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Casa de Estudios “Torâh Emet” – Proclamando la Dávar de Adonay hasta el retorno de R' Yeshûa Ha'Mashíaj”

‫בית המידרש תורה אמת‬

FESTIVIDADES

CLASE Nº 10

EL MENSAJE DE LOS KITVEI HA'KODESH

Pero esto necesita un mayor desarrollo. Siendo “Las Escrituras” una


biblioteca de libros escritos por muchos autores humanos a lo largo de más
de mil años, parece increíble a algunos que podamos pretender tener un solo
tema, ni digamos condensarlo en un solo capítulo. Además, dicen, ¿No se
contradicen entre sí el TANAJ y los “Kitvê ha'Talmidím Rishoním” [escritos de
los Primeros Discípulos]? ¿No presenta el TANAJ a YHWH como un Elohím
temible, de ira y juicio, enteramente incompatible con el Elohím y Padre de
nuestro Adón R' Yeshûa Ha'Mashíaj? ¿Cómo podemos reconciliar los truenos
del Sinaí con la mansedumbre y la benevolencia del Mesías? Espero que la
verdadera respuesta a estas preguntas resulte evidente en este capítulo al
tratar de mostrar la asombrosa unidad de las Escrituras. Mientras tanto,
baste con expresar la propia afirmación de Las Escrituras de que no contiene
ni una mezcla de contradicciones misceláneas, ni una evolución gradual de
las ideas humanas acerca de Elohím, a medida que los hombres crecían y
descartaban sus nociones infantiles, sino una revelación progresiva de la
verdad de Elohím. Indudablemente hay una progresión. Por ejemplo, el gran
énfasis del TANAJ sobre la unanimidad de YHWH [YHWH EJAD], en contraste
con el degradado politeísmo de las naciones paganas. Hay progresión,

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asimismo desde las enseñanzas registradas de R' Yeshûa hasta el cabal


entendimiento de su persona y su obra que hallamos en las cartas y el
prólogo del libro que contiene la Besoráh [Buenas Nuevas] escrito por
Yojanán [Juan].

Pero esto es exactamente lo que el mismo R' Yeshûa dio a entender que
sucedería cuando dijo a los talmidím [discípulos] en el aposento alto: "Yo
todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ahora no las pueden soportar.
Sin embargo, cuando venga el Ruaj de la Verdad, El los guiará a toda verdad,
porque El no hablará por iniciativa propia, sino que dirá sólo lo que ha oído. El
también les anunciará los eventos del futuro. El me glorificará, porque El
recibirá de lo que es mío, y lo anunciará a ustedes. Todo lo que tiene el Padre es
mío; por esto digo que El recibe de lo que es mío, y lo anunciará a ustedes” [1].
Sin embargo, progresión no es lo mismo que contradicción. Un artista
empieza haciendo un boceto, y luego aplica sus colores a la tela poco a poco
hasta que todo el cuadro (presente desde el principio en su mente, aunque
no en la de los circunstantes) emerge finalmente.
También los padres enseñan a sus hijos paso a paso: "mandamiento tras
mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre
línea, un poquito aquí, otro poquito allá". Pero si son sabios no enseñan nada
en las primeras etapas que deba contradecirse más adelante. Sus enseñanzas
ulteriores suplementan lo que han dicho antes y construyen sobre esa base.
Así ha completado gradualmente Elohím su revelación, ampliándola pero
nunca repudiándola, hasta que finalmente estuvo completa en R' Yeshûa, El
Mesías, la Dávar [Palabra] hecha carne (la mayor revelación que pueda
concebirse), y en el testimonio de los Sheliajím [Emisarios] del Mesías. La
carta a los Ivriím [Hebreos] comienza con una valiosísima declaración de esta
verdad: “En tiempos pasados, YHWH habló en muchas y variadas maneras a
los padres por medio de los profetas. Pero ahora, en el ajarit-hayamim [días
porvenir], El nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien ha constituido dueño
de todo, y por medio de El creó el universo” [2].
El autor concede aquí que hay varias diferencias entre las revelaciones del
TANAJ y la de ahora (en el tiempo que se escribió la carta). La revelación fue
dada en diferentes tiempos ("tiempo pasado" y "días porvenir"), a diferentes
personas ("a los padres" y a "nosotros"), y especialmente de diferentes

1 Yojanán (Juan) 16:12-15.


2 Ivriím 1:1-2.
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maneras ("muchas veces y de variadas maneras"... "por los profetas" y "por Su


Hijo"). Pero aunque la ocasión, los receptores y la forma de la revelación eran
diferentes, el autor era el mismo. Fue Elohím quien habló a los padres de
diversas maneras por medio de los profetas y es Elohím quien nos ha
hablado en y por medio de su Hijo. A la luz de estas declaraciones no
debemos vacilar en considerar a Elohím mismo como el autor de ambos
grupos de Escrituras (TANAJ y de los “Kitvê ha'Talmidím Rishoním”) o
designar a las Escrituras en su totalidad "la Palabra de YHWH".
Continuaremos hablando sobre esto en la lección siguiente. ¿Qué es, pues, lo
que Elohím ha dicho? Las Escrituras son esencialmente una revelación de
Elohím. Una revelación de sí mismo. En las Escrituras oímos a YHWH hablar
de YHWH. Decir esto no es ser inconsecuente con las tesis desarrolladas en
las primeras lecciones, de que Las Escrituras se interesa en la salvación y da
testimonio del Mesías. Porque lo que Elohím dice acerca de sí mismo es,
sobre todo lo demás, que él ha concebido y cumplido un plan por medio de R'
Yeshûa, El Mesías, para salvar a la humanidad.

