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SUBSECRETARIA DE LA MUJER VIALE C/ ALBEIRA RICARDO HERNAN

S/ VIOLENCIA DE GENERO - Expte. n° 1796

ACUERDO:
En la ciudad de Paraná, Capital de la provincia de Entre Ríos,
a los diecinueve (19) días de octubre de 2022, reunidos los Señores
Vocales, miembros de la Cámara en lo Contencioso Administrativo Nº 1, a
saber: HUGO RUBÉN GONZALEZ ELIAS, MARCELO BARIDÓN y la Sra. Vocal
ADRIANA ACEVEDO, asistidos por el Secretario Autorizante, fueron traídas
para resolver las actuaciones caratuladas "SUBSECRETARIA DE LA
MUJER VIALE C/ ALBEIRA RICARDO HERNAN S/ VIOLENCIA DE
GENERO" - Expte N° 1796.
Practicado el sorteo de ley, resultó que la votación debía
tener lugar en el siguiente orden: BARIDÓN, GONZALEZ ELIAS,
ACEVEDO.
Examinadas las actuaciones el Tribunal se planteó la
siguiente cuestión para resolver: ¿Corresponde hacer lugar a los recursos
promovidos? ¿Cómo deben imponerse las costas?.
A LA CUESTIÓN PROPUESTA, LOS SEÑORES VOCALES
BARIDÓN y GONZALEZ ELIAS DIJERON:
ANTECEDENTES Y FUNDAMENTOS:
1. Por ante la Subsecretaría de la Mujer del Municipio de
Viale, sustanció una denuncia anónima. Una numeraria comunal acusó a un
director municipal de tratos, gestos y sugerencias inadecuadas a dos de sus
compañeras de trabajo que el organismo dio por efectivamente ocurridos e
inscribió, luego de escucharlas, en los conceptos de abuso de poder, acoso
de carácter sexual y violencia psíquica, todos incluidos a su vez dentro de la
denominada “violencia de género en el ámbito laboral”.
Finalizó su intervención sugiriendo dos tipos de medidas:
prohibir molestar, violentar e intimidar a las afectadas y ordenar una
evaluación psicológica y psiquiátrica al denunciado "... a fin de arribar a un
diagnóstico y/o posible tratam iento de sus conductas con caracter abusivas
y perversas."
Elevó los actuados por ante la justicia de paz vialense, la
que resolvió:
• de inmediato, consultar por los antecedentes del
denunciado al Registro Judicial de Causas y Antecedentes de Violencia
–Rejucav-, con resultado negativo;
• en fecha 10/08/22, y como medida de tutela anticipada,
prohibir al sindicado como autor de la violencia realizar actos molestos y
perturbadores en perjuicio de las afectadas, mantener la intervención del
organismo administrativo y citar a todas las personas involucradas en el
caso: B. N. F., F. C. y Ricardo Hernán Albeira.
Las numerarias municipales ratificaron lo que oportunamente
denunció su compañera y ampliaron. Declararon al otro día de la primera
intervención jurisdiccional.
B. N. F. , en sede administrativa refirió que el denunciado la
controlaba, la mensajeaba y le recriminaba en casos en que no contestase.
Relató lo ocurrido en sede del sindicato UPCN, donde -según manifestó- el
denunciado le ofreció el trabajo de limpieza y en ocasión en que visitaron el
lugar le insinuó mantener relaciones íntimas a lo que ella contestó -dijo– con
un enfático rechazo. En sede jurisdiccional ratificó lo relatado ante el
organismo municipal y encuadró lo ocurrido en acoso y no en violencia ya
que -expresó- el denunciado la invitaba, en el ámbito laboral, a salir. Refirió
mantener un vínculo afectivo con otra persona y que sus rechazos a las
propuestas de su jefe fueron respondidas por recriminaciones y le
produjeron problemas. Destacó que en el trabajo, junto a su otra
compañera afectada, son las únicas mujeres. Especuló con que su jefe
quería saber todo sobre su vida y se aprovechaba de su condición de madre
separada y necesitada de trabajar.
Por su parte, F. C., también ratificó lo que oportunamente
denunció su compañera por ante la Subsecretaría de la Mujer adonde
además, había dicho que su jefe la extorsionaba y le recriminaba. Admitió
que en dos oportunidades salió con él por miedo y agregó que tenía gestos
nobles para luego pedir algo a cambio. En sede jurisdiccional refirió que
desde que se negó a salir con su jefe las cosas cambiaron. La mandaron a
limpiar los baños y la sala municipal, que según ella no le corresponde.
Igualmente estuvo a derecho el denunciado, Ricardo Hernán
Albeira. Caracterizó la relación que afirmó mantiene con ambas numerarias
de amistad y desestimó lo que denominó una “relación directa”. Exhibió su
teléfono celular y destacó que no ha sido bloqueado por las involucradas. Su
asesor letrado señaló la inexistencia de pruebas que permitan sostener la
