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AC4976-2022

Radicación n° 11001-02-03-000-2022-03310-00

Bogotá D.C., treinta y uno (31) de octubre de dos mil


veintidós (2022).

La Corte resuelve el recurso de queja interpuesto por


la demandante frente al auto de 11 de agosto de 2022, que
le negó el de casación de la sentencia de 30 de junio
anterior, proferida por la Sala Civil del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Bogotá dentro del proceso verbal
(acción posesoria) de María de la Candelaria Bautista Daza
contra Eulogio Pinilla Ramírez y Nelly Victoria Vargas
Poveda.

ANTECEDENTES

1.- La accionante pidió que se ordene a los convocados


y/o a sus causahabientes restituirle la posesión que a la
fecha del despojo (7 ag. 2018) detentaba desde hacía más
de un año sobre el predio urbano con matrícula
inmobiliaria No. 50C306656, amén de condenarlos a
pagarle a título de perjuicios los frutos que a la
presentación de la demanda tasó en $127’169.495,04.
2.- El Juzgado Sexto Civil del Circuito de Bogotá negó
las excepciones de mérito que los llamados formularon, al
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tiempo que acogió las pretensiones, ordenando la


restitución del predio y el abono de $256’000.000 por
frutos, a más de condenar en costas a los vencidos (6 jul.
2021).

3.- Al resolver la apelación del extremo pasivo y no


observar «que la demandante hubiere ostentado la calidad
de poseedora del inmueble cuya restitución ambiciona para
la época de los hechos», el Tribunal revocó la anterior
sentencia, declaró probada la defensa de fondo de falta de
legitimación en la causa, negó las súplicas del libelo inicial
e impuso a aquella las costas de ambas instancias.

4.- Oportunamente, la perdedora interpuso recurso de


casación, adosando el recibo de pago del impuesto predial
del año 2022, en el que figura un avalúo catastral de
$1.689’606.000.

5.- Mediante el proveído que es objeto de este examen,


el ad quem no concedió el remedio extraordinario, pues
aunque en el expediente militan una promesa de
compraventa de 10 de marzo de 2007 por valor de
$228’300.000, un comprobante del pago del mismo tributo
para el año 2019 en el que el bien aparece avaluado por
$1.461’536.000 y «copias de las escrituras públicas Nos.
1376 y 768 ambas de 2017, en las que se evidencia el precio
de $122’642.000 $130’000.000..respectivamente…», amén
del documento allegado con el recurso, este «no resulta
suficiente para establecer el menoscabo que la sentencia de
segunda instancia le ocasiona a la recurrente, si en cuenta

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se tiene que acá no discute el derecho de propiedad sobre el


inmueble, sino el de posesión, con ocasión de la presunta
‘usurpación’ en que, según se afirma en la demanda,
incurrieron los convocados….», tal y como la Corte lo
estableció en un caso similar (AC3576-2018). Agregó que
«no es posible equiparar el valor catastral del inmueble al del
agravio, para el caso, de la posesión, menos, con asidero en
un avalúo catastral (del año 2022), del que no se desprende
la equivalencia o aproximación al valor del derecho de
posesión que la actora busca proteger por la vía de la acción
instaurada», sin que esta hubiese aportado dictamen
pericial en tal sentido ni sea viable concederle la
oportunidad para que lo haga. Concluyó que el monto del
agravio se circunscribe al valor de los frutos reconocidos en
primera instancia ($256’000.000), insuficiente para el fin
propuesto.

6.- La gestora interpuso reposición y en subsidio


queja. Argumentó que no siendo «propietaria del bien objeto
del proceso…al revocarse en segunda instancia por el
Tribunal Superior la sentencia proferida por el juez a quo, el
perjuicio causado…es equivalente al valor catastral del
pretendido inmueble, ya que…carece de la acción
reivindicatoria para la restitución de su posesión, salvo el
uso de la acción prevista en el artículo 951 del Código Civil»,
de tal suerte que, como en el expediente reposan elementos
de juicio que prueban que el valor del inmueble excede mil
salarios mínimos legales vigentes, este debe equiparase al
perjuicio irrogado. Igualmente, porque cuando fue
despojada tenía más de 10 años de posesión y, por tanto,

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era la verdadera propietaria con base en las normas que


gobiernan el modo de la prescripción adquisitiva de
dominio. Por otra parte, el fallo que aspira ventilar en
casación afecta su interés en relación con los frutos civiles,
constituidos por los cánones de arrendamiento, los cuales,
según los incrementos pactados en un contrato de 24 de
enero de 2010 y conforme los pidió, hasta la fecha de
emisión ascienden a $5.690’217.370.

