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Literatura del Perú

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Se entiende por literatura peruana a las manifestaciones literarias producidas


por autores de dicha nacionalidad, desde las tradiciones prehispánicas hasta el
presente, lo que engloba la literatura
cuzqueña, arequipeña, puneña, amazónica y de otras regiones del territorio
del Perú, y que ha alcanzado mayor brillo en el siglo XX con nombres
indispensables para la literatura universal, como el poeta César Vallejo o
el novelista Mario Vargas Llosa. La pertenencia al canon de los cronistas de
Indias es comúnmente más aceptada que otras manifestaciones paraliterarias,
como la literatura infantil peruana o la literatura peruana de ciencia ficción.

Índice

 1Tradición andina prehispánica


 2Colonia
o 2.1Literatura del Descubrimiento y la Conquista
 2.1.1Cronistas españoles
 2.1.1.1Cronistas de la Conquista
 2.1.1.2Cronistas de la colonización
 2.1.2Cronistas indígenas
 2.1.3Cronistas mestizos
 2.1.4Cronistas criollos
 2.1.5Otros cronistas
o 2.2Literatura de los inicios del Virreinato
o 2.3Clasicismo (mediados del siglo XVI y comienzos del siglo XVII)
o 2.4Barroquismo (siglo XVII)
o 2.5Afrancesamiento y Neoclasicismo (siglo XVIII)
o 2.6Emancipación (siglos XVIII y XIX)
 3República
o 3.1Siglo XIX
 3.1.1Costumbrismo
 3.1.2Romanticismo
 3.1.3Realismo y naturalismo
o 3.2Siglo XX
 3.2.1Modernismo
 3.2.2Vanguardismo
 3.2.3Indigenismo
 3.2.4Generación del 50
 3.2.5Generación del 60
 3.2.6Generación del 70
 3.2.7Décadas de 1980 y 1990
o 3.3Siglo XXI
 4Premios Nobel
 5Referencias
 6Véase también
 7Enlaces externos

Tradición andina prehispánica[editar]


Artículo principal: Literatura quechua
La producción literaria del período prehispánico en el territorio centro-andino
(que abarca territorios de las actuales repúblicas
de Perú, Ecuador, Bolivia y Chile), está especialmente vinculada al Imperio de
los Incas, siendo su principal vehículo de transmisión el idioma quechua o runa
simi, que los incas impusieron como lengua oficial. Los cronistas de la
conquista y de la colonia han dado fe de la existencia de una literatura
quechua, que se transmitió de manera oral y que se suele dividir en cortesana
y popular.

 La literatura cortesana, llamada así por haberse realizado en la


corte de los incas, era la literatura oficial, cuya ejecución estaba
encargada a los amautas o profesores y a los quipucamayos o
bibliotecarios, que usaban el sistema nemotécnico de los quipus o
cordones anudados. Tres fueron los géneros principales que
cultivaron: el épico, el didáctico y el dramático.
o El género épico está representada por los poemas que
expresaban la cosmovisión del mundo andino (mitos de la
creación, el diluvio, etc.), así como las que relataban el
origen de los incas (leyendas de los hermanos Ayar,
de Manco Cápac y Mama Ocllo, etc.).
o El género didáctico abarcaba fábulas, apólogos,
proverbios y cuentos, ejemplares de los cuales han sido
recogidos modernamente por diversos estudiosos.
o El género dramático, que a decir del Inca Garcilaso,
abarcaba comedias y tragedias (obviamente, buscando
sus equivalentes en la cultura occidental). En realidad eran
representaciones teatrales en donde se mezclaban danza,
canto y liturgia. Se afirma que el famoso drama Ollantay,
cuya versión escrita data de la época colonial, tendría un
núcleo fundamental de origen incaico y una serie de
interpolaciones posteriores enderezadas al amoldarla al
teatro hispano.

 La literatura popular es la que surgió espontáneamente en el


pueblo y en el campo. Abarca masivamente el género lírico, es decir,
composiciones poéticas que estaban unidas a la música y la danza,
y que por lo general eran entonadas en grandes masas corales,
alternándose hombres y mujeres. Estas manifestaciones formaban
parte del que hacer cotidiano. Funerales, fiestas, nupcias, peleas,
guerras, etc. estaban enmarcados en una ritualización expresada a
través del arte. Son dos sus manifestaciones principales:
o El harawi, canción de diversos tipos (de amor, de
arrepentimiento, de alegría, etc.). 1 Tenía un carácter
intimista y estaba a cargo de un aeda,
denominado harawec o haravicu. En la época colonial
derivó en el huayno y en el yaraví.
o El haylli, himno de alegría, se entonaba en las fiestas
religiosas o en celebraciones de triunfos. 2
Muchas de estas creaciones han llegado a nuestros días de forma diferida,
plasmadas en los trabajos de los primeros cronistas (el Inca Garcilaso de la
Vega recupera poesía quechua, mientras que Felipe Guaman Poma de
Ayala relata el mito de las cinco edades del mundo).

Adolfo Vienrich, autor de Azucenas quechuas.

La literatura indígena fue desconocida o relegada hasta el siglo XX. Su inclusión


en el canon oficial fue lenta. Ya en su tesis El carácter de la literatura del Perú
Independiente (1905), José de la Riva Agüero y Osma consideró "insuficiente"
la tradición quechua como para considerarla un factor predominante en la
formación de la nueva tradición literaria nacional. Posteriormente Luis Alberto
Sánchez reconoció ciertos elementos de tradición y su influencia en la tradición
posterior (en autores como Melgar) para dar base a su idea de
literatura mestiza o criolla (hija de dos fuentes, una indígena y otra española),
para lo que consulta fuentes en las crónicas coloniales (Pedro Cieza de
León, Juan de Betanzos y Garcilaso).
La apertura real a la tradición prehispánica surge en las primeras décadas del
siglo XX gracias al trabajo de estudiosos literarios y antropólogos que
recopilaron y rescataron mitos y leyendas orales. Entre ellos se
destacan Adolfo Vienrich con Tarmap pacha huaray (Azucenas quechuas,
1905) y Tarmapap pachahuarainin (Fábulas quechuas, 1906); Jorge
Basadre en La literatura inca (1938) y En torno a la literatura quechua (1939); y
los estudios antropológicos y folclóricos de José María Arguedas (en particular,
su traducción de Dioses y hombres de Huarochirí). Los trabajos más
contemporáneos incluyen a Martín Lienhard (La voz y su huella. Escritura y
conflicto étnico-cultural en América Latina. 1492-1988, 1992), Antonio Cornejo
Polar (Escribir en el aire. Escribir en el aire: ensayo sobre la heterogeneidad
socio-cultural en las literaturas andinas. 1994), Edmundo Bendezú (Literatura
Quechua, 1980 y La otra literatura, 1986) y Gerard Taylor (Ritos y tradiciones
de Huarochirí. Manuscrito quechua del siglo XVII, 1987; Relatos quechuas de
la Jalca, 2003).
Bendezú afirma que la literatura quechua se constituye, desde la conquista, en
un sistema marginal opuesto al dominante (de vena hispánica) y postula la
existencia permanente y cubierta de una tradición de cuatro siglos. Habla de
una gran tradición ("enorme masa textual") marginada y dejada de lado por el
sistema escritural occidental, ya que esta "otra" literatura es, como el quechua,
plenamente oral.
Véase también: Letras cusqueñas

