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En estas lecturas continuamos analizando distintas clasificaciones de las relaciones jurídicas obligatorias, analizándolas en función del elemento
esencial objeto. Así, veremos obligaciones cuyo objeto es uno de los más utilizados: aquellas en las cuales el deudor debe entregar una suma de
dinero, con todas sus implicancias y consecuencias.
Veremos, además, aquellas obligaciones que tienen por objeto una actividad o una omisión del deudor frente al acreedor, de modo de poder analizar
las obligaciones de hacer y no hacer no solo en cuanto a su existencia y funcionamiento, sino también en relación con la manera en que deben
efectuarse para ser un fiel y exacto cumplimiento de la prestación.
Curso de los intereses: reglas aplicables según los distintos tipos de intereses.
El anatocismo: concepto. Régimen legal y facultades judiciales: artículos 770 y 771 del CCCN
Facultades del acreedor ante incumplimiento imputable al deudor. Ejecución forzada: límite...
Obligaciones facultativas
Referencias
LECCIÓN 1 de 16
Dentro de las clasificaciones de las obligaciones con respecto a su objeto, las obligaciones de dar incluyen la opción de la entrega de sumas de dinero. En esta categoría se
ubican las obligaciones dinerarias, que son aquellas cuyo objeto es la entrega de una suma de dinero, cuya cantidad o suma se encuentra determinada desde el origen (por
ejemplo, la obligación de entregar $300 000 en concepto de reparación de los daños derivados del accidente de tránsito o la obligación de pagar el alquiler mensualmente del Sr.
Martínez), y las obligaciones de valor, en las que lo que se debe es un valor abstracto o una utilidad constituida por bienes que habrá de medirse necesariamente en dinero al
momento del pago (por ejemplo, indemnización por daños y perjuicios derivados de un accidente de tránsito o laboral) (Pizarro y Vallespinos, 2014).
Borda señala que “el dinero es el medio normal de que se sirve el hombre para procurar otros bienes” (2008, p. 389), y explica que, a la inversa de lo que sucede con las demás
cosas, no le proporciona ningún placer por sí mismo (2008).
El dinero es la moneda que autoriza y emite el Estado, con la finalidad primordial de servir como unidad de medida del valor de todos los bienes, como
instrumento de cambio y como medio de pago de las obligaciones patrimoniales. (Pizarro y Vallespinos, 2014, p. 290).
1 Cosa mueble (artículos 16 y 1883 del Código Civil y Comercial de la Nación [CCCN])1.
[1] Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
6 Tiene curso legal: es sancionado y proclamado por el Estado, por lo que no se puede rechazar como instrumento de pago. En Argentina solo el peso ($)
tiene esta calidad.
7 Tiene curso forzoso: es inconvertible, hace a la relación poseedor del dinero-emisor, y dispensa a este último de efectuar reembolso alguno de los billetes
por oro o divisas. Rige en Argentina desde el fin de la convertibilidad.
Unidad de medida o valor: permite apreciar el valor de todos los bienes patrimoniales y aspectos económicos de la actividad humana (trabajo).
Instrumento de cambio: permite a quien lo dispone adquirir bienes o servicio con él.
2. Jurídicas:
–
constituye un instrumento de pago porque siempre es apto para solventar la obligación que lo tiene por objeto —incluso cuando no lo tuviere— por vía del equivalente en dinero.
A lo largo de la historia y en las diversas sociedades, se fueron utilizando distintos objetos para el intercambio de bienes y servicios, hasta llegar a la moneda que conocemos en
la actualidad. Borda (2008) menciona los distintos tipos de moneda:
Metálica: es la confeccionada con metales, como oro o plata, que tiene un valor en sí misma. El valor intrínseco se corresponde con el valor
representativo.
Moneda de papel: consiste en el papel emitido por el Estado con respaldo en oro o algún otro valor o divisa, de modo que el propio Estado se obliga a
canjear dicho papel por su equivalente en el metal o valor que se establezca, a su presentación ante un banco oficial donde se encuentra el encaje. Tiene
curso legal, no forzoso.
Papel moneda: es emitido sin respaldo en oro ni otro valor. El tenedor carece de derecho a canjearlo: tiene curso forzoso. Es el sistema que rige
universalmente, pues la firmeza del signo monetario no depende ya del canje por oro, sino de la confianza que merece en la comunidad el Estado que lo
emite, por la seriedad con que se manejen las finanzas públicas, la solidez de la economía, etcétera. Tiene curso legal y forzoso. Este es el tipo de moneda
que rige en nuestro país: el peso.
Uno de los inconvenientes que pueden afectar a las obligaciones de dar sumas de dinero es la inflación, definida por Samuelson como “el aumento sostenido del nivel general
de los precios” (en Pizarro y Vallespinos, 2014, p. 295), es decir, la media ponderada de los bienes y servicios de una economía. La principal característica es la abundancia
general y excesiva del circulante monetario.
Las causas de la inflación, que pueden darse de modo unívoco o conjunto, pueden sintetizarse en las siguientes:
2 Aumento excesivo de demanda y sin oferta correlativa que equilibre los valores.
1. Económicos:
–
Inestabilidad de precios.
Redistribuye la riqueza de los acreedores a favor de los deudores (que no pagarán porque no podrán hacerlo).
2. Jurídicos:
–
No sirve como unidad de medida y capacidad de cambio de bienes y servicios, debido a la inestabilidad y a la falta de confianza en ella.
Se producen los fenómenos de la depreciación (fenómeno económico: pérdida del poder adquisitivo de la moneda) y desvalorización (producto del acto legislativo
que establece la relación de cambio entre las divisas extranjeras y la unidad monetaria en un nivel inferior).
LECCIÓN 2 de 16
Pizarro y Vallespinos (2014) explican que la cuestión de la inflación y las obligaciones de dar sumas de dinero impone el análisis de la extensión de la deuda cuando se altera el
valor adquisitivo de la moneda desde el nacimiento de la obligación y hasta que se hace exigible, lo que tendrá implicancias en el cumplimiento o pago de la prestación. Existen
dos posiciones:
Nominalismo: otorga relevancia al valor nominal del dinero —fijado por el Estado— y prescinde del verdadero valor adquisitivo de la moneda. El deudor
de la suma de dinero debe $1000 y se libera pagando $1000, cualquiera sea la fluctuación del poder adquisitivo de la moneda. El riesgo de pérdida del
valor o beneficio de su incremento pesa sobre el acreedor.
Ventaja: seguridad jurídica, ya que el acreedor y el deudor saben cuánto se debe. Además, le permite al Estado influir
en la inflación.
Desventaja: cuando la moneda pierde valor adquisitivo, es injusta y perjudica a los acreedores.
El valorismo: la extensión de la obligación no se determina por su valor nominal, sino en función del poder adquisitivo de la moneda.
En nuestro país, desde la sanción del Código Civil de Vélez Sarsfield2, rigió el principio nominalista, que se mantuvo a pesar de las diversas leyes que modificaron la
regulación de las obligaciones dinerarias, que pueden sintetizarse en los siguientes puntos:
[2] Ley 430. (29 de septiembre de 1869). Código Civil de la Nación [Abrogado por Ley 26994]. Poder Legislativo de la Nación. Recuperado de http://www.saij.gob.ar/340-nacional-codigo-
civil-lns0002653-1869-09-25/123456789-0abc-defg-g35-62000scanyel
1 Código Civil (1869): “el deudor cumple dando la especie designada”3. Se debatía qué doctrina adoptaba, si el nominalismo o el valorismo. La mayoría de
la doctrina opinaba a favor del primero, pero por la nota al artículo se dejaba abierta la opción al valorismo, en caso de cambio de valor adquisitivo de la
moneda.
[3] Art. 619, Ley 430. (29 de septiembre de 1869). Código Civil de la Nación [Abrogado por Ley 26994]. Poder Legislativo de la Nación. Recuperado de
http://www.saij.gob.ar/340-nacional-codigo-civil-lns0002653-1869-09-25/123456789-0abc-defg-g35-62000scanyel
2 Ley 23928 de Convertibilidad del Austral (1991): fin del debate, que consagra el principio nominalista a ultranza, rígido e inequívoco. “El deudor…
cumple con su obligación dando… la cantidad nominalmente expresada”4. Modificó el artículo 619 del Código Civil. Además, prohíbe la actualización
monetaria. Con respecto a la moneda extranjera, estableció la equiparación de un peso a un dólar.
