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Pruebas y evidencias científicas que sustentan la evolución

¿Qué pruebas avalan la evolución?


La teoría evolutiva se apoya en cuatro pruebas de diferente valor demostrativo: la
anatomía comparada, la embriología, el registro fósil y el parentesco genético.
¿Qué se deduce de la anatomía comparada?
Sin duda, es el argumento más visible. Los paleontólogos suelen referirse a los tetrápodos
–animales de cuatro extremidades: anfibios, reptiles, pájaros y mamíferos– que
evolucionaron a partir de un grupo particular de peces de aletas lobuladas. Es uno de los
muchos ejemplos que muestran la evolución a partir de la comparación anatómica de las
especies. En los tetrápodos se observa que los esqueletos de las tortugas, los caballos,
los humanos, los pájaros, las ballenas y los murciélagos son sorprendentemente
similares, a pesar de la diversidad de sus ambientes y modos de vida. En los casos
mencionados, dos miembros delanteros, armados sobre los mismos huesos, sirven a una
tortuga y a una ballena para nadar, a un caballo para correr, a un pájaro para volar, y a
una persona para escribir. Por lo que parece, dichas especies heredaron sus estructuras
óseas de un ancestro común, antes de que sufrieran diversas adaptaciones.
¿Qué aporta la embriología?
Se trata de otra prueba clásica. Todos los vertebrados se desarrollan a partir de formas
embrionarias notablemente similares en las primeras fases de la gestación. En El origen
de las especies, Darwin define esta homología como “la relación entre las partes,
resultante del desarrollo de las partes embrionarias correspondientes”. A modo de
ejemplo, los embriones de los seres humanos y de otros vertebrados no acuáticos
muestran, en la piel de la garganta, pliegues en forma de hendiduras, de agallas que
nunca van a utilizar. Las tienen porque comparten una antecesor común: el pez, en cuya
cabeza evolucionaron por primera vez las estructuras respiratorias. Esta argumentación
se tambaleó cuando se logró marcar con colorante las células de los embriones.
Entonces, al presenciar su desarrollo, se observó que un órgano concreto –el riñón, por
ejemplo– no se forma en todas las especies a partir de las mismas células embrionarias.
Esto se complica en el caso de los insectos y de las plantas, cuyos órganos homólogos se
han formado de muchas maneras diferentes.
¿Qué dice el registro fósil?
Existen fósiles catalogados de 250.000 especies, y en dicho catálogo rara vez se reflejan
las innumerables formas de transición que Darwin supuso. Más bien parece que la
evolución da grandes saltos, como ha puesto de manifiesto Stephen Jay Gould. Desde el
punto de vista paleontológico, el estado habitual de las especies es la estasis y la súbita
aparición y desaparición, no el cambio gradual. Hay, por tanto, más revolución que
evolución. Darwin pensaba que no encontraba formas intermedias porque el registro fósil
era muy incompleto, pero hoy se conocen archivos completos, que documentan millones
de años de forma ininterrumpida. Uno de ellos es el de los moluscos del lago Turkana, en
África oriental, donde Williamson, en 1987, identificó la aparición repentina de nuevas
especies (especiación).
¿Qué prueba la genética?
Si los argumentos anteriores no son definitivos, se piensa que los aportados por la
biología molecular y la genética sí lo son. El hecho de que las transformaciones químicas
de las células sigan los mismos mecanismos metabólicos habla claramente de un origen
común: una protocélula con el código genético que ha llegado hasta la actualidad,
integrado por las cuatro bases nitrogenadas que se combinan en la molécula de ADN. Un
estudio comparativo de los genomas muestra concordancias sorprendentes entre las
especies. El ejemplo que mejor se conoce es el humano: la posibilidad de encontrar
secuencias similares a una secuencia del genoma humano es del 100% respecto a los
chimpancés, del 99% respecto a los perros y ratones, del 75% respecto al pollo, y del
60% respecto a la mosca de la fruta

Anatomía y embriología

Darwin concebía la evolución como una "descendencia con modificaciones", un proceso

por el que las especies cambian y dan lugar a nuevas especies en el transcurso de

muchas generaciones. Propuso que la historia evolutiva de las formas de vida es como un

árbol ramificado con muchos niveles, en el que todas las especies pueden remontarse a

un antiguo antepasado común.

Biología molecular

Al igual que las homologías estructurales, las semejanzas entre las moléculas biológicas

pueden reflejar la existencia de un ancestro evolutivo compartido. En el nivel más básico,

todos los seres vivos comparten:

 El mismo material genético (ADN)

 El mismo código genético o alguno muy parecido

 El mismo proceso básico de expresión de genes (transcripción y traducción)

 Los mismos materiales de construcción, como los aminoácidos

Estas características compartidas sugieren que todos los seres vivos descienden de un

ancestro común y que dicho ancestro tenía ADN como material genético, usaba el código

genético y expresaba sus genes mediante transcripción y traducción.


