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SOBRE LA APERCEPCIÓN

May 2, 2017
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Carlos Piñeros

Durante el seminario sobre la lectura de la Crítica de la Razón Pura (CRP) de


Inmanuel Kant, se presentó una innumerable cantidad de nuevas ideas que
alimentaron profundamente la reflexión sobre lo que implica pensar conocer,
sentir.
 
Pero en una de aquellas reuniones resaltó un término, el cual aparecía familiar
para el psicólogo, ya que hacía parte de los conceptos aprendidos durante la
formación universitaria, dicho término es la apercepción. Iniciemos anotando que
la apercepción no es estudiada de ninguna forma, en las cátedras del plan de
estudios del programa de psicología, sí se abordan temáticas sobre la sensación y la
percepción, que se enfocan comúnmente al estudio de los procesos fisiológicos que
ocurren durante la estimulación de los sentidos (ojos, oído, nariz, etc.) algunas
veces los psicólogos se permiten tratar el tema de la apercepción cuando hacen
referencia ya sea a la teoría de la Gestalt o a los trabajos de Wilhelm Wundt como
fundador de la psicología experimental, luego se abordará estas formas de
comprensión de la apercepción.
 
Pero, si volvemos al seminario filosófico, nos encontramos que Kant propone una
manera muy especial –y previa a la concepción de la psicología- de lo que es la
apercepción, entonces, es el propósito de este breve texto, el comprender primero
la forma como Kant delimita y estructura el concepto de apercepción dentro de su
CRP, para luego realizar una mirada crítica de la forma como los psicólogos han
utilizado el término y analizar si ese uso implica alguna cercanía a la posición
original de Kant. 
 
LA APERCEPCIÓN EN LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA
 
Delimitemos nuestro campo de estudio, nos dedicaremos exclusivamente a la
concepción que existe de la apercepción en la CRP y específicamente a la
concepción que de ella pueda surgir del apartado §15 al §21, nos circunscribiremos
a la traducción propuesta por Gonzalo Serrano1 ya que en ella se propone una
serie de cuidadosas correcciones sobre algunos términos alemanes que al parecer
no fueron tomados en cuenta en las traducciones tradicionales al castellano2 .
 
El capítulo donde Kant aborda de manera más específica el concepto de la
apercepción es en la Analítica de los Conceptos, capítulo II, sección 2, Deducción
trascendental de los conceptos puros del entendimiento, apartado §15 (De la
posibilidad de un enlace en general).
 
Kant inicia dicho apartado preguntándose por la forma en que es posible el enlace
de la multiplicidad de las representaciones intuitivas, afirmando que debe existir
un algo que nos permita que de todas esas representaciones producidas desde la
intuición, nosotros podamos comprender que confluyen en un elemento unificado.
Kant nos señala que este enlace que se puede dar entre las representaciones no
proviene de las sensaciones mismas ni tampoco de la intuición sensible, sino por el
contrario la intuición produce –si se puede decir así- una multiplicidad
representacional, dicha multiplicidad debe lograr ser reunida para que podamos a
través de ella conocer y pensar el objeto. El enlace entonces debe ser establecido
por un algo que no es intuitivo y que tampoco pertenece al pensar mismo, ya que
en el pensar se realiza una serie de actividades cognitivas que implican
necesariamente que previa al pensar exista una unidad de las representaciones
para que al pensar se pueda analizar una representación por ejemplo. Esta
capacidad de enlazar las representaciones pertenece al entendimiento, el cual es
distinto a la intuición y al pensar, pero que sin embargo, mantiene una relación
mutua con las otras dos. Este enlace propio del entendimiento es una síntesis, la
síntesis en Kant nos recuerda que en la constitución de la representación de un
objeto se presenta una síntesis de las representaciones intuitivas y que dicha
síntesis no es propia del objeto en si, sino que por el contrario es el objeto el
producto de la síntesis producida por el entendimiento.
 
Dicha unidad tampoco es categorial, tampoco pertenece al pensamiento, sino que
el pensamiento toma de dicha síntesis previa el objeto y lo puede enlazar a
conceptos para poderlo pensar.
 