[4] Art. 7, Ley 23928. (27 de marzo de 1991). Convertibilidad del Austral. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/328/norma.htm
3 Ley 25561 (2002)5: mantiene el principio nominalista y la prohibición de indexar, pero determina especies de obligaciones dinerarias, según la fecha de
su creación (antes o después del 6 de enero de 2002) y la naturaleza del dinero que entregar (moneda nacional o extranjera). Además, estableció reglas
diferenciadas para cada caso. Con respecto a la moneda extranjera, se mantuvo el criterio de la Ley de Convertibilidad del Austral y se definió que no
tiene curso legal, que no puede ser utilizada como cláusula de estabilización, y dejó el valor del dólar a su determinación por el mercado y ya no por ley.
[5] Ley 25561. (6 de enero de 2002). Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario. Ley de Convertibilidad 23928 – Su Modificación. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/70000-74999/71477/norma.htm
4 Código Civil y Comercial de la Nación: principio nominalista: “La obligación es de dar dinero si el deudor debe cierta cantidad de moneda, determinada
o determinable”6. También define la obligación del deudor al señalar que “debe entregar la cantidad correspondiente a la especie designada”7.
[6] Art. 765, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
[2] Art. 765, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
LECCIÓN 3 de 16
Entre las obligaciones de dar sumas de dinero, se pueden distinguir dos supuestos:
Obligaciones dinerarias: “son aquellas cuyo objeto es la entrega de una suma de dinero, y desde su nacimiento el monto es determinado. Se debe dinero
y se paga dinero” (Pizarro y Vallespinos, 2014, p. 303). Por ejemplo, el precio establecido en la cuota cuarta del contrato de locación suscripto por tu
cliente —el Sr. Martínez—, o la obligación de pagar $5000 por la compra de un televisor. Estas obligaciones están reguladas en el artículo 765 del CCCN,
tal como analizamos en los puntos anteriores.
Obligaciones de valor: “son aquellas que, cuando nacen, se debe un objeto, un valor abstracto o una utilidad constituida por bienes que habrá de medirse
necesariamente en dinero al momento del pago” (Pizarro y Vallespinos, 2014, p. 303). Se debe un valor, se paga en dinero. Por ejemplo, una
indemnización por daños y perjuicios de una mala praxis médica, en la que se requiere cuantificar el grado de incapacidad física o de la lesión ocasionada;
o la determinación del daño por incumplimiento de un contrato.
El objeto es determinable: luego del nacimiento de la obligación y antes del pago, no se rige por el nominalismo, pues se debe un valor que, luego de su cuantificación, se rige
por las reglas de las obligaciones de dar sumas de dinero. Las obligaciones de valor están previstas en el artículo 772 del CCCN:
Cuantificación de un valor. Si la deuda consiste en cierto valor, el monto resultante debe referirse al valor real al momento que corresponda tomar en cuenta
para la evaluación de la deuda. Puede ser expresada en una moneda sin curso legal que sea usada habitualmente en el tráfico. Una vez que el valor es
[8] Art. 772, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
En estas obligaciones lo importante es el momento de su determinación, pues, como el monto no está fijado al origen, si existió una variación del valor adquisitivo de la moneda
entre el nacimiento de la obligación y su cumplimiento, puede habilitarse la “actualización” del valor, que se realiza al cuantificarlo. Por ejemplo, en el juicio por daños y
perjuicios por el accidente de tránsito sufrido por el Sr. Martínez, la obligación nació el día del hecho ilícito —día del choque—, pero el juez deberá realizar la cuantificación
del daño al dictar la sentencia.
La norma establece como límite que la determinación no puede exceder el “valor real” que corresponda a la cosa para evitar la indexación en casos de actualización que
desvirtúen el objeto de la prestación —por exceso—, lo que impedirá la aplicación de índices de reajuste (Compagnucci de Caso, en Rivera y Medina, 2014).
Pizarro y Vallespinos (2014) destacan que la distinción entre las obligaciones dinerarias y de valor funciona
como una “válvula de escape” al sistema nominalista, pues, mientras las dinerarias son insensibles a las
oscilaciones del poder adquisitivo de la moneda —el deudor debe pagar idéntica suma a la obligada—, en
las de valor permanecen al margen del nominalismo, pues lo que se debe es un valor y no dinero, lo que
permite su actualización al momento del pago.
LECCIÓN 4 de 16
Régimen legal: Código Civil, leyes de convertibilidad y emergencia, artículo 765 del CCCN.
Críticas. Relevancia de la calificación como cosa o como dinero. Reglas aplicables. Problemas de
la cotización
Ossola (2015) explica que, antes del CCCN, si bien la moneda extranjera no tenía curso legal, le era aplicable el régimen de las obligaciones de dar sumas de dinero, pero esto
se modificó, tal como analizaremos en este apartado.
La calificación de dinero extranjero tiene importantes consecuencias prácticas, pues no será lo mismo si se lo equipara a la moneda de curso legal que si se lo equipara a
cantidades de cosas o género, por ejemplo, en lo que respecta a la facultad del deudor de pagar en moneda de curso legal —equivalente—, a las consecuencias del
incumplimiento (como intereses), a la facultad del deudor de realizar el pago por consignación, etcétera.
1 Código Civil (1869): el artículo 619 menciona que “el deudor cumple dando la especie designada”9. Las obligaciones de dar sumas de dinero en moneda
extranjera se consideraban como de dar cantidades de cosas y no dinerarias.
[9] Art. 619, Ley 430. (29 de septiembre de 1869). Código Civil de la Nación [Abrogado por Ley 26994]. Poder Legislativo de la Nación. Recuperado de
http://www.saij.gob.ar/340-nacional-codigo-civil-lns0002653-1869-09-25/123456789-0abc-defg-g35-62000scanyel
2 Ley de Convertibilidad (1991): con respecto a la moneda extranjera, estableció la equiparación de un peso a un dólar. Las obligaciones de dar sumas de
dinero en moneda extranjera son de dar sumas de dinero, y deben pagarse y ser cumplidas en esa especie y calidad de dinero, por lo que el deudor no
puede sustituir dichas sumas por otras.
3 Ley 25561 (2002): con respecto a la moneda extranjera, se mantuvo el criterio de la Ley de Convertibilidad del Austral y se definió que no tiene curso
legal, que no puede ser utilizada como cláusula de estabilización, y dejó el valor del dólar a su determinación por el mercado y ya no por ley.
4 Código Civil y Comercial de la Nación: el artículo 766 define la obligación del deudor al señalar que “debe entregar la cantidad correspondiente a la
especie designada”10.
[10] Art. 766, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
La obligación en moneda extranjera se regula en el artículo 765, cuya redacción no es la originaria de la Comisión Redactora, sino que se alteró por el Poder Ejecutivo, lo que
llevó a que se produjera un retroceso en la materia, pues se asume la postura del Código Civil originario: “Si por el acto por el que se constituyó la obligación, se hubiere
estipulado dar moneda que no sea de curso legal en la República, la obligación debe considerarse como de dar sumas de dinero”11 y establece dos reglas:
[11] Art. 617, Ley 430. (29 de septiembre de 1869). Código Civil de la Nación [Abrogado por Ley 26994]. Poder Legislativo de la Nación. Recuperado de http://www.saij.gob.ar/340-
nacional-codigo-civil-lns0002653-1869-09-25/123456789-0abc-defg-g35-62000scanyel
La obligación se considera como de dar cosas ciertas: pero, como esta categoría (dar cosas ciertas) se eliminó del CCCN, debe entenderse que remite a
las reglas de las obligaciones de género, en las que aquellas quedan comprendidas. Esto genera un cambio de régimen jurídico, pues a las obligaciones de
dar sumas de dinero que no sean en moneda de curso legal no se le aplican las normas de las obligaciones dinerarias, sino las de género.
“El deudor puede liberarse dando el equivalente en moneda de curso legal”12: se lo autoriza a pagar en pesos, a pesar de haberse obligado en dólares,
euros, yenes, etcétera. El problema se genera ante la restricción de venta de moneda extranjera por el denominado “cepo cambiario” (establecido por
diversas comunicaciones del Banco Central de la República Argentina y resoluciones de la Administración Federal de Ingresos Públicos [AFIP]), que rige
en nuestro país en la actualidad. Esto complica la cotización del cambio al que se pagará, que no puede ser otro que el oficial, pues cualquier otro es ilegal.