Todos los organismos actuales comparten estas características porque fueron

"heredadas" de dicho ancestro (y porque cualquier cambio grande en esta maquinaria

básica habría afectado la funcionalidad de las células).

Aunque las características como tener ADN y llevar a cabo la transcripción y la traducción

de genes son muy buenas para establecer el origen común de la vida, no son tan útiles

para saber cuán relacionados están entre sí dos organismos en particular. Si queremos

determinar qué organismos en un grupo son los más emparentados, necesitamos usar

diferentes tipos de características moleculares, como las secuencias de nucleótidos de los

genes.

Biogeografía

La distribución geográfica de los organismos sobre la tierra sigue patrones que se

explican mejor por medio de la evolución, en combinación con el movimiento de las placas

tectónicas, a lo largo del tiempo geológico. Por ejemplo, los grandes grupos que ya

habían evolucionado antes de la ruptura del supercontinente Pangea (hace

unos 200200200 millones de años) tienden a tener una distribución mundial. En cambio,

los grupos que evolucionaron después de la ruptura suelen aparecer solo en regiones

más pequeñas de la tierra. Como ejemplo tenemos a grupos de plantas y animales en los

continentes del norte y del sur, que pueden ser rastreados hasta la división de Pangea en

dos supercontinentes (Laurasia en el norte y Gondwana en el sur).

La evolución de especies únicas en las islas es otro ejemplo de la intersección entre

evolución y geografía. Por ejemplo, la mayoría de las especies de mamíferos en Australia

son marsupiales (llevan a sus crías en una bolsa), mientras que la mayoría de las

especies de mamíferos en cualquier otra parte del mundo son placentarios (nutren a sus

crías mediante una placenta). Las especies marsupiales australianas son muy diversas y

llenan una gran variedad de funciones ecológicas.


Estas especies pudieron evolucionar sin competencia (ni intercambio) con el resto de las

especies de mamíferos en el mundo gracias a que Australia estuvo aislada por el mar

durante millones de años.

Los marsupiales australianos, los pinzones de Darwin en las Galápagos y muchas

especies de las islas hawaianas solo se encuentran en sus hábitats isleños, pero están

lejanamente relacionados con especies ancestrales en los continentes. Esta combinación

de características refleja los procesos por los que evolucionan las especies isleñas. Con

frecuencia evolucionan a partir de ancestros continentales (como cuando una masa de

tierra se desprende del continente o una tormenta desvía a algunos individuos hacia las

islas) y divergen (se vuelven gradualmente diferentes) al tiempo que se adaptan en

aislamiento al ambiente isleño.

El registro fósil

Los fósiles son los restos conservados de organismos, o sus rastros, que estuvieron

vivos en un pasado distante. Por desgracia el registro fósil no es completo ni está intacto:

la mayoría de los organismos nunca se fosiliza y los humanos rara vez encontramos a los

que sí se fosilizaron. Sin embargo, los fósiles que hemos encontrado nos permiten

comprender la evolución a lo largo de extensos periodos de tiempo.

Los fósiles documentan la existencia de especies ahora extintas, lo que muestra que

diferentes organismos han vivido en la tierra durante distintos periodos de tiempo en la

historia del planeta. También pueden ayudar a los científicos a reconstruir las historias

evolutivas de las especies actuales. Por ejemplo, algunos de los fósiles más estudiados

son los del linaje del caballo. Usando estos fósiles, los científicos han podido reconstruir

un "árbol familiar" extenso y ramificado de los caballos y sus parientes extintos^66start

superscript, 6, end superscript. Los cambios en el linaje que conducen a los caballos

modernos, como la reducción de los dedos en los pies a pezuñas, pueden reflejar

adaptaciones a cambios en el medio ambiente.


Pruebas y evidencias científicas que sustentan la evolución en Venezuela

CERCA DEL PRIMER FÓSIL HUMANO

En Venezuela no se ha descubierto el primer fósil humano, pero “creemos que estamos


cerca” de hallarlo, anticipa Rincón. “Tenemos evidencias, tenemos puntas de flechas”, al
sur del estado Cojedes, asociadas con megafauna. En Falcón, en Taimataima, “creemos
que hubo una interacción entre la megafauna y el ser humano; el ser humano
probablemente pudo haber estado cazando esa megafauna” hace 14 mil años. Las
mujeres seguramente fueron las responsables de elaborar las puntas de las flechas
usadas para la búsqueda de alimento. “Es lo que cree: que la mujer se quedaba en el
campamento haciendo las herramientas, recolectando”, describe.

