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OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

Magistrado Ponente

AC4787-2022
Radicación n°76001-31-03-002-2019-00159-01
(Aprobado en sesión del veintinueve de septiembre de 2022)

Bogotá D.C., cuatro (04) de noviembre de dos mil


veintidós (2022).

Se decide sobre la admisibilidad de la demanda


presentada por Rafael Mauricio Gómez Angarita para
sustentar el recurso de casación interpuesto frente a la
sentencia de 30 de noviembre de 2021, proferida por la Sala
Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali, en
el proceso declarativo que adelantó contra Citibank
Colombia S.A., hoy Scotiabank Colpatria S.A.

I. ANTECEDENTES

1. El accionante pidió declarar que la convocada es


contractualmente responsable por divulgar su información
financiera y, en consecuencia, condenarla a resarcirle
$967’794.791 por lucro cesante pasado, $2.975’543.573
por el futuro, más 100 salarios mínimos legales mensuales
vigentes por perjuicio moral y daño a la vida de relación.
Radicación n.° 76001-31-03-002-2019-00159-01

Expuso que en 2012 adquirió una tarjeta de crédito y


un credicheque con Citibank Colombia S.A. quien lo ejecutó
por falta de pago y solicitó medidas cautelares, pero luego
celebraron acuerdo que ese ente incumplió cuando instó el
embargo de su salario en Opacific.

El 1 de julio de 2015 comenzó a trabajar en ATS con


un salario de $8’000.000, pero fue despedido porque su
empleador recibió un e-mail de Citibank S.A., sobre su
situación crediticia, aun cuando él siempre mostró interés
en pagar, pues saldó dos de las tres cuotas pactadas, lo
cual significa que el banco difundió e hizo pública su
información financiera, sin autorización, lo que conllevó su
despido y bloqueo para conseguir empleo, o referencia
comercial y le ocasionó perjuicios (fls 72 a 84, cno, 2,
expediente digital).

2. Citibank Colombia S.A. se opuso y alegó


«[i]nexistencia de configuración de los elementos que configuran la
responsabilidad civil contractual», «[i]nexistencia del elemento nexo de
causalidad en virtud del cual pueda predicarse responsabilidad civil
frente a los perjuicios reclamados», «[i]nexistencia del elemento “daño
y/o perjuicio indembizable” en virtud del cual pueda predicarse
responsabilidad civil frente a los perjuicios reclamados», «[f]alta de
legitimación en la causa por pasiva ante los perjuicios reclamados»,
«[n]o vulneración del derecho de habeas data e inexistencia de
pronunciamiento de autoridad competente», «[c]ontrato laboral y su
cancelación sin justa causa», «[d]e la inexistencia de afectación al buen
nombre», «[b]uena fe del banco Citibank Colombia S.A. hoy Scotiabank
Colpatria S.A.», «[t]emeridad y mala fe del demandante»,
«[i]mprocedencia de los perjuicios determinados como “lucro cesante

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futuro”» e «[i]mprocedencia del “daño a la vida de relación”» (24 a 42,

cno. 2 expediente digital).

3. El Juzgado Segundo Civil del Circuito de Cali, en


sentencia de 1º de octubre de 2021, desestimó las
pretensiones y condenó en costas al accionante.

4. El superior, al resolver la alzada propuesta por el


accionante, confirmó la decisión, para lo cual expuso:

La acción es de responsabilidad contractual porque las


actividades de recolección, procesamiento, circulación,
administración y custodia de los datos del deudor se
fundan en el contrato de mutuo al tenor del artículo 1163
del Código de Comercio o de apertura de crédito (art. 1400
ibid.), así como en la autorización expresa de su titular para
su utilización por el acreedor con fines estadísticos, de
medición del riesgo financiero, económicos y de contacto o
localización, por lo que el impulsor debe probar el
incumplimiento de un débito negocial o su realización
tardía o defectuosa, así como un daño y el nexo, al así
preverlo los artículos 1757 Civil y 167 de la Ley 1564 de
2012.