medida de tutela anticipada.
Acto seguido, en fecha 12/08/22 la jurisdicción apelada
ordenó una evaluación psicológica y psiquiátrica a Ricardo H. Albeira a fin de
arribar a un diagnóstico y posible tratamiento de sus conductas como
también le requirió acredite la realización de la capacitación que ordena la
ley 27.499 conocida como “Ley Micaela”.
Albeira apeló ambas decisiones, la originaria prohibición de
realizar actos molestos y perturbadores en perjuicio de las dos numerarias
municipales y el tratamiento que le fue ordenado y la acreditación de la
capacitación.
2. Su primer recurso fue desestimado y llegó en queja a este
Tribunal. Su segunda apelación fue concedida.
3. Por razones de economía procesal proponemos resolver
ambas apelaciones, conforme los artículos 42 de la ley 10.956 (B.O.
9/04/22) y 31 inciso 5 punto c) del rito procesal civil y comercial
entrerriano.
Para la tarea, trataremos primero la queja que tramita por el
expediente electrónico caratulado “Subsecretaría de la Mujer Viale c/Albeira
Ricardo Hernan s/Violencia de Género s/Recurso de Queja por apelación
denegada” -Expte N° 1758-; para luego hacer lo propio con la apelación en
estos actuados.
A los análisis de los respectivos recursos, queja y apelación,
se sumará una auditoría del procedimiento impreso en los actuados.
4. Albeira fundó su queja en que la decisión denegatoria de
su apelación resultó a su juicio infundada y expuso sus razones para
considerarla así.
La irrecurribilidad [sic, por no recurrible] -sostuvo– es
incompatible con el derecho convencional americano y no cumple con el fin
de la jurisdicción cual es el de afianzar la justicia.
Todo justiciable tiene derecho al doble conforme [por
instancia] -dijo-, de ahí que la negación del recurso importa un obstáculo al
derecho a acudir a la magistratura que los estados deben garantizar.
Categorizó a la medida cuestionada como posible generadora de
responsabilidad estatal internacional.
5. La decisión cuya apelación denegó la magistratura de paz
vialense y motivó la queja consistió, literalmente, en “prohibir al denunciado
A lbeira R icardo H ernan realizar actos m olestos y perturbadores contra, B . N .
F. y M .F.C . bajo apercibim iento de im poner m edidas m ás gravosas”.
Fue adoptada en cumplimiento del deber que impone el
artículo 21 de la ley 10.956 y dentro del menú de opciones que le describe
el artículo 24 de la misma norma, particularmente en su inciso b) en cuanto
faculta al poder judicial a ordenar al denunciado por violencia de género el
“...cese en los actos de perturbación o intim idación que, directa o
indirectam ente, realice hacia la m ujer”.
Su contenido material se identifica con el mandato general
que nos prohíbe a todas las personas producir daños injustificados a
terceros.
La jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación (1) fundó el cimiento básico de convivencia humana apuntado
- alterum non laedere por su latinismo -, en el artículo 19 de la Constitución
Nacional y en la reciente reforma al C.C.C. lo identificó en su artículo 1710
(2).
Este último texto conviene recordar por su importancia, no
sin olvidar que se trata de un principio estructurante del sistema jurídico
argentino y aplicable en consecuencia, a todos los ámbitos de conducta
gobernados por el derecho (3):
“D eber de prevención del daño. T od a p erson a tien e el
d eb er, en cuanto de ella dependa, de:
a) evitar cau sar u n d añ o n o ju stificad o;
b) adoptar, de buena fe y conform e a las circunstancias, las m edidas
razonables para evitar que se produzca un daño, o dism inuir su m agnitud; si
tales m edidas evitan o dism inuyen la m agnitud de un daño del cual un
tercero sería responsable, tiene derecho a que éste le reem bolse el valor de
los gastos en que incurrió, conform e a las reglas del enriquecim iento sin
causa;
c) no agravar el daño, si ya se produjo.” (el destacado no es del original).
La decisión cuya apelación denegada originó la queja no hizo
más que reproducir el principio general de convivencia humana y dirigirlo
hacia dos personas que denunciaron su violación.
En las condiciones apuntadas, no advertimos en que consiste
el agravio particularizado que debe invocar el denunciado para que proceda
su recurso y que lo diferencie del resto de las personas a quienes, junto a él,
está destinada la norma contenida tanto en el artículo 19 de la C.N. como
