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BLOQUE 2:
2. Terminología
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BLOQUE 2 - LA EXCLUSIÓN SOCIAL EXTREMA: EL CASO DE LAS PERSONAS “SIN HOGAR”
En España surge a partir de los años 80 del S.XX debido a la crisis económica, el paro estructural, la
fragilización de los vínculos sociales, de las instituciones tradicionales como la familia y de las tradicionales
formas de solidaridad y valores de cohesión social.
Históricamente está asumido que se trata de un sector social improductivo y peligroso socialmente.
La creciente presencia de personas que viven en la calle se ha convertido en un problema social de exclusión
social extrema y representa una realidad que está aumentando y muy difícil de solucionar.
La situación de las personas sin hogar en España, al principio del siglo XX, es una situación de
exclusión social extrema, representa un problema social y humano que tiene vínculos con la interrelación de
factores estructurales, familiares, personales, culturales.
Por las calles d las ciudades españolas, se pueden observar personas que duermen a la intemperie y
también hay otras personas menos visibles que se alojan en los centros de acogida, o en casas abandonadas.
El fenómeno es conocido desde los años 80 de siglo pasado cuando debido a la crisis económica, mucha
gente se quedó sin trabajo, unja causa principal de la pobreza y exclusión social.
Es un modelo pluridimensional, enmarcado dentro de los procesos de vulnerabilidad social, que están
afectando a los grupos de sociales de mayor riesgo y que conduce a individuos concretos a instalarse en una
posición de aciudadania.
2. Terminología
La figura de las psh ha existido a lo largo de los tiempos y de los sistemas políticos y culturales ya
que tanto las sociedades del pasado como la actual han carecido de techos suficientes donde cobijar a sus
miembros como consecuencia de bajos niveles de desarrollo, catástrofes o guerras…
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En el Antiguo Régimen se les presenta como seres asociales dentro de las clases peligrosas y las
respuestas sociales eran desde el ámbito policial. Con la Revolución Industrial y la cuestión social se
pretendía la reforma de los individuos ya que se les consideraba los males de la sociedad.
En los 80 del S.XX en EEUU, el pobre y excluido dejaba de ser ciudadano para convertirse en un
individuo genéticamente inferior, por lo que se culpabilizaba a los individuos de su situación y la
intervención social no tendría ningún sentido.
En España hasta finales del S.XX las respuestas se abordaron de manera coercitiva: en la República
se dicta la Ley de vagos y maleantes. En 1970 Ley de peligrosidad y rehabilitación social control de los
mendigos y colectivos peligrosos. En 1995 se empieza a asemejar a la atención europea.
En conclusión, las psh han sufrido y sufren muchos estereotipos y prejuicios que juegan en su contra,
la mayor parte de ellos no se ajustan a la realidad y es conveniente sensibilizar a la opinión pública sobre la
verdadera naturaleza y alcance de este fenómeno sociológico.
3. Definición de “psh”
La definición de sinhogarismo abarca desde la carencia de un domicilio (sinhogarismo restringido)
hasta aquellas situaciones en que las personas viven en alojamientos que no reúnen unas condiciones
mínimas (sinhogarismo extenso)
Con frecuencia las estadísticas asumen la definición más restrictiva lo cual tiene su repercusión en
las políticas públicas que suelen abordar el problema teniendo solo en cuenta este aspecto.
El INE define a la psh como alguien que no tiene acceso durante un periodo de referencia a un
alojamiento que cumpla los criterios de habitabilidad humana tanto si es de su propiedad como alquilado
como ocupado de forma gratuita con permiso del propietario o contrato.
• Dominio institucional: falta de políticas sociales y recursos específicos, insuficientes ayudas económicas,
no existen recursos adaptados a psh con problemas de salud mental, ausencia de coordinación de los
centros de salud con la red de psh
En este punto conviene diferenciar lo que se entiende por psh y por persona sintecho ya que estos segundos
se refiere a la ausencia de un espacio físico de habitabilidad digno en el que vivir y el primero a una realidad
mucho más amplia. Las psh son personas sintecho, pero los sin techo no son necesariamente psh.
