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EL FARO DE MELILLA | Viernes 11 de noviembre de 2022 5

Melilla

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COLABORACIÓN SANTIAGO MONTOBBIO
Poeta

L
Alectura es secreto’: éste es el me agradó y llamó la atención. Ya en-
libro que estoy leyendo de
Rosa Chacel, y que viene -la
decisión y la voluntad de leer-
Desde Rosa Chacel; con Juan tonces me acordé de Juan Ramón y de
lo que decía en relación a su madre, uní
ese pensamiento a él. Y estas palabras
lo- de haber leído justo antes otro de es-
ta escritora, ‘‘Saturnal’. La lectura es se-
creto’ es un libro de la colección ‘Los Po-
Ramón Jiménez y Gerardo Diego que nos cuenta dijo en ese momento
Gerardo Diego me parece que amplían
y completan de rica y sabia manera ese
etas’ de Ediciones Júcar, comprado engarce con Juan Ramón Jiménez con
junto con otros de esta colección hace o tres puntos que creemos tener en la este motivo, y quiero por esto traerlas
muchos años, de los que leí entonces mano, como cuerpos sólidos, con sus aquí. Esto escribe y nos cuenta Gerar-
varios títulos pero de los que quedaron tres dimensiones”. do Diego: “Y ante la estupefacción de
otros por leer. Éste de Rosa Chacel en- mis oyentes, a quienes me vi obligado a
cuentra ahora su momento. Es un libro P.S. dar enseguida una explicación, yo em-
misceláneo. Del breve texto que da tí- Acabado el libro ‘La lectura es secre- pecé sobre poco más o menos diciendo
tulo al libro y es su entrada reproducen to’ de Rosa Chacel pienso en leer otro li- que los poetas españoles más jóvenes
con acierto unas palabras en la contra- bro cuya lectura lleva pendiente el mis- que Juan Ramón confesábamos o de-
portada. Son éstas: “El libro, más que mo, muchísimo tiempo, pues es otro bíamos confesar la siguiente genealo-
mostrarnos el rostro de su época, nos de los que compré de esta buena colec- gía. Hemos tenido un abuelo, Miguel
confía -o delata- el rostro de su autor. ción “Los Poetas” de Ediciones Júcar. de Unamuno. Un padre, Antonio Ma-
Podríamos decir el gesto, el guiño que Es ‘Crítica y poesía’, de Gerardo Diego. chado. Y una madre, Juan Ramón Ji-
nos hace al confiarnos su secreto por- También me interesa mucho, pues es- ménez. Y aclaré enseguida que si lo del
que, repito, ‘el libro es secreto’; es la tá lleno de testimonios y de encuen- abuelo no parecía necesitar explica-
máxima proximidad. Si sabéis y, sobre tros. Echo primero de menos el discu- ción, lo del padre se justificaba porque
todo, si queréis leer, tenéis que entrar rrir de Rosa Chacel. Pero es un buen li- del padre debemos heredar concien-
en el libro, meteros en su oscuridad, bro también el de Gerardo Diego. Lo cia, mentalidad, ejemplo de conducta
quedaros con él a solas”. Sí, es un acier- leo de un modo un poco más interrum- y equilibrio humano completo, y tal ha
to la elección de estas palabras. Son pido, porque lo empiezo en el campo, sido, en efecto, el legado que Antonio
preciosas palabras. Y son verdad. Estos pero he de volver a la ciudad y esta Machado nos deja. Mientras que de la
días son también de libros. En el cam- vuelta -ya se sabe- son trabajos pen- madre heredamos, recibimos, bebe-
po. Días de paisajes, de paseos, de re- dientes y son afanes. Esta tarde de vier- mos la lengua y con ella el sentimiento,
encuentros con viejas ciudades y pue- nes, para hacer un descanso en ellos, la ilusión y la fe. Y esto es justamente lo
blos de esta tierra; de mar, de campo. retomo su lectura. Acabo el texto dedi- que debemos a Juan Ramón. La len-
No sé hoy adónde iremos. Pero son dí- cado a Vicente Huidobro, que dejé a gua, porque él ha creado para noso-
as también de libros. Es una bonita lec- ción ligada a la madre y al hablar y al a comunicar el pensamiento. Que el ri- medias, y empiezo el dedicado a Juan tros, para todos los españoles e hispá-
tura este libro misceláneo. Da testimo- pensar. Que viene de ella, como dice gor de la moral exija el rigor de la len- Ramón Jiménez, titulado “Recuerdos nicos, una nueva lengua en el seno de
nio y perspectivas de autores que quie- Don Quijote que viene el ser poeta -vie- gua es cosa que ha desatado incalcula- y poemas de Juan Ramón”. Muy al la popular y culta colectiva recibida.
ro, como Gil-Albert. También de su ne de madre-. Recuerdo esta afirma- bles controversias -no puedo aventu- principio de éste, Gerardo Diego, tras Ningún otro poeta ni prosista de nues-
tiempo. Lo hace al compás de Juan Ra- ción de Juan Ramón y pienso que uni- rarme en ellas-, pero un ejercicio que preciosas consideraciones sobre su fi- tro siglo ha inventado y refrescado y re-
món Jiménez. Es testimonio de su ju- da a esta meditación de Rosa Chacel se enseñe desde los primeros años que gura y su significación, recuerda que creado hermosamente lengua como