en su par 1710 del C.C.C. y reproducida para el caso en la decisión que
originó la presente queja (4).
El hecho que la medida de tutela anticipada haya precisado,
del vasto universo de sujetos del derecho a los que está dirigida la norma, a
dos personas en particular, no la convierte en resolución agraviante que
justifique una apelación. El destinatario de la particular tutela anticipada
ordenada en nada se diferencia del resto de las personas, las que debemos
honrar en todo momento el principio, independientemente que la
magistratura nos lo recuerde o nos lo personalice definiendo sus
destinatarios.
La decisión cuestionada no agregó una sola condición o
circunstancia al texto de la norma transcripta y contenido del principio, que
pueda identificar un agravio en particular y diferente al acatamiento general
que todos le debemos al postulado y que además, amerite y justifique la
apelación denegada y la consiguiente queja promovida.
La medida dirigida a Albeira no limitó su libertad ni su
patrimonio, como tampoco supuso su incumplimiento del principio general
de convivencia. Simplemente lo reprodujo y lo circunscribió a dos
destinatarias.
No surge de la redacción del decisorio apelado, que la
magistratura que la adoptó haya dado por supuesto autoría alguna de
conductas disvaliosas. El direccionamiento al denunciado y la circunscripción
a las denunciantes que de la norma general de convivencia condensó la
decisión apelada, para nada significó, al momento de su dictado, suposición
de haberla violado por su destinatario. De su texto no es lógica ni
jurídicamente posible extraer tales conclusiones.
Por lo demás, si el fin de la norma es precisamente evitar o
hacer cesar conductas violentas en perjuicio de las mujeres; el mandato
judicial que en la causa lo efectivizó se encuadró adecuadamente en sus
márgenes de un modo razonable, preciso y limitado a tal objetivo.
En conclusión, proponemos al acuerdo rechazar la queja.
6. En cuanto a la apelación al decisorio de fecha 12/08/22
-orden de evaluación psíquica y psiquiátrica a fin de tratar conductas y
acreditación cumplimiento de la Ley Micaela– el denunciado expresó sus
agravios.
Dijo que la medida se adoptó sin base probatoria en la que
sostenerse y por lo tanto no estuvo razonablemente fundada.
Denunció que la resolución tuvo por existente una anomalía
en su conducta pasible de tratamiento, lo que violentó a su juicio su
garantía de inocencia y fundamentalmente su dignidad.
Reclamó su control de convencionalidad, en cuanto afectó
-insistió- su dignidad.
7. En cumplimiento del artículo 243 del rito civil y comercial,
la justicia de paz de Viale corrió traslado a las denunciantes y les consultó
sobre la efectividad de las medidas. Según constancia actuarial, ambas se
manifestaron positivamente al respecto y especificaron que no hubo mas
comunicación entre ellas y el denunciado.
Se elevaron los actuados a esta instancia.
8. La agenda de temas a tratar por este Tribunal en ejercicio
de su competencia de grado la establecen los apelantes.
En su recurso, Albeira cuestionó parte de la medida adoptada
el 12/08/22, no toda.
Sus críticas las dirigió a la orden de evaluarlo psicológica y
psiquiátricamente para arribar a un diagnóstico y/o posible tratamiento de
sus conductas; no así al requerimiento de acreditar haber efectuado la
capacitación que dispuso la Ley Micaela. A éste último mandato no le destinó
agravios.
Conclusión, concentraremos el trabajo en la única parte
cuestionada.
9. La medida “complementaria” impugnada fue decidida
conforme las facultades que la ley 10.956 asigna a la magistratura en el
artículo 21 al final.
Destacamos que las citaciones a las personas involucradas
fueron efectuadas en término -artículo 22– y la jurisdicción apelada, atento
las constancias en los actuados electrónicos, no consideró necesario el
informe del equipo técnico interdisciplinario judicial, ya que la intervención
de la Subsecretaría de la Mujer del Municipio de Viale habilitó a dar por
satisfecho su cumplimiento, en la medida en que así se verificaron las
condiciones previstas en el tercer párrafo del artículo 23 - ”...diagnóstico
claro de los hechos denunciados que fuera efectuado por profesionales o
equipos interdisciplinarios de instituciones públicas o privadas especializadas
en la tem ática de violencia contra las m ujeres” -.
10. Los agravios bien pueden clasificarse en dos ítems