Esto afectaría el derecho del acreedor, pues podría verse afectado su derecho de propiedad, lo que habilitaría que solicitara, por ejemplo, la teoría del
esfuerzo compartido (Funes, 2015).
[12] Art. 765, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
Ossola (2015) sostiene que se consagró una obligación facultativa de origen legal (arts. 786 a 789 del CCCN), pues el deudor debe la moneda extranjera bajo el régimen de las
obligaciones de género, pero, si quiere, puede liberarse de otra manera, pagando en el equivalente en moneda nacional, sin que el acreedor pueda oponerse.
La cuestión central radicará en definir si estas normas son de orden público o, por el contrario, si se trata de normas supletorias, disponibles por las partes, que pueden pactar el
pago en moneda extranjera —sin curso legal— como condición esencial del contrato —renunciando a la facultad de conversión al peso—, en virtud del artículo 962 del CCCN,
que establece: “Las normas legales relativas a los contratos son supletorias de la voluntad de las partes, a menos que de su modo de expresión, de su contenido, o de su contexto,
[13] Art. 962, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
Fallo sugerido: Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Córdoba, 5a, “Odri c/ Coco Cantor S. A.” (2016).
LECCIÓN 5 de 16
Las cláusulas de estabilización o indexación son las que introducen las partes en los contratos “a fin de prevenir los efectos de la inflación sobre la moneda utilizada” (Moisset
de Espanés, 2004, p. 286). Se utilizan en contratos que deben ser pagados a mediano o largo plazo, en los que las oscilaciones del valor de la moneda de curso legal pueden
aparejar perjuicios para el acreedor, por la desvalorización. Por ejemplo, el alquiler, el contrato de Martínez o una cuota del crédito hipotecario o prendario. En general, “se
utilizan con la finalidad de preservar, en forma progresiva y real, el valor de las prestaciones de dar dinero, que se proyectan en el tiempo, y de sustraerlas del rigor del principio
nominalista” (Pizarro y Vallespinos, 2014, p. 315).
En nuestro país, desde la sanción de la Ley de Convertibilidad del Austral en 1991, modificada por la Ley 25561 (arts. 7 y 10), las cláusulas de indexación se encuentran
prohibidas por la adopción de un sistema nominalista absoluto y rígido que no admite mecanismos de ajuste o repotenciación de deudas dinerarias.
Ajuste en función de la evolución de la cotización de una moneda extranjera. Por ejemplo, el precio de la locación, según la cotización del dólar.
De escala móvil, según índices estadísticos elaborados por entes públicos o privados. Por ejemplo, el precio de un departamento según el índice de la
construcción.
Las que toman en cuenta la evolución en el precio de un determinado producto. Por ejemplo, el precio de la tarjeta de una fiesta, según el valor del kilo de
lomo.
De pago en oro.
El CCCN, en el artículo 772, rechaza la indexación al señalar que los índices de precios no podrán usarse
exclusivamente para la cuantificación de la obligación. Además, en los Fundamentos del Anteproyecto se
explica que “esta norma es importante para evitar distorsiones derivadas de la aplicación de índices, tema
sobre el cual hubo una extensa experiencia en la historia argentina. El valor real es el que tiene prioridad”
(Lorenzetti, Highton de Nolasco y Kemelmajer de Carlucci, 2012, p. 107).
LECCIÓN 6 de 16
Los intereses son la ganancia o beneficio que produce un capital dinerario de modo paulatino por su importe y el transcurso del tiempo. Son el fruto civil que produce un capital
y se traduce en el rendimiento financiero que genera (Pizarro y Vallespinos, 2014).
Periódicos: dependen del tiempo, por lo que, mientras más transcurra, mayor será el interés.
La tasa de interés es “el rendimiento de la unidad de capital en una determinada unidad de tiempo” (Pizarro y Vallespinos, 1999, p. 14), y es de fundamental importancia para
determinar la deuda de intereses, pues su monto se mide por una tasa que se expresa en un porcentaje. Por ejemplo, en un contrato de tarjeta de crédito se pacta que la compra
en doce cuotas llevará un interés del 2 %; en un contrato de mutuo, se acuerda una tasa del 12 % anual.
Con respecto a la tasa de interés, si bien en principio las partes son libres en su determinación, el artículo 771 del CCCN, aplicable a todas las clases de interés, determina:
Los jueces pueden reducir los intereses cuando la tasa fijada o el resultado que provoque la capitalización de intereses excede, sin justificación y
desproporcionalmente, el costo medio del dinero para deudores y operaciones similares en el lugar donde se contrajo la obligación.
Los intereses pagados en exceso se imputan al capital y, una vez extinguido este, pueden ser repetidos14.
[14] Art. 771, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
Este tipo de interés no se presume, sino que deber surgir de la voluntad de las partes —contrato—, de la propia ley, como ocurre en el caso del contrato de mutuo —que se
consagra expresamente en el artículo 1527 del CCCN, incluso definiendo la forma de pago de los intereses— o del interés que puede exigir en el reembolso el fiador que pagó
la deuda (art. 1592 del CCCN).
En cuanto a la tasa, la norma aclara que, si no fue pactada por las partes, ni surge de la ley, ni resulta de los usos, entonces el juez tiene facultad para determinarla. En
consecuencia, si del contrato surge que las partes pactaron el interés compensatorio, sin definir la tasa, habrá que ajustarla a las opciones que da el CCCN o el juez podrá,
finalmente, establecerla.
Los intereses moratorios están legislados en el artículo 768 del CCCN, que señala que se deben a partir de la mora del deudor —lo cual por el art. 886, es por regla automática
—, por el mero transcurso del tiempo, salvo los supuestos del artículo 887 del CCCN.
Pizarro y Vallespinos (2014) aclaran que el acreedor puede reclamar todo daño que se invoque y acredite derivado del incumplimiento dinerario y que el interés moratorio es
solo el piso mínimo.
Con respecto a la tasa de este interés, la norma expresamente consagra que se determina en el siguiente orden:
3 En subsidio, por tasas que se fijen según las reglamentaciones del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Este último punto genera controversias por la remisión que realiza a las reglamentaciones del Banco Central. Compagnucci de Caso (en Rivera y Medina, 2014) explica que
existen diferentes tasas fijadas por la entidad, por lo que, a su juicio, ante ausencia de previsión convencional y legal, la determinación quedará como tarea para los jueces. Por
otro lado, Ossola (2014) entiende que desaparece la facultad judicial de fijarlos, pero aclara que la validez de la norma dependerá de que la tasa fijada por el BCRA se ajuste a la
realidad económica imperante.
Compagnucci de Caso (en Rivera y Medina, 2014) señala que los intereses punitorios son los moratorios pactados por los contratantes, y por ello se justifica el reenvío que la
norma del artículo 769 del CCCN realiza a la cláusula penal, y así se recepta la postura doctrinaria mayoritaria en nuestro país, que así lo entendía.
De acuerdo con el artículo 790 del CCCN, la cláusula penal “es aquella por la cual una persona, para asegurar el cumplimiento de una obligación, se sujeta a una pena o multa
[15] Art. 790, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
En definitiva, cuando las partes pacten un interés punitorio, que será aplicable en caso de mora, y que se adiciona a los moratorios propiamente dichos, se aplican
las normas de la cláusula penal (arts. 790 a 803 del CCCN).
LECCIÓN 8 de 16
Curso de los intereses: reglas aplicables según los distintos tipos de intereses.
El tema es relevante, pues importa determinar cuándo nacen los intereses y desde cuándo son exigibles, lo que puede ocurrir o no en el mismo momento, según el tipo de interés
de que se trate, tal como explican Pizarro y Vallespinos (2014):
1 Compensatorios:
1. Convencionales: se distinguen los dos momentos. Se devengan desde la fecha pactada, luego se van generando en
forma gradual y sucesiva a lo largo del tiempo, y el acreedor puede exigirlos según lo acordado en el contrato.
2. Legales: se devengan y son plenamente exigibles desde que se hizo la erogación, de pleno derecho, pues así lo dispone
la ley.