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Para el INE, “ una persona sin hogar es alguien que no tiene acceso durante un periodo de referencia
a un alojamiento que cumpla los criterios de habitabilidad humana comúnmente aceptados, tanto si el
alojamiento es legalmente den su propiedad como si es alquilado, u ocupado de forma gratuita con el
permiso del propietario , o bajo contrato u otro acuerdo de naturaleza no temporal ( incluidos los
proporcionados por el sector público u organizaciones no gubernamentales y los proporcionados por
empleadores)”
Entre los cubículos existe un goteo continuo de personas sobre todo entre la exclusión social y la
vulnerabilidad social debido a varios factores: la crisis económica, la precariedad del mercado laboral…
Según las tendencias ideológicas y políticas y la forma de atención variará la evolución del fenómeno
incrementándose o disminuyendo
Los principales factores exclusogenos pueden agruparse en torno a las siguientes esferas:
• Esfera estructural vinculada a elementos vertebradores de «lo social», tales como la situación
laboral, la situación de la vivienda, la educación, la inmigración, las políticas sociales, la asistencia en salud
mental, los efectos de la crisis económica, etc.
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• Esfera cultural ligada a la fragilización de las formas tradicionales de solidaridad y de los valores
de cohesión social (individualismo, insolidaridad, competitividad, racismo, xenofobia, estigmatización, etc.)
Los factores socioeconómicos, conexionados al empleo (precariedad laboral, paro, desempleo, etc.),
junto con la situación del mercado de la vivienda (elevados precios de la vivienda, vivienda pública escasa,
escasez de vivienda en alquiler accesible, etc.) están en la base de la exclusión social extrema, pero no son
los únicos condicionantes. El trabajo, como actividad productiva y relacional, juega un papel decisivo en el
contexto social actual. Estamos inmersos en un modelo económico y laboral que se caracteriza por
Los procesos de exclusión social conllevan a vivir involuntariamente fuera de los estándares de la
sociedad asociándoles elementos de desviación social, discriminación y fuerte estigmatización y rechazo.
Las psh ven entorpecido el ejercicio de sus derechos de ciudadanía (civil, político, social, económico
y de participación social) por múltiples barreras ajenas a su voluntad convirtiéndose en ciudadanos de
segunda categoría.
Los principales derechos constitucionales que se ven vulnerados son: Dº Vivienda (art. 47), Dº
Trabajo (art. 35) Dº honor y propia imagen (art. 18) – por el rechazo, los actos violentos y amenazas D.
protección de la salud (art. 43) –su esperanza de vida es 25 – 30 años más baja que la del resto de la
población. Cabe señalar que es competencia del Defensor del Pueblo velar por los derechos de las psh.
En resumen, los problemas de las psh deben ser entendidos de manera holística e integral por lo que los
recursos básicos deben ir acompañados por la atención a la salud psíquica y física, recuperación de
habilidades personales y sociales, inserción sociolaboral y/o acceso a determinadas prestaciones sociales.
Las personas sin hogar, por su condición tienen una problemática amplia i diversa : falta de vivienda,
falta de trabajo e implícitamente falta de ingresos, falta de higiene, escasos alimentos y de mala calidad,
salud precaria, educación precaria, falta de preparación académica y laboral, problemas en comunicación,
adicciones, exclusión social marginalización,
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FEANTSA ha establecido una tipología de psh con el objetivo de contribuir a la mejora, integración
y coherencia de las políticas de prevención y atención del problema.
En primer lugar, comienza por identificar lo que conoce como dominios o espacios principales de un
hogar:
• Dominio físico: vivienda adecuada de uso exclusivo
• Dominio social: espacio donde las personas pueden mantener su privacidad y establecer relaciones
satisfactorias
• Dominio legal: disponer título legal de ocupación y tenencia
Existe una heterogeneidad de los casos y circunstancias particulares. Hay que diferenciar entre los
sin hogar tradicionales y los nuevos tipos de personas sin hogar que se posicionan en el marco de
continuunm de condiciones de vulnerabilidad y de exclusión social que se van transformando como
consecuencia de la propia dinámica social.
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A partir de los años 80 el viejo sin hogar convive con los nuevos perfiles de sin hogar: hombres jóvenes
con problemas laborales, drogadictos, o exdrogadictos y jóvenes que han vivido en centros, hombres que
han estado en centros penitenciarios, separados o divorciados, Legión, malos tratos, enfermos mentales por
la desinstitucionalización psiquiátrica, inmigrantes, familias completas, personas con problemas de salud
mental.