EL ELOHIM VIVO Y CONSECUENTE


Pero antes de llegar a su actividad salvadora. Hay que considerar dos
verdades básicas acerca de él, que hallan énfasis en todas las Escrituras. La
primera es que es un Elohím vivo y soberano; la segunda, que es
consecuente, es siempre el mismo: "Padre de las luces en el cual no hay
mudanza ni sombra de variación". Una y otra vez se contrasta al Elohím Único
y verdadero con los ídolos muertos del paganismo. Los Naviím [Profetas] y
salmistas ponen en ridículo a los ídolos paganos. Yeshayah [Isaías] describe
la escena en uno de los templos cuando fue capturada Bavel [Babilonia].
Presenta a las principales divinidades babilónicas arrancadas
ignominiosamente de sus pedestales, llevadas en hombros por los hombres y
cargadas en carros. Eran dioses falsos cargados por hombres y convertidos
en "carga sobre las bestias cansadas" y cuando se calma la risa, se oye la voz
de Elohím. Él no es un ídolo que necesite ser llevado por los hombres, porque
él es quien lleva a su pueblo: “Escúchame, O casa de Ya'akov, y todo el
remanente de la casa de Yisra'el: Que han nacido de Mí desde la matriz, y
enseñados por Mí desde la infancia, aun hasta su vejez: Yo soy El, hasta que

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ustedes se hayan puesto Yo soy El, Yo los cargo, Yo he hecho, Yo aliviaré ; sí, Yo
los cargaré y los salvaré” [3].
No sólo la incapacidad de los ídolos para salvar despertaba la burla de los
Neviím [profetas], sino su completa falta de vida: “Los ídolos de las naciones
son plata y oro, la obra de manos humanas. Ellos tienen boca, pero no pueden
hablar; tienen ojos, pero no pueden ver; ellos tienen oídos, pero no pueden oír;
tienen nariz, pero no pueden oler; ellos tienen manos, pero no pueden palpar;
tienen pies, pero no pueden caminar; con sus gargantas no pueden emitir un
sonido” [4]. En contraste con ellos: "Nuestro Elohím está en los Cielos; todo lo
que quiso ha hecho". El es el Elohím vivo, que ve y oye y habla y actúa. Este
Elohím vivo es Soberano, un gran Rey sobre toda la Tierra. Es Rey de la
naturaleza y también Rey de las naciones. Como Rey de la naturaleza,
sostiene el universo que ha hecho y todas sus criaturas. Aun los elementos
feroces están bajo su dominio. "Suyo" es "el mar, pues él lo hizo", y "el viento
de tempestad... ejecuta su palabra". En Tehilím [Salmo] 29 da una dramática
descripción de una tempestad en la cual la "voz de YHWH" quiebra los cedros
del Levanón [Líbano]. Estalla el relámpago, el desierto es sacudido. Los
bosques quedan desnudos. La lluvia provoca inundaciones. A medida que el
desastre se expande uno esperaría que con él se expandieran la aprensión y
la alarma. Pero el salmista está tranquilo y confía en que Elohím maneja las
cosas: “¡YHWH morará sobre la inundación! ¡YHWH se sentará como Rey para
siempre!” [5].
En Tehilím [Salmo] 104 es un primitivo estudio de ecología. En él el salmista
se maravilla de la manera en que las cigüeñas hacen sus nidos en las hayas,
mientras "los montes altos" son "para las cabras monteses" y las "rocas, son el
refugio para los conejos" [104:17]. El Tehilím sigue describiendo cómo
alimenta Elohím a todos los animales: “Todos ellos esperan en ti para que les
des su comida en la debida temporada. Cuando se las das; ellos la recogen;
cuando abres tu mano, están llenos del bien” [6]. En total concordancia con esta
insistencia del TANAJ en que Elohím es el Soberano de la naturaleza, está la
enseñanza de R' Yeshûa en el Sermón del Monte, de que Elohím gobierna los
mundos animados e inanimados. Por un lado, alimenta a las aves del aire y
viste a los lirios del campo; por el otro, "hace salir su sol sobre malos y

3 Yeshayah (Isaías) 46:3-4.


4 Tehilím (Salmo) 115:4-7.
5 Tehilím 29:10.
6 Tehilím 104:27-28.

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buenos" y "hace llover sobre justos e injustos". El Rey de la naturaleza es


también Rey de las naciones. Como dijo Daniyel al rey Nevujadretzar
[Nabucodonosor]: "…el Altísimo gobierna el reino humano, que El se lo da a
quien El le place y que puede levantar sobre ello al más bajo de los mortales”
[7]. En una lección anterior vimos cómo los pequeños países de Yisra'el y

Yehudáh a menudo no parecen más que peones de un ajedrez internacional.


Los grandes bloques de poder del día eran los imperios de Mitzrayím
[Egipto] y la Mesopotamia. Cuando éstos se enfrentaban entre sí en el campo
de batalla, y la marea de la guerra subía y bajaba, Yisra'el y Yehudáh y los
pequeños pueblos vecinos quedaban en medio de los contendientes. Sin
embargo, Yisra'el siempre lanzaba el espléndido grito de fe: “¿Por qué se
enfurecen los Goyim, y las naciones imaginan cosas vanas? Los reyes de la
tierra se levantaron, los soberanos se reúnen juntos, contra YHWH y su
Mashíaj. Ellos gritan: "¡Rompamos sus grilletes! ¡Y echemos de nosotros su
yugo!”. El que mora en el cielo se ríe con desprecio; YHWH se burlará de ellos”
[8].

