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El hombre tiene incomunicabilidad, lo que significa que es único e

irrepetible. Pero además sabemos que un hombre tiene actos y


potencias, y una sustancia que lo hace ser lo que esencialmente es.
¿Considera Usted que un hombre con una enfermedad terminal,
podría apelar a la eutanasia, o considera que esto sería contrario a la
naturaleza humana?

La realidad de que algún día moriremos todos la conocemos e incluso se podría decir que
la afrontamos, “el hombre es el único ser que sabe que va a morir” , pues es la naturaleza
final de nuestro ciclo de vida, sin embargo, cuando más cerca se ve, algunos tienden a ya
no hacerlo, sobre todo cuando piensan que dolerá, hecho que pude palpar en mis abuelos
y más aun cuando uno de ellos “partió” a causa de una enfermedad que le causaba mucho
dolor, razón que hizo que me cuestionara sobre ese aspecto y que manifieste: “la muerte
es inevitable y probablemente muy dolorosa, entonces debo encontrar una solución para
que cuando se acerque mi momento al menos no padezca por ello”, es así que en mi
búsqueda de esa “verdad” encontré una respuesta , la eutanasia, una muerte sin dolor ,
todo ello a una edad muy corta.
Es cierto que es una cuestión especulativa en demasía, puesto que por un lado se aplica a
quienes padecen de enfermedades terminales que prefieren tener sus últimos respiros con
menos dolor que el que tendrían por una muerte natural, pues a medida que su enfermedad
avanza, el dolor también lo hace, pero, por otro lado, constituye ser antinatural pues ello
involucra “inducir su propia muerte”, “suicidarse”, algunos incluso la reconocen como
inmoral. Pero, ¿Por qué es antinatural?, porque lo natural en el sentido metafísico está
relacionado con la esencia, y ambos expresan el “modo de ser de algo”, entonces
contrastando con ello el ser humano es un ser que por naturaleza debe morir por causa
natural y no inducir su propia muerte, por tanto, todo lo contrario, es antinatural.
Además, según García Cuadrado “la muerte en el hombre no sólo es un hecho que se
presenta al término de la vida, sino que se «anuncia» a través del dolor y de la enfermedad
a lo largo de la existencia […] no obstante esa finitud puede abrirnos a la infinitud y a la
trascendencia de Dios. Desde esta perspectiva, la muerte puede servir para conocer un
aspecto esencial de nuestra naturaleza: su carácter creatural”. En oposición también se
argumenta que la persona tiene derecho a elegir una muerte digna por el hecho de ser
humano y por ende “una sustancia pensante”, es decir, racional e inteligente como para
tomar esta decisión.
Al respecto y al haber transcurrido un considerable tiempo desde que me sumergí en esta
cuestión, considero que ambas partes poseen argumentos consistentes, que se debe
valorar la libertad de elección, pero también que va en contra de la naturaleza humana,
por otro lado todavía persiste en mi aunque en menor medida el querer evitar el dolor que
la muerte involucra, aspecto que tiene relación con la eutanasia, es así que comprendo
que debo contemplar más información y así mismo que todavía no estoy en la capacidad
completa de decidir si es correcta o no, pero de lo que si estoy segura es que es antinatural.
La negación de la metafísica supondría la negación de la naturaleza de las cosas y
por tanto que las cosas pueden tener cualquier fin que se estime necesario. Siendo
esto así, hoy en día muchas instituciones se han venido modificando: matrimonio,
familia, etc. ¿Usted considera que existe un orden natural metafísico o todo puede
someterse al cambio? ¿Se puede modificar las instituciones que conocemos en su
naturaleza?
La metafísica contempla el estudio de la realidad, y la realidad “es todo lo que es actuante
y posible y no es contradictorio”, es decir, “si se es algo no se es lo opuesto”, pero también
se sabe que algunas cuestiones están sujetas a accidentes y al devenir. Entonces realidades
como la familia o el matrimonio ¿pueden modificarse en cuanto a su naturaleza?
Evidentemente a lo largo del trayecto de la historia del ser humano, muchos aspectos
cambiaron, sobre todo por la revolución de la tecnología, que permite que la libertad de
expresión esté más presente y que los ideales de muchas cuestiones se expongan y se
hicieran realidad. Es así que hubo cambios o el llamado devenir, pero la naturaleza o la
esencia “modo de ser de algo”, aún persiste, o en palabras de Aristóteles “hay algo que
cambia y algo que permanece”, por ejemplo en el caso de la constitución de los
integrantes de la familia, por lo general solía ser padres e hijos, donde los padres eran
mujer y varón, en cambio hoy en día puede ser conformado por padres del mismo género,
donde el “ser” de la familia no cambia, porque en ambas la razón de ser se brinda en el
cariño, en la unión, en el apoyo, entre otros.
Por otro lado, el principio de no contrariedad o “juicio naturalmente primero” que es la
ley suprema del ente e impulsa a conocer y obrar evitando la incoherencia, se simplifica
en la comprensión que “es imposible ser y no ser”, un ejemplo se da en el matrimonio ,
que se caracteriza por ser la unión y compromiso de amor eterno y mutuo entre dos
personas, entonces si se da está unión entre personas por razones que no sean estas, no se
le puede considerar matrimonio, porque es la verdadera naturaleza de ser de está
institución, más allá del género igual que se pueda manifestar entre los contrayentes.
Además, las personas que participan de estas instituciones sean del genero que sean
poseen la misma capacidad de ser una ejemplar familiar o un ejemplar matrimonio,
porque todos los seres humanos somos racionales y capaces de brindar bienestar mutuo .
Entonces reconociendo lo anterior y que la naturaleza relacionada con la esencia
comprende ser “el modo de ser de algo”, y que cuestiones de género no son lo central de
este, considero que la naturaleza metafísica de las instituciones mencionadas persiste,
pero experimentan cambios.

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