temáticos.
El primero referido a la suficiencia probatoria para conmover
el estado de inocencia del que goza todo encartado, el peso de la prueba y
su posterior valoración.
El segundo comprende la eventual afectación de la dignidad
del denunciado por la medida adoptada.
11. En causas en las que el proceso, entre otros objetivos,
busca indagar si efectivamente las conductas de varones violentaron
mujeres, como los regidos por la ley de protección integral a las mujeres Nº
26485 (B.O. 14/04/09) a la que el Estado Provincial adhirió por la ya
mencionada Ley Nº 10.956; habrá que analizarlos desde una mirada que
contemple las tensiones emergentes entre los clásicos principios de
inocencia y la imposición de las cargas probatorias, por solo citar algunos,
con los nóveles postulados que priorizan la incidencia en la reconstrucción
de lo efectivamente ocurrido, generalmente al amparo del anonimato, la
versión de la denunciante, su coherencia interna y externa, o la inexistencia
de duda razonable que permita desmerecerla justificadamente.
Este tipo de procesos recoge la experiencia procesal de
denunciantes desfavorecidas por los resultados de una aplicación estricta del
proceso tal como lo conocemos hasta ahora y decide, deliberadamente,
favorecerlas, como ocurre en otros, p.e. el laboral o el regulatorio de las
relaciones de consumo, en donde la ley adjetiva contempla las diferencias
estructurales entre trabajador y empleador o usuario y proveedor y las trata
de equilibrar a la hora de regular el enjuiciamiento de sus disputas.
Otro tanto ocurrió años atrás cuando ingresó al proceso civil
la teoría de las cargas probatorias dinámicas para acreditar daños en
circunstancias que presentaban enormes dificultades probatorias para
quienes afirmaban haber sido víctimas de conductas dañinas; hoy día, en
aquellos asuntos en los que se denuncia violencia en perjuicio de las
mujeres, la materia probatoria necesaria y suficiente para desplazar el
principio de inocencia está regida y se compone de principios, legales y
jurisprudenciales, orientadores que indican al juzgador como efectuar su
valoración y poder verificar o no algunos de los tipos previstos por la norma.
Lo apuntado para nada excluye el reinado del método de la
sana crítica -artículos 372, 444 y 462 del rito procesal civil y comercial
entrerriano- en la apreciación de la prueba. Por el contrario, los postulados
probatorios se integran a la critica racional con un novedoso potencial
acreditante admitido por las convenciones de derechos humanos, las leyes y
los tribunales que las interpretan e irradian sus proyecciones a los jueces
inferiores.
Entre las postulaciones probatorios destacadas, cabe
recordar:
• la libertad y amplitud probatoria, prevista en los artículos
31 y 6 inciso h) de las leyes N° 26.485 y su adhesión provincial Nº 10.956;
• las presunciones indiciarias graves, precisas y
concordantes; artículo 31 Ley 26.485;
• la prueba circunstancial, los indicios y las presunciones
conforme el punto 72 de la sentencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en el caso de la “Panel Blanca”: Paniagua Morales y
otros vs. Guatemala; fallo del 8 de marzo de 1998 (5).
En lo que a valoración respecta, sobresalen:
• la importancia prevalente que el juzgador debe asignar a
la prueba presuncional, indiciaria o circunstancial (6);
• la perspectiva de género al juzgar, cuya utilización
ordena el inciso h) del artículo 6 de la ley 10.956;
• la particular doble condición de las denunciantes:
mujeres trabajadoras, ambas integrantes de un colectivo de preferente
protección constitucional;
• el resultado de confrontar las conclusiones probatorias
presuncionales, indiciarias o circunstanciales con la duda razonable (7).
12. Con las herramientas de análisis probatorio apuntadas y
sus valoraciones respectivas antes indicadas, habremos de comenzar la
tarea.
Para el denunciado no existe prueba alguna de cargo que
permita sostener razonablemente la verosimilitud de la denuncia.
Por el contrario, las evidencias obrantes en los actuados
electrónicos indican lo opuesto. Veamos por que.
La CSJN ha establecido un criterio general de valoración de la
prueba testimonial para el enjuiciamiento de conductas denunciadas por
violentas en perjuicio de las mujeres: la confiabilidad en las denunciantes,
salvo claro está, duda razonable (8).
No advertimos motivo alguno por los que la denunciante