Durante el traslado del remedio horizontal, la


contraparte no se pronunció.

7.- El Tribunal mantuvo su decisión y autorizó la


tramitación de la queja, al insistir en que debió
justipreciarse la posesión, a lo cual se aúna, en relación con
los perjuicios, que «el monto de la condena revocada es el
parámetro con base en el que se estimó que no se satisfacía
el presupuesto de acreditación de la cuantía del interés para
recurrir por vía extraordinaria».

8.- Ya en esta sede, dentro del traslado previsto en el


inciso tercero del artículo 353 del Código General del
Proceso, el apoderado de Eulogio Pinilla Ramírez sostuvo
que el remedio extraordinario fue negado debidamente
porque la resolución desfavorable a su contradictora no
supera los 1.000 salarios mínimos legales mensuales
vigentes, toda vez que el avalúo catastral no es parámetro a
tener en cuenta y de los demás documentos no se
desprende la información requerida.

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Por su parte, la mandataria de Nelly Victoria Vargas


Poveda afirmó que siendo este un proceso de restitución de
la posesión, que la demandante no pudo acreditar, no
puede «tenerse como base para calcular la cuantía el valor de
la propiedad del inmueble por tratarse de situaciones y
derechos diferentes, además cuando des (sic) los perjuicios
invocados en las pretensiones de la demanda se advierte que
tales no superan los mil salarios mínimos legales mensuales
vigentes…».

CONSIDERACIONES

1.- Como lo indica el artículo 333 del Código General


del Proceso, el recurso de casación está caracterizado por
su naturaleza extraordinaria. De ahí que el precepto que le
sigue establece que únicamente procede respecto de las
sentencias proferidas por los Tribunales Superiores en
segunda instancia en toda clase de procesos declarativos,
acciones de grupo de competencia de la jurisdicción
ordinaria y para liquidar una condena en concreto, con la
advertencia de que cuando se trata de asuntos relativos al
estado civil solo cobija las de impugnación o reclamación y
declaración de uniones maritales.

El artículo 338 ejusdem agrega que si las expectativas


del litigante vencido son «esencialmente económicas» el
ataque procederá cuando «el valor actual de la resolución
desfavorable al recurrente» exceda de «mil salarios mínimos
legales mensuales vigentes», los cuales, para el presente
año, en el cual se dictó la sentencia de segundo grado,

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ascienden exactamente a $1.000’000.000.

Al tenor del artículo 339 procesal, esta cuantía se


determina «con los elementos de juicio que obren en el
expediente», a menos que el censor estime que son
insuficientes para demostrar el monto del detrimento
económico que le ocasiona el pronunciamiento, caso en el
cual corre con la carga de «aportar un dictamen pericial»,
cuya idoneidad demostrativa deberá constatar el
funcionario, con la advertencia de que aquel asume los
efectos adversos de su desidia probatoria.

Significa entonces, como lo ha sostenido la Sala, que

(…) el interés pecuniario del agraviado ha de determinarse a


través de las probanzas recaudadas a lo largo del litigio, salvo
que aquel allegue un dictamen al formular el recurso para
acreditarlo, de modo que el fallador pueda establecer de manera
objetiva si el perjuicio irrogado por la resolución confutada es
suficiente para promover esta herramienta (AC3554-2021).

2.- En lo que concierne al concepto en que se asienta


el interés pecuniario para acudir en casación de quien bajo
el supuesto de haber perdido la posesión instaura la acción
tendiente a recuperarla, este despacho considera que está
constituido por el valor del bien disputado, al que de ser
pertinente debe añadirse el valor de los frutos, en cuanto le
hayan sido negados, y, en general cualquier suma que haya
sido reclamada y desestimada.

