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UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

CARRERA ACADÉMICA PROFESIONAL:


PSICOLOGIA

TEMA:

TRANSTORNO ORGANICO DE LA PERSONALIDAD

CURSO : PSICOLOGIA DE LA PERSONALIDAD

DOCENTE : DR. PAUL IVAN AVENDAÑO GONZALES LIMA

PRESENTADO POR:

- JAKELINE RUTH KARINA CAPQUEQUI CONDORI

SEMESTRE: IV - A

JULIACA – PERÚ

AÑO - 2020
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DEDICATORIA

A mi familia por su amor y su


constante apoyo, que hacen lo
posible e imposible para seguir
perseverando en mi superación
profesional.

AGRADECIMIENTO

A Dios, Creador del Universo y Fuente de la Sabiduría, razón de mi existencia,


principio de nuestras vidas universitaria y personal.
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INDICE

INTRODUCCION......................................................................................................iv

CAPITULO I...............................................................................................................5

I. TRANSTORNO ORGÁNICO DE LA PERSONALIDAD.....................................5

II. EL DSM-IV DISTINGUE LOS SIGUIENTES TIPOS DE TRASTORNOS


ORGÁNICOS DE LA PERSONALIDAD PARA ESPECIFICAR EL TIPO:................9

INCLUYE:.............................................................................................................12

EXCLUYE:............................................................................................................12

III. SE DEBE UTILIZAR ESTE CÓDIGO TAMBIÉN PARA:...............................13

IV. CONCLUSIONES..........................................................................................17

V. BIBLIOGRAFÍA.................................................................................................18
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INTRODUCCION

El presente trabajo monográfico muestra la aproximación al “Trastorno Orgánico

de la Personalidad” se realiza en sentido genérico, queremos destacar sobre todo

la importancia que este trastorno toma como secuela postraumática. Los “Cambios

o alteraciones de Personalidad” representan una de las secuelas neuropsiquiatrías

postraumáticas más frecuentes y persistentes con importantes repercusiones en

los familiares y en la reintegración socio laboral de los afectados.


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CAPITULO I

I. TRANSTORNO ORGÁNICO DE LA PERSONALIDAD

Hemos visto, después de realizar este pequeño “recorrido nosológico y

conceptual” hasta qué punto es difícil establecer unos conceptos aceptados por

todos sobre personalidad y trastornos primarios de personalidad. Es entonces

igualmente difícil mantener un concepto o definición para los trastornos orgánicos

de personalidad. Nos centraremos, como hemos estado haciendo, en las dos

grandes clasificaciones internacionales utilizadas en la actualidad (CIE-10 y DSM-IV).

El Trastorno Orgánico de la Personalidad debe ser entendido, de acuerdo con

estas modernas clasificaciones, como un cambio en la personalidad que se

manifiesta en una serie de contenidos (subtipos en el DSM-IV o rasgos en el CIE-10).

Vamos a comenzar nuestro recorrido con la tercera revisión de la clasificación

americana, DSM-III-R en la que se establece el Síndrome orgánico de la

personalidad cuando existe una sintomatología esencial que muestra una

alteración persistente de la personalidad, bien de forma global o bien suponiendo

un cambio o una acentuación de características previas, que se debe a una

etiología orgánica específica. Son habituales unos patrones de conducta que

pueden estar caracterizados por la inestabilidad afectiva, las explosiones

agresivas o de irritabilidad, un notable deterioro de la capacidad de juicio social,

apatía e indiferencia y suspicacia o ideación paranoide, o por la marcada

tendencia a la locuacidad insulsa.


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Como sintomatología asociada puede haber irritabilidad y un deterioro leve de

la capacidad cognitiva. El curso depende de la etiología, si es secundario a una

lesión de la estructura cerebral es probable que su curso sea de duración

prolongada. Así mismo el grado de deterioro es variable. A pesar de que la función

cognitiva se mantiene relativamente intacta, el empobrecimiento de la capacidad

de juicio puede conducir a tales dificultades que la persona requiera de una

constante supervisión.

