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Biografía de Pedro

Betsaida, Galilea, Israel. Se desempeñaba como pescador del mar de


Galilea, usualmente trabajaba con su hermano Andrés, quien también fue
apóstol. Se cree que vivía con su esposa, hijos y su suegra en Cafarnaúm.

Pedro decidió aceptar el llamado de Jesús a ser pescador de Hombres, le


siguió y se hizo su disipulo. Poco a poco, se fueron conformando un grupo de
hombres en su mayoría de pescadores, también se integró su hermano
Andrés y sus hijos Santiago y Juan, fueron llamados los doce apóstoles.

Entre los apóstoles


De los doce apóstoles Pedro fue uno de los más distinguidos por su fuerte
personalidad y su cercanía al maestro, por ello, asumió una actitud de líder y
portavoz del grupo. En los evangelios se expone su personalidad: sencillo,
generoso e impulsivo en sus intervenciones, de ahí que Jesús, mostrará
desde el primer momento una predilección por su persona. Junto con
Santiago y San Juan. Se dice que, Jesús debió ser a menudo huésped de la
familia de Pedro.

Pedro se llamaba Simón, pero, Jesús le cambia el nombre por Pedro al


señalarle como la «piedra» sobre la que habría de edificar su Iglesia. Lo
anterior sucedió en Cesarea de Filipos, al nordeste del lago Tiberías, San
Pedro afirmó la divinidad de Jesús, lo anterior quedó escrito en Mateo. 16,
16-19. Cuando Pedro afirma: “Tú eres Cristo, el Hijo de Dios
vivo” Jesús confirió a Pedro la máxima autoridad: “Bienaventurado eres tú,
Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado eso la carne y la sangre, sino
mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro, y que sobre
esta piedra edificaré mi Iglesia; las puertas del infierno no prevalecerán
contra ella.”

La negación de Pedro

La negación de San Pedro de Caravaggio


Aunque su personalidad era impetuosa tuvo también momentos de debilidad.
Según dice el evangelio, San Pedro negó tres veces conocer a Jesús la
noche en que éste fue arrestado, cumpliendo una profecía que le había
hecho el maestro; pero, arrepentido de aquel acto, su fe ya no volvió a
flaquear y, después de la crucifixión y la resurrección, fue privilegiado con la
primera aparición de Jesús y se dedicó a popularizar sus enseñanzas. Mateo
26: 74-75

San Pedro, líder de la Iglesia


En el año 30 d. C., tras la muerte de Jesús San Pedro asumió el reto de ser
el líder indiscutido de la diminuta comunidad de los primeros creyentes
cristianos de Palestina durante quince años: dirigía las oraciones, respondía
a las acusaciones de herejía lanzadas por los rabinos ortodoxos y admitía a
los nuevos adeptos (fue el responsable de aceptar los primeros no judíos).
Años después, fue encarcelado por orden del rey Herodes Agripa, aunque
pudo escapar y abandonar Jerusalén, dedicándose a propagar la nueva
religión por Siria, Asia Menor y Grecia.

Para ese momento, su liderazgo fue menos evidente, disputándole la


primacía entre los cristianos otros apóstoles, como Pablo o Santiago. Asistió
al llamado Concilio de Jerusalén (48 o 49), con el fin de respaldar la línea de
San Pablo de abrir el cristianismo a los gentiles, frente a quienes lo seguían
ligando a la tradición judía. De sus últimos años de vida se tiene muy poca
información, los datos que se saben son gracias a reconstrucciones de
relatos muy posteriores. Lo más probable es que se haya trasladado a Roma,
donde habría ejercido un largo apostolado justificativo de la futura sede del
Papado: la Iglesia romana considera a San Pedro el primero de sus papas.

De acuerdo con la tradición católica,  San


Pedro fue perseguido por Nerón  en Roma ,
cuando este emprendía su lucha contra los
cristianos . Murió crucificado con la cabeza
hacia abajo (Juan 21:18) y su tumba fue
enterrada en la colina del Vaticano, lugar en
donde el emperador Constantino hizo levantar
en el siglo IV la basílica de San Pedro y San
Pablo.

