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Compañías Financieras a República Dominicana,

1868-1896 (Samuel salas 2021-0693).

Samana Bay Company Westendorp Dominicana.

Al fracasar las gestiones de anexión, Báez firmó el 8 de diciembre de 1872 un


convenio para ceder a una compañía estadounidense, la Santana Bay
Company, la bahía de Samaná en arrendamiento por 99 años.

La Guerra de Restauración y su técnica de guerra de guerrillas dejó al país


fragmentado con un sinnúmero de jefes locales que empezaron disputarse el
poder. La inestabilidad política fue tal que en el período que va de agosto de
1865 a septiembre de 1880, o sea, en el lapso de unos 15 años, se produjeron
más de 50 alzamientos y se sucedieron 19 gobiernos distintos: de cinco años
y ocho meses para el gobierno de Buenaventura Báez (mayo de 1868 a enero
de 1874), al de menos de un mes de Marcos A. Cabral (diciembre de 1876).

Las tendencias conservadora y liberal, cuyos centros geográficos se situaban


en el sur y el este para la primera y en el Cibao y Santo Domingo para la
segunda, enfrentaban a los madereros y hateros, que pretendían seguir
buscando (a pesar de la restauración) el apoyo de influencias extranjeras, con
los tabaqueros e intelectuales que luchaban por el afianzamiento de la
autonomía.

Esta puja entre los conservadores y los liberales, cada uno gobernando con
su constitución, dio paso a la creación de los partidos Rojo y Azul (o Partido
Nacional Liberal). El primero tenía como líder absoluto a Buenaventura Báez,
quien durante la Guerra de Restauración había sido declarado “Mariscal de
Campo” por el Gobierno español. El segundo conformaba una agrupación
menos compacta en la que los hombres de la Restauración y de la Revolución
de 1857 se encontraban aliados a antiguos santanistas.

La centralización del liderazgo en torno a una única figura –Báez, que además
era reconocido en todo el país– otorgaba a los rojos superioridad estratégica
frente a los azules, los cuales adolecían de una autoridad fraccionada en
numerosos líderes regionales que no pocas veces rivalizaban entre sí.

Presencia norteamericana. A sólo dos años de la Restauración, en 1867, ya se


producían en el país tratativas secretas para arrendar o vender la bahía de
Samaná a los Estados Unidos. Esto le costó la presidencia al General José
María Cabral, pero su sucesor, Buenaventura Báez, a cambio de poder
amasar fortuna y poder personales, también dedicaría toda su astucia a
intentar enajenar y anexionar el país a la nación norteamericana. El 29 de
noviembre de 1869 se firmó un tratado de anexión que no llegó a ser
ratificado por el Senado de los Estados Unidos, quedando por lo tanto sin
efecto, gracias a la oposición de los dominicanos exiliados y, en particular, a
la de varios senadores norteamericanos (entre ellos, Charles Sumner).

No dejándose amilanar por este fracaso, Báez acordó entonces el


arrendamiento de la bahía de Samaná a una compañía norteamericana,
nombrada para el efecto como Samaná Bay Company, y cuya principal cabeza
era el inversionista aventurero Joseph Fabens. La compañía tendría durante
99 años todos los privilegios que se habían concedido en un principio al
Gobierno norteamericano: potestad para nombrar a las autoridades
ejecutivas, legislativas y judiciales en el territorio de Samaná, así como la
propiedad, por cada milla de ferrocarril o canal que construyera, de una milla
cuadrada de los terrenos del Estado aledaños a esas vías. Firmado el 28 de
diciembre de 1872 y ratificado el 19 de febrero del año siguiente por el
Senado de la República, el mismo fue rescindido poco tiempo después (en
1874) por el Gobierno dominicano, bajo la presidencia de Ignacio María
González (quien había derrocado a Báez), que aprovechó el retraso de la
compañía en el pago al país de la cuota anual correspondiente.

Posteriormente, en la década de 1890, el gobierno de Ulises Heureaux, Lilís ,


propondría a los Estados Unidos el arrendamiento de la bahía y península de
Samaná a cambio de ayuda económica y protección militar para la defensa de
cualquier amenaza externa.

Empréstito Hartmont. Mientras se negociaba la anexión a la potencia


americana, Báez contrajo a nombre de la República Dominicana, en 1869, un
empréstito de 420,000 libras esterlinas (cerca de 2,000,000 de dólares) a un
6% de interés anual por un plazo de 25 años. Esto significó la inmediata
hipoteca a favor de Edward Hartmont –el financiero que facilitó el préstamo–
de los ingresos aduanales, los bienes nacionales, las minas de carbón, los
bosques del Estado, y los depósitos de guano de la isla Alta Vela. En realidad,
el Gobierno dominicano sólo recibió una parte del préstamo acordado,
aparte de que Hartmont autorizó a un banco inglés a emitir bonos sobre la
deuda por un valor superior en 337,700 libras al monto consignado en el
contrato.
Santo domingo improvement Company.