En §163 Kant nos propone que estudiemos esa unidad originalmente sintética, para
ello nos propone que el Yo pienso acompaña todas las representaciones, para ser
precisos la frase textual de Kant es: “El Yo pienso tiene que poder acompañar todas
mis representaciones” (Kant, B132, Pág. 80), aquí se nos presenta una situación
difícil, ya que podemos interpretar el Yo pienso, desde la posición cartesiana, lo
cual implicaría una referencia directa a nuestra capacidad humana del pensar y a
la definición de hombre propia de la modernidad. Pero existe otro camino
interpretativo, podríamos pensar el Yo pienso como una afirmación de que algo es
pensado por mi en mi unicidad, algo que es determinado por mi particularidad.
Mientras que en la primera posición el yo pensante es una entidad universal, en la
segunda es particular, luego se intentará analizar la posición kantiana al respecto.
 
Continuando, ese Yo pienso, debe acompañar mis representaciones y además es el
que permite que yo pueda representarme algo en mí mismo, que algo pueda ser
recibido como una representación para mi propia conciencia, esta representación
no es sensible, no es intuitiva, no es pensada, pero unifica la intuición sensible y es
la materia prima –por decirlo así- de la posibilidad de pensar. Esta capacidad de
representación sintética por parte del entendimiento es la apercepción. La
apercepción es la que permite que la autoconciencia pueda discernir que las
múltiples representaciones que llegan a la intuición, todas ellas pertenecen a un yo
siempre idéntico, o si no, el yo quedaría preso de la multiplicidad de las
representaciones intuitivas:
 
Es decir, sólo llamo mías a todas las representaciones en la medida en que
pueda comprender en una conciencia lo múltiple de las mismas. De lo
contrario, tendría un yo tan variopinto y diverso como representaciones –de
las que fuese consciente– poseyera. (Kant. B134. Pág. 82)
 
La apercepción mantendría la posibilidad de que podamos reconocernos en
nuestras representaciones, inclusive que no sepamos de ellas de forma conciente,
pareciera aquí que Kant nos comenta que la apercepción fuera el fundamento de la
identidad yoica frente al mundo, ya que sin ella, cada sensación sería en sí misma
tan diversa a las otras que existiría un yo para cada una de las sensaciones y no un
yo unificador que permita la constitución de un mundo. Es decir, para que
podamos tener la posibilidad de intuir como una representación está ligada a otra
representación, es necesario que la apercepción unifique ese enlace en una
conciencia que siempre es idéntica:
 
Sólo gracias a que puedo enlazar un múltiple de representaciones dadas en
una conciencia es posible que yo mismo me represente la identidad de la
conciencia en estas representaciones, es decir, la unidad analítica de la
apercepción sólo es posible bajo la presuposición de cierta unidad sintética.
(Kant, B134. Pág. 81)
 
La apercepción es la que marca, como una señal de propiedad, a cada una de las
intuiciones con el Yo pienso, el cual permite que yo pueda ser conciente de que las
representaciones que recibo provienen de una fuente idéntica que en este caso es
mí entendimiento.
 
Ahora bien, la posición de Kant va mucho más allá, al afirmar que el objeto mismo
de nuestra percepción está construido desde nuestro entendimiento: “Pero objeto
[O] es aquello en cuyo concepto se halla reunido lo múltiple de una intuición
dada.” (Kant. B137. Pág. 83). El objeto no es algo determinado “empíricamente”,
sino que él está construido desde mi subjetividad, pero no esta construido desde
mi voluntariedad, la subjetividad impone al mundo elementos de organización
previos a toda forma de sensibilidad (estética), dichos elementos son el espacio y el
tiempo, pero además de ello, la construcción de un objeto que pueda ser conocido
implica además que pueda ser representado para una conciencia que pueda pensar
dicho objeto. El objeto entonces no es algo ya dado, fuera de mí, sino es una
construcción de nuestra subjetividad humana y no una construcción aleatoria del
capricho humano.
 
Como una forma de concluir este apartado kantiano de la apercepción, recordemos
entonces que la apercepción, como acto del entendimiento, es la que permite la
producción de un objeto pensable, además que la apercepción es la base para que
nuestro mundo humano pueda ser comprendido por nuestra conciencia, en la
medida en que es la apercepción, la que marca en cada representación, el sello de
una conciencia idéntica, que hace que dicho mundo representable, sea una entidad
que pueda ser analizada y pensada por nuestra subjetividad. 
 
