¿Por qué es desgraciada la gente? La infelicidad del hombre actual es debida a ideas equivocadas, a una moral y hábitos equivocados, todo esto conduce a la destrucción del impulso y al deseo de cosas imposibles. Las preocupaciones y el interés por uno mismo no conducen a ninguna actividad progresiva, el único camino hacia la felicidad es la disciplina mental. Según Rusell existen tres tipos de introspección: El pecador quien es aquel que esta ensimismado en la conciencia del pecado, siempre pensando ser el “hombre virtuoso” que la moral tradicional nos ha impuesto. El narcisista quien tiene el hábito de admirarse y querer ser admirado se limita artificialmente pues al preocuparse únicamente por sí mismo es probable que fracase y pierda el placer por toda actividad. El megalómano prefiere ser poderoso y temido, ninguna persona puede ser feliz a costa de otra, el poder puede que ayude a la felicidad pero como único fin en la vida conduce al desastre. El hombre desgraciado busca la distracción y el olvido como única satisfacción, y se convierte en un devoto del placer. La desgracia Byroniana Las personas no saben porque son desgraciados y por ello le echan la culpa a sus ideas acerca del universo. A través de este capítulo nos muestra sus pensamientos contrarios ante algunos autores pesimistas, tales como: No debemos pensar que todo es vanidad, el hombre que puede satisfacer fácilmente sus caprichos deduce que el logro del deseo no proporciona la felicidad cuando en realidad la falta de algunas cosas que desea es indispensable para la felicidad Es incorrecto pensar que nada cambia y que la vida es un ciclo sin sentido, el autor nos invita a pensar en positivo y disfrutar del ciclo, debemos dejar de sufrir pensando en la muerte y en el futuro y mejor disfrutar del día a día, la vida no tiene por qué ser desagradable. Los autores pesimistas ven el amor como una desgracia cosa que no es cierta, el amor se basa en la mutua admiración, conoce el bien y no pretende olvidar el mal. El amor es una fuente de placer, revela valores que de otro modo permanecerían ocultos. La competencia El ser humano está en constante lucha por el éxito, donde el temor es no poder deslumbrar a los demás, se enfrascan en el trabajo sin darse cuenta todo lo que se pierden. La raíz del problema está en la importancia que se le da pues una vida enfocada únicamente en la búsqueda del éxito es una vida tan estresante que no se podría ser feliz y luego de conseguirlo lleva al aburrimiento. El hombre de hoy no disfruta de placeres tranquilos, no conoce de arte ni de literatura solo se mofa de tener lo que otros no. Fastidio y excitación Antes las personas estaban acostumbradas al aburrimiento, no podían leer ni escribir, ni siquiera tenían luz pero ahora en la actualidad el hombre le teme al aburrimiento y busca evitarlo a toda costa. El afán por excitaciones cada vez es más intenso, las personas no soportan una vida aburrida, de hecho las guerras y las persecuciones hacen parte de la lucha contra el aburrimiento una gran parte de los pecados de la humanidad son cometidos por huir de él. Hay dos tipos de aburrimiento: el provechoso que es en ausencia de drogas y el embrutecedor que es la falta de actividades vitales. Las excitaciones pueden convertirse en un tipo de droga, una vida con mucha de ellas insensibiliza a la persona del placer y cada vez se necesitara un estímulo más fuerte para provocar una emoción. Sin embargo, el aburrimiento también es necesario debemos tener cierta capacidad para soportarlo; el exceso de excitaciones es agotador y una vida con mucho movimiento no sería una buena sin momentos de aburrimiento. La capacidad para soportar el aburrimiento debe adquirirse desde la niñez, los padres no deben darle a sus hijos demasiadas diversiones pasivas pues estas se convertirán en drogas y cuando sea mayor no será capaz de soportar el aburrimiento; en cambio las actividades que nos ponen en contacto con la tierra son las más satisfactorias, hace que el placer se prologue y la felicidad permanezca. La fatiga La vida diaria del hombre moderno requiere un gran esfuerzo nervioso, ocasionando gran agotamiento y haciendo de la vida algo insoportable. La fatiga se produce gracias a las preocupaciones, no controlamos nuestros pensamientos y nos obsesionamos con problemas que no podemos resolver. Por esto mismo, un cerebro organizado y libre de preocupaciones aumenta la felicidad, hay que partir de reconocer nuestro lugar, debemos saber que nuestras acciones no hacen un gran cambio en el mundo, si nos equivocamos al mundo poco le importa; las preocupaciones se desvanecen cuando vemos la poca importancia que estas tienen. Las enfermedades nerviosas aparentemente son producto del exceso de trabajo cuando en realidad se deben a alguna preocupación que se intenta evadir, el trabajo es un medio de distracción para evitar pensar en lo que los perturba. Las preocupaciones son una forma de miedo y lo peor que podemos hacer para combatirlo es forzarnos a pensar en otra cosa, al contrario debemos pensar tranquila y razonablemente hasta darnos cuenta la poca importación que tiene. Otra fuente de fatiga es el afán de excitaciones, los placeres más fáciles de obtener son los menos satisfactorios y desgastan más los nervios, esta fatiga se convierte en una cortina entre el hombre y el mundo para que al final lo único que quede es moderarse y no entregarse a los placeres agotadores. Envidia Una persona desgraciada se hace así misma desgraciada en vez de gozar lo que tiene sufre por lo que los demás tienen y esto hace que su excelencia se vea afectada por esto mismo quien quiera aumentar su felicidad, debe querer aumentar la admiración y disminuir la envidia. La envidia se origina en gran parte en la niñez, el niño puede notar las preferencias o verse privado de satisfacciones que otros tienen, de aquí el niño adquiere el hábito de la envidia percibiendo o imaginando injusticias hacia sí mismo