Colonia[editar]
Artículo principal: Literatura de la Colonia del Perú
El término literatura colonial (o literatura de la Colonia) hace referencia al
estado del territorio del Perú del siglo XVI al siglo XIX, dependiente de la corona
española y políticamente organizado como un Virreinato.
Literatura del Descubrimiento y la Conquista[editar]
Artículo principal: Literatura del descubrimiento y conquista del Perú
Con la conquista española llegó al Perú el idioma castellano (mal
llamado español) y las tendencias literarias europeas. Se inicia un proceso que
con el tiempo dará origen a una literatura mestiza o peruana, aunque
inicialmente acuse de una preeminencia hispánica.
Francisco Carrillo Espejo ha acuñado el término de literatura del
descubrimiento y conquista, con el que se designa al período que abarca todas
las obras escritas durante el proceso de descubrimiento y conquista del Perú,
que se inicia en 1532 en Cajamarca con la captura del último Inca, Atahualpa, y
finaliza con la desarticulación del Imperio Incaico. La literatura de este período,
aunque no necesariamente escrita durante este marco temporal, sí se vincula a
los eventos desarrollados antes o durante este.
Las primeras manifestaciones literarias fueron las coplas recitadas por los
conquistadores; un ejemplo es la célebre copla escrita por un soldado durante
el segundo viaje de Pizarro, quejándose ante el gobernador de Panamá de las
penalidades que padecían:
Pues, señor Gobernador,
mírelo bien por entero,
que allá va el recogedor
y aquí queda el carnicero.
Primera página de la Chrónica del Perú de Pedro Cieza de León.

Luego aparecieron las crónicas, cartas de descubrimiento y relaciones.


Particularmente, las crónicas constituyen un interesante género literario que
mezcla la historia, el ensayo literario y la novela. Las primeras crónicas,
escritas por los soldados y secretarios de las expediciones militares, tienen un
estilo rudo y seco. Luego aparecieron otras obras mejor trabajadas, como la
de Pedro Cieza de León (1518-1554), autor de la Crónica del Perú, dividida en
cuatro partes: Parte primera de la Crónica del Perú, El Señorío de los
Incas, Descubrimiento y Conquista del Perú y las Guerras Civiles del Perú, que
constituyen el primer gran proyecto de una historia andina global. Debido a ello,
algunos consideran a Cieza como el primer historiador del Perú. Finalmente,
el Inca Garcilaso de la Vega, mestizo, hijo de un conquistador español y una
noble inca, publicó a principios del siglo XVII sus Comentarios reales de los
incas, obra que supera las exigencias de una simple crónica para convertirse
en una obra maestra de la literatura, la primera escrita por un mestizo
hispanoamericano.
El crítico Augusto Tamayo Vargas ha dividido a los cronistas en españoles,
indígenas, mestizos y criollos.
Cronistas españoles[editar]
Estos se dividen en dos grupos: cronistas de la conquista y cronistas de la
colonización. Este último se subdivide a su vez en pre-toledanos, toledanos y
post-toledanos.
Cronistas de la Conquista[editar]

 Cristóbal de Mena
 Francisco de Jerez
 Pedro Sancho de la Hoz
 Miguel de Estete
 Pedro Pizarro
 Diego de Trujillo
 Alonso Borregán
Cronistas de la colonización[editar]
Pretoledanos

 Pedro Cieza de León


 Juan de Betanzos
 Agustín de Zárate
 Francisco López de Gómara
 Bartolomé de las Casas
 Cristóbal de Molina “el chileno”3
 Diego Fernández de Palencia “el Palentino”
 Fray Gaspar de Carvajal
Toledanos

Juan Polo de Ondegardo


Pedro Sarmiento de Gamboa
Postoledanos

 Miguel Cabello Valboa


 El padre Martín de Murúa
 Fernando de Montesinos
 El padre José de Acosta
 Fray Reginaldo de Lizárraga
 El padre Bernabé Cobo
Cronistas indígenas[editar]

Autorretrato de Felipe Guamán Poma de Ayala, que aparece en su Nueva Crónica


y Buen Gobierno.

Tres nombres se mencionan especialmente entre los cronistas


indígenas, nativos o indios:

 Titu Cusi Yupanqui, uno de los incas de Vilcabamba que


en 1570 escribió una Relación de cómo los españoles
entraron en Perú y el subceso que tuvo Manco Inca en el
tiempo que entre ellos vivió.
 Felipe Guaman Poma de Ayala, autor de una original obra
ilustrada: El primer nueva corónica y buen gobierno (sic),
escrito entre 1585 y 1615, y publicada recién en 1936. En
ella presenta el proceso de destrucción del mundo andino
(debido a soberbia de los incas o falla en la comunicación
con los españoles), tratando de explicar y presentar una
alternativa a la realidad caótica de su tiempo.
 Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua ,
perteneciente al linaje de lo collaguas, es autor de
una Relación de antigüedades de este reino del Piru,
escrita hacia 1620 o 1630, y publicada en 1879. Usa para
expresarse un rudimentario español, fuertemente
quechuizado.
Cronistas mestizos[editar]

