Este consistió en la expropiación legal de armas, instalaciones, inmuebles, refinerías,
estaciones de repartición, embarcaciones, oleoductos y, cosas de aquel tipo generalmente, todos los bienes muebles e inmuebles, de la Compañía Mexicana de Petróleo llamada El Águila (Royal Dutch Shell), la Compañía Naviera San Cristóbal, la Compañía Naviera San Ricardo, la Huasteca Petroleum Company (subsidiaria de la Standard Oil Company de New Jersey, que se observó afectada a modificar su nombre Amoco Corporation), la Sinclair Pierce Oil Company, la Mexican Sinclair Petroleum Corporation, la Stanford y Compañía, El Agwi, la Compañía de Gas y Combustible Imperio, la Consolidated Oil Company of México, la Compañía Mexicana de Vapores San Antonio, la Sabalo Transportation Company, Clarita S A y Cacalilao Sociedad Anónima, así como de sus filiales o subsidiarias, con la promesa de llevar a cabo con los pagos a los relacionados en la era de 10 años acorde a derecho, debido a que estas compañías, conformadas bajo leyes mexicanas, se habían rehusado a someterse el laudo (sentencia) emitido por el comité Federal de Conciliación y Arbitraje a favor del pago de superiores salarios a los obreros y trabajadores de esta industria, la cual ha sido ratificada por la SCJN. Si bien esta ayudo a la economía del país tambien trajo algunas consecuencias negativas al país como: • Conflictos con Estados Unidos y Gran Bretaña. Mientras, el subsecretario del Departamento de Estado estadounidense, Summer Wells, declaró el 21 de marzo que, con respecto a las relaciones bilaterales, la expropiación tendría efectos en la negociación de los acuerdos vinculados con otros temas, como lo del territorio de El Chamizal o la fijación de los límites de los ríos Bravo y Colorado, pero también en un posible acuerdo comercial que el secretario de Hacienda, Eduardo Suárez, había estado negociando con antelación. El gobierno británico, por su parte, envió notas al gobierno mexicano en el sentido de que se reservaba los derechos en contra de la sentencia que había dado a conocer la Suprema Corte, así como del laudo del 18 de diciembre de 1937 y del propio decreto expropiatorio del 18 de marzo, que se habían dado como consecuencia del amparo promovido por las compañías británicas, encabezadas por El Águila. • Apoyo popular e intransigencia de las petroleras. Los efectos de la expropiación se dejaron sentir de inmediato en el sistema financiero del gobierno mexicano. Por ejemplo, antes de terminar marzo, el peso se devaluó frente al dólar: pasó de 3.60 a 4.15 pesos. Esto impactó en el comercio de ciertos productos y bienes. La importación y exportación agrícolas, mineras, agroindustriales y de productos comerciales se vieron afectadas en el corto plazo. El presidente Cárdenas anunció que el veinte por ciento de la venta de petróleo se destinaría a un fondo especial destinado al pago de la indemnización. • Fuertes tensiones en vísperas de la guerra mundial. Con el objetivo de obtener recursos se realizaron gestiones para la venta de la materia prima mexicana, dado el boicot en el mercado establecido por las compañías expropiadas. En julio se acordó la venta de petróleo a la Alemania nazi por diez millones de dólares, lo cual se pagaría el cuarenta por ciento en efectivo y el resto en productos manufacturados y bienes. Acuerdos similares se perfilaron con la Italia fascista en los próximos meses. Estados Unidos y Gran Bretaña vieron con muy malos ojos esos convenios en vísperas de que estallara la Segunda Guerra Mundial, en la que esas naciones serían sus rivales.