El demandante celebró con Citibank S.A. un convenio


de tarjeta de crédito y otro de credicheque en 2012, por lo
que ese elemento se da por descontado, de ahí que sea
necesario verificar el daño enrostrado a la accionada, el
cual, según el gestor, se configuró por los continuos
despidos laborales y ante la imposibilidad de obtener otro

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empleo por estar bloqueado al haberse divulgado su estado


de deuda con los diversos requerimientos hechos para el
pago de los saldos vencidos, sin que ello esté demostrado
porque, aunque probó que entre 2014 y 2015 laboró en dos
empresas con un cargo directivo, ningún elemento de juicio
revela que esos vínculos terminaron a causa del supuesto
incumplimiento del banco en la custodia de la información
financiera.

Ovopacific informó que en 2014 el accionante renunció


a su empleo, lo que le impide ir contra sus actos y sacar
provecho de su culpa. Y aunque en 2015 fue despedido por
ATS sin justa causa, lo cierto es que fue indemnizado, sin
que haya forma de establecer nexo entre esos hechos y el
proceder del banco, quien podía provocar las decisiones
judiciales necesarias para obtener el pago porque así lo
autoriza la ley al estar el deudor en mora, sin que ello revele
despropósito, pues el patrimonio del deudor es prenda de
los acreedores, quienes, por vía ejecutiva, pueden pedir
cautelas para garantizar la efectividad de la acción y
perseguir los salarios por devengar en la proporción legal,
así como consultar y averiguar por los haberes del cliente,
máxime cuando la litis no gira en torno al abuso del
derecho.

Aunque las partes hicieron un acuerdo de pago, el


banco podía continuar el pleito, al no darse alguno de los
supuestos del artículo 161 procesal. El interesado no
demostró los axiomas de la acción, sin que el testimonio de
su esposa o el de su yerno tengan ese alcance, pues

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versaron sobre hechos que dijeron conocer por indicaciones


del impulsor, quien tampoco acreditó que debido a las
gestiones de cobro del acreedor le ha sido imposible
emplearse, máxime cuando su historia laboral indica que
desde marzo de 2016 hasta junio de 2019 cotizó como
contratista de Compensar y de la Universidad Icesi, lo que
desdice de su dicho.

El requerimiento extrajudicial que le hizo el banco en


el e-mail de 14 de agosto de 2015 no constituye violación al
habeas data financiero, sino una invitación a cumplir sus
débitos. Ahora, que el e-mail haya sido remitido a otra
dirección tampoco revela desfase porque el receptor se lo
reenvió al interesado como lo ordena la Ley 1273 de 2009,
que lo obliga a mantener reserva y no guardar copia;
además, el mensaje no contenía datos sensibles. Fue un
llamado a saldar sus obligaciones y, en todo caso, desde
2014 había sido demandado y esa actuación, al ser judicial,
era pública.

5. El accionante interpuso recurso de casación, que


fue concedido (17 ene. 2022).

6. La Corte admitió la impugnación y fue sustentada


en tiempo con escrito que contiene un cargo montado en la
causal segunda del artículo 336 del Código General del
Proceso y que denuncia la infracción indirecta de los
artículos 1602, 1603, 2341 y 2347 del Código Civil; así
como del artículo 15 superior; y de Leyes 1266 de 2008 y

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1581 de 2012 por prescindir de los artículos 176, 243 y 46


ibidem.

Dice que el Tribunal no valoró en conjunto los


documentos y los testimonios, pues los sopesó de forma
incorrecta cuando inadvirtió que el defensor del consumidor
financiero indicó que la información que Citibank S.A. le
remitió a su empleador quebrantó su habeas data porque
afectó su desempeño profesional al generar pérdida de
confianza y de su trabajo, ya que la cesación de pagos de
un empleado es mal vista en el sector empresarial.

Era factible concluir que la causa de su despido fue la


información que el banco envió a su empleador, lo cual
prueba el nexo causal, a pesar que el incumplimiento en los
pagos fue determinado por una situación médica, máxime
si se tiene en cuenta que, tras impulsar la ejecución,
carecía de sentido que dicho acreedor le enviara un
requerimiento extrajudicial al correo de su empleador, pues
lo que debía hacer era embargar sus bienes, lo cual revela
ánimo dañino, sobre todo porque habían hecho un acuerdo
de pago.

