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La cuarta revolución industrial está transformando las relaciones económicas y sociales a través de la fusión de las esferas físicas, digitales y biológicas. La educación es crucial para actualizar las competencias de las personas a lo largo de sus vidas ante los rápidos cambios. Afrontar los retos futuros requiere nuevas formas de pensar y estar abiertos al cambio. Las empresas deben retener talento y actualizar constantemente las habilidades de los trabajadores ante el impacto de la tecnología en los empleos.
La cuarta revolución industrial está transformando las relaciones económicas y sociales a través de la fusión de las esferas físicas, digitales y biológicas. La educación es crucial para actualizar las competencias de las personas a lo largo de sus vidas ante los rápidos cambios. Afrontar los retos futuros requiere nuevas formas de pensar y estar abiertos al cambio. Las empresas deben retener talento y actualizar constantemente las habilidades de los trabajadores ante el impacto de la tecnología en los empleos.
La cuarta revolución industrial está transformando las relaciones económicas y sociales a través de la fusión de las esferas físicas, digitales y biológicas. La educación es crucial para actualizar las competencias de las personas a lo largo de sus vidas ante los rápidos cambios. Afrontar los retos futuros requiere nuevas formas de pensar y estar abiertos al cambio. Las empresas deben retener talento y actualizar constantemente las habilidades de los trabajadores ante el impacto de la tecnología en los empleos.
La cuarta revolución industrial, está borrando los límites entre las esferas físicas,
digitales y biológicas, transformando las relaciones productivas, económicas y
comerciales, hasta modificar radicalmente nuestra forma de vivir, de trabajar y de relacionarnos. La educación es el arma más poderosa, que se puede usar, para responder a la necesidad ineludible de actualizar y mejorar las competencias de cada vez mayor número de personas y además a lo largo de sus vidas. Vivimos en una época de grandes transformaciones, que hacen tambalear los fundamentos de nuestro bienestar social, económico, ecológico y cultural. Quizás la mayor crisis de nuestro tiempo sea la del modelo de pensar, el cómo abordamos los problemas. Afrontar los retos del porvenir exige ver el mundo desde nuevas perspectivas. Con mente abierta, corazón abierto y voluntad abierta, para conectar con las posibilidades emergentes y hacerlas realidad. En muchas empresas será prioritario retener a los mejores talentos y en la mayoría de ellas el impacto de la tecnología acortará la vigencia de las competencias de los trabajadores, que necesitarán actualizarlas a lo largo de toda la vida. Inmersos en la cuarta revolución industrial, los empleadores no pueden seguir siendo meros consumidores pasivos de trabajadores competentes, los políticos deben liderar profundos cambios en el sistema educativo y en la regulación del mercado de trabajo y la ciudadanía ha de involucrarse en procesos de aprendizaje a lo largo y ancho de sus vidas. Revolución 4.0 La primera revolución (1784) utilizó la energía del agua y del vapor, para mecanizar la producción. La segunda (1870) empleó la electricidad, para crear la producción en masa y generar la división del trabajo. La tercera (1969) usa la tecnología de la información, para automatizar la producción. Desde inicios del S. XXI asistimos al nacimiento de la cuarta, basada en la revolución digital, caracterizada por la fusión de tecnologías, que está borrando los límites entre las esferas físicas, digitales y biológicas. Volvemos a encontrarnos de nuevo ante un cambio de época, precedida de una globalización desregulada que ha puesto en entredicho las soberanías de la mayoría de los estados (Sampedro, 2013) y tras la resaca de una década de crisis financiera (Tooze, 2018; Vidal, 2018) de consecuencias institucionales, económicas, sociales y laborales, que no terminan de superarse en buena parte de Occidente (Madina, 2018). Mientras las tres primeras revoluciones impactaron primordialmente en maquinaria y tecnología dura, en esta cuarta las personas somos la piedra angular de esta gran transformación. Como seres humanos nos vemos obligados a afrontar individual y colectivamente los retos planteados (Jarche, 2018). Ello implica la disposición al cambio de las personas, pero tanto o más de todos los agentes políticos, de los sectores públicos y privados –academia, empresas, sindicatos, etc. – y de la sociedad en general. Es preciso reformar las organizaciones e instituciones establecidas, comprometerse con los nuevos actores emergentes y apoyar a los ciudadanos, cuyas vidas pueden verse afectadas por los cambios que se avecinan (Neufeind, Reilly & Ranft, 2018). Competencias Entre los primeros informes más elaborados cabe mencionar “Future Work Skills 2020), realizado en el Institute for the Future (IFTF) for the University of Phoenix Research Institute. A través de su proceso “Foresight to Insight to Action” recurre a predicciones en diversas áreas como educación, tecnología, demografía, trabajo y salud, así como a su pronóstico anual “Ten-Year Forescast” que utiliza la metodología de señales. Estas suelen ser innovaciones o interrupciones pequeñas y/o locales, que albergan potencial para crecer en tamaño y distribución geográfica. Para su detección se contó con la colaboración de expertos de distintos perfiles y diferentes disciplinas, que en un taller de contraste de ideas en la sede del Instituto en Palo Alto (California) identificaron los principales motores de los grandes cambios disruptivos del siglo XXI y cómo estos probablemente generarán la demanda de una serie de competencias claves para el futuro del trabajo. A diferencia de otros estudios, que intentan predecir categorías laborales específicas y requisitos laborales, esta investigación analiza las competencias potencialmente demandables en diferentes trabajos y entornos laborales, en lugar de centrarse en trabajos futuros. De esta forma se identificaron seis ejes conductores –drivers– principales del trabajo del futuro y las diez competencias más relevantes para él mismo. Si bien los seis drivers son importantes en la configuración del paisaje en el que emerge cada competencia, los colores y la ubicación indican cuál de ellos tiene una relevancia particular para el desarrollo de cada una de las competencias, que previsiblemente más se van a necesitar en el horizonte del 2020. Educación Si las tres primeras revoluciones industriales convulsionaron principalmente el mundo de las máquinas y de la tecnología dura, todo apunta a que la cuarta va a impactar prioritariamente en las personas, piedra angular de la gran transformación que se avecina. Aunque resulte paradójico, para triunfar en la era de los robots, habrá que invertir en personas. En medio del tsunami de la cuarta revolución industrial la supervivencia de las empresas radicará más en el talento de sus miembros, de su formación, atracción y constante reciclaje, que en la absorción de la tecnología en sí ¿Cuáles son los desafíos que enfrentas como parte de la Revolución 4.0 y como afrontarás dichos desafíos? Los principales desafíos a los que se enfrenta una empresa como parte de la revolución 4.0 son la constantes actualizaciones y transformaciones que sufren las industrias de manera digital y la automatización de procesos en la industria 4.0 para afrontar esto de manera más eficaz y la empresa en la fabricación de sus productos y la entrega de ellos a sus clientes. Por esto considero que las plataformas tecnológicas que usen tienen que proporcionar datos confiables, oportunos y relevantes para transformar la forma en que opera el piso de manufactura y desarrollar productos fuera de nuestra imaginación.