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“Salud y pobreza en el Chile del siglo XIX:

Realidad habitacional, un arma de doble filo”.

Nicolás Jesús López Araya


Pontificia Universidad Católica de Chile
Sociedad y Políticas de Salud
“Salud y pobreza en el Chile del siglo XIX: Realidad habitacional, un arma de doble
filo”.

I. Introducción

¿Qué hacer con los pobres? Esta es una duda que pareciera repetirse trasversalmente a
través de la historia de la sociedad a nivel mundial. En este sentido la pobreza se erige
como un elemento de la sociedad humana sin época, pero con variaciones. En este caso las
parcelaciones sociales son algo que está presente desde los inicios de la historia y que
genera diferenciaciones y efectos en razón a todo ámbito, como el educacional, patrimonial,
social, etc. Bajo un entendimiento más bien básico, la pobreza en sí se representa a través
de la “escasez o carencia de lo necesario para vivir” 1, pero esto parece ser una
aproximación bastante subjetiva si no se le aplica una perspectiva en específico. La
interpretación más común en este sentido obedece a una aproximación biológica, que tiene
presente lo necesario para continuar prevaleciendo a nivel fisiológico.

En esta línea el sobrevivir está relacionado con el prevalecer ante las dificultades que se
presentan en la vida diaria2 y sin duda estas dificultades van a variar debido a la época,
clase social o capacidades para enfrentar las mismas. Es por lo anterior que podemos
identificar diversos factores que dificultan o facilitan el sobrevivir a lo largo de una
determinada época. Esta tarea parece ser bastante difícil no siendo coetáneo de la época a
analizar o bien foráneo de la realidad que se presenta. Aun así, el investigador Luis Alberto
Romero en su libro ¿Qué hacer con los pobres? (2007) a pesar de su origen extranjero,
busca dar una idea de lo que se vivía en nuestra sociedad chilena a mediados del siglo XIX,
en específico buscando analizar las distintas vertientes de la misma que se aprecian en esta
época, bajo múltiples diferenciaciones que nacen de los escenarios que vivían los
desiguales actores sociales.

Bajo este análisis, este ensayo busca dar una mirada breve de lo que fueron las condiciones
de vida en el Chile del siglo XIX supeditado a la investigación del historiador Luis Alberto
1
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
2
Ídem.
Romero y al análisis de las condiciones salubres de la misma época, rescatando en su
profundo análisis los ámbitos que manifiestan la condición social del chileno y los factores
que se exteriorizan en esta realidad, para luego analizar en específico lo que fue la realidad
habitacional del periodo y la proliferación del hacinamiento social en la urbe más precaria,
dirigido a responder si este problema concitó un problema social, un tema de carácter
sanitario o bien la manifestación de un “arma de doble filo”.

Para finalizar identificaremos ciertas semejanzas o diferencias de este análisis con lo que
pareciera ser una “pandemia” casi superada en las ciudades chilenas, destacando
brevemente los desafíos a nivel social y sanitario del Chile de hoy, en contexto de
planificación urbana y precarización de la vivienda.

I. Historia y salud:

La historia de nuestro país se ha caracterizado por tener un carácter inherente de altos y


bajos, pero en lo que ha sido la salud, no hay dudas de que se han generado inmensos
avances que permiten afirmar la disminución de la tasa de mortalidad infantil y el gran
aumento de la esperanza de vida. En nuestro país según el Instituto Nacional de Estadísticas
(2020) la esperanza de vida se ha triplicado y se visualiza en datos como que en 1900 se
estimaba que la esperanza de vida era entre 23,6 y 23,5 años para mujeres y hombres
respectivamente, hoy en día bajo índices que datan del año 2015-2020 la cifra ha
aumentado a 82,1 años para mujeres y 77,3 años para los hombres3.

Esto demuestra que nuestra sociedad ha avanzado exponencialmente en materia de salud,


medicina y políticas públicas que permiten la mejora en la calidad de vida que representa
una mayor esperanza o capacidad para sobrevivir en el tiempo. Lo anterior, nos lleva a
preguntarnos desde dónde avanzamos o desde dónde partimos para lograr este tipo de
cambios.