TEOFILO
Teófilo
Teófilo (amigo de Dios).

Personaje ilustre a quien Lucas dedicó el Evangelio y los Hechos de los


Apóstoles (Lc 1.3; Hch 1.1).

Algunos han pensado que denomina en forma general al lector cristiano,


pero el título de «excelentísimo» que se le da en Lucas implica una
persona definida y sugiere que era un hombre de elevada posición
(funcionario romano) a quien Lucas tenía en alto respeto. Otros intentos
de identificarlo con personas conocidas en la historia carecen de base.

Teófilo tenía información sobre el cristianismo, pero Lucas decidió


proporcionarle un relato más ordenado y confiable (Lc 1.1–4).

Probablemente se haya convertido del paganismo por el testimonio de


Pablo o de Lucas en Roma.

ESTEBAN
Esteban (griego ‘corona’).

Esteban fue uno de los siete hombres elegidos por los discípulos, poco
después de la resurrección, para atender la distribución de la ayuda
destinada a las viudas de la iglesia, de tal forma que los apóstoles
mismos pudieran estar libres para sus tareas espirituales (Hch. 6.1–6).
Todos estos hombres tenían nombres griegos, lo cual hace suponer que
eran judíos helenísticos (por lo pronto uno de ellos, Nicolás de
Antioquía, era prosélito). Esteban se destaca como sobresaliente en fe,
gracia, poder espiritual, y sabiduría (6.5, 8, 10). Encontró tiempo para
hacer más que el trabajo especial que le habían asignado, ya que se
encontraba entre aquellos que se destacaron por su don para obrar
milagros y predicar el evangelio.

Pronto, sin embargo, entró en conflicto con la sinagoga helenística,


motivo por el cual fue llevado ante el sanedrín, acusado de blasfemia
(6.9–14). Esteban, con su rostro como el de un ángel, respondió las
acusaciones ofreciendo una reseña de la historia de Israel, y con un
ataque a los judíos por haber continuado con la tradición de sus padres
y haber dado muerte al Mesías (6.15–7.53), despertando de esta manera
la furia del concilio contra su persona. Cuando sostuvo que en ese
momento veía a Jesús ubicado a la diestra de Dios (probablemente
como su abogado o como testigo en su defensa) fue llevado y muerto por
apedreamiento (7.54–60). Enfrentó la muerte con valor, como lo hizo su
Maestro, ante acusaciones de falsos testigos de que buscaba la
destrucción del templo la ley (Mt. 26.59–61). Oró como lo había echo
Jesús (Lc. 23.34), rogando por el perdón de sus perseguidores, y
encomendó su alma en las manos de Cristo (Lc. 23.46). Fuera o no una
ejecución legal, el hecho es que Pilato, quien normalmente vivía en
Cesarea, fingió no tener conocimiento de lo que ocurría.

La muerte de Esteban tuvo notables consecuencias. La persecución


posterior a este hecho (Hch. 8.1) llevó a una más amplia predicación del
evangelio (8.4; 11.19). La muerte de Esteban también fue
indudablemente un factor que influyó para que Saulo de Tarso aceptara
a Cristo (7.58; 8.1, 3; 22.20). Pero, sobre todo, el discurso de Esteban se
tradujo en el comienzo de una revolución teológica en la iglesia
primitiva, ya que por primera vez se enunciaron claramente los
principios de la misión universal. Lucas registra el hecho en todos sus
detalles, lo cual indica la importancia que le asignaba al mismo.

El tema de Esteban al repasar la historia de Israel era el de que la


presencia de Dios no puede quedar limitado a un solo lugar, y que el
pueblo siempre se ha rebelado contra la voluntad de Dios. Demostró, en
primer lugar, que Abraham vivió una vida de peregrino, sin haber
heredado la tierra que se le había prometido (7.2–8). Luego pasó a
demostrar que José también se fue de Canaán, vendido por sus
hermanos en razón de su envidia (vv. 9–16). Una extensa parte del
discurso se refiere a Moisés, contra quien se alegaba que había hablado
Esteban (vv. 17–43). También demostró que Moisés fue rechazado por
sus hermanos cuando se acercó a ellos con el propósito de liberarlos, no
obstante lo cual fue vindicado por Dios cuando lo envió de nuevo a
Egipto con el fin de sacar a su pueblo de la esclavitud. Pero una vez más
se desviaron hacia la idolatría en el desierto y se negaron a obedecer a
Moisés. Esta idolatría siguió hasta el cautiverio en Babilonia, debido a
su afán de poseer dioses visibles.