El perfil generalizado de la persona sin hogar es de una persona desestructurada, con aspecto
deteriorad, mal vestida, con mala salud, algunos también con problemas de consumo de alcohol, o sustancias
psicoactivas, con dificultades de comunicación y que suele pasar el día deambulando de un lugar a otro. En
día de hoy, el perfil socio demográfico del sin hogar tradicional es un varón de edad intermedia que viene de
un medio familiar desfavorecido, soltero, separado o divorciado o viudo, . con baja formación labora, y con
muy bajo nivel educativo. También puede ser mujer, pero en menor número, de mediana edad que se
encuentra en el proceso de exclusión social debido a la pérdida trabajo y a la perdida de relaciones con la
familia. También hay familias enteras de españoles o inmigrantes que han perdido su vivienda. Las personas
mayores son cada día menos presentes en la calle debido al buen funcionamiento de las residencias.
Los procesos de apropiación se deben a que el espacio público es concebido como recurso básico
para la subsistencia y socialización adoptando como propio un sitio concreto personalizándolo
temporalmente tratando de asemejarlo a dos ámbitos: hogar y trabajo.
El perfil de este tipo de psh es: varón de mediana edad, rechazo a relacionarse con recursos sociales,
presentando una fuerte desestructuración e incluso comenzando a incorporar ciertos códigos característicos.
Por último, es necesario destacar que se prevé una tendencia hacia una acentuación de este problema.
Y ello es así porque la exclusión social se ha convertido en un fenómeno permanente, que forma parte del
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engranaje perverso de sociedades ricas como la nuestra, que se agudiza en momentos de crisis económica y
da lugar a la aparición de nuevos perfiles sociológicos de excluidos. En este contexto, hay que valorar el
retroceso en gastos sociales al que asistimos en nuestro país desde hace años, que contribuirá, si no se
introducen cambios, a incrementar la probabilidad de que un mayor número de personas entren en el túnel
de la exclusión social extrema. Además, los inmigrantes que están con nosotros desde hace años, como
consecuencia de la crisis económica, ya están viendo
cómo sus circunstancias vitales se complejizan (Cáritas, 2009, b). Ante este escenario se prevé una
dinámica de acentuación de las situaciones de riesgo social, a la que se incorporarán nuevas franjas de
población, que «entrarán» en una especie de «vertedero», en donde acabarán los ciudadanos a los que la
sociedad no ofrece oportunidades. En cualquier caso, se trata de una realidad que traspasa las fronteras
nacionales y exige que las instituciones internacionales articulen mecanismos correctores estructurales.
Las mujeres sin hogar se encuentran en situación más deteriorada que los hombres debido a que han
estado más protegidas social y familiarmente por lo que viven su situación con más dramatismo ya que se
sienten abandonadas y su percepción del estado de salud es peor en comparación a los hombres.
En el funcionamiento de la red de emergencia se refleja un patrón sexista debido a que se reserva con
más facilidad un lugar a la mujer que a un hombre: pisos facilitados por entidades sociales, pensiones,
centros de internamiento… En cambio, encuentran más dificultades a la hora de integrarse ya que presentan
mayor exclusión en el mercado de trabajo que el hombre a pesar del aumento de políticas específicas
Muy probablemente también colabora en este resultado final el propio funcionamiento de la red de
emergencia, que reserva con más facilidad un lugar bajo techo a una mujer sin hogar que a un hombre. Esto
se puede comprobar al revisar la proporción según sexo de los distintos subgrupos de personas sin hogar
debido al lugar en que dicen pernoctar , si dejamos a un lado el caso de los centros de mujeres maltratadas,
donde obviamente el 100% son mujeres. La mujer, antes que verse en la calle, se mete en algún piso vacío y
lo ocupa (30,7%). Y, por lo que se refiere al funcionamiento de la red de alojamientos de emergencia, nos
encontramos con que el acceso de las mujeres a pisos facilitados por entidades sociales u organismos
públicos asciende hasta representar un 25,2%, y algo parecido ocurre con las pensiones (22,2%) y los
centros de internamiento (20,5%). Todo ello hace que la presencia de la mujer en la calle descienda hasta
representar apenas un 8,4% de la población sin techo,
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Es importante distinguir dos tipos de inmigrantes sin hogar entre los que se encuentran en las
primeras fases de su proceso migratorio: los primeros en llegar sin papeles, sin trabajo y sin redes de apoyo
y los que cuentan con apoyos en el país de destino. Este segundo tipo son personas “sin techo” pero no
personas “sin hogar” ya que tienen aspecto saludable y aseado, cuentan con apoyos familiares e incluso
hacen en ocasiones un uso estratégico de la red de servicios para abaratar costes para cubrir sus necesidades
básicas.