Comoquiera que al poseedor se le reputa dueño


mientras otro no justifique serlo y que la posesión implica la

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tenencia de una cosa con ánimo de señor y dueño, es claro


que el efecto inmediato y palpable para quien resulta
perdedor por activa o por pasiva en litigios como el
propuesto es la privación absoluta de sus privilegios,
medida en la que lo más acertado es asimilar su valor venal
con el agravio económico que este sufre.

Como recientemente dijera este despacho en un caso


similar (AC4756-2022), en el cual formuló casación el
poseedor vencido en un juicio reivindicatorio en el que este
no alegó prescripción adquisitiva como acción o como
excepción:

(…) aunque en este tipo de asuntos la disputa gira en torno a la


«posesión», no menos cierto es que desde el punto de vista de los
litigantes su derrota implica la pérdida de la cosa, aspecto que
más claramente se aprecia en el caso del demandado, para quien
de manera irremisible desaparece cualquier posibilidad de
recobrarla después de que se ejecuta la sentencia que le ordena
restituirla.

Desde otra perspectiva, en la medida que al poseedor se le


reputa dueño mientras otro no justifique serlo y que la posesión
es la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor y
dueño, es innegable que la controversia radica en la integralidad
del bien, de tal manera que resulta razonable asimilar su precio
comercial al del agravio sufrido por quien lo pierde.

(…)

Lo que en últimas se quiere decir es que tesis por doquier pueden


aflorar en torno lo que en cada caso particular constituye el
verdadero interés jurídico de una parte para acudir en casación,
circunstancia que no ha pasado inadvertida para la generalidad
de la Sala; simplemente se trata de que prohijar su proliferación,
antes que contribuir al orden y a la seguridad que los justiciables
y los operadores judiciales requieren para el desarrollo fiable,
predictible e igualitario del ejercicio judicial desde sus respectivos
roles, genera caos e incertidumbre, por lo que de manera más
práctica y general la Corte ha fijado unos criterios básicos en
torno a los cuales cabe cierto margen de discusión en cada caso

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concreto, pero sin sustituirlos por otros si es que no se presenta


una necesidad imperiosa y una justificación suficiente.

En tal sentido, la Sala ha aceptado la valoración


comercial del bien objeto del proceso que ha perdido el
accionante en un juicio posesorio, como puede observarse
en AC8210-2017, en donde dijo que «el recurrente en
casación se atuvo a los elementos de juicio obrantes en el
expediente, mismos que, al estar involucrado un inmueble, es
a su valor a las que ha de remitirse para determinar el
interés para recurrir».

Igualmente, en AC2342-2019, indicó que

En el caso bajo estudio las pretensiones del escrito genitor


versaron sobre el amparo del bien objeto de perturbación o
despojo ubicado en Bogotá, con matrícula inmobiliaria No. 050S-
986532, que como lo indicó el demandante; poseía como señor y
dueño por el tiempo requerido por la ley, así como el pago de
perjuicios ocasionados.

De ahí, que la decisión del juez de segunda instancia se concretó


a negar que se conservara o recuperara la posesión del predio
endilgado, tras haber prosperado la excepción de caducidad
propuesta por el demandado; lo que conllevó a ordenar el
levantamiento de cautelas ordenadas dentro del proceso.

Por tales razones, la controversia hizo referencia únicamente a


materia estrictamente económica, por lo que se hacía necesario
examinar el monto del interés para recurrir en casación, en la
forma como hizo el Tribunal de origen.

Pues bien, al revisar el plenario se pudo evidenciar que los


únicos elementos de juicio que dan cuenta de los costos del
predio (…), se destaca.

3.- En procura de obtener esa información, como no


existe una tarifa legal, no puede establecerse a priori cuáles
elementos pueden llevar a la convicción sobre la suficiencia
del interés pecuniario del recurrente, pudiendo

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simplemente afirmarse que entre los más comunes


destacan los documentos públicos (v.g. escrituras) o
privados (v.g. promesas de venta) que de manera confiable
den cuenta de negociaciones que hayan recaído sobre el
bien para la época de la sentencia de segundo grado.

Con similar efecto, la Sala ha reconocido los


certificados que informan del avalúo asignado al inmueble
por la autoridad catastral. Es así como en la última
providencia citada continuó diciendo que los elementos de
los que se desprende el valor objeto de indagación «son: (ii)
el avalúo catastral del inmueble aportado por el actor del año
2015 por valor de $198.648.000…».