La misma convicción tenían los Shaliajím [Emisarios] de R' Yeshûa en los días
de los “Kitvê ha'Talmidím Rishoním”. Cuando a Kefa y Yojanán [Juan] se les
prohibió hablar o enseñar en el nombre de R' Yeshûa, ellos convocaron a sus
amigos a hacer tefiláh [oración]. Juntos elevaron sus voces al Eterno Elohím y
"Soberano Adonay", el Creador del universo. Recitaron entonces los dos
primeros versículos del Tehilím [Salmo] 2 (que acabamos de citar),
aplicándolos a Herodes y Poncio Pilato, los gentiles y los gobernantes de
Yisra'el. Estos habían conspirado juntos en Yerushalayím contra R' Yeshûa.
¿Para qué? "Para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían determinado antes
que sucediera". Más aún. Los Neviím [profetas] enseñaban que los
emperadores soldados de la época, algunos de los cuales eran hombres
crueles y despiadados, con todo eran instrumentos en las manos de Ha'Shem.
Salmanasar de Asiria era la vara de su ira, con la cual castigaría a Samaria;
Nevujadretzar [Nabucodonosor] de Bavel [Babilonia] se lo llama en el TANAJ
su "siervo" mediante el cual castigaría a Yerushalayím y Ciro de Persia su
"ungido" para libertar a su pueblo de la cautividad.
Si el Elohím de Las Escrituras es el Elohím Vivo y Soberano, es también
siempre consecuente consigo mismo. Nunca emplea arbitrariamente su

7 Daniyel 4:17.
8 Tehilím (Salmo) 2:4.
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poder soberano. Por el contrario, su actividad es siempre consecuente con su


naturaleza. Una de las declaraciones más importantes sobre Elohím en la
Escritura es que "él no puede negarse a sí mismo". ¿Es sorprendente que se
diga que Elohím "no puede" hacer algo? ¿No puede hacerlo todo? ¿No es
Omnipotente? Sí, puede hacer cualquier cosa que le plazca, cualquier cosa
que sea consecuente con su naturaleza. Pero su Omnipotencia no significa
que pueda hacer absolutamente cualquier cosa que se le ocurra; los límites
están puestos por su propia consecuencia consigo mismo. A veces se suelen
oponer el amor y la ira de Elohím, junto con sus obras de salvación y juicio,
como supuestamente incompatibles. Ya hemos mencionado cómo algunas
personas imaginan al Elohím descripto en el TANAJ como un Elohím de ira y
al descripto en los “Kitvê ha'Talmidím Rishoním” como un Elohím de
misericordia. Pero ésta es una falsa antítesis. El TANAJ lo revela también
como un Elohím de misericordia, mientras que los “Kitvê ha'Talmidím
Rishoním” lo revela también como un Elohím de juicio. En realidad, toda La
Escritura, tanto el TANAJ como los “Kitvê ha'Talmidím Rishoním”, lo
presentan simultáneamente como un Ha'Elohím de amor e ira. Los escritores
inspirados no se sienten desconcertados por esto como muchos modernos
parecen estarlo.
Así, el Sheliaj [Emisario] Yojanán [Juan] puede decir a sus lectores cómo
"Porque Elohím amó tanto al mundo, que dio a su único e incomparable Hijo,
para que todos los que en El confíen puedan tener vida eterna…” [3:16] y al
final del mismo pêreq [capítulo] declarar que “El que confíe en el Hijo tiene
vida eterna. Pero el que desobedezca al Hijo no verá esa vida, sino que
permanece sujeto a la ira de Elohím” [3:36]. Asimismo Shaúl puede describir
a sus lectores como "estábamos en camino a la ira de Elohím, tal como todos
los demás" [9] y en el versículo siguiente escribir que Elohím es "Pero Elohím
es tan rico en misericordia y nos ama con un amor tan intenso” [2:4]. La única
explicación que dan Las Escrituras de esta ambivalente actividad de Elohím,
de sus hechos de salvación y de juicio, es simplemente que él es así. Tal es su
carácter y por eso actúa de esa manera. "Elohím es amor" y por lo tanto ama
al mundo y ha dado a Su Hijo por nosotros. Pero también es un "fuego
consumidor". Su naturaleza perfecta de ser Kadoshím [apartado, santificado]
no puede contemporizar jamás con el mal, sino que, por decirlo así, "lo
devora". Está siempre implacablemente en contra de él.

