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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

Universidad Católica Santa Rosa

Escuela de Administración y Contaduría Pública

Convenio UCSAR-UNIPAP

Carrera: Administración de Empresas

Cátedra: Fundamentos del derecho

Décimo periodo, sección “A”

EL ESTADO Y EL DERECHO

(Análisis crítico)

Profesor: Estudiante:

Eduard Rengifo. 1 UCSAR N010A

Irissar Mora. C.I 29.738.730.

Caracas, octubre de 2022.


El Estado y el Derecho

El origen de la palabra Estado en términos jurídico–políticos se le debe a Nicolás

Maquiavelo, cuando introdujo este término en su obra "El Príncipe" al decir: "Los Estados

y soberanías que han tenido y tienen autoridad sobre los hombres, fueron y son, o

repúblicas o principados. Los Estados o los gobernaba antes un príncipe, o gozaban de

libertad, y se adquieren por línea de sucesión, o con ajenas armas, o con las propias, por

caso afortunado o por valor y genio". Sin embargo, en términos generales se entiende por

Estado a la organización política y jurídica de un pueblo en un determinado territorio y

bajo un poder de mando según la razón. Tal definición revela que son tres los elementos

de la organización del Estado: la población que es el conjunto de habitantes localizados

en un área determinada, el territorio que se refiere a la porción de tierra, agua y espacio

delimitado geográfica o administrativamente y el poder, que es la capacidad de dirigir o

gobernar a una población en un espacio determinado.

Por su parte, el Derecho se define como un sistema u orden normativo e institucional que

regula la conducta externa de las personas, inspirado en los postulados de justicia y

certeza jurídica, que regula la convivencia social y permite resolver los conflictos de

relevancia jurídica, pudiendo imponerse coactivamente.

El Estado se relaciona estrechamente con el Derecho, debido a que el primero es un ente

complejo que presenta diversos elementos y entre ellos se encuentra un conjunto de

personas definiendo un orden jurídico. En consecuencia, el Derecho es una de las partes

sustanciales del Estado, porque no se concibe a éste sin el Derecho, ni al Derecho como

realidad positiva separándolo del Estado. El papel del Derecho es encauzar al Estado en

sus funciones dentro de un sistema normativo. En otros términos, el Derecho limita al

Estado, por cuanto regula las instituciones de éste y el funcionamiento de las mismas.
Estado y Nación:

Un Estado es una forma de organización política mientras que una Nación es un conjunto

de personas que comparten una serie de elementos comunes como la historia, la lengua,

la cultura, el territorio o la etnia.

Una Nación está compuesta por todas aquellas personas que manifiestan la intención de

vivir en la misma comunidad, aunque posean diferencias. Sin embargo, no todas las

naciones tienen Estado ya que pueden conformar otros entes territoriales, como

comunidades, regiones o aldeas. El Estado es un concepto político, mientras que la nación

es histórico y sociológico.

Absolutismo monárquico:

Las primeras monarquías de carácter absolutista se dieron a finales de la baja Edad media,

a medida que se sentaban las bases para la evolución de lo que luego sería el Estado

moderno. La tendencia a concentrar en el Rey todos los poderes fue producto del

desprestigio del papado y la Iglesia como instituciones de control moral y social, cuya

legitimidad divina fue poco a poco invistiéndose en el monarca mismo, cuya voluntad

representaba la voluntad de Dios en la tierra. Específicamente tuvo lugar entre los siglos

XVI al XVIII.

Su característica más destacada es la concentración de todo el poder político en las manos

de un monarca. El rey gobierna sin más restricciones que su propia voluntad, la cual por

lo tanto tiene el valor de una norma jurídica. No se concibe la existencia de los poderes

entendidos como inherentes a cualquier régimen republicano o democrático, o sea, el

ejecutivo, el legislativo y el judicial. El soberano tiene sólo derechos y el pueblo, sus

súbditos, sólo obligaciones.

Economía absolutista:
En el absolutismo la economía solía ser mercantil y contar con una total intervención del

monarca. Probablemente de la alianza entre la política feudal de la aristocracia y la

burguesía insurgente, dependió que este modelo de gobierno durara tanto tiempo a pesar

de haberse sentado ya las bases del venidero capitalismo.

El paradigma de rey absolutista fue Luis XIV, aquel que supo sintetizar los principios de

este régimen en una fórmula memorable: “L’État, c’est moi” (El Estado soy yo). Gobernó

hasta su muerte desde 1643 hasta 1715.

La caída del absolutismo en Europa se dio con el Congreso de Viena de 1814 que restauró

la monarquía tradicional, una vez derrotado el imperio de Napoleón Bonaparte. En contra

de la voluntad de sus pueblos, nuevos monarcas absolutos se sentaron en sus tronos, y se

pensó que se podía desandar el camino político de la Revolución Francesa, en lo que se

llamó la “Restauración europea”.

