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En esta fase de su vida, Saulo fue un fariseo muy activo: fue testigo de la
lapidación de Esteban, pues custodiaba la ropa de los asesinos, como nos
lo describen los Hechos de los Apóstoles (8, 1-3). Recibió poco después
el encargo de ir a Damasco para apresar a los cristianos de aquélla ciudad
(Hech. 9,2), en dicha tarea fue particularmente celoso en el cumplirla y
decidido en ir contra la religión cristiana, que comenzaba a difundirse y
afirmarse.
Saulo se quedó ciego y todo hacía a tientas, por tres días esperó a alguno,
ayuno y trastornado por cuanto le había sucedido; se puede decir que,
desde aquel momento, nació Pablo, el Apóstol de las Gentes. Él decidió
retirarse al desierto, para poner en orden sus pensamientos y meditar más
profundamente el don recibido, ahí permaneció tres años en absoluto
recogimiento.
Los Hechos de los apóstoles refieren la famosa frase que Pablo escuchó
en el camino de Damasco: “Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?”
Cuatro de las más grandes epístolas de San Pablo fueron escritas durante
esta tercera misión: la primera a los corintios desde Éfeso, alrededor de la
Pascua antes de su salida de la ciudad; la segunda a los corintios desde
Macedonia durante el verano o el otoño del mismo año; a los romanos
desde Corinto en la primavera siguiente; la fecha de la epístola a los
gálatas es objeto de controversia. De la muchas cuestiones a propósito de
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la ocasión o del lenguaje de las cartas o de la situación de los
destinatarios de las mismas, véase Epístolas a los CORINTIOS;
GÁLATAS, ROMANOS.
El viaje del prisionero Pablo de Cesárea a Roma fue descrito por San
Lucas con una viveza de colores y una precisión que no dejan nada que
desear. Pueden verse los comentarios de Smith, "Voyage and Shipwreck
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of St. Paul" (1866); Ramsay, "St. Paul the Traveller and Roman Citizen"
(London, 1908). El centurión Julio había enviado a Pablo y a otros
prisioneros en un navío mercante en el que Lucas y Aristarco pudieron
sacar pasaje. Dado que la estación se encontraba avanzada, el viaje fue
lento y difícil. Costearon Siria, Cilicia y Panfilia. En Mira de Licia los
prisioneros fueron transferidos a un bajel dirigido a Italia, pero unos
vientos contrarios persistentes los empujaron hacia un puerto de Chipre
llamado Buenpuerto, alcanzado incluso con mucha dificultad y Pablo
aconsejó invernar allí, pero su opinión fue rechazada y el barco derivó sin
rumbo fijo durante catorce días terminando en las costas de Malta.
Durante los tres meses siguientes, la navegación fue considerada
demasiado peligrosa, con lo que no se movieron del lugar, mas con los
primeros días de la primavera, se apresuraron a reanudar el viaje. Pablo
debió llegar a Roma algún día de marzo. "Quedó dos años completos en
una vivienda alquilada . . . predicando el Reino de Dios y la fe en
Jesucristo con toda confianza, sin prohibición" (Hechos, XXVIII, 30-31).
Y, con estas palabras, concluyen los Hechos de los Apóstoles.
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Rutas del Cuarto Viaje
Malta
Se salvan todo. Llegan a la isla, unos nadando y otros gracias a unos
tablones y los despojos de la nave. Esta etapa sencilla e idílica (“los
nativos nos mostraron una humanidad poco común; encendieron una
hoguera”) simboliza la acogida que el mundo pagano dará al Evangelio.
Tras el peligro y el naufragio, la escala maravillosa de Malta tiene para
Lucas el gusto del alba de una resurrección. Una víbora muerde la mano
de Pablo mientras echaba leña a la hoguera, pero él sacudió el animal
sobre el fuego sin sufrir ningún daño… la gente lo tomó por un dios.
Luego Pablo cura al padre de su anfitrión imponiéndole las manos, así
como a los otros enfermos de la isla que acudieron a él. En fin, tuvieron
para con él toda suerte de consideraciones y al momento de la partida le
proveyeron de lo necesario.
Roma
Después va a Siracusa, Regio y Pozzuoli. Desde aquí toma el camino
hacia Roma y tiene la alegría de ser recibido por los hermanos –que han
recorrido a pie 50 kilómetros–, pues el Apóstol no es ningún
desconocido: habían recibido, tres años antes, su gran Carta a los
Romanos. En Roma, existía una comunidad de cristianos, cuyo origen se
ignora y que Lucas describe como numerosa y célebre por su fe y sus
obras. El cristianismo fue llevado a Roma muy pronto por mercaderes
judíos y permaneció al lado de las sinagogas. Cuando Claudio murió
Roma contaba con unos 50.000 judíos procedentes de regiones muy
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distintas, diseminados en las varias sinagogas de la capital del Imperio.
Pablo, pues, llega a Roma en el 61 para ser juzgado. Después de dos años
de residencia vigilada, en una casa particular en el centro de la ciudad,
cerca del Tíber (el barrio judío de hoy), años que emplea para evangelizar
y escribir, el proceso desvanece por falta de acusadores. Pero después del
incendio del 64 Nerón acusa a los cristianos de ser los autores del
incendio y Pablo fue arrestado, encadenado en la cárcel Marmertina y
condenado a la decapitación, que será ejecutada fuera de las murallas
aurelianas, en la Vía Ostiense, probablemente entre el 65 y el 67.
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PRIMER VIAJE
SEGUNDO VIAJE
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TERCER VIAJE
CUARTO VIAJE
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