Finalmente retomemos el punto que dejamos en suspenso previamente, para situar
la discusión, partamos de una problemática específica: 
 
Que este pensar sea – como sugiere Kant – un pensar de un sujeto («de mí
mismo») o las condiciones puras de todo pensamiento en general, es cuestión
muy debatible (y que ha sido debatida a menudo por los neokantianos). Los
resultados de la discusión no son ociosos; no sólo puede cambiarse
grandemente la interpretación de la filosofía de Kant – haciendo de ella,
según los casos, un subjetivismo trascendental.
(http://culturitalia.uibk.ac.at/hispanoteca/lexikon%20der%20linguistik/
ao/APPERZEPTION%20%20%20Apercepci%C3%B3n.htm) 
 
 
La anterior nota nos recuerda que existe la discusión de que si Kant al escribir
sobre la apercepción, el entendimiento y el pensar, lo hacía en una reflexión de lo
particular o como rasgo universal. Creo que dentro de la lectura del texto kantiano
podemos tomar que ambas posiciones son viables, tanto podemos entender que la
apercepción es un problema mío, en la medida es que es mí subjetividad la que se
coloca en juego en cada una de las representaciones propias de mí mundo, pero
también hay que comprender que esa capacidad es nuestra, hace parte de nuestras
posibilidades como humanos y que dicha capacidad de construcción del mundo es
una capacidad que debe ser posible de ser compartida con la comunidad humana,
o sino se caería en un solipsismo, donde cada quien piensa un mundo indistinto
del de los otros, y por ello absolutamente incomunicable; considero que ello no era
la intención de Kant, sino precisamente lo contrario, que sí es verdad que nuestro
mundo es distinto al de las demás especies, pero que ese mundo humano es un
mundo compartible, necesariamente compartible para que pueda ser existente
entre nosotros mismos.
 
LA APERCEPCIÓN EN LA PSICOLOGÍA 
En la historia de la psicología aparece el término apercepción en tres capítulos
principalmente. El primero de ellos hace referencia al fundador de la psicología
experimental Wilhelm Wundt, dicho psicólogo pretendió estudiar de manera
experimental y en laboratorio. Dentro de los textos de historia de la psicología se
encuentran varias maneras como Wundt comprendió lo que era la apercepción: 
 
Apercepción significa asimilación, inclusión de nuevas sensaciones, y su
síntesis en la totalidad de la conciencia. El sentimiento es la reacción de
apercepción ante un nuevo contenido sensorial. (Wolman. Pág. 15)
 
En esta primera aproximación, el autor (Wolman) sitúa a la apercepción como un
elemento psíquico integrador de sensaciones, lo cual de alguna forma nos recuerda
de una manera general la posición de Kant en lo referente que cómo la apercepción
es la encargada del trabajo de síntesis originaria de lo múltiple de la intuición, pero
en la lectura que realiza Wolman de Wundt nos muestra a éste ultimo reduciendo
la apercepción a una forma de atención que integra sensaciones a nuestra
conciencia y no como lo plantearía Kant como el elemento unificador de nuestra
conciencia en sí misma, es decir, lo que permite la existencia de la conciencia.
 
En una línea similar se encuentra la lectura que realiza Hothersall de la
apercepción wundtniana:
Wundt consideraba la atención como un proceso mental que crea un foco de
conciencia. […] Los observadores de Leipzig eran entrenados para distinguir
en sus introspecciones entre sensaciones e ideas tanto en el Blickfeld (campo
de atención) como en el Blickpunkt (foco de atención). Wundt llamó
apercepción al proceso mental que lleva los contenidos al foco de atención.
(Hothersall. Pág. 129)
 
Hothersall –refiriéndose a Wundt- hace hincapié en la idea de la apercepción como
elemento integrador en nuestra atención, es lo que unifica nuestras percepciones
para que seamos concientes de ella. Aquí la lectura de a apercepción parece de
cierta forma distinguirse más de la kantiana, nuevamente se enlaza apercepción
con la atención consciente del yo, la apercepción hace que yo pueda ver alguna
cosa y omite también lo que queda fuera de mi campo de percepción, nuevamente
se pierde la idea kantiana de la apercepción como fundadora de la conciencia en el
sentido de que es ella la que permite la construcción de objetos posibles para ser
pensados y más aún para ser percibidos por la conciencia. Además de lo anterior,
podemos recordar aquí que Kant nos señala que la apercepción no es
necesariamente consciente, pero que sí es posible que sostenga nuestras
representaciones concientes del objeto: “Es decir, como representaciones mías
(aunque no tenga conciencia de ellas en calidad de tales) tienen que conformarse
necesariamente a la condición única bajo la cual pueden hallarse juntas en una
autoconciencia común, porque, de lo contrario, no me pertenecerían
continuamente.” (Kant. B132. Pág. 81). Con lo anterior se muestra que para Kant lo
mío no es correlativo a lo conciente, sino a una forma de subjetividad que
construye mi identidad en las representaciones. 
 