De haber apreciado esos medios en conjunto, el


Tribunal habría obtenido certeza del nexo causal por vía de
inferencia, como lo ha dicho la jurisprudencia. Además,
exigir prueba directa para establecer que el despido se dio a
causa de la información conocida por la empresa para la
cual laboraba, es imponer una prueba diabólica que la ley
no exige, sobre todo porque el artículo 176 procesal obliga

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al juez a apreciar los medios suasorios en comunión, según


las reglas de la sana crítica, sin perjuicio de exponer de
manera razonada, el mérito asignado a cada pieza.

La misiva del defensor del consumidor financiero y el


testimonio de su esposa muestran la posición dominante
del banco y el nexo causal que, en recta contravención del
artículo 15 superior, echó de menos el Tribunal.

II. CONSIDERACIONES

1. La naturaleza extraordinaria de este medio de


contradicción exhorta el cumplimiento de ciertos requisitos
a ser observados por los censores con estrictez, ya que
como dispone el numeral 2 del artículo 344 del Código
General del Proceso el escrito de sustentación deberá
contener la «formulación, por separado, de los cargos contra
la sentencia recurrida, con la exposición de los
fundamentos de cada acusación, en forma clara, precisa y
completa», respetando las reglas propias de cada causal.

Como se reiteró en AC1805-2020, el citado numeral


impone que la argumentación sea «inteligible, exacta y
envolvente», pues,

(…) como el anotado medio constituye un mecanismo para juzgar


la sentencia recurrida y no el proceso, la norma exige identificar
las razones basilares de la decisión y expresar los argumentos
dirigidos a socavarlas. Así se facilita, de un lado, establecer si
hay acusación; y de otro, verificar, en punto de la violación
directa o indirecta de la ley sustancial, si se denuncia como
equivocado el análisis jurídico o probatoria del juzgador, en caso
positivo, si el ataque es enfocado o totalizador.

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Por ende, no es labor de la Corte suplir las falencias,


debilidades o vaguedades que riñen con lo anterior, ya que
conforme prevén los artículos 346 y 347 ibídem, el
incumplimiento de dichas directrices es motivo de
inadmisión y, aún de superar el libelo las formalidades
técnicas previstas, puede la Sala ejercer selección negativa
en tres eventos: cuando se plantea una discusión sobre
asuntos ampliamente decantados, sin que se proponga una
tesis que justifique un cambio de criterio; frente a la
inexistencia de los errores endilgados, el saneamiento de los
advertidos o la intrascendencia de los mismos; y si la
afrenta al orden jurídico no alcanza a perjudicar al
recurrente.

De ahí que una vez superado ese paso preliminar no


sea posible que al fallar se tengan en cuenta motivos de
inconformidad distintos a aquellos aducidos, salvo la
facultad de casar de oficio la sentencia confutada «cuando
sea ostensible que la misma compromete gravemente el
orden o el patrimonio público, o atenta contra los derechos y
garantías constitucionales», según manda el inciso final del
artículo 336 ejusdem.

2. Si se acude a la segunda causal de casación,


referida a la infracción indirecta de la ley sustancial,
además de invocar el precepto material que es objeto de
afrenta, es necesario precisar si el vicio deriva de un error
de derecho al desatender una norma probatoria, en cuyo
caso debe citarla y justificar puntualmente dónde radica la

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infracción; o es el resultado de yerros de facto en la


apreciación del libelo, la respuesta al mismo o algún medio
de convicción, singularizando de manera diáfana y exacta
en qué consiste la equivocación manifiesta y trascendente
del sentenciador.

En tal sentido, en CSJ AC1561-2022, se reiteró que

(…) debe concretarse si la afrenta es en forma directa o indirecta,


esta última en cualquiera de sus dos manifestaciones ya por
incursión en errores de hecho ora de derecho, y en qué consiste
la misma de acuerdo con las especificidades que las distinguen,
ya que como se dijo en CSJ AC8738-2016 «no basta con invocar
las disposiciones a las que se hace referencia, sino que es
preciso que el recurrente ponga de presente la manera como el
sentenciador las transgredió» (CJS AC3415-2018 y AC1804-
2020, entre otros).