2 Moratorios y punitorios: tanto de origen convencional como legal, se devengan y son exigibles en el mismo momento, es decir, desde la mora del
deudor (arts. 768, 886 y 887 del CCCN). Si la causa fuente de la obligación es un hecho ilícito, se devengan y son exigibles desde el mismo día del hecho.
Un supuesto particular ocurre en caso de concurso o quiebra del deudor, pues la Ley 2452216 dispone en los artículos 19 y 129, respectivamente, que la apertura del concurso
o la declaración de la quiebra producen la suspensión de todos los intereses anteriores a dichas declaraciones.
[16] Ley 24522. (20 de julio de 1995). Ley de Concursos y Quiebras. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/25000-29999/25379/texact.htm
Por otro lado, cabe aclarar que la liquidez no es un requisito para que opere la mora del deudor, por lo que los intereses corren aun cuando la deuda fuera ilíquida.
Con respecto a las deudas de valor, Pizarro y Vallespinos (2014) explican que pueden llevar intereses, pues la actualización de la deuda de valor obedece al mantenimiento del
poder adquisitivo de la moneda, mientras que los intereses hacen a la productividad que se ha frustrado a raíz de permanecer impago el capital adeudado, y afirman que el curso
de los intereses se sigue por las reglas generales.
La cláusula siguiente del contrato de locación suscripto por Martínez, ¿qué tipo de interés contempla?
Novena: Mora. La mora en el pago de los alquileres se producirá automáticamente sin necesidad de interpelación judicial o extrajudicial alguna. Las
sumas adeudadas devengarán un interés punitorio del 1,50 % diario. El interés correrá a partir del día uno (1) de cada período mensual locativo, fecha
en la cual se devengará el alquiler. Por lo tanto, el hecho de que los alquileres puedan pagarse dentro de los diez (10) primeros días de cada período
locativo no significa que desde esa fecha se cuenten los intereses en el caso de atraso. El locador podrá negarse a percibir cualquiera de estas
obligaciones sin el pago conjunto de la penalidad establecida. Asimismo, el locatario deberá asumir los gastos administrativos o gestión de cobranzas
SUBMIT
La cláusula por la cual las partes podrían convenir que, ante la no entrega en término del inmueble, Martínez debería un interés del 2,5 % diario por
Verdadero
Falso
SUBMIT
LECCIÓN 9 de 16
Usura es una palabra cuyo significado ha variado a través del tiempo. Siglos atrás era sinónimo de interés, pero luego adoptó un calificativo peyorativo al aplicarse a los
“intereses excesivos” (Moisset de Espanés, 2004, p. 299). El origen de esta práctica se fundamenta en la libertad con que cuentan las partes para determinar los intereses que
regirán su negocio, lo que puede llevar a que se impongan cláusulas con intereses abusivos, exorbitantes y desproporcionales con respecto al capital.
Tal como ya estudiamos, en el artículo 771 del CCCN se le conceden facultades a los jueces para reducir los intereses cuando la tasa o el resultado que provoque la
capitalización de intereses exceda, injustificada y desproporcionalmente, el costo medio del dinero para deudores y operaciones similares en el lugar donde la obligación debía
cumplirse. En consecuencia, ya no será un requisito probar que existe lesión subjetiva como vicio de la voluntad (artículo 332 del CCN) para que proceda la declaración de
nulidad de la cláusula, sino que el juez puede aun de oficio morigerar el interés cuando sea usurero.
Por su parte, cuando la obligación de la que surgen los intereses usureros derive de una relación de consumo, que torna aplicable las previsiones especiales del CCCN (arts.
1117 a 1122) y la Ley 2424017, la cláusula que lo imponga deberá ser analizada a la luz de estas reglas, y en especial del artículo 36 de la Ley 24240, que le exige al proveedor
el deber de información específico en operaciones de venta a crédito, bajo pena de nulidad del contrato o de una o más cláusulas, y del artículo 37 de la misma ley, que habilita
la declaración de abusividad de la cláusula (se tiene por no escrita). En ambos supuestos, declarada la nulidad parcial de una o más cláusulas, el juez debe integrar el contrato.
[17] Ley 24240. (22 de septiembre de 1993). Ley de Defensa del Consumidor. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/638/texact.htm
LECCIÓN 10 de 16
El anatocismo: concepto. Régimen legal y facultades judiciales: artículos 770 y 771 del
CCCN
El anatocismo es la capitalización de los intereses que se acumulan con el capital; constituyen una unidad productiva de nuevos intereses. También se los denomina “interés
compuesto” o “interés del interés” (Pizarro y Vallespinos, 2014, p. 339).
Colmo (1920) explica que la capitalización de intereses es demasiado onerosa, sobre todo cuando se produce al cabo de períodos breves (cada tres meses, cada mes), en los que
se parte de acumularlos al capital al fin de cada período para convertirlos en capital y producir, a su vez, con el capital primitivo, nuevos intereses.
En nuestro derecho el Código Civil prohibía el anatocismo —desde la Ley de Convertibilidad del Austral—, salvo excepciones previstas en el artículo 623; por el contrario, el
Código de Comercio18 lo autorizaba expresamente en distintos supuestos, como el mutuo, la cuenta corriente bancaria o comercial. El CCCN, por su lado, regula el anatocismo
en el artículo 770 y establece como regla general:
[18] Ley 15. (1859). Código de Comercio [Abrogado por Ley 26994]. Poder Legislativo de la Nación.
a) una cláusula expresa autorice la acumulación de los intereses al capital con una periodicidad no inferior a seis meses;
b) la obligación se demande judicialmente; en este caso, la acumulación opera desde la fecha de la notificación de la demanda;
c) la obligación se liquide judicialmente; en este caso, la capitalización se produce desde que el juez manda pagar la suma resultante y el deudor es moroso
en hacerlo;
[19] Art. 770, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
En definitiva, en todos estos supuestos, y del modo en que se regula cada caso, se permite el anatocismo, pero siempre con el límite del artículo 771 del CCCN al que ya hemos
referido, es decir, con las facultades del juez de morigerar el resultado de la capitalización de intereses si resulta desproporcionada e injustificada.
Una de las características de los intereses es que son accesorios del crédito principal al que acceden, por lo que rige el principio de lo accesorio sigue la suerte de lo principal
(art. 857 del CCCN), que impone que la extinción de la obligación principal conlleva la de los intereses.
En este sentido, el artículo 869 del CCCN impone que el objeto del pago de la prestación debe cumplir con el principio de integridad, que implica que el acreedor no está
obligado a recibir pagos parciales y que el deudor debe la prestación principal y la accesoria, incluidos los intereses. Específicamente, el artículo 870 del CCCN indica que, “si
la obligación es de dar sumas de dinero con intereses, el pago solo es íntegro si se incluye el capital más los intereses”20. Además, en las presunciones del recibo de pago que
establece el artículo 899 del CCCN, en el inciso c), se incluye: “Si se extiende recibo por el pago de la prestación principal, sin los accesorios del crédito, y no se hace reserva,
[20] Art. 870, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
[21] Art. 899, inc. c, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
En definitiva, los intereses pueden extinguirse: de manera directa, por cualquiera de los modos extintivos de
las obligaciones —y siempre que el acreedor acepte el pago parcial—, o indirectamente, por la extinción de
la obligación principal.
LECCIÓN 11 de 16
El Sr. Martínez te consulta si será posible ofrecer dentro de la ferretería el servicio de conexión de gas domiciliaria, puesto que en la zona donde se encuentra el inmueble están
terminando una gran obra de gas natural. Además, cuenta con un gran carpintero y quiere ofrecer el servicio de elaboración de una estantería para elementos de construcción.
Frente a esta consulta, el estudio jurídico le responde que es posible que brinde esos servicios, los cuales serán jurídicamente regulados como se verá a continuación.
Según la naturaleza de la prestación, las obligaciones se clasifican en obligaciones de dar, obligaciones de hacer y obligaciones de no hacer.