Finalmente encontramos la posición de Leahey, en dónde la referencia de Wundt
es mucho más extensa y nos demuestra indudablemente la tendencia kantiana de
Wundt. 
 
Según Leahey, Wundt aborda el término apercepción para explicar la conciencia y
la atención:
La conciencia parece ser como un gran campo poblado de elementos
ideacionales. Un área del mismo cae dentro del foco de atención, y las ideas
contenidas en la misma se perciben claramente. A los elementos que se
encuentran situados fuera del área focal apenas se les siente como presentes y
no pueden ser identificados. El foco de conciencia se sitúa allí donde opera la
apercepción, avivando los estímulos hasta que se ven perfectamente claros.
Los ítemes que caen fuera del foco de la apercepción son únicamente
aprehendidos; no se les ve con claridad. (Leahey. Págs. 237-8)
 
Se adopta la posición ya establecida por los otros autores, pero señalando aún más
como la apercepción interviene en nuestra atención conciente de los objetos.
Continúa Leahey:
 
La apercepción era especialmente importante en el sistema de Wundt. No
solo era responsable de la síntesis activa de los elementos en totalidades, sino
que también explicaba las actividades mentales superiores del análisis (que
desvelaba las partes que componían una totalidad) y del juicio. Era
responsable de las actividades de relación y comparación, que son las formas
más simples de síntesis y análisis. La síntesis propiamente dicha adopta dos
formas distintas: imaginación y entendimiento. La apercepción era la base de
todas las formas superiores de pensamiento, tales como el razonamiento y el
uso del lenguaje, y representaba un papel fundamental en la psicología de
Wundt, tanto en su sección individual como en la social. (Leahey. Págs. 237-
8) 
 
Es importante anotar que este autor al hacer referencia a la obra de Wundt utiliza
términos contemplados dentro de la CRP por Kant (síntesis, análisis, juicio,
imaginación, entendimiento, pensamiento, etc.), pero en un sentido diferente, por
ejemplo la síntesis y el análisis son colocados como formas derivadas de la
apercepción, pero si revisamos la posición kantiana, comprendemos que la
apercepción es principalmente síntesis y que es esta síntesis originaria de la
apercepción, la que permite que luego el pensamiento pueda analizar el objeto y
también relacionarlo con otros objetos, es como si Leahey (escribiendo sobre
Wundt) confundiera entre una apercepción originaria y nuestra capacidad
pensante de asociar representaciones o de des-asociarlas4 . 
 
Finalmente Leahey concluye su revisión de la teoría wundtniana:
El énfasis que Wundt ponía en la apercepción muestra la naturaleza
voluntarista de su sistema. Si para este autor ni la mente ni el sí mismo
remitían a ninguna sustancia, ¿a qué atribuía Wundt nuestrosentido de sí
mismo y el sentimiento de que tenemos mente? Precisamente es este
sentimiento el que proporciona la respuesta. La apercepción es un acto
voluntario de la voluntad por el cual controlamos y damos unidad sintética a
nuestra mente. (Leahey. Págs. 237-8) 
 
La apercepción es voluntaria, posición opuesta a la de Kant; la apercepción es lo
que hacemos para controlar y producir la unidad sintética a nuestra mente, es
decir, que según Leahey, Wundt pensaba en una mente dividida, una mente
voluntariosa y consciente que decide unir la percepción para que otra parte de la
mente, la cual también es voluntariosa y conciente, pueda pensar. Es tal vez una de
las posiciones más contradictorias pero a la vez que utiliza más términos kantianos
dentro de lo que se argumenta sobre la teoría de Wundt, encontramos ya –si le
creemos a Leahey- una distorsión profunda por parte de este primer psicólogo
experimental del concepto kantiano de apercepción, el cual queda reducido a una
capacidad mental.
 
Leahey nos ilustra sobre el destino de la apercepción en la psicología, y
especialmente la norteamericana que es la que nos interesa en este ensayo5 . Un
alumno de Wundt -Titchener- llevó las investigaciones psicológicas de Europa a
los Estados Unidos, pero omitió totalmente el estudio de la apercepción, redujo el
estudio de la atención wundtniano a sólo la investigación experimental sobre las
sensaciones.
 
