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Lima – Perú
2022
AGRADECIMIENTO
Deseo agradecer encarecidamente la labor que usted desempeña, toda vez que, sus
enseñanzas nos han proporcionado nuevos conocimientos que serán de gran utilidad
en nuestras vidas profesionales y por su esmero, paciencia y compromiso en sus
clases impartidas.
Finalmente, la comprensión que tuvo para con nosotros para ampliar en plazo de la
presentación de la presente tarea.
EL DEBIDO PROCESO EN EL SISTEMA INTERAMERICANO DE
PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
Principio que garantiza la seguridad jurídica de los habitantes del Estado, donde
se garantice el respeto a la dignidad humana, la presunción de inocencia, el
derecho de defensa, ser oído en un plazo razonable, así como la independencia
e imparcialidad del juzgador, entre otros.
El debido proceso exige al Estado que se brinden las garantías necesarias para
el respeto de la independencia judicial, lo cual conlleva a que se tenga tribunales
suficientes para el ejercicio de la función jurisdiccional, que exista una
distribución geográfica y una serie de medidas compensatorias para que puedan
acceder los diversos grupos en situación de vulnerabilidad.
El debido proceso.
Todo hace suponer que la reflexión jurisdiccional acerca del debido proceso, un
concepto crucial para la tutela de los derechos humanos, colocado en la difícil
convergencia entre el interés individual y el apremio social, no disminuirá en el
futuro cercano. Desde luego, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, así como la comisión, que exploran las cuestiones del debido proceso
frente a los casos de los que conocen o a las consultas que se les dirigen, no
son ajenas al estudio y a la solución de los problemas que aquél suscita en el
propio procedimiento interamericano de protección de los derechos
humanos. En fin de cuentas, ahora existe un panorama mundial renovado
acerca del debido proceso, en constante revisión y precisión, que se ha visto
fuertemente influido por el derecho internacional de los derechos humanos y por
la jurisprudencia proveniente de los tribunales que tienen a su cargo la
interpretación y aplicación de los tratados sobre esta materia. Por ello se ha
considerado que tenemos a la vista un nuevo paradigma del debido proceso y
que es preciso replantear éste al amparo de las novedades que trae consigo
aquella rama notable del derecho de gentes.
Habrá que tomar en cuenta, en todo caso, las orientaciones que se desprenden
de los propios instrumentos internacionales, entre ellos la Convención
Americana, sobre limitaciones, restricciones y suspensiones de derechos y
libertades, tema que la corte ha examinado en algunas ocasiones, como
adelante se verá. Es preciso destacar las orientaciones que la jurisdicción
interamericana ha definido y reiterado en esta materia y la creciente recepción
que han tenido en la normativa, la jurisprudencia y las prácticas nacionales. Nos
hallamos, pues, frente a una doctrina jurisprudencial apreciable, abundante y útil
para orientar las soluciones que es preciso arraigar en estos temas, de cuya
oportuna y adecuada solución depende, a menudo, el tratamiento de los
problemas que surgen en torno al respeto y la garantía de los derechos
sustantivos en general. De esta circunstancia proviene el gran alcance que se
asigna al concepto del debido proceso.