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INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA POLÍTICA: (3) CONTESTACIONES AL ESTADO LIBERAL I.

PUNTO 1: ESTADO, CAPITALISMO Y REVOLUCIÓN.


Se paso del feudalismo al capitalismo. El feudalismo se caracterizaba porque se basaba en la
explotación del trabajo (señores-vasallos-siervos) y dominaba el poder parcelado. Este sistema
floreció en el siglo IX hasta el XV, prácticamente abarcó toda la edad media. Aún así antes de
1500 ya existían sistemas con elementos porto-capitalistas: el comercio y la búsqueda de
beneficio.

1.1. SALTO DEL FEUDALISMO AL CAPITALISMO.


La transición del feudalismo al capitalismo es el periodo de cambio que vivieron las economías
agrícolas y rurales a finales de la Edad Media, a partir del cual, estas economías comenzaron a
industrializarse y organizarse en núcleos urbanos. Y es que este proceso de transición se inicia
al final de la Edad Media, pero llega hasta el siglo XVIII. Este gran cambio supuso pasar de
una economía agrícola a una economía en la que se buscaba obtener ganancias basadas en
la propiedad privada de los medios de producción y la libre competencia.

Por tanto, hablamos de sociedades que evolucionaron, pasando de organizarse mediante el


modo feudal, es decir, sociedades de campesinos bajo la protección de señores feudales, a
organizarse como sociedad de patrones (también llamados capitalistas) y obreros.

Son diversas las crisis sociales y económicas que llevaron a Europa a evolucionar de una
economía feudal a una economía capitalista. Para ello, conviene analizar las etapas clave que
influyeron en este gran cambio económico y social.

1.1.1. CRISIS DEL SIGLO XIV Y OTROS FACTORES DETERMINANTES.


El siglo XIV trajo consigo hambrunas y enfermedades como la Peste Negra (1348). Todo ello
supuso una caída drástica de la demografía, acompañada por un modelo económico feudal que
era incapaz de dar respuesta a las necesidades de la población.

El desarrollo tecnológico de la Edad Medieval era escaso, los señores feudales no eran capaces
de sacar partido de los excedentes y la actividad económica se concentraba en las zonas rurales.
De ahí que las ciudades, al igual que la burguesía, jugasen un papel secundario en la economía.

Sin embargo, tras el siglo XIV, el feudalismo comienza a decaer. Surgen los primeros Estados,
decrece el poder de la nobleza, terminan el vasallaje y la servidumbre, las transacciones
comerciales se monetizan y aumenta el comercio marítimo. La expansión del intercambio
mercantil (bienes, servicios, fuerza de trabajo, etc.).

Más allá del final de la Edad Media, otro elemento de gran importancia en esta transición son
las revoluciones que tienen lugar en el siglo XVIII. A nivel económico tiene un impacto decisivo
la revolución industrial, mientras que en el plano político resultó decisiva la revolución francesa.

A nivel social se produjo un importante cambio de una sociedad estructurada en


estamentos (nobleza, clero, campesinos) a una sociedad organizada en clases, en la que la
posición de cada individuo viene determinada por la riqueza. A su vez, la burguesía irá ganando
en influencia.

En el plano religioso, en la Edad Media, la religión ocupaba un papel central en la vida de las
personas. Sin embargo, con el transcurso de los siglos, será el hombre quien ocupe un papel
protagonista frente a la religión.
Desde el punto de vista político, esta transición supondrá el final de las monarquías autoritarias.
Así, surgen los Estados modernos que, al concluir la Edad Moderna, terminarán avanzando hasta
adoptar como sistema político la democracia liberal.

Este sistema domina en el S XVII-S XVIII en Inglaterra pero en Francia y en España tardaría más.

1.2. ORIGEN DEL CAPITALISMO.


El origen del capitalismo se remonta al siglo XV y, desde entonces, se ha ido adaptando y
transformando hasta la forma que conocemos en la actualidad. Sus antecedentes hay que
rastrearlos en la transición de la Edad Media a la Edad Moderna (siglos XIII al XV). Pero sobre
todo se encuentra en la producción agrícola inglesa.

Se caracteriza por:
 Capital y trabajo. En el capitalismo, el trabajo es fundamental, lo que significa que la
riqueza deriva de la producción. Por otro lado, el capital es un medio para la producción
(inversión), y no solo un fin.

 Propiedad privada de los medios de producción. Los medios de producción están


mayoritariamente en manos del sector privado que, al velar por sus intereses, promueve
el desarrollo empresarial.

 Apropiación privada de la ganancia. Las ganancias obtenidas por la actividad productiva


y comercial pertenecen al sector privado, lo que no le exonera del obligaciones
tributarias.