3. La demanda de casación presenta deficiencias


técnicas que impiden abrirla a trámite, como pasa a verse:

a. El único ataque propuesto es incompleto porque


omitió combatir la premisa del Tribunal consistente en que
«[e]l requerimiento extrajudicial efectuado por la entidad
demandada al actor mediante correo electrónico del 14 de
agosto de 2015, no constituye y lejos está de serlo, una
violación del habeas data financiero, sino una invitación
para que se acogiera a los alivios o beneficios ofrecidos por
la entidad bancaria demandada en capital e interés para el
pago de las obligaciones pendientes y que se encontraban en
mora».

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Dicho defecto es insuperable, habida cuenta que el


aludido razonamiento judicial fue pieza clase en la decisión
censurada, toda vez que llevó al fallador a colegir que:

(…) la entidad demandada no divulgó información financiera


confidencial del demandante, pues primero, dirigió el señalado
correo electrónico directamente a su titular. Cuestión distinta es
que llegara a un buzón que no era del demandante, evento en el
cual el destinatario está llamado por imperativo legal a
comunicar esa situación al remitente y eliminar cualquier copia
que pueda tener el mismo; además, no puede usar su contenido
a riesgo de verse inmerso en las consecuencias previstas en la
ley 1273 de 2009, de igual modo, le corresponde mantener
reserva en general sobre la información contenida en el mensaje.

En segundo término, es claro que el pluricitado correo no contiene


dato sensible o confidencial alguno del demandante, pues no
tiene el alcance que infundadamente pretende darle, que no deja
de ser más que una hipérbole, pues lo cierto es que dicho
mensaje no dice nada sobre los productos financieros que
detenta el actor con la entidad bancaria demandada, tampoco
hace alusión a los montos pendientes de pago, el tiempo de mora
que presentan las obligaciones, absolutamente nada, tan solo da
cuenta de las alternativas de pago vigentes y el riesgo de
perderlas en caso de no acogerse a las mismas.

Y tercero y no menos importante, cabe destacar que para esa


fecha -año 2015- frente al demandante la entidad financiera
demandada ya venía adelantando el cobro judicial de las
obligaciones pendientes de pago que presentaba el actor, que
según el sistema de consulta de la Rama Judicial “Siglo XXI”,
desde el 12 de noviembre de 2014, se ordenó proseguir la
ejecución, en ese sentido, el “estado de deuda” o la condición de
deudor del que se duele el demandante y sobre el cual
medularmente soporta sus pretensiones, era un dato público, si
en cuenta se tiene que las actuaciones y providencias judiciales
son públicas -art 228 C.P.-, que no privadas, ni semiprivadas,
según la clasificación que sobre el tema dispone la ley 1266 de
2008 y la jurisprudencia Constitucional.

En resumen, como el Tribunal dedujo que la


comunicación electrónica que Citibank Colombia S.A. le
envió a Gómez Angarita a través de una dirección
electrónica de la empresa para la cual laboraba ese cliente,

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no produjo vulneración al habeas data financiero, y esa


tesitura ningún reproche recibió del opugnante, que omitió
combatirla, ello significa que el cargo es inidóneo porque,
aunque el ataque se abriera paso, dicha premisa, que dejó
de confrontar, al ser uno de los cimientos al fallo pugnado,
le seguiría dando soporte e impediría su quiebre.

Como se enfatizó en el ya citado AC1561-2022,

[u]no de los requisitos de la demanda, contemplado


expresamente en el numeral 2º del referido artículo 344, es el de
la formulación de la acusación en forma “completa”, esto es, que
la respectiva censura contenga un reproche de todos los
fundamentos esenciales que sirvieron al Tribunal para adoptar la
determinación impugnada, porque como es natural, con uno ellos
que se mantenga en pie, ningún sentido tendría la tramitación y
decisión de un recurso que, al final, no sería útil para quebrar la
decisión confutada, porque desprovistos de censura ciertos o
algunos argumentos basilares, la presunción de legalidad que
les asiste se mantiene y dejan a flote la resolución dictada por el
Tribunal. (AC2229-2020).

b. También incurre en entremezclamiento de errores,


pues alega el de hecho consistente en la omisión de algunas
pruebas, pero se inmiscuye en cuestiones propias del de
derecho cuando aduce que el ad quem no las valoró
conjuntamente.