9 Efesiyím (Efesios) 2:3.


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Una de las formas en que Las Escrituras expresan esta verdad de la propia
coherencia de Elohím es cuando dicen que debe "satisfacerse a sí mismo" y
que lo hace. Es decir, que es siempre perfectamente él mismo y actúa en forma
que es fiel a sí mismo. En toda situación se expresa él mismo tal como es, en
misericordia y en juicio. Habiendo centrado la atención en la revelación
Escritural de Un Elohím Vivo y Soberano por una parte, y consecuente
consigo mismo por otra, no cabe duda de que la manera fundamental como el
Elohím vivo se ha expresado es en la “gracia”. Quien no conoce el significado
de la gracia no puede entender el mensaje de La Escritura. El Elohím de La
Escritura es el "Elohím de toda gracia". Gracia es amor, pero un amor de una
clase especial. Es el amor que se inclina y se sacrifica y sirve, amor que es
bondadoso para con el que no lo es y generoso para con el desagradecido e
inmerecedor. La gracia es el favor libre e inmerecido de Elohím, que ama al
que no merece ser amado, busca al fugitivo, rescata al perdido sin esperanza,
y levanta al mendigo del estercolero para hacerlo sentar entre los príncipes.
Es la gracia lo que llevó a Elohím a establecer su pacto con el pueblo de
Yisra'el. La gracia de Elohím es la gracia del Pacto. Es verdad que también se
manifiesta a todos, sin distinción.
Esto es lo que se llama su "gracia común", por la cual él da a todos sin
discriminación bendiciones tales como la razón y la conciencia, amor y
belleza, vida y alimentos, matrimonio e hijos, trabajo y ocio, gobierno
ordenado y muchas otras cosas más. Pero el hecho de que Elohím entre en un
pacto especial con un pueblo especial puede considerarse como su distintivo
acto de gracia. Porque en él tomó la iniciativa de escoger a un pueblo para sí
y prometerle ser su Elohím. No escogió a la nación de Yisra'el porque fuera
más grande o mejor que otros pueblos. La razón para haberlo escogido
residía en él, no en ellos. Como dijo Moshé: “Porque ustedes son un pueblo
apartado como Kadosh para YHWH su Elohim. YHWH su Elohim los ha
escogido a ustedes de entre todos los pueblos en la faz de la tierra para ser su
propio tesoro preciado. YHWH no puso su corazón en ustedes o los escogió
porque ustedes numeraban más que ningún otro pueblo –al contrario, ustedes
eran los menos de todos los pueblos. Más bien, fue porque YHWH los amó, y
porque El quiso guardar la promesa que hizo a sus padres, que YHWH los sacó
con mano fuerte y los redimió de una vida de esclavitud bajo la mano de
Faraón rey de Mitzrayim [Egipto]” [10].

10 Devarím (Deuteronomio) 7:6-8.


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"Pacto" es un término legal, y significa “cualquier compromiso que obligue”.


Cuando se menciona en Las Escrituras para describir lo que Elohím ha hecho,
sin embargo, no debe considerárselo como un acuerdo entre dos partes
iguales, una suerte de contrato mutuo. La palabra "pacto" se escribe en
hebreo [‫( ]ברית‬Brit) y significa: “pacto, convenio, alianza, acuerdo” y en griego
se escribe [διαθηκης] “diatheke” como “alianza” en las cartas de los “Kitve
ha'Talmidím Rishoním” [Escritos de los primeros discípulos]. Hay un juego
sobre los dos significados de la palabra, a fin de aclarar que el Pacto de
Elohím es como una última voluntad y testamento en que ha hecho
libremente ciertas promesas. Las promesas de su Pacto no son
incondicionales, puesto que se exige a su pueblo obedecer sus mitzvot
[mandamientos] y ésta es su parte en el Pacto. Pero Elohím mismo establece
los mitzvot así como las promesas. De modo que aun el Pacto del Sinaí es un
Pacto de gracia. Es importante, pues, entender que el Pacto de Elohím es el
mismo, desde Avraham hasta la llegada del Mesías, de modo que los que son
del Mesías por la emunáh [fe obediente] son por lo tanto hijos de Avraham y
herederos de las promesas que Elohím le hizo. La Ley que entregó en el Sinaí
no anula el pacto de gracia. Por el contrario, en el Sinaí el pacto de gracia fue
confirmado y renovado. Hay tres etapas en la obra del Pacto de Elohím,
expresadas en las palabras "redención", "adopción", y "glorificación".

LA REDENCIÓN [GUE'ULÁ]
Gue'ulá [‫( ]גאולה‬redención) no es originalmente una palabra de connotación
Escritural, sino comercial. A menudo en el TANAJ (al igual que hoy) leemos
acerca de la Gue'ula de una tierra que se había hipotecado o de alguna
manera enajenado. Ciertas personas tales como esclavos y prisioneros,
necesitaban también ser redimidas. En cada caso algo o alguien se compraba,
restituyéndolo de algún estado de alienación o esclavitud. Redimir era
“comprar la libertad de alguien, recobrar mediante el pago de un precio algo
que se había perdido”. Esta es la palabra que se aplicó al primer acto de gracia
de Elohím hacia su pueblo. Cuando por alguna razón se había perdido,
separado de Él y de su patria en el exilio o en el cautiverio, los liberaba de su
esclavitud y los restituía a la tierra de Eretz Yisra'el. Esto se repitió tres veces
en la historia de nuestro pueblo. Primero, Elohím llamó a Avraham de Ur de
los caldeos (no fue estrictamente hablando una redención, pues Avraham no

