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1910… La Argentina del Centenario

Mandrini

Centenario de la Revolución de Mayo. Las fronteras interiores fueron eliminadas con la


ocupación de los territorios indígenas, el sometimiento o el exterminio de sus pobladores
originarios y la incorporación de sus tierras al estado nacional. Convertidos en una minoría
étnica marginada, los sobrevivientes tuvieron que luchar por su supervivencia, generando
distintas respuestas y resistencias frente a las políticas estatales. Debieron pasar muchas
décadas hasta que el estado comenzara a reconocerlos y aceptar algunos de sus derechos.

Festejos por el centenario, la elite confiaba ciegamente en un “progreso” inacabable, su


proyecto económico y político había logrado sortear con éxito las crisis que se habían
presentado. El crecimiento de la economía parecía inacabable, se reflejaba en el crecimiento
agropecuario y la inmigración masiva, incremento del comercio externo, etc.

El sistema funcionaba, pero no podía ocultar sus lados oscuros. Las desigualdades sociales eran
notorias y el progreso económico sólo alcanzaba a ciertos grupos y regiones. Solo una parte de
la población participaba políticamente en un estado donde solo un grupo reducido manejaba
el aparato político. El crecimiento económico había propiciado el desarrollo de sectores
sociales medios, inmigrantes.

La ocupación de los territorios indígenas había demandado más de tres décadas.

Los territorios del sur

Luego de la constitución del estado nacional hubo resistencias internas en las provincias,
diferentes intereses locales y la guerra contra Paraguay.

Hacía mediados de la década de 1870 estaban dadas las condiciones para encarar el problema
de los límites definidos del nuevo estado, una cuestión geopolítica, con el fin de expandir la
economía agroexportadora de acuerdo con el proyecto liberal. La incorporación de nuevas
tierras resultaba importante. El problema de las fronteras indias seguía siendo una cuestión
pendiente.

La situación más grave era la de la frontera del sur, el conflicto se había acentuado tras la caída
de Rosas. Los problemas continuaron. La frontera limitaba la expansión del proyecto
agroexportador que reclamaba más tierras.

El plan elaborado por el ministro de Guerra, Adolfo Alsina, destinado a ocupar tierras de
pastoreo del oriente de Bs. As. Pero la muerte de Alsina hizo que el plan se disuelva. El coronel
Julio A. Roca, designado como sucesor, recibió de Avellaneda instrucciones de continuar el
avance de la frontera interior. Roca preparo la campaña militar que, se llevó a cabo entre 1878
y 1879, culmino en las orillas del río Negro frente a la isla de Choele-Choel.

La ocupación del territorio chaqueño

Los territorios del interior chaqueño eran un mundo muy poco conocido para la sociedad
criolla. Las resistencias de las comunidades aborígenes crearon la imagen de una tierra árida,
difícil y hostil poblada de “salvajes”, luego conocida como “El Impenetrable”.

Se comenzó la exploración y ocupación militar en 1870, en donde el coronel Napoleón Uriburu


dirigió una expedición. En 1872 se creó el Territorio del Chaco. Luego el coronel Manuel
Obligado inicio la ocupación en el norte de esta provincia, luego se formaron los primeros
poblados, Resistencia y Formosa. Pero su ocupación parecía aún lejana. Los pueblos indígenas
no cedían en sus ataques.

Finalmente, en 1884 la campaña liderada por Benjamín Victorica, marco el comienzo de la


ocupación del territorio. El territorio del Chaco quedó dividido en dos gobernaciones, la del
Chaco y la de Formosa.

La ocupación del territorio y el control de sus pobladores originarios fueron muy lentos, y
nuevas expediciones militares debieron penetrar el territorio entre 1885 y 1910. Los indígenas
siguieron resistiendo. En 1911 se puso fin a la ocupación de la región.

Las tierras del sur

En las llanuras del sur y la cordillera el impacto demográfico de la invasión fue profundo y puso
en riesgo la supervivencia de la población originaria. Muchos indígenas murieron en combates,
otros fueron capturados por las fuerzas. Algunos pudieron huir cruzando la cordillera. Los que
no murieron terminaron en campos de prisioneros, durmiendo al aire libre, sin abrigo ni
alimento. Victimas del frío, el hambre y las enfermedades, pocos sobrevivieron, quienes
terminaron siendo sirvientes de las familias más ricas de las elites.

Pocos escaparon, muy pocos grupos quedaron en sus tierras, pero ya no eran sus dueños sino
una minoría marginada y sometida. El ideal de una Argentina “sin indios”, de un país “blanco”
y “europeo”, soñado por la elite, parecía a punto de cumplirse en 1910. Sin embargo, las
comunidades aborígenes no desaparecieron.

El espacio chaqueño

Aquí la integración de las comunidades originarias tuvo características distintas. Esto por el
interés de las elites. El Chaco había sido considerado desde la época colonial como un
reservorio de mano de obra y como espacio para la expansión de algunas haciendas dedicadas
a una ganadería extensiva y al cultivo de la caña de azúcar.

El frente oriental era una zona de refugio para fugitivos y marginados que escapaban del
control del Estado.

Con el ingreso del Chaco al estado argentino y el ingreso de población de Corrientes y Santiago
del Estero, se dio un importante desarrollo de la economía agropecuaria. Desde 1920 y por
varias décadas, el algodón fue el sostén de la economía chaqueña.

En el área pampeana el proyecto de expansión agropecuaria fue la apropiación y explotación


de las tierras, junto a la expulsión de los indígenas, y su reemplazo por inmigrantes europeos.
En el Chaco por el contrario la producción de las tierras demandaba mano de obra aborigen.
De este modo las políticas no buscaban exterminar al indígena sino privarlo de sus recursos de
subsistencia. Controlarlas y vigilarlas, y obligarlas a trabajar como asalariados, sometidos a
condiciones extremas de explotación.

Como en las pampas, los pueblos originarios chaqueños debieron elaborar estrategias para
sobrevivir, algunos llegaron a formar levantamientos como el de Nepalí en 1924.

En 1980, los reclamos de los pueblos originarios comenzaron a manifestarse. La apertura


democrática de 1984 hizo viables esos reclamos, que tuvieron expresión jurídica. 1960 un
avance general en la lucha por los derechos civiles.
Los logros concretos sólo fueron parciales y se encuentra pendiente aún en la Argentina un
debate profundo sobre el lugar y el papel de los pueblos originarios. Tras la conquista, los
indígenas desaparecieron de la historia nacional quedando sólo lejanos ecos de su pasado
cuando se recordaban la campaña de Rosas “al desierto” o la conquista de Roca. Los indígenas
fueron privados de sus tierras, pero también de su historia.

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