UN «DINO» CARNÍVORO

Rincón señala que Venezuela es importante para tres hitos de la evolución de los
ecosistemas en Suramérica. Recuerda que, hace 192 millones de años, el súper
continente inicial, Pangea, comenzó a fracturarse por la llamada Línea de las
Tierras Rojas de América, que cruza desde Washington hasta Brasil, y que en
Venezuela pasaría por Táchira, Zulia y Trujillo (formación La Quinta).

Esas tierras rojas “son el inicio de la era de los dinosaurios”, detalla, “y siempre
nos preguntamos: si Arizona, México, Brasil, Washington tenían dinosaurios, ¿por
qué no nosotros? En 1996 ya teníamos una noticia de que había pequeños restos
de dinosaurios cerca de La Grita, fuimos y comenzamos a colectar material”. Es
una tonelada de material “con huesitos de dinosaurios”, que “son muy importantes
porque son los primeros pasos de la era de los dinosaurios”.

Próximamente “estaremos anunciado una sorpresa” con “el muchacho de la


película”: un dinosaurio carnívoro “realmente muy importante” por las
repercusiones evolutivas que implica. ¿Podría ser el primero? Probablemente.

El país también es relevante para la paleontología porque hay evidencias de


“cuando se extinguen los dinosaurios y cuando empiezan a predominar los
mamíferos (hace 65 millones de años)”. Ese “cambio profundo del planeta
nosotros lo estamos registrando en las minas del Guasare (Zulia)”. A unos 100
metros de profundidad “están apareciendo fósiles de hojas”; en Colombia (mina
Cerrejón) ya encontraron cocodrilos y serpientes gigantes, “y nosotros esperamos
que aparezcan” del lado venezolano.

El investigador refiere que se ha hablado mucho, en el ámbito científico, sobre la


deriva del río Orinoco, ya que supuestamente no drenaba hacia el este (como lo
conocemos actualmente) sino cerca de Urumaco (Falcón) hace 14 millones de
años. “Nosotros quisimos poner a prueba esa hipótesis”, por las implicaciones que
tendría en cuanto a extinciones y cambios drásticos en el ecosistema. Pero hasta
ahora “la respuesta es no”, afirma.
El equipo de Rincón prepara un trabajo sobre la Sierra de La Baragua (Lara),
donde “debió haber pasado el río y donde no conseguimos evidencias de un gran
río”. Andrés Solórzano evalúa la geología de La Baragua “y la fauna fósil que
estamos encontrando”.

Las investigaciones sobre tiburones prehistóricos también forman parte del trabajo
del laboratorio. Rincón aclara que la forma de estos animales “no ha cambiado en
millones de años”, aun cuando “hay características en los dientes que nos
permiten separar las especies a lo largo del tiempo y en un ecosistema”. En la
Península de Paraguaná “estamos consiguiendo un nido de tiburones”, asociados
a la Formación Cantaure, con una antigüedad de 17 a 18 millones de años.

LA EDAD DEL HIELO…EN ZULIA

El último pilar del laboratorio, como lo sentencia el científico, es el llamado Gran


Intercambio Biótico Americano. “Cuando Pangea se fractura Suramérica se
convierte en un continente- islas, lo que les dio la oportunidad de evolucionar de
manera distinta del resto de las tierras del planeta”. En el Mene de Inciarte (Sierra
de Perijá, Zulia) se han hallado gliptodontes, toxodontes y macraeuquenias (danta
con patas de caballo). “Este yacimiento (de 25 mil años) es importante porque nos
habla del final de ese gran intercambio”. También lo es el Breal de Orocual (de 2,5
millones de años), donde hay 57% de animales “estrictamente suramericanos, y el
resto, norteamericanos”.

