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El gobierno de Arana organizó un equipo de profesionales para elaborar el Plan de Desarrollo 70-75, el cual proponía una estrategia para modernizar el Estado y llevar a cabo reformas sociales. El plan recibió préstamos por casi US$1,135 millones. Las medidas incluyeron la estructuración del servicio civil, la reorganización del Ministerio de Hacienda, y dar prioridad al sector agrícola. A pesar de estas reformas, la situación política empeoró debido a la insurgencia guerrillera y la represión
El gobierno de Arana organizó un equipo de profesionales para elaborar el Plan de Desarrollo 70-75, el cual proponía una estrategia para modernizar el Estado y llevar a cabo reformas sociales. El plan recibió préstamos por casi US$1,135 millones. Las medidas incluyeron la estructuración del servicio civil, la reorganización del Ministerio de Hacienda, y dar prioridad al sector agrícola. A pesar de estas reformas, la situación política empeoró debido a la insurgencia guerrillera y la represión
El gobierno de Arana organizó un equipo de profesionales para elaborar el Plan de Desarrollo 70-75, el cual proponía una estrategia para modernizar el Estado y llevar a cabo reformas sociales. El plan recibió préstamos por casi US$1,135 millones. Las medidas incluyeron la estructuración del servicio civil, la reorganización del Ministerio de Hacienda, y dar prioridad al sector agrícola. A pesar de estas reformas, la situación política empeoró debido a la insurgencia guerrillera y la represión
El gobierno de Arana organizó, por medio de la Secretaría de Planificación
Económica, un equipo de profesionales para elaborar el Plan de Desarrollo 70-75. Este documento contenía una estrategia para la modernización del Estado, propugnando un gobierno que participase activamente en la economía y susceptible de llevar a cabo algunas reformas sociales para detener el malestar social y frenar la insurgencia. El gobierno contó con el apoyo financiero del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En suma, se calcula que recibió préstamos y donaciones por un valor cercano a los US$1,135 millones de dólares para llevar a cabo estas políticas, lo cual en ese momento era una enorme suma. Las medidas que se contemplaron en este Plan y se realizaron con verdadera celeridad fueron: Estructuración de la carrera de Servicio Civil y la tecnificación de los empleados y funcionarios públicos por medio del apoyo otorgado por el Instituto Nacional de Administración (INAD). Esto con el fin de contar con los recursos humanos capacitados para que trabajaran en las dependencias del Estado.
Reorganización del Ministerio de Hacienda y Crédito Público. Esta cartera
se transforma en el actual Ministerio de Finanzas Públicas, para que el Estado contara con los recursos necesarios para las reformas previstas.
Se crea el Número de Identificación Tributaria (NIT), para identificar a los
contribuyentes y controlar el cumplimiento de sus obligaciones tributarias, pero también para abrir la posibilidad de controlar a la población, con fines políticos.