Pueden surgir complicaciones ya que las conductas socialmente inocentadas

pueden conducir al ostracismo social o a dificultades legales (la conducta

explosiva puede ser peligrosa para el sujeto y para los demás.).

Los factores etiológicos más habituales son las lesiones estructurales del

cerebro. Las causas más comunes son las neoplasias, el traumatismo craneal y

las enfermedades cerebrovasculares.

Se propone realizar el diagnóstico diferencial con la demencia donde el cambio de

personalidad forma parte de un síndrome más general que incluye un deterioro

significativo de la memoria y normalmente, también de la capacidad de juicio y del

pensamiento abstracto. A veces, el cambio de personalidad puede ser el primer

signo de un síndrome mental orgánico que eventualmente evolucionará hacia la

demencia.

Pueden darse cambios en la personalidad en la esquizofrenia, en los trastornos

delirantes, en los trastornos del estado de ánimo y en los trastornos del control de

los impulsos. Sin embargo, en estos trastornos no se demuestra ningún factor


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orgánico específico que se presuma etiológicamente relacionado con el cambio de

personalidad.

Los criterios para el diagnóstico de síndrome orgánico de la personalidad

según el DSM-III-R serían:

Una alteración persistente de la personalidad, bien de forma global o como cambio

o acentuación de alguna característica previa, incluyendo al menos uno de los

siguientes síntomas: inestabilidad afectiva (cambios depresión-irritabilidad-

ansiedad); explosiones agresivas o de mal genio; notable deterioro de la

capacidad de juicio social; notable apatía e indiferencia; suspicacia o ideación

paranoide.

Demostración de una causa o factor orgánico específica que se estima

etiológicamente relacionada con la alteración.

Este diagnóstico no se hará en niños o adolescentes si el cuadro se limita a los

síntomas que caracterizan el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Aparece exclusivamente en el curso de un delirium y no cumple los criterios para

una demencia.

La cuarta revisión de la clasificación de la APA para los trastornos mentales,

DSM-IV, modifica el término (ya no utiliza síndrome) por cambio de personalidad

debido a... -indicar enfermedad médica-, y establece como criterios para el

diagnóstico:
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a) Alteración duradera de la personalidad que representa un cambio de las

características previas del patrón de personalidad del sujeto. (en los niños la

alteración se expresa por una acusada desviación del desarrollo normal o por

un cambio significativo en el patrón habitual del comportamiento del niño y que

se mantiene como mínimo durante un año).

b) Demostración a través de la historia, de la exploración física o de las pruebas

de laboratorio, de que la alteración es un efecto fisiológico directo de una

enfermedad médica.

c) La alteración no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental

(incluyendo otros trastornos mentales debidos a enfermedad médica).

d) La alteración no aparece exclusivamente en el transcurso de un delirium y no

cumple los criterios diagnósticos para la demencia.

e) La alteración causa un malestar clínicamente significativo o deterioro laboral,

social o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.


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II. EL DSM-IV DISTINGUE LOS SIGUIENTES TIPOS DE


TRASTORNOS ORGÁNICOS DE LA PERSONALIDAD
PARA ESPECIFICAR EL TIPO:

a. TIPO LÁBIL: si el síndrome predominante es la labilidad afectiva

b. DESINHIBIDO: con gran dificultad en el control de impulsos, manifestado

por indiscreciones sexuales, etc.

c. TIPO AGRESIVO: con predominio de las pulsiones agresivas.

d. TIPO APÁTICO: si el síntoma predominante es la apatía o indeferencia

acusadas.

e. TIPO PARANOIDE: con desconfianza, suspicacia e ideación paranoide,

delusiva

f. OTROS TIPOS: si el síntoma predominante no es uno de los citados, por

ejemplo, cambio de personalidad asociado a crisis comiciales.

g. TIPO COMBINADO (MIXTO): si predomina más de un síntoma en el

cuadro clínico, se combinan los caracteres anteriores.

h. TIPO NO ESPECIFICADO: cuando se manifiestan otras características.