anónima, luego ratificada por B.N.F. y F.C., hayan tenido la repentina idea
de inventar los abusos de poder y posición dominante en la relación de
empleo que atribuyeron a Albeira.
El motivo ensayado por el denunciado en su apelación con el
que intentó explicar lo acontecido -”... y la infundada denuncia tiene com o
m óvil pura y exclusivam ente en que eran renuentes en acatar directivas de
desarrollo y organización en la jornada de trabajo...”– se limitó al discurso,
carente de base probatoria.
Por el contrario y siguiendo las pautas indicadas, observamos
la presencia de indicios y circunstancias múltiples, coincidentes, precisas y
graves -artículo 16 del rito civil y comercial aplicable por remisión de su par
61 de la ley 10.956-, que permiten razonablemente tener por acreditados
los elementos del tipo genérico previsto en el primer párrafo del artículo 4
de la ley nacional:
“D efinición. S e entiende por violencia contra las m ujeres toda
conducta, acción u om isión, que de m anera directa o indirecta, tanto en el
ám bito público com o en el privado, b asad a en u n a relación d esig u al d e
p od er, afecte su vid a, lib ertad , dignidad, integridad física, psicológica,
sexual, económ ica o patrim onial, com o así tam bién su seguridad personal.
Q uedan com prendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes.”
(el destacado no es del original)
Para así concluir tenemos particularmente en cuenta que se
entiende por acoso sexual en el ámbito laboral:
"...al definir el acoso sexual en el trabajo y la violencia de
género, C astagnino afirm a que dentro del acoso sexual se incluye todo
com portam iento de carácter sexual no consentido por la persona a quien
está dirigido y que "incluye desde com entarios, brom as o insinuaciones de
índole sexual, ofensivas o no deseadas..."(C A S TA G N IN O , Laura C ristina
"A coso sexual en el trabajo", en "Tratado de G éneros, derechos y justicia.
D erecho del trabajo", dirigido por M arisa H errera, S ilvia E. Fernández y
N atalia de la Torre; R ubinzal-C ulzoni editores; S anta Fe, 1a. ed., 2020, p.
228/229)” (9).
La prueba indiciaria relevante, es a nuestro juicio, la que
sigue:
• las circunstancias denunciadas se verifican siguiendo un
mismo patrón: en el lugar y en la relación de trabajo en donde el Albeira
ejerce posición dominante dada su condición de jefe y, según , , las
violentadas son las únicas mujeres, dato que facilita el ejercicio de
conductas acosadoras;
• los pormenores relatados por ambas denunciantes,
ratificados en pequeña pero válida escala por las capturas de pantallas
telefónicas incorporadas a los actuados informatizados, son coincidentes y
en ambos casos exhiben un mismo propósito: la seducción forzada -valga la
contradicción- o al menos con la intención de estrechar vínculos íntimos y
ajenos a la amistad en una relación de empleo; p.e. las invitaciones del jefe
a salir o a concurrir a su domicilio cuando está solo, sus sugerencias
destinadas a una de las denunciantes delante de un colchón, sus mensajes
recriminatorios a ambas, las indagaciones sobre la vida de sus empleadas
impropias de una relación de trabajo, por sólo citar algunos.
13. Para pesar la prueba colectada y confrontarla con el
principio de inocencia que reclamó ausente de consideración el denunciado,
habrá que tener particularmente en cuenta los criterios generales de
justipreciación en casos de violencia de género ya apuntados: la perspectiva
de juzgamiento; la doble condición de las mujeres trabajadoras bajo la
jefatura del denunciado, lo que las vuelve particularmente vulnerables a la
violencia; la importancia superlativa de la prueba indiciaria en estos
procesos y los estándares de probabilidad prevalente sumado al de la duda
razonable.
El patrón probatorio es la regla que define el nivel de
suficiencia probatoria necesario para considerar que una afirmación fáctica
controvertida ha sido judicialmente confirmada; funciona como un umbral a
partir del cual puede decirse que una afirmación ha sido probada. Este
umbral será distinto según el tipo de pretensión que está siendo juzgada y
esa variación dependerá de decisiones políticas relacionadas con el margen
de error en las sentencias judiciales que la sociedad está dispuesta a tolerar
(10).
Los estándares de prueba en los procesos civiles y penales
son diversos.
En el primero se utiliza el estándar de “probabilidad
