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5. CAPACITACION Y SUPERVISION.
Una vez definido el programa de acciones, hay que capacitar tanto a los trabajadores de
salud como a las poblaciones, lideres y usuarios, para que de manera integrada lo lleven a
cabo.
Además, del conocimiento específico del contenido del programa, es fundamental tener
en cuenta los aspectos actitudinales de los profesionales y de la población, asi como el
nivel de habilidades específicas del personal.
Se debe contar con materiales de apoyo orientadores de las acciones de capacitación. La
experiencia demuestra que si la capacitación inicial no es seguida por una supervisión
sistemática, los programas tienden a deteriorarse con el tiempo. Por el contrario, la
capacitación continua en los servicios mantiene el nivel alcanzado, facilita la actualización
de los conocimientos y refuerza la motivación.
2. SUPERVISION.
El proceso de supervisión incluye:
Establecimiento de una estrategia de selección de personal.
Capacitación inicial del personal y provisión de Oportunidades para el desarrollo
de sus potencialidades profesionales.
Evaluación periódica del rendimiento del personal.
Para que el liderazgo del TSM logre efectividad, ciertos aspectos requieren un cuidado
especial, tales como la forma de impartir órdenes, de introducir cambios y de dirigir
reuniones.
Las órdenes deben ir acompañadas por las razones que las sustentan; ser y transmitidas
de manera entendibles y racional; señalar especificamente cual es la acción que implica su
cumplimiento e indicar cuáles son las fechas limites en que se espera obtener algún
resultado concreto.
La preparaciónpara el cambiodebe ir acompañada de un esfuerzo, sistemático que lleve a
la reducción de la resistencia. Esto se consigue generalmente con la comunicación y
discusión del TSM con sus colaboradores.
El propósito de cada reunión debe quedar totalmente claro para los participantes. Al
conducirla se debe prestar atención a los comentarios que se ofrecen, concluyendo la
reunión con la toma de decisiones para evitar en los participantes el sentimiento de
inefectividad.
La supervisión debe ser ejercida de manera respectuosa y alentadora para mantener la
moral en la organización.
Es decir, el espiritu de colaboración y confianza necesarios para que el trabajo avance.
También debe tomarse en cuenta las actitudes y sentimientos que genera una tarea, los
cuales a veces apoyan y a veces menoscaban la efectividad del individuo en el
cumplimiento de su rol.
5. MANEJO FISCAL.
El TSM responsable de un programa debe estar adecuadamente informado sobre el origen
de los fondos, como se manejan y que flexibilidad existe para su empleo dentro de los
distintos rubros del programa.
Esta información n sólo permitirá al TSM adoptar medidas extraordinarias para satisfacer
necesidades presupuestarias no previstas, sino que favorecerá su participación activa en la
discusión y elaboración del presupuesto.
Al establecer límites para la acción a través de los fondos disponibles, el presupuesto
circunscribe claramente el logro de las metas y el desarrollo de los programas.
Es necesario contar con datos concretos sobre costos, tanto de utilización de servicios
como de algunas intervenciones.
También es importante distinguir entre costos directos e indirectos, asi como entre costos
fijos y variables:
Los costos directos se refieren a los gastos necesarios para que funcione un
programa.
Los costos indirectos se relacionan con los gastos administrativos que
normalmente no se alterarían demasiado, aún cuando los costos directos crecieran
si se expande el programa.
Los costos fijos se relacionan con aquellos gastos que son necesarios ya que en la
clínica se atienda a uno o muchos pacientes.
Los costos variables se refieren a los gastos que dependen del volumen de
pacientes y del personal.
7. TAREAS DE EVALUACION.
El encargado de un programa tiene la responsabilidad de adecuar el uso de los recursos
existentes a las necesidades y posibilidades dictadas por el entorno. De ahí la importancia
de plantear programas efectivos evaluables en la práctica cualquiera sea el tipo de
intervención terapeútica.
En un programa la actividad clínico-administrativa se puede evaluar en cuatro niveles:
Manejo de los recursos: se estudia la distribución del personal y del presupuesto y
la efectividad de la distribución de la autoridad.
Patrones de utilización de los servicios: se ponderá las medidas adoptadas para
responder al tipo de demanda y para asegurar intervenciones adecuadas.
Exito relativo de los programas: se tiene en cuenta datos acerca de los cambios
clínicos observados y el grado de satisfacción de los pacientes.
Impacto del programa sobre comunidad: se evalúan las relaciones del programa
con la comunidad y el grado de colaboración e integración alcanzado con otras
instituciones.