3
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS (2020)
a. El Chile del Siglo XIX:

Desde la conformación de la república, el siglo que comentamos estuvo marcado por una
especie de “hegemonía política, social y económica de los sectores ligados a la propiedad
de la tierra, la banca y de las actividades comerciales. Políticamente, el período se
caracteriza por considerar dos grandes coyunturas: la correspondiente a los gobiernos
conservadores (1831-1861) y a los gobiernos liberales (1861-1891)”4.

En este caso bajo el avance de la política en variados sectores y las políticas públicas que se
desprendieron de estos gobiernos es que se comenzaron a conformar los grupos sociales
que sirvieron de base para la conformación de los sectores urbanos y rurales que hoy
conocemos. El mayor antecedente o factor que representa el comienzo de lo que serían las
grandes ciudades metropolitanas es la migración campo ciudad. La búsqueda de mejores
oportunidades laborales y la proliferación de los llamados “gañanes”5, llevaron a una
sobrepoblación de emigrantes que distaban de tener un sitio o residencia definido.

“Para los censistas, gañán es “el que se ocupa de toda clase de trabajo a jornal, sin residencia ni
destino fijo”. Esta definición, tan poco precisa, obedece en parte a los criterios generales del censo
en materia de ocupaciones, pero también a la característica principal de estos trabajadores, muy
particularmente en las áreas urbanas: su gran movilidad locacional y ocupacional, manifiesta en su
circulación por diversas actividades, tanto rurales como urbanas. Así́, la categoría gañán se ubica en
el centro de la masa de trabajadores no calificados que domina en la ciudad y que probablemente se
prolongue, sin cortes categóricos, entre quienes figuran como domésticos, cocheros o albañiles. 6”

En esta línea comienza a existir una mayoría de la masa poblacional que mantiene
actividades en la ciudad generando la necesidad de establecerse en un sector fijo, que más
tarde llevaría a la aparición de los “conventillos”, lugares que sirvieron de cuna para la
aparición del primer comercio informal, la proliferación de la prostitución y las
enfermedades. Desde este lado comenzó a determinarse la cara más visible de la pobreza y
la salud, representada por el hacinamiento y la crisis habitacional:
4
BIBLIOTECA DEL CONGRESO NACIONAL
5
ROMERO (2007) p. 119.
6
Ídem.
“El desempleo, la existencia de numerosos trabajadores “informales”, una elevada rotación en los
empleos, el hacinamiento en ranchos, “cuartos redondos” y conventillos, la proliferación de
enfermedades y epidemias, la enorme mortalidad de los pobres, en especial de sus niños, el
alcoholismo y la prostitución, se constituyeron en los grandes males de la condición del “bajo
pueblo”, a la par que en los principales componentes de la visión de la clase dominante sobre el
mundo popular.7”

Desde esta perspectiva, los datos concernientes a la esperanza de vida entregados con
anterioridad hacen sentido bajo la convivencia de residentes en condiciones insalubres y la
realización de actividades que fomentaron la aparición de enfermedades de todo tipo. La
salud en esta línea era una carencia real del Chile del siglo XIX, que llevamos a retratar a
continuación.

b. Salud:

El Chile del siglo XIX se caracterizó por carecer de condiciones salubres que permitieran el
diario vivir. Las condiciones de vida que presentaba la alta y baja sociedad generaron un
aumento en el peligro de contraer enfermedades por vía aérea a través de los residuos
orgánicos en descomposición y la inexistencia de alcantarillados aptos para soportar la
sobrepoblación que hemos descrito.

“El gran culpable eran las condiciones de salubridad de la ciudad. Las epidemias surgían de las
“miasmas”, productos zooquímicos generados espontáneamente por la descomposición de materias
orgánicas; transportados por el aire –y denunciados por el mal olor– enfermaban sin discriminación
de rango o posición. La falta de selectividad de las miasmas excitaba el interés de quienes veían en
el deterioro de las condiciones sanitarias un peligro para todos, y no exclusivamente para los
pobres.8”

Sin duda, las enfermedades generadas no discriminaban grupos sociales y afectaban a la


generalidad de la sociedad, pero el acceso a los primeros avances de salud estaba muy
7
ROMERO (2007) p. 10.
8
Ibidem. p. 178.
limitado a los sectores más ricos, lo que dificultaba en gran parte lo que era la
sobrevivencia de los sectores más pobres.

