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ESCUELA DE PSICOLOGÍA
INFORME
Docente: Integrantes:
Sección: 1M
De esta manera tenemos que, la genética se enfoca en el estudio de los genes y los mecanismos
encargados de la transmisión de los caracteres hereditarios desde una perspectiva biológica, es
decir, el estudio de la herencia, proceso mediante el cual un progenitor transmite algunos genes a
su descendencia, entre estos caracteres podemos encontrar lo siguiente:
Por otro lado, tenemos el concepto de la epigenética, este consiste en el estudio de las
modificaciones a un nivel estructural en las regiones del genoma, por metilación del ADN o de
las histonas cromosómicas, u otros mecanismos que afectan a la expresión de los genes sin alterar
la composición de bases del ADN. Este termino fue acuñado por primera vez por Conrad
Waddington (1905-1975) a mediados del siglo XX, haciendo referencia a “la rama de la biología
que estudia las interacciones causales entre los genes y sus productos, que dan lugar al fenotipo”
(1942, p.18). Conrad, embriólogo y genetista nacido en Escocia, centró sus estudios en describir
de qué manera los organismos pluricelulares, pese a contener un genoma idéntico en cada una de
sus células, son capaces de dar lugar a poblaciones celulares diferentes (neuronas, hepatocitos,
miocitos, etc.). Además, focalizó su esfuerzo en los aspectos de carácter no genéticos que hacen
posible el desenvolvimiento del programa genético del desarrollo.
En concordancia con los avances en la biología molecular, durante las últimas décadas se ha
observado un avance importante en la investigación epigenética. Tomando lo anterior en cuenta,
tenemos que, han tenido lugar renovaciones conceptuales, por ello, actualmente la epigenética es
designada como el estudio de aquellos cambios estables y heredables en la expresión del genoma,
haciendo referencia a esos cambios que no constituyen una alteración en la secuencia de
nucleótidos de la molécula de ADN (Egger et al., 2004; Devaskar & Raychaudhuri, 2007). Dicho
de manera diferente, se trata de estudiar las “marcas” o señales químicas que modifican la
actividad génica, aunque sin alterar la estructura del gen. Estas “marcas” que se establecen
durante los primeros estadios del desarrollo se mantienen en las células que se dividen por
mitosis.
El cuerpo humano es una máquina perfecta y aunque tengamos una información genética que nos
transmiten nuestros antepasados desde tiempos remotos, no estamos predeterminados. Es decir,
nuestros hábitos de vida, lo que comemos, lo que respiramos, el descanso, el ejercicio que
hacemos, lo que pensamos, lo que sentimos, la negatividad o el optimismo y cómo nos
relacionamos con otras personas, afectan a la manera en que se expresan nuestros genes, teniendo
unas consecuencias en nuestros mecanismos genéticos.
El epigenoma es dinámico y va cambiando a lo largo de la vida de una persona. Por ejemplo, al
comparar la metilación del genoma en personas recién nacidas, adultos y ancianos se ha
observado que a medida que se envejece se van perdiendo grupos metilo, lo que podría estar
asociado con la expresión inadecuada de los genes al envejecer. Además, aquellos pacientes con
enfermedades en las que se produce un envejecimiento prematuro presentan epigenomas propios
de edades mucho más avanzadas. Algunos estudios indican que se pueden usar marcadores
epigenéticos, concretamente metilación, para estimar la edad biológica de una persona, frente a
su edad cronológica en años. Así, el epigenoma podría dar una medida de cómo de bien se
envejece. La epigenética nos ayuda a entender la evolución humana y, también, la naturaleza de
ciertas patologías.
En síntesis, no es descabellado afirmar que la epigenética tiene un claro impacto tanto en la salud
de los individuos, como en la de su descendencia y en la evolución de la especie humana; esto
hace evidente que cada vez sea más importante conocer los mecanismos implicados y la
investigación de su papel en condiciones patológicas. Respecto a su potencial, quizás en los
próximos años se intensifiquen los estudios para traducir el código de histonas y descubrir su
participación en procesos fisiológicos y patológicos. Finalmente, la Epigenética cambia nuestra
perspectiva de la interacción de nuestro bagaje genético con el medioambiente y especialmente
con condiciones nutricionales, ya que seríamos capaces de responder y adaptarnos a tales
condiciones, además de transmitir esta información a nuestros hijos.