 Blas Valera (1545-1597), religioso jesuita natural


de Chachapoyas, cuya Historia de los incas la usaron
muchos cronistas españoles e incluso el mismo Inca
Garcilaso y que aparentemente se perdió en un incendio
en Cádiz, durante una guerra entre españoles e ingleses.
 Cristóbal de Molina “el cuzqueño” (1529-1585) clérigo y
cronista que durante mucho tiempo se creyó que era
mestizo, pero en realidad fue un español natural
de Andalucía,4 Sin embargo, se compenetró tanto con la
cultura andina que se le puede considerar como un
mestizo cultural. Su obra principal es una Relación de las
fábulas y ritos de los Incas.
Pero indudablemente el más importante cronista mestizo es el Inca
Garcilaso de la Vega (1539-1616), considerado como el "primer
mestizo biológico y espiritual de América", o en otras palabras, el
primer mestizo racial y cultural de América, pues supo asumir y
conciliar sus dos herencias culturales: la indígena americana (inca o
quechua) y la europea (española), alcanzando al mismo tiempo gran
renombre intelectual.5 Se le conoce también como el "príncipe de los
escritores del Nuevo Mundo", pues su obra literaria se destaca por
un gran dominio y manejo del idioma castellano. En su obra cumbre,
los Comentarios reales de los incas, publicada en Lisboa, en 1609,
Garcilaso expuso la historia, cultura y costumbres de los Incas y
otros pueblos del antiguo Perú. Para muchos críticos se trata del
cantar de gesta de la nacionalidad peruana, que se forja
precisamente con la fusión de dos herencias, la nativa y la española.
Garcilaso es autor también de La Florida del Inca (Lisboa, 1605),
que es un relato de la conquista española de Florida; y de
la Segunda parte de los Comentarios reales, más conocida
como Historia General del Perú (Córdoba, 1617), publicada
póstumamente, donde el autor trata sobre la conquista y el inicio de
la colonia. Con justicia se considera al Inca Garcilaso como el primer
literato del Perú.
Cronistas criollos[editar]
Entre los cronistas criollos o americanos (nacidos en América de
padres españoles) que escribieron sobre el Perú destacan:

 Pedro Gutiérrez de Santa Clara, natural de México, autor


de una Historia de las guerras más que civiles que hubo
en el Reino del Perú.
 El padre agustino Antonio de la Calancha (1584-1654),
natural de La Plata y autor de la Corónica moralizada del
orden de San Agustín en el Perú, que contiene valiosas
información del pasado prehispánico.
Otros cronistas[editar]
Se debe mencionar también al padre jesuita italiano Giovanni Anello
Oliva (¿1572?-1642), que vivió más de 40 años en el Perú, y fue
autor de una Historia del reino y provincias del Perú y vidas de
varones ilustres en la Compañía de Jesús de la provincia del Perú,
cuya primera parte es una introducción histórica titulada: Historia del
reino y provincias del Perú, de sus incas, reyes, descubrimiento y
conquista por los españoles de la corona de Castilla.
Literatura de los inicios del Virreinato[editar]
Hitos culturales importantes fueron la fundación de la Real y
Pontificia Universidad de San Marcos de Lima el 12 de mayo de
1551 por Real Provisión de Carlos I de España y V de Alemania, la
primera en América, y la instalación en Lima de la
primera imprenta de Sudamérica, la del turinés Antonio Ricardo en
1583, instituciones que impulsaron el temprano desarrollo intelectual
de los peruanos.
El primer libro publicado en la ciudad de Lima es la Doctrina
Christiana y Cathecismo para la Instrucción de los Indios (1584) del
impresor Antonio Ricardo, con lo que se inaugura propiamente la
idea de literatura peruana. Este primer catecismo es publicado en
castellano, quechua y aimara. Durante las décadas anteriores, ya se
había establecido el sistema de reducciones producto de las
reformas del virrey Francisco de Toledo (1569-1581) que separaron
la sociedad colonial en dos repúblicas, república de indios y
república de españoles (es el período en el que se realizaron la
mayor cantidad de extirpación de idolatrías). También se
promulgaron las Leyes de Indias que establecían lo siguiente:
“que no se imprima, ni vse Arte, ni Vocabulario de la lengua de los Indios,
sin estar aprobado conforma á esta ley”; “que no se consientan en las
Indias libros profanos y fabulosos. Porque de llevarse á las Indias libros de
Romance, que traten de materias profanas, y fabulosas y historias fingidas
se siguen muchos inconvenientes (…) que ningun Español, ni Indio los lea”;
“que se recojan los libros de Hereges, y impida su comunicación. Porqve
los Hereges Piratas con ocasion de las presas y rescates han tenido alguna
comunicacion en los Puertos de Indias, y esta es muy dañosa á la pureza
con que nuestros vasallos creen y tienen a la Santa Fé Catolica por los
libros hereticos y proposiciones falsas, que esparcen y comunican á gente
ignorante.”
Leyes de Indias, Libro I, título XXIVcolor

Primera página de la Historia natural y moral de las Indias del padre jesuita José


de Acosta.

Estos dos factores determinan que la inicial producción literaria en la


Colonia se limite a círculos de influencia principalmente hispánica,
producida en las grandes ciudades por hijos de españoles
(españoles americanos). La literatura se cultiva en círculos
ilustrados, estrechamente vinculados con la Iglesia (que imparte la
educación entre las élites sociales, ya que todos los colegios y
convictorios estaban dirigidos por órdenes religiosas). De la Iglesia
es precisamente el padre José de Acosta, quien presta mayor
atención al mundo americano ya que, junto a sus reflexiones
religiosas y teológicas, encontramos una clara preocupación por la
geografía y fisiología de los pueblos naturales del Perú. Acosta
representa un momento en el que los estándares estéticos
renacentistas están aún presentes en la escena literaria. En 1586
publica Peregrinación de Bartolomé Lorenzo, en 1588 De Natura
Novi Orbis et De Promulgation Evangelii apud barbaros, sive de
Procuranda indorum salute (De la naturaleza del nuevo mundo...) y
en 1590 su obra más conocida: Historia natural y moral de las
Indias.
Clasicismo (mediados del siglo XVI y comienzos del
siglo XVII)[editar]
La literatura del llamado Siglo de oro español, se refleja también en
la América española, especialmente en el campo de la poesía lírica
y épica. Se trata de una literatura erudita, de refinadas formas,
ceñida a los moldes clásicos (clasicismo). Los autores más
relevantes que se desenvolvieron en el Perú bajo esta tendencia,
son los siguientes:
 Diego de Hojeda (¿1571?-1615), poeta sevillano,
ordenado sacerdote en el Perú en 1591, es autor de La
Cristiada (1611), primer poema épico-místico escrito en
América, en octavas.
 Clarinda, seudónimo de la autora o autor del Discurso en
loor de poesía, poema en tercetos, que apareció en
el Parnaso Antártico (1608) de Diego Mexía de Fernangil.
 Amarilis, seudónimo de la autora o autor de la Epístola a
Belardo, escrita en silva, dirigida a Lope de Vega y que
éste reprodujo en La Filomena (1621).
 Diego Mexía de Fernangil (¿1565?-1634), es autor de la
primera parte del Parnaso Antártico (1608). La segunda
parte no llegó a publicarse y permaneció inédita hasta el
siglo XX.
Barroquismo (siglo XVII)[editar]

Juan de Espinoza Medrano, el Lunarejo.