Se privilegia la atención al sector agrícola al que se considera el pilar
fundamental de toda la estrategia. Fue la primera vez, desde la reforma agraria de Árbenz, que se tenía una visión de conjunto sobre este importante espacio del desarrollo. EL PAPEL DE LA IGLESIA CATÓLICA EN EL INTERIOR DE LA REPÚBLICA Como ya se dijo, a partir del Concilio Vaticano II, la Iglesia Católica había asumido un mayor compromiso con los pobres. Por medio de la Acción Católica y otros grupos, así como gracias a la capacitación de líderes, se comenzó una activa tarea para modernizar el campo. Desde el punto de vista político, estos líderes católicos – muchos de ellos indígenas– se vincularon con el partido Democracia Cristiana Guatemalteca, que los capacitaba en asuntos políticos. Todo esto en los ámbitos locales, porque la jerarquía todavía era muy conservadora y el Arzobispo Metropolitano de Guatemala, Cardenal Mario Casariego, mantenía una estrecha alianza con el Gobierno y con el Ejército. La tempestad política se perfilaba claramente. Después de su derrota en el área rural, los grupos insurgentes se refugiaron en la ciudad y crearon un clima tenso por medio de atentados, secuestros y bombas. En realidad, la insurgencia se reorganizaba encubierta en un vigoroso movimiento urbano de carácter más amplio que propugnaba reivindicaciones salariales de diversos sectores, tales como los pobladores de asentamientos en áreas marginales y los sindicatos. Además los grupos guerrilleros establecían contactos entre sí, y nacía la Organización del Pueblo en Armas (ORPA). La insurgencia tomó la decisión de trasladar los frentes guerrilleros al altiplano occidental, donde existían organizaciones campesinas, muchas de ellas relacionadas con la Iglesia Católica. De estas organizaciones religiosas surgirían varios de los líderes locales del movimiento guerrillero. En el caso de las FAR, esta organización escogió el departamento de Petén para iniciar sus operaciones; y éstas se reestructuraron, dada la muerte de su jefe máximo, Marco Antonio Yon Sosa, ocurrida en México. La comandancia de dicho grupo la asumió Jorge Soto García, conocido en la lucha armada como el comandante Pablo Monsanto. La guerrilla había madurado un pensamiento en el cual se descartaba rotundamente cualquier reformismo, y se preparaba para la lucha por instaurar en el país un estado de corte socialista. También se abandonaba la Teoría del Foco, implementando, de ahí en adelante, la Guerra Popular Prolongada. En la capital, había ganado la alcaldía Manuel Colom Argueta, apoyado por el FUR, con un programa de carácter claramente reformador y con un decidido apoyo popular. En el mes de noviembre de 1970, el Gobierno, luego del asesinato de un grupo de policías por parte de la guerrilla, decretó el Estado de Sitio, impuso el toque de queda y ordenó cateos en la capital. UN BALANCE DEL PERÍODO Durante el gobierno de Carlos Arana Osorio el estado guatemalteco avanzó en consolidarse con una orientación contrainsurgente. Es en este período cuando se instaura todo un cuerpo legal, de información y vigilancia apoyado por escuadrones paramilitares para hacerle frente a la guerrilla en el occidente y en el norte del país. La característica de este Estado contrainsurgente es el irrespeto a las libertades, y el acomodamiento del Estado de Derecho a la represión y el terror. Al mismo tiempo, se había intentado una reforma administrativa que pretendía ser la de más alcances en el último tercio del siglo veinte, pero esta no pudo profundizarse porque el deterioro de la situación política lo impidió. Este tipo de Estado al que nos hemos referido serviría de modelo a otros experimentos parecidos en Latinoamérica. Al final del período de Arana, la situación de confrontación y exclusión política no había cambiado. Los partidos de izquierda luchaban en la clandestinidad, salvo el caso de la URD que, bajo la dirección de Manuel Colom Argueta, seguía participando dentro del esquema político tan limitado que prevalecía. La coalición MLN-PID, en la que se apoyaba el régimen militar, se mantenía intacta en apariencia, ya que había permitido elegir las candidaturas, por parte del MLN, de los abogados Clemente Marroquín Rojas y Mario Sandoval Alarcón; y, por el lado del PID, del general Kjell Laugerud García. La coalición MLN-PID, bajo la presión del propio general Arana, se inclinó a favor de Laugerud García, ministro de la Defensa de su gobierno, como candidato a la presidencia, y de Sandoval Alarcón, Presidente del Congreso, como candidato a Vicepresidente. En la realidad, las votaciones electorales servirían únicamente de fachada a la decisión tomada por el alto mando del Ejército de que los candidatos oficiales asumieran el poder y refrendaran legalmente todo lo que ellos decidían sobre el rumbo del país. Ciertamente, esta decisión arbitraria relativa a las candidaturas golpeó los intereses de muchos políticos que participaban en esta plataforma política. Uno de ellos –el mismo Sandoval Alarcón– se dedicaba a criticar los mecanismos de poder que caracterizaban aquella opción política, dejando en claro el poco valor, que según él, tenía el PID como partido.