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Nombre del alumno(a):

Olivia Atzae Antonio Hernández.


Escuela:
Primaria “CUAUHTÉMOC”
Nombre del Maestro:
Profesor: Rommel David Aguilar
Cascante.
Materia:
Español
Tema:
Expropiación Petrolera.

Coatzacoalcos, Ver; 10 de
Marzo del 2022
¿Qué fue la Expropiación
Petrolera y por qué se festeja
el 18 de marzo?
Se cumplen 84 años del decreto que realizó el entonces Presidente de
México, Lázaro Cárdenas. Cada 18 de marzo nuestro país conmemora uno
de los hechos más importantes a nivel histórico, la expropiación petrolera.
En esa fecha, pero de 1938, el entonces presidente Lázaro Cárdenas del
Río expidió un decreto con el que se expropiaba a 17 compañías
petroleras extranjeras que operaban en México.
¿Por qué una expropiación petrolera?
La razón principal de la Expropiación Petrolera fue la constante negativa
de las compañías petroleras de mejorar las condiciones salariales y
laborales de los empleados de esta industria.
Por otro lado, la decisión de nacionalizar la industria del petróleo fue en
primer término una defensa de la Constitución. Y es que, al tratarse de
recursos propiedad de la nación representa la soberanía energética de
México que no puede ser reducida, limitada o condicionada.

La exposición de motivos de la reforma del presidente Cárdenas al


artículo 27 de la Constitución no deja lugar a duda.

Hidrocarburo mexicano para el Estado


mexicano
Lázaro Cárdenas expidió el 18 de marzo de 1938 el Decreto de expropiación
de las empresas petroleras. De esa manera el Estado mexicano se hizo
cargo de todos los recursos materiales (desde edificios y oleoductos
hasta refinerías y estaciones de distribución) de las empresas
extranjeras. Asimismo, se hizo cargo de la extracción y comercialización
del petróleo en el país.
Este movimiento no solo le devolvió al país un recurso que le pertenecía,
sino que también ayudó a consolidar la reforma agraria y nacionalizó la
red ferroviaria con la creación de la compañía Ferrocarriles Nacionales
de México. Sin embargo, Lázaro Cárdenas se quedó corto en sus
intenciones, especialmente con la red ferrocarriles, ya que nunca logró
llevarla a todo México.

La historia del petróleo en México fue una historia de una disputa entre los
intereses nacionales y los de las potencias extranjeras.
Expropiación petrolera en
México
La expropiación petrolera en México, sus antecedentes, protagonistas y cómo se
resolvió el conflicto.

¿Qué fue la expropiación petrolera en México?


En la historia de México, se conoce como la expropiación petrolera al proceso de
nacionalización, o sea, de compra forzosa por parte del Estado, de todos los
bienes y activos de las empresas extranjeras dedicadas a la industria petrolera,
que tuvo lugar durante la presidencia del militar y estadista mexicano Lázaro
Cárdenas del Río (1895-1970).
Se trata de un evento de suma importancia en la historia contemporánea de la
nación mexicana. Se produjo mediante la aplicación del artículo 27 de la
Constitución Mexicana y de la ejecución de la Ley de Expropiación del año 1936, a
través de un decreto presidencial anunciado el día 18 de marzo de 1938, fecha en
la que desde entonces conmemora.
La expropiación petrolera estuvo motivada, en principio, por el conflicto laboral
existente entre los sindicatos de trabajadores petroleros mexicanos y las
numerosas empresas dedicadas a la explotación de este rubro. Entre ellas
figuraban filiales y subsidiarias de Royal Dutch Shell, Standard Oil Company de
New Jersey, Sinclair Pierce Oil Company, Mexican Sinclair Petroleum Corporation
y muchas otras.
El punto de quiebre fue el incumplimiento por parte de estas empresas de la
sentencia de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, ratificada después por la
Corte Suprema de Justicia de la Nación, que otorgaba mejorías salariales a los
obreros petroleros mexicanos.