La obligación de hacer es la que se traduce en un compromiso positivo de energía de trabajo físico o moral del deudor, orientada a satisfacer el interés del acreedor, que puede o
no garantizarse, como ocurre en los contratos de locación de obra, locación de servicios, concesión, distribución, franquicia, agencia, cuenta corriente, consultoría de seguros,
etcétera (Pizarro y Vallespinos, 2014). El artículo 773 del CCCN la define como “aquella cuyo objeto consiste en la prestación de un servicio o en la realización de un hecho, en
[22] Art. 773, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
1 Prestación de un servicio: interesa la actividad en sí misma, en la que asegure o no un resultado. Es un compromiso de energía de trabajo físico o moral
del deudor. Puede consistir en cualquiera de las opciones del artículo 774 del CCCN. Por ejemplo: la prestación de realizar la obra de gas que ofrecerá
Martínez; brindar asesoramiento legal o atención médica especializada a un paciente enfermo; asegurar una vivienda por robo o incendios; mantenimiento
del software de una empresa, turismo, agua, luz, gas, etcétera.
2 Realización de un hecho: la energía de trabajo está orientada a un resultado concreto. Por ejemplo, la realización de una joya o de una escultura, la
construcción de un barco o de una vivienda, o el músico que canta en un acto público o fiesta.
La norma aclara, en concordancia con el artículo 775 del CCCN, que el hacer debe cumplirse en el tiempo, el lugar y el modo acordados por las partes, o en los que surjan de la
índole de la obligación.
Las diferencias entre estas obligaciones de hacer y las de dar se sintetizan en el siguiente esquema:
Tabla 1: Diferencias entre las obligaciones de dar y de hacer
Dar Hacer
Persona del deudor En general, es irrelevante. Es importante, máxime en las intuitu personae.
En la práctica existía cierta controversia con respecto al régimen jurídico aplicable a las obligaciones de hacer, que concluían con la entrega de una cosa, como por ejemplo, el
servicio de construcción de una estantería para elementos de construcción que ofrece Martínez, el realizar un mueble a medida y entregarlo, confeccionar un traje por un sastre o
un vestido por una diseñadora y entregarlo. Se decía que eran obligaciones mixtas en las que había un hacer y un dar. El CCCN define esta cuestión en el artículo 774 in fine,
que manda: “Si el resultado de la actividad del deudor consiste en una cosa, para su entrega se aplican las reglas de las obligaciones de dar cosas ciertas para constituir derechos
reales”23. Esto significa que, en el segundo servicio ofrecido, se aplican las reglas de las obligaciones de dar.
[23] Art. 774, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
La madre de tu cliente, el Sr. Martínez, te comenta que hace seis meses, con la intención de extraerse un molar, se presentó en una clínica odontológica y luego de varias
consultas le dieron un turno para la extracción. Pero sucedió que, luego de un largo rato en el consultorio, la extracción no pudo llevarse a cabo, por lo que se retiró a su
domicilio.
Te comenta que dicho intento de intervención se realizó un día viernes y que el fin de semana posterior tuvo un enorme dolor en la zona de manera permanente. Por eso el lunes
siguiente volvió a la clínica para que la evaluaran. Allí, después de realizarle una placa radiográfica, le informaron que el dolor se debía a que tenía una fractura en su
mandíbula. Entonces, te consulta sobre la posibilidad de reclamar los daños sufridos.
El Código Civil de Vélez Sarsfield no contenía esta clasificación de las obligaciones, sino que se trataba de una creación doctrinaria y jurisprudencial que tiene vigencia en
nuestro país hace años y que el CCCN recepta expresamente en su artículo 774. Esta clasificación tiene gran importancia con la responsabilidad civil, pues, según el tipo de
obligación comprometida, será el factor de atribución de aquella, y también definirá la carga de la prueba.
Para que exista responsabilidad, tal como estudiaremos en la Unidad 21, los presupuestos son: daño, antijuridicidad, factor de atribución y relación de causalidad. El criterio de
la clasificación se funda en los deberes que tiene que cumplir el deudor para satisfacer el interés del acreedor, de acuerdo con aquello con lo que se comprometió.
En las obligaciones de resultado, el deudor se compromete a obtener un resultado, un opus; en caso de no
lograrse, habrá incumplimiento con presunción de responsabilidad para el deudor por el hecho de no haberlo
alcanzado. Por ejemplo, la obligación de seguridad en un parque de diversiones, el realizar los balances de una
sociedad o la construcción de una vivienda.
El factor de atribución de la responsabilidad es objetivo (se presume el incumplimiento) y será el deudor quien deba probar su “no culpa” mediante la acreditación de la
existencia de caso fortuito o fuerza mayor, o la responsabilidad de la víctima o de un tercero por quien no debe responder. El artículo 1723 del CCCN señala: “Responsabilidad
objetiva. Cuando de las circunstancias de la obligación, o de lo convenido por las partes, surge que el deudor debe obtener un resultado determinado, su responsabilidad es
objetiva”24.
[24] Art. 1723, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
A su vez, la definición del factor objetivo se encuentra en el artículo 1722, que expresa: “El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante a los
efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera demostrando la causa ajena, excepto disposición legal en contrario”25.
[25] Art. 1722, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
En las obligaciones de medios, el deudor no se compromete a obtener un resultado, sino a realizar todo lo necesario y poner los medios idóneos para alcanzarlo, sin
garantizarlo. Por ejemplo, la extracción del molar de la madre del Sr. Martínez, el asesoramiento legal o un diagnóstico médico.
El factor de atribución es subjetivo, y el deudor solo será responsable si el acreedor demuestra que obró con culpa o dolo. Al respecto, el artículo 1724 señala:
Factores subjetivos. Son factores subjetivos de atribución la culpa y el dolo. La culpa consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la
obligación y las circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar. Comprende la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o profesión. El dolo
se configura por la producción de un daño de manera intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos26.
[26] Art. 1724, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
Es decir que el profesional que intentó extraer un molar deberá acreditar que, en su procedimiento, realizó todos los pasos procedimentales correctos.
Analicemos ahora la recepción legal de esta clasificación en el CCCN. Vázquez Ferreyra (2015) resume las consecuencias de esta clasificación y su relación con el derecho de
daños del siguiente modo:
El Código Civil y Comercial recoge expresamente el distingo de las obligaciones según sean de medios o de resultado. En las obligaciones de medios el
factor de atribución es subjetivo y en las de resultado es objetivo. La prueba de los factores de atribución como regla general está en cabeza del acreedor
víctima del daño. En situaciones excepcionales los jueces pueden aplicar la teoría de las cargas probatorias dinámicas a los efectos de tener por comprobado
el factor de atribución. (https://www.eldial.com/nuevo/lite-tcd-detalle.asp?
id=8014&base=50&id_publicar&fecha_publicar=29/05/2015&indice=doctrina&suple=Da%EF%BF%BDos).
De conformidad con el artículo 774 del CCCN, de acuerdo con el contenido de la prestación, la obligación de hacer puede consistir en lo siguiente:
1 Realizar cierta tarea con la diligencia apropiada, independientemente de su éxito. Por ejemplo, cláusulas que comprometen buenos oficios o aplicar
los mejores esfuerzos. Son las obligaciones “de medios” propiamente dichas, como restaurar una obra de arte a su mejor estado posible, fiel a la obra de
su autor, o el asesoramiento de un abogado en juicio.
2 Procurar al acreedor cierto resultado concreto, con independencia de su eficacia. Se trata de una obligación “intermedia” entre las de medios y de
resultado. Por ejemplo, para algunos podría ser la cirugía plástica. Esta subclasificación resulta extraña a la mayoría de las previstas en la doctrina y
jurisprudencia nacional, que solo refieren a las obligaciones de medios y resultados. Compagnucci de Caso (en Rivera y Medina, 2014) expresa que se
trata de una obligación de garantía o seguridad intermedia y, a su entender, es una cuestión un poco ajena a nuestras tradiciones jurídicas que puede traer
alguna dificultad interpretativa.
3 Procurar al acreedor el resultado eficaz prometido. La cláusula “llave en mano” está comprendida en este caso. Es la típica obligación de resultado
propiamente dicha. Por ejemplo, la obligación del abogado de redactar un contrato de locación; la del arquitecto, de realizar un plano de una casa de tres
dormitorios y dos baños; la del ingeniero, de calcular la estructura de la casa, etcétera.
Esta clasificación se relaciona con los contratos de servicio y de obra que se definen en el artículo 1252 del CCCN, del que se deriva que el primero conlleva una obligación de
medios, mientras que el segundo, una de resultado.