prevalente”: para que un hecho pueda tenerse como probado, la prueba
debe arrojar como resultado una mayor probabilidad de que haya ocurrido,
frente a la posibilidad de que no haya sucedido.
En el penal el estandar utilizado es el que sintetiza la frase
“más allá de toda duda razonable”. “El concepto "m ás allá de duda
razonable" es, en sí m ism o, probabilístico y, por lo tanto no es,
sim plem ente, una duda posible, del m ism o m odo que no lo es una duda
extravagante o im aginaria; es, com o m ínim o, una duda basada en razón”
(11).
Utilizando ambos estándares, concluímos en que existe una
prevalente probabilidad en que los hechos ocurrieron según el relato de las
denunciantes. El acoso existió en el marco de la relación de empleo y se
produjo la violencia contra las mujeres trabajadoras conforme lo previsto
por los artículos 4 -violencia en general- , 5 incisos 2 y 5 -violencia
psicológica y simbólica- y 6 -violencia laboral – de la ley 26.485; conforme
la prueba documental arrimada -capturas de pantalla – coincidente con la
circunstancial ya analizada.
La contundencia del peso de la prueba efectuado descarta la
eventual presencia de los elementos fabulosos insinuados y no probados por
el denunciado en el discurso de ambas denunciantes, quienes, a todo
evento, resultan creíbles “mas allá de toda duda razonable”, pues de lo
actuado no se evidencia alguna razón que permita sostener que
aquellas junto a su anónima compañera, repentinamente gestaron y
concretaron la idea de inventar los abusos.
Las dudas sobre las denuncias en estos casos, no
pueden basarse ni limitarse a la subjetividad discursiva del
denunciado. La valoración a efectuar sobre su discurso defensivo
debe inscribirse y “… derivarse de una m inuciosa, racional y objetiva
evaluación de todos los elem entos de prueba en conjunto, por lo cual la
m era invocación de cualquier incertidum bre acerca de los hechos no im pide,
per se, obtener razonablem ente, a través de un análisis detenido de toda la
prueba en conjunto, el grado de convencim iento necesario para form ular un
pronunciam iento” (11).
En conclusión y de acuerdo al fin de la norma N° 10956 que
regula este especial proceso, corresponde declarar que el acoso denunciado
se tiene por debidamente acreditado.
14. En cuanto al contenido de la medida apelada,
adelantamos que asiste razón al apelante.
La decisión jurisdiccional consistió en ordenar su evaluación
psicológica y psiquiátrica para diagnosticar y posiblemente tratar su
conducta.
Tal decisorio supera los límites permitidos a la jurisdicción e
ingresan injustificada e ilegítimamente en la libertad y dignidad del
individuo, como fue denunciado y obviamente exceden los acotados -aunque
poderosos- fines de la norma que regula el proceso y le signan su particular
desarrollo.
Los actuados exhiben y acreditan conductas disvaliosas,
ilícitas y dañinas imputables a Albeira y tipificadas por la ley de protección
integral a las mujeres, particularmente en sus artículos 4, 5 incisos 2 y 5 y 6
inciso c), violencia en general y violencia en sus especificaciones
psicológicas, simbólicas y laboral en el ámbito público.
Conductas disvaliosas no necesariamente constituyen
conductas patológicas, propias de evaluaciones como las apeladas,
fundamentalmente la psiquiátrica. La conducta verificada y probada en estos
actuados atribuible al encartado Albeira categoriza "en la prem isa de la
inferioridad o superioridad de cualquiera de los géneros o en los papeles
esteriotipados para el hom bre y la m ujer que legitim izan o exacerban la
violencia contra la m ujer" (artículo 8 inciso b) de la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer aprobada por Ley 24.632 (B.O. 9/04/96).
Lo que el expediente demuestra es que Albeira incurrió en
actitudes disvaliosas e ilegítimas cuyos orígenes y raíces descienden hasta lo
profundo de las tradiciones socio culturales sobre los lugares y roles al que
hemos sido destinados mujeres y hombres, y que nuestras comunidades
han decidido evidenciar, concientizar y erradicar.
Ordenar evaluaciones y tratamientos psiquiátricos mediante
decisiones jurisdiccionales “medicaliza” la función jurisdiccional y la excede;
más allá de las dudas sobre su eventual eficacia que genera la
obligatoriedad con que se impone.
La obligatoriedad de cualquier intervención en el órden
psíquico del sujeto es de excepción. La práctica psicológica como la