 Competencia. La competencia es necesaria y funciona como un estímulo de la


producción y el crecimiento económico. Se alimenta de la oferta y demanda de bienes
y servicios.

 Movilidad social. El capitalismo promueve la movilidad social gracias a la libertad laboral


inherente al sistema.

 Participación limitada del Estado. El Estado siempre debe intervenir como garante de
los derechos ciudadanos. Sin embargo, su grado de participación puede ser mayor,
como ocurre actualmente en la mayoría de los países.

1.3. CONFLICTO ENTRE GRUPOS SOCIALES Y CICLO REVOLUCIONARIO.


Son tres conflictos los que destacan:

La revolución inglesa: La revolución inglesa fue una


etapa en la historia de Inglaterra que se caracterizó por
los constantes enfrentamientos entre los miembros del
parlamento encabezados por Oliver Cromwell y la
monarquía inglesa, representada por el rey Carlos I.
Este periodo estuvo comprendido entre 1642 y 1689
cuando finalmente termina. Todo comienza a raíz de
la muerte de Isabel I, al inicio del siglo XVII, el régimen
monárquico lo heredó la dinastía Estuardo, primero
Jacob y luego pasó a su hijo Carlos I. Estos monarcas
promovían la creencia de que si la realeza mandaba era porque Dios así quería y fue
precisamente esto lo que originó ciertos altercados entre el rey el parlamento británico.

La revolución inglesa surge por dos causas: una política, ya que Carlos I trato de imponer en
Inglaterra un absolutismo monárquico, sin respetar las autoridades que integran el parlamento,
creyendo que el poder de la monarquía se le había dado por derecho divino. Y la otra causa es
religiosa, esto se debe en principio, porque el Rey Carlos I era católico y estableció una política
basada en limitaciones religiosas, que provocó la enemistad de la mayoría de los integrantes del
parlamento que eran protestantes.

Para el año de 1640 esta rivalidad entre ambas fuerzas era mayor y se agravó cuando el rey le
pide al parlamento que lo apoye económicamente, para financiar la guerra entre Inglaterra y los
calvinistas escoceses. El parlamento decidió no financiar nada, y el monarca se molesto.

El conflicto armado inicia en el año de 1642 y en donde el bando de los realistas, derrotaban al
ejército del parlamento, el cual estaba representado por puritanos. Fueron varios años de brutal
lucha, para que al final el ejército del rey fuera completamente vencido en el año de 1651.

Oliver Cromwell un militar y político inglés, integrante del parlamento asume el poder y es
proclamado como el protector de Inglaterra y asume el poder hasta el día de su muerte. Durante
su gobierno la paz estuvo siempre presente, hubo mucha tolerancia religiosa, donde prevaleció
la libertad de culto. Sin embargo esta revolución finaliza, cuando el reino es reconquistado por
el linaje de los estuardos. Revolución Gloriosa de 1688 e invasión de Inglaterra – fin de la
monarquía absoluta

Las relaciones de propiedad cambiaron y poco a poco la forma principal de producción se basó
en la minimización de los costes de producción (explotación, tecnologización). Antes la ganancia
del señor se extraía por relaciones de vasallaje y lealtad (no a través del mercado) El modelo
británico se extendió y hegemonizó (presiones competitivas / geocultura liberal /modelo de
Estado liberal)

La revolución americana: (guerra de independencia 1775-1783). La guerra de Independencia de


los Estados Unidos fue un conflicto bélico que enfrentó a las Trece Colonias británicas originales
en América del Norte contra el Reino de Gran Bretaña. Ocurrió entre 1775 y 1781, finalizando
con la derrota británica en la batalla de Yorktown y la firma del Tratado de París.

En las colonias del sur (Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia) se había
organizado un sistema esclavista (con unos 500.000 esclavos negros) que explotaban
plantaciones de tabaco, algodón y azúcar. De este modo, la población estaba compuesta por
grandes y pequeños propietarios, así como esclavos.

Los antecedentes a la guerra de la Independencia de los Estados Unidos se remontan a