Sin embargo, las ideas liberales y revolucionarias ya habían sido sembradas y, con la

excepción del Imperio ruso que duró hasta 1917, la mayoría de las monarquías

absolutistas de Europa sucumbieron a la oleada revolucionaria de 1848, conocida como

la Primavera de los Pueblos o el Año de las Revoluciones.

Estado Liberal-Burgués:

En el año 1789, con la Revolución Francesa, es cuando supone el comienzo de un

verdadero cambio de paradigma. Se acaba con el absolutismo y con los monarcas; se da

poder real al pueblo; y se instaura un sistema basado en la libertad, en la igualdad y en la

justicia igualitaria. Es conveniente señalar que se hizo con una brutal violencia y que el

concepto de liberalismo que se tiene en el siglo XXI no es el mismo que imperaba en la

época.

Esta nueva formulación estatal parecía dar respuesta a las demandas burguesas de la

época: libertad, igualdad y secularización. Surge así el modelo de Estado que,


posteriormente, evolucionaría hasta nuestros días, distinguido por su gran faceta social e

intervencionista.

El Estado liberal posee las siguientes características que lo hicieron particular e

innovador:

- Fin del absolutismo: Se acaba con la Edad Moderna y dando paso a la Edad

Contemporánea. Aunque cada país lo instauró en años diferentes.

- Separación de poderes: Se acaba con el poder absoluto del monarca, que es

sustituido por el Poder Legislativo (Parlamento), el Poder Ejecutivo (Gobierno) y

el Poder Judicial (jueces).

- Derechos y libertades: Son concedidos a la población numerosos derechos y

libertades.

- Economía de mercado: Se suceden numerosas liberalizaciones en muchos

sectores y se da un gran papel al mercado como asignador de recursos. Limitando

así el papel intervencionista del Estado.

- Democracia: Este tipo de Gobierno estaba caracterizado por la existencia del

Parlamento, cuyos representantes eran elegidos por sufragio.

El Estado liberal no es un Estado que promueve y defiende el liberalismo, sino que fue

una organización puntual y descatalogada, que buscaba más libertad en algunos ámbitos

de la vida pública y privada en el contexto de las monarquías absolutas.

Personalidad Jurídica del Estado:

La doctrina de la personalidad del Estado va integrándose en el transcurso de tres períodos

históricos, a saber: Un primer período, que comprende, a la vez, el régimen absolutista y

las nuevas aportaciones que promueven su transformación (siglos XVI a XVIII). El

segundo período se concreta a los supuestos doctrinales de las revoluciones

norteamericana y francesa (siglo XVIII). Por último, el período contemporáneo, del


Estado de Derecho, en el que se elabora la dogmática de la personalidad del Estado con

un método jurídico.

La doctrina contemporánea de la personalidad del Estado tiene ya por nociones de

carácter jurídico. Claro que ello no era posible antes de haberse configurado jurídicamente

el Estado de Derecho, con lo cual una vez definido de semejante manera, “la personalidad

del Estado es punto de partida y fundamento del Derecho Público” (Gerber), haciendo

“eje de esta construcción no tanto el Estado como institución objetiva sino como sujeto

de derechos y deberes” (Laband).

Esta elaboración doctrinal corresponde a la escuela jurídica alemana y especialmente a

Karl Friedrich Wilhelm Gerber (1823-1891), Paul Laband (1838-1918) y Georges

Jellinek (1851-1911).

Para Gerber” el Estado representa la unidad jurídica que denominamos persona, en cuanto

actúa como sujeto de relaciones jurídicas. Pero aun cuando constituyendo una agrupación

humana el Estado no es el pueblo -según sostenían algunas tendencias del Derecho

natural- ya que éste no es sujeto ni menos aun persona y, por el contrario, “es en el Estado

y a través del Estado que el pueblo adquiere unidad jurídica”. Ahora bien; únicamente el

Derecho puede determinar la unidad del Estado lo mismo que la de cualquier persona,

con lo que la multitud se reevalúa jurídicamente adquiriendo en el Estado la unidad

correspondiente a la persona.

En la etapa histórica del Estado de Derecho, la personalidad del Estado no puede

afirmarse de otra manera que como una consecuencia de su propia vinculación al

Derecho.

Es por tanto del Ordenamiento jurídico que ha de deducirse la cualidad de persona

atribuida al Estado pues, de acuerdo con el razonamiento de Michoud, “si se concibe al


Estado como persona, sujeto de derechos, a la vez se admite que está sometido al Derecho,

con lo cual, de la misma manera el titular de derechos subjetivos se encuentra ligado al

Derecho objetivo que condiciona el ejercicio de su poder”.

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