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agravaban la situación.
Para el año 1900, la República Dominicana “debía” a la empresa norteamericana,
y con ello a tenedores de bonos que esa compañía había vendido en Francia,
Bélgica, Alemania, Italia e Inglaterra, la suma de 23,957,078 dólares; en tanto
que la deuda interna ascendía a 10,126,628 dólares.
Durante el siglo 19, los intentos de anexar la República Dominicana a los Estados
Unidos fueron el resultado del largo proceso de inestabilidad política y
económica del país a partir de su independencia de Haití en febrero de 1844, luego
de veintidós
años de ocupación haitiana. De algún modo u otro, la idea anexionista fue la
culminación de la búsqueda inicial de un “protectorado” con una nación europea
para proteger el país de una serie de invasiones haitianas que se inician el mismo
año de su independencia. El arrendamiento o cesión de la península y bahía de
Samaná a una potencia naval extranjera, sería el denominador común en esta
historia por conseguir un apoyo político, militar y económico exterior durante el
resto del siglo 19.
De 1801 a 1855, Santo Domingo fue invadido seis veces por los haitianos. A raíz
de la proclamación de la República de Haití (1801), Toussaint Loverture invade
la antigua colonia española de Santo Domingo. En 1805, Jean-Jacques Dessalines
invade la parte oriental de la isla, entonces en manos de Francia, y comete una
serie de iniquidades. En 1822, el presidente Jean-Pierre Boyer invade la colonia
de Santo Domingo, entonces recobrada por España, y la ocupa por veintidós años
hasta la proclamación de la República Dominicana (febrero, 1844).
El primer presidente constitucional dominicano, el general Pedro Santana, enfrentó
exitosamente en marzo de 1844 la invasión haitiana dirigida por el presidente
Charles Hérard como consecuencia de la independencia dominicana. En 1845, el
presidente Jean-Louis Piérrot otorga patente de corso a buques haitianos y
extranjeros para perseguir navíos dominicanos, aunque no logró realizar la
invasión planeada. Santana, junto a los llamados “afrancesados”, estaba
convencido que el país para sobrevivir necesitaba la protección de una nación
europea. Trató así de conseguir sin éxito un protectorado con Francia. Cuando
obtuvo del gobierno francés un “Tratado de paz, amistad, comercio y
navegación” (1848), el autoproclamado emperador haitiano Faustin Soulouque se
sintió amenazado y lanzó una masiva invasión en marzo de 1849. El triunfo de
Santana sobre esta quinta invasión haitiana incrementó su prestigio.
En 1853, Santana es de nuevo proclamado presidente. Ahora busca el
reconocimiento y protección de España. Al año siguiente, el presidente
estadounidense Franklin Pierce envía a Santo Domingo un delegado para
negociar un “Tratado de amistad, comercio y navegación” que no llegó a
Jazmin Bautista – 2017-2060
Compañías Financieras a República Dominicana , 1868-1896
Alemania, Inglaterra, Francia e Italia que velaban por sus intereses comerciales.
Lilis consiguió el firme apoyo de Estados Unidos y el problema se disipó. En
1892, Harrison también se esforzó en conseguir la bahía de Samaná, enviando al
comisionado Durham a Santo Domingo con un proyecto de contrato. Lilis, no
obstante, le dio largas al asunto por estar negociando otros empréstitos
internacionales donde dicha bahía podía servir de garantía.
Cuando ocurrió la Guerra Hispanoamericana (1898), el dictador dominicano
reconoció el poderío de Estados Unidos y pensando que el presidente William
McKinley estaría de acuerdo de arrendar a Samaná, le sugirió transmitir al cónsul
Grimke un descabellado plan: que su gobierno enviara a un agente confidencial
para negociar la cesión de Samaná, pero que antes la tomaran por la fuerza. Y
para que el pueblo aceptara el plan, decía necesitar $300,000.00 tan pronto la
acción ocurriera. La respuesta que recibió fue que el interés del gobierno
norteamericano era la terminación de un acuerdo similar al negociado por
Harrison en 1892. Agobiado por los problemas financieros y una fuerte
oposición, Lilis hizo un último esfuerzo para establecer una especie de
protectorado con el nuevo imperio continental. Entre otros puntos que establecían
una mutua protección estratégica, estaba dispuesto a ceder los puertos
dominicanos en caso de guerra de Estados Unidos con alguna potencia
extranjera, aunque decía mantener la integridad del territorio dominicano. El
proyecto sometido al Departamento de Estado fue categóricamente rechazado por
el secretario Hay. A fin de cuentas, con la ocupación de la bahía de Guantánamo
por Estados Unidos a principios del nuevo siglo, la bahía de Samaná pasó al
olvido.
Los endeudamientos del país establecidos por Lilis con la Westendrop y Cía.
(1890) y San Domingo Improvement Company (1893), dieron paso a una
progresiva influencia norteamericana en las finanzas dominicanas que culminaría
en la ocupación militar de Estados Unidos de la República Dominicana (1916-
1924).