Antecedentes de la expropiación petrolera en


México
Los reclamos por mejoras en las condiciones de trabajo y por un mayor control del
Estado en la industria petrolera tenían larga data en la historia de México, desde el
fin del llamado Porfirato, el régimen de Porfirio Díaz (1830-1915), cuya Ley del
petróleo de 1901 eximía a las empresas petroleras del pago de impuestos y les
otorgaba una serie de privilegios para la inversión e importación de equipos.
Cuando los gobiernos siguientes, de corte Revolucionario, pretendieron modificar
los acuerdos arancelarios, las empresas extranjeras lograron ejercer presión
diplomática y dieron inicio al conflicto.
Ciertas reformas se lograron con la Ley petrolera de 1926, decretada por el
presidente Plutarco Elías Calles (1877-1945), a pesar de que México se hallaba
inmerso en la Guerra Cristera (1926-1929) y bajo grandes presiones extranjeras.
Poco cambió durante el “Maximato”, pero el presidente Abelardo Rodríguez (1889-
1967) creó en 1934 la empresa estatal Petróleos de México S. A. (Petromex), para
competir con las corporaciones extranjeras.
En 1935, el presidente Cárdenas formó una alianza con los trabajadores
petroleros y abogó por la creación del primer gremio unificado de obreros
petroleros, el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, a
pesar de la oposición de las empresas, que preferían tener sindicatos separados
con los cuales negociar.
Este fue el primer paso hacia la negociación de un contrato colectivo, y estuvo
acompañado por la promulgación en 1936 de la Ley de Expropiación que permitía
al Estado tomar propiedades consideradas de interés público, y fijaba un plazo de
10 años para compensar a los propietarios.
Al año siguiente, a pesar de las preocupaciones expresadas por los diplomáticos
estadounidenses por los recientes cambios en la ley, se creó también la
Administración General del Petróleo Nacional (AGPN), que respondía
directamente al poder ejecutivo y absorbió las funciones de Petromex.
La expropiación petrolera

El presidente Lázaro Cárdenas decretó la expropiación en 1938.

Así llegamos a 1938, año en que el conflicto laboral llegó a su clímax y  la
expropiación petrolera otorgó al Estado el control directo y legal sobre
armamento, instalaciones, equipos, edificios, refinerías, estaciones de distribución,
embarcaciones, oleoductos, y todos los bienes muebles e inmuebles en general
de las empresas petroleras extranjeras.
Esta medida contó con un inmenso apoyo popular, expresado en
manifestaciones multitudinarias en las que la propia gente realizó donativos para
ayudar a pagar la indemnización a los propietarios de las empresas. Incluso la
Iglesia Católica y otros sectores conservadores, opuestos generalmente al
gobierno, se mostraron de acuerdo con la expropiación.
En cambio, las protestas diplomáticas de Gran Bretaña, Países Bajos y
Estados Unidos no se hicieron esperar, negándose a reconocer la expropiación
y reclamando el pago de indemnizaciones. Los tres países reclamaban, además,
el pago no sólo de los bienes incautados, sino del combustible sin extraer en el
subsuelo, cosa a la que el gobierno mexicano se negaba, por considerarlo
un patrimonio del pueblo mexicano.
Las relaciones diplomáticas entre México y Gran Bretaña fueron suspendidas.
Aunque las negociaciones con los Estados Unidos fueron más amigables,
pronto los tres países y sus empresas petroleras iniciaron un boicot
comercial contra México, para impedirle acceder a la maquinaria y los insumos
petroquímicos necesarios para el refinamiento del petróleo.
Se embargaron bienes petroleros mexicanos depositados en puertos europeos y
estadounidenses, y la nación latinoamericana logró vender apenas una ínfima
parte del combustible que antiguamente exportaban estas empresas, a través de
negociaciones con otras empresas transportistas estadounidenses, como la Davis
& Co. y luego con otras empresas refinadoras como Eastern States Petroleum Co.
Eventualmente, las empresas se vieron obligadas a reconocer la soberanía
mexicana sobre su petróleo, y se reanudó una serie de infructuosas
negociaciones. Las corporaciones deseaban retomar un esquema de trabajo
similar al que ya tenían, involucrando al Estado mexicano como accionista, pero
jamás aceptaron el reconocimiento pleno del petróleo como propiedad exclusiva
de México.
El fin del conflicto

Roosevelt prefirió contar con México en la guerra antes que proteger a las
empresas petroleras.

El advenimiento de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) puso fin al


conflicto por el petróleo mexicano, ya que al presidente estadounidense Franklin
Delano Roosevelt (1882-1945) le interesaba más contar con la presencia de
México en la alianza antifascista, que proteger los intereses de las empresas
petroleras expropiadas.
En 1941 se firmó el Convenio del Buen Vecino (Good Neighbor Agreement) y
ese mismo año las relaciones entre México y Gran Bretaña se normalizaron.
Desprovistas de apoyo diplomático, las empresas petroleras no tuvieron más
opción que negociar el pago de sus respectivas indemnizaciones.
La deuda total por indemnización a Standard Oil Company se liquidó en
1947 y ascendió a 30 millones de dólares de la época. Por otro lado, en 1962 se
liquidó la totalidad de la indemnización a Shell, correspondiente a 81.25 millones
de dólares de la época.

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