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había estado aún en Canaán), luego liberó a Yisra'el de su esclavitud en la


tierra de Mitzrayím [Egipto] y finalmente a los exiliados de su cautividad en
Bavel [Babilonia]. En cada caso él llamó, actuó, liberó y los trajo a la tierra
que había prometido a nuestro pueblo. Este es el trasfondo de la gran obra
de Gue'ulá [redención] realizada por R' Yeshûa Ha'Mashíaj. Ahora la
alienación y la esclavitud del hombre son espirituales. Es su pecado -su
rebelión contra la autoridad de su Creador y el bienestar de su semejante- lo
que lo ha esclavizado y separado de Elohím. Un hombre en pecado es un
hombre bajo juicio, que no merece sino la muerte a causa de su rebeldía.
En esta situación de impotencia y desesperación vino R' Yeshûa Ha'Mashíaj.
Tomó sobre sí la naturaleza humana al nacer y la culpa del hombre al morir.
En el lenguaje severo, sin adornos, los “Kitvê ha'Talmidím Rishoním”, leemos
que primero fue "hecho carne" y después "hecho pecado", y aun "hecho
maldición" por nosotros. Porque la simple verdad es que tomó nuestro lugar.
Se identificó tan completamente con nosotros en nuestra situación, que llevó
nuestro pecado y murió nuestra muerte. Nuestra vida estaba perdida por
causa del pecado. El murió en lugar nuestro, experimentando en nuestro
lugar la desolación de las tinieblas del abandono de Su Padre. Los escritores
de los “Kitvê ha'Talmidím Rishoním” trazan varias veces una analogía entre la
fiesta de Pésaj [Pascua], que inició la redención de Yisra'el de Mitzrayím
[Egipto], y la muerte del Mesías, que aseguró nuestra redención del pecado.
La vida de todo primogénito en Mitzrayím estaba en peligro, pero Elohím
dispuso aceptar en cambio la vida de un cordero, si primero su sangre era
derramada y luego salpicada sobre el dintel y los postes de la puerta del
frente de la casa de cada hogar judío. Al ver Elohím la sangre, pasaba sobre la
casa para protegerla de su propio juicio.
El cumplimiento en los “Kitvê ha'Talmidím Rishoním” es dramático. Yojanán
muestra en su libro de la Besoráh [Buenas Nuevas] que R' Yeshûa derramaba
su sangre en el madero de tormento en el preciso momento en que se
estaban sacrificando los corderos pascuales a las 3 de la tarde. Shaúl escribió
que “Despójense del viejo jametz para que puedan ser una masa nueva, porque
en realidad ustedes están sin levadura. Por lo que [El Mesías], nuestro Cordero
de Pésaj ya fue sacrificado” [11], y mientras Kefa se refiere a "… fue la costosa
muerte del sangriento sacrificio del Mashíaj, como un cordero sin defecto o

11 Qorintiyím Álef (1º Corintios) 5:9.


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mancha” [12], que fue derramada para redimimos y con la cual debemos ser
(simbólicamente, desde luego) "rociados". Luego que El Mesías, el Cordero de
Elohím, se ofreció a sí mismo como nuestro sacrificio de Pésaj, hubo
derramado su sangre y murió, Elohím lo levantó de los muertos para
vindicarlo y demostrar que su sacrificio por el pecado no había sido ofrecido
en vano. Ahora se lo describe que "el Mashíaj está sentado a la diestra de
Elohím” [Qolosiyím (Colosenses) 3:1], descansando de su obra de redención
terminada y coronado de gloria y honor, habiendo obtenido para nosotros
"eterna redención". Y las multitudes celestiales cantarán por la eternidad:
"¡Digno es el Cordero sacrificado de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría,
la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza!" [13].

LA ADOPCIÓN
La gue'ulá [redención] es un concepto en gran parte negativo. Enfoca la
situación de la liberación y del precio que hubo que pagar. Ciertamente ser
redimidos del pecado por la sangre del Mesías es ser redimidos "para Elohím
". Pero este aspecto positivo de la salvación se acentúa también en el
concepto de la adopción de los pertenecientes a la casa de Efrayím que se
habían gentilizados y de los mismos goyim [gentiles] que comenzaban a creer
en el mensaje de salvación, y que pasarían a ser considerados hijos de
Elohím. Shaúl cuando escribe a la Casa de Efrayím esparcida en la Galút
[cautiverio] gentilizada les dice: “pero cuando la hora designada llegó, Elohím
envió a su Hijo. El nació de una mujer, nacido a una cultura donde la
perversión legalista de la Toráh era la norma, para que redimiese a los que
estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos” [14].
Redimidos de la esclavitud y adoptados como hijos -éste es el glorioso doble
privilegio de aquellos que ponían su confianza en El Mesías. La relación con
Elohím por parte de los pertenecientes a la Casa de Efrayím que se habían
gentilizado y a los goyím [gentiles] que abrazaron el Pacto es la de hijos. Y en
relación a los últimos, es parte esencial de la promesa realizada a Avraham:
"Yo soy El Shaddai [Elohim amo de todos los ruajim inmundos], sé bien
placentero delante de mí y sé sin culpa. Yo haré mi Pacto entre Yo y tú, y Yo