Siguiendo la tendencia dictada desde Europa, la literatura peruana


adopta el estilo del barroco (conceptismo y culteranismo). Se tiende
a recargar el lenguaje literario con muchos recursos estilísticos y se
hace gala de erudición. La figura cumbre del barroquismo peruano
fue El Lunarejo.

 Juan de Espinoza Medrano llamado "El Lunarejo"


(¿1630?-1688), clérigo, predicador, escritor y humanista
mestizo, nacido en el pueblo de Calcauso (Apurímac).
Autor de piezas dramáticas religiosas, sermones y
del Apologético en favor de D. Luis de Góngora, príncipe
de los poetas líricos de España (1662), brillante defensa
de la lírica de dicho poeta español, cumbre del
culteranismo. De manera póstuma se editó una selección
de sus sermones bajo el título de La novena
maravilla (1695).
 Juan del Valle y Caviedes (1652 o 1654-después de
1696), poeta satírico y costumbrista, nacido en España,
pero que vivió mayormente en el Perú. Destaca su poesía
festiva y satírica, a través de la cual hace una dura crítica
del medio social. También cultivó la poesía mística y de
arrepentimiento. Su obra poética fue recopilada y editada
mucho tiempo después de su muerte, bajo el título
de Diente del Parnaso.
Podemos mencionar también a Lorenzo de las Llamosas (c.1665-
c.1705), quien después de unos pocos años de permanencia en el
Virreinato del Perú, viaja a España donde desarrolla actividades en
la Corte del Rey, como militar y al mismo tiempo como autor de
obras de teatro y didácticas.
Afrancesamiento y Neoclasicismo (siglo XVIII)[editar]

Pedro Peralta y Barnuevo, poeta, erudito y científico limeño; por su vasto saber ha
merecido el apelativo de Doctor Océano.

En la segunda mitad del siglo XVII, la literatura en Europa, bajo influjo


de las letras francesas, tendió a volver a los moldes clásicos,
aunque en las colonias españolas siguió preponderando el
barroquismo. No obstante, a comienzos del siglo XVIII, coincidiendo
con la instauración de la dinastía borbónica en España, los
escritores de habla hispana tienden a “afrancesarse”. Surgen las
Academias literarias, a imitación de las de Francia, como la
llamada Academia de Palacio fundada por el virrey del
Perú Marqués de Castell dos Rius (1707-1710). Entre los
académicos de Palacio destacan los siguientes:

 Luis Antonio de Oviedo y Herrera, conde de la Granja


(1636-1717), poeta y autor teatral, miembro de autor de
los libros poemáticos: La vida de Santa Rosa (1711)
y Poema sacro de la pasión (1717).
 José Bermúdez de la Torre y Solier (1661-1746) poeta
limeño, autor del poema Telémaco en la isla de Calipso;
fue además jurisconsulto, así como rector de la
Universidad de San Marcos de Lima.
 Pedro Peralta y Barnuevo (1664-1743), poeta, erudito y
científico limeño, la figura literaria más destacada de la
primera mitad del siglo XVIII. Su obra que abarcó diversos
campos del saber, siendo autor de tragedias y sainetes
que pueden considerarse precursores del costumbrismo.
Entre sus obras destaca Lima Fundada (1732), poema
épico de gran aliento, en diez cantos, 1183 octavas reales
y un total de 9.464 versos endecasílabos. Sin embargo,
son sus obras teatrales las que han despertado más el
interés de la crítica moderna.

Pablo de Olavide.

El Neoclasicismo irrumpe en la segunda mitad del siglo XVIII y fue


desplazando progresivamente al barroquismo. Se trata de una
vuelta a las normas del clasicismo, en oposición al estilo recargado
del barroquismo, así como una tendencia a la actitud pedagógica.
Este movimiento se desarrolló juntamente con la expansión de las
ideas liberales surgidas en Francia, que tanto habrían de influir en el
desarrollo de la revolución separatista de Hispanoamérica.
La figura más conspicua del afrancesamiento literario en la segunda
mitad del siglo XVIII fue Pablo de Olavide (1725-1803), escritor,
traductor, jurista y político, nacido en Lima, pero que desenvolvió su
carrera en España. Su casa en Madrid se convirtió en un destacado
centro de tertulia cultural. Influido por la ilustración francesa, profesó
inicialmente las ideas liberales. Acusado de herejía, fue encarcelado
por la Inquisición. Reconciliado con la religión, publicó El Evangelio
en triunfo (1797); Poemas cristianos; y Salterio español (1799). Ya
en el siglo XX fueron exhumadas las obras de su periodo
afrancesado, de género dramático y narrativo, siendo este último el
que ha concitado el interés de la crítica moderna, pues se tratan de
novelas cortas, que harían a Olavide precursor de dicho género
literario.
Mientras que en el Perú se desenvuelven por esa época poetas y
escritores satíricos criollos, cercanos al costumbrismo:

 Fray Francisco del Castillo Andraca (1716-1770),


conocido como "El ciego de La Merced", fraile,
dramaturgo y poeta, sin duda el mejor autor teatral de la
colonia y entre cuyas obras destacan La conquista del
Perú, una de las primeras en ofrecer una perspectiva
crítica de la conquista del Perú; Todo el ingenio lo
allana; Mitridates, rey del Ponto; el entremés Del justicia y
litigantes. Este fraile pertenecía a la Orden de la Merced y
no debe ser confundido con el sacerdote jesuita Francisco
del Castillo S.J. (1615-1673), quien vivió y trabajó también
en Lima, pero un siglo antes.
 Alonso Carrió de la Vandera (1714 o 1716-1783), que bajo
el seudónimo de Concolorcorvo, escribió el Lazarillo de
ciegos caminantes, libro que durante bastante tiempo fue
erróneamente atribuido a Calixto Bustamante Carlos
Inca y que trata de un viaje realizado entre Lima y Buenos
Aires.
 Esteban Terralla y Landa, poeta satírico que usó el
seudónimo de Simón Ayanque para publicar su libro Lima
por dentro y fuera (1797).
A fines del siglo XVIII y coincidiendo con el fin del mandato del
virrey Manuel Amat y Juniet, se representó en las gradas de
la catedral de Lima un drama, el Drama de los palanganas: veterano
y bisoño, que es una crítica despiadada contra el gobierno y la
persona de este virrey, en particular sus amoríos con La Perricholi.
El texto ha sido rescatado por el crítico literario Luis Alberto
Sánchez.
Emancipación (siglos XVIII y XIX)[editar]

Mariano Melgar.