Igualmente, en AC783-2021 expresó que

(…) el Tribunal erró al denegar el remedio extraordinario, por


cuanto el certificado catastral con vigencia fiscal 2017 que
obraba en el diligenciamiento se erigía como un elemento de
juicio que debía considerarse para determinar la cuantía del
interés crematístico exigido para acudir a la impugnación
extraordinaria. Lo anterior, en tanto, como ya se dijo, el estatuto
procesal vigente amplió el espectro probatorio para dicho
propósito y sentó el deber del juzgador de última instancia de
establecer el justiprecio con base en los medios de convicción que
militen en el proceso, de modo que eliminó la tarifa probatoria que
establecía el Código de Procedimiento Civil en punto al dictamen
pericial.

4.- En el caso particular, sea lo primero señalar que el


monto de los frutos que la recurrente postula suficiente
para colmar su interés para acudir en casación no es de
recibo, por cuanto su contabilidad no consulta el daño que
efectivamente le causó el fallo de segunda instancia por ese

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concepto.

En efecto, siendo que en primer grado se le


reconocieron $256’000.000 por ese rubro y que no apeló, es
claro que la decisión del ad quem al revocar la decisión y
negar las pretensiones la perjudicó en ese preciso valor. Así
inicialmente haya pedido una cifra superior por ese ítem, al
incluir los frutos que se causaran a lo largo del proceso, no
puede aceptarse para el fin aquí propuesto porque
abandonó la aspiración así concebida. Cuestión distinta
fuera que en pos de más y dentro de los límites de las
súplicas la actora hubiese recurrido en alzada, pero no lo
hizo.

No obstante, lo cierto es que de conformidad con los


parámetros dados en la parte general, el aspecto por el que
se indaga está suficientemente acreditado, por cuanto para
el año que corre, en el cual se emitió la sentencia sobre la
que la gestora aspira a acceder al remedio extraordinario,
aportó un avalúo catastral del inmueble objeto del proceso
por un valor de $1.689’606.000, a todas luces suficiente
para el fin perseguido, pues, se reitera, el monto mínimo
requerido serían $1.000’000.000.

Agrégase a lo dicho que si se insistiese en avaluar la


«posesión”, sobrevendría la discusión insoluble y estéril
sobre si la misma se limita a la época en que puntualmente
se afirma sucedió el despojo; a un año, como la
normatividad requiere para que la promotora tuviera
legitimación; a 10 años, como ahora alega; o a cualquier

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tiempo, como en la realidad podría ser. Todo ello como


secuela de abandonar sin necesidad ni justificación
suficiente el concepto en que de antaño la Corte ha cifrado
firmemente el interés para recurrir en casación en estos
casos, vale insistir, el precio del bien disputado.

Así las cosas, si bien es cierto el Tribunal fundó su


decisión en una providencia que radica en el valor de la
posesión el interés para acudir en casación en este tipo de
asuntos (CSJ AC3576-2018), no menos cierto es que esta es
una tesis insular en relación con la prevaleciente en la Sala.

5.- En suma, se declarará mal denegada la concesión


del remedio extraordinario oportunamente formulado por la
opugnante, toda vez que se encuentra probado en debida
forma el justiprecio del interés necesario para acudir a esta
vía.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Civil,

RESUELVE:

Primero: Declarar mal denegado el recurso de


casación interpuesto por María de la Candelaria Bautista
Daza contra la sentencia de segunda instancia proferida por
la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, en el asunto referenciado.

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Segundo: En consecuencia, revoca el auto de 11 de


agosto de 2022 y concede el recurso extraordinario.

Tercero: Comuníquese esta providencia a la oficina


de origen.

Cuarto: En firme ingrésese el expediente a este


Despacho, previa la realización del reparto y abono
pertinentes.

Quinto: Sin costas por el trámite del recurso de queja.

NOTIFÍQUESE

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE


Magistrado

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Firmado electrónicamente por Magistrado(a)(s):

Octavio Augusto Tejeiro Duque

Este documento fue generado con firma electrónica y cuenta con plena validez jurídica, conforme a lo dispuesto
en artículo 103 del Código General del Proceso y el artículo 7 de la ley 527 de 1999

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