Observamos como la DSM-IV define el trastorno orgánico de la personalidad

(cambio de personalidad según su terminología) como un cambio de los rasgos de

personalidad previos que se supone debido a causa orgánica y pasa a realizar una

clasificación de los posibles subtipos del cambio de personalidad.

Para la clasificación de la OMS, la CIE-10 se entiende el trastorno orgánico de la

personalidad como una alteración significativa en los patrones habituales de

conducta pre mórbidos y se pasa a realizar una descripción detallada de posibles


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alteraciones en la que se mezclan disfunciones de la esfera afectiva, del control de

impulsos, de la esfera instintiva, del lenguaje, problemas de índole cognoscitivo y

neuropsicológico e, incluso, síntomas psicóticos.

Los trastornos de la personalidad y del comportamiento debidos a

enfermedades, lesiones o disfunciones cerebrales según la CIE-10 son

entendidos como alteraciones de la personalidad y del comportamiento que puede

ser debida a una enfermedad, una lesión o una disfunción cerebral puede ser de

carácter residual concomitante con una enfermedad daño o disfunción cerebral.

En algunos casos las características concretas de las manifestaciones de estos

trastornos de la personalidad y del comportamiento residuales o concomitantes

pueden sugerir el tipo o localización de la afección cerebral.

En la CIE-10 el trastorno orgánico de la personalidad se caracteriza por una

alteración significativa de las formas habituales del comportamiento pre mórbido.

Estas alteraciones afectan de un modo particular a la expresión de las emociones,

de las necesidades y de los impulsos. Los procesos cognoscitivos pueden estar

afectados en especial o incluso exclusivamente en el área de la planificación de la

propia actividad y en la previsión de probables consecuencias sociales y

personales, como en el llamado síndrome del lóbulo frontal. No obstante, se sabe

que este síndrome se presenta no sólo en las lesiones del lóbulo frontal, sino

también en lesiones de otras áreas circunscritas del cerebro.

Desde esta clasificación las pautas para el diagnóstico son la existencia de

claros antecedentes u otra evidencia de enfermedad, lesión o disfunción cerebral,

en la presencia de dos o más de los siguientes rasgos:


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Capacidad persistentemente reducida para mantener una actividad orientada a un

fin, concretamente las que requirieran períodos largos de tiempo o gratificaciones

mediatas.

Alteraciones emocionales, caracterizadas por labilidad emocional, simpatía

superficial e injustificada (euforia, expresiones inadecuadas de júbilo) y cambios

rápidos hacia la irritabilidad o hacia manifestaciones súbitas de ira y agresividad.

En algunos casos el rasgo predominante puede ser la apatía

Expresión de necesidades y de impulsos que tienden a presentarse sin tomar en

consideración sus consecuencias o molestias sociales (el enfermo puede llevar a

cabo actos antisociales tales como robos, comportamientos sexuales

inadecuados, comer vorazmente o no mostrar preocupación por su higiene y aseo

personales).

Trastornos cognoscitivos, en forma de suspicacia o ideas paranoides o

preocupación excesiva por un tema único, por lo general abstracto (por ejemplo, la

religión, el “bien y el mal”), o por ambas a la vez.

Marcada alteración en el ritmo y flujo del lenguaje, con rasgos tales como

“sobreinclusividad”, pegajosidad e hipergrafía.

Alteración del comportamiento sexual (disminución de la sexualidad o cambio del

objeto de preferencia sexual).