La sección siguiente del discurso (vv. 44–50) se ocupa del tabernáculo y


el templo. El tabernáculo era transportable y acompañó al pueblo de
Dios en su peregrinaje. El templo era estable y muy fácilmente dio lugar
a un concepto localizado de Dios. Pero el Altísimo no mora en casas
hechas por manos (Mr. 14.58). La religión judaica se había vuelto
estática y no prosiguió hacia adelante, hacia el templo nuevo, o sea el
cuerpo de Cristo.

Las referencias al tabernáculo y todo el concepto del culto cristiano real,


pero invisible, se elabora debidamente en la Epístola a los Hebreos, de
la que se ha señalado que tiene una marcada afinidad con este discurso.
Es evidente que Pablo, también, elaboró los principios establecidos por
Cristo y expuestos aquí por Esteban. Cuando dichos principios llegaron
a ser comprendidos por la iglesia hubo una ruptura total con el antiguo
culto del templo (Hch. 2.46). Los cristianos se dieron cuenta de que en
la práctica no constituían simplemente una secta del antiguo Israel.
Formaban, en cambio, el nuevo pueblo de Dios, con el verdadero
templo, altar y sacrificio, vivían la verdadera vida de peregrinos, y eran
rechazados por los judíos como lo habían sido los profetas y Jesús
mismo.

FELIPE

Felipe (griego filippos, ‘aficionado a caballos’). Los escritores del NT


conocen cuatro personajes con este nombre.

1. Un hijo de Herodes el Grande y Mariamne, hija de Simón el sumo


sacerdote. Por un tiempo figuraba como heredero a la sucesión después
de Antípater, pero este arreglo fue revocado por testamentos
posteriores, y vivió como ciudadano común. Se afirma que su nombre
era Herodes, no Felipe. Se lo llama Herodes, pero eran tantos los
miembros de la familia herodiana que llevaban este nombre que se
hacía casi obligatorio tener un nombre adicional.) Su mujer Herodias,
madre de Salomé, lo abandonó con el fin de juntarse con Herodes
Antipas, su medio hermano (Mt. 14.3; Mr. 6.17; Lc. 3.19).

2. Un hijo de Herodes el Grande y su quinta esposa, Cleopatra de


Jerusalén; se dice que se crió en Roma. Cuando Augusto arregló el
testamento de Herodes a Felipe se le concedió la tetrarquía de
Gaulanítida, Traconite (Traconítida), Auranítida, Batanea, e Iturea (Lc.
3.1). Gobernó durante 37 años hasta su muerte en el invierno del 33/34
d.C., y se diferenció de sus parientes por la moderación y la justicia que
imperaron en su gobierno. Cuando murió, el territorio fue incorporado a
la provincia de Siria hasta el 37 d.C., cuando el emperador Cayo Calígula
se lo otorgó a Agripa (el Herodes de Hch. 12.1, 19–23), hijo de
Aristóbulo y nieto de Herodes y Mariamne. Felipe reedificó a Panias (la
actual Banias) con el nombre de Cesarea de Filipo (Mt. 16.13; Mr. 8.27)
y Betsaida Julias, ambos nombres que reflejan sus simpatías
prorromanas. Fue el primer príncipe judio que imprimió la cabeza de
los emperadores romanos en sus monedas. Se casó con Salomé, hija de
Herodías, pero no tuvo hijos.