La situación de los inmigrantes sin hogar es más precaria que la de los españoles ya que además de
los problemas de vivienda y empleo presentan otras dificultades específicas como conseguir los papeles, el
idioma y a que por razones étnicas sufren mayor visibilidad dando lugar a hostilidad vecinal, racismo,
xenofobia como está sucediendo en algunos centros históricos españoles.
En el caso de las áreas urbanas esto se traduce en fenómenos de preguetización, que están
empezando a surgir en algunos barrios centrales de las grandes ciudades con viviendas en mal estado, donde
se concentran grupos inmigrantes en condiciones de hacinamiento que generan un verdadero “chabolismo
vertical”.
Por el contrario, en las zonas rurales, suele ser más habitual el residir en condiciones muy precarias junto a
las propias tierras de cultivo, en espacios cedidos o alquilados que no reúnen unas mínimas condiciones de
habitabilidad, y que pueden ocupar mientras dura el trabajo, o la temporada de cosecha, lo que les obliga a
una itinerancia que incrementa el desarraigo y que les fuerza a recurrir a los albergues e instituciones de
ayuda en los períodos de inactividad.
Como resultado de todo ello, son cada vez más numerosos los inmigrantes que se ven radicalmente
excluidos del alojamiento y son albergados en centros destinados a las personas sin hogar. SI hace dos años,
el porcentaje de extranjeros alojados en albergues para PSH estaba entre el 13% y el ¿?% según las zonas, en
la actualidad los datos obtenidos de una encuesta realizada para este informe nos hablan de que alrededor de
un 40% de las plazas de los albergues están ocupadas por extranjeros.
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Este porcentaje es aún mayor entre los usuarios de los comedores sociales, donde supera el 50%, y
en algunos de los existentes en las grandes ciudades que
tradicionalmente venían atendiendo a personas españolas excluidas y sin domicilio, los inmigrantes
representan en la actualidad un 80% de la clientela.
La prevención debe enfocarse desde una doble dimensión: prevención precoz para los que están en
las primeras fases y prevención desde la dinámica y organización de los SS.SS. específicos.
Niveles de prevención:
✓ Primer nivel: en el ámbito de la política de la vivienda enfatizando el fomento mercado de alquiler,
fondos de garantía que impidan desahucios, incentivación del uso de viviendas vacías…
✓ Segundo nivel: pol de empleo que garanticen estabilidad y entornos económicos normalizados
priorizando semirresidencias, pisos compartidos y tutelados
✓ Tercer nivel: promoción de programas de prevención del alcoholismo
✓ Cuarto nivel – coordinación Adm e instituciones generales, mecanismos preventivos desde los SS.SS.
en centros de menores, centros penitenciarios, juzgados, servicios de extranjería…
Además, deberían potenciarse las pol familiares y las redes de solidaridad para contrarrestrar la
tendencia a la individualización. Así como la creación y mantenimiento de órganos de análisis permanentes
del fenómeno e instrumentos diversificados, fomento de campañas informativas.
En resumen, la articulación de medidas preventivas y lucha contra la exclusión social debe plantearse
de manera integral desde políticas sociales generales como sectoriales implicando todos los sistemas de
protección social con la finalidad de ofrecer a cada persona en particular la atención que necesita
fomentando su inclusión activa.
Ante una problemática social de tal alcance y con tales costes humanos, la prevención es prioritaria y
debe abordarse desde las políticas sociales generales y desde las políticas sectoriales, orientadas a la
integración social de los más vulnerables. En este sentido, deberían articularse actuaciones en el ámbito de la
vivienda, de las políticas de empleo, de las políticas educativas, así como desarrollar modelos asistenciales
más flexibles, fomentar la sensibilización social, potenciar el valor de la familia, articular mecanismos que
permitan una mejor coordinación entre las diversas Administraciones Públicas que trabajan en favor de los
sectores excluidos, y apoyar con recursos y dotaciones presupuestarias a las instituciones que se ocupan de
acometer la integración social. La prevención de esta problemática debe enfocarse desde una doble
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dimensión: prevención precoz, para los que se encuentran en las primeras fases de desafiliación y desarraigo
social, y prevención desde la dinámica y organización de los servicios sociales específicos. La articulación
de medidas preventivas y de lucha contra la exclusión social debería plantearse de una manera integral,
desde las políticas nacionales y europeas, implicando a todos los sistemas de protección social, con la
finalidad de ofrecer a cada persona en particular la atención que necesita, fomentando su inclusión social
activa. Un primer nivel de actuación desde el cual abordar la prevención se relaciona con la política de
vivienda. Circunscribiéndonos a la definición situacional del «sin hogar» (individuo que carece de un lugar
apropiado donde residir y cubrir sus necesidades de seguridad,
pertenencia, identidad, etc.), la vivienda es un factor de integración de primer orden Los más
afectados por la actual política de vivienda son los jóvenes que desean independizarse, las personas que
residen en infraviviendas, los grupos sociales que se ven sumidos en procesos de crisis social (especialmente
en estos momentos las familias inmigrantes) y, lógicamente, los «sin hogar».