la rivalidad franco-británica en Norteamérica y a las consecuencias de la guerra de los Siete
Años, que terminó en 1763.
El 10 de febrero de ese año, el Tratado de París puso fin al imperio colonial francés en América
del Norte y consolidó a Gran Bretaña como la potencia hegemónica.
Respecto a los colonos estadounidenses, la guerra modificó radicalmente el panorama anterior.
Los francófonos católicos de Quebec, tradicionales enemigos de los colonos estadounidenses de
las trece colonias, recibieron un trato respetuoso por parte de las autoridades británicas, que se
confirmó en 1774 cuando se dotó a Canadá de un estatuto particular dentro de las colonias
estadounidenses, llevándose sus fronteras hasta la confluencia del Ohio y el Misisipi. Asimismo
su población conservó un derecho civil propio y la Iglesia católica fue reconocida. Todos estos
movimientos fueron mal aceptados por la población de las Trece colonias.
La causa inmediata de este conflicto fue el injusto trato que Gran Bretaña infligía a los colonos,
pues estos aportaban riquezas e impuestos a la metrópoli pero no tenían los medios para decidir
sobre dichos impuestos, por lo que se sentían marginados y no representados.
La revolución francesa: fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que
convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras naciones de Europa que
enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo Régimen. Se inició
con la auto proclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con
el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
Si bien después de que la Primera República cayó tras el golpe de Estado de Napoleón
Bonaparte, la organización política de Francia durante el siglo XIX osciló
entre república, imperio y monarquía constitucional, lo cierto es que la revolución marcó el final
definitivo del feudalismo y del absolutismo en el país y dio a luz a un nuevo régimen donde
la burguesía, apoyada en ocasiones por las masas populares, se convirtió en la fuerza política
dominante. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus
estertores, en la medida en que lo derrocó con un discurso e iniciativas capaces de volverlo
ilegítimo.
Según la historiografía clásica, la marca el inicio de la Edad Contemporánea al sentar las bases
de la democracia moderna, lo que la sitúa en el corazón del siglo XIX. Abrió nuevos horizontes
políticos basados en el principio de la soberanía popular, que será el motor de las revoluciones
de 1830, de 1848 y de 1871

PUNTO 2: LAS IDEOLOGIAS.


2.1. QUE SE ENTIENDE POR IDEOLOGÍA Y SUS CARÁCTERÍSTICAS.
Ideología: “Conjunto compartido de conceptos y valores que pretenden describir el universo
político, señalar objetivos y estrategias para intervenir en el mismo” (Vallès).

• Esquema compartido (sentido común) de entender la vida y la política


• Conceptos – representaciones sistemáticas sobre objetos, situaciones
• Valores – atribuciones positivas o negativas de ciertas cualidades.

Este conjunto de conceptos y valores presenta algunos rasgos característicos:

 Las ideologías procuran ofrecer un aspecto sistemático, ordenando conceptos y normas


relativos al conjunto de las relaciones sociales y políticas.

 Las ideologías tienen una clara función instrumental puesto que sirven para señalar
objetivos para distinguir entre amigos y adversarios, para movilizar apoyos y para vencer
resistencias.

 Las ideologías simplifican la gran complejidad de elementos del universo político,


seleccionando los que convienen a sus fines y dejando a un lado los que no le convienen.

 Las ideologías suelen manifestarse explícitamente: cuando se interroga a un ciudadano


por las razones de su conducta política es probable una respuesta basada en alusiones
a su ideología, más fácil de expresar que un sistema de valores.
 Finalmente, las ideologías son compartidas: no pertenecen a un individuo OA un
pequeño grupo. Son propias de un colectivo numeroso, cuyos miembros las utilizan para
actuar en la escena política.

2.2. ELEMENTOS DE TODA IDEOLOGÍA.


Todas la ideologías tienen 4 elementos fundamentales:

 Defender una determinada concepción de la naturaleza humana. Algunas ideologías


afirman que el hombre o la mujer son resultado de la biología, otras en cambio ponen
el acento en el efecto de la cultura, un sujeto es lo que aprende a lo largo de su
existencia.

 Definir una visión de relaciones entre individuos. Algunas biología subrayan las
diferencias que se dan entre sujeto y selecciona alguna de ellas como el valor de un
dominante : el género, la edad, la raza, el estatuto social, etc. Otras, por el contrario,
acentúan la idea de igualdad como principio de sus relaciones y buscan hacerla efectiva.

 Propone un esquema de relaciones entre cada individuo y el colectivo social. Mientras


que algunas ideologías insisten en la presidencia indiscutible del individuo, de su
identidad personal y de su bienestar, otras apuestan por subrayar la necesidad de un
colectivo fuerte y bien integrada como garantía de desarrollo de sus miembros.

 Finalmente sostener un determinado punto de vista sobre la capacidad de acción


política para influir sobre el desarrollo de cada sociedad. En algunas ideología se
considera que es ilusorio la pretensión política de orientar la evolución social; en otras,
por el contrario, se señala que depende de esta acción política el mantenimiento y el
desarrollo de la propia comunidad.

Son formas de traducir–racionalización-y acompañar el conflicto político. Están relacionadas


con situaciones históricas determinadas: La sobreexplotación de las clases trabajadoras; las
crisis y el surgimiento de los fascismos.

2.3. PRINCIPALES IDEOLOGÍAS.


Marx y Engels fueron quienes situaron el término en el terreno político - La ideología alemana
(1845-1846). Se identificó con una connotación negativa que todavía persiste “La ideología de
las clases dominantes se impone a la sociedad como interpretación válida de las relaciones
sociopolíticas y afianza su dominio”.