Otros factores como el alcoholismo y la mala alimentación comenzaron a proliferar en los


sectores más populares. A nivel económico, hubo un auge en la sociedad más acomodada y
extranjera producto de la exportación de salitre, pero lo que era la sociedad más popular no
tuvo mayores réditos por el llamado “oro blanco”. Los sectores más pobres de la sociedad
chilena observaban a lo lejos a “una oligarquía extranjerizante”, lo que los llevo al
“desarrolló su propia cultura mestiza en el marco de la cual no era posible consumir
productos traídos del exterior”9.

Lo que fue una gran crisis económica género en gran parte de la población una pobreza
exponencial. El diario El Independiente denunciaba en 1872:

"Estamos cansados de oír que en Santiago nadie muere de hambre;... no exageramos


afirmando que de diez párvulos que se mueren en la clase menesterosa, cinco al menos
mueren de hambre y de miseria, y que de diez adultos, tres mueren por esa misma causa"10.

Lo que se relata tuvo cada vez un mayor impacto en la población y las ganancias generadas
con el salitre no tuvieron mayor relevancia para resolver estas coyunturas.

c. Realidad Habitacional:

La realidad habitacional de la época, como se ha intentado relatar en los puntos anteriores,


fue un punto importante que destacó también en lo que fue la migración campo - ciudad. La
inexistencia de condiciones salubres fue un foco de enfermedades que en sí, facilitó el
contagio de las mismas, además de las conductas “inmorales” que proliferaban el contagio
de sífilis y otros tipos de enfermedades venéreas.

9
PALMA (2004) p. 397.
10
Ídem.
“Todo ello se materializaba en los nuevos suburbios. ¿Qué molestaba en ellos, además de su misma
existencia? En el sentido más estricto, eran peligrosos, y no sólo porque la policía fuera insuficiente
para garantizar el orden. La combinación de tierra, agua, barro, basura e inmundicia generaba las
“miasmas”, lo que introducía la cuestión sanitaria. Aquí́ los problemas eran viejos: el agua potable,
cada vez más escasa y más difícil de mantener separada de la servida, los cuartos redondos, sin
ventilación y fuente segura de enfermedad. El hacinamiento facilitaba la incubación y el contagio
de las pestes.11”

Las habitaciones populares que se generaron en un principio dentro de este contexto de


hacinamiento y precariedad fueron los llamados “cuartos redondos”, los cuales aparecen en
la primera mitad del Siglo XIX y que se definen como “habitaciones que carecen de
ventilación y luz, contando solamente con una puerta de entrada, lo que hacía que quedaran
encerrados tanto el oxígeno y la evaporación de distintas sustancias que se generaban, pues
todas las actividades domésticas se realizan dentro de las habitaciones obreras, como
cocinar, comer, asearse, dormir, etc.”12.

d. Ámbitos del problema:

Como planteamos en un principio, lo que fue el punto anterior puede ser considerado como
un “arma de doble filo” que generó repercusiones tanto como un problema social como
también un problema de tipo sanitario.

- Cuestión Social:

El ámbito social de este problema fue algo que se comenzó a tratar como tal en 1875; los
avances de la actividad comercial y artesanal generaron un sentimiento de bienestar
momentáneo, que dio pases a conversaciones políticas, que trataban con preocupación, la
denominada “cuestión social”.