12 Kefa Álef (1º Pedro) 1:9.


13 Gilgalút (Revelación) 5:12.
14 Galút-Yah (Gálatas) 4:4-5.

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aumentaré tus números grandemente. Avram cayó sobre su rostro, y Elohim


continuó hablando con él: "En cuanto a mí, este es mi Pacto contigo: tú serás el
padre de muchas naciones. Tu nombre ya no será Avram [padre exaltado], sino
tu nombre será Avraham [padre de muchos], porque Yo te he hecho padre de
muchas naciones. Yo te causaré ser muy fructífero. Yo haré naciones de ti, reyes
descenderán de ti” [15].
Este hecho de "pertenecer a YHWH" era manifiesto ya en los días del TANAJ.
La fórmula del pacto, empleada cada vez que se lo renovaba, era: "Yo seré
vuestro Elohím y vosotros seréis mi pueblo". Además, esta adopción de Yisra'el
como el pueblo de Elohím siguió inmediatamente a su redención. Una y otra
vez Elohím tenía que recordárselos diciendo: "Yo soy el YHWH tu Elohím, que
te sacó de tierra de Mitzrayím [Egipto], de casa de servidumbre". El los había
redimido. Eran suyos. Se los había explicado claramente durante el tiempo
entre su redención de la tierra Mitzrayím y la renovación del pacto en el
Sinaí: “Ustedes han visto lo que Yo hice a los Mitzrayimim, y como Yo los cargué
sobre alas de águila y los he traído a mí. Ahora si ustedes prestan cuidadosa
atención a lo que Yo digo y guardan mi Pacto, entonces ustedes serán mi
propio tesoro de entre todos los pueblos, porque toda la tierra es mía; y ustedes
serán un reino de kohanim para mí, una nación apartada.' Estas son las
palabras que tienen que hablar a los hijos de Yisra'el” [16].
A menudo se comparó este pacto, por el cual el pueblo redimido de Elohím se
tornó su posesión, su especial tesoro, con un pacto matrimonial. Elohím era
el esposo de su pueblo. Se había deleitado en el primer amor de su esposa y
su devoción en el desierto. Pero en Canaán ella fue tras sus "amantes", los
baales de los santuarios locales. Se convirtió en adúltera, y hasta el TANAJ la
describe como “una ramera”. Ella rompió el Pacto. La metáfora del
matrimonio continúa y se amplía en los “Kitvê ha'Talmidím Rishoním”. Shaúl
describe cómo "Él Mesías amó a la Kehiláh [Asamblea] Mesiánica y se entregó
a sí mismo por ella", pero agrega cuán preocupado estaba -aun imbuido de
celos divinos porque su esposa fuera de alguna manera extraviada "de la
sincera fidelidad al Mesías". Sin embargo, la relación entre Elohím y su pueblo
en los días de los “Kitvê ha'Talmidím Rishoním” se expresa más a menudo en
términos del Padre y su familia, que del esposo y la esposa. Es un desarrollo
de la convicción de que Yisra'el era el "hijo primogénito" de Elohím. R' Yeshûa

15 Bereshit (Génesis) 17:1-6.


16 Shemot (Éxodo) 19:4-6.
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enseñó a sus talmidím [discípulos] a considerar a Elohím como su Padre


celestial y a ellos mismos como sus hijos amados, a orarle como su Padre, a
confiar en que su paternal cuidado supliría sus necesidades materiales, y a
interesarse por el nombre, el reino y la voluntad de su Padre. Uno de los
mayores privilegios que nos concede el ser hijos de Elohím a través del
Mesías (judíos y gentiles) es tener en nosotros el Ruaj Ha'Kodesh [Soplo de
santidad]. La presencia personal y permanente del Ruaj Ha'Kodesh en
nuestros corazones es una bendición característica, distintiva de la misma
era mesiánica, y de cada individuo creyente en la fe en El Mesías de Yisra'el.
Porque "somos hijos" de Elohím y el "envió a nuestros corazones el Rúaj de su
Hijo". Shaúl se extiende sobre esto y dice: “Todos los que son guiados por el
Ruaj de Elohím, son hijos de Elohím. Porque no recibieron ruaj de esclavitud
para traerlos otra vez a tener temor; por el contrario ustedes recibieron el Ruaj
que nos hace hijos, y por el poder del cual gritamos: "¡Abba!"(Esto es: "¡Amado
Padre!"). “El Ruaj mismo da testimonio a nuestro ruaj que somos hijos de
Elohím” [17]. Así, pues, puede describirse la vida de los hijos de Elohím como
"vida en el Rúaj". Es una vida vivida bajo la dirección y por el poder del Rúaj
Ha'Kodesh. El da testimonio a nuestro rúaj de que somos hijos de Elohím.
Como "rúaj de jojmáh [sabiduría] y de gilgalút [revelación]" en nuestro
conocimiento de Él Mesías, abre también los ojos de nuestro ser interior para
que le conozcamos mejor. Y es el Rúaj Ha'Kodesh que busca guiarnos a una
vida kadoshím [apartada], para hacemos semejantes al Mesías. El vence el
poder de nuestra vieja naturaleza (la carne) y hace que maduren en nuestro
carácter sus frutos de “amor, alegría, Shalom, paciencia, amabilidad, bondad,
fidelidad, humildad, dominio propio. Nada en la Toráh está en contra de estas
cosas” [18]. Los hijos de Elohím forman su familia, la Kehiláh del Mashíaj,
gozando de una directa continuidad como el pueblo de Elohím, tal como era
en los días del TANAJ, pero ahora completando nuestra fe, al tener al Mesías
con nosotros.
Esta hermandad (entre judíos y gentiles) trasciende todas las barreras
raciales y sociales. Porque el Mesías derribó lo que dividía a los judíos y a los
gentiles, y Shaúl dedica gran parte de su carta a los Efesiyím [Efesios] a fin de
demostrar que los judíos y gentiles participan en el Mesías en igualdad de
términos, como conciudadanos del mismo Reino de Elohím y miembros de la