Pizarro (2012) explica que recepta de tal modo, con ligeros matices y variantes, la distinción entre obligaciones de medios y de resultado, cuya importancia se proyecta
claramente para la determinación del factor de imputación de la responsabilidad. También destaca que, si se trata de obligaciones de resultado en cualquiera de sus posibles
manifestaciones (en virtud de las dos opciones que consagra el art. 774), es decir, de aquellas en las que el deudor “debe obtener un resultado determinado, su responsabilidad es
objetiva”27.
[27] Art. 1723, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
El deudor se compromete
Resultado/opus. Obrar diligentemente con miras al resultado.
a
Responsabilidad del
Se presume ante incumplimiento. Solo si se prueba su culpa o dolo.
deudor
Factor de atribución Objetivo. Solo se libera con prueba de la causa ajena. Subjetivo: culpa o dolo.
a) Fungibles: el interés del acreedor se satisface con la realización de la actividad, sin importar la persona del deudor. Por ejemplo, posiblemente sea indiferente quién ejecute la obra de realizar
la estantería para materiales de construcción que ofrece Martínez. Otros ejemplos: el mantenimiento de la vía pública, el pago de impuestos por ser administrador o acompañar una prueba
documental al expediente. Existe la posibilidad de cumplimiento por un tercero para el cumplimiento de la obligación.
b) No fungibles: son las prestaciones intuitu personae, según las cuales el interés del acreedor solo se satisface si el propio deudor realiza la prestación, por lo que no hay posibilidad de
cumplimiento por un tercero. Por ejemplo, seguramente no es indiferente quién sea el profesional que atienda a la paciente o realice una cirugía plástica. Tampoco será indiferente si a la música
para una fiesta de casamiento la realiza el DJ M; si nuestra defensa en un juicio es llevada a cabo por un abogado que consultamos, que nos asesoró en su estudio. El carácter infungible puede ser
expreso, por convenio de partes o presunto: surge de la naturaleza o circunstancias de la obligación.
4) Según su duración:
–
a) Instantáneas: se consuman en un solo momento, no hay tiempo entre el comienzo del acto y su cumplimiento. Por ejemplo, el pago a un abogado o la certificación de una firma por parte de
un escribano.
b) Permanentes: se prolongan a lo largo del tiempo, pues la prestación requiere de cierto tiempo para su cumplimiento. Por ejemplo, la construcción de un edificio, el servicio de una tarjeta de
crédito o el asesoramiento anual a una empresa.
LECCIÓN 12 de 16
La obligación de hacer debe ser cumplida por el deudor en el tiempo, el lugar y el modo acordados entre las partes o de acuerdo con la índole de la obligación, tal como
expresamente lo exigen los artículos 773 y 775 del CCCN.
Con respecto al tiempo, habrá que determinar si la obligación es a plazo y, en su caso, de qué tipo se trata.
El artículo 775 CCCN señala que, si el obligado no cumple en el tiempo y modo previstos, la prestación se tiene por incumplida, y le concede al acreedor la facultad de exigir
la destrucción de lo mal hecho, siempre con el límite de no incurrir en abuso del derecho, principio general del CCCN, receptado en su artículo 10. En consecuencia, para el
ejercicio de este derecho debe tratarse de casos de gravedad que lo justifiquen. Por ejemplo, se contrató para construir una cochera, pero el deudor realizó una habitación,
cerrando las cuatro paredes, debido a lo cual se impidió el ingreso del automotor, lo que justifica el derecho a exigir que se derribe la pared.
Por otro lado, si la obligación emana de una relación de consumo, la Ley 24240 brinda principios que rigen el modo de cumplimiento:
1 Interpretación más favorable para el consumidor (art. 3 de la Ley 24240, y artículos 1094 y 1095 del CCCN).
2 Obligación de seguridad en la prestación del servicio, de modo tal que no presente riesgos para la vida y salud del consumidor (art. 5 de la Ley 24240).
5 Regulación especial de los servicios públicos domiciliarios (art. 25 y ss. de la Ley 24240).
LECCIÓN 13 de 16
Si el deudor no cumple con la prestación a su cargo, siempre que la conducta le sea reprochable (de modo subjetivo u objetivo), el acreedor tiene derecho a ejercer las opciones
del artículo 730, que específicamente reitera en las obligaciones de hacer el artículo 777, es decir:
1 Exigir el cumplimiento específico: si bien el CCCN no reitera la previsión de Vélez Sarsfield, debe mantenerse la limitación que establecía que, en esta
facultad del acreedor, no puede ejercer violencia sobre la persona del deudor. Lo dicho encuentra fundamento en que el sujeto pasivo responde con su
patrimonio y no con su persona, tal como ya estudiamos, por lo que el poder de agresión del acreedor está enfocado a aquel y no puede obligar
físicamente al deudor a realizar la actividad o hecho comprometido contra su voluntad.
2 Hacerlo cumplir por terceros a costa del deudor: también surge del artículo 776, salvo que la obligación fuere intuitu personae. El acreedor podrá hacer
ejecutar la prestación por otro y luego reclamar al deudor el reembolso de los gastos que hubiera efectuado. Pizarro y Vallespinos (2014) enseñan que se
requieren tres requisitos para ello: a) mora del deudor (imputabilidad); b) interés del acreedor (prestación fungible); c) autorización judicial, que el
acreedor debe obtener como regla antes de efectivizar la realización de la prestación por el tercero, salvo casos de urgencia. Si bien esta última exigencia
no está prevista en el CCCN, se recomienda a los efectos de facilitar la obtención del reembolso, cuyo monto habrá autorizado de antemano el juez.
3 Reclamar los daños y perjuicios: la doctrina (Colmo, 1920; Compagnucci de Caso, en Rivera y Medina, 2014; Ossola, 2015; Pizarro y Vallespinos,
2014, etc.) entiende que el reclamo es subsidiario luego de fracasadas las opciones anteriores. Se rige por las reglas de la responsabilidad civil. En este
supuesto para Pizarro y Vallespinos (2014) se produce una modificación del objeto de la obligación, que pasa de ser una prestación de hacer a una de dar
una suma de dinero, pero no hay novación.
El pago por un tercero es una alternativa que se deriva del artículo 776 del CCCN, que habilita la incorporación de terceros a la obligación. En este supuesto, a diferencia del
caso anterior del inciso b), es el deudor o el propio tercero quien ofrece la satisfacción del interés del acreedor por el tercero. En consecuencia, si la prestación es fungible, el
deudor podrá imponer al acreedor ese pago por un tercero, pero, si es intuitu personae, el acreedor puede oponerse al pago por un tercero.
Ante incumplimiento de la obligación de hacer no imputable al deudor, la obligación se extingue, tal como lo establece el artículo 955 del CCCN, por imposibilidad de
cumplimiento. Por ejemplo, caso fortuito o de fuerza mayor, o en las obligaciones intuitu personae, ante la muerte, enfermedad o incapacidad del deudor.
Artículo 969.- Contratos formales. Los contratos para los cuales la ley exige una forma para su validez son nulos si la solemnidad no ha sido satisfecha.
Cuando la forma requerida para los contratos lo es solo para que estos produzcan sus efectos propios, sin sanción de nulidad, no quedan concluidos como
tales mientras no se ha otorgado el instrumento previsto, pero valen como contratos en los que las partes se obligaron a cumplir con la expresada
formalidad28.
[28] Art. 969, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
Artículo 1018.- Otorgamiento pendiente del instrumento. El otorgamiento pendiente de un instrumento previsto constituye una obligación de hacer si el
futuro contrato no requiere una forma bajo sanción de nulidad. Si la parte condenada a otorgarlo es remisa, el juez lo hace en su representación, siempre que
[29] Art. 1018, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
Obligaciones de no hacer
Concepto. Clasificación
La obligación de no hacer se encuentra conceptualizada en el artículo 778 del CCCN como “aquella que tiene por objeto una abstención del deudor o tolerar una actividad
ajena”31. Pensemos, por ejemplo, en la cláusula del contrato de locación suscripto por Martínez:
[31] Art. 778, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
Décimo primera: el locatario no podrá efectuar en el inmueble ninguna alteración o innovación en la construcción sin previo consentimiento expreso del locador; en caso
contrario, este podrá ordenar la demolición o reconstrucción a costa del locatario y este último no tendrá derecho a reclamo o indemnización de ninguna índole. En caso de
realizarse mejoras, aun en la hipótesis de realizarse mejoras sin autorización, estas quedarán en beneficio del inmueble a partir del momento de su realización, por lo que el
locador podrá, si lo estima conveniente, exigir la demolición o reconstrucción a costa del locatario.