11
ROMERO (2007) p. 218.
12
OLIVEROS (2012) p. 13.
Los primeros efectos de estas conversaciones llevaron a don Benjamín Vicuña Mackenna,
quien fuera intendente en ese periodo, a realizar los primeros esfuerzos urbanísticos
generales:

“Embelleció́ los paseos públicos, mejoró las calles, el suministro de agua y la iluminación, y
también limpió a fondo las acequias. Abrió́ nuevas calles y nuevas plazas –como las del Panteón,
San Diego, el Mercado o el Congreso–, para que la ciudad tuviera más espacios abiertos, e intentó
solucionar el problemas de las calles “tapadas” por alguna gran propiedad. 13”

Pero estos esfuerzos estaban lejos de solucionar un problema por el lado del ámbito social,
que exigía a gritos la construcción o ampliación de viviendas que concentraban a gran parte
de la población popular. La solución que se buscó a mediados de la década de 1880 en las
zonas que lograron ser despejadas fueron conjuntos de viviendas más ordenadas,
procedentes de proyectos empresariales y que reflejaban las nuevas preocupaciones por la
“cuestión social”. Este tipo de viviendas, no eran muchas y estaban dirigidas a un sector
específico de trabajadores, es decir, tenían más bien la finalidad de dar un sustento
momentáneo para el obrero dentro de sus necesidades14.

- Cuestión Sanitaria:

Como ya se abordó en múltiples ocasiones, sin duda, la proliferación del hacinamiento y la


realidad habitacional de la época contribuyó en gran parte a la proliferación y contagio de
enfermedades de todo tipo. En este punto solo queda agregar que el problema de la realidad
habitacional de la época fue un factor que afecto la calidad de vida y la mortalidad; por otro
lado, este es un problema que se repite hoy en la gran necesidad de viviendas sociales
dignas y la dificultad que existe para acceder a una casa propia.

II. COVID-19 y la sociedad chilena

13
ROMERO (2007) p. 42.
14
Ibidem. p. 163.
Uno de los más grandes problemas que conjugó al Ministerio de Salud y a las demás
entidades de gobierno en el manejo de la pandemia, fue la realidad habitacional y el número
de integrantes que concurren en un solo hogar en nuestro país. La convivencia de múltiples
personas en el mismo domicilio fue un factor decisivo en el aumento en el número de
contagios. Además, la calidad de los espacios en los sectores más necesitados de la
población, que distaban de tener una buena ventilación como recomendaban las autoridades
o la posibilidad de un aislamiento en una habitación por las personas que compartían la
misma.

a. Situación social:

Hoy en día las “poblaciones callampas” como se conocieron a inicios de los años setenta,
siguen teniendo sus símiles en los llamados “campamentos populares”. Lo que era una
realidad en años de dictadura, producto de las tierras que nacían de las tomas que se erigen
hoy en día como poblaciones populares (gran ejemplo de esto es la población “La
Victoria”) sigue teniendo manifestaciones que nacen del déficit habitacional que enfrenta
nuestro país.

Sebastián Bowen, director ejecutivo de TECHO-Chile, en el año 2021 comentó lo siguiente


“estamos enfrentando una crisis de acceso a la vivienda que no es una bomba de tiempo,
sino que ya explotó. Por lo tanto, tenemos que ponerle urgencia y enfrentar este fenómeno
como una emergencia nacional”15. En este sentido, la situación social que se vive hoy en día
entorno a la realidad habitacional no dista de ser una evolución en menor escala de lo que
era el hacinamiento que describimos ad supra, por lo menos en las consecuencias que este
tiene.

Las condiciones sociales habitacionales bajo el hacinamiento y ausencia de políticas


públicas que permitan a cada chileno tener su espacio digno, son factores que necesitan
soluciones, ya que en contextos como la pandemia de COVID-19 que hemos enfrentado, se
vuelve un bonus que viene a multiplicar los efectos de la catástrofe.

15
REVISTA EN CONCRETO (2021) p. 24.
III. Conclusiones

A lo largo de este ensayo se ha buscado plasmar los elementos más importantes que
contienen el concepto de la pobreza en nuestro Chile del siglo XIX, esto en gran parte se
sustenta en las observaciones del autor Luis Alberto Romero y a las preconcepciones que se
tienen de la historia del país. En primera instancia lo primero que podemos concluir, es que
las condiciones de la población para desarrollar su diario vivir en esa época eran insalubres
y esto se explica en parte por la generalizada sobrepoblación que se ubicó a lo largo de lo
que son hoy en día nuestras principales ciudades. En este sentido, los gobiernos que
transitaron a lo largo de este siglo buscaron tratar las principales carencias a través de
políticas públicas que no fueron orientadas a nuestros sectores más vulnerables sino hasta el
final de la época. La proliferación de “conventillos” y “casas redondas” fueron foco de la
mayoría de las enfermedades que ocasionaron miles de muertes en la totalidad de la
población, sin distinguir estratos sociales o parcelaciones económicas.