Al efecto, expone que el Tribunal pretermitió «la


apreciación de la prueba en conjunto» y que esa «omisión
configuró un error de hecho por vía de omisión de análisis,
tanto de la prueba documental como la testimonial», mixtura
que se reafirma cuando dice que «si la sentencia de segunda
instancia hubiese hecho el análisis completo y de forma
conjunta de las pruebas…» y enfatiza que se le exigió

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«prueba diabólica» para justificar el nexo causal, aun


cuando la ley no prevé ningún medio en específico, sino que
hay libertad probatoria para tal efecto.

Quiere decir que el embate no se circunscribió a


disputar la preterición, suposición o tergiversación
probatoria, sino que se adentró a cuestionar aspectos
relativos al error de derecho, sin advertir que ese
amalgamiento contradice los principios de independencia y
autonomía que distinguen las dos vertientes establecidas en
la causal segunda de casación y que obligan al recurrente a
plantear, por separado, los errores de facto o de iure en que
pudiere haber incurrido el ad quem al decidir la trifulca.

Esa exigencia legal constituye una regla técnica


insoslayable, toda vez sirve para distinguir la naturaleza del
yerro denunciado, pues mientras el de hecho concierne a la
fase de la contemplación objetiva de la prueba y se presenta
cuando el sentenciador la pretermite, supone o altera; el de
derecho, en cambio, se refiere a fallas en su contemplación
jurídica al desconocer las reglas sobre aducción e
incorporación, también cuando le resta mérito demostrativo
al medio que lo tiene o, por el contrario, se le otorga al que
carece de él, así como cuando erra en la contradicción de la
evidencia o en su valoración conjunta, siempre que, en
cualquiera de esos casos, la pifia haya influido en la
decisión.

Por eso es que si se alega yerro de facto es inaceptable


cuestionar la ponderación jurídica de la prueba, pues a ella

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no pudo haber llegado el fallador al haber desacertado en la


valoración material como fase previa; y si se plantea el de
iure debe aceptarse que el Tribunal sí apreció el contenido
del respectivo medio, pero desatinó en su calificación
jurídica.

Ese contexto impide a la Sala aceptar la fusión


evidenciada, pues, como ya se justificó, los errores de hecho
y de derecho tienen que ver con situaciones disímiles para
las cuales la ley procesal civil ha previsto un camino propio
a través del cual deben alegarse, por separado, al ser la
casación un recurso dispositivo, extraordinario y, ante todo,
sujeto a unas exigencias formales de técnica en su
sustentación.

c. Adicionalmente, el embiste es desenfocado porque


denuncia la omisión de la prueba testimonial sin advertir
que el Tribunal sí paró mientes en ella solo que concluyó
que la declaración de la consorte del accionante y de su
yerno resultaban insuficientes para darle pábulo a lo
planteado en la demanda sobre el nexo causal de la
responsabilidad contractual invocada. Luego, cualquier
ataque que por error de hecho estuviera referido a esos
insumos demostrativos solo podía cuestionar que el ad
quem torció o supuso su contenido, pero no que prescindió
de analizarlos, al ser patente que sí los valoró, tanto así que
se refirió específicamente a ellos.