El último periodo de la literatura colonial abarca desde fines del


siglo XVIII hasta comienzos del siglo XIX, en esta época surgió la idea
de la libertad y los hechos que marcaron una influencia son: La
Revolución Francesa que ocurrió en 1789 además de la
Independencia de EE. UU. en 1776. Se desarrolló en un contexto de
la Revolución de Túpac Amaru II en 1780 y concluirá este
movimiento con el levantamiento del pueblo peruano debido a la
dictadura de Simón Bolívar; y la Proclamación de la Independencia
el 28 de julio de 1821.
Sobresalen, al estilo de los enciclopedistas franceses, los redactores
del Mercurio Peruano, la primera gran revista americana, quienes se
agrupan en la llamada Sociedad de Amantes del País. Entre ellos
destacan Hipólito Unanue, Toribio Rodríguez de Mendoza, José
Baquíjano y Carrillo, entre otros.
Los temas que se utilizaron en esta literatura fueron: la libertad,
objetivo de todos los indígenas; la patria, antiespañola y separatista;
y el sentimiento indígena.
En el campo de la lírica destaca el arequipeño Mariano
Melgar (1791-1815), en cuyos versos se prefigura el romanticismo y
muestra un mestizaje entre la poesía culta y las canciones populares
indígenas. Aunque su obra se enmarca más dentro de la época
republicana, y consta de Carta a Silvia (1827) y Poesías (1878). Se
sumó a la revolución independentista en 1814 y murió fusilado. Este
poeta recibió el apodo de "El precursor del Romanticismo literario en
América" y "Representante del primer momento auténtico de la
literatura peruana".
Otro representante de la poesía de la Emancipación es José
Joaquín Olmedo (1780-1847), nacido en Guayaquil cuando este
pertenecía al Perú. Fue diputado ante el primer Congreso de la
República del Perú y ministro plenipotenciario del Perú en Inglaterra.
Su poema fundamental es Oda a la victoria de Junín, versos épicos
de corte neoclásico que cantan el triunfo obtenido por Bolívar en
la batalla de Junín.
En el campo de la literatura política descuella el tribuno José
Faustino Sánchez Carrión (1787-1825), defensor del sistema de
gobierno republicano y autor de la Carta del Solitario de Sayán.
Es necesario también mencionar al clérigo limeño José Joaquín de
Larriva (1780-1832) poeta, escritor y periodista, apodado el “cojo
Larriva”. Escritor satírico y muy mordaz, según Porras Barrenechea
fue el “primer poeta cómico” del Perú. Actualmente se le recuerda
más por las letrillas que escribiera contra el Libertador Bolívar,
aunque en su tiempo fue muy popular y celebrado por sus oraciones
fúnebres y laudatorias, y sus artículos periodísticos, además de sus
improvisaciones poéticas. Es considerado precursor del
costumbrismo literario peruano.

República[editar]
Siglo XIX[editar]
Las primeras corrientes literarias del Perú independiente fueron
el costumbrismo y el romanticismo. Ya en el último tramo del siglo,
se desarrolló el realismo.
Costumbrismo[editar]

Felipe Pardo y Aliaga.

Manuel Ascencio Segura y Cordero.

El costumbrismo fue una corriente literaria cuyos cultivadores


prestaban más atención a las costumbres de los pueblos, tanto para
festejarlas, como para criticarlas o ridiculizarlas, a través de géneros
diversos (comedias, letrillas, sainetes, etc.). En el Perú comienza
hacia 1830, coincidiendo con el periodo fundacional de la República
y se prolonga hasta los años 1850.
Al período costumbrista peruano pertenecen dos poetas satíricos y
dramaturgos cómicos, ambos limeños, pero de espíritu
contrapuesto:

 Felipe Pardo y Aliaga (1806-1868). Examinó y juzgó con


severidad la realidad peruana a través de sus comedias y
artículos costumbristas; entre estos últimos es más
celebrado y recordado el titulado Un viaje, más conocido
como El viaje del niño Goyito. En poesía destacan sus
letrillas y epigramas, siendo las más reproducidas: "La
jeta del guerrero" y "A mi hijo en sus días". En el campo
dramático solo escribió tres comedias: Frutos de la
educación, Una huérfana en Chorrillos y Don Leocadio y
el aniversario de Ayacucho. Fue severo crítico de las
costumbres populares que consideraba bárbaras y
repelentes. También orientó sus críticas hacia los hábitos
de los políticos, la falta de civismo y la ambición
personalista de los gobernantes.
 Manuel Ascencio Segura (1805-1871), considerado el
mayor dramaturgo nacional del siglo XIX, es quien retrata
mejor los tipos populares de Lima. Mientras Felipe Pardo
era un hombre de ideas aristocráticas y defensor de la
colonia española, Segura representó los valores
democráticos de la nueva sociedad peruana, lo que se
refleja en el sabor criollo de sus comedias costumbristas.
Es autor de 17 piezas teatrales, entre las que
destacan Ña Catita, La Pepa, El sargento Canuto, La
saya y el manto, Lances de Amancaes, Las tres viudas.
En el campo de la lírica son muy recordados sus poemas:
"A las muchachas" y La Pelimuertada.
De esta época es importante destacar también a los siguientes
autores:

 Narciso Aréstegui (1818 o 1820-1869), cuzqueño, autor


de la novela El padre Horán (1848), considerada la
primera novela de la literatura peruana y una de las
primeras novelas sudamericanas en lengua castellana. Es
también considerado como uno de los grandes
precursores del indigenismo en el Perú.
 Flora Tristán (1803-1844), escritora peruano-francesa,
nacida en París, autora de Peregrinaciones de una paria,
un diario de su viaje por Perú (entre 1833 y 1834) adonde
llegó reclamando la herencia paterna. Es un libro
fundamental para conocer de cerca los avatares de la
incipiente República Peruana, cuyas prácticas y
costumbres fueron analizadas detenidamente por la
autora. Escribió además la novela Mephis.
 Manuel Atanasio Fuentes, conocido como El
murciélago (1820-1889), escribió Aletazos del
murciélago (3 vols., 1866) y Lima: apuntes históricos,
descriptivos, estadísticos y de costumbres (1867, en
ediciones española, francesa e inglesa).
Ricardo Palma.