3. Felipe el apóstol fue llamado a seguir a Jesús al día siguiente de aquel


en el cual fueron llamados Andrés y Simón, y sirvió de instrumento para
que Natanael acudiera a él (Jn. 1.43–46). Su hogar estaba en Betsaida
(Jn. 1.44): esta era la Betsaida de Galilea (Jn. 12.21), la ciudad natal de
Andrés y Simón, y se piensa que era una aldea de pescadores en la ribera
occidental del lago. En las listas de los apóstoles en Mt. 10.3; Mr. 3.14;
Lc. 6.14 aparece en quinto lugar, con Bartolomé en el sexto; Hch. 1.13 lo
coloca en el quinto lugar, pero ubica a Tomás en el sexto. Las únicas
referencias adicionales a él en el NT cuentan que no pudo sugerir a
Jesús cómo proporcionar alimento para los cinco mil (Jn. 6.5), que
acercó a los griegos a Jesús (Jn. 12.21s), y que pidió a Jesús que pudiera
ver al Padre (Jn. 14.8). Se le refiere a él como uno de los integrantes del
presbyteroi.

4. Felipe fue uno de los "siete" que fueron elegidos para ocupar cargos
(los primeros "diáconos") en la iglesia de Jerusalén (Hch. 6.5). Cuando
la persecución de la iglesia que siguió al martirio de Esteban, llevó el
evangelio a Samaria, donde su ministerio fue muy bendecido (Hch. 8.5–
13), y posteriormente fue enviado hacia el Sur, a la carretera que unía
Jerusalén con Gaza, para conducir a Cristo al eunuco etíope (Hch. 8.26–
38). Después de este incidente el Espíritu lo trasladó a Azoto, la Asdod
filistea, y desde allí llevó a cabo un ministerio itinerante hasta llegar al
puerto de Cesarea (Hch. 8.39–40), donde parece haberse establecido
(Hch. 21.8). Era conocido como "el evangelista", presumiblemente para
distinguirlo del apóstol (3), y tuvo cuatro hijas que eran profetisas (Hch.
21.9). Lucas se esfuerza aquí por distinguir al evangelista del apóstol.
Dos veces se dice que Polícrates se refiere a Felipe, "uno de los doce
apóstoles", y sus dos ancianas hijas vírgenes, diciendo que fueron
sepultados en Hierápolis, mientras que otra hija fue enterrada en Éfeso.
Tal vez esta última sea la que se menciona en 3.30 (citando a Clemente
de Alejandría, que quizá usa el plural aquí en forma imprecisa) como
que había sido dada en matrimonio. También se dice que Papías (HE
3.39) afirmó que "el apóstol Felipe" y sus hijas vivieron en Hierápolis, y
que ellas le suministraron información. Unas citas dicen de que la
tumba de Felipe y sus cuatro hijas profetisas puede verse en Hierápolis,
seguida de una referencia a Hch. 21.8–9, demuestra que el historiador
había confundido al apóstol y al evangelista. Es perfectamente natural
suponer que tanto el apóstol como el evangelista tuviesen hijas, lo cual
podría conducir a la confusión. Probablemente se tiene razón cuando se
sostiene que fue el apóstol el que murió en Hierápolis.

Los papiros encontrados en Nag Hammadi (Quenoboskión) han


revelado un Evangelio según Felipe apócrifo.

Felipe el Diácono fue un judío grecoparlante del siglo I que aparece


en Hechos de los Apóstoles y que no debe confundirse con Felipe el
Apóstol. Felipe el diácono fue constituido para cuidar a los pobres de la
comunidad cristiana de Jerusalén cuando los apóstoles ordenan a los
primeros siete diáconos (Hechos 6). Felipe fue elegido por Dios para
evangelizar, convertir al cristianismo y bautizar al primer no judío
un eunuco etíope en Gaza, acontecimiento que suele tomarse como el
punto de partida de la Iglesia etíope (Hechos, 8). Felipe apodado
el Evangelista predicó e hizo milagros en Samaria, convirtió a Simón el
Mago y sanó, exorcizó y bautizó a gran cantidad de samaritanos,
fueron tantos que la situación obligó a Pedro a dirigirse junto con Juan
a Samaria para impartir el sacramento de la Confirmación a los
integrantes de esta nueva comunidad. Más tarde, se radicó
en Cesarea, donde tuvo cuatro hijas, las cuales adquirieron el don de
profecía, y allí recibió la visita de Pablo de Tarso (Hechos, 21).Felipe
fue muy centrado en Dios.

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