Tal como lo ilustra, “en un metro cúbico de Mene de Inciarte hemos conseguido
aproximadamente 8 mil ejemplares fósiles. En cada cuadrito hay un ecosistema
completo con anfibios, reptiles, murciélagos, los pájaros que se te antojen,
caballos, camellos, el primer tigre diente de sable”. El experto estima que 57% son
mamíferos que vienen del norte del continente. La razón es muy simple: animales
del norte bajaron al sur y se quedaron atrapados en el asfalto. Pero el Mene de
Inciarte es, también, una ventana a la Era del Hielo. “En las tierras altas hubo
grandes glaciares”, como Mérida y Perijá. “Tenemos evidencias de eso y vamos a
dar la noticia próximamente”. En la zona pulularon caballos, camellos, toxodontes,
mastodontes y tigres diente de sable. Nadie pensaría que en esa suerte de
querido horno que es el estado Zulia el hielo ejerció su gobierno. En ese
yacimiento hay 39 especies de mamíferos. Un manuscrito sobre las aves del Mene
de Inciarte, las aves de la Era del Hielo, fue enviado por Rincón a Science. Están a
la espera de su publicación. El Mene de Inciarte es un baúl de tesoros que las
venezolanas y los venezolanos estamos descubriendo: “Hay una anécdota de un
geólogo norteamericano que estuvo en 1914 tratando de hacer las prospección de
ese sitio, porque es un mene gigantesco que tiene un kilómetro de largo por 500
metros de ancho. A pesar de que él era paleontólogo, no se dio cuenta de que
había fósiles en el sitio. Imagínate tú: el Mene nos estaba esperando a nosotros
para poder revelar sus secretos”.En Urumaco “tenemos 27 especies de
mamíferos”, y hay otras 34 en el Breal de Orocual (además de cuatro de
dinosaurios y la “sorpresa” de la que habla Rincón).
Primeras ideas de evolución

Selección natural

Es importante destacar que Darwin no solo propuso que los organismos


evolucionaban. Si ese hubiera sido el inicio y el fin de su teoría, ¡no estaría en
tantos libros de texto hoy en día! Además, Darwin también propuso un mecanismo
para la evolución: la selección natural. Este mecanismo era elegante y lógico, y
explicaba cómo podían evolucionar las poblaciones (tener descendencia
modificada) de tal manera que se hacían más adecuadas para vivir en sus
entornos con el paso del tiempo.

El concepto de selección natural de Darwin está basado en varias observaciones


fundamentales:

 Los rasgos a menudo son heredables. En los seres vivos, muchas


características son hereditarias o pasan de padres a hijos. (Darwin sabía
que esto sucedía, si bien no sabía que los rasgos se heredaban mediante
genes).

 Se produce más descendencia de la que puede sobrevivir. Los


organismos son capaces de generar más descendientes de los que su
medio ambiente puede soportar, por lo que existe una competencia por los
recursos limitados en cada generación.

 La descendencia varía en sus rasgos heredables. La descendencia en


cualquier generación tendrá rasgos ligeramente distintos entre sí (color,
tamaño, forma, etcétera), y muchas de estas características serán
heredables.

Basado en estas sencillas observaciones, Darwin concluyó lo siguiente:

 En una población, algunos individuos tendrán rasgos heredables que les


ayudarán a sobrevivir y reproducirse (dadas las condiciones del entorno,
como los depredadores y las fuentes de alimentos existentes). Los
individuos con los rasgos ventajosos dejarán más descendencia en la
siguiente generación que sus pares, dado que sus rasgos los hacen más
efectivos para la supervivencia y la reproducción.

 Debido a que los rasgos ventajosos son heredables y a que los organismos
que los portan dejan más descendientes, los rasgos tenderán a volverse
más comunes (presentarse en una mayor parte de la población) en la
siguiente generación.
 En el transcurso de varias generaciones, la población se adaptará a su
entorno (ya que los individuos con rasgos ventajosos en ese ambiente
tendrán consistentemente un mayor éxito reproductivo que sus pares).

El modelo de Darwin de evolución mediante selección natural le permitió explicar


los patrones que vio durante sus viajes. Por ejemplo, si las especies de pinzones
de las Galápagos compartían un ancestro común, tenía lógica que tuvieran mucho
parecido entre ellas (y con los pinzones continentales, con quienes probablemente
compartían un ancestro común). Si los grupos de pinzones habían estado aislados
en islas separadas durante muchas generaciones, cada grupo se habría visto
expuesto a un ambiente diferente en que el que se habrían favorecido distintos
rasgos heredables, como los diferentes tamaños y formas de los picos para
aprovechar distintas fuentes de alimento. Estos factores pudieron conducir a la
formación de especies distintivas de cada isla.
La marckismo y sus postulados.
La teoría de Lamarck fue la primera teoría coherente donde se propuso
que los organismos evolucionaban. Se centra en la existencia de una
“fuerza vital” en el interior de los seres vivos que los empuja a modificar
ciertos rasgos físicos en el tiempo con un propósito definido.

Esta teoría abrió las puertas al pensamiento evolucionista y fue


predecesora de la teoría de la evolución de las especies propuesta por
Darwin en el libro El origen de las especies. Sin embargo, fue duramente
criticada, ya que no había experimentos ni evidencia suficiente que la
apoyaran.