Cercana al costumbrismo está la obra de Ricardo Palma (1833-


1919), escritor limeño, autor de las célebres Tradiciones peruanas,
la obra más conocida del siglo, en la que a través de una serie de
tradiciones —género inventado por él, que combina elementos de
historia con fabulaciones propias—, narra la historia de Lima y del
Perú durante las épocas incaica, colonial y republicana. Escritas
entre 1860 y 1914, una edición definitiva fue compilada por Angélica
Palma, la hija del tradicionista, en seis volúmenes (1923-1925).
Romanticismo[editar]
El romanticismo, proveniente de Europa, llegó al Perú con retraso,
hacia los años 1840, y se prolongó por el resto del siglo, aunque
decayó tras la Guerra del Pacífico, para dar pase al Realismo. Los
textos de los románticos peruanos fueron, por lo general, artificiales
y abusaron del sentimentalismo. Las obras de teatro frecuentemente
cultivaron el mismo sentimiento y exageraron los enredos de modo
inverosímil; si bien algunas tuvieron éxito en su momento, hoy están
olvidadas. Dos representantes del romanticismo peruano, sin
embargo, han sobrevivido literariamente, por la calidad de sus obras:
Ricardo Palma y Carlos Augusto Salaverry, pertenecientes a la
llamada generación de la bohemia.

 Ricardo Palma (1833-1919), del cual ya mencionamos


sus celebradas Tradiciones peruanas. Cultivó otros
géneros, como la poesía, destacando en este campo sus
poemarios: Poesías, Juvenilia, Armonías, Pasionarias, Ca
ntarcillos, Filigranas, Nieblas y sobre todo Verbos y
gerundios, obras que expresan sentimientos románticos o
una actitud burlona ante ciertos aspectos de la realidad.
De crítica literaria es su libro La bohemia de mi tiempo,
autobiografía y relación de los escritores románticos.
También escribió una obra filológica: Papeletas
lexicográficas. De su pluma se conserva asimismo una
obra teatral: Rodil.
Carlos Augusto Salaverry.

 Carlos Augusto Salaverry (1830-1891), considerado el


mejor poeta lírico peruano del siglo XIX, era hijo de Felipe
Santiago Salaverry, el caudillo de los primeros años de la
República que muriera fusilado en 1836. Su obra poética
se reúne en cuatro libros: Diamantes y perlas, Albores y
destellos, Cartas a un ángel y Misterios de la tumba. Su
poesía se singulariza por la dulzura melancólica de su
alma apasionada, por el elegante pesimismo de su actitud
ante la vida y por la emoción colorista que anima su
intimidad desgarrada. Su poema “Acuérdate de mi”
(inserto en Cartas a un ángel) es infaltable en toda
antología poética.
Al romanticismo pertenecen también los siguientes poetas,
escritores y dramaturgos:

 Manuel Nicolás Corpancho (1830-1863), limeño, autor del


drama El poeta cruzado, alabado en su tiempo y olvidado
actualmente. Murió durante un incendio ocurrido en la
nave en que viaja en el golfo de México, cuando
regresaba de una misión diplomática.
 José Arnaldo Márquez (1832-1903), limeño, representante
de la poesía romántica peruana en su vertiente filosófica y
social. Supo armonizar el sentimiento individualista
romántico con las inquietudes humanitarias de su tiempo y
una precursora adhesión a los ideales socialistas. Fue
también ensayista, maestro, periodista, traductor,
diplomático, militar y viajero.
 Luis Benjamín Cisneros (1837-1894), limeño, autor del
drama Alfredo el Sevillano; las novelas: Amor de niño:
juguete romántico, Julia o escenas de la vida en
Lima y Edgardo o un joven de mi generación; y de las
obras líricas: A la muerte del rey don Alfonso XII, Aurora y
amor y De libres alas (esta última compilación póstuma).
 Clemente Althaus (1835-1881), limeño, hijo de un oficial
alemán llegado en la época de la independencia. Entre
sus obras destacan: Poesías varias, Obras
poéticas, Poesías patrióticas, Antioco (drama). Se destacó
también como traductor.
 Acisclo Villarán (1841-1927), escritor limeño, fundador del
Club Literario (1875) que luego se convirtió en el Ateneo
de Lima. Autor de una obra fecunda y versátil, de la que
destacamos: El triunfo del Perú, La corona de laureles, El
cura de Locumba, El guerrero del siglo, Nieblas y
auroras, Siluetas republicanas, La poesía en el imperio de
los incas, etc.
 Pedro Paz Soldán y Unanue (1839-1895), escritor limeño,
conocido por su seudónimo de Juan de Arona. Autor de
poesías y comedias, fue también ensayista, traductor y
filólogo, siendo su obra más notable el Diccionario de
peruanismos (1883-1884).
Realismo y naturalismo[editar]

Manuel González Prada.

