Está en la página 1de 15

Universidad Nacional Autónoma de

Nicaragua UNAN-LEON.

Componente: Patología Medica

Tema: Adaptación, lesión y muerte celular.

Nombre:

María Belén Caballero Esquivel. N°21

3er Año Grupo 1

Fecha de entrega: 11 de noviembre del 2022

¡A la libertad por la universidad ¡


Planteamiento del problema: ¿Cuáles son los cambios que ocurren en las células
hepáticas durante una infección por hepatitis B?
Hipótesis: La hepatitis B causará cómo cambió adaptativo hipertrofia en los hepatocitos, en
caso que se mantenga el estímulo nocivo se hará crónica y causará una lesión irreversible
Objetivos

1. Explicar etiopatogenia de la Hepatitis B y sus principales resultados.


2. Establecer el diagnóstico diferencial de las hepatitis víricas.
3. Mencionar los cambios histopatológicos ocurridos en la hepatitis aguda.
Términos desconocidos:

Valores de bilirrubina:

La bilirrubina es un pigmento biliar de color amarillo anaranjado que resulta de la


degradación de la hemoglobina de los glóbulos rojos reciclados. Dicha degradación se
produce en el bazo. Más tarde la bilirrubina se conjuga en el hígado. Estos pigmentos se
almacenan en la vesícula biliar, formando parte de la bilis (que luego es excretada hacia
el duodeno, lo que da el color a las heces).

 Bilirrubina directa o bilirrubina conjugada. Se encuentra unida con ácido


glucurónico, para luego ser acumulada en la vesícula biliar y constituir parte de
la bilis, para su posterior eliminación. Su valor normal estándar es de 0 a 0,3 mg/dL
en adultos.

 Bilirrubina indirecta o bilirrubina no conjugada. Se encuentra unida a


la albúmina ya que aún no se ha unido a ácido glucurónico, en el hígado para su
eliminación, porque aún no ha tenido el proceso adecuado de degradación para
formar parte de la bilis. Su valor normal aproximado es de 0,1 a 0,5 mg/dl adultos.
También encontramos formas no unidas a albúmina que pueden atravesar la BHE y
producir daño cerebral (kernicterus). Así pues, la bilirrubina indirecta viene
determinada por la bilirrubina no conjugada, ligada y no ligada a albúmina.

 Bilirrubina total es la suma de bilirrubina directa y bilirrubina indirecta, lo que da


como resultado aproximado del valor normal de 0,3 a 1,0 mg/dL. También se
mencionan valores de la Bilirrubina total: de 0.1 a 1.2 mg/dL (de 1.71 a 20.5
µmol/L) Los rangos de los valores normales pueden variar ligeramente entre
diferentes laboratorios. Algunos laboratorios usan diferentes medidas o pueden
evaluar diferentes muestras.

AST/ALT

En los procesos de análisis clínicos que involucren directamente al tejido hepático, resulta
de gran utilidad el determinar los niveles séricos de Transaminasas, como lo son la alanina
aminotransferasa (ALT ó TGP) y el aspartato aminotransferasa (AST o TGO), ya que
comparando los valores de actividad ALT v/s AST, es posible determinar el origen
hepático, ó en su defecto cardiaco, al observar alteraciones en estos patrones enzimáticos.
Resulta muy útil para diferenciar hepatitis alcohólicas de otras hepatitis agudas, esto
relacionando AST/ALT: En las hepatitis alcohólicas (con necrosis) este índice es
generalmente mayor a 1 (AST aumentada por sobre ALT), mientras que en las hepatitis
virales es generalmente menor a 1 (AST disminuida ante ALT). (tienen valores sanguíneos
normales de aproximadamente 0-35 U / L)

Las aminotransferasas (AST, ALT), antes denominadas transaminasas (GOT, GPT),


informan de la integridad del hepatocito. Las cifras 10 veces superiores a la normalidad son
el signo biológico de hepatitis. Habitualmente se eleva 20-40 veces el valor normal. No hay
correlación entre el grado de elevación enzimática y la gravedad del proceso.

La Aspartato aminotransferasa es una enzima que se encuentra localizada tanto a nivel


citoplasmático como mitocondrial, de allí que se diga que es una enzima bilocular, se
encuentra ampliamente distribuida en músculo esquelético, riñón, cerebro y principalmente
en hígado y corazón, donde está en mayor concentración. Cualquier alteración en estos
tejidos, se verá reflejado en un aumento en el torrente circulatorio de esta enzima, el cual
será directamente proporcional al daño tisular.

