En definición de E. Mayr, evolución implica cambio con continuidad, normalmente con un
componente direccional. También puede definirse como el cambio en la diversidad y adaptación de las poblaciones de organismos. En 1859, con el origen de las especies de Charles Darwin, quedaron sentadas las bases de la evolución biológica o teoría de la evolución. Darwin afirmó que todos los organismos que habitan en el planeta son el resultado de un proceso de descendencia con modificaciones sucesivas, a partir de un antepasado común. Esto es lo mismo que decir que las especies no son entidades fijas o inmodificables (como se pensaba mayoritariamente en la época), sino que han evolucionado mediante un proceso de cambio gradual a partir de otras preexistentes. Además, todas ellas están relacionadas entre sí, ya que en algún momento de su historia evolutiva compartieron un antecesor común, a partir del cual evolucionaron. El mecanismo que explica cómo se llevan a cabo los cambios evolutivos es la selección natural. Darwin aportó numerosos hechos, sólo explicables mediante la teoría de la evolución. Ellos y nuevas evidencias posteriores, constituyen las llamadas pruebas de la evolución. Entre ellas destacan las pruebas paleontológicas, de la anatomía comparada, embriológica, de la bioquímica comparada, de la adaptación, de la distribución geográfica y de la domesticación. Prueba paleontológica. La paleontología se ocupa del estudio de los fósiles. La presencia de restos de floras y faunas extinguidas y su distribución en los estratos, demuestra la existencia de un proceso de cambio. Se han encontrado numerosas formas puente o eslabones entre dos tipos o grupos de seres. Un ejemplo es el Archaeopteryx, que presenta caracteres intermedios entre reptiles y aves. Prueba de la anatomía comparada. Analizando la anatomía de los animales, se comprueba que en distintas especies aparecen partes de su organismo constituidas bajo un mismo esquema estructural. Esto apoya una similitud de parentesco u homología entre órganos, que deben de haber tenido un mismo origen y un desarrollo común durante cierto tiempo. Un ejemplo clásico de órganos homólogos son las extremidades anteriores de los humanos, ballenas y murciélagos que, aunque utilizadas para fines diferentes, tienen la misma estructura básica, relación con otros órganos y tipo de desarrollo embrionario. No hay que confundirlos con los órganos análogos, que son producto de una convergencia adaptativa. Son aquellos que aunque teniendo semejanzas, por desempeñar una misma función, presentan un origen totalmente diferente y no responden a un mismo plan estructural. Tal es el caso de las alas de insectos y aves, o las patas delanteras del topo y alacrán cebollero. Hay órganos homólogos que no realizan ninguna función y que sin embargo están presentes generación tras generación en los individuos: son los llamados órganos vestigiales. Así son los huesos, homólogos de la cadera de otros vertebrados, que presentan en el seno de los tejidos ballenas y ofidios; de esto se deduce que han evolucionado a partir de predecesores cuadrúpedos. En los seres humanos, son órganos vestigiales el coxis (remanente de la cola), el apéndice, las muelas del juicio y los músculos del pabellón auditivo. Prueba embriológica. A lo largo del desarrollo embrionario de los vertebrados, se presentan grandes similitudes entre los distintos grupos. Prácticamente en todas las especies, se encuentran caracteres ancestrales que desaparecen durante el proceso embrionario. La constatación de esto permitió enunciar a Ernst Haeckel, en 1866, la teoría de la recapitulación que se expresa: el desarrollo individual (ontogénesis) viene a ser un compendio del desarrollo histórico de la especie (filogénesis); o lo que es lo mismo: la ontogenia es una recapitulación de la filogenia. Aunque esto no es totalmente exacto, sí se comprueba que en el desarrollo embrionario de los animales (segmentación, morfogénesis y primeros estadios de diferenciación), se pasa por fases idénticas a las de embriones de formas de niveles inferiores. Los embriones humanos, al mes de edad, presentan una serie de fosas y bolsas branquiales en la región del cuello, poseen temporalmente cola y su corazón presenta sólo dos cámaras. En el desarrollo de musgos y helechos, se producen al germinar las esporas estructuras filamentosas o laminares de aspecto taloso, similares a algas, a partir de las que se supone evolucionaron. Prueba de la bioquímica comparada. También se han encontrado homologías bioquímicas, siendo este parecido bioquímico una de las características más destacables de la escala evolutiva. Se ha comprobado que la hemoglobina de los eritrocitos presenta la misma estructura básica en todos los vertebrados. Así, por ejemplo, la humana sólo se diferencia de la del chimpancé en 12 aminoácidos. Los ácidos nucleicos, desde los moneras a los mamíferos, presentan la misma estructura, utilizan los mismos 20 aminoácidos para la síntesis proteica, aplicando un código genético también universal (salvo excepciones). Prueba de la adaptación. Una prueba muy llamativa de la evolución es el llamado melanismo industrial, producido en la falena del abedul. La mariposa nocturna (Biston betularia), es de color blanco sucio con motas oscuras, tanto en el cuerpo como en las alas. En 1848 se descubrió cerca de Manchester (Gran Bretaña) un mutante de color negro, que poco a poco se convirtió en la forma más abundante. Ello fue debido al ennegrecimiento de los troncos y la desaparición de los líquenes por el humo de las fábricas. En los troncos de los abedules, en donde pasaban el día posadas con las alas extendidas, su color claro las hacía fácilmente visibles a las aves que las depredaban; en cambio la forma oscura quedaba camuflada por su tono, aumentando sus posibilidades de sobrevivir. El genetista Kettlewell, pudo verificarlo en 1955, cuando, tras liberar mariposas marcadas de ambas formas, recuperó el doble de oscuras que de claras. Ello se debía a que las aves comían más cantidad de las últimas, a las que veían mejor. En este caso se ha podido analizar el proceso de la Evolución, actuando las aves como agente de selección. Los casos de mimetismo tienen su origen en un mecanismo similar. Prueba de la distribución geográfica. Al estudiar la distribución de las especies vegetales y animales en el planeta, se comprueba que en general no tienen una presencia uniforme en todos los continentes. Y ello a pesar de que existen hábitats apropiados, como se comprueba al introducir actualmente especies (conejos o zorros en Australia). Ello puede explicarse evolutivamente, debido a la existencia de barreras geográficas o a la eficiencia de los mecanismos de dispersión o locomoción, a partir del lugar original de evolución de cada especie. La existencia de fauna y flora características en las islas oceánicas, que nunca han estado unidas a continentes, con adaptaciones evolutivas variadas (los pinzones de Darwin de las islas Galápagos) son una prueba más de la evolución independiente de las especies, a partir de antecesores locales. Prueba de la domesticación. La propia actividad agrícola o ganadera de los seres humanos, a lo largo de miles de años, es una prueba más de la variabilidad de las formas animales y vegetales. Aunque no se han creado especies nuevas, salvo excepciones, sí se han logrado formas muy diferentes del espécimen ancestral. Las distintas razas de perros son un claro ejemplo de las modificaciones logradas mediante la selección de los cruces. Las razas de caballos, vacas, cabras, ovejas, palomas, gallinas, etc; así como las variedades de plantas comestibles, sobre todo cereales, son el resultado de cambios evolutivos controlados por los humanos.
1.- ¿Con cuál de los testimonios presentados esta usted de acuerdo, fundamente su respuesta? 2.- ELABORE UN MAPA MENTAL SOBRE LOS TESTIMONIOS DE EVOLUCIÓN