Las grandes ideologías surgieron como mapas para gobernar la modernidad. Respuestas a las
preguntas que abrió la revolución francesa: liberalismo, socialismo, conservadurismo, fascismos

 Los liberalismos: Se originan en la ilustración europea e inspirar a revoluciones


americana y francesa de finales del siglo XVIII. Resalta el papel protagonista del
individuo: su libertad es el valor supremo sin otro límite que la libertad de los demás. El
progreso de la comunidad hay que dejarlo al resultado espontáneo de la competencia
entre individuos libres y racionales porque de esta tensión de intereses nació en
equilibrio beneficioso para todos. La autoridad política solo garantiza las reglas básicas
de aquella comunidad punto su legitimidad derivada de la adhesión libre que tiene entre
los miembros de la comunidad. Desde entonces determinadas variantes del liberalismo
político han aceptado la intervención del Estado para corregir los efectos más negativos
de la competencia económica.
 Los conservadurismos: aparece como reacción al liberalismo por parte de quienes se
sienten amenazados en su condición privilegiada. De partida es la privacidad de la
comunidad social entendida como un organismo vivo cuya existencia es natural y no
fruto de un acuerdo libre entre sus miembros. A diferencia de liberalismo de la
comunidad estará formada por colectivos de distintos tipos: familias, aldeas, ciudades,
etc. La autoridad política se funda en un principio de jerarquía cuya única preocupación
es evitar los males que acompañan toda innovación política social, ya que el
conservadurismo tiene una confianza nula en el progreso.

 Los socialismos: Reaccionan también contra los resultados del liberalismo: explotación,
desigualdad, marginación. Pero entienden que hay que actuar deliberadamente para
conducir a las sociedades a nuevos estadios de desarrollo que aseguren su bienestar
colectivo. El orden no se basa ni en la competencia libre ni en la tradición se basa en la
solidaridad humana y en una comunidad igualitaria de bienes y recursos para alcanzar
este orden solidario, la intervención de la autoridad política es decisivo. Igualmente las
discrepancias sobre la intervención pública en la economía separa las corrientes
favorables a su completa estatalización de las que hacían compatible una mayor acción
estatal con la continuidad de la actividad privada: comunismo y socialdemocracia.

 Los anarquismos: entienden que una sociedad libre y armónica ha de ser resultado del
acuerdo voluntario entre sujetos. Cualquier forma de autoridad ocupación perturba el
orden social. La cuestión social y la libre asociación solo se puede dar entre el pacto de
individuos, municipios, cooperativas, productivas, comunas agrarias, etc. Cada una de
estas entidades debe auto gestionarse mediante la participación directa de sus
componentes a la toma de decisiones, sin someterse a instrucciones o a consignas
ajenas: la igualdad entre los miembros de cada colectivo debe reflejarse en la
eliminación de todo principio de jerarquía y de todo liderazgo personal.
.
 Los fascismos: es una solución superadora del enfrentamiento entre liberales y
socialistas. Promovían una visión del mundo político en el que el individuo se debe a la
comunidad nacional y al líder indiscutible que la encarna. El orden político y social se
basa en ciertas jerarquías naturales y tienen su esencia en la obediencia inquebrantable
a la voluntad del dirigente supremo. La aparición y crecimiento de formaciones de
derecha radical en la Europa del siglo XXI son impulsados por actitudes semejantes a
las que dieron lugar a los fascismos en los años 20 del siglo XX.

PUNTO 3: LIBERALISMO Y EL ESTADO LIBERAL.