Tras la guerra del Pacífico (1879-1883) hay una reacción contra


el romanticismo, liderada por el intelectual Manuel González
Prada (1844-1918), quien cultivó una poesía que por su temática
estetizante y la introducción de nuevas formas métricas fue un claro
precursor del modernismo. De entre sus obras en prosa se deben
mencionar: Pájinas libres y Horas de lucha, libros en las que hace
una furibunda crítica a la clase política, responsable, según él, de la
catástrofe bélica. No se salvan tampoco de sus dardos las
instituciones religiosas y los literatos de su tiempo. Su postura
hipercrítica en el terreno de las ideas y de la literatura le granjeó no
pocos enemigos y le metió en variopintas polémicas periodísticas.
Se desarrolló también, de un modo bastante tenue, el realismo en
la novela, que toma vuelo a partir de entonces en el Perú.
Una característica resaltante en este período es el surgimiento de un
grupo de escritoras. Muchas de ellas —habiendo perdido a sus
cónyuges e hijos mayores en la guerra con Chile— tuvieron que
ganarse la vida por sí mismas, y cultivaron su vocación literaria a
través de tertulias. La principal fue la de la argentina Juana Manuela
Gorriti, en las que se discutía sobre los problemas sociales y sobre
la influencia de las formas europeas. Escribieron novelas que en
cierto modo pueden calificarse como realistas. Tal es el caso de:

 Mercedes Cabello de Carbonera (1845-1909), nacida en


Moquegua, fue la iniciadora de la novela realista peruana.
Escribió seis novelas de contenido social e intención
crítica, siendo las más exitosas Blanca Sol (1888), Las
consecuencias (1890) y El conspirador (1892). Escribió
también numerosos artículos y ensayos publicados en la
prensa, sobre temas literarios y sociales; en especial
abogó por la emancipación de la mujer, por lo que se
cuenta entre las primeras feministas del Perú. Fue
incomprendida en su tiempo, siendo blanco de las críticas
de autores masculinos como Juan de Arona y Ricardo
Palma. Ello lo empujó a aislarse. Por si fuera poco,
empezó a padecer las secuelas de una sífilis que le
contagió su propio esposo, siendo recluida en un
manicomio, donde falleció.
 Clorinda Matto de Turner (1852-1909), novelista,
tradicionista y periodista cuzqueña, precursora o
fundadora del indigenismo literario. Autora de Tradiciones
cuzqueñas y de las novelas Aves sin
nido (1899), Índole (1891) y Herencia (1893). La más
destacada y polémica de sus obras es Aves sin nido,
donde expone la situación del indígena que sufre los
abusos de las autoridades religiosas y políticas. Aunque
su técnica y estilo sean deficientes, la obra concitó el
interés no solo en el Perú, sino en América y Europa.
 María Nieves y Bustamante (1861-1947), natural de
Arequipa, es autora de la novela histórica Jorge, el hijo
del pueblo (1892), ambientada en la guerra civil de 1856-
1858, es un canto épico que resalta el espíritu guerrero
del pueblo arequipeño.
Siglo XX[editar]
Artículo principal: Literatura peruana del siglo XX
Modernismo[editar]
José Santos Chocano.

El modernismo se desarrolló en el Perú a partir del poema «Al


amor» de Manuel González Prada, publicado en el diario El
Comercio en 1867, donde el autor fusiona un conjunto de géneros
poéticos provenientes de Europa, dando como resultado el triolet.
Esta tendencia, resultado del cosmopolitismo que vivía el Perú,
pronto se desarrolló en otras partes de América Latina: en Cuba con
José Martí; en Nicaragua con Rubén Darío; en Argentina con
Leopoldo Lugones; en Uruguay con Julio Herrera y Reissig; en
México con Manuel Gutiérrez Nájera.
A pesar de sus tempranos antecedentes con González Prada, el
modernismo alcanzó en el Perú un pleno desarrollo tardíamente, a
inicios del siglo XX. De entre todos sus representantes descuella el
poeta limeño José Santos Chocano (1875-1934), conocido como
«El Cantor de América», considerado uno de los poetas
hispanoamericanos más importantes, por su poesía épica de tono
grandilocuente, que gusta de la retórica y de la descripción de
paisajes, con gran sonoridad y colorido, estando más próxima a Walt
Whitman y al romanticismo. También produjo poesía lírica de
singular intimismo. Todas sus creaciones poéticas están trabajadas
con depurado formalismo y se inspira mayormente en los temas, los
paisajes y la gente de su país y de América en general. Principales
obras: Iras santas (1895), En la aldea (1895), Selva
virgen (1896?), La epopeya del morro (1899), El canto del
siglo (1901), Alma América (1906), Fiat Lux (1908), Primicias de oro
de Indias (1934), Oro de Indias (1940-1941). Su vida fue muy
novelesca y aventurera, ligada a la de los dictadores y caudillos
latinoamericanos de su tiempo. Durante el Oncenio de
Leguía sostuvo una polémica pública con el joven escritor Edwin
Elmore, a quien en un arranque de ira asesinó disparándole a
quemarropa. Tras sufrir un breve encierro, partió hacia Chile, donde
murió asesinado a manos de un esquizofrénico.
Leonidas Yerovi.

Dentro del modernismo peruano también debemos destacar a los


siguientes poetas:

 Leonidas Yerovi (1881-1917), poeta y dramaturgo festivo,


nacido en Lima. Murió asesinado frente al local del
diario La Prensa de Lima, a manos de un ciudadano
chileno. A pesar de su prematura muerte, cuando aún no
había cumplido los 36 años de edad, dejó una notable
producción poética en la que “mezclaba el léxico y las
formas modernistas con la sal y la picardía criollas”.
(Tamayo Vargas). Se puede decir que fue el vulgarizador
del modernismo, el que lo llevó a las clases populares.
También es autor de una muy celebrada obra teatral que
le convierte en una de las figuras cumbres de la
dramaturgia peruana de comienzos del siglo XX.
 Alberto Ureta (1885-1965), poeta y catedrático, autor de
poemas de tono reflexivo y melancólico. Obras: Rumor de
almas (1911), El dolor pensativo (1917). Posteriormente
publicó: Las tiendas del desierto (1933), Diario
íntimo (1933) y Elegías de la cabeza loca (1937). Fue
también un diplomático divulgador de la cultura peruana.
 Enrique Bustamante y Ballivián (1883-1937), poeta
limeño, uno de los más finos e intelectuales del Perú, a
decir de Luis Alberto Sánchez. Fue amigo y compañero de
Abraham Valdelomar, sobre quien ejerció gran influencia.
Aunque se formó bajo el modernismo, mantuvo sin
embargo una personalidad poética alejada de
compromisos colectivos. Su poemario Antipoemas (1926)
constituye una transición hacia el vanguardismo.
 Felipe Sassone (1884-1959), poeta limeño, autor de una
poesía hedonista, musical y plástica. Obras
principales: La canción del bohemio, La espuma de
Afrodita, Vórtice de amor. También se dedicó al teatro, y
entre las muchas piezas que escribió, figuran las
siguientes: A campo traviesa, La señorita está
loca y Volver a vivir.
 José Fiansón (1870-1952), poeta limeño, que, a decir del
crítico Manuel Beltroy, fue el exponente más avanzado del
modernismo en el Perú. Su poema Foederis Arca es
considerado como uno de los mejores, sino el mejor, del
modernismo peruano. En sus últimos años se estableció
en Chosica, a la que cantó en versos eglógicos. Su
fecunda obra se halla dispersa.
Una importante rama del modernismo peruano fue la
llamada Generación del 900, conocida también como la generación
“arielista” (llamada así por inspirarse en las ideas del escritor
uruguayo Enrique Rodó, el autor de Ariel, que abogaba por la
europeización de Hispanoamérica y la formación de elites
intelectuales que se encargaran de su dirección). Sus miembros
manejaban una prosa elegante y ahondaban particularmente en las
raíces de la historia nacional, con tendencias hacia el idealismo
(Tamayo Vargas). Fueron sus principales representantes:

 José de la Riva Agüero y Osma


 Francisco García Calderón Rey
 Ventura García Calderón
 Víctor Andrés Belaúnde
 José Gálvez Barrenechea
En ese ambiente impregnado de modernismo surgió una figura
insular: José María Eguren (1872-1942), poeta limeño que abrió el
camino de la innovación en la poesía peruana con sus libros La
canción de las figuras (1916) y Simbólicas (1911), próximos
al simbolismo y que reflejaban su mundo interior mediante imágenes
oníricas, con las que reacciona contra la retórica y el formalismo
modernistas.
Vanguardismo[editar]

Vallejo, modernista en Los Heraldos Negros y vanguardista en Trilce.

Hasta 1920 el modernismo era la tendencia dominante en el cuento


y la poesía, pero desde 1915 la vanguardia literaria hizo
tímidamente su entrada en la musa nacional. César Vallejo, con sus
obras fuertemente innovadoras en el lenguaje centradas en la
angustia y en la condición humana, pertenece a este período, en el
que también aparecieron los poetas Alberto Hidalgo, Alberto
Guillén, Xavier Abril, Carlos Oquendo de Amat, Luis Valle
Goicochea, Martín Adán, Magda Portal y los surrealistas César
Moro y Emilio Adolfo Westphalen.
El escritor más importante del momento es Abraham Valdelomar,
quien en su breve vida cultivó el cuento, la novela, el teatro,
la poesía, el periodismo y el ensayo. Sobresalen sobre todo sus
relatos, que narran con bastante ternura historias de las ciudades
provincianas y, en menor medida, de Lima o cosmopolitas. En 1916
fundó la revista Colónida que agrupó a varios jóvenes escritores y
que, a pesar de su breve existencia (se publicaron solo cuatro
números), abrió el camino para la entrada de nuevos movimientos
como la vanguardia en la literatura peruana.
Otros autores, que junto con Valdelomar inauguran el cuento en el
Perú fueron Clemente Palma, que escribió relatos decadentes,
psicológicos y de terror, influido por el realismo ruso y por Edgar
Allan Poe; y Ventura García Calderón, quien mayormente escribió
cuentos exóticos sobre el Perú. También se encuentran Manuel
Beingolea, Manuel Moncloa y Covarrubias, Cloamón, y Fausto
Gastañeta.
En el teatro, con escasas obras de valor en este período, figuran las
comedias del poeta festivo Leonidas Yerovi y, posteriormente, las
obras de denuncia social y cariz político de César Vallejo, que
pasaron mucho tiempo antes de ser publicadas o representadas. Ya
en los años 1940 la influencia tardía del modernismo y del teatro
poético se reflejará en las obras de Juan Ríos, a las que se les ha
criticado su excesiva retórica poética, generalmente ambientadas en
tiempos remotos o en leyendas y que buscan ser un referente
general del hombre.
Indigenismo[editar]
En el Perú el tema principal de la literatura indigenista era el indio,
cuyo predominio en la literatura se había iniciado en los años 1920 y
1930, primero con los cuentos de Enrique López Albújar y más tarde
con las novelas de Ciro Alegría: La serpiente de oro (1935), Los
perros hambrientos (1939) y El mundo es ancho y ajeno (1941). Así
empezó la interesante controversia sobre indigenismo e indianismo,
vale decir, sobre la cuestión de que no sean los mismos indios
quienes escriban sobre su problemática. Esta corriente literaria
alcanzó su máxima expresión en la obra de José María Arguedas,
autor de Agua, Yawar Fiesta, Diamantes y pedernales, Los ríos
profundos, El Sexto, La agonía de Rasu Ñiti, Todas las sangres y El
zorro de arriba y el zorro de abajo, y quien debido a su contacto con
los indígenas en la infancia, pudo asimilar como propias su
concepción del mundo y experiencias.
Generación del 50[editar]
La modernización de la narrativa peruana comienza con
la Generación del 50, enmarcada políticamente con el golpe del
general Manuel A. Odría en 1948 y las elecciones de 1950 en las
que se autoelige presidente. Durante la década anterior había
comenzado un movimiento migratorio del campo a la ciudad
(preferentemente a la capital), que durante los años cincuenta se
potencializa al máximo y resulta en la formación de barriadas y
pueblos jóvenes, la aparición de sujetos marginales y desplazados
socialmente. La literatura producida en este período estuvo influida
notablemente por las vanguardias europeas; en particular, el
llamado modernismo anglosajón de Joyce y en el ambiente
estadounidense la obra novelística de Faulkner y la Generación
Perdida. También influyó notablemente la literatura fantástica
de Borges y Kafka. A esta generación pertenecen Julio Ramón
Ribeyro, Carlos Eduardo Zavaleta, Eleodoro Vargas Vicuña, Mario
Vargas Llosa, entre otros.
La Generación del 50 es un momento en el que la narrativa se
vincula de forma muy fuerte con el tema del desarrollo urbano, la
experiencia de la migración andina hacia Lima (un incremento
drástico de la población a partir de finales de la década del 40). Muy
relacionada con el cine neorrealista italiano, retrata la urbe
cambiante, la aparición de personajes marginales y problemáticos.
Entre los narradores más representativos resaltan Ribeyro con Los
gallinazos sin plumas (1955); Enrique Congrains con las
novelas Lima, hora cero (1954) y No una, sino muchas
muertes (1957); Luis Loayza, cuya obra es obra es breve y poco
conocida; y Vargas Llosa, quien a fines de la década del 50 empezó
a publicar sus cuentos, aunque sus magistrales novelas aparecerán
a partir de la década de 1960.
Junto a los narradores, surge un grupo de poetas entre los que se
destacan Alejandro Romualdo, W

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