Por un lado, las condiciones insalubres descritas a lo largo de este trabajo justifican que la
esperanza de vida para esa época fuera tan baja en hombres y mujeres; se desprende que las
parcelaciones más populares fueron el principal foco afectado y la realidad habitacional que
vivían fue una relación generalizada entre las carencias sociales y los problemas de salud
que afectaban a tal población. Se concluye que la realidad habitacional, la pobreza y el
hacinamiento son parte de una expresión de crisis social y de salud, en todas sus partes, lo
que justifica como la apariencia de un “arma de doble filo”.

Hoy en día la realidad habitacional de nuestro país presenta una crisis generalizada que se
traduce en el aumento exponencial de campamentos o tomas urbanas, las cuales son foco de
enfermedades y delincuencia; ante esto el gobierno y los que lo sucedan deben presentar un
plan de planificación urbana que ayude a los miles de familias que se ven afectadas por la
necesidad de una vivienda digna.

Sin duda que la pandemia y las enfermedades en general que tienen un alto factor de
contagio, son una arista de este problema que se vive por nuestra población. Las múltiples
recomendaciones que se realizaron a lo largo de la pandemia parecen ser inaplicables bajo
contextos de pobreza o hacinamiento social. Por lo tanto, aún existe un gran desafío en lo
que es la realidad habitacional que tiene que venir acompañado de decisiones concretas,
como una reforma al Decreto Ley 2.695 que fija normas para regularizar la posesión de la
pequeña propiedad raíz y para la constitución del dominio sobre ella o la reforma y
restablecimiento en ciertas zonas del Decreto Ley 3.616 que establece normas sobre
división de predios rústicos, esto en vías de facilitar medios para la obtención de viviendas
para los sectores de la población que viven más hacinados y una significancia en la mejora
de su calidad de vida y salud a lo largo de ella, pero estas son soluciones que tomarían un
análisis extenso que no son el foco de este ensayo.
Bibliografía:

BIBLIOTECA DEL CONGRESO NACIONAL (20 de septiembre de 2022). Periodo de 1833-


1891. República oligárquica y Guerra Civil de 1891.
https://www.bcn.cl/historiapolitica/hitos_periodo/detalle_periodo.html?
filtros=1,2,3,4,5,6&per=1833-1891&pagina=4&K=1#:~:text=Desde%20la%20formaci
%C3%B3n%20de%20la,y%20de%20las%20actividades%20comerciales.

El Independiente, 3 de mayo de 1872, citado en Maximiliano Salinas, "El milagro del


sustento: religión y comida en el folklore de Chile", de su libro En el cielo están trillando,
Editorial USACH, Santiago, 2000, 283.

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS (16 de septiembre de 2022) Esperanza de Vida.


https://www.ine.cl/ine-ciudadano/definiciones-estadisticas/poblacion/esperanza-de-vida.

OLIVEROS BERRIOS, Fabiola (2012) “Las implicancias de la vivienda popular en Chile


1870-1925”. Tesis para optar al grado de Licenciada en Historia con Mención en Estudios
Culturales. Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

PALMA ALVARADO, Daniel. (2004). De apetitos y de cañas. El consumo de alimentos y


bebidas en Santiago a fines del siglo XIX. Historia (Santiago), 37(2), 391-
417. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-71942004000200005.

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión


23.5 en línea]. <https://dle.rae.es> [18 de septiembre de 2022].

REVISTA EN CONCRETO (17 de septiembre de 2022) “El déficit habitacional es una


emergencia nacional”. https://extension.cchc.cl/datafiles/45369-2.pdf.
ROMERO, Luis Alberto (2007) ¿Qué hacer con los pobres? Editorial Ariadna.

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