El liberalismo es la ideología capaz de dar cabida y
de racionalizar las necesidades de una nueva
época. El adjetivo liberalismo se usó por primera
vez en las cortes de 1812 en Cádiz Las bases del
liberalismo están en autores como Locke o
Montesquieu. El liberalismo inglés – John Stuart
Mill o Jeremy Bentham.
3.1. NÚCLEO MORAL.
Ahora las reglas que definen lo justo o lo injusto no van a ser aprehendidas ya desde un supuesto
orden moral objetivo, visto por autores como Bentham o J. Los únicos límites a estos fines sólo
pueden radicar en lo que en cada momento que considere necesario para conseguir el mayor
bien o satisfacción posible, dadas las circunstancias. La motivación por la auto preferencia y la
búsqueda de la utilidad y felicidad individuales se combina con una ética igualitarista que no
sólo se manifiesta en el reconocimiento de que todos los intereses y deseos de los individuos
son igualmente dignos de consideración —el principio de neutralidad sobre las concepciones del
bien—, sino que la aplicación del principio de maximizar la «utilidad del mayor número» inspira
a su vez importantes proyectos de reforma social. Todo bien puede ser diferenciado según
satisfaga lo que cabría calificar como intereses de « orden superior » o intereses de «orden
inferior», con independencia de que sean más o menos deseados por una u otra persona
concreta. S. Mill sigue siendo el criterio que debe informar toda acción de gobierno—
necesariamente supondría la «imposición» de determinadas políticas y atentar así contra la
autonomía y libertad de quienes no son capaces de «ver» la utilidad, felicidad o placer que esos
bienes comportan. Mil se encuentra preso del dilema ilustrado de tener que resolver el
problema de reconocer que, por un lado, hay un grupo social capaz de acceder a la racionalidad
necesaria para imponer o «sugerir» la dirección que debe seguir el gobierno, pero, por otro lado,
no puede hacerlo a riesgo de caer en políticas paternalistas y en contra de la voluntad manifiesta
de los ciudadanos. Mill lo hace dotando, en primer lugar, de una absoluta prioridad a la libertad
individual y a la correspondiente autonomía moral de las personas. El problema deviene
entonces en ver cuál es la naturaleza del poder que se puede ejercer legítimamente sobre los
individuos. Y la respuesta que da J.S. Mill a este problema en su libro Sobre la libertad es la
siguiente; «La ÚNICA PARTE DE LA CONDUCTA cual es responsable ante la sociedad es aquella
que afecta a los otros, la que únicamente le afecta a él —al individuos u independencia es, de
derecho, absoluta.

De esta definición se deriva una importante consecuencia, que nos encontraremos luego
después también en la filosofía política kantiana: que la individualidad —que abarca el marco
de la intimidad personal y familiar— es una «categoría social», debe ser reconocida por el
derecho. Los individuos no podrían satisfacer el requerimiento de su autonomía moral si no son
independientes de la acción de los poderes públicos y no pueden determinar por sí mismos el
tipo de vida que desean llevar a cabo, sus propios planes y decisiones vitales. Y sólo habría
autonomía allí donde impera una sociedad civil pluralista en la que es posible elegir entre
distintas concepciones del bien y valores plurales. Pero, en segundo lugar, este mismo énfasis
sobre la autonomía individual, y la importancia de que pueda ser potenciada en libertad, le
conducen a propugnar un adecuado orden institucional que permita a los individuos el acceso a
los intereses «superiores», que puedan familiarizarse también con los «placeres superiores» -
como leer poesía, por ejemplo, o evaluar la realidad con mayor conocimiento de causa—. Para
ello se requeriría una reforma con detenimiento de la situación de las clases más menesterosas,
de forma que todos pudieran configurar con igual libertad aquellas decisiones sobre su propia
vida. Mill insiste sobre todo en la necesidad de una reforma educativa que permita el desarrollo
de las potencialidades de la persona. Con ello, anticipa claramente lo que luego caracterizada al
« LIBERALISMO IGUALITARISTA », que por un lado sostiene q toda persona debe ser libre de
imposiciones externas sobre cómo debe vivir, pero por otro subraya la necesidad de hacer
efectiva también una libertad frente al «mundo de la necesidad» y reclama las pertinentes
políticas sociales redistributivas.

la justificación normativa y reguladora del poder político: la libertad de cada miembro de la


sociedad en cuanto persona, La igualdad de todos entre sí en cuanto súbditos y la autonomía
en cuanto ciudadanos de cada miembro de la sociedad
La gran ventaja de este paso estriba en su capacidad para afianzar la naturaleza moral de la
persona, que no requiere ser deducida lie consideraciones historicistas o antropológicas para
dotar de contenido categórico a los derechos individuales. En definitiva, y esto es lo que
realmente pretenderán las declaraciones de derechos, Extraer la libertad y dignidad moral
humanas del flujo de la historia e imponerlas como un absoluto, que la justicia debe prevalecer
sobre cualesquiera que sean las contingencias de la vida social. Sí se detecta un mayor vigor en
las nuevas Teorías Contextualistas e Teorías historicistas, aunque en el ámbito institucional sigue
predominando una justificación en términos deontológicos en todo lo relativo a la
fundamentación de los derechos de la persona.

3.2. NUCLEO ECONÓMICO


En lo q hace al núcleo económico de la teoría liberal, es importante comenzar refiriéndonos a
ese cambio de mentalidad al que aludíamos al comienzo. Igual que en la esfera de la moral y la
política el liberalismo tuvo que romper con concepciones anteriores, así surgió la organización
del Estado a partir del orden estamental o de una concepción patrimonialista del poder
propia del absolutismo, por no mencionar la visión de los fines de la política informada hasta la
médula por la pretensión de adoctrinar al pueblo en supuestas verdades religiosas— , too aquí
es necesario referirse al cambio de perspectiva que introduce la ideología liberal en el ámbito
de la producción. Piénsese q el orden feudal, fuertemente imbricado con la religión, imponía
todo un conjunto de límites a la organización económica.