psiquiátrica requiere del consentimiento de su destinatario, evidentemente
ausente. Prueba de la falta de consentimiento lo constituye, sin lugar a
dudas, su apelación.
Obsérvese que por principio general, la intervención
psiquiátrica para el tratamiento de patologías psíquicas requiere el
consentimiento informado del paciente -artículo 10 de la Ley 26.657 (B.O.
3/12/10) “Derechos a la protección de la Salud Mental”- como requisito de
procedencia, por tratarse de un dispositivo sanitario aceptado libremente
por el que solicitó el tratamiento. Su imposición es extraordinaria y exige la
presencia de ciertos extremos que la justifiquen.
La ley local de aplicación de su par nacional contiene un
menú de medidas a las que la magistratura podrá recurrir, siempre bajo al
paradigma de la intervención jurisdiccional indispensable en una sociedad
respetuosa de la libertad de sus integrantes, a fin de erradicar la violencia
en el caso en análisis.
Estimamos que la magistratura con asiento en el lugar en
donde se produjeron los hechos es la más indicada para seleccionar la
medida a adoptar máxime cuando, y a tenor de los informes actuariales, a la
fecha dejaron de producirse las intervenciones violentas en perjuicio de las
numerarias comunales, evaporándose así, al menos por ahora, la urgencia
propia de este tipo de procesos.
15. Por las razones descriptas, proponemos:
1. Desestimar la queja y por Secretaría incorporar copia
auténtica del presente al expediente electrónico donde tramitó;
2. Revocar la parte del resolutorio apelado según los
considerandos precedentes y, firme la presente, enviar los actuados de
inmediato a la instancia anterior para que sigan según su estado.
COSTAS Y HONORARIOS:
Por último, entendemos que las costas deben ser impuestas
al apelante. Se difiere la regulación de honorarios para su oportunidad.
Así votamos.
Notas
(1) CSJN en “Gonzalez Domingo Avelino c/ Provincia de Tucumán s/ daños y
perjuicios “ del 06/09/2022;
(2) CSJN en “Gobierno de la Ciudad de Buenos Aries c/Estado Nacional (Poder
Ejecutivo Nacional) s/acción declarativa de inconstitucionalidad” del 04/05/2021;
“Arregui, Diego Maximiliano c/ Estado Nacional - PFA - Y otros s/ daños y perjuicios”
del 26/12/2017; entre otros;
(3) CSJN en “Aquino Isacio c/Cargo Servicios Industriales S.A. s/artículo 39 Ley
24.557” del 21/09/2004; “Lew, Benjamín Jorge y otro c/ Estado Nacional-Ministerio
del Interior-Policía Federal s/ beneficio de litigar sin gastos” del 25/09/1997; entre
otros;
(4) CSJN en “Thomas Enrique c/E.N.A. s/ amparo” del 15/06/10;
(5) “72. Además de la prueba directa, sea testimonial, pericial o documental, los
tribunales internacionales -tanto como los internos- pueden fundar la sentencia en la
prueba circunstancial, los indicios y las presunciones siempre que de ellos puedan
inferirse conclusiones sólidas sobre los hechos. Al respecto, ya ha dicho la Corte que
en ejercicio de su función jurisdiccional, tratándose de la obtención y valoración de
las pruebas necesarias para la decisión de los casos que conoce puede, en
determinadas circunstancias, utilizar tanto las pruebas circunstanciales como los
indicios o las presunciones como base de sus pronunciamientos, cuando de aquéllas
puedan inferirse conclusiones consistentes sobre los hechos (Caso Gangaram
Panday, Sentencia de 21 de enero de 1994. Serie C No. 16, párr. 49; ver también
Caso Loayza Tamayo, Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Serie C No. 33, párr.
42; Caso Castillo Páez, Sentencia de 3 de noviembre de 1997. Serie C No. 34, párr.
39; Caso Blake, Sentencia de 24 de enero de 1998. Serie C No. 36, párr. 49).”
(6) Éste Tribunal en “A.M.F. c/ M.G.F. y Estado Provincial s/daños y perjuicios”, fallo
del 30/03/21, en particular: “El acoso sexual presenta su talón de aquiles
justamente en la prueba, porque habitualmente resulta difícil tener constancias
"directas" sobre su existencia. El caso traído a debate es más fuerte en términos
probatorios ya que hay constancias documentadas del mismo, y, en lo que refiere a
los demás comportamientos que Albarracín denunció, cabe tener en cuenta que, en
esta materia, cobra vital importancia la prueba de indicios (CASTAGNINO, op.
cit., p. 248/249),…” (El destacado no es del original)
(7) CSJN en “S., J. M. s/ abuso sexual -artículo 119 3° párrafo” del 04/06/2020 en