- Escenario II: sociedad ambigua entre los valores de competencia y solidaridad, incremento de las
psh, discurso mixto entre culpabilizador y la teoría de la vulnerabilidad y exclusión. Política
neoliberal moderado
- Escenario III: sociedad con valores de solidaridad y justicia, disminución de psh, existencia de
mecanismos de prevención y de atención, el discurso se centra en la teoría de la vulnerabilidad y la
exclusión social. En el reloj de arena el cubículo superior sería el más grande. Política social.
- 13. Escenarios de futuro.
- Estas circunstancias han dado lugar a cambios en las expectativas de los ciudadanos en los países
tecnológicamente más avanzados. La provisionalidad, la temporalidad, lo efímero, el riesgo, la
inseguridad, etc., impregnan las formas de entender la vida y el futuro. El futuro se proyecta como un
futuro incierto, donde nadie estará exento de entrar en procesos de exclusión social, entreverados a la
nueva lógica laboral.
La red de recursos de atención a psh es precaria e insuficiente y carece de capacidad para dar
respuesta a los casos de exclusión social extrema
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Los principales problemas que encuentran son: el número de plazas de alojamiento es insuficiente y
temporales continuando con el sistema de puerta giratoria, la atención está basada en la intervención
asistencial y de urgencia, falta de recursos materiales y humanos y el impacto de la inmigración ha superado
la capacidad de actuación de los profesionales por lo que es necesario un reciclaje formativo.
La intervención debe dirigirse desde un enfoque integral a corto, medio y largo plazo con “Itinerarios
individualizados de inserción” mediante intervenciones flexibles y adaptadas a las necesidades de cada caso
teniendo en cuenta el protagonismo de la psh. Las principales áreas de intervención con psh: prevención,
atención y satisfacción de necesidades básicas y recuperación e inserción social.
La rápida evolución hace necesario la creación de recursos específicos para los nuevos colectivos
emergentes, sobre todo en el caso de los inmigrantes económicos, familias completas, mujeres, enfermos
mentales
En los últimos años están surgiendo nuevas iniciativas como la creación de centros de baja exigencia,
modelo housing first, centros de día, mini residencias, programas de acceso a alquileres sociales,
equipamientos de larga estancia para personas que por su cronicidad no es posible plantear una vida
independiente o con edades avanzadas con conductas incompatibles con la red de residencias
Existen muchas definiciones académicas del tercer sector y muchos investigadores sociales y
económicos seguro que están escribiendo en estos momentos sobre este tema. De manera muy simple, el
tercer sector hace referencia al sector de la economía que no es el sector privado de las empresas y
organizaciones dirigidas y orientadas a conseguir beneficios económicos para sus propietarios o accionistas,
ni tampoco el sector público, en el que están todos los organismos que dependen del Estado y que se
encaminan a dar servicio a la ciudadanía en los distintos países. En este cajón del tercer sector, caracterizado
por la no pertenencia a los anteriores están metidas las ONG como, por ejemplo, Ayuda en Acción. Las
entidades del tercer sector surgen en su mayoría por el empuje de la ciudadanía o por el interés de empresas
en involucrarse con acciones concretas en la mejora de los ámbitos de trabajo en los que están interesados.
En su mayoría los ámbitos de intervención que están más representados en este sector son los sociales,
educativos, sanitarios, humanitarios, medioambientales y de protección animal, de cooperación
internacional, culturales, artísticos, deportivos… Actualmente, muchas de las acciones orientadas al
desarrollo de estos ámbitos se basan, en una parte muy importante, del trabajo de las organizaciones que lo
formamos. Existen varias organizaciones del tercer sector que
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