La idea cristiana de un bien, el bien supremo sólo era posible en la otra vida y q las conductas
individuales debían someterse a toda una serie de restricciones morales dictadas por la religión
tuvo una influencia considerable sobre las motivaciones económicas y la autorización de
determinadas prácticas. El productor medieval - sometido así a toda una serie de
constreñimientos éticos, además de los más estrictamente estamentales y los derivados de la
organización gremial, que influían sobre su capacidad para llevar a cabo su actividad: el tiempo
de trabajo, la calidad de la producción, los métodos de venta, el tipo de beneficio, el espíritu de
competencia. Todas estas actividades se sometían a un complejo sistema de Limitaciones éticas
y legales.

Predominaba una concepción «comunitaria» de la riqueza q poco a poco va dejando paso


a una ya puramente individualista, q comienza a reestructurar las relaciones comerciales y
económicas entre las personas. Surge la búsqueda de la riqueza como fin en sí mismo a
medida que la sanción religiosa va dejando paso a una sanción puramente utilitaria dirigida a
satisfacer las necesidades individuales. Esto constituye la condición necesaria para pasar de una
economía de subsistencia, propia de la Sociedad Tradicional o Sociedad Estamental, a una
economía dinámica informada por el principio de la producción sin barreras y abierta a
nuevas posibilidades de experimentación dentro de los nuevos mercados que se van
abriendo más allá de los cerrados mercados locales del Medievo.

De ahí la asociación de este nuevo impulso a la idea de libertad y a los nuevos proyectos de
reforma política, ya que sus fines, la reestructuración de la sociedad tradicional, coinciden
también con el proyecto de quienes aspiran a mayores grados de tolerancia para su propia
religión o buscan cualquier otro tipo de fines políticos.

La Sociedad Medieval se caracterizaba por su carácter uniformizador a partir de una visión


religiosa de la vida humana, que exige la congruencia vs política, derecho y moral. Los
procesos de Diferenciación Social q introduce el tránsito hacia la modernidad van a dar lugar a
lo que Weber calificaría as «esferas de valor» autónomas —derecho, moral, política,
economía—, con sus lógicas propias, ya no se dejan englobar por concepciones del mundo
rígidas y unitarias.

La autonomía del ámbito de la moral respecto del de la religión y la política explica, por ejemplo,
la aparición del principio de tolerancia, así como otros derechos individuales como el de libertad
de conciencia o pensamiento. Y por otro tanto ocurre con la Autonomía de mercado.

Por eso, cuando Adam Smith proclama en La riqueza de las naciones { 1776) la necesidad de
buscar una sistema de organización económica a partir del principio de laisser faire = Dejar
hacer, está clamando en contra de las limitaciones u obstáculos que los Estados de la
época, normas consuetudinarias u otras disposiciones, imponían a la libre iniciativa individual:
privilegios fiscales, organización gremial, aranceles y tarifas varias, restricciones a la venta de
ciertos bienes o al derecho de herencia, etc.

Todo ello explica en gran medida por qué ese énfasis sobre el Derecho de propiedad como
uno de los derechos fundamentales de la persona: porque, al garantizar la independencia
material de los individuos , constituye la posibilidad para resistirse a la autoridad política;
no es sólo la precondición de la autopreservación, sino del mismo ejercicio de otras libertades.

La propiedad permite al individuo algo así como una educación en la autonomía, al tener que
responsabilizarse de su propio destino y, paralelamente, como se encargaron de subrayar los
teóricos de la Ilustración escocesa —Hume, A. Smith, R. Millar, A. Ferguson—, facilita el
establecimiento de una sociedad gobernada por los hábitos del libre intercambio contractual,
la confianza mutua y, en general, la generalización de la paz civil, algo difícil de conseguir en
las sociedades dominadas por el espíritu feudal del «honor» y la gloria militar. El mismo
Montesquieu acentuó este rasgo al señalar que el comercio potencia la tolerancia, ya que
acostumbra a los ciudadanos a relacionarse con otros de modo imparcial e impersonal.

EL MERCADO, as recuerda A.Smith , deviene en el punto de encuentro de distintos intereses


y voluntades individuales, se armonizan, «sin necesidad de ley ni de estatuto», distribuyendo
los recursos de la sociedad de manera óptima para el interés general. Permite, pues, la
reconciliación del interés individual con el interés general, y como dice en su conocida metáfora,
aunque cada persona piense en su ganancia propia, «es conducida por una mano invisible a
promover un fin que no entraba en sus intenciones».