La alanina aminotransferasa es una enzima que tiene como única localización el


citoplasma, de ahí que se le denomine unilocular. Su mayor actividad la presenta en el
tejido hepático y la menor actividad en músculo esquelético, corazón, riñón, páncreas y
eritrocitos (en ese orden). Por lo tanto, la destrucción o cambio en la permeabilidad de
membrana celular provoca la liberación de ALT a la circulación sanguínea. Su aumento se
debe principalmente a alteración hepática (como colestiasis, hepatitis tóxicas o virales). En
hepatitis viral el aumento de ALT precede a la aparición de ictericia, si los valores están
aumentados por sobre 6 semanas, nos debe hacer pensar en una hepatitis activa o el
comienzo de una hepatitis crónica.
Antígeno de superficie HB

Es una proteína que está presente en la superficie de la superficie del VHB que incita o
estimula al sistema inmunitario a producir anticuerpos. Este antígeno de superficie se puede
encontrar en concentraciones elevadas dentro del suero cuando se analiza durante una
infección crónica o aguda por VHB. El acrónimo HBsAg significa antígeno de superficie
de la hepatitis B, también conocido como antígeno Australia, ya que fue demostrado
inicialmente en un aborigen australiano. Descubierto en 1963 por Baruch Blumberg, consta
de una glucoproteína que se inserta en la superficie del virus de la hepatitis B (VHB), y
cuando se detecta en el torrente sanguíneo indica infección actual de hepatitis B aguda y
crónica.

El HBsAg aparece antes del comienzo de los síntomas, alcanza su pico durante el curso de
la enfermedad sintomática para luego declina a niveles indetectables en un intervalo de 3 a
6 meses. Por esa razón, tiene un importante valor diagnóstico en la evaluación de estas
infecciones, se utiliza también en pruebas de detección de los donantes para evitar la
posibilidad de infección. 
Desarrollo de los objetivos:

1. Explicar etiopatogenia de la Hepatitis B y sus principales resultados.

El resultado de la infección por el VHB varía ampliamente y provoca: 1) hepatitis aguda


con recuperación y eliminación del virus; 2) hepatitis crónica no progresiva; 3) enfermedad
crónica progresiva que termina en cirrosis; 4) hepatitis fulminante con necrosis hepática
masiva, y 5) un estado de portador «sano» asintomático.

El virus de la hepatitis B (VHB) es un virus hepatótropo de ADN que fue el primero en ser
incluido en el grupo de los llamados hepadnavirus. El genoma de los hepadnavirus se
encuentra entre los más pequeños de todos los virus conocidos. El genoma del VHB
consiste en ADN de cadena doble de predominio circular que contiene todo el genoma y
una tira complementaria corta que varía del 50 al 85% de la longitud de la cadena de mayor
longitud. La partícula viral es una esfera de 42 nm (partícula de Dañe) que contiene ADN
viral.

El ciclo de replicación del VHB comienza con la unión a los hepatocitos del huésped,
seguido de la entrada del virus, la pérdida de la capa que lo recubre y la entrada al núcleo.
Dentro del núcleo del hepatocito, el genoma viral se convierte en ADN circular cerrado
covalente (ADNccc), que sirve como una plantilla para la transcripción del ARN mensajero
viral (ARNm). La presencia persistente de ADNccc al parecer inhibe la eliminación del
VHB del huésped, aun con la administración de medicamentos antivirales potentes.

Hay tres patrones de evolución clínica bien identificados en relación con la infección
por VHB.

HEPATITIS B AGUDA: La mayoría de los pacientes adultos, presentan hepatitis aguda


autolimitada similar a la producida por el VHA que por lo general se recupera por
completo y confiere inmunidad de por vida. Los síntomas de la hepatitis B son en la
mayoría de los casos similares a los de la hepatitis A, aunque la hepatitis B aguda tiende a
ser un poco más grave y el período de incubación es considerablemente más largo.
Característicamente, los síntomas aparecen de 2 a 3 meses después de la exposición, pero
el período de incubación puede variar desde 6 semanas hasta 6 meses. Al igual que en la
hepatitis A, muchos casos, incluyendo prácticamente todos los casos de infección en
lactantes y niños de mayor edad, son anictéricos y por lo tanto sin pruebas clínicas de su
HEPATITIS B FULMINANTE: Con mayor frecuencia que con la hepatitis A aun así
rara vez, la hepatitis B aguda puede dar lugar a una enfermedad fulminante, con necrosis
masiva de hepatocitos, insuficiencia hepática y elevada mortalidad. Los análogos de los
nucleósidos y nucleótidos mejoran la evolución de los pacientes con hepatitis B
fulminante en comparación con lo que sucedía anteriormente. Los individuos con hepatitis
B aguda fulminante pueden descompensarse con rapidez y llegar a la muerte a causa
principalmente de un edema cerebral, una insuficiencia cardiopulmonar o sepsis. El
trasplante hepático, cuando está disponible, ofrece excelentes resultados para la
supervivencia de los pacientes.