Otros ejemplos pueden ser: no hacer competencia en un determinado espacio geográfico, no hacer mejores suntuarias en un inmueble, no hacer ruidos molestos o dejar pasar
por nuestro terreno a quien tiene una servidumbre de paso a su favor.
1 Según su duración:
1. Instantáneas: también se conocen como tracto único, pues se cumplen mediante un solo hecho. Por ejemplo, participar
en un sorteo o no participar de una licitación.
2. Duraderas o tracto continuado: el cumplimiento se proyecta en el tiempo, sin interrupciones. Por ejemplo, no hacer
competencia por 2 años o no hacer mejoras en el inmueble locado.
3. Periódicas: el cumplimiento se fracciona en el tiempo. Por ejemplo, tolerar el paso por nuestro terreno los fines de
semana o en verano.
1. Abstención: el deudor no debe realizar determinados actos materiales que normalmente podría hacer si no existiera la
obligación. Por ejemplo, no realizar ruidos molestos pasadas las 22 horas por reglamento de copropiedad del edificio.
2. De tolerancia: el deudor debe soportar que otro realice algo que hubiera podido impedir. Por ejemplo, servidumbre de
paso.
3 Según su fuente:
1. Legal: surgen de la ley. Por ejemplo, el artículo 2151 del CCCN en cuanto al usufructo.
2. Convencional: emanan de la voluntad de las partes. Por ejemplo, el deber de no competencia impuesto a los socios de una
sociedad.
Las prerrogativas del acreedor surgen por aplicación de las reglas generales del artículo 730 y, en particular, de los artículos 774, 775 y 776 del CCCN, siempre que ello fuera
posible.
En la ejecución forzada, se mantiene el límite de la no violencia sobre la persona del deudor. La ejecución por otro, en principio, no es posible, pues no resulta lógico que el
acreedor se beneficie de una abstención de un tercero en lugar del deudor (Pizarro y Vallespinos, 2014).
El incumplimiento de la obligación de no hacer imputable al deudor legitima al acreedor a reclamar la destrucción física de lo hecho y los daños y perjuicios (art. 778 del
CCCN). En ambos supuestos se aplican las reglas ya analizadas en las obligaciones de hacer: la destrucción es limitada al no abuso del derecho y los daños y perjuicios son
subsidiarios y se rigen por las reglas de la responsabilidad civil.
Se debate si puede existir mora en las obligaciones de no hacer. Pizarro y Vallespinos (2014) distinguen dos supuestos: si la prestación es inmediata, habrá directamente
incumplimiento (por ejemplo, presentarse a una licitación cuando se había pactado no presentarse no admite la posibilidad de mora, sino que directamente hay incumplimiento
obligacional); si la obligación de no hacer es duradera o continua, puede haber mora si el acreedor mantiene el interés en que el deudor cumpla la obligación de no hacer (por
ejemplo, no hacer mejoras en el inmueble, ya que al hacerlas el locador puede intimar al locatario a que cese en su hacer el tiempo que queda de contrato, y además deberá
destruir, dentro de lo posible, lo ya hecho).
Haciendo trámites en tribunales, te suena el celular con una llamada telefónica del establecimiento educativo Las Marías —que tu estudio representa y asesora— y se te
presenta la siguiente situación:
Los alumnos de 5° tenían programada una visita al Cerro Colorado, para lo cual habían contratado a dos colectivos de la empresa Luces Turísticas S. A. El día del viaje a
primera hora de la mañana, el titular de dicha empresa le comunica que no podrán efectuar el traslado, puesto que todos sus empleados han decidido realizar un paro y no
concurrir a sus lugares de trabajo, de modo que han suspendido los viajes ya acordados. Se disculpa y le explica que, según él considera, no es su culpa el incumplimiento toda
vez que no puede obligar ni forzar a sus empleados a trabajar. Frente a esta situación y con gran parte de los alumnos y el personal docente en el establecimiento educativo,
desde la dirección del establecimiento deciden contratar de manera urgente a la empresa Viajes Libres S. A., que al mediodía estarían en el establecimiento y efectuarían el
viaje.
Teniendo en cuenta que, por la urgencia de la contratación, la empresa que ha realizado el viaje ha cobrado alrededor del 12 % más de lo convenido con la empresa Luces
Turísticas S. A., ¿es posible que tu cliente —el establecimiento educativo— persiga el reintegro de lo abonado efectivamente por la excursión? ¿Frente a qué supuesto de
obligaciones estamos?
Respuesta: Se trata de una obligación de hacer fungible, es decir que admite el cumplimiento de la prestación por un sujeto distinto del deudor. Es posible que el
establecimiento educativo pueda obtener el cumplimiento de la prestación debida por un sujeto distinto del deudor originariamente convenido y a su cargo, es decir que la
empresa Luces Turísticas S. A. deberá reintegrarle lo pagado por el establecimiento educativo.
Obligaciones alternativas
Ahora ingresamos al estudio de las obligaciones de objeto plural o compuesto, que se clasifican del siguiente modo:
2 Disyunto: llevan la conjunción o, como “debo $1000 o una moto”. A su vez, estas obligaciones se subclasifican en
1. alternativas
2. facultativas.
Concepto. Modalidades
El artículo 779 del CCCN brinda la definición de la obligación alternativa al expresar que es “aquella que tiene por objeto una prestación entre varias que son independientes y
distintas entre sí, [pero] el deudor está obligado a cumplir una sola de ellas”32. Por ejemplo, pagar $30.000 o brindar asesoramiento jurídico durante un año.
[32] Art. 778, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
Además, el artículo 784 CCCN aclara que las opciones o contenido de cada prestación no solo pueden diferenciarse por la heterogeneidad —una de dar y otra de hacer—, sino
que pueden hacer referencia a modalidades o circunstancias de cumplimiento de la obligación (Compagnucci de Caso, en Rivera y Medina, 2014) a las que se les aplican
iguales reglas. Por ejemplo, pagar $30 000 en efectivo o en 12 cuotas con tarjeta de crédito.
La alternatividad, que puede surgir de la ley o de la voluntad de las partes, favorece a ambas partes, pues el deudor
puede liberarse con mayor facilidad al tener distintas opciones de pago, y el acreedor tiene mayor seguridad
respecto del cobro.
Pizarro y Vallespinos (2014) señalan que la importancia de estas obligaciones es la función económica y social, pues:
1 son instrumento para crear vínculos y dejan un margen de libertad al titular de la elección;
2 tienen una función aseguradora, pues el acreedor tiene más posibilidades de que el deudor cumpla;
3 son muy utilizadas en la contratación moderna, entre empresas y entre estas y consumidores;
Naturaleza jurídica
Existen diversas teorías que justifican el vínculo jurídico en las obligaciones alternativas. Pizarro y Vallespinos (2014) explican que, en las obligaciones alternativas, se trata de
un vínculo único, disyunto, y que hay que distinguir dos momentos:
1 Nacimiento de la obligación: hay pluralidad de prestaciones indeterminadas (todas integran el objeto hasta la elección); pluralidad in obligatione.
Caracteres:
Objeto plural in obligatione: las prestaciones son distintas las unas y las otras e independientes, no subordinadas entre sí.
Las prestaciones son independientes entre sí: ya sea por el objeto o por las circunstancias de cumplimiento (modo, tiempo, lugar).
La elección
La elección es la declaración unilateral recepticia, expresa o tácita, emitida por quien está facultado para practicarla, por la que se determina cuál de las
prestaciones que integran alternativamente el objeto habrá de ser cumplida, y al mismo tiempo se descartan las que queden al margen de dicha elección.
(Pizarro y Vallespinos, 2014, p. 385)
Con respecto a la persona quien tiene a su cargo la elección, el artículo 780 del CCCN brinda algunas reglas:
En principio, es el deudor quien tiene la facultad de elegir la prestación con la que cumplirá la obligación, con base en el principio del favor debitoris.
Excepción: pacto en contrario a favor del acreedor o un tercero.
Mora en la elección: la falta de elección en tiempo oportuno (antes del pago) produce que, luego de la intimación y constitución en mora, la facultad de
elegir pase a la contraparte. Si debía elegir un tercero, pasa al deudor.