Sobre este aspecto, en CSJ AC2737-2022 se reiteró


que:

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[l]a labor de los recurrentes, en palabras de esta Corporación,


“(…) reclama que su crítica guarde adecuada consonancia con lo
esencial de la motivación que se pretende descalificar, vale decir
que se refiera directamente a las bases en verdad importantes y
decisivas en la construcción jurídica sobre la cual se asienta la
sentencia, habida cuenta que si blanco del ataque se hacen los
supuestos que delinea a su mejor conveniencia el recurrente y no
los que objetivamente constituyen fundamento nuclear de la
providencia, se configura un notorio defecto técnico por
desenfoque (CSJ. Civil. Auto de 25 de febrero de 2013,
expediente 00228, reiterando sentencia de 19 de diciembre de
2005, radicación 7864, CSJ AC7729-2017, AC2394-2020 y
AC6075-2021).

d. Con todo, la acusación es genérica porque el


recurrente no hizo más que presentarle a la Sala una
propuesta alterna frente a las conclusiones que extrajo el
sentenciador de las pruebas acopladas al informativo, en
procura de que se sustituya esa tesitura por la suya, como
si se tratara de un alegato de instancia.

Es así porque expone que las súplicas debieron abrirse


paso porque estaban cumplidas las exigencias para ello,
pero ningún esfuerzo hace por indicarle a la Corte cuál fue,
en concreto, el desvarío del Tribunal y el impacto que ello
tuvo en la decisión, a pesar que debía establecer esa
correlación para que la acusación quedara bien perfilada y
se ajustara a las exigencias formales consagradas en la ley
procesal civil.

Ello reafirma que el embate no concuerda con el


propósito fundacional sobre el que está erigido el recurso
extraordinario de casación civil, que no es una fase más del
proceso, sino un medio de control de la legalidad del fallo

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atacado, el cual llega a la Corte escoltado por una doble


presunción de veracidad y acierto que solo puede ser
derrumbada cuando se demuestra, por parte del recurrente,
que fue resultado de yerros detectables al primer golpe de
vista y, además, protuberantes, en cuanto a que sin ellos
otro habría sido el resultado del silogismo judicial, en una
relación de causa a efecto.

Frente a ello, en AC4243-2021 se señaló que:

(…) esta vía no sirve para provocar una lectura de la prueba en


sentido opuesto a la del ad quem, sino para hacer ver yerros
palmarios y trascendentes en que aquél haya incurrido al
fundamentar la decisión pugnada, toda vez que no se trata de
una instancia adicional, sino de un medio de control de legalidad
del veredicto fustigado, lo que exige que la labor del recurrente
apunte a colmar ese específico objetivo antes que a ensayar una
propuesta alterna sobre los ingredientes fácticos o demostrativos
que sustentan sus premisas, porque tal variable, por más
refinada y persuasiva que sea, se sale del ámbito de la casación.

Lo propio se recordó en CSJ AC7068-2021 al decir que


en casación no es aceptable el cargo que se limita a
proponerle a la Corte un nuevo «criterio de apreciación de
las pruebas, o unas conclusiones diferentes de las que
obtuvo el juzgador, pues el recurso aludido no constituye una
tercera instancia, al punto que la Sala, en estrictez, no es
juez del asunto litigioso, sino de la legalidad del fallo que le
puso fin al conflicto».

4. En consecuencia, como el planteamiento no se ciñe


a las formalidades de rigor, resulta inviable aceptarlo,
máxime cuando no se percibe un compromiso del orden o el
patrimonio público, ni mucho menos afrenta de derechos y

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garantías constitucionales, por lo que ni siquiera hay lugar


a darle vía en los términos del inciso final del artículo 336
del Código General del Proceso o el artículo 7º de la Ley
1285 de 2009, reformatorio del 16 de la Ley 270 de 1996.

III. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil,

RESUELVE

Primero: Declarar inadmisible la demanda presentada


por Mauricio Rafael Gómez Angarita para sustentar el
recurso de casación interpuesto frente a la sentencia de 30
de noviembre de 2021, proferida por la Sala Civil del
Tribunal Superior de Cali, dentro del asunto de la
referencia.
Segundo: Tómense las anotaciones pertinentes, por
secretaria, y envíese copia de la presente providencia al
Tribunal de origen.

Notifíquese,

HILDA GONZÁLEZ NEIRA


Presidente de Sala

MARTHA PATRICIA GUZMÁN ÁLVAREZ


(Ausencia justificada)

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AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

FRANCISCO JOSÉ TERNERA BARRIOS

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