17 Romaniyím (Romanos) 8:14-16.


18 Galút-Yah (Gálatas) 5:22-23.
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familia de Elohím. Existía otra gran brecha divisoria en la sociedad


contemporánea, entre esclavos y libres. En el imperio romano los esclavos no
tenían derechos ante la ley; todos los privilegios pertenecían a los libres.
Pero cuando Shaúl llevó al Mesías a un esclavo fugitivo, Onésimo, lo devolvió
a su amo, Filemón, rogándole que lo recibiera "no más como esclavo, sino más
que un esclavo, como un amado hermano" [19]. Los efectos sociales de la
Besoráh [Buenas Nuevas] eran explosivos y transformadores. Para resumir
esta unidad, esta igualdad de todos los miembros de la familia de Elohím,
Shaúl escribió: “ya no hay ni Judío ni Gentil; ni esclavo ni libre; ni varón ni
hembra; porque en unión con el Mashíaj Yeshûa ustedes todos son uno” [20].
Este pueblo de Elohím es un pueblo kadosh [apartado], esto es, distinto o
separado, apartado del resto de la humanidad para pertenecer a Elohím. Por
lo tanto todos sus miembros están llamados a ser lo que son, a manifestar en
su carácter y conducta la santidad de su condición. Están "llamados a ser
kadosh", es decir, llamados a ser diferentes del mundo secular y no vivir
conformados a sus normas. "No haréis como hacen ellos", había dicho Elohím
a nuestro pueblo Yisra'el en el desierto, refiriéndose tanto a los egipcios
como a los cananeos. De la misma manera R' Yeshûa, en la Enseñanza del
Monte, dijo "no sean" como ellos, refiriéndose a los goyím [gentiles] tanto
como a los Perushím [fariseos].
En cambio, el verdadero creyente y talmíd ha de seguir a R' Yeshûa
Ha'Mashíaj. Y sus normas éticas absolutas están establecidas en la Besoráh
[Buenas Nuevas], y la Toráh. Las cartas de los Sheliajím [Emisarios] también
aportan normas de conducta. No debe caerse en la tentación de pensar, sin
embargo, que el llamado del Mesías a su pueblo a ser "kadosh" o "diferente"
proporcione excusa alguna para retirarse del mundo en un aislamiento
absoluto. Por el contrario, a aquellos a quienes ha "escogido del mundo", Él
Mesías los envía de vuelta "al mundo" como sus representantes, para darse a
sí mismos a otros en humilde servicio y testimonio. Además, al permanecer
por Él Mesías en el mundo, buscando servir a sus necesidades pero
rehusando asimilarse a sus normas, experimentarán la oposición del mundo.
R' Yeshûa advirtió que éste los aborrecerá, y aun los perseguirá por su misma
diferencia. De modo que tendrán que sufrir. En realidad, sufrir injustamente
y renunciar a la venganza es otra parte de la vocación del verdadero talmíd

19 Pilemón (Filemón) 1:16.


20 Galut-Yah (Gálatas) 3:28.
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de R' Yeshûa. Porque Él Mesías nos dejó un ejemplo de esto, para que
siguiéramos sus pisadas.
Pero el sufrimiento conduce a la gloria. Así fue para Él Mesías. Y así es para
sus seguidores. Kefa nos ordena a regocijarnos en nuestra participación en
los sufrimientos de Él Mesías y en nuestra participación anticipada en la
gloria que ha de revelarse. Shaúl dice lo mismo: “y si somos hijos, entonces
también somos herederos, herederos de Elohím y herederos conjuntos con el
Mashíaj; con tal que estemos sufriendo con El, de manera que también seamos
glorificados con El” [21]. Estas son algunas de las implicaciones de todos
aquellos que son sus hijos y que fueron "adoptados" en la familia de Elohím.
Como hijos de nuestro Padre Kadosh, somos la morada de su Rúaj, unidos en
una hermandad con todos los otros creyentes y talmíd, embajadores de Él
Mesías en el mundo, sirviendo y sufriendo por su causa, y también
coherederos con Él Mesías. Porque ser hijo es ser heredero. El sufrimiento es
la señal de la gloria. Esto nos lleva directamente a la tercera etapa en el
desarrollo del plan de Elohím para la salvación: la "glorificación".

LA GLORIFICACIÓN
Los “Kitvê ha'Talmidím Rishoním” rebosa de esperanza en la fe. Nos recuerda
que aunque en el pasado hemos sido redimidos del pecado por Él Mesías y
ahora gozamos los privilegios que nos ha conferido la adopción como hijos
en la familia de Elohím, aún falta mucho más por venir. Y anticipamos
ansiosamente esa consumación. Porque nuestra "esperanza" como creyentes
en la fe en Él Mesías no tiene incertidumbre alguna. Es una gozosa y confiada
expectación, basada en las promesas de Elohím. Y nos sostiene mientras
marchamos cual peregrinos hacia nuestro hogar prometido por R' Yeshûa
[ver Yojanán (Juan) 14:1-4]. ¿Cuál es el objeto de nuestra esperanza? ¿Qué es
lo que avizoramos más adelante? Shaúl lo llamaba "la esperanza de la gloria".
Pero, ¿qué significa esto?
 Primero, el retorno por segunda vez del Mesías. Hoy no está de moda
creer en esto, al menos en sentido literal. Pero R' Yeshûa dijo clara y
repetidamente que iba a volver, y que su retorno sería "con poder y
gran gloria". Los Sheliajím [Emisarios] se afirmaron sobre esta

21 Romaniyím (Romanos) 8:17.


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seguridad. Su venida será personal y visible, aunque su carácter


trascendente la coloca más allá de nuestro entendimiento presente:
“Porque cuando venga el Ben Ha Adam, será como un relámpago, que se
ve destellar brillante desde el este y llena el firmamento hasta el
horizonte oeste” [22].
 Segundo, la resurrección. Resurrección no es lo mismo que
"resucitación". Aquellos que R' Yeshûa levantó de la muerte durante su
ministerio terrenal resucitaron en este segundo sentido. Volvieron de
la muerte, reasumieron su anterior modo de vida, y después volvieron
a morir por segunda vez. La resurrección, en cambio, significa el
comienzo de una nueva vida, diferente, inmortal. De modo que
nuestros cuerpos resucitados, aunque conservando cierta continuidad
con nuestros cuerpos actuales, serán también transformados. Serán
tan diferentes, dice Shaúl, como lo es la planta de la semilla de la cual
ha brotado. Estarán libres de corrupción y de "la carne", la vieja
naturaleza que en cierto modo les pertenece. Tendrán también nuevos
poderes. De hecho, el cuerpo de nuestra resurrección será un "cuerpo
de gloria", como el del Mesías.
 Tercero, el juicio. Cuando venga Él Mesías, se completarán tanto la
salvación como el juicio. Porque ambos son procesos comenzados en
esta vida, como enseñó R' Yeshûa. Seremos juzgados de acuerdo a
nuestras obras. No podemos ser justificados (obtener la aceptación de
Elohím) por nuestras obras; la justificación sólo es por la gracia de
Elohím mediante la emunáh [fe obediente] en Él Mesías y su obra
consumada. Pero seremos juzgados por nuestras obras, porque el
juicio será un acontecimiento público, y nuestras "obras" -lo que
hayamos dicho y hecho- será la única evidencia pública que probará la
presencia (o ausencia) de una emunáh que salva. Aquellos cuyas obras
revelen que han desobedecido a la Besoráh [Buenas Nuevas], la Toráh y
rechazado a Él Mesías, estarán perdidos. Cualquiera sea su exacta
naturaleza, el castigo es una terrible realidad. Él Mesías lo llamó "las
tinieblas de afuera" y nos mandó temer a Elohím "No teman a los que
matan el cuerpo, porque no tienen poder para matar el alma. Por el

22 Matityah (Mateo) 24:27.


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contrario teman al que puede destruir ambos, cuerpo y alma en el Guei-


Hinnom" [23].
 Cuarto, el nuevo universo. Se lo describe de diversas maneras. Habrá
"un nuevo cielo y una nueva tierra", porque Elohím hará "nuevas todas
las cosas". R' Yeshûa lo llamó "la regeneración", Shaúl habló de "reunir
todas las cosas en Él Mesías" y Kefa la "restauración de todas las cosas."

El libro de Gilgalút [Revelación] describe que en ese período no habrá más


hambre, ni sed, ni más calor agobiante ni insolación, ni más lágrimas ni dolor,
ni más noche, ni más condenación, ni más muerte. Gracias a Elohím por estas
ausencias. Pero gracias a Elohím, más aún, por la razón de ellas, es decir la
presencia -la presencia central, dominante- del trono de Elohím. Cuando se
concedió a Yojanán [Juan] su visión de la realidad celestial y se le permitió
espiar a través de "una puerta abierta", lo primero que sus ojos descubrieron
fue "un trono", el símbolo de la soberanía absoluta de Elohím H el REY. Todo
el resto de su visión se relacionaba con ese trono. En él estaba sentado el
Padre, y el Cordero lo compartía, junto con los "siete ruajím de Elohím" que
representaban al Rúaj Ha'Kodesh. A su alrededor, en círculos concéntricos,

23 Matityah (Mateo) 10:28.


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había veinticuatro ancianos que representaban a todos los elegidos y cuatro


seres vivientes a la creación, y más allá de ellos miríadas de malajím
[mensajeros]. Del trono salían relámpagos y truenos, y delante de él se
hallaba una gran multitud compuesta por los redimidos, procedentes de
todas las naciones y lenguas, vestidos con ropas blancas de justicia,
blandiendo ramas de palma de victoria y atribuyendo su salvación a su
Elohím que está sentado en el trono, y al Cordero.

La Toráh empieza con la creación del universo y termina con la recreación


del universo. En el comienzo continúa con la descripción de la caída del
hombre en un huerto y la pérdida del paraíso; y termina en un huerto, con el
paraíso reconquistado. Aquí están el árbol de la vida para alimento y
sanidad, y el agua de vida para refrescar. Y se ve el "río de agua de vida" que
sale "del trono de Elohím y del Cordero". Porque al fin se ha consumado el
Reino de Elohím. Toda la creación está sujeta a él. Y las bendiciones de
nuestra herencia final se deberán a su gobierno perfecto. Así, pues, la gran
multitud canta: “¡Haleluyah!" "YHWH, El-Shaddai, ¡ha comenzado su Reino!”

Clase 10 – “El mensaje de los Kitvei Ha'Kodesh” Página 163


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[24].Y de alguna manera su pueblo redimido, adoptado, glorificado,


participará en su reinado: “¡Y reinarán por la Eternidad!”

24 Gilgalút [Revelación] 19:6.


Clase 10 – “El mensaje de los Kitvei Ha'Kodesh” Página 164

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