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INCLUYE:

 Síndrome del lóbulo frontal

 Trastorno de personalidad de la epilepsia límbica

 Síndrome postiobotomía

 Personalidad orgánica pseudopsicopática

 Personalidad orgánica pseudorretrasada. Estado postieucotomía

EXCLUYE:

 Transformación persistente de la personalidad tras experiencia catastrófica

 Transformación persistente de la personalidad tras enfermedad psiquiátrica

 Síndrome postconmocional

 Síndrome postencefalítico

 Trastornos de personalidad

En la ICE-10 aparecen clasificados otros trastornos de la personalidad y del

comportamiento debidos a enfermedades, lesiones o disfunciones cerebrales. Las

enfermedades, lesiones o disfunciones cerebrales pueden producir muy diversos

trastornos cognoscitivos, emocionales, de la personalidad y del comportamiento y

no todos ellos son clasificables en los apartados anteriores.

Algunas personas con trastornos en el hemisferio cerebral derecho presentan

cambios en la capacidad para expresar o comprender emociones. A pesar de que,

de un modo superficial, el enfermo pudiera parecer deprimido, normalmente no


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está presente un estado de ánimo depresivo, sino que lo que sucede es que está

reducida la expresión de las emociones.

III. SE DEBE UTILIZAR ESTE CÓDIGO TAMBIÉN PARA:

Síndromes específicos de las alteraciones de la personalidad o del

comportamiento presuntamente debidos a enfermedades, lesiones o disfunciones

cerebrales distintos de los anteriores

Aquellos estados con trastornos cognoscitivos de grado medio que no tiene

intensidad suficiente para ser considerados como demencia en trastornos

mentales progresivos tales como enfermedad de Alzheimer, enfermedad de

Parkinson, etc. El diagnóstico deberá cambiarse si en un momento dado se

satisficieran las pautas de demencia.

Excluye: delirium

Por último citaremos otros trastornos de la personalidad y del comportamiento

debidos a enfermedades, lesiones o disfunciones cerebrales sin especificación

que aparecen en la ICE-10 en la que se incluye el Psicosíndrome orgánico que es

un desorden mental caracterizado por alteraciones en la percepción, atención,

incapacidad de concentración y problemas con la memoria a corto plazo,

disminución de la agudeza mental, y pensamiento alterado a causa de un limitado

número de asociaciones simultáneas, sujeto a influencias emocionales, e incapaz

de liberarse de ciertas ideas o perseveraciones. Va acompañado de inestabilidad


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de emociones, impulsividad, torpeza y falta de interés y personalidad centrada en

sí misma.

El diagnóstico diferencial se hace con los desórdenes primarios de la

personalidad, el síndrome relacional orgánico y los desórdenes afectivos, en base

a la historia clínica, las características del cuadro y, específicamente, por la

evidencia de la organicidad.

Los trastornos orgánicos de la personalidad distan mucho de ser asimilables al

grupo de los trastornos primarios de personalidad ya que:

el trastorno orgánico de la personalidad irrumpe en la personalidad previa del

paciente modificándola (transformación cualitativa)

las personas que sufren una trasformación de su personalidad por causa médica,

experimentan una constelación de rezagos de personalidad patológicos que se

agrupan en una serie de síndromes que difieren en su contenido con los trastornos

primarios de personalidad.

El trastorno de la personalidad y del comportamiento de origen orgánico,

puede ser selectivo o parcial de acuerdo a la anormalidad o menoscabo

psicológico dominante. La etiología es más focal que difusa y tiene cierto valor

diagnóstico por que la presencia de una enfermedad sistémica, daño o disfunción

cerebral se relaciona con su inicio, desarrollo y recuperación. Si desaparece el

factor orgánico desaparece la sintomatología.

Dificultades metodológicas existentes para la valoración clínica de los cambios

de personalidad debidos a un traumatismo craneal.


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Tomados de: C. Pelegrín Valero, R. Gómez-Hernández, JM. Muñoz-Céspedes,

S. Fernández-Guinea & J. Tirapu Ustarroz.

Inestabilidad de los síntomas, en especial en la fase de recuperación rápida de las

secuelas (seis primeros meses).

Obligatoriedad de evaluar de manera retrospectiva la personalidad pre mórbida.