HEPATITIS B CRÓNICA: La hepatitis crónica es seguida de necrosis e inflamación del


hígado durante más de 6 meses. Los individuos con infección crónica por VHB tienen
mayor riesgo de cirrosis y carcinoma hepatocelular. Los hombres tienen asimismo mayor
riesgo que las mujeres. Otros factores de riesgo incluyen tener más de 40 años de edad,
concentraciones elevadas de viremia por VHB y ciertos determinantes, tales como los
genotipos C y F o mutaciones promotoras pre-nucleares.
2. Establecer el diagnóstico diferencial de las hepatitis víricas.
Una vez sospechada la hepatitis sólo es necesario realizar algunas de las múltiples
determinaciones analíticas. Las denominadas «Pruebas de función hepática» pueden
sistematizarse en tres grupos:

1.° Pruebas de Citólisis. Las aminotransferasas (AST, ALT), antes denominadas


transaminasas (GOT, GPT), informan de la integridad del hepatocito. Las cifras 10 veces
superiores a la normalidad son el signo biológico de hepatitis. Habitualmente se eleva 20-
40 veces el valor normal. No hay correlación entre el grado de elevación enzimática y la
gravedad del proceso.

2.° Pruebas de Colostasis. Valoran la formación y flujo de la bilis. La bilirrubinemia,


excepto en las formas anictéricas o colostásicas, muestra incrementos moderados de tipo
mixto con elevaciones, también discretas, de la fosfatasa alcalina y
gammaglutamiltranspectidasa.

3.° Pruebas de Síntesis. La tasa de protombina no sufre habitualmente alteraciones


significativas. Su descenso indica una síntesis defectuosa, por grave afectación hepática, o
un fallo de absorción de vitamina K, por colostasis acentuada. El proteinograma, por la
larga vida de las proteínas, no mostrará alteraciones si no existía una hepatopatía crónica
previa.

Hepatitis por virus hepatotropos

El diagnóstico diferencial se basa en matices epidemiológicos (forma de transmisión,


período de incubación, etc.) y sobre todo en la determinación de la presencia en la sangre
de los antígenos virales o sus anticuerpos. Estos marcadores víricos permiten no sólo la
identificación ecológica, sino que además permiten establecer la fase evolutiva de la
enfermedad. Después de la infección pueden detectarse en la sangre, de forma transitoria o
persistente, diferentes marcadores. Antes de la aparición de los síntomas se producen
anticuerpos de la clase IgM, que persisten de 3 a 12 meses, y del tipo IgG, que son
permanentes y confieren inmunidad. Los marcadores víricos de uso clínico son:
Virus A. VHA El antígeno, HAAg, no es detectable por ser la fase de viremia muy corta. La
infección aguda se diagnostica por la presencia de anticuerpos IgM Anti HA. Los
anticuerpos IgG Anti HA sólo indican infección pasada, con inmunidad.

Virus B. VHB Al ser inoculado el virus aparecen en la sangre los siguientes marcadores:

— HBsAg, antígeno de superficie.

— HBeAg, antígeno e.

— DNA y DNA Polimerasa, indicadores de replicación viral.

El antígeno de la nucleocápside, core, HBcAg no es detectable por estar recubierto por el


de superficie. Si la evolución es favorable, estos marcadores se negativizan, apareciendo
sus correspondientes anticuerpos:

— Anti HBs

— Anti HBe

— Anti HBc

A veces el HBsAg desaparece antes de que sea detectable el anti HBs, «fenómeno de
ventana», lo que puede inducir a calificar una hepatitis como no B si el diagnóstico se basa
únicamente en ese dato. Para evitar esa posibilidad el diagnóstico de la HVB debe basarse
en determinar el IgM Anti HBc. La negativización del HBeAg indica que ha cesado la
replicación viral. El paciente no evolucionará a la cronicidad y deja de ser contagioso,
aunque el HBsAg continúe positivo. Esta situación constituye el esta do de portador sano y
se atribuye a que el VHB queda acantonado, inactivo, en los hepatocitos. La cronificación
de la enfermedad se manifiesta por la persistencia del HBsAg con marcadores de
replicación viral: HBeAg, DNA y DNA Polimerasa.