LOS TEST APERCEPTIVOS 
Inicialmente ubicamos el término apercepción dentro del uso que le han dado los
psicólogos y encontramos que dentro de las referencias históricas se considera a
Wundt como uno de los pocos que la utilizaron dentro de su reflexión teórica,
hallamos además que según las referencias obtenidas el uso que le dio Wundt a las
apercepción, aunque parece inspirado en Kant, resulta opuesto y diverso. El tema
de la apercepción aparece de nuevo con fuerza en lo referente a su uso en los
llamados test proyectivos. Uno de los más famosos test proyectivos es el
denominado T A T6 (Test de Apercepción Temática), el cual fue desarrollado en
1935 por H. A. Murray y Christina D. Morgan en la Clínica Psicológica de Harvard.
Es el propósito de este ensayo el analizar la forma como éstos autores comprenden
la apercepción y compararla con la prominente posición kantiana, analizar si existe
alguna relación o no y finalmente extraer conclusiones del uso conceptual del
término, con el fin de determinar la rigurosidad conceptual de dicho uso.
 
Para esta reflexión se abordan dos testo principalmente el de Murray7 y el muy
conocido y utilizado texto de Bellak y Abrams8 . LO que inicialmente se puede
esperar del texto de Murray es que nos introduzca conceptualmente al problema
de la apercepción como concepto clave para la comprensión de la prueba, ya que la
marca distintiva de dicho test digamos frente al test de las manchas de tinta o más
conocido Test de Rorschach es que el TAT es aperceptivo mientras que el segundo
no.
 
Alguien podría hacer la referencia que en el caso del texto citado es solo un manual
para la aplicación y que allí no está el texto original, ello sería cierto, pero
suponemos que para que alguien pueda aplicar un test es condición ineludible el
conocimiento de los conceptos que fundamentan dicho test y ello no puede ser
librado al conocimiento que se supone que deba tener el psicólogo, es decir, para
una correcta aplicación del test, el psicólogo debe comprender plenamente lo que
es la apercepción o si no, se correría el riesgo de que la interpretación sea errónea.
 
Buscamos entonces en el corpus del texto la referencia ineludible a la apercepción
como fundamento del test y nos encontramos con una sorpresa, en ningún
momento el texto aborda de ninguna manera la conceptualización del término
apercepción. Ello nos indica que para aplicar el TAT no es necesario saber que es la
apercepción, no importa el marco de referencia que se tenga sobre dicho término,
él no es necesario para su aplicación e interpretación. La interpretación de dicho
test apuntaría más hacia el estudio del supuesto mecanismo psíquico de la
proyección que hacia alguna forma de comprensión de la apercepción. 
 
Pero aún conservamos la esperanza de realizar nuestro cometido ya que el texto de
Bellak no es un manual de aplicación, sino que es un texto que pretende presentar
e introducir al estudio de no sólo el TAT, sino también de otras pruebas hijas de la
anterior, como lo son el CAT y el SAT. Bellak no sólo es más conocido que el
propio Murray frente a los test aperceptivos, sino que además fue su colega en
vida, lo cual hace que tenga un conocimiento de primera mano, estamos entonces
ante toda una autoridad mundial del uso y conceptualización del TAT, CAT y
SAT. Nuevamente el concepto de apercepción brilla por su ausencia, ni en la parte
teórica, ni en el índice, en ninguna parte esta el término, es toda una sorpresa, ya
que sinceramente se esperaba poder hacer una relación entre la concepción
psicológica y la kantiana frente a la apercepción, pero este tipo de psicología
decepciona por su notorio vacío conceptual, al parecer la apercepción del test es
sólo una relación de sonoridad publicitaria y nada más. Ahora surge una
conclusión de este recorrido, que no es inoficioso, que no es inútil el análisis del
uso conceptual de la psicología por parte de la rigurosidad de la filosofía, repito:
no es inútil.
 
BIBLIOGRAFÍA
Bellak, L. y Abrams, D. TAT, CAT y SAT uso clínico. Ed. Manual Moderno.
México. 1997 
Hothersall, David. Historia de la Psicología. Ed. McGraw Hill. México. 1997
Kant, Inmanuel. Deducción trascendental de los conceptos puros del
entendimiento (Segunda edición, B 129 – B 169). Traducción de Gonzalo Serrano.
En: Ideas y valores nº 123 diciembre de 2003 Bogotá. 
Leahey, Thomas. Historia de la Psicología. Ed. Prentice Hall. Madrid. 1998 
Murray, Henry. Test de Apercepción Temática (TAT) Manual para la aplicación.
Ed. Paidós. Buenos Aires. 1975. 
Wolman, Benjamín. Teorías y sistemas contemporáneos en Psicología. Ed.
Martínez Roca. Barcelona. 1968 
http://culturitalia.uibk.ac.at/hispanoteca/lexikon%20der
%20linguistik/ao/APPERZE 

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