Colección de Fallos: 343:354. Particularmente “Es arbitraria la sentencia que para
absolver al imputado en orden al delito de abuso sexual agravado en perjuicio de
una niña sostuvo que su testimonio no resultaba creíble más allá de toda duda
razonable, pues de lo actuado no existe alguna razón que permita sostener
que aquella repentinamente tuvo la idea de inventar los abusos, mediante un
relato que luego mantuvo en el tiempo y que a lo largo del trámite se ha
acreditado.” -Del dictamen de la procuración General al que la Corte remite- (El
destacado no es del original)
(8) “Es arbitraria la sentencia que rechazó el recurso de casación deducido por la
querella contra la sentencia que absolvió a los imputados en orden a los delitos de
abuso sexual gravemente ultrajante reiterado y abuso sexual gravemente ultrajante
con acceso carnal, pues tanto el tribunal oral como el a quo pasaron por alto los
criterios para la correcta valoración de la prueba en casos como el presente,
en la medida en que cuestionaron la confiabilidad del testimonio de la
víctima a partir de la diferencia que presentarían sus declaraciones acerca de la
cantidad de veces que fue obligada a practicar sexo oral al acusado, por lo que tal
proceder implicó, además, menospreciar lo declarado por aquélla sobre las
oportunidades en que habría sido accedida carnalmente a pesar de que en este
aspecto no existieron discrepancias en sus declaraciones.” -Del dictamen de la
Procuración General al que la Corte remite. Colección de Fallos 345:140;
(9) Este Tribunal en “A.M.F. c/ M.G.F. y Estado Provincial s/daños y perjuicios”, fallo
del 30/03/21;
(10) Ramos Arrúa Justo en “Estándar probatorio y perspectiva de género” Revista
Paraguaya de Derecho - Número 1 - Diciembre 2020
(11) CSJN Colección de Fallos 343:354.
A su turno LA SEÑORA VOCAL ACEVEDO manifiesta que
hace uso de la facultad de abstención prevista legalmente.
Con lo que no siendo para más, se dio por finalizado el acto
quedando acordada la siguiente sentencia:
SENTENCIA:
PARANÁ, 19 de octubre de 2022
VISTO:
Por los fundamentos del Acuerdo que antecede, y habiendo
dictaminado el Ministerio Público Fiscal;
SE RESUELVE:
I. RECHAZAR el recurso de queja interpuesto por Ricardo
H. ALBEIRA, en tramite por ante este Tribunal en los autos caratulados
"SUBSECRETARIA DE LA MUJER VIALE C- ALBEIRA RICARDO
HERNAN S- VIOLENCIA DE GENERO -EXPTE. N° 11327- S/ RECURSO
DE QUEJA (APELACIÓN DENEGADA EN JUZGADO DE PAZ- VIALE)" -
N° 1758.
II. HACER LUGAR al recurso de apelación interpuesto por
Ricardo H. ALBEIRA contra la resolución dictada por el Juzgado de Paz de
Viale en fecha 12 de agosto de 2022, y en consecuencia, REVOCAR
parcialmente el resolutorio, en cuanto dispone: "O rdenar evaluación
psicológica y psiquiátrica al S R . A LB EIR A R IC A R D O H ER N A N , a fin de arribar
a un diagnóstico y/o posible tratam iento de sus conductas.. Para ello,
deberá con la cédula en donde se lo notifica de la m edida, com parecer al
H ospital C astilla M ira o efector de salud m ás cercano a solicitar turno, y
acreditarlo ante este Juzgado. A sim ism o, durante dicho tratam iento deberá
presentar las debidas certificaciones al Juzgado".
III. IMPONER las costas a cargo del apelante.
IV. DIFERIR la regulación de honorarios para su
oportunidad.
V. INCORPORAR por Secretaría, copia auténtica del
presente al expediente electrónico donde tramitó el recurso de queja.
Regístrese y notifíquese en la forma prevista en los arts. 1
y 4 del Reglamento de Notificaciones Electrónicas (Ac. Gral. Nº 15/18
STJER) dejándose expresa constancia que la presente se suscribe mediante
firma digital, prescindiendo de su impresión en formato papel.
En estado, bajen sirviendo la presente de atenta nota de
remisión.

Firmado digitalmente por


GONZALEZ ELIAS GONZALEZ
Rubén
ELIAS Hugo

Hugo Rubén Fecha: 2022.10.19 12:37:05


-03'00'
Hugo Rubén Gonzalez Elias. Presidente

ACEVEDO Firmado digitalmente por


ACEVEDO Adriana Beatriz

Adriana Beatriz Fecha:


-03'00'
2022.10.19 12:39:41

Adriana Acevedo. Vocal de Cámara -abstención-

Firmado digitalmente por


BARIDON BARIDON Marcelo Javier
Marcelo Javier Fecha:
-03'00'
2022.10.19 13:00:59

Marcelo Baridón. Vocal de Cámara

Firmado digitalmente por


CATTANEO CATTANEO Pablo Federico
Pablo Federico Fecha:
-03'00'
2022.10.19 13:10:06

Se registró. CONSTE.
Pablo Cattaneo. Secretario

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