Hay una especie de MECANISMO AUTOMÁTICO, q según la no menos célebre frase de B. de


Mandeville hace q los «vicios privados» —la persecución del propio interés— devengan en
«virtudes públicas» — el bienestar general—. Para que produzcan estas beneficiosas
«consecuencias no intencionadas» es preciso, pero, como no deja de insistir A. Smith, q no
existan interferencias del Estado y hubiera total movilidad de los factores productivos, plena
ocupación de recursos y soberanía completa del consumidor. Bajo condiciones de competencia
perfecta, que impiden la proliferación de monopolios y establecen el adecuado ajuste entre
oferta y demanda y el correspondiente sistema de precios, bajo los requisitos del libre
mercado se podrían producir estas bondades señaladas. Otra va a ser la interpretación que
se haga por parte de los autores utilitaristas, que al analizar el fenómeno desde una
perspectiva histórica posterior no pueden dejar de observar algunas de las falacias de este
planteamiento del liberalismo originario. No hay tal supuesta libertad contractual para aquellos
que se ven obligados por las circunstancias a aceptar determinadas condiciones impuestas por
los más poderosos. En una situación donde las partes se encuentran en una relación
asimétrica, la presunción de entrar en intercambios «libres» no es más que eso: una
presunción.
Por otra parte no está claro que la no intervención o la armonía natural de los intereses
individuales en la sociedad produzca los beneficios que los ilustrados escoceses le imputaban.
Lo esencial es saber cómo intervenir para no distorsionar los indudables beneficios que
comportan el mantenimiento de los derechos de propiedad y la astucia del mercado. Por eso
Bentham desarrolla determinadas medidas dirigidas a conseguir mayores efectos
redistributivos, como no gravar los bienes de primera necesidad, asegurar seguros de vida, vejez
y enfermedad y restringir el derecho de herencia.

El cálculo de utilidad es claro: los beneficios que para los más menesterosos se derivarían de
tales medidas no pueden ser equiparados a los perjuicios que de ellos derivan a los ricos por la
pérdida de sus bienes o propiedades. Ya vimos también cómo J. S. Mill recomienda importantes
medidas redistributivas y educativas que lo aproximan a posicionamientos que hoy
calificaríamos de socialdemocráticos. En todo caso, el problema de toda intervención para
la teoría liberal clásica es el de la compatibilización de su firme defensa de los derechos de
propiedad como uno de los baluartes de la libertad y, a la vez, aminorar las consecuencias
negativas derivadas de una economía de mercado donde los individuos entran en relaciones
asimétricas.

3.3. NÚCLEO POLÍTICO.


Las hemos señalado arriba, la organización de las instituciones Políticas del liberalismo sigue en
líneas generales el esquema diseñado por J. Locke , que será pulido y reelaborado a lo largo del
tiempo.

No podemos detenernos en una detenida exposición de esta evolución, q, además, presenta


importantes diferencias según los países. La presentación seguirá así un criterio
predominantemente analítico.

3.3.1. LA DECLARACIÓN DE DERECHOS.


Para ello habrá que esperar hasta las declaraciones o Bills of Ríghts de distintos Estados
norteamericanos, promulgadas al separarse de Inglaterra, y, fundamentalmente, a la
Declaración de Derechos de los Estados Unidos, cuyos primeros doce artículos se incluyeron
casi de inmediato en la Constitución americana de 1787, y a la Declaración de Derechos del
Hombre y el Ciudadano de 1789, nacida con la misma Revolución francesa, que no sólo se
integraría en la Constitución revolucionaria de 1791, sino en otras francesas posteriores hasta
llegar a la actualmente en vigor en Francia desde 1958. Primero, porque partían del
reconocimiento de situaciones concretas y particularizadas a las que se presentaba, y no
siempre, en forma escrita más o menos solemne, como en la Carta Magna de 1215, donde se
buscaba asegurar los derechos de los barones frente al poder del rey, en la Bula de Oro de
Hungría de 1222 o en los Privilegios de la Unión Aragonesa de 1286

RASGOS PRINCIPALES:
— Son universales e individuales; c reconocen a toda persona x el mero hecho de pertenecer a
la humanidad, con independencia de su nacionalidad, raza, sexo, lengua o religión.

— No son «creados» por el Estado, solo reconocidos por él; su garantía última se encuentra en
el régimen democrático, única forma de gobierno susceptible de adecuarse a los dictados de
estos derechos. Con ello se dirige la pretensión de su reconocimiento al Estado mismo y, en
particular, a su renuncia explícita a penetrar en la esfera de la libertad personal.
— Los derechos humanos = son derechos morales, q c derivan de la humanidad de cada cual y
están dirigidos a la protección de la dignidad de toda persona; pero son también derechos
jurídicos, que se establecen en el ámbito intraestatal e interestatal de acuerdo con la
constitución de la sociedad.