Ausencia de instrumentos estándar para la valoración de este tipo de secuelas.

Probable presencia de una escasa capacidad de introspección en los pacientes.

Necesidad de controlar posibles factores de confusión, como los trastornos físicos

(ej. tetraplejía), déficit cognoscitivos (ej. afasia) y situaciones sociales adversas (ej.

ambiente social poco estimulante).

Obligatoriedad de diferenciar rasgos versus estados (ej. depresión).

Necesidad de diferenciar rasgos versus situaciones (ej. adaptación a unas

demandas sociales excesivas para la capacidad actual del paciente).

Posible presencia de paciente y familiares poco colaboradores (ej. cuando existen

cuestiones legales) o inestables emocionalmente.

La probable escasa fiabilidad de los datos proporcionados por los familiares por la

presencia de distintos mecanismos psicológicos:

 la negación de los síntomas por parte de sus parientes;

 modificación en la atribución al considerar el TCE como la causa de

conductas debidas a otros factores; y


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 exageración de los síntomas al descender su nivel de tolerancia a ellos o

por la existencia de ganancia secundaria de tipo económico.

 Posibles "falsos positivos" o "falsos negativos" en relación a las

características culturales, normas sociales y éticas del informador (ej.

tolerancia con las conductas sociales inapropiadas).

 Diferencias en la interpretación de la información obtenida por parte de dos

o varios clínicos (fiabilidad interobervadores) o en diferentes momentos de

la evolución (fiabilidad test-retest.

A modo de resumen podemos considerar que en un trastorno orgánico de la

personalidad se presentan un conjunto de alteraciones o cambios de los rasgos de

la personalidad que pueden seguir o acompañar a una enfermedad, daño o

disfunción cerebral, a menudo focal y los cambios que podemos observar son: la

alteración en la expresión de emociones (deficiente o excesiva). Se presenta

labilidad emocional, estados de euforia y jocosidad que pueden pasar

bruscamente a la apatía y crisis de llanto o irritabilidad y, aun, explosiones de

cólera y agresión; éstos suelen ser motivados por estímulos mínimos. Hay cierto

grado de desinhibición de impulsos y satisfacción de necesidades sin importar las

normas sociales establecidas (robos, requerimientos sexuales inapropiados,

voracidad al comer, descuido de la presencia e higiene personal, etc.). Algunos

suelen tener poca motivación e iniciativa para comenzar y completar acciones. Los

defectos cognitivos son casi exclusivos en el área de la planificación de las propias

acciones con incapacidad de valorar sus probables consecuencias personales y

sociales.
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IV. CONCLUSIONES

 Intentar comprender el trastorno orgánico de la personalidad parece

que se muestra con dificultades ya que incluye una serie de

alteraciones psicopatológicas y fisiopatológicas tan heterogéneas que

creemos, sería más útil, en la práctica clínica considerar los sub

síndromes (apático, desinhibido, lábil, etc. ) para poder delimitar mejor

los cambios y así poder diseñar una rehabilitación específica.

 Englobar dentro de una misma categoría el conjunto de cambios que se

producen en los pacientes es reducir y limitar su rehabilitación futura.

 Es necesario observar estos cambios y tratar de diseñar un tratamiento

particular mejor que concebir que su “personalidad” ha sufrido una

transformación.
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V. BIBLIOGRAFÍA

 DSM-IV Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.

Asociación Americana de psiquiatría. Masson, Barcelona.

 DSM-III-R Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.

Asociación Americana de psiquiatría. Masson, Barcelona.

 CIE-10. Trastornos mentales y del comportamiento. Criterios diagnósticos

de investigación. Meditor, Madrid 1994.

 Pérez Nieto MA, Muñoz-Céspedes JM, Iruarrizaga I. Daño cerebral

traumático y alteraciones en ira. Universidad Complutense de Madrid.

Psicología com – vol.-3, nº 2. Julio 1999.

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