y donde el único remedio es la felicidad. El hábito de las comparaciones es inútil pues siempre habrá alguien con más éxito, es mejor librarnos de aquellos pensamientos inútiles y gozar de los placeres. La fatiga también juega un papel fundamental en la envidia ya que las personas envidian a aquellos que están menos agotados. El hombre actual está más inclinado al odio que a la amistad, las personas han perdido el sentido de la vida y al no conseguir algo mejor se lanza contra otros hombres igual de insatisfechos e infelices buscando calmar la desesperación. El concepto del pecado Uno de los sentidos de la conciencia es el temor a ser descubiertos y el miedo a perder el prestigio, las personas al actuar contra la moralidad social y ser descubiertos automáticamente se arrepiente y se siente desgraciado. El hombre va por la vida sintiéndose culpable por cometer ciertos actos pero ni siquiera sabe el porqué de este disgusto siguiendo una moral inculcada desde pequeño que en gran parte no tiene sentido; debemos reducir al máximo los efectos de aquella moral, luchar para que lo inconsciente acepte los pensamientos racionales de lo consciente, convencernos de que la enseñanza moral tradicional es absurda y evitar que nos domine. De igual forma el sentido del pecado no hace una mejor vida solo nos lleva al odio propio, el hombre razonable piensa en que sus actos son incorrectos e intenta evitarlos pero no lo hace sentir inferior ni desgraciado. Mucha gente piensa que la razón mata las emociones, cuando en realidad esta se encarga únicamente de aquellas emociones que son un obstáculo para el bienestar y las demás (amor, cariño, amistad) las disfruta ya que estas producen felicidad; la felicidad va acompañada de la razón, del uso de nuestras facultades. Manía persecutoria La manía persecutoria consiste en creerse victima constante de las injusticias y maldades del mundo. El autor nos muestra una serie de consejos para prevenirla: 1. A pesar de que la moral tradicional nos inculca un grado de altruismo siempre existen motivos egoístas, toda actividad se hace con cierta satisfacción por lo tanto incluye algún motivo egoísta pues no se hace nada de manera completamente desinteresada. 2. Las personas cometen el error de sobreestimar sus méritos, si los demás no aprecian su trabajo debe admitir la posibilidad que sea malo, puede ser difícil y doloroso aceptarlo por el momento pero al final se puede ser feliz otra vez. 3. No debemos esperar mucho de los demás pues cada quien mira la vida desde su propio ángulo, por más altruista que sea una persona esta no va a desviar su vida para beneficiar la de otra. 4. Debemos afrontar y aprender a vivir con la verdad, no podemos tener ninguna satisfacción basada en una decepción, hay que aceptar que no somos tan importantes para copar siempre los pensamientos de otros. El miedo a la opinión publica Las personas necesitan la aprobación de otros para sentirse a gustos y felices, necesitamos de un ambiente de simpatía, un claro ejemplo es la adolescencia, una etapa muy desgraciada pues los jóvenes no pueden simpatía entre las personas mayores ni entre los compañeros de su edad. El abuso de la opinión pública aumenta contra los más tímidos que contra los que se muestran indiferentes. Los adultos no deberían interferir en el desarrollo del joven, debe respetar sus aspiraciones y elecciones a pesar de que se equivoque; el camino de la juventud debe estar libre de hostilidades que debiliten su energía. Le damos mucha importancia a las opiniones cuando en realidad deberíamos ser indiferentes hacia ellas, no preocuparnos por convencionalismos y mostrarnos naturalmente: el miedo a la opinión pública impide la libertad espiritual y que surja la verdadera felicidad. SEGUNDA PARTE: CAUSAS DE LA FELICIDAD Todavía es posible la felicidad Existen dos tipos de felicidad, la natural y la imaginativa una es asequible para todos y la otra solo para quienes saben leer y escribir. La diferencia entre ambos tipos va en que la educación cambia las actividades que hay que hacer para obtener placeres sencillos, el hombre más cultivado se le presentan más dificultades. Todos podemos acceder al placer del trabajo siempre y cuando no necesitemos el aplauso de la gente, la verdadera satisfacción se debería producir del ejercicio de su habilidad. La felicidad fundamental depende del interés amistoso por personas o cosas, es una variante del cariño sincero y no debe inspirarse del sentido del deber, el querer a alguien sin esfuerzo y genuinamente es la mayor fuente de felicidad personal; es el antídoto contra la idea de que la vida no tiene sentido. Debemos ampliar nuestros intereses y actuar de manera amistosa en vez de ser hostiles. El entusiasmo Muchas veces a las personas les parece vulgar y desagradable gozar de los placeres pero esto nos los hace superior a aquellos que si los disfrutan, por el contrario tienen una satisfacción que se niegan los otros; cuantas más cosas le interesen tiene mayores posibilidades de ser feliz. El hombre que está abierto a nuevos intereses es quien lleva ventaja y está más adaptado al mundo, el interés hace perder el fastidio por la vida, la mayoría de personas son susceptibles a interesarse en algo y esto los hace dichosos. Sin embargo un interés general por la vida es aún más satisfactorio. Debe existir una armonía entre nuestros deseos y la estructura de nuestra vida, debemos moderar los deseos pues podemos dañar a otros y a nosotros mismos, aquellos que se dejan dominar ni siquiera buscan el placer sino el olvido. La sociedad moderna restringe la libertad de mostrar cualquier interés debido al irracional código moral impuesto, la continua restricción de los impulsos le produce fatiga y aburrimiento y hace desapasionada su vida.
Termina la codependencia: Estrategias saludables que te ayudarán a retomar el control de tu vida, ser una persona libre, establecer límites y terminar con la codependencia para siempre