ventud y de esa época auroral en que incorpora a otro ámbito más vasto. ‘Sa- hablar es dar palabra de algo es el arma respondió a la invitación que le hicie- Juan Ramón. Y si de la madre aprende-
vivió y se formó también su novela turnal’ es un libro extraordinario y es- por excelencia para la lucha contra la ron y acudió a Moguer con motivo del mos a hablar, de él hemos aprendido a
‘Acrópolis’, que he recordado al leer es- pléndido en su fulgor y su singulari- guerra. Ya sé que también puede ser lo Premio Nobel al poeta y que habló e in- hablar el hermoso castellano actual. Y
te texto en que también la rememora dad. No voy a decir más. Voy a traer es- contrario, el espejismo de su fascina- tervino en un acto en el teatro de Huel- a sentir, a ensoñar, a creer, a tener fe en
entre los versos de Juan Ramón. Que tas palabras que ayer elegía para dar a ción, pero, si dudamos de que el cami- va. Y nos cuenta algo de lo que allí dijo. la poesía sobre todas las cosas. Cuando
recordé de pronto, anoche, en relación leer a mi madre, con la voluntad que no hacia la perfección pueda conducir Y es algo que uno al testimonio y pen- alguna vez flaquea nuestra fe, volve-
a un fragmento de ‘Saturnal’. Me expli- sean ellas las que algo de él digan. Así a la perfección, más vale desistir… Pe- samiento de Rosa Chacel sobre las ma- mos a leer a Juan Ramón como reme-
co. ‘Saturnal’ es un libro inaudito y ful- las volvíamos a leer en el campo y quie- ro desistir ¡es tan difícil! Mucho más dres y la educación y formación de los dio infalible para volver a sentir el con-
gurante, y su lectura te provoca el sen- ro traerlas también aquí -a este papel y que insistir hasta la pesadez en los dos hijos y el hablar y el pensar, que tanto tagio de su fe y de su ilusión creadora”.
timiento, entre otras cosas, de éste su mi corazón y de quien las lea, para
carácter insólito, aislado, por inusual, compartir el secreto que es la lectura,
personalísimo. La aventura de este li- los hallazgos que puede traer, y sus
bro es de una singularidad y radicali- aguas profundas. Digan algo de ‘Satur-
dad por completo insólitas. Desarrolla nal’ de Rosa Chacel estas palabras: “Se-
en él lo que ya esbozó en un trabajo que ría un tema muy digno de llevarse a ca-
publicó en la Revista de Occidente en bo por alguien capacitado para ello, el
1933. Esto me hace recordar que ahora de la relación que hayan tenido, a tra-
leeré su testimonio y rememoración vés de la historia, los chicos con sus ma-
de Ortega en ‘La lectura es secreto’. dres hasta los diez años. En la Biblia se
Que seguro me interesará muchísimo. encuentra poco, en el Corán poquísi-
He leído este libro, como decía, por el mo, pero sí que permanecían con ellas
fulgor y el brillo que me ha hecho sentir hasta esa edad. Tal vez existen estu-
la lectura de ‘Saturnal’. Había traído dios, que no conozco, sobre cómo ocu-
también este otro libro de Rosa Chacel, rrió en Grecia, en Egipto y en los pue-
‘La lectura es secreto’, y la inesperada blos de Oriente, que puedan dar luz,
lectura de ‘Saturnal’ me ha llevado a él. ante todo, sobre lo próximas que estu-
Para mostrarle algo de él a mi madre vieron las mujeres de la cultura, en
elegí para ello un párrafo que me agra- esos tiempos. Los primeros diez años
dó y llamó la atención de él -pero hay de la vida son decisivos: en ellos se
tantos-. Y recordé entonces, y ligado a aprende todo cuanto hay que apren-
él, aquello que decía Juan Ramón, que der -este hay no alude a lo que hay, sino
él quería escribir en la lengua que su a lo que se debe aprender, a lo que para
madre le enseñó, en la lengua que ha- todos hay la necesidad de aprender-,
blaba con su madre. Esto puede enten- de modo que, si los primeros diez años
derse -así ha solido ser- como algo que de la vida los pasaban los chicos con
determine su elección de las palabras, sus madres y si en esos años habían
del tipo de lenguaje o léxico que va a aprendido todo -no se puede olvidar la
utilizar. Pero, unido a este párrafo de precocidad con que actuaban los hom-
‘Saturnal’ de Rosa Chacel que le di a le- bres antiguamente: en la Edad Media,
er a mi madre y elegí anoche para ello, en el Renacimiento, en el Romanticis-
puede adquirir otra dimensión y rela- mo-, es de suponer que las mujeres que
cionarse con un aspecto medular de la les habían enseñado a hablar, esto es, a
educación y la cultura, sustancial en la pensar, no podían estar tan al margen,
formación de la persona y la raíz fun- no podían ser tan ajenas a la cultura.
damental de éstas y que es la educa- Enseñar a hablar es enseñar a pensar y

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