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A esta premisa "Este juicio no admite una demostración a partir de

otras verdades anteriores", nos referimos a la falacia AD HOMINEM,


¿Cómo podría ejemplificarlo usando un ejemplo actual

El “ad hominem” compone la evidencia y defensa del principio de no-


contradicción que no es más que comprender que “si se es algo no se es lo
opuesto”.

A tal principio, también se le puede denominar como “juicio naturalmente


primero” al que nosotros los seres humanos la conocemos y aplicamos de manera
natural y espontanea a diario a partir de la experiencia, así mismo, constituye un
juicio per se notum omnibus, es decir, manifiesto por sí mismo a todos, pero ello
no es una afirmación de que sea una atribución innata de nuestro entendimiento,
porque para emitir este juicio es necesario conocer entes y no-entes, en pocas
palabras nociones de la realidad que captamos a través de nuestros sentidos,
comprendiendo así este principio, un ejemplo de ello es cuando captamos al frío
como ente y al calor como distinto ,por tanto un no-ente. Simplificándose este
principio se le comprende de modo que “es imposible ser y no ser”.

Además, “ad hominem” admite que, por ser el primer juicio, este principio “no
admite una demostración a partir otras verdades anteriores”, manifestación que por
tal involucra indemostrabilidad, sin embargo, ello no implica imperfección o
falacia, puesto que por el contrario “cuando una verdad es patente en sí misma, no
es necesario ni posible probarla”, puesto que solo “requiere ser demostrado lo que
no es evidente de forma inmediata”.

Por otro lado, cabe tener en cuenta que “si, todas las afirmaciones tuvieran que
probarse a partir de otras, nunca llegaríamos a unas verdades manifiestas por sí
mismas, y todo el saber humano estaría infundado”, argumento que experimente
hacia unas lunas en el alba cuando me encontraba leyendo un libro y de pronto
surgió una cuestión ¿qué es un libro?, pues es un conjunto de hojas de papel que
contienen información diversa, pero entonces ¿qué es una hoja de papel?, pues es
una lámina generada a partir de la materia prima del árbol, pero ¿Qué es un árbol?,
pues es un ser vivo que no contiene sistema nervioso y que por lo general es verde
preponderantemente, pero ¿Qué es un color?, así sucesivamente hasta que llegue
a una cuestión en especial que era similar a una respuesta que ya me había dado
previamente.

Así también, otros argumentos que fundamentan este principio son los de
Aristóteles:

• “Para negar este principio habría que rechazar todo significado del lenguaje: si
«hombre» fuese lo mismo que «no hombre», en realidad no significaría nada;
cualquier palabra indicaría todas las cosas o no designaría ninguna; todo sería lo
mismo. Resultaría imposible, entonces, cualquier comunicación o entendimiento
entre las personas. De ahí que cuando alguien dice una palabra, ya está admitiendo
el principio de no-contradicción, pues sin duda pretende que ese término significa
algo determinado y distinto de su opuesto; en otro caso, no hablaría”.
• “Que quien desecha el primer principio debería comportarse como una planta,
porque incluso los animales se mueven para alcanzar un objetivo con preferencia
sobre otros; por ejemplo, al buscar alimentos”.
• “Además, negar este principio supone aceptarlo, pues al rechazarlo se concede
que no es lo mismo afirmar que negar: si se sostiene que el principio de no-
contradicción es falso, se admite ya que lo verdadero no es igual a lo falso,
aceptando así el principio que se quiere eliminar”.

Sin embargo, hubo quienes negaron este principio, tal es el caso en la antigüedad de
(Heráclito y escépticos) y en la época moderna de modo más radical el (marxismo y
relativismo historicista), quienes reducían la realidad al puro devenir “nada es, todo
cambia”, rechazando así la naturaleza estable de las cosas, los entes, la naturaleza del acto
de ser y sus propiedades, cayendo en que no existe entonces un punto de referencia firme
ni un principio de verdad absoluta, que involucraría negativamente en el aspecto de la
vida moral, pues al manifestar lo mencionado, “realidades como el matrimonio o la
sociedad, no tendrían una naturaleza propia, ni leyes estables, sino que dependerían del
sentido que les confieran los hombres a su arbitrio, por consiguiente también
desaparecería el primer principio en el orden del obrar humano, que prescribe hacer el
bien y evitar el mal”. Quedando así un errado principio de actuación, el “yo quiero hacer
esto”. Un ejemplo de ello, se plasma cuando una cantidad considerable de personas se
niegan en reconocer que existe el virus que nos viene aquejando, no portando mascarilla
y en algunos casos extremos que ya se ha visto, toser a propósito a modo de incomodar a
quienes están a su alrededor, exponiendo así su bienestar y el de los demás.

En conclusión, el principio de no-contrariedad es la ley suprema del ente e impulsa a


conocer y obrar evitando la incoherencia” y de modo particular impulsa también el
conocimiento metafísico, debido a ser el juicio fundamental del ente y ayudar a descubrir
su estructura interna y causas. Por tanto, el “ad hominem” es veraz, aunque no posea
demostrabilidad propiamente dicha.

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