Los principales efectos de la elección se prevén en el mismo artículo 780 del CCCN, que establece lo siguiente:
1 “La elección es irrevocable desde que se la comunica a la otra parte o desde que el deudor ejecuta alguna de las prestaciones, aunque sea parcialmente”31.
[31] Art. 780, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
2 Realizada la elección, “la prestación escogida se considera única desde su origen, y se aplican las reglas de las obligaciones de dar, hacer o no hacer,
según corresponda”34. Esto impone que la elección produce efectos retroactivos al día del nacimiento de la obligación por expresa manda legal
(Compagnucci de Caso, en Rivera y Medina, 2014).
[34] Art. 780, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
Imposibilidad de cumplimiento
Desde el nacimiento de la obligación y hasta la elección, pueden ocurrir diversos hechos —sobrevenidos— que determinen la imposibilidad del cumplimiento de una o más de
las prestaciones originariamente previstas, o su deterioro, lo que es analizado en la teoría de los riesgos, que el CCCN regula detalladamente en sus artículos 781 y 782.
El artículo 783 del CCCN aclara que la facultad de elegir del deudor y del acreedor también puede ser ejercida por un tercero a favor de aquellos, con base en el principio de la
autonomía de la voluntad. A tal fin, las obligaciones alternativas se clasifican en regulares, es decir, cuando es el deudor el que realiza la elección, y en irregulares, cuando lo
hace el acreedor. Siguiendo a Compagnucci de Caso (en Rivera y Medina, 2014), las consecuencias en cada caso se producen cuando existan dos prestaciones como opciones:
Por caso fortuito o responsabilidad del deudor: Principio de concentración (debe la otra que queda).
Por responsabilidad del acreedor: el deudor puede elegir cumplir señalando la responsabilidad ya extinta, o con la otra que queda, y reclamar los daños que le causa si es de “mayor
onerosidad”.
Por responsabilidad del deudor o caso fortuito o fuerza mayor: concentración en la última.
Por responsabilidad del acreedor en alguna de ellas: el deudor elige con cuál queda liberado.
Por responsabilidad del acreedor: el deudor tiene derecho a dar por cumplida la obligación con una y reclamar los daños y perjuicios emergentes de la mayor onerosidad que le ocasione el
pago realizado en relación con la que resultó imposible.
Por responsabilidad del deudor: el acreedor puede optar por reclamar la que quedó o el valor de la que se hizo imposible.
Con responsabilidad del deudor por la imposibilidad de la primera prestación: el acreedor puede reclamar el valor de cualquiera de las prestaciones.
Responsabilidad del acreedor: este elige con cuál define el cumplimiento, pero debe indemnizar al deudor los perjuicios que le cause por la mayor onerosidad de la otra.
Responsabilidad del deudor: el acreedor elige ya no la prestación específica, sino su valor. También puede exigir daños y perjuicios.
Las obligaciones de género limitado son aquellas en las cuales la posibilidad de elección de los individuos que integran una misma especie se circunscribe a un determinado
ámbito o a un número reducido de cosas (Pizarro y Vallespinos, 2014). Por ejemplo, entregar dos automotores de los expuestos en la concesionaria. Como el género está
limitado por los que posee el concesionario, deberá elegir entre ellos y entregar dos unidades.
Para Pizarro y Vallespinos (2014), estas obligaciones no son de género, pues lo genérico debe ser siempre una categoría ideal con aptitud de comprender un número ilimitado de
casos particulares, sino que se tratan de obligaciones alternativas, pues hay indeterminación de la cosa dentro de un grupo de cosas determinadas.
El artículo 785 del CCCN las define como “las obligaciones en las que el deudor debe entregar una cosa incierta pero comprendida dentro de un número de cosas ciertas de la
misma especie”35. Además, dispone que se les aplican las mismas reglas de las obligaciones alternativas.
[35] Art. 785, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
LECCIÓN 15 de 16
Obligaciones facultativas
La obligación facultativa tiene por objeto una sola prestación, pero permite al deudor facultativamente sustituirla por otra distinta (Pizarro y Vallespinos, 2014). Esto significa
que hay dos prestaciones: una principal, que es la que puede exigir el acreedor, y una accesoria, con la que puede —si quiere— cumplir el deudor. Por ejemplo: “Te donaré $500
000 o la casa de campo de mis abuelos”.
El objeto de la prestación en facultad de pago puede ser una de dar, de hacer o de no hacer, y, además, el artículo 789 del CCCN expresamente autoriza que la opción recaiga
respecto de modalidades o circunstancias de la obligación principal.
En cuanto a la naturaleza jurídica de estas obligaciones, Pizarro y Vallespinos (2014) señalan que son de objeto único: la prestación principal adeudada. De todos modos,
distinguen dos momentos: al nacimiento hay unidad de prestaciones in obligatione, pero al cumplimiento hay pluralidad in solutione (Pizarro y Vallespinos, 2014).
Solo el deudor puede sustituir la prestación por otra; el acreedor no tiene facultad de exigir sino solo la principal.
La prestación debida y la accesoria no están en el mismo plano, se rigen por las reglas de las principales y accesorias.
Resulta relevante distinguir este tipo de obligaciones con las alternativas estudiadas en el apartado anterior, a cuyo fin se presenta el siguiente cuadro comparativo:
ALTERNATIVAS FACULTATIVAS
Objeto Pluralidad in obligatione, unidad in solutione. Prestación única, pluralidad in facultate solutione.
Naturaleza jurídica de la
Según la prestación elegida. Según la prestación principal.
obligación
Facultad de elección Deudor, acreedor o tercero. Solo al deudor.
El CCCN incorporó una norma expresa que resuelve el problema ante duda respecto de si la obligación es
alternativa o facultativa, haciendo prevalecer la primera en su artículo 788.
Tal como se señaló, en las obligaciones facultativas solo el deudor tiene el derecho a elegir si sustituye la prestación principal por la accesoria. De acuerdo con el artículo 786
del CCCN, este derecho puede ejercerlo al tiempo del pago. Según Compagnucci de Caso (en Rivera y Medina, 2014), el fundamento de dicha solución se encuentra en la
protección del acreedor, ante la eventualidad que trae una elección previa por la accesoria y su extinción ante caso fortuito.
El artículo 787 del CCCN manda que “la obligación facultativa se extingue si la prestación principal resulta imposible, sin perjuicio de la responsabilidad que pueda
corresponder”36. En este sentido, cabe recordar que la obligación tiene una única prestación exigible por el acreedor: la principal; por ello, su imposibilidad de cumplimiento
extingue la relación jurídica. De cualquier modo, habrá que analizar si existió o no responsabilidad del deudor respecto del incumplimiento y, en caso afirmativo, este deberá
responder por los daños y perjuicios causados.
[36] Art. 787, Ley 26994. (1 de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm
Compagnucci de Caso (en Rivera y Medina, 2014) aclara que, en caso de incumplimiento imputable al deudor, el acreedor mantiene las facultades de exigir el cumplimiento por
un tercero, un bien que subrogue lo prometido o los daños y perjuicios.
Actividades prácticas
Juan Rodríguez le debe a su cliente, Pablo Martínez, la suma de $50 000 o un equipo de sonido para el auto. El equipo de sonido con el que Rodríguez
tenía pensado abonar no ingresó del exterior por problemas en la aduana por un impuesto que Rodríguez no abona. Martínez era el encargado de
realizar la elección de qué prestación se cumpliría. Cercano al momento del cumplimiento, Martínez le comunica a Rodríguez que prefiere el equipo
de sonido en el auto. Frente a esta situación, el deudor le comunica que no es posible porque el equipo está varado en la aduana y los otros similares
que tiene en su negocio están disponibles solo para ser vendidos, por lo que le manifiesta que cumplirá entregando los $50 000. ¿Es correcto
Sí, puesto que no es posible sacar de la aduana el equipo con el que el deudor tenía previsto abonar.
No, puesto que Rodríguez tiene en su negocio equipos similares y Martínez le exige que cumpla con uno de ellos.
SUBMIT
En las obligaciones alternativas regulares, la naturaleza de la prestación debida surge de la prestación de mayor valor.
Verdadero
Falso
SUBMIT
SUBMIT
En las obligaciones alternativas regulares, la imposibilidad de cumplimiento por caso fortuito o fuerza mayor de alguna de las prestaciones debidas
permite:
SUBMIT
LECCIÓN 16 de 16
Referencias
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