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Este documento presenta un resumen de la historia de la alianza entre Dios y el pueblo de Israel desde Abraham hasta David. Comienza con Dios eligiendo a Abraham y estableciendo una alianza con él y su descendencia. Luego describe cómo los israelitas fueron esclavizados en Egipto antes de ser liberados por Moisés, y cómo Dios los guió hasta la Tierra Prometida. Finalmente, habla sobre cómo Dios eligió a David para ser rey y establecer su dinastía.
Este documento presenta un resumen de la historia de la alianza entre Dios y el pueblo de Israel desde Abraham hasta David. Comienza con Dios eligiendo a Abraham y estableciendo una alianza con él y su descendencia. Luego describe cómo los israelitas fueron esclavizados en Egipto antes de ser liberados por Moisés, y cómo Dios los guió hasta la Tierra Prometida. Finalmente, habla sobre cómo Dios eligió a David para ser rey y establecer su dinastía.
Este documento presenta un resumen de la historia de la alianza entre Dios y el pueblo de Israel desde Abraham hasta David. Comienza con Dios eligiendo a Abraham y estableciendo una alianza con él y su descendencia. Luego describe cómo los israelitas fueron esclavizados en Egipto antes de ser liberados por Moisés, y cómo Dios los guió hasta la Tierra Prometida. Finalmente, habla sobre cómo Dios eligió a David para ser rey y establecer su dinastía.
revelación y fe (i) La alianza de Dios con el pueblo de Israel Dios ama a los hombres como un Padre, y jamás las abandona: sacia de bienes sus anhelos cuanto salió de sus manos es bueno; y los colma de gracia y de ternura. sobre todo, el hombre, El amor gratuito de Dios a los hombres creado a su imagen y semejanza. se ha manifestado en una historia Así comenzó la historia que la Iglesia nunca ha dejado de narrar del amor de Dios a los hombres. y que los cristianos acogemos con fe y gratitud. El hombre rompió su amistad con Dios. Esta historia nos recuerda Pecó, se apartó de él. que Dios ha creado el mundo Desde entonces y ha dado al hombre la vida. el corazón del hombre perdió la paz. Él escogió a Israel Sus hijos vendrán a este mundo, para confiarle su designio heridos ya por el pecado y la división, de reunir en una familia por el dolor, la soledad y la muerte. a los pueblos de la tierra Pero el amor de Dios dispersos por el pecado. fue más fuerte que el poder del pecado. Esta historia nos recuerda Dios no abandonó a sus hijos rebeldes: que Dios cumplió su designio desde siempre estuvo dispuesto al enviarnos a su Hijo, a darles su perdón misericordioso nacido de la Virgen María, y les ofreció, incansablemente, su salvación. una mujer del pueblo de Israel. Y continuó la historia Esta historia nos recuerda del amor de Dios a los hombres. que Jesús resucitado nos envió el Espíritu Santo: Un día Dios eligió gracias a la acción de este Espíritu a un hombre llamado Abrahán los hombres podemos hoy, en la Iglesia, para hacer llegar su amor a los pueblos. invocar a Dios como Padre —Sal de tu tierra, le dijo, y vivir unidos como hermanos y vete a la tierra que te mostraré. hasta que el Señor vuelva. Te haré padre de una muchedumbre de pueblos El cielo y la tierra, a quienes por ti bendeciré lo visible y lo invisible, y haré llegar mi amor. todo cuanto existe Abrahán obedeció es obra del amor de Dios y marchó como le había dicho el Señor. que cuida de sus criaturas Una noche el Señor dijo a Abrahán:
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—Mira al cielo; y les mandó a Moisés, su siervo. cuenta las estrellas si puedes. Así será tu descendencia. —Marcha, le dijo, Abrahán creyó. te envío al Faraón El Señor hizo con él un pacto de amistad. para que saques de Egipto a Israel mi pueblo. Poco tiempo después Moisés se excusó: Abrahán tuvo un hijo: Isaac. —¿Qué les respondo, Con él nacía la esperanza si los israelitas me preguntan cómo te llamas? de que un día Dios cumpliría El Señor añadió: del todo su promesa. —Soy el que soy: Yahvéh. Pero Dios puso a prueba la fe de Abrahán. Este es mi nombre para siempre. —Toma a tu hijo único, le dijo, Esto les dirás: al que quieres, a Isaac, «Yo-soy» me envía a vosotros. y ofrécemelo en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré. Marchó Moisés. Abrahán, en silencio, Se presentó al Faraón y le dijo: se dispuso a obedecer. —Así dice el Señor, Dios de Israel: Pero el Señor le dijo: deja salir a mi pueblo. —No hagas nada contra Isaac. El Faraón no lo permitió Ahora sé que confías en Dios. y la situación de los israelitas empeoró. Por no haberte reservado tu hijo único