Este necesario reconocimiento político-jurídico hace q los derechos humanos no aparezcan


establecidos de una vez por todas, sino que están sujetos a variabilidades históricas
dependientes en gran medida de las contingencias de la lucha política concreta —a los
«derechos de autonomía» se van sumando con los tiempos derechos de otra naturaleza, como
los «derechos sociales»,— ; de las mayores o menores posibilidades materiales de cada
sociedad para dotarles de protección según cada coyuntura —piénsese en las dificultades para
garantizar de hecho los derechos a determinadas prestaciones sociales y económicas
garantizados constitucionalmente— ; y, en fin, de los distintos desafíos que una sociedad
crecientemente tecnológica y mundializada introduce a la hora de garantizar su eficacia plena.
De ahí que tratemos de esquematizar ambas dimensiones a partir del siguiente cuadro, que
resume el estadio actual del reconocimiento de los derechos humanos y políticos tal y como se
establecen en la mayoría de las Constituciones democráticas. Para ello es preciso distinguir los
«derechos humanos» propiamente dichos, generalmente reconocidos, ya sea de modo expreso
en cada Constitución o mediante la ratificación de convenciones internacionales, de los
derechos civiles, cuyo reconocimiento y protección se limita a los ciudadanos nacionales de cada
país concreto. En términos generales puede afirmarse, sin embargo, que salvo los derechos
políticos propiamente dichos, toda persona es respetada en los países democráticos en sus
libertades básicas fundamentales con independencia de su nacionalidad, y que distintos
tratados y convenciones internacionales o de ámbito regional —como la Unión Europea, por
ejemplo— van extendiendo su eficacia con el tiempo a personas de otras nacionalidades
residentes en ellos.

3.3.2. DIVISIÓN DE PODERES.


Tras la formulación, analizada arriba, de la división de poderes en J. Locke, encontraremos su
presentación más clara, elaborada e influyente en el modelo ofrecido por el barón de
Montesquieu.

El diseño que aporta - claramente influido x la práctica constitucional británica, con sus sistemas
de «frenos», «contrapesos» y «controles», que este autor estiliza en un modelo puramente
racionalista, no ajustado del todo a la práctica q le sirve de inspiración. Llevado a una síntesis
apresurada, sus ideas básicas serían las siguientes:

PRINCIPALES FUNCIONES DEL ESTADO, divididas en legislativas, ejecutivas y judiciales, se


atribuyen cada una a un distinto poder dentro del Estado: la legislativa se atribuye al
Parlamento, con la sanción real de la ley, la ejecutiva al gobierno, y la judicial a los
tribunales de justicia.

LOS PODERES SE RELACIONAN ENTRE SÍ a través de un sistema de correctivos, vetos y


fiscalización de la actividad de los otros.

Con ello se obtiene, por un lado, el necesario fraccionamiento del poder, considera
imprescindible para evitar sus excesos y salvaguardar guardar más eficazmente el ejercicio de
los derechos individuales; pero, por otro también, el establecimiento de la necesaria
comunicación e interrelación entre los mismos. Hay, pues, una integración de criterios técnicos
en otros más propiamente valorativos.
LA IDEA BÁSICA que subyace a este planteamiento es q la única forma eficaz de controlar e
influir en el poder estatal sólo can hacerse desde el mismo poder del Estado. Sirve as
complemento institucional del pluralismo social, articulado a través del sistema de partidos o la
existencia de una opinión pública crítica, heterogénea y plural.

Este modelo fue recogido ya, con formulaciones más o menos fieles a su versión teórica
original, por toda la tradición del constitucionalismo. El énfasis que se habría de dar a la
funciones específicas o a la autoridad e interrelación de cada poder variaba, como es lógico,
según las distintas coyunturas políticas. En general puede afirmarse que cuanto más influidas
estuvieran las Constituciones por el principio democrático apoyado en una visión fuerte de la
soberanía

3.3.3. EL ESTADO LIBERAL ES UN INTENTO POR MATERIALIZAR ESTAS BASES

• Estado basado en la soberanía popular - El ciudadano, el pueblo, la nación

• Gobierno representativo– elecciones para la asamblea

• Estado de derecho - Los derechos fundamentales del individuo, que también limitan al Estado

• Separación de poderes –Locke, Montesquieu – ejecutivo, legislativo, judicial

• Derecho de resistencia y a la revolución frente a la tiranía

3.3.4. LA GESTIÓN DEL ESTADO LIBERAL

• Sufragio censitario - los varones contribuyentes, con propiedades

• Aquellos que por su posición social tienen un mejor acceso al interés general de la sociedad

• La distinción entre ciudadanos activos y pasivos, (Wallerstein, 2011: p. 222)

La cuestión de la pobreza y explotación en el siglo XIX o Primacía de la gestión de la economía


y el capitalismo.

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