La teoría de Lamarck sobre la evolución fue propuesta en 1809 por el


naturalista francés Jean-Baptiste Pierre Antoine de Monet, mejor conocido
hoy en día como “Lamarck”, nombre con que firmaba sus publicaciones.
Lamarck fue uno de los padres de la paleontología y, además, fue quien
acuñó el término “Biología” para identificar a la ciencia que estudia a los
seres vivos.

En el momento histórico en que Lamarck planteó sus conceptos sobre la


evolución, predominaban las ideas creacionistas, es decir, las ideas
religiosas acerca del origen del universo por medio de la “Creación Divina”.

Su teoría apoyaba la idea de la “generación espontánea de la vida” y la


búsqueda de la perfección por los organismos vivos. Lamarck era partidario
de que la vida de todos los seres surgía a partir de la materia inorgánica y,
a través de un “soplo de vida”, se le otorgaba un alma única a cada cuerpo.

Lamarck proponía que el cambio de las especies ocurría con un “sentido” o


un “propósito” y consideraba que los animales más complejos surgían a
partir de animales más simples.

La teoría de Lamarck fue publicada por primera vez en el libro “Filosofía


Zoológica” en 1809. No existen, además de este libro, otros “cuadernos de
notas” de Lamarck que nos revelen o conduzcan a través de los
pensamientos que llevaron al científico a sus conclusiones respecto a la
evolución.

En dicho libro, Lamarck propuso que los órganos de los animales


“evolucionan” o se modifican de acuerdo a una especie de “ley” de uso y
desuso, dependiendo de las necesidades fisiológicas y el ambiente donde se
encuentran.

Por tanto, un cambio drástico en determinadas condiciones ambientales


puede “activar” comportamientos que podrían terminar en la adquisición de
nuevos órganos que, con el transcurso del tiempo, cambiarían
considerablemente a los organismos y sus ciclos de vida.

Para otros científicos de la época, su teoría estaba sustentada sobre muy


pocas observaciones y mucha especulación. Sin embargo, Lamarck era un
gran estudioso y conocía bien los trabajos de Descartes, Leibniz y Newton,
por nombrar algunos.

Lamarck mezclaba los hallazgos de sus observaciones taxonómicas con sus


pensamientos filosóficos y pensaba que los organismos que observamos en
la actualidad son las versiones más complejas y avanzadas de unos
organismos antepasados más simples.
Así pues, Lamarck describió la evolución como un proceso progresivo y
continuo, donde la naturaleza produce seres cada vez más complejos y
perfectos a partir de organismos simples que surgen rápidamente por
generación espontánea.

Los postulados de Lamarck pueden resumirse en dos ideas centrales:

1. El uso frecuente y continuo de un órgano lo desarrolla de manera


proporcional a la duración de su uso, mientras que la falta de uso
lo debilita gradualmente hasta que el mismo desaparece.
2. Las características u órganos que los individuos adquieren o
pierden debido a determinadas circunstancias (uso o falta de uso)
se conservan en los hijos (descendientes) a través de la
reproducción, siempre que estos cambios sean adquiridos por
ambos padres (parentales).
3. Algunas ideas adicionales a estos postulados, aunque de menor
relevancia, son:
4. – La vida se origina espontáneamente, utilizando como “sustrato”
cuerpos que han sido modelados a partir de materiales inorgánicos.
5. – Todos los organismos vivos poseen un impulso interno que los
“empuja” hacia la perfección, en la literatura francesa de la época se
refieren a este como “élan vital”.
6. – El camino hacia la perfección de cada organismo es un proceso
lineal y progresivo que, en los animales, ocurre para conseguir
finalmente la forma humana.
7. – Existen algunos caminos alternos en esa linealidad evolutiva, donde
algunos organismos se detienen o se desvían, por lo que pueden
observarse distintas formas a la vez.

El ejemplo más famoso del Lamarckismo es el dibujo de una jirafa con un


cuello corto que trata de alcanzar las hojas de una rama alta de un árbol. A
su lado, otro dibujo donde una jirafa, emparentada con la primera pero
muchas generaciones después, consigue alcanzar las hojas de dicho árbol
estirando su cuello.

Lamarck también se refería a las patas de los canguros como un ejemplo


del desarrollo de los órganos a los que él se refería. Como el canguro
empleaba constantemente sus patas para desplazarse, estas extremidades
se desarrollaron excesivamente en el animal.

Otros ejemplos incluían las extremidades superiores de los avestruces (las


alas) como un ejemplo de extremidades atrofiadas, en contraste con unas
patas muy desarrolladas, prácticamente especializadas para correr a
grandes velocidades.

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