de su
constitución y ejercicio. La masculinidad nunca viene dada; por el contrario, se tiene
que ir consiguiendo, afianzando y definiendo siempre en relación con los ‘otros’"
(Cortés, 2002:35) se refleja que en el transcurso de la historia se ha reproducido y
repetido de forma sistemática este ejercicio del poder que a resultado eficaz.
Nuestras prácticas sociales han perpetrado una serie de normas que influyen
directamente en el cuerpo y producen que las prácticas que se desarrollan en las
instituciones educativas, para ser más específico en el área de educación física sigan
un régimen político. Los centros educativos moldean nuestra vida bajo unos
parámetros que deben ser reproducidos en la sociedad y que se consideran como
normales. De ahí que como dice Cortés "La imagen hegemónica de la masculinidad
que se construye mediante la relación con otras masculinidades subordinadas y la
oposición a las feminidades, está constituida como una imagen para la clase media
blanca y heterosexual, y plantea una serie de elementos normativos, de roles y
atributos que la conforman" (Cortés, 2002:37).