Moisés volvió una y otra vez ante el Faraón te bendeciré, y le recordó lo que Dios exigía: multiplicaré a tus descendientes —Deja salir a mi pueblo. como las estrellas del cielo Pero el Faraón se empeñó en no dejarles salir: y como las arenas de la playa. su corazón se enfrentó contra Dios. Y continuó la historia Dios mostró, entonces, su poder de la Alianza de Dios con los hombres. con prodigios y portentos, hasta que el Faraón, impotente ante el señorío de Yahvéh, Empujados por el hambre, desconcertado y confuso, los hijos del patriarca Jacob bajaron a Egipto autorizó la salida de Israel. y se establecieron en este país. Capitaneados por Moisés Un día, sus descendientes, los israelitas salieron de Egipto. agrupados en doce tribus, Llegaron al mar Rojo. ocuparán la tierra El Señor hizo soplar durante toda la noche que Dios les había prometido, un fuerte viento del este, que secó el mar. al bendecir a Abrahán, su antepasado. Y los israelitas atravesaron el cauce desecado. El Faraón, En Egipto, con el tiempo, al darse cuenta de lo que había hecho, los israelitas fueron tratados como esclavos. se arrepintió de su decisión, Entonces, en la opresión, clamaron a Dios y se apresuró a lanzar contra los israelitas y el Señor escuchó sus gritos. todas sus tropas y carros de combate, Se acordó de ellos para ver si todavía podía detenerlos.
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Pero el Señor Como un águila extiende sus alas sembró el pánico entre los egipcios, y lleva sobre ellas a sus polluelos, trabó las ruedas de sus carros, el Señor tuvo paciencia con los hijos de Israel, y los israelitas vieron a los egipcios los condujo por el desierto muertos en la orilla del mar. y los hizo entrar en la tierra El pueblo creyó en el Señor, que había prometido a Abrahán y confió en Moisés, su siervo. y a sus descendientes. Entonces los israelitas Y continuó la historia entonaron este cántico al Señor: de la Alianza de Dios con los hombres. —Cantaré al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado al mar. Los israelitas cruzaron el río Jordán Mi fuerza y mi poder es el Señor, y ocuparon lentamente Él fue mi salvación. la tierra de la promesa. En momentos de peligro clamaban al Señor Con la ayuda del Señor y éste hacía surgir de entre ellos los israelitas, tras muchas penalidades, a los Jueces, o jefes-salvadores. llegaron al monte Sinaí. Allí Dios estableció con ellos Con el correr de los años una solemne Alianza, el pueblo de Israel creció. y los hizo su pueblo. La tierra que Dios le había dado Allí Dios les prometió llegó a ser un reino. estar siempre en medio de ellos, Un día Dios eligió a un joven pastor, protegiéndolos con su amor a David, para ser rey de su pueblo. y con la fuerza de su brazo poderoso. Le amó como a un hijo predilecto, Allí Dios entregó a su pueblo estuvo con él en todas sus empresas una Ley, unos Mandamientos, y jamás le retiró su favor. que fueran lámpara para sus pasos, Dios dijo a David: luz en su sendero, —Yo te saqué de los apriscos, y la alegría de su corazón. de andar tras las ovejas para ser jefe de mi pueblo Israel. Durante cuarenta años, Te haré grande y te daré una dinastía. el pueblo caminó por el desierto Cuando mueras, hasta la tierra que Dios le había prometido dar. tu trono permanecerá por siempre. En su larga peregrinación, Un hijo tuyo me construirá un templo, los israelitas no siempre permanecieron fieles la casa donde habitaré. a los mandatos de su Señor. Y renació la esperanza en el pueblo: Pero, una y otra vez, Dios cumplirá la promesa de salvación Dios salía a su encuentro hecha a Abrahán: para convertir sus corazones y atraerlos a él. un descendiente de David Fiel a su palabra, será el último enviado de Dios, el Mesías. Dios cuidó de su pueblo, lo guardó como a la niña de sus ojos. David, el israelita predilecto de Dios,
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el rey más glorioso de Israel, pecó. entre sobrecogidos y enardecidos: David lloró amargamente su pecado. —Habla el Señor, ¿quién no profetizará? Dios le perdonó y le dijo: Así fue, en efecto: —De tu propia casa nacerá tu desgracia. Los profetas denunciaron con vigor infatigable, Salomón sucedió en el trono a David, su padre, incluso ante los reyes, y, en Jerusalén, los crímenes cometidos contra la Alianza. construyó un templo al Señor, su Dios. Los profetas anunciaron a todos, sin desmayo, Pero, a su muerte, el juicio inminente de Dios el reino de David, se dividió en dos. para que, convertidos, volvieran a él. Los profetas amaron, conmovidos, Casi todos los reyes que siguieron al pueblo de las promesas rompieron la Alianza con el Señor e intercedieron ante el Señor por él. y, con su conducta infiel, Los profetas anunciaron también, jubilosos, apartaron al pueblo de su Dios. la Buena Nueva de la Salvación. Pronto, Los profetas muchos israelitas abandonaron al Señor mantuvieron despierta en el pueblo para seguir a los ídolos, la esperanza de que Dios y, lejos de él, cumpliría pronto la promesa se mostraron violentos, desleales e injustos. de enviarle a su Mesías, el Salvador. Pero continuó la historia Los profetas arriesgaron a diario su vida de la Alianza de Dios con los hombres. por realizar lealmente hasta el fin, la misión que el Señor les había confiado. Dios hizo surgir entonces a los profetas Ellos se mantuvieron fieles, para seguir manifestando a los hombres a pesar de la persecución, sus designios de amor. la calumnia e incluso la muerte. Fueron profetas Elías y Eliseo, Decían al pueblo de parte del Señor: Amós y Oseas, —Escucha, Israel: Miqueas e Isaías, no hay en ti verdad, ni misericordia, Jeremías y Ezequiel, ni respeto a Dios. y otros hombres escogidos por Dios. —Ya sabes lo que Dios quiere: Dios los llamó. respeta el derecho, El encuentro con el Señor los colmó de alegría. ama la misericordia Pero al mismo tiempo y camina humilde con tu Dios. la misión que el Señor les encomendaba —Parte tu pan con el hambriento, les llenaba de temor hospeda a los pobres sin techo, y sintieron, a veces, viste al que ves desnudo la tentación de huir de Dios, y no te cierres a tu propia carne. de no hablar en su nombre. —Fluya tu justicia como arroyo perenne. La palabra de Dios, sin embargo, —Enmendad vuestra conducta. era como un fuego ardiente en sus entrañas Convertíos y viviréis. cuya fuerza no podían resistir. El es compasivo y misericordioso Por eso clamaban, y está siempre dispuesto a perdonar.
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También anunciaban al pueblo Los desterrados del reino de Judá, de parte del Señor: los judíos, sin rey, sin patria, sin templo, —Vendrán días en que un heredero meditaban, junto a los canales de Babilonia, se sentará sobre el trono de David. la historia religiosa de su pueblo. —El Espíritu del Señor se posará sobre él Dios les impulsó a reunir en un libro, para que juzgue a los pobres con justicia las tradiciones de los padres, y a los humildes con rectitud. la predicación de los profetas —La paz no tendrá límites en su reinado. y otros escritos santos. —Entonces nadie hará daño a nadie; A partir de entonces así como las aguas colman el mar, la vida religiosa de los judíos así todo el país giró en torno a la meditación, quedará lleno del conocimiento de Dios. asidua y ferviente, del Libro inspirado de la Palabra de Dios. Israel no quiso oír a los profetas, En sus asambleas religiosas defensores de la Alianza. y en su oración privada, Confió en las fuerzas de sus hombres, los judíos se dirigían al Señor en sus pactos con pueblos poderosos, con los himnos, cánticos o salmos, en los muros de sus ciudades, llenos de súplicas y alabanzas, y en sus carros de combate. que se encontraban en el Libro Santo De improviso sobrevino la tragedia. y constituían la oración de Israel. El rey Nabucodonosor cayó sobre Jerusalén Algunos profetas mantuvieron viva y puso cerco a la capital. la esperanza de los desterrados. Arrasó el templo, la ciudad y las murallas. Decían de parte de Dios: Se llevó, cautivos, a Babilonia, —No recordéis lo de antaño, a los hombres más capaces no penséis en lo antiguo; e influyentes del pueblo. mirad que realizo algo nuevo; Israel atravesó en el destierro ya está brotando, ¿no lo notáis? la prueba más dura para su fe. Dios continuaba realizando hazañas Con angustia se preguntaba: en favor de Israel, —¿Qué fue del Dios que nos salvó de Egipto y consolaba a su pueblo diciéndole: e hizo Alianza con nosotros en el desierto? —Como es cierto que creé el día y la noche, —¿A dónde han ido a parar sus promesas? el cielo y la tierra, —¿Cómo seguir esperando también es cierto que no rechazaré si el trono de David ha quedado vacío? a los descendientes de Abrahán. —¿Cómo dar culto al Señor, Como las estrellas del cielo son incontables, si el templo está en ruinas y las arenas de la playa innumerables, y vivimos lejos de Jerusalén? así multiplicaré —¿Por qué, Señor, has rechazado del todo a tu la descendencia de mi siervo David. pueblo? No faltará a David un sucesor —¿Por qué nos has herido sin remedio? —Haré con vosotros una Alianza nueva: No recordaré vuestros pecados, Pasaron los años. y meteré mi Ley en vuestros corazones.
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Os daré un corazón nuevo Él tomó el pecado de muchos y os infundiré un espíritu nuevo. e intercedió por los pecadores. Vosotros seréis mi pueblo Estas palabras despertaron, en algunos, y yo seré vuestro Dios. la esperanza Durante el exilio, de que Dios cumpliría esa profecía Dios purificó muy a fondo reconciliándolos definitivamente con él. la fe de los desterrados, Y continuó la historia y éstos comprendieron mejor de la Alianza de Dios con los hombres. la gravedad de haber roto la Alianza apartándose de su Señor. Pasaron los años. El pueblo, arrepentido, oraba al Señor: El pueblo judío —Los sacrificios no te satisfacen; entró en contacto con culturas paganas. si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Pero a pesar de todo Mi sacrificio es un espíritu quebrantado, Dios siguió conduciendo a su pueblo un corazón quebrantado y humillado por medio de sabios israelitas. tú no lo desprecias. Estos guías espirituales ayudaron a los judíos a descubrir a Dios en la vida de los hombres Dios comenzó a cumplir estas promesas de cualquier tiempo, raza y cultura. cuando el imperio de Babilonia El modo de pensar de los paganos cayó en manos de Ciro de Persia. chocaba con muchas tradiciones judías. Autorizados por este nuevo soberano, Y cuando, en Palestina, los judíos regresaron a la patria. se intentó implantar por la fuerza Una vez en Jerusalén una cultura extraña, reconstruyeron el templo. los judíos más fieles se rebelaron. En este lugar santo La rebelión tuvo consecuencias sangrientas: se reunían para confesar sus pecados algunos perdieron la vida y los de sus antepasados, por mantenerse firmes para implorar el perdón de Dios en el cumplimiento de la Ley de Dios y ofrecerle innumerables sacrificios. y fieles a los llamamientos Algunos judíos piadosos de los antiguos profetas. recordaron, por entonces, La muerte de los mártires lo que un profeta, en el destierro, desconcertó al pueblo judío les había misteriosamente anunciado y planteó a sus sabios un agudo interrogante. de parte del Señor: Se preguntaban: —Mirad a mi siervo, mi elegido. —¿Cómo es posible Lo vimos sin aspecto atrayente que Dios deje morir a unos hombres como un hombre de dolores, cuando precisamente con mayor fidelidad acostumbrado a sufrimientos. están cumpliendo su Ley? Todos éramos como ovejas, El pueblo superó la crisis. cada uno siguiendo su camino. Con la luz del Señor descubrió Y el Señor cargó sobre él que Dios no hizo la muerte todos nuestros crímenes. ni goza destruyendo a los vivientes
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sino que todo lo creó para que viva. torturado por el sufrimiento, Es un Dios cuyo poder que tomará sobre sí el pecado de todos? saca a los hombres del abismo de la muerte Por entonces Dios hizo brotar y los devuelve a la vida. en medio de su pueblo, En estos momentos de su historia, un pequeño grupo, débil y pobre, los judíos vieron con más claridad que vivía con la confianza lo que ya el Señor les había anunciado: puesta del todo en su Señor: —Sabréis que yo soy el Señor les llamaron los pobres de Yahvéh. cuando os saque de vuestros sepulcros, Las últimas promesas de Dios al pueblo judío pueblo mío, despertaron una gran esperanza infunda mi espíritu en vosotros y así reviváis. en el corazón humilde y sencillo —Los que duermen en la tierra despertarán. de este pequeño resto elegido por Dios. Con profunda alegría decían: Se acercaba el tiempo —¡Ya están cerca los tiempos en que Dios iba a cumplir sus promesas en que Dios nos va a mandar enviando a su Mesías. a su último enviado! El pueblo, purificado en su fe, Y oraban con insistencia: continuaba aguardando. Se preguntaba: —¡Ven pronto en nuestra ayuda, Señor, —¿Quién será el Mesías? envíanos a tu Mesías Salvador! —¿Un rey poderoso? —¿Un profeta? Del pequeño resto de los pobres de Yahvéh —¿Un personaje misterioso, nació María, la humilde esclava del Señor. a quien llaman «Hijo del Hombre», Con María, despuntó en nuestra tierra que vendrá sobre las nubes del cielo la aurora de la salvación. para juzgar a los hombres? En María, el pueblo de la promesa —¿Será más bien un rey sencillo y pobre recibió la bendición tan esperada: que romperá los arcos guerreros, de ella nació Jesús, el Mesías Salvador. dictará la paz a las naciones Y esta historia y celebrará su justa victoria de Alianza de amor de Dios con los hombres estableciendo su reinado llegó, finalmente, a su plenitud. con mansedumbre y humildad? —¿Acaso será aquel hombre paciente, (Del catecismo Esta es nuestra fe, 8-26.) Siervo de Dios,