La San Domingo Improvement Co. fue una empresa creada en los Estados
Unidos el 8 de abril de 1892 de conformidad con las leyes del Estado de New
Jersey, que luego tendría una incidencia capital en los asuntos financieros de
la República Dominicana.

Empréstito de la Westendorp y Cía. En octubre de 1888, al final del segundo


período de presidencia del general Ulises Heureaux, el gobierno dominicano
contrajo una deuda de 770,000 libras esterlinas al 6% de interés anual por 30
años. El acreedor, la Westendorp y Cía., tenía derecho a cobrar hasta un 30%
de los ingresos aduanales, para lo cual nombró en el país varios agentes
fiscales encargados de retener en las aduanas el dinero correspondiente y
entregar el resto a las autoridades dominicanas.

Mediante este préstamo se pagaron 142,860 libras esterlinas reclamadas por


la firma Hartmont, se saldó parte de la deuda interna que tenía el gobierno
con los servidores públicos y los prestamistas locales, y se engrasó la
maquinaria política que mantenía a Ulises Heureaux en el poder con la
compra de lealtades, armamentos, uniformes para el ejército y la adquisición
y construcción de barcos de guerra.

Poco tiempo después, en 1890, Heureaux obtuvo otro préstamo con la


Westendorp y Cía. por valor de 900,000 libras esterlinas, al 6% anual y por 50
años. Presentó como justificación la construcción de una vía de ferrocarril
entre Santiago y Puerto Plata, aunque en realidad buena parte del dinero fue
destinado al soborno y al pago de prebendas políticas.
El contrabando generalizado auspiciado por el propio Gobierno como forma
de evadir el pago a los agentes aduanales de la Westendorp hizo caer en la
quiebra a dicha compañía en 1893, que prefirió entonces aprovechar las
negociaciones en torno al arrendamiento de la bahía y península de Samaná
a los Estados Unidos para vender sus acreencias en la República Dominicana
a capitalistas norteamericanos. Éstos se constituyeron en la Santo Domingo
Improvement Company, y entre sus inversionistas principales se encontraban
un secretario de Estado y otros funcionarios del gobierno estadounidense.

Santo Domingo Improvement Company. Una vez constituida esta compañía,


el Gobierno dominicano requirió dos nuevos préstamos por valor de
1,250,000 dólares y 2,035,000 libras esterlinas, con lo que el monto total que
adeudaba la República Dominicana ascendía en 1893 a 17 millones de pesos.

La Santo Domingo Improvement Company quedó en completo dominio de las


aduanas nacionales, y ello catapultó la influencia norteamericana en el país a
niveles nunca antes alcanzados, ya que, además, el transporte marítimo
entre Santo Domingo y Nueva York estaba monopolizado por la Línea de
Vapores Clyde, de capital estadounidense, y una gran parte de la industria
azucarera de inversión extranjera que había empezado a fomentarse durante
el gobierno de Ignacio María González de 1874 se encontraba en manos
también norteamericanas.

El conato de oposición a los intereses norteamericanos –organizado por las


potencias europeas y el candidato presidencial opositor al general Heureaux,
Generoso de Marchena– terminó con el apresamiento y fusilamiento de De
Marchena y la salida del país del Banco Nacional de Santo Domingo (1893),
centro financiero que desde los días de la Westendorp agrupaba los valores
europeos.

Se tomaron otros préstamos secretos y fraudulentos en contubernio con los


directores de la Santo Domingo Improvement Company. En 1898, un año
antes del ajusticiamiento de Heureaux, se le debían más de 15,000,000 de
pesos, teniendo ésta el control total de las aduanas. Por otra parte, ahogaban
al gobierno las deudas a los funcionarios públicos y a los prestamistas
nacionales. El recurso a la emisión de moneda inorgánica (las llamadas
“papeletas de Lilís”) y la concertación de un nuevo empréstito internacional,
ahora con financistas europeos, agravaban la situación.

Para el año 1900, la República Dominicana “debía” a la empresa


norteamericana, y con ello a tenedores de bonos que esa compañía había
vendido en Francia, Bélgica, Alemania, Italia e Inglaterra, la suma de
23,957,078 dólares; en tanto que la deuda interna ascendía a 10,126,628
dólares.

San Domingo Improvement Company, un grupo de inversores


estadounidenses (incluidos muchos altos funcionarios del gobierno) que, en
1893, compraron los intereses dominicanos de la en quiebra Westendorp
Company de Amsterdam. A partir de 1888, West-endorp había hecho varios
préstamos importantes al presidente dominicano Ulises Heureaux (1882-
1899). La Compañía de Mejoras de San Domingo asumió los intereses
financieros de Westendorp en la República Dominicana en un momento en
que Heureaux estaba negociando en secreto con Washington sobre el
arrendamiento de la Península de Samaná a los Estados Unidos.

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