Virus D. VHD El virus D o Delta es un virus defectivo que para su replicación precisa la
presencia del virus B. El antígeno HDAg sólo está presente en la sangre pocos días, la
infección se diagnostica por la presencia de anti HD con cambios serológicos de infección
por VHB. La asociación puede ser de dos formas:
— Coinfección, es decir infección simultánea por VHB y VHD. El virus D inhibe la
replicación del virus B y, si no se produce una hepatitis fulminante, la enfermedad se
autolimita con curación de ambas infecciones.

— Sobreinfección, o sea inoculación del VHD en un portador del VHB. Esta circunstancia
actúa facilitando la replicación viral y se produce una evolución crónica de ambas
infecciones.
3. Mencionar los cambios histopatológicos ocurridos en la hepatitis aguda.

Hepatitis virales

La hepatitis vírica causada por virus B (HBV) o C (HCV) representa un grave problema de
salud pública debido al gran número de pacientes infectados que en un elevado porcentaje
van a progresar a cirrosis hepática y carcinoma hepatocelular (HCC). La persistente
infección comporta un reiterado proceso de destrucción y regeneración tisular que supone
un incremento del riesgo de desarrollar HCC. La lesión hepática por HBV y HCV está
principalmente mediada por la respuesta inmune del huésped frente a los hepatocitos
infectados que expresan en su membrana proteínas virales asociados a antígenos de
histocompatibilidad de clase I. Los linfocitos T citotóxicos reconocen a la célula infectada e
induce su muerte celular por apoptosis. Los cuerpos apoptóticos, o previamente
denominados acidófilos o de Councilman, están presentes en el tejido hepático procedente
de pacientes con hepatitis viral. Diversos estudios han demostrado que los linfocitos T
citotóxicos expresan ligandos de Fas que participan en la inducción de apoptosis del
hepatocito infectado a través del receptor de Fas. Se ha observado la expresión de Fas en
los hepatocitos y de Fas ligando en el infiltrado de células inflamatorias en el hígado de
pacientes infectados por HCV (13) y HBV (14) que se correlaciona con la severidad de la
lesión hepática. La expresión de Fas en los hepatocitos infectados puede ser inducida por
proteínas virales específicas o por citoquinas inflamatorias como la interleucina-1 generada
durante la respuesta inflamatoria. Otros mecanismos de muerte celular mediado por
linfocitos T citotóxicos han involucrado el sistema de generación de poros celulares
mediante la secreción de perforina/granzima en el microambiente del hepatocito infectado
por virus. Sin embargo, se ha demostrado que los hepatocitos son resistentes a la acción
citolítica de granzima B lo que sugiere que los linfocitos T citotóxicos inducen de forma
predominante la muerte celular por apoptosis a través de Fas en hepatocitos infectados por
virus. El TNF-a también parece jugar un papel muy relevante en la muerte celular por
apoptosis de hepatocitos infectados por HCV y HBV. En este sentido, se ha detectado un
incremento de la expresión de los receptores al TNF-R1 en hígado infectado, mayor
producción de TNF-a en células mononucleares procedentes de pacientes infectados con
HCV y HBV; así como un incremento de la susceptibilidad de la apoptosis dependiente de
TNF-a inducida por proteínas virales en hepatocitos (15).

A pesar de la activación de la muerte celular por linfocitos T citotóxicos a través de Fas o


por activación del receptor al TNF-a se han detectado mecanismos anti-apoptóticos
inducidos por antígenos virales que pueden comportar tolerancia a la infección. En este
sentido, las proteínas virales de HBV o HCV son capaces de estimular diversas vías
intracelulares anti-apoptóticas relacionadas con la activación de factor nuclear kB (NF-kB)
o JNK inducida por Fas (16,17) o por TNF-a (18) en hepatocitos. La inducción de
mecanismos de resistencia a la muerte celular de los hepatocitos infectados es de una gran
trascendencia para la persistencia de la infección, establecimiento de la lesión hepática
crónica y desarrollo de HCC.
BIBLIOGRAFIA:

 Robbins Patología Humana y Medica 10ma Edición.


 Patología de Rubbin 6ta edición.
 VIRUS DE LA HEPATITIS B Miguel A. Serra Desfilis. Servicio de Hepatología,
Hospital Clínico Universitario de Valencia. Facultad de Medicina, Universidad de
València.
 Hepatitis B-cuadro clínico (Hepatitis B-clinical history) Jorge Patiño-Masís
 Revisión Diagnóstico diferencial de las hepatitis agudas J.A. Ballesteros*, J. Orfila,
D. Pórtela, A. Payeras, C. Rubert.

También podría gustarte