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“Año del Buen Servicio

al Ciudadano

INTEGRANTES:
 Ramírez López Diana
 Mora Toyco Estefani
 Changana Maricielo
 Hiraldo Nayeli
PROFESOR:
Eduardo Javier Grippa Muñoz
CICLO : I
Dedicatoria
Quiero dedicarle este trabajo 
A Dios que nos ha dado la vida y fortaleza 
para terminar nuestro trabajo., 
A nuestros Padres por estar ahí cuando más los necesitamos
en especial a nuestras madres por su ayuda y constante
Cooperación.
INTRODUCCIÓN
Tradicionalmente, la timidez, no ha sido objeto de grandes estudios
sistemáticos ni ha merecido atención especial dentro de la psicología clínica.
Podemos alegar diversos motivos. El principal, sin duda, es que el niño tímido
suele ser una persona tranquila, callada, temerosa, que evita las interacciones
sociales y que pese a que puede llamar la atención de padres, maestros y
educadores no suele identificarse como una persona que cause o tenga
problemas y, por tanto, tampoco susceptible de necesitar ayuda profesional. 

Ocurre con frecuencia que los problemas interiorizados (acting in o dirigidos


hacia dentro) suelen ser menos aparatosos y preocupantes que los
externalizantes (acting out o dirigidos hacia fuera). En el primer caso los sujetos
interiorizan el problema y lo manifiestan con temores, miedo, ansiedad o
depresión, mientras que los segundos los exteriorizan mediante conductas
externas, disruptivas, que afectan a otras personas y, por tanto, generan mayor
perturbación e interés por una intervención psicológica.

Hay también una creencia extendida que no se trata de un problema serio, que
probablemente el tímido ha nacido así y que estos síntomas mejorarán con la
edad. Esto puede ser verdad en algún caso; en la mayoría se habrá perdido un
tiempo precioso. 

Hoy en día, ya nadie pone en duda la importancia que la interacción


interpersonal tiene en el desarrollo infantil y en el funcionamiento psicológico,
escolar y familiar. Desde los primeros pasos con sus iguales en guarderías hasta
la posterior escolarización, el niño debe ir construyendo, como parte
fundamental de su educación, una serie de habilidades sociales que de no
establecerse de forma adecuada, pueden limitarlo en muchos aspectos de su
funcionamiento, además de producirle un gran sufrimiento emocional. De ahí la
importancia de detectar a tiempo al niño tímido y dotarle de unas herramientas
útiles para que pueda construir con mayor eficacia una comunicación
interpersonal saludable.

INDICE
INTRODUCCIÓN 03
LA TIMIDEZ EN LA ADOLESCENCIA 05
MOTIVOS DE SU APARICIÓN 05-07
PROBLEMAS MÁS ACUSADOS 07-08
LOS TRES MUNDOS DE LOS ADOLESCENTES 08
TIMIDEZ Y FOBIA SOCIAL – ¿SON LO MISMO? 08-09
CARACTERÍSTICAS DE LA TIMIDEZ. 09-10
CONSECUENCIAS DE LA TIMIDEZ. 10-11
¿TIENE SOLUCIÓN LA TIMIDEZ? 11-12
SUS CAUSAS: ALGUNAS PISTAS EXPLICATIVAS 12
a) La Genética 12
b) Factores ambientales 13
c) Apego mal establecido 13
d) Importancia de la interacción con iguales 14
CONSEJOS 14
CUÁNDO IR AL PSICÓLOGO 15
CONCLUSIÓN 15
BIBLIOGRAFIA 16

LA TIMIDEZ EN LA ADOLESCENCIA
 ¿Recuerda sus primeras conversaciones con el sexo opuesto? ¿No se atrevía
a dar el primer paso? La timidez afecta con mayor frecuencia y de forma más
intensa a los adolescentes, un segmento de edad que atraviesa en esos años
grandes cambios. Se hacen nuevos amigos y se inician nuevas relaciones. Los
expertos aseguran que esta reacción de inseguridad se vence gracias al
aprendizaje. Conozcamos la opinión y el consejo de cinco psicólogos sobre
este tema tan consultado y al mismo tiempo tan sencillo de solucionar, según
los especialistas.

MOTIVOS DE SU APARICIÓN
La timidez es un rasgo de la personalidad que todos tenemos en mayor o
menor grado y que se muestra de manera más acusada en ciertos momentos.
"Es una reacción de inseguridad que aparece cuando la persona entra en
contacto con situaciones que implican relación con otros", indica la psicóloga
Almudena Porres Salces. Suele afectar en mayor medida a determinados tipos
de personalidad, por ejemplo, es más habitual cuando coinciden "la
introversión, un cierto grado de hermetismo y dificultades de comunicación, o
cuando en la infancia ha faltado confianza y afecto por parte de los padres",
señala Teresa Pont, vicepresidenta de la comisión deontológica del Colegio de
Psicólogos de Cataluña.
Los adolescentes constituyen uno de los grupos más afectados por la timidez,
según Antonio Cano Vindel, profesor titular de la Universidad Complutense de
Madrid y Presidente de la Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y
el Estrés (SEAS). "En esta etapa se agudizan los problemas de la timidez por
tres motivos":

 Porque se ha dejado de ser un niño y no se tienen bien aprendidos los


nuevos roles sociales.
 Debido a los cambios que experimenta el propio cuerpo, hecho que
puede llegar a provocar problemas de aceptación de la nueva imagen
corporal.
 A causa de los cambios hormonales, que se encuentran relacionados
con las emociones. Por esta razón se da una mayor incidencia de la
vergüenza y de la irritabilidad.

Tanto la predisposición genética como el entorno social de los primeros años


de vida son determinantes en el origen de la timidez, expone Cano Vindel. "En
la timidez pueden influir factores genéticos -como la introversión- o factores del
aprendizaje, ya que desde pequeños se van aprendiendo una serie de
comportamientos en el entorno del niño y no es lo mismo tener padres
introvertidos que extrovertidos. También aparecen emociones propias del
aprendizaje social, como la vergüenza. Nos socializan, y aunque siendo bebé
no hubiera importado estar desnudo, a un niño de 7 u 8 años le puede dar
vergüenza".

Respecto al origen de la timidez, cada vez más expertos coinciden en destacar


que la influencia del entorno es mayor. Explican que si el niño vive en un
entorno acogedor, tendrá menos posibilidades de ser tímido. "En las
experiencias precoces de la vida, si la criatura percibe que es deseada, querida
y recibe una base de estabilidad afectiva y seguridad en sus necesidades
básicas, tendrá una mayor confianza en sí misma", argumenta Pont.

Las causas de la timidez en la adolescencia suelen ser distintas que en otras


etapas de la vida. Incide por igual tanto en chicos como en chicas. "Por
ejemplo, en el adolescente se produce una desconfianza en uno mismo porque
la personalidad todavía no está conformada; o temores porque todavía no se
han adquirido demasiadas habilidades sociales", explica Porres Salces.

En líneas generales, la timidez puede surgir por "una sobreprotección familiar,


debido a un ambiente familiar autoritario, una situación escolar en la que los
niños se sientan menospreciados o por una circunstancia social en la que se
sientan infravalorados por sus iguales. Estas experiencias provocan en la
persona una sensación de bloqueo que les impide enfrentarse a situaciones
sociales", explica la psicóloga Mónica Elorza.

La timidez no es sinónimo de introversión. Las personas introvertidas son


personas que se concentran en su mundo interior y que no necesitan
relacionarse con los demás. "La diferencia fundamental es que el tímido no
sabe cómo relacionarse con los demás y el introvertido no lo necesita, es decir,
no busca relacionarse con el resto", señala Elorza.

PROBLEMAS MÁS ACUSADOS


Los adolescentes tímidos suelen preocuparse en exceso del qué dirán y temen
una crítica negativa. Todo esto provoca una ansiedad que les impide realizar
algunas actividades con normalidad y hace que intenten evitarlas, por "la falta
de confianza en si mismos y el miedo a hacer el ridículo", apunta Elorza. Nos
referimos a las relaciones sociales -sobre todo con el sexo opuesto-; cuando se
quiere empezar o acabar una conversación; también cuando se trata con
desconocidos; ante la necesidad de tomar la iniciativa o asumir
responsabilidades y en el momento de hablar en público o expresar
sentimientos.

Por otra parte, la timidez se puede producir en diferentes ámbitos. Es decir, a


un adolescente le puede dar reparo hablar en público, pero en otra situación
distinta, por ejemplo, iniciar una conversación, no preocuparse en absoluto.

Pero es que la timidez genera, además de las mencionadas señales físicas y


otras como la taquicardia, pensamientos negativos y sentimientos de
frustración en la persona, añade la psicóloga Amaia Bakaikoa.
LOS TRES MUNDOS DE LOS ADOLESCENTES
Entre los trece y los dieciséis años hay tres ámbitos imprescindibles donde se
desarrolla la vida de los chicos y de las chicas:

1.    La familia, donde el hijo se siente querido por sí mismo y conoce el amor
desinteresado.

2.    El colegio, donde aprende conocimientos básicos y se prepara para el


futuro.

3.    La calle, donde ve a los demás con sus alegrías y sus penas y comienza a
valorarlos coma personas de carne y hueso para las que la vida no es una
asignatura que se aprueba con facilidad. La misma edad les exige
integrarse en cada uno de estos ámbitos aunque, si no "siente" la
necesidad de ello de modo ...

TIMIDEZ Y FOBIA SOCIAL – ¿SON LO MISMO?


Podemos decir con rotundidad que no es lo mismo la timidez que la fobia social.
De hecho, hasta podríamos decir que hay un abismo entre ambas. La timidez
no es un trastorno, sino una característica o un rasgo de nuestra personalidad.
En cambio, la fobia social se corresponde con un trastorno de ansiedad.
Cuando somos tímidos podemos enfrentarnos a una situación social sin
mayores problemas. Cuando se tiene fobia social, se experimentan reacciones
físicas adversas muy intensas al contacto con otras personas. Síntomas como
sudoración, palpitaciones, dolor precordial, sofocos, necesidad de orinar con
frecuencia (polaquiuria), mareos y escalofríos, se manifiestan cuando nos
vemos obligados a involucrarnos en una situación social.

Otro factor es la sensación de miedo. Quien padece de fobia social, siente un


miedo muy arraigado a enfrentarse con las personas, mientras que quien es
tímido, solo siente incomodidad. Por ejemplo, si pensamos en lo que puede
ocurrir en una clase de secundaria en la que hay que hacer una presentación
oral, la persona tímida la llevará a cabo con voz baja, sin mirar directamente a
los ojos a sus compañeros y ruborizándose. En cambio, quien tiene fobia social
no podrá hacerlo. Es posible que comience a transpirar, que sus manos
tiemblen y que su corazón se acelere. Es probable que las palabras no le
salgan y hasta que abandone el salón.

En conclusión, la timidez genera un estado de malestar leve, mientras que la


fobia social condiciona negativamente la calidad de vida.

(4) La timidez es muy diferente de la fobia social

CARACTERÍSTICAS DE LA TIMIDEZ.

o Tendencia a la introversión.

o Dificultad para expresar sus sentimientos.

o Preferencia por pasar desapercibidos.

o Se ruborizan.

o No expresan su opinión frente a un grupo de personas.

o Se toman las observaciones como que si estuvieran siendo juzgados.

o El “qué dirán” rige sus acciones cotidianas.


Una persona tímida puede manifestar una agresividad pasiva. La asertividad es
la capacidad que tiene una persona para expresar sus pensamientos con
claridad y de una forma directa, procurando que al defender sus derechos no
hiera a los demás.

La persona tímida tiene bastante dificultad para ser asertivo. Le cuesta mucho
trabajo reclamar lo que es suyo. No es capaz de exigir algo a lo que tiene
derecho ante la persona adecuada. Al contrario de lo que sucede cuando
somos asertivos, la persona tímida se queja acerca de lo que no le resulta
satisfactorio. Ante una injusticia ejerce la crítica, pero lo hace a espaldas de la
persona que genera su malestar.

El hecho de estar pendientes del “qué dirán,” condiciona su forma de actuar,


por lo que no son personas que hagan uso de su libertad de forma efectiva.

CONSECUENCIAS DE LA TIMIDEZ.

o Dependencia emocional..

o Vínculo cercano con emociones negativas y destructivas.

o Necesidad de aprobación.

o Baja autoestima.

o Dificultades para hacer amigos y encontrar pareja.

o Tendencia al aislamiento.

o Intolerancia a las críticas.


Los adolescentes tímidos se manifiestan fuertemente dependientes de las
personas con las que se sienten a gusto. Este alguien puede ser un miembro
de su familia o una amistad. Creen que no se sentirán así con nadie más, por lo
que tienden a apegarse y a acaparar a esa persona.

Su vínculo con las emociones negativas que destruyen la autoestima, tales


como la culpa, la vergüenza y la depresión, es muy estrecho.

Necesitan de la aprobación de los demás, por ello suelen ser muy serviciales
con quienes se conectan. No tienen un buen concepto de sí mismos, sino que
se consideran personas de escaso valor para los demás. Todo esto les dificulta
hacer amigos, ya que no solo no buscan que suceda, sino que pueden llegar a
rechazar a quienes se acercan a ellos con dicha intención.

Aislarse es la reacción natural por la que se dejan llevar y les cuesta diferenciar
una crítica destructiva de una constructiva. Cuando son criticados, su
autoestima baja incluso más y sienten que se reafirma el bajo concepto que
tienen de sí mismos.

¿TIENE SOLUCIÓN LA TIMIDEZ?


La respuesta definitiva a esta pregunta es: “Sí. La timidez tiene solución”. Si
has seguido los consejos que te hemos dado arriba y no has logrado una
mejora significativa, siempre contarás con la posibilidad de una terapia
psicológica.

Al comienzo de este proceso, el profesional te evaluará y determinará hasta


qué punto la timidez afecta tu calidad de vida.

En base a ello, desarrollará una terapia personalizada para ti, en la cual te


enseñará las técnicas que te permitirán desarrollar las habilidades sociales
necesarias para que la timidez, poco a poco, comience a ser parte de tu
historia pasada.

(5) La timidez se puede superar


En nuestro centro de trabajamos con una terapia dirigida al mejor conocimiento
y manejo de las emociones. Mediante esta técnica el sujeto es capaz de
identificar las distintas emociones que acompañan sus estados de ánimo. La
timidez, al ser un rasgo de la personalidad, derivado de la inseguridad y la
vergüenza puede ser abordado con eficacia.

Mediante esta terapia conocerás a fondo tus emociones, mejorarás tu


autoestima y disminuirá la vergüenza para relacionarte con los demás.

SUS CAUSAS: ALGUNAS PISTAS EXPLICATIVAS

Pese a que desde la psicología se han apuntado diferentes modelos teóricos


para tratar de explicar la timidez, no hay datos concluyentes al respecto y se
asume que cada uno de ellos nos aporta un poco de luz. Por tanto, todos los
elementos expuestos a continuación pueden formar parte en mayor o menor
grado, según el caso y la edad del niño de la génesis de la timidez.

a) La Genética

Desde este modelo se pone énfasis en la predisposición hereditaria. El


temperamento del niño tímido estaría condicionado por factores tanto genéticos
como biológicos. 

Estudios efectuados en recién nacidos describen un 10% de los niños


estudiados con el factor denominado: “inhibición ante lo desconocido” que
asocian con el constructo “timidez”. Se trata de niños que reaccionarían con un
umbral excesivamente bajo de activación psicofisiológica, manifestando rubor,
taquicardias y otros síntomas ante estimulación sensorial nueva. 

Hay también estudios que demuestran que el grado de timidez está


inversamente relacionado con el grado de sociabilidad de las madres.

Si bien parece establecerse un cierto apoyo a las teorías de transmisión


hereditaria, hay que apuntar que a medida que pasa el tiempo los resultados
son menos consistentes al entrar en acción las variables ambientales. 
b) Factores ambientales

Muchos son los factores externos que pueden propiciar conductas tímidas en
los niños. Más que el factor en sí mismo cabe entender como lo percibe y
siente el niño para entender la clave del problema. Muchos niños, ante
situaciones que le superan, aprenden como modo de defensa el no
involucrarse en nada.

Cualquier hecho que el niño perciba como amenazante, estresante o


desagradable para él, su familia o entorno más inmediato es susceptible de
provocar la inhibición de algunos niños. La identificación de estos factores de
riesgo es importante para establecer las adecuadas medidas correctoras.
c) Apego mal establecido

Desde la teoría del apego se pone especial énfasis en el establecimiento de


unos vínculos afectivos seguros con padres o cuidadores por parte del niño. La
mayoría de autores coinciden en asegurar una clara conexión entre apego
inseguro y retraimiento social.

Cuando los lazos afectivos no están bien establecidos ya sea por falta de
tiempo, calidad de la relación, distanciamiento físico o abandono del bebé
estamos creando las bases para un niño inseguro.

Es fundamental, en la educación del niño, proporcionarle una cierta seguridad


afectiva (que no de sobre-protección) para que pueda construir su personalidad
sobre una plataforma más sólida. Si el niño percibe, desde edades muy
tempranas, que sus padres están a su lado (no para concederle todos los
caprichos, sino para ayudarle en el sentido más amplio) crecerá con mayor
seguridad, autonomía y podrá establecer unas relaciones más seguras con el
mundo externo (ver más en “el apego”). Contrariamente, cuando la relación
padres-hijo es de inseguridad, este sentimiento se generaliza a todas las
relaciones externas y produce en el niño una sensación de incompetencia y
falta de valor.
d) Importancia de la interacción con iguales

Desde la psicología evolutiva se asume la importancia, apoyada por numerosas


investigaciones, de las experiencias de interacción con los iguales. 

CONSEJOS
Los expertos insisten en que la manera de que los adolescentes superen este
problema pasa por el aprendizaje y aportan una serie de pautas orientadas a
este fin:

 "Conviene ponerse en el lugar del otro. Los demás también pueden


tener el mismo temor", apunta Antonio Cano Vindel.
 No evitar las situaciones de temor, sino enfrentarse a ellas. "Es entonces
cuando se cambiará el temor por satisfacción", señala Cano Vindel. Es
más, no afrontar los momentos de timidez puede hacer que "se genere
más miedo y que la timidez se generalice a otras situaciones", apunta
Bakaikoa.
 "Es importante tratar de aprender a controlar la expresión corporal y
facial, así como saber recrear situaciones de la vida normal para
analizarlas y corregirlas", expone Porres Salces.
 Tener pensamientos positivos. "Sustituir los pensamientos negativos
como 'no te enfrentes, lo vas a hacer mal', por positivos: 'se puede
aprender, me va a salir bien' ", explica Amaia Bakaikoa.
 Conocerse a uno mismo. La intención es que los tímidos "sepan cuáles
son sus puntos fuertes y cuáles los débiles. Si hacen esto, serán
capaces de poder aceptarse y convivir con sus características", afirma
Pont.
 Comunicarse. Esto es esencial porque sólo por el hecho de contar lo
que produce timidez, ésta ya pierde su "poder terrorífico", señala Pont.
CUÁNDO IR AL PSICÓLOGO

Explican los especialistas que la timidez no implica que uno deba ir al psicólogo
en la adolescencia. Basta con seguir los susodichos consejos. Sólo en algunos
casos en que se produce una timidez patológica conviene acudir al médico.
¿Cómo distinguirla? "Puede haber síntomas que les impidan alcanzar logros en
su contexto, que en esa edad se trata del colegio y las relaciones sociales. Por
ejemplo, podría suceder que un joven no sea capaz de relacionarse con nadie
o que por miedo a preguntar en clase no saque las notas adecuadas a su nivel
intelectual. Entonces sí debería acudir al psicólogo", explica Porres Salces.

Según los expertos, es importante no confundir la timidez con la fobia social.


"La timidez es un rasgo de inhibición social con mayor o menor intensidad pero
no permanente, es decir, no impide el contacto con el medio. Sin embargo, la
fobia social es un temor irracional, acusado y persistente ante situaciones
publicas", afirma Pont.

En la fobia social el afectado evita las relaciones sociales interpersonales, con


la presencia de importantes cuadros de ansiedad si no lo puede hacer. "La
timidez es similar a la fobia social, pero no tan intensa. Un adolescente tímido
afronta las situaciones sociales y aunque le cueste hacerlo, una vez que da el
paso suele dejar de pensar en el qué dirán y empieza a sentirse a gusto",
explica el psicólogo Cano Vindel.

CONCLUSIÓN

Todo el hombre es un ser de cuerpo y alma, el alma a su vez de inteligencia y


voluntad en este tema es necesario usar el alma en plenitud, actuar con
inteligencia y con decisión de mejorar.
BIBLIOGRAFIA

ROSENBAUM, JEAN B., SIQUIATRÍA


PRACTICA.

PEÑALOSA, JOAQUIN